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Las consecuencias del intento de golpe fueron importantes: las masas se rearmaron, los
bolcheviques pudieron salir de su semiclandestinidad y en julio, los presos políticos, incluido
Trotski, fueron puestos en libertad por los marineros de Kronstadt. Para sofocar el golpe, Kérenski
solicitó la ayuda de todos los partidos revolucionarios, aceptando la liberación y el rearme de los
bolcheviques. Perdió el apoyo de la derecha, que no le perdonaba el haber sofocado el intento de
golpe, pero sin obtener al tiempo el de la izquierda, que lo consideraba demasiado indulgente en
cuanto a las represalias hacia los cómplices de Kornílov, y mucho menos el apoyo de la extrema
izquierda bolchevique, en la que Lenin, desde su escondite, dio la orden de no apoyar a Kérenski y
de limitarse a luchar contra Kornílov.
Así, los bolcheviques, a los que todavía se los calificaba en junio como «insignificante puñado de
demagogos»33 controlaban la mayor parte del país. Desde junio de 1917, en una sesión del 1.er
Congreso Panruso de los Sóviets, Lenin ya había anunciado abiertamente —durante una célebre
discusión con el menchevique Irakli Tsereteli— que los bolcheviques estaban dispuestos a tomar el
poder, pero que por el momento sus palabras no habían sido tomadas en serio.34
Octubre de 1917
En octubre de 1917, Lenin y Trotski consideraron que había llegado el momento de terminar con la
situación de doble poder. La coyuntura les era oportuna por el gran descrédito y el aislamiento del
Gobierno provisional, ya reducido a la impotencia, así como por la impaciencia de los propios
bolcheviques.
La insurrección
Los debates en el seno del Comité central del Partido bolchevique con el objetivo de que este
organizara una insurrección armada y tomara el poder eran cada vez más intensos. Algunos en
torno a Kámenev y Zinóviev consideraban que todavía había que esperar, porque el partido ya
estaba asentado en la mayoría de los sóviets, y se encontraría, según su opinión, aislado en Rusia y
en Europa si tomaba el poder de manera individual y no dentro de una coalición de partidos
revolucionarios. Lenin y Trotski consiguieron superar estas reticencias internas y el Comité aprobó
y pasó a organizar la insurrección que Lenin fijó para la víspera del 2.º Congreso de los Sóviets, que
debía reunirse el 25 de octubre.
Se creó un Comité Militar Revolucionario en el seno del Sóviet de Petrogrado, siendo dirigido por
Trotski, presidente del mismo. Se componía de obreros armados, soldados y marineros. Aseguraba
el apoyo o neutralidad de la guarnición militar de la ciudad y la preparación metódica de la toma de
los puntos estratégicos de la ciudad. La preparación del golpe se hizo prácticamente a la vista de
todo el mundo, ya que todos los planes que se ofrecieron a Kámenev y Zinóviev se podían
encontrar disponibles en los periódicos, y el propio Kérenski solamente esperaba que el
enfrentamiento final terminara con la situación.35
La insurrección se puso en marcha en la noche del 6 al 7 de
noviembre (24 y 25 de octubre según el calendario juliano). Los
sucesos se desarrollaron sin apenas derramamientos de sangre.
La Guardia Roja bolchevique tomó, sin resistencia, el control de
los puentes, de las estaciones, del banco central y de la central
postal y telefónica justo antes de lanzar un asalto final al
Palacio de Invierno. Las películas oficiales posteriores elevaron
estos sucesos al rango de heroicos, pero en realidad los
insurgentes solo tuvieron que hacer frente a una resistencia
débil. De hecho, entre las tropas acuarteladas en la ciudad,
solamente algunos batallones de cadetes (junkers) apoyaron al
Gobierno Provisional, mientras que la inmensa mayoría de los
regimientos se pronunciaron a favor del levantamiento o se
declararon neutrales. En total, hubo cinco muertos y varios
heridos.36 Durante el levantamiento, los tranvías continuaron
circulando, los teatros con sus representaciones y las tiendas
abrieron con normalidad. Uno de los acontecimientos más
importantes del siglo xx había tenido lugar sin que
Proclama del Comité Militar
prácticamente nadie lo tuviera en cuenta.37
Revolucionario de Petrogrado
anunciando la deposición del
Si un puñado de partisanos había podido tomar el control de la
Gobierno Provisional.
capital ante un Gobierno Provisional que ya nadie apoyaba, el
levantamiento debía en ese momento ser ratificado por las
masas. Al día siguiente, el 25 de octubre, Trotski anunció
oficialmente la disolución del Gobierno Provisional en la apertura del 2.º Congreso Panruso de los
Sóviets de Diputados de Obreros y Campesinos, con 562 delegados presentes, de los cuales, 382
eran bolcheviques y 70 del Partido Socialista Revolucionario de Izquierda).38
Sin embargo, algunos delegados creían que Lenin y los bolcheviques habían tomado el poder
ilegalmente, y alrededor de cincuenta abandonaron el congreso.39 Estos, socialistas
revolucionarios de derechas y mencheviques, crearon al día siguiente un «Comité de Salvación de
la Patria y de la Revolución».40 Este abandono del congreso se vio acompañado por una
resolución improvisada por parte de León Trotski: «El 2.º Congreso debe ver que la salida de los
mencheviques y de los socialrevolucionarios es un intento criminal y sin esperanza de romper la
representatividad de la asamblea cuando las masas intentan defender la revolución de los ataques
de la contrarrevolución».41 Al día siguiente, los sóviets ratificaron la creación de un Consejo de
Comisarios del Pueblo (Sovnarkom), constituido en su totalidad por bolcheviques, como base del
nuevo gobierno, a la espera de la celebración de una asamblea constituyente. Lenin se justificó al
día siguiente ante el representante de la guarnición de Petrogrado de la siguiente manera: «No es
nuestra responsabilidad si los socialistas revolucionarios y los mencheviques han abandonado el
congreso. Nosotros les habíamos propuesto compartir el poder [...] Hemos invitado a todo el
mundo a participar en el gobierno».42
El nuevo Gobierno
En las horas siguientes, varios decretos sentaron las bases del nuevo régimen. Cuando Lenin hizo
su primera aparición pública, fue ovacionado y declaró: «Vamos a proceder a la construcción del
orden socialista».
En primer lugar, Lenin anunció la abolición de la diplomacia secreta y la propuesta a todos los
países beligerantes en la Primera Guerra Mundial de entablar conversaciones «con miras a una paz
justa y democrática, inmediata, sin anexiones y sin indemnizaciones».