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nosotros sólo, ma ndándolos a los demás a paseo . ¿Co nsi- - ¿Y qué ha y respecto de los demás cuidados del cuero
deramos Que la muerte es algo? pe? ¿Te parece que tal persona los considera importantes?
- y mu cho -dijo Simmia s co ntestando. Por ejemplo, la adqui sición de mantos y calzados elegan -
-¿Acaso es otra cosa Que la separación de l alma del tes, y los demás embellecimiento s del cuerpo, ¿te parece
cuer po 22? ¿Y el estar muerto es esto : que el cuerpo esté que los tiene en estima, o que los desprecia, en la medida
solo en si mismo , separado del al ma , y el alma se quede en Que no tiene una gran necesidad de ocuparse de ellos? ~
sola en sí misma sepa rada de cue rpo? ¿Acaso la muerte - A mí me parece que los desprecia - dijo-, po r lo
no es otra cosa sino esto? menos el que es de verdad filóso fo.
- No, sino eso - dijo . - Por lo ta nto, ¿no te parece que , po r entero - ·dijo-,
- Examina aho ra, amigo, si co mpa rtes mi opinión en la oc upación de ta l indi viduo no se centra en el cuer po ,
d lo siguien te. Pues co n eso creo que sabremos más de la sino que, en cua nto puede. está apa rtado de éste, y, en
cuestión qu e estudia mos . ¿Te pa rece a ti q ue es pro pio cambio, está vuelto hacia el al ma?
de un filósofo andar dedicado a los que llaman placeres, -A mí si.
tale s como los propios de comidas y de bebida s? -¿Es que no está claro , desde un principio , que el filó-
-En absolu to, Sócrates - dijo Simmia s. sofo libera su alma al má ximo de la vinculación con el 6s.r
- ¿Qué de los placeres de l sexo? cuerpo , muy a diferencia de los demás hombres?
- En ningún modo . - Está claro.
- Y, por ciert o, que les parece, Simmias, a los demás
:u Esta apollagt" apc' IO(¡ sdmafos (aparta mient o del cuerpo) será pront o
hom br es q ue qu ien no halla placer en tales cos as ni partici-
considerada co mo una «ubcración» y u na "purificació n» de 6 1e y sus
imped imentos (67a -d). Tras la escisión de cuerpo y alma, supo ne ya P la- pa de ellas no tiene un vivir digno, sino qu e se empe ña
tón q ue ésta subsiste «ella en sí misma ». P ero , como ha n notad o muchos en algo pr óximo al estar muerto el que nada se cuida de
co me nta ristas, no se nos da en tod o el diál ogo u na definición de 10 que los placeres qu e están u nidos al cuerpo .
se en tiende por psycht, un concepto basta nte com plejo. El a lma es lo - Muy verdad es lo qu e dices, desde luego .
rad o nal y lo espiritual en el ho mbre, su a ut émíco yo, treme a l cuerpo,
- ¿Y qué hay respecto de la adquisición misma de la
inst rumento y recep tc nc de lo sensible. Pero el a rma es ta mbién el princi-
pio de la vida , una noción que viene d esde muy at rás, y qu e perma nece sabiduría? ¿Es el cuerpo un impedimento o no , si uno lo
latente o expresa en la discusión. (Sob re la eti mo logía d e psycht, d . Cra· toma en la investigación como compañero? Q uiero decir, b
liJo 399d-400b.) Los apeti tos y d eseos parecen a quí queda r asigna dos a l por ejemplo, lo siguiente : zacaso garantizan alguna verdad
cuerpo, y hay en lodo el d iá logo un fervo r ascético singular . Se da por la vista y el oído a tos humanos , o sucede lo que incluso 2l
firme la unidad del a lma - sin la s di ~u isiciont'S sob re S115 pa rtes q ue
encontra mos en R~p. 435a-44 1 y Fedro 246a·b, 25k-e-, que a P la tó n n Est e «incluso» ind ica la poca estima de Sécrates-P ja tó n hacia los
le int eresa subra yar. So bre C$3 amplitud del concepto de psyc~ en Pla- JXXI-llS co mo indagadore s de la verda d. En este caso se tra ta de a lgo
Ió n. ver E . R. I)()DD~, Los griegos y Jo irrt1<'io1ta': -trad. esp. M . Ak At:JO, tan ob vio que " bas la» ellos lo ad vierten y repuen. Olimpiodoro pensa ba
Mad rid , 1960, cap. VII, y T . M. ROIlINSON, Pfal o's Psychology, 'roren- q ue aq uí a ludía a Parménides y Em péd ocles; Burne t piensa en una rete-
ro. 1970 , cap. 11 . rencla a EPICARMO (fr. 249); Hackforth cree qu e se trata d e una alusión,
más directa, a a lgún texto que no con ocerno s.
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los poetas nos repiten de continuo, qu e no olmos nada -¿Es que ya has visto alguna de tales cosas con tus
pr eciso ni lo vemos? Aunque, si estos sentidos del cuerpo ojos nunca? ".
no son exactos ni claros, mal lo serán los otros. Pues to- - De ninguna manera - dijo él.
dos son inferiores a ésos. ¿O no te lo parecen a ti? -¿Pe ro acaso los ha s percibido con algún otro de los
-c-Dcsde luego -dijo. sentidos del cuerpo? Me refiero a todo eso, como el tama-
- ¿Cuándo , enton ces -cdí¡o él- , el alma ap rehende la ño , la salud , la fuerza, y, en una palabr a, a la realida d 26
verdad? Porq ue cuando intenta examinar a lgo en compa- de todas las cosas, de lo que cada una es. ¿Acaso se con-
ñía del cuerpo, está claro que ento nces es engañada por él. templa po r medio de l cuerpo lo más verdadero de éstas, 1

C' / - Dices verdad. o sucede del mod o siguiente: q ue el que d e nosot ros se
- ¿No es, pues, al reflexionar. más que en ningún otro prepa ra a pensar mejor y más exactam ente cada cosa en
momento , cuando se le hace evidente algo de 10 real lA? sí de las qu e examina, éste llegaría lo más cerca posible
- Si. del conocer cada una?
- y reflexiona, sin duda, de manera ó ptima , cuando - AsI es, en efecto .
no la perturba ninguna de esas cosa s, ni el oído ni la vista , - Entonces, ¿lo ha rá del modo más puro quien en rigo r
ni dolor ni placer algun o , sino qu e ella se encuentra al máximo vaya con su pensamiento solo hacia cada cosa ,
máximo en sí misma , mandando de paseo al cuerpo , y, sin servirse de ninguna visión al reflexionar, ni arrastrando
sin comunicarse ni ad herirse a él, tiende hacia lo existente. ninguna otra percepción de los sentidos en su razonamiento,
- Así es. sino que, usando só lo de la inteligencia pura por si misma , 66a
- Por lo ta nto , ¿t amb ién ahí el alma del filósofo des- intente atrapa r cada objeto rea l puro , prescind iendo todo
d prec ia al máximo el cuerpo y escapa de éste, y busca estar lo posib le de los ojos, los oidos y, en una pa labra , del
a so las en sí ella misma? cuerpo entero , po rque le con funde y no le deja al alma
- Es evidente .
- ¿Qué hay ah ora respecto de lo siguiente, Simmias?
2 l Aquí comienzan las referencias a la «teo ría de las ideas» que Pla-
¿Afirmamos que existe algo ju sto en si o nad a?
tón desarrolla en este diálo go co n más amplitud que en los ant erior es.
- Lo afi rmamos, desde luego , [por Ze us! Es inte resante señala r q ue estas «Ideas», que no pueden verse con los
-¿ Y, a su vez, algo bello y bueno? ojos del cuerpo, se designan mediant e tér minos q ue proceden de la raíz
-¿Cómo no? de ""eu (F)i d-; ta nto eidas como idh proceden de ella. Tienen un signi·
ficado muy similar y es di ficil encont ra r malices distintos er nre uno y
otro. También morph1"(..fo rma.. y «figuru ) a parece en Plat ón par a in-
2. ti 1611 ÓIltlfll .. algo de las cosas existente s.. o ..algo de lo ('!lte... dicar una ..idea» o un ..tipo ideal» , aunq ue es menos pr opia pa ra ello.
Un poco desp ués vuelve a emplearse, eJI singular, ese m ismo pa rticipio l e !. la amplia nora de D. GALlOr eJI su come ntar io, Piolo. Phal'do, Ox-
sUMan tivo del verb o «se r» , y he trad ucido ortgitui IOU timos po r " tiende Iord , 197', págs . 93-97.)
had a lo existente» , es decir, .. hacia lo q ue es» (o bien «as pira a alcanzar 26 «Realida d" cor respo nde a ousia, q ue no es a propiado traducir por
la realidad », como trad uce L. Gil). «esencia». Bien 10 advierte EGGERS L AI'I, Platán..., en sus notas ud {oc.
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ad quir ir la verdad y el saber cuando se le asocia? ¿No es co n el alma po r sí misma . Y entonces. según parece, ob- e
ése. Sirnmias, más Que ningún otro , el que alcanza rá lo real? tendremos lo que deseamos y de lo que decimos que somos
- ¡Cuán extraordinariamente cierto -d ijo Simmias- amantes, la sabiduría 27 , una vez qu e ha yam os mue rto , se-
es lo que dices. Sócrates! gún indica nuestro razonamiento , pero no mientr as vivi-
b - Por consiguiente es forzoso - dijo- que de todo eso mos. Pues si no es posible por med io del cuerpo co nocer
se les produ zca a los auténticamente filósofos una opinión nada limpiamente, una de dos: o no es posible adquirir
tal, que se digan entre sí unas palab ras de este estilo. poco nunca el sabe r. o sólo muertos. Porque entonces el alma 67a
más O menos: «Puede ser que alguna senda nos conduzca esta rá co nsigo misma sepa rada del cuerpo, pero antes no .
hasta el fin, junto con el razonamiento, en nuestra Investí- y mientras vivimos. como ahor a , según parece, estaremos
gacíón , en cuant o a que, en tanto tengamos el cuerpo y más cerca del sabe r en la medida en que no tratemos ni
nuestr a alma esté contaminada por la ruindad de éste, ja - nos asociemos con el cuerpo , a 110 ser en la estricta necesi-
má s conseguiremos suficientemente aquello qu e deseamo s. dad. y no nos contam inemo s de la natur aleza suya, sino
Afirmamos desear lo qu e es verdad. Pues el cuerpo nos q ue nos purifiquemos de él. hasta que la divinidad misma
procura mil preocupaciones por la alimentación necesaria; y, nos libere. Y así. cuando nos desprendamos de la insensa -
e ad emás. si nos afligen alguna s en ferm edad es. nos impide tez del cuerpo , según 10 probable estaremos en comp añ ia
la ca za de la verda d . Nos colma de amores y deseos, de de lo semejante y conoceremos p or nosotros mismos todo b
miedos y de fantasmas de todo tipo, y de una enorme tri- lo puro . qu e eso es seguramente lo verda dero. P ues al qu e
vialidad. de mod o que ¡cuán verdadero es el dicho de que no esté puro me temo qu e no le es lícito captar lo puro .»
en realidad con él no nos es posible meditar nu nca nad a! Creo que algo semejante . Simmi as, es necesario que se
P orqu e, en efecto, guerras. revueltas y batallas ningún ot ro digan u nos a otros y q ue mantengan tal creencia los que
las origina sino el cuer po y los deseos de este . Pues a rectam ente a man el saber. ¿No te lo parece así'?
cau sa de la adq uisición de riquezas se or iginan to das la - Del todo. Sócrates.
guerras, y nos vemos for zados a ad qu irirlas por el cuer po, - Por lo tanto -dijo S6cra tes- , si eso es verd ad,
d siendo esclavos de sus cuidados. Por eso no tenemos tiem- compañero, hay una gran esperanza, para q uien llega
po libre para la filosofía . con todas esas cosas suyas. P ero ad onde yo me encam ino . de que allí de manera suficiente,
el colmo de todo es que , si nos qued a algún tiempo libre má s qu e en ningún otro lugar ad quirirá eso que nos ha
de sus cuidados y nos dedicam os a observar algo. inmiscu- procurado la mayor preocupación en la vida pasad a.
yén dose de nuevo en nuestras investigacion es nos cau sa al- Asi qu e el viaje que ahora me ha n ordenado hacer se pr e- {'
boroto y co nfusión . y nos perturba de tal mo do qu e po r senta co n una buena esperan za , como par a cualquier ot ro
él no somo s capaces de conte mpla r la verdad.
»Co nque, en realidad. tenemos demost rado qu e, si al-
guna vez vamos a saber algo limpiamente, hay que sepa- l 7 «Amantes de la sabid urta .. es, en el texto. erastQ/ p hron!seOs, con

rarse de él y hay que observar los objetos rea les en sí una evident e alusió n a los filósofo s (ph /7o i-sop hfus).
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hombre qu e considere que tiene preparada su inteligencia, por completo con el cuerpo. y desea n tener a su alma sola
como pur ificada . en sí misma , cua ndo eso se les presenta , i nO seria una
- Muy bien - dijo Simmias . enorme incoh erencia que no marcha ran gozosos hacia allí 68a
- ¿Pero es que no viene a ser una purificación eso , adonde tiene n esperanza de alcanzar lo qu e durante su vi-
10 que desde antiguo se dice en la sentencia «el separar da desearon amantemente - pues ama ban el sa ber- y de
al máximo el alma del cuerpo» 23 y el acostumbrarse ella verse apartado s d e aquello co n lo que co nvivían y estab an
a recoge rse y concentrarse en si misma fuera del cuerpo, enemistados? Cierto que . al morir sus seres amado s, o sus
y a ha bitar en lo posible. tam o en el tiempo pr esente como esposas. o sus hijos. muchos por propia decisió n quisieron
d en el futuro , sola en sí misma. liberada del cue rpo como marchar al Hades, guiados por la es peranza de ver y con-
de una s cadenas? vivir allá con los que año raba n. ¿Y, en cambio, cualquiera
- Desde luego. que ame de verdad la sab iduría y q ue haya albergado esa
-¿ Por tanto , eso es lo que se llama mue rte , la separa- esperanza de que no va a conseguirla de una manera
ción y liberació n del alma del cuerpo ? válida en ningun a ot ra parte de no ser en el Had es. va b
-Completamente -c-d ijo él. a irritarse de mor ir y no se irá alli gozoso? Pr eciso es creer·
- Y en liberarla . como decimos, se esf uerzan continua- lo , al menos si de verdad . amigo mío , es Iilósofo . Pues
mente y ante tod o los filóso fos de verdad , y ese empeño él te ndrá en firme esa opinión: q ue en ningún otro lugar
es característico de los filósofos, la liberación y la sepa ra- conseguirá de mod o puro la sa bidur ía sino alli. Si eso es
ción del 'alma del cuerpo. ¿O no? así, lo qu e justamente decía hace un momento, ¿no sería
- Parece qu e sí. una enorme incoherencia que tal individuo temiera la muer-
- Por lo tanto, lo que decíamos en un comienzo : sería te?
~ ridículo un ho mbre que se dispusiera a sí mismo du rante - En efecto. enorme, ¡por Zeu s! - dijo él.
su .vida a estar lo más cerca posi ble del estar mue rto y - Po r lo tanto. eso será un testimonio suficiente para
a vivir de tal suerte, y que luego , al llegarle la muerte, t i -c-dijo-c-, de qu e u n ho mbre a q uien veas irri tarse por
se irritara de ello. ir a morir, ése no es un filósofo, sino algún amigo del
- Ridículo. ¿Cómo n07 cuerpo . y ese mismo será segur amente amigo ta mbié n de e
- En realidad, por tanto - dijo-, los que de verdad las riquezas y de los honores 29, sea de un a de esas cosas
filoso fan, Sím mias, se ejercitan en morir, y el esta r muer- o de ambas.
tos es pa ra estos individuos mínimamente temible. Obs ér- - Desde luego -dijo-o es asi co mo tú d ices.
valo a partir de lo siguiente. Si están, pues, enemista dos -¿Acaso, Simmias -dijo--, no se ap lica muy espe-
cialmente la llamad a valentía a los que pre sentan esa dis-
l8 Según a lgu nos comen taristas - Bur net, Bluck , Lori au x-e-, hay aquí
(en pd/ai.•. e n ' oi ló/C(J¡) u na rererencía a una sentencia órfica . Segú n posición de ánimo?
otr os -J . V. Luce, HacH o rth, verdemu s, Gallcp -c-, Sócrates se refiere
a lo ya dicho an tes: «en el diálogo de ha ce un ralo: separar. .. ». - l' En su juego de palabra s, opone ph íl ásopños a philoslSm atos (pala -
bra que Platón inventa ), y phi/ochrfmalo s a phi/á tim os.
, r

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- Por completo, en efecto -c-diio. -¿Qué pa sa con los moderado s de ésos? ¿No les suce-
- Por co nsiguiente también la templanza . e inclu so eso de lo mismo : que so n mod erados por una cierta intempe-
que la gente llama templan za lO , el no deja rse excita r por rancia? y a unque decimos que eso es imposible, sin em-
los deseos. sino domina rlos moderada y ordenadamente. bargo les ocurre una experiencia semejante en lo que
¿acaso no les co nviene a estos solos. a q uienes en gra do respect a a su boba mod eración. Porque po r temor de verse
ext remo se despreocupan del cuerpo y viven de dicados a privad os de ot ros placeres y po r más que los desean, re-
la filosofia? nu ncian a unos dominados por ot ros . Aunque, si, llam an
d -cForzosamente - dijo. intemperancia al ser dominad o po r los placeres, no obs-
- Porque si qu ieres -dijo él- conside rar la valentía ta nte les sucede q ue, al ser dominados por placeres, ellos 'AJ
y templan za de los otros, le va a pa recer que es absurda J I. dominan otros placeres. Y eso es semejante a Jo que se
- ¿Cómo dices. Sócrates? decía hace un instante: q ue en cierto modo, ellos se han
- ¿Sabes -dijo él- qu e tod os los otros cons ideran la hecho moderados por su intemperancia .
muerte uno de los grandes males? - Pues así pa rece.
- y mucho e-dijo . - Biena venturado Simmias , quizá no sea ése el cam bio
-¿Así que por miedo de mayo res males los valient es co rrecto en cuanto a la virtud. Que se truequen placeres
de entre ésos afro ntan la muerte, cuando la afrontan? po r placeres y pesa res por pesares y miedo po r miedo. ma-
-Así es. yores por menores, com o monedas, sino que sea sólo una
- Por 10 ta nto, por tener miedo y por temor son va- la mon ed a válida, contra la cual se debe cambiar todo
lientes lodos a excepci ón de los filó sofos. Y, sin embargo , eso , la sa biduría 12 . Y, qui zá , comprá ndose y vend iéndose b
es absurdo Que alguien sea valiente por temor y po r tod as las cosa s por ella y con ella . exista n de verdad la
co ba rdía . valentía, la mod eración , la justicia , Y. en co njunto, la ver-
• -c-Desde luego qu e sí. dadera virt ud. en compa ñía del saber, ta nto si se añaden
como si se restan placeres, temores y las demás cosas de
... T rad ucir $iJphrosyne po r «te mplanza», co mo es lo habi tu al. no de- tal clase. Y si se a parta n del sa ber y se truecan unas por
ja de ser un tan to empobrecedor. El t érmino griego, que po d ria verterse
tam bién por « moderación», «cord ura», «se nsatez», o «sa bld uria moral»,
respo nde a un co ncepto esencial y básico en la ética griega , mucho más
q ue «te mplanza » en la nuestr a . n Conviene rememo rar aquí el fr. 90 de HERÁc u To : «T odas las cosas
II Del valor y la templa nza tr at an dos diálogos socrá t icos, el Laques se truecan po r el fuego y el fuego co n tod as las cosas, tal como las raer-
y el Cdrmidrs, a poréticos a mbos. Las cua tro virtu des fu ndamentales o caden as por el oro y el oro por las mercadectase.c- He traducido arel'
cardinales está n analiza das en la Rep ública 421e-444e. Aq uí a Sócrates flor «virtud» , a sa biendas de q ue el término griego indica un mat iz corn-
le interesa resalta r que las verdaderas virtudes sólo la. prac tica conscíen - petltivo de excelencia o superioridad, q ue no se da ya en «virtud...-
temcnte el sabio, mient ras qu e los demás se atie nen a meras aparien cias Trad uzco phrÓ"'5'i.Y por «sabidur ía» . (Ya ha salido antes con ese val(lf;
de ta les virtud es. Una tes¡s q ue desarr olla rán , has ta ext remos paradój i- ~S ¡, en Me, 68a y 68b .) Se trata de una sabid urfa mo ral y pr áctica, no
cos, los estoicos . 1610 teó rica y técnica, como la sop hia.
93. _ 4
II

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ot ras, temo que la virt ud resulta nte no sea sino un juego de fensa ame vosotros que a nte los j ueces ate nienses, esta-
de so mbras, y servil en realidad , y q ue no ten ga nada sano ría satisfecho .
t ni verdadero . Acaso lo verdadero, en realidad. sea una cierta Desp ués q ue Sócrates hubo dicho esto. tom ó la palab ra
purificación de todos esos sentimientos. y también la mo- Cebes y dijo :
deración y la justicia y la valentía, y que la misma sabidu- -c-Sóc rates, en lo demás a mí me parece que dices bien,
ría sea un rito purificador. pero lo q ue dices acerca del alma les produce a la gente 70<1
y puede ser que quienes nos instituyero n los cultos mis- much a desconfian za en qu e, una vez qu e qu eda separada
t éricos no sean individuos de poco mérito , sino que de ver- del cuerpo, ya no exista en ningún lugar, sino que en aq uel
dad de manera cifrada se indique desde antaño que quien mismo día en que el ho mbre muere se destru ya y se disuel-
llega impuro y no iniciad o al Hades yacerá en el fango , va, apenas se separe del cue rpo . y saliendo de él como
pero que el qu e llega allí pu rificado e iniciado hab itará aire exhalado o humo se vaya disgregando , voladora, y
en compa ñia de los dioses. Aho ra bien , como dicen los que ya no exista en ninguna parte. Por que, si en efecto
de las iniciaciones, «muchos son los portadores de tirso , existiera ella en sí misma , concent rada en algún lugar y
d pero pocos lo s bacan tes» n. Y ésto s son, en mi opinión, apa rta da de esos males que hace un momento tú relatabas,
110 otros sino los que han filosofado rectamente . De todo habría una inrnesa y bella esperanza, Sócrates, de que sea tJ
eso no hay nada que yo. en lo posible, haya descuid ado verdad lo que tú dices. P ero eso, tal vez, requiere de no
en mi vida, sino qu e por cualquier medio me esfo rcé en pequeña persuasió n y fe. lo de que el alma existe . mu erto
llegar a ser uno de ellos. Si me es forcé rectam ente y he el ser huma no , y qu e conserva alguna ca pacidad y
co nseguido algo. al llegar alll lo sa bremos claram ente, si entendimiento 3'.
dios quiere. dentro de un poco según me parece. Esto cs. - Dices verdad Ce bes - dijo Sócrates- o Pero ¿qué va-
pues, Símmías y Cebes, lo que yo digo en mi defensa. de lilas a hacer? ¿D es q ue qu ieres q ue charlemos J6 de esos
có mo. al abando naros a vosotros y a los amos. de aq uí. mismo s lema s de si es verosímil q ue sea así. o de si no?
t no lo llevo a mal ni me irrito, reflexionando en que tam- -Yo, desde luego -dijo Cebes - , escucharía muy a
bién allf vaya encontrar no menos que aquí bueno s am os gusto la opin ión que tie nes acerca de estas cosas.
y compañeros. (A la gent e le produce incredulidad el te- - Al menos ahora creo -dijo Sóc rates- que nadie que
ma .1 M • Así que , si en algo soy más convincente en mi 110 5 o i g~ ni aunq ue sea autor de comedias 31, dirá qu e €

u Ce bes expresa aquf la o pinión po pular acerca del al ma , tomo soplo


JI Sentenci a ór fica. Ya Burn et, comen ta ndo el te¡¡IO, con su alusión d~ vida o há lito . Que se exhala con el llllimo suspiro del que muere,
a los orpheolefesfa(. los iniciador es en lo s misterios órficos, bien ccnoci- corno d ice ya Home ro en la Jf{ada repet idam ente . A Sócr ates le toca
oos en Atena s, remitía al pasaje semejante de Rep. 11 J64e ss. La h ase demo strar do s pu ntos: pri mero . que el alma pers iste y q ue puede ha cerlo
bllJlica semeja nte es la Que enco ntra mos en S. MATEO, 22, 11 · 14: " Mu- para siempre, y, segundo, que co nserva facultades pro pias.
cho s son los lla mados, mas pocos ios escogidos,» .6 O bien , «q ue contemos cuentos», djamy Ow/og6men . Pero el ver bo
.\01 Fra se co nsiderad a esp uria por Bum et y casi todos los comen tari s- tiene ya el sentido débi l de «con versan' en Apol. 3ge.
tas. Es superflua y repite otra un poco pos terio r. l7 P robab le a lusió n a las Nubes de Arist ófanes. P ero esas críticas a

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