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Bernstein

"El revisionismo en la socialdemocracia"


Revisa la base del marxismo que funda la socialdemocracia alemana. las
ideas del reformismo en Programa de Erfurt (1891).
Contexto nuevo: participación de la clase obrera en el parlamento.
Conciencia de clases. Evolución del capitalismo. Complejizarían del estado.
Estado proteccionista (barreras arancelarias).
La clase obrera no debe conquistar el poder político
Propone mejoras para la clase obrera. Una mejora del capitalismo.
Más representación en el parlamento, protagonismo de los sindicatos,
derechos, salarios, cooperativas.
Habla de crisis espaciadas. La clase media se achica. La base obrera crece.
Basado en la evolución de Darwin: debe mejorar.

Lenin
Lenin empezó entonces a contemplar a los soviets como el núcleo focal de
la acción proletaria. En Rusia no existía un gobierno realmente
representativo, ni siquiera a nivel local. En cambio, los soviets, asambleas
de delegados de fábricas y de las organizaciones obreras, eran las únicas
instituciones democráticas espontáneas en el país. El método era muy
expeditivo votación a mano alzada en las asambleas públicas, con derecho
a remoción y elección indirecta a los órganos superiores método efectivo
para una población que en su mayoría era analfabeta.
Aspectos decisivos del análisis de Lenin los soviets eran la maquinaria, el
dispositivo político más idóneo para llevar a la práctica la dictadura (poder
basado no en leyes hechas por un poder estatal centralizado sino en la
iniciativa directa de las masas desde abajo) del proletariado sociedad
comunista = cuando ya no existan las clases (cuando ya no existan
diferencias entre los miembros de la sociedad con relación a los medios
sociales de producción) completa democracia.
Después de la revolución de 1917 gobierno provisional = gobierno de la
burguesía los bolcheviques ganaban cada vez más influencia en los soviets
pasaron a ser un partido proscrito, clandestino pero esto no ayudó al
gobierno provisional – la crisis económica y la inflación continuaban los
social-revolucionarios y los mencheviques se declararon abiertamente
partidos favorables a la guerra el comandante en jefe del ejército intentó
dar un golpe de Estado pero fue derrotado por los soldados y los obreros
movilizados por los bolcheviques a través de los soviets los bolcheviques
toman el poder sin mucha resistencia Lenin hizo un llamamiento en favor
de la paz inmediata, ocupación inmediata de tierras por los campesinos e
inmediata transferencia de todo el poder a los soviets = entrega del poder
político al proletariado.

Broue Cap 4
El partido ha cambiado sustancialmente, transformándose por el influjo de
la ola revolucionaria que ha llevado a sus filas a decenas de miles de
obreros y soldados, lanzando a millones de hombres a la acción política. La
que fue pequeña organización de revolucionarios profesionales, se ha
convertido en un gran partido revolucionario de masas.
Los primeros discípulos rusos de Marx consideraron que la tarea
revolucionaria inmediata en Rusia era el derrocamiento de la autocracia
zarista y la consiguiente transformación de la sociedad desde una óptica
burguesa y capitalista con la instauración de una democracia política. Los”
marxistas legales”.
Los mencheviques acusan a los bolcheviques de abandono de las
perspectivas de Marx, de intentar organizar artificialmente una revolución
proletaria por medio de conspiraciones a pesar de que, en una primera
fase, las condiciones objetivas sólo permitan una revolución burguesa. Los
bolcheviques, por su parte, arguyen que los mencheviques se niegan a
organizar y preparar una revolución proletaria, postergándola a un futuro
bastante lejano.
Para los bolcheviques la revolución de 1905 ha demostrado que el
proletariado era capaz de acabar simultáneamente con sus dos enemigos,
la autocracia y la burguesía, a condición de contar con el apoyo del
campesinado que le faltó en 1905. Lenin manifiesta su acuerdo con los
mencheviques al reconocer la necesidad para Rusia de pasar por la etapa
de la revolución democrático-burguesa antes que por la de revolución
socialista proletaria; sin embargo, la experiencia de 1905, en su opinión,
demuestra que, por temor a la clase obrera, la burguesía es incapaz de
llevarla a cabo y que esto sólo puede hacerlo un proletariado que consiga
aliarse con el campesinado hambriento de tierra.
El hecho capital de la historia de la revolución de 1905 es, sin duda alguna,
el surgimiento de los soviets, gracias a los cuales triunfaron en 1917 tanto
la revolución proletaria como el partido bolchevique.
La guerra de 1914 va a trazar nuevas líneas de demarcación en las
posiciones de los socialdemócratas. la Internacional, como organización
obrera ha entrado en quiebra, puesto que sus dirigentes, sea cual fuere el
país o el sistema de alianzas en el que se hallen incluidos, colocan su
solidaridad nacional con el Estado por encima de la solidaridad
internacional con los obreros de los demás países.
El imperio zarista, como se ha repetido en numerosas ocasiones,
constituye” el más débil de los eslabones de la cadena del imperialismo”.
Desde 1916 empieza a dar indicios de debilidad.
La revolución de febrero de 1917, la llamada” insurrección anónima”, ha
sido un levantamiento espontáneo de las masas, sorprendiendo a todos
los socialistas, incluso a los bolcheviques, cuyo papel, como organización,
fue nulo durante su puesta en funcionamiento, a pesar de que sus
militantes desempeñasen individualmente una importante labor en las
fábricas y las calles como agitadores y organizadores.
Lo fundamental, no obstante, es el movimiento que, con algunos meses de
retraso, comienza a conmover el campo. Desde el mes de febrero, los
gobiernos provisionales en los que se encontraban los ministros S. R.,
tradicionales defensores de los intereses del campesino habían
multiplicado las promesas de reforma agraria, manifestándose incapaces
de todo punto de llevarlas a la práctica. Los bolcheviques que, gracias al
ejército, han multiplicado sus contactos con los campesinos, llaman a la
acción directa, a la ocupación de las tierras: a partir de la cosecha se inicia
una auténtica revolución agraria, el pueblo quema las mansiones, las
cosechas son incautadas y las tierras ocupadas, primero bajo la dirección
de los comités agrarios y, más adelante, bajo la de los soviets campesinos.
El gobierno primero exhorta a la paciencia, al respeto del orden y de la
propiedad, más adelante recurre a los odiados cosacos para reprimir a los
campesinos rebeldes; a partir de entonces, los bolcheviques carecen de
verdaderos impedimentos para demostrar a los campesinos que ellos son
sus únicos amigos.
A primeros de agosto, Kerensky convoca una Conferencia de Estado, es
decir, una especie de sucedáneo del Parlamento que agrupa a los
representantes de organizaciones políticas, sociales, económicas y
culturales de todo el país: de ella espera conseguir un nuevo compromiso,
el” armisticio entre el capital y el trabajo”. Los bolcheviques la boicotean y
las fuerzas contrarrevolucionarias, que consideran que la misión de los
conciliadores ha concluido, aprovechan para agruparse. Los industriales y
los generales llegan a un acuerdo: ha llegado el momento de asestar un
golpe definitivo al movimiento revolucionario. El encargado de darlo es
Kornilov, el generalísimo de Kerensky,” supremo salvador”: el día 25 de
agosto envía contra la capital a una división de cosacos con mandos de su
confianza. La impotencia de Kerensky, al que abandonan los ministros
burgueses en cuanto habla de destituir al generalísimo, unida a la
complicidad de los aliados, salta de esta forma a la vista de todos. No
obstante, el golpe de estado sólo tarda unos días en venirse abajo. Los
ferroviarios se niegan a hacer circular los trenes. Los propios soldados, en
cuanto se enteran de la tarea que se les va a encargar, se amotinan y los
oficiales se encuentran solos, bastante satisfechos empero de no haber
sido ejecutados por sus propios hombres. En el momento decisivo, los
bolcheviques han salido de su semi-clandestinidad, pronunciando un
llamamiento a la resistencia dentro de los soviets, que son los únicos
organismos que logran capear el temporal de aquella semana, en que los
últimos restos del aparato estatal parecían estar desvaneciéndose.
La insurrección
El II Congreso y el problema de la coalición.
El congreso aprueba la insurrección, vota los célebres decretos que inician
el régimen soviético y ratifica por aclamación al nuevo gobierno de
”comisarios del pueblo” – apelación que ha sido propuesta a última hora
por Trotsky y que ha sido adoptada entusiásticamente por Lenin – que ha
presentado el comité central bolchevique
Fisonomía
En realidad, ni Lenin ni Trotsky ni los otros dirigentes bolcheviques
preveían ni deseaban, en aquella fecha, un monopolio bolchevique del
poder. Lenin había efectuado un llamamiento para que se intentase” la
última oportunidad de garantizar un desarrollo pacífico de la revolución, la
pacifica elección de los diputados del pueblo, la lucha pacífica de los
partidos en el seno de los soviets, la puesta a prueba en la práctica del
programa de los diferentes partidos y la pacífica transición del poder de un
partido a otro ”.Inmediatamente después de la revolución, el comité
central declaraba aún: ”En Rusia ha sido conquistado él. Poder soviético y
el paso del gobierno de un partido soviético a otro queda asegurado sin
ninguna revolución por la simple renovación de los diputados en los
soviets”. No obstante, en aquel momento, los mencheviques habían
abandonado la sala de sesiones del II Congreso de los soviets donde se
encontraban en completa minoría; los S. R. y ellos se negaban a aceptar la
oferta bolchevique de gestión mancomunada en los soviets: unos
consideraban la lucha armada al lado de los jefes militares de la oligarquía
y de los Aliados, mientras que los otros se preparaban a tomar posiciones
por encima de la confusión imperante.
Si, años más tarde, los soviets han de verse reducidos a una mera concha
vacía frente al todopoderoso aparato bolchevique, será porque,
fundamentalmente, en la época en que los soviets aun eran organismos
vivos, el partido bolchevique había sido el único en defender su poder
mientras que los mencheviques y social–revolucionarios, leales oponentes
o colaboradores de la república burguesa, se habían negado a desempeñar
este papel en la república soviética de consejos de obreros, campesinos y
soldados.
Hoswbawn Cap. 13
Lo primero que hay que decir acerca del área socialista es que durante la
mayor parte de su existencia formó un sub universo autónomo y en gran
medida autosuficiente política y económicamente. Sus relaciones con el
resto de la economía mundial, capitalista o dominada por el capitalismo de
los países desarrollados eran muy escasas.
La política contribuyó una vez más a aislar la economía soviética en los
años treinta y todavía más la de la extensa zona soviética de después de
1945. La guerra fría congeló las relaciones tanto políticas como
económicas entre ambos bandos. A efectos prácticos, todas las relaciones
económicas entre ellos, aparte de las más triviales (o inconfesables),
tenían que pasar por los controles estatales impuestos por ambos. El
comercio entre los bloques estaba en función de las relaciones políticas.
No fue hasta los años setenta y ochenta cuando aparecieron indicios de
que el universo autónomo del «campo socialista» se estaba integrando en
la economía mundial. Visto en perspectiva, puede decirse que ese fue el
principio del fin del «socialismo real». Pero no existe ninguna razón teórica
por la que la economía soviética, tal como surgió de la revolución y la
guerra civil, no hubiese podido evolucionar en relación más íntima con el
resto de la economía mundial. Las economías de planificación centralizada
y las de corte occidental pueden estar estrechamente vinculadas, como
demuestra el caso de Finlandia, que en un momento determinado (1983)
obtenía la cuarta parte de sus importaciones de la URSS, a la que
exportaba en una proporción similar. Sin embargo, el «campo socialista»
del que se ocupan los historiadores es el que surgió realmente, no el que
habría podido existir.
Cuando resultó evidente que la Rusia soviética iba a ser, y no por poco
tiempo, el único país donde había triunfado la revolución proletaria, la
única política lógica que podían hacer los bolcheviques era la de
transformar su economía y sociedad de atrasada en moderna lo antes
posible.
La guerra condujo a la nacionalización de todas las industrias a mediados
de 1918 y al «comunismo de guerra», mediante el cual un estado
bolchevique en pie de guerra organizó su lucha a vida o muerte frente a la
contrarrevolución y a la invasión extranjera, y se esforzó por obtener los
recursos necesarios para ello.
Con su habitual realismo, Lenin introdujo la Nueva Política Económica
(NEP) en 1921, lo que significaba en la práctica el restablecimiento del
mercado y suponía una retirada del comunismo de guerra al «capitalismo
de estado». Aunque la NEP desmantelase el comunismo de guerra, el
control y la coacción del estado siguió siendo el único modelo conocido de
una economía en que propiedad y gestión habían sido socializados.
Estas polémicas son hoy en día irrelevantes. Si miramos hacia atrás,
podemos ver que la justificación original de la decisión de establecer un
gobierno socialista en Rusia desapareció cuando la «revolución proletaria»
no consiguió adueñarse de Alemania. Y lo que es peor: Rusia, tras la guerra
civil, se encontraba en ruinas y mucho más atrasada que en la época de los
zares.
La NEP tuvo un verdadero éxito en su empeño por restaurar la economía
soviética a partir de su estado ruinoso de 1920. Al llegar a 1926, la
producción industrial soviética había recuperado más o menos el nivel de
antes de la guerra, aunque eso no quería decir mucho.
Stalin, que presidió la edad de hierro de la URSS que vino a continuación,
fue un autócrata de una ferocidad, una crueldad y una falta de escrúpulos
excepcionales o, a decir de algunos, únicas. Pocos hombres han
manipulado el terror en tal escala. No cabe duda de que, bajo el liderazgo
de alguna otra figura del Partido Bolchevique, los sufrimientos de los
pueblos de la URSS habrían sido menores, al igual que la cantidad de
víctimas. No obstante, cualquier política de modernización acelerada de la
URSS, en las circunstancias de la época, habría resultado forzosamente
despiadada, porque había que imponerla en contra de la mayoría de la
población, a la que se condenaba a grandes sacrificios, impuestos en
buena medida por la coacción.
La fuerte centralización del Gosplan compensaba la escasez de gestores. El
inconveniente de este proceder era la enorme burocratización del aparato
económico, así como del conjunto del sistema. La transformación de un
país en buena parte analfabeto en la moderna URSS fue, se mire como se
mire, un logro gigantesco.
Sin embargo, este éxito no se hizo extensivo a la agricultura y a quienes
vivían de ella, ya que la industrialización se hizo a costa de la explotación
del campesinado. Poco se puede decir en favor de la política agraria
soviética, salvo, tal vez, que los campesinos no fueron los únicos que
cargaron con la «acumulación primitiva socialista», por citar la fórmula
favorita, según se dice, de un seguidor de Trotsky: a los obreros también
les tocó asumir en parte la carga de generar recursos destinados a una
futura reinversión.
la política agrícola que sustituyó a la NEP, la colectivización forzosa de la
tierra en cooperativas o granjas estatales fue entonces, y seguiría siéndolo
más tarde, un desastre. la URSS cambió una agricultura campesina
ineficiente por una agricultura colectivista ineficiente a un precio enorme.
El otro aspecto del desarrollo soviético en favor del cual puede decirse
poco es la enorme e inflada burocratización engendrada por la
centralización estatal.
El tercer inconveniente del sistema, y el que acabó por hundirlo, era su
inflexibilidad. Estaba concebido para generar un aumento constante de la
producción de bienes cuya naturaleza y calidad había sido
predeterminada, pero no estaba dotado de mecanismo externo alguno
para variar la cantidad (salvo para aumentarla) ni la calidad, ni para
innovar.
El sistema político de la URSS, que más tarde se transferiría al mundo
socialista, rompió abruptamente con la vertiente democrática de los
movimientos socialistas, aunque siguió en teoría apoyándola, de forma
cada vez más académica. Fue incluso mucho más allá de la herencia
jacobina, que, pese a su empeño por el rigor revolucionario y la acción
más despiadada, no era favorable a las dictaduras personales. En resumen,
del mismo modo en que la economía soviética era una economía dirigida,
la política soviética era también una política dirigida.
FASCIMOS
TEORICO
Hosbawn: Historia del siglo XX pp117-
154
Siglo XX presencio el hundimiento de los valores e instituciones de la
civilización liberal cuyo progreso se daba por sentado en aquel siglo, al
menos en las zonas del mundo «avanzadas» y en las que estaban
avanzando. Esos valores implicaban el rechazo de la dictadura y del
gobierno autoritario, el respeto del sistema constitucional con gobiernos
libremente elegidos y asambleas representativas que garantizaban el
imperio de la ley, y un conjunto aceptado de derechos y libertades de los
ciudadanos, como las libertades de expresión, de opinión y de reunión. Los
valores que debían imperar en el estado y en la sociedad eran la razón, el
debate público, la educación, la ciencia y el perfeccionamiento.
A pesar de la existencia de numerosos regímenes electorales
representativos, en los veinte años transcurridos desde la «marcha sobre
Roma» de Mussolini hasta el apogeo de las potencias del Eje en la segunda
guerra mundial se registró un retroceso, cada vez más acelerado, de las
instituciones políticas liberales.
Los movimientos socialdemócratas (marxistas) ya no eran fuerzas
subversivas, sino partidos que sustentaban el estado, y su compromiso con
la democracia estaba más allá de toda duda. En casi todos los países, los
movimientos obreros comunistas eran minoritarios y allí donde alcanzaron
fuerza, o habían sido suprimidos o lo serían en breve. El peligro procedía
exclusivamente de la derecha, una derecha que no sólo era una amenaza
para el gobierno constitucional y representativo, sino una amenaza
ideológica para la civilización liberal como tal.
Una segunda corriente de la derecha dio lugar a los que se han llamado
«estados orgánicos», regímenes conservadores que, más que defender el
orden tradicional, recreaban sus principios como una forma de resistencia
al individualismo liberal y al desafío que planteaban el movimiento obrero
y el socialismo. democracia o participación «orgánica», que se suponía
superior a la democracia sin más, aunque de hecho siempre estuvo
asociada con regímenes autoritarios y estados fuertes gobernados desde
arriba, esencialmente por burócratas y tecnócratas. En todos los casos
limitaba o abolía la democracia electoral, sustituyéndola por una
«democracia basada en correctivos corporativos.
La era fascista señaló un cambio de rumbo en la historia del catolicismo
porque la identificación de la Iglesia con una derecha cuyos principales
exponentes internacionales eran Hitler y Mussolini creó graves problemas
morales a los católicos con preocupaciones sociales y, cuando el fascismo
comenzó a precipitarse hacia una inevitable derrota, causó serios
problemas políticos a una jerarquía eclesiástica cuyas convicciones
antifascistas no eran muy firmes. Al mismo tiempo, el antifascismo, o
simplemente la resistencia patriótica al conquistador extranjero, legitimó
por primera vez al catolicismo democrático (Democracia Cristiana) en el
seno de la Iglesia (interés primordial era defender los intereses de la Iglesia
frente a los estados laicos).
2
De no haber mediado el triunfo de Hitler en Alemania en los primeros
meses de 1933, el fascismo no se habría convertido en un movimiento
general. De hecho, salvo el italiano, todos los movimientos fascistas de
cierta importancia se establecieron después de la subida de Hitler al poder.
Sin el triunfo de Hitler en Alemania no se habría desarrollado la idea del
fascismo como movimiento universal, como una suerte de equivalente en
la derecha del comunismo internacional. Sin embargo, muchos
ultraderechistas tradicionales, sobre todo en Francia, se negaron a
cooperar con los alemanes, pese a que eran furibundos reaccionarios,
porque ante todo eran nacionalistas.
La principal diferencia entre la derecha fascista y la no fascista era que la
primera movilizaba a las masas desde abajo. Pertenecía a la era de la
política democrática y popular que los reaccionarios tradicionales
rechazaban y que los paladines del «estado orgánico» intentaban
sobrepasar.
Propugnaba muchos valores tradicionales, lo cual es otra cuestión.
Denunciaba la emancipación liberal —la mujer debía permanecer en el
hogar y dar a luz muchos hijos— y desconfiaba de la insidiosa influencia de
la cultura moderna y, especialmente, del arte de vanguardia, al que los
nacionalsocialistas alemanes tildaban de «bolchevismo cultural» y de
degenerado. Sin embargo, los principales movimientos fascistas —el
italiano y el alemán— no recurrieron a los guardianes históricos del orden
conservador, la Iglesia y la monarquía. Antes, al contrario, intentaron
suplantarlos por un principio de liderazgo totalmente nuevo encarnado en
el hombre hecho a sí mismo y legitimado por el apoyo de las masas, y por
unas ideologías —y en ocasiones cultos— de carácter laico.
El antisemitismo popular dio un fundamento a los movimientos fascistas
de la Europa oriental a medida que adquirían una base de masas Los
nuevos movimientos de la derecha radical que respondían a estas
tradiciones antiguas de intolerancia, pero que las transformaron
fundamentalmente, calaban especialmente en las capas medias y bajas de
¡a sociedad europea. Los militantes de las clases medias y bajas se
integraron en la derecha radical, sobre todo en los países en los que no
prevalecían las ideologías de la democracia y el liberalismo, o entre las
clases que no se identificaban con ellas, esto es. sobre todo, allí donde no
se había registrado un acontecimiento equivalente a la revolución
francesa.
En general, la atracción de la derecha radical era mayor cuanto más fuerte
era la amenaza, real o temida, que se cernía sobre la posición de un grupo
de la clase media, a medida que se desbarataba el marco que se suponía
que tenía que mantener en su lugar el orden social.
En resumen, durante el período de entreguerras, la alianza «natural» de la
derecha abarcaba desde los conservadores tradicionales hasta el sector
más extremo de la patología fascista, pasando por los reaccionarios de
viejo cuño. Las fuerzas tradicionales del conservadurismo y la
contrarrevolución eran fuertes, pero poco activas. El fascismo les dio una
dinámica y, lo que tal vez es más importante, el ejemplo de su triunfo
sobre las fuerzas del desorden.
3
Ha sido una racionalización a posteriori la que ha hecho de Lenin y Stalin la
excusa del fascismo.
Lo que les dio la oportunidad de triunfar después de la primera guerra
mundial fue el hundimiento de los viejos regímenes y, con ellos, de las
viejas clases dirigentes y de su maquinaria de poder, influencia y
hegemonía. En los países en los que esos regímenes se conservaron en
buen estado no fue necesario el fascismo.
Las condiciones óptimas para el triunfo de esta ultraderecha extrema eran
un estado caduco cuyos mecanismos de gobierno no funcionaran
correctamente; una masa de ciudadanos desencantados y descontentos
que no supieran en quién confiar; unos movimientos socialistas fuertes
que amenazasen —o así lo pareciera— con la revolución social, pero que
no estaban en situación de realizarla; y un resentimiento nacionalista
contra los tratados de paz de 1918-1920.
Los movimientos fascistas tenían los elementos característicos de los
movimientos revolucionarios, en la medida en que algunos de sus
miembros preconizaban una transformación fundamental de la sociedad,
frecuentemente con una marcada tendencia anticapitalista y anti
oligárquica. Sin embargo, el fascismo revolucionario no tuvo ningún
predicamento. Lo que sí consiguió el nacionalsocialismo fue depurar
radicalmente las viejas elites y las estructuras institucionales imperiales.
Italia representaba a un régimen que defendía los intereses de las viejas
clases dirigentes, pues había surgido como una defensa frente a la
agitación revolucionaria posterior a 1918 más que, como aparecía en
Alemania, como una reacción a los traumas de la Gran Depresión y a la
incapacidad de los gobiernos de Weimar para afrontarlos.
En cuanto a la tesis del «capitalismo monopolista de estado», lo cierto es
que el gran capital puede alcanzar un entendimiento con cualquier
régimen que no pretenda expropiarlo y que cualquier régimen debe
alcanzar un entendimiento con él.
Hay que reconocer, sin embargo, que el fascismo presentaba algunas
importantes ventajas para el capital que no tenían otros regímenes. En
primer lugar, eliminó o venció a la revolución social izquierdista y pareció
convertirse en el principal bastión contra ella. En segundo lugar, suprimió
los sindicatos obreros y otros elementos que limitaban los derechos de la
patronal en su relación con la fuerza de trabajo. En tercer lugar, la
destrucción de los movimientos obreros contribuyó a garantizar a los
capitalistas una respuesta muy favorable a la Gran Depresión. Finalmente,
ya se ha señalado que el fascismo dinamizó y modernizó las economías
industriales, aunque no obtuvo tan buenos resultados como las
democracias occidentales en la planificación científico-tecnológica a largo
plazo.
4
5

Blackburn y Eley
La catástrofe alemana se hallaba en la aberrante y predestinada estructura
de la historia alemana. Varios puntos de vista:
1. Posición encajonada entre el Este y el oeste.
2.Militarismo y ejercito.
3.Mentalidad alemana: la glorificación de las virtudes marciales, la
obediencia al sujeto, la introspección y el desprecio a los valores
occidentales.
Según los autores la forma que se explica la revolución industrial en
Inglaterra, Francia y EE. UU. donde la burguesía paso a ser la clase
dominante a través de las relaciones con el modo de producción capitalista
y la sociedad civil es ahistórico y no se puede aplicar para Alemania.
La burguesía alemana tenía conciencia política y económica, aunque no
impuso sus valores y abrazo a la aristocracia, los junkers y los oficiales del
ejército.
Las raíces populares sociales y políticas del nacionalsocialismo hay que
buscarlas en el periodo anterior a la guerra y a la revolución. El
nacionalsocialismo estaba en condiciones de ejercer una atracción radical
populista y contraria al sistema que la vieja elite tan solo habría
conseguido muy parcialmente y con creciente inviabilidad a diferencia de
los elementos liberales y de izquierda del sistema. Por eso Hitler gano
poder en círculos conservadores durante el 30-33.
Según los autores Hitler resulto ser más una ruptura que una continuidad
y fue impuesto desde las bases de los conservadores (campesinado y
pequeña burguesía). El DVNP fue un animal político que sufrió el juego
cruzado de las relaciones entre las clases subordinadas y dominantes,
entre los lideres y el electorado. El capital siempre encontró la forma de
subsistir, lo hicieron bajo la democracia parlamentaria en la república y se
adaptaron al fascismo.

Fritzche
Lo que en la primavera de 1933 era, de hecho, un andamiaje dictatorial era
interpretado como una saludable determinación por la mayoría de los
alemanes, quienes, identificados con la revolución nacional, recibían con
agrado el hecho de que se pusiese fin a los altercados partidarios, y
sentían, incluso en aquellos casos en que no se consideraban enteramente
nacionalsocialistas, que estos acontecimientos reivindicaban la senda
política que buscaban hacía tiempo. De hecho, la violencia nazi contra la
izquierda, a principios de 1933, incrementó significativamente la
popularidad del régimen. Como resultado de esta acción, Hitler evitó la
guerra civil, apaciguando un temor que había dominado las discusiones
políticas desde la Revolución de noviembre. “Conjurar el espectro de la
guerra civil”, y unificar la nación por medio de la autoridad soberana,
“no había injusticia ni opresión que representara un precio
demasiado elevado”
Aún más sorprendente era la inmensa popularidad de Adolf Hitler, llamado
por los nazis “nuestro Führer” (nuestro líder o conductor), y finalmente
aclamado como “el Führer” de todos los alemanes. En los años
inmediatamente previos a la segunda guerra mundial, es decir, tras la
recuperación económica y el Anschluss (la anexión) de Austria, en marzo
de 1938, sin costo alguno para Alemania, tal vez nueve de cada
diez alemanes eran “partidarios de Hitler, creyentes del Führer”. Lo que
volvió la ruptura del 30 de enero de1933 aún más significativa fueron los
urgentes preparativos que emprendieron los nazis para librar nuevas
guerras, dirigidas a establecer el poderío de Alemania.
En la mente de la gente, parecen destacarse dos explicaciones típicas: los
duros términos del Tratado de Versalles y las penurias económicas
provocadas por la Gran Depresión. Esta línea de razonamiento sugiere
que, a pesar de todos los problemas de la sociedad alemana, si los aliados
hubiesen sido más razonables o si la caída de la Bolsa de Nueva York no
hubiese arrastrado consigo el futuro de la República de Weimar, entonces,
el mundo se habría ahorrado conocer a una figura como Adolf Hitler y
la destrucción que desencadenó. Ambas condiciones son citadas con
frecuencia, pero ninguna de las dos resulta satisfactoria.
El Tratado de Versalles ciertamente debilitó la República de Weimar, al
otorgar legitimidad política a nacionalistas de derecha que repudiaban la
democracia, pero no generó el voto nazi. La conexión entre la recesión
económica y los revolucionarios nazis no es tan automática como podría
parecer a primera vista. En primer lugar, los verdaderos perdedores
durante la Gran Depresión fueron los obreros desocupados, que
tendían a votar por los comunistas, no por los nazis. Además, las
penurias generales sufridas por la clase media han sido exageradas, ya
que los empleados de comercio cayeron más tarde y se
recuperaron antes y, por consiguiente, no agotaron sus derechos a una
compensación por desempleo más holgada tan rápido como los obreros.
Es verdad que el ascenso del nazismo en 1930 coincidió con el primer
gran incremento de la desocupación. No obstante, los partidos
burgueses tradicionales que habían gobernado el sistema político de
Alemania, desde los años setenta del siglo anterior, ya estaban en un
avanzado estado de descomposición, bajo el asedio de grupos de
intereses, de partidos independientes programáticos y de asociaciones
paramilitares
Los partidos independientes expresaban su impaciencia frente al imperio
de los intereses especiales, mediante la proliferación de intereses
unilaterales. Por consiguiente, no representaban una respuesta
duradera para el resentimiento generalizado de los votantes. A fines
de los años veinte, los votantes se volcaron masivamente hacia los
partidos pequeños para expresar el enojo popular con los grandes
partidos, pero pronto los abandonaron, una vez que se hizo evidente la
incapacidad de los nuevos grupos para reconstruir la comunidad política.
No obstante, en medio de esta gran versatilidad de los votantes de clase
media, que en un determinado momento daban sus votos a los
partidos de intereses sectoriales, luego se unían al gran partido de los no
votantes, para después marchar con los Stahlhelm, o asistir a los discursos
de los radicales políticos, como los nazis.
Lo que la mayor parte de los burgueses, además de muchísimos
trabajadores, buscaba era un movimiento político que fuese
desembozadamente nacionalista, con la mirada puesta en el futuro,
abierto a todos los estratos de la sociedad, y que reconociese los reclamos
de los ciudadanos, sin volver a dividirlos por gremios u ocupaciones. El
partido que se ajustaba más estrictamente a esta fórmula era el
Partido Nacional socialista Alemán de los Trabajadores de Adolf Hitler.
Los nazis supieron insertar mejor que ningún otro partido el deseo de una
reforma social dentro del marco nacional, y cuanto más frenéticos eran sus
arrebatos, más decididos e intransigentes parecían. La gente joven, las
amas de casa, e incluso los obreros industriales tenían la impresión de que
los nazis estaban del lado de la “justicia social”
Los nazis volvieron a imaginar a la nación como el sujeto fundamental de
la historia y respondieron tanto a los anhelos nacionalistas como a los
impulsos de reformas sociales que las experiencias de la época de guerra
habían legitimado.
Sin embargo, había un punto clave en la visión del mundo de
Hitler que no era compartido entusiastamente ni comprendido
plenamente por la mayor parte de los votantes: el lenguaje racista de
su darwinismo social; su absoluto antisemitismo, y la rigurosa
administración eugénica que implicaban tales convicciones tal vez
hayan movilizado a los verdaderos creyentes, pero no a los simpatizantes
del partido. Decir que los alemanes votaron por el Partido Nazi porque
expresaba mejor un antisemitismo generalizado en la sociedad de
Weimar es perder de vista por completo los modos en los que los nazis se
distinguieron de los otros partidos y de esa manera dieron al electorado
razones para votar por ellos. La mayoría de los alemanes fue cambiando
de preferencias políticas durante la República de Weimar; el antisemitismo
tenía poco que ver con esa versatilidad. Sugerir lo contrario es despojar al
fenómeno nazi de toda ideología.
Trenzaron así hábilmente las hebras de la izquierda y la derecha políticas,
sin ser leales a los preceptos de ninguno de los dos bandos. Movilizando
enormes energías y profundas expectativas de un nuevo comienzo,
imaginando la nación como un nuevo cuerpo ferozmente
nacionalista, capaz y dispuesto a ensangrentar las calles para realizar sus
metas, los nazis tomaron el poder en enero de 1933, en lo que equivalió a
una auténtica revolución nacional
Kershaw
El nacionalismo y el antimarxismo eran corrientes en todos los partidos
alemanes salvo en lo de la izquierda. El antisemitismo no era exclusivo de
los nazis. Lo nuevo de estos eran su imagen de activismo, dinamismo y
juventud. Se apoyaban en los valores de valores teutónicos.
I
La imagen fue crucial para los nazis. La manipulación de símbolos
religiosos y nacionalistas ayudo a obtener el apoyo de la clase media. Al
partido se lo consideraba como el único partido capaz de representar a
todos los sectores de la sociedad.
II
III
El dinamismo de propaganda y el empuje de agitación eran asombrosos.
Hitler proponía la liberación nacional a través de la fuerza y unidad.
IV
El tema ideológico era la solidaridad de la comunidad nacional seguido de
ideas de derechas (Nacionalismo, revanchismo, ultrapatriotismo y
romanticismo germanico). El antisemitismo era un porcentaje menor.
V
Elecciones del Reichstag 1928.La clase media, campesinos y un sector
importante de obreros apoyaron a los nazis.

Colotti
El partido nazi al llegar al poder desarrollo rápidamente una política de
represión de la mano de las SA contra los partidos de izquierda y la prensa
proletaria. El incendio del Reichstag represento el fin de la república de
Weimar y abolió su constitución.
Luego, con la oposición destruida o exiliada, los nazis llamaron a
elecciones plebiscitarias y las ganarían. Ante un nuevo congreso sin
oposición Hitler proclamaría la dictadura y una nueva constitución
totalmente arbitraria. El terrorismo sistemático contra las organizaciones
colectivas y las personas era la premisa obligada para destrozar a la
resistencia. La penetración de la influencia nazi seria tal que los estados
federados y los municipios serian cooptados. El dominio del partido sobre
el estado seria total, se institucionalizaba en el aparato del poder el
predominio del partido único.
Se proclamo el derecho del pueblo y se abolió el anterior. El Fuhrer sería la
fuente suprema del derecho. Este seria arbitrario y profundamente
antisemita. También extinguió las autonomías locales y la desautorización
de los Lander.
El nacionalsocialismo afirmaría su poder al realizar un golpe contra las SA
en la noche de los cuchillos largos.

HOLOCAUSTO
Goldhagen
Se propone comprender la mentalidad de los militares nazis y
perpetradores del holocausto.
Comienza con el ejemplo de un oficial nazi que desobedece una orden en
una carta a sus superiores. Esto le servirá más tarde para poner en duda la
creencia de que los perpetradores del genocidio debían obedecer órdenes
a riesgo de su vida.
Insiste en que, en los estudios sobre el holocausto, se ha trabajado muy
poco en los perpetradores: hombres y mujeres que de alguna manera
contribuyeron a la matanza nazi. Considera a todos ellos alemanes antes
que nazis.
Se ocupará del entorno social e histórico (las ideas y la visión de mundo de
los perpetradores), el carácter voluntario o no de sus acciones, los
maltratos anteriores a la muerte, la existencia del antisemitismo alemán
previo al nazismo (desde el siglo XIX), la identidad de las víctimas.
Se desconoce el número de los genocidas. No se sabe ni quiénes fueron ni
cuántos fueron
Un gran sector de la sociedad conoció, aprobó y colaboró con la matanza
nazi.
Quiere desmentir ciertos mitos en la literatura sobre el nazismo y el
holocausto:
• el avance tecnológico hizo posible semejante genocidio
• la abrumadora mayoría de los perpetradores eran de la SS
• no tenían la posibilidad de desobedecer órdenes a riesgo de ser
ejecutados
• obedecían a ciegas por respeto a la autoridad
• eran objeto de una enorme presión social que los obligaba a participar
• buscaban con sus acciones beneficios personales
• no llegaban a tener una dimensión global de la matanza
Por el contrario, el autor dirá que los perpetradores eran individuos que
actuaban por propia voluntad. Fueron asesinos por convicción. Trae el
ejemplo de las dictaduras argentina y chilena en donde los asesinos creían
en las razones que tenían para matar a la gente.
Aquí hay que tener en cuenta de que antes de la muerte sucedía un
maltrato a los judíos. Estas acciones tienden a ser eclipsadas frente al
monstruo del holocausto. Eran acciones en las que los perpetradores
podían participar con más o menos esmero, con más o menos compasión.
Y no hubo esmero y no hubo compasión. Tenían la capacidad de aliviar o
acrecentar el sufrimiento de las víctimas. No sólo no hubo desobediencia
en la tortura sino que además hubo, necesariamente, iniciativa personal.
Se debe tener en cuenta la naturaleza extraordinaria de la orden que
recibían y de los hechos en los que participaban. No eran simplemente
órdenes para hacer acciones poco agradables.
La identidad de las víctimas es un dato fundamental para comprender las
acciones de los verdugos. El antisemitismo debe considerarse el motor
fundamental del genocidio: una idea sobre los judíos quienes debían
morir.
Se deben examinar la actitud y la motivación para estas acciones. Según
Goldhagen se comprenden en el contexto de la sociedad alemana:
conocimientos y valores en común, Tanto los perpetradores como las
víctimas eran seres humanos tangibles y se produjeron escenas horrorosas
que los verdugos estuvieron dispuestos a provocar y presenciar.
Básicamente Goldhagen afirma que los perpetradores actuaron por propia
voluntad (de ahí el nombre del libro) y que la motivación fundamental era
el antisemitismo, como parte del sistema de valores de la sociedad
alemana.
Browning
Se trata de una crítica al escrito de Goldhagen (Verdugos voluntarios de
Hitler), quien criticó el libro de Browning
Acuerdan en que:
• participaron muchos alemanes corrientes en el exterminio
• no actuaron obligadamente sino voluntariamente.
• se deben observar las conductas de los alemanes no sólo en Alemania
sino también en los territorios ocupados de Europa del Este y allí la mayor
parte de los alemanes corrientes se convirtieron en verdugos voluntarios.
B niega la novedad del estudio de G. B critica que G presente su
interpretación como la única válida.
Están en desacuerdo en:
• el papel del antisemitismo en la historia alemana y en los ejecutores del
holocausto
• distintas motivaciones para actuar.
G afirma que el antisemitismo dominaba la vida ideológica de la sociedad
civil alemana y que Hitler vino a desatar esos sentimientos.
B aboga por factores multicausales que llevaron a los alemanes a matar.
Conformidad, presión de pares, deferencia a la autoridad, legitimación del
gobierno, intensificación de la propaganda antisemita, efectos de la
guerra. G descarta los dos factores más mencionados por otros estudiosos:
propensión al cumplimiento de las órdenes y una obediencia irreflexiva a
la autoridad. Valores autoritarios en la cultura política alemana.
Browning adopta el enfoque psico-sociológico.
G dice que de 1945 hasta ahora el antisemitismo desapareció (educación,
leyes, etc.). B dice que de la misma manera esos sentimientos podrían
haberse modificado desde 1933 y entonces el antisemitismo en la
sociedad alemana se intensificó.
G presenta un modelo que después no usará en el libro. En ese primer
momento acepta variaciones (según causa), dentro del antisemitismo, que
luego negará. B quiere hacer hincapié en ese antisemitismo plural.
Según G ese único antisemitismo conduce al asesinato.
B admite que el antisemitismo era una ideología dominante en la derecha
alemana en 1933. Pero eso no significa que esos antisemitas tuvieran la
misma idea sobre los judíos que Hitler.
Le gusta la visión de Shulamit Volkov del antisemitismo de fines del siglo
XIX como ideología que engloba todo aquello que los alemanes sentían
como amenaza: liberalismo, democracia, socialismo, internacionalismo,
capitalismo, la socialdemocracia. Eran las ideas conservadoras y
antimodernistas. Dentro de esta manera de ver el mundo, el
antisemitismo era sólo un aspecto. No dominaba la política ni las ideas.
Los judíos eran el 1% de la población. No era un tema importante para los
alemanes. Se trataba de un antisemitismo xenófobo que era tierra fértil
para un antisemitismo fantástico (redentor, quimérico).
Se abrió un abismo entre los alemanes y los judíos. Llegó un punto en que
no les importaba lo que les pasaran Esto le daba al régimen una gran
libertad de acción. Indiferencia o complicidad pasiva.
Entre 1912 y 1929 hubo acontecimientos traumáticos en Alemania. El
antisemitismo quimérico creció mucho.
Más alemanes votaron a los nazis por razones distintas al antisemitismo
que los que tenían el antisemitismo como prioridad y votaron a otros
partidos. La gran mayoría de los alemanes no estaba de acuerdo con H
sobre los judíos. La mayoría de los votantes nazis se acercaron al partido
por otras razones y de ahí llegaron al antisemitismo.
Aún dentro de los antisemitas había un espectro. ¿Qué era castigo
suficiente para los judíos? Los conservadores aprobaron las primeras
medidas contra los judíos y después se vieron arrastrados por el
radicalismo al que llegó el nazismo. Quizás pensaban distinto, pero
actuaron igual.
La mayor parte de la sociedad alemana no pedía medidas contra los
judíos, pero, como espectadores, aceptaron las medidas. No aprobaban la
matanza, pero sí las medidas anteriores hasta 1938.
Los alemanes en Europa del Este se comportaron más como asesinos.
Difiere de G en cuanto al contexto y la causa. Los alemanes estaban entre
poblaciones locales pensadas como inferiores. Tiene que ver con el
sistema de valores imperante en Alemania anterior a 1933. Contexto de
guerra. La solución final comenzó en territorio soviético en la segunda
mitad del año 1941. En Polonia y el resto de Europa, en abril de 1942.
Hubo otras víctimas, no judías (soviéticos y discapacitados) antes de la
Solución Final. Ahí ya Alemania tenía una cantidad de verdugos voluntarios
que no estaban alentados por un antisemitismo y la identidad de las
víctimas.
Modus operandi de G: 1) comparar a los alemanes con no alemanes en su
trato a los judíos 2) compara el trato de los alemanes hacia víctimas judías
y no judías. Sus conclusiones son que un antisemitismo asesino y
dominante causa que los alemanes actúen así con los judíos.
Objeciones:
1) el maltrato al que fueron sometidos los prisioneros soviéticos (fuerza de
trabajo) hace que estas víctimas no judías hayan muerto en iguales
proporciones que los judíos usados como mano de obra. (En un momento
el régimen dejó de matar de hambre a los prisioneros soviéticos y se avocó
a la matanza de judíos, independientemente de la ideología del resto de
los alemanes).
2) Si comparamos a los nazis con otros genocidios más recientes, llegamos
a la conclusión que los nazis no fueron necesariamente los peores.
G elije Italia y Dinamarca como comparación. Es muy aleatoria la selección
y otros europeos entonces no actuaron muy diferente de los nazis.
UN CASO
Batallón de Reserva Policial 101. 14 soldados de Luxemburgo. Misma
situación y diferente contexto cultural. Se comportaron como alemanes.
PROBLEMA EN EL USO DE LAS PRUEBAS POR PARTE DE G
Mala interpretación de las declaraciones de verdugos de Batallón de
Reserva Policial 101
G no menciona 7 testigos que dicen que el comandante lloraba mientras
arengaba a sus soldados a matar judíos. Ni las declaraciones dos policías
que recordaban que el comandante había dicho que las órdenes no
provenían de él. Ni las declaraciones de policías que se sintieron
deprimidos o afectados. Para ciertos casos, G usa las declaraciones
puntuales de ciertos testigos. Fusilamiento de polacos en Talcyn. Los
policías se quisieron quedar y no se interpreta como un deseo de seguir
matando polacos. En el caso del Batallón, su quedarse se interpreta como
querer seguir matando judíos. G cita la matanza gratuita y voluntaria de
judíos pero omite un caso similar del Batallón con polacos. Resta valor a la
declaración de un teniente del Batallón que expresó su oposición al
asesinato colectivo (no buscaba un ascenso). El teniente dice que muchos
de sus hombres estaban deprimidos.
B analiza las declaraciones del batallón encontrando otros relatos. Había
un grupo pequeño que no quisieron disparar. La mayoría no se ofreció de
voluntarios ni festejó.
Selección de las declaraciones en G.
La pregunta es por qué unos hombres, alemanes o no, llevaron a cabo la
horrorosa matanza. Cualquier sociedad puede llegar a esto.

PRACTICOS
EVANS
El ascenso del nazismo
I
Hitler después de fracasar en el golpe de Múnich de 1923 viro a una
estrategia por la cual buscaría alcanzar el poder a través de medios
constitucionales.
Del 1926 a 1928 el partido busco unir a los diverso partidos de
nacionalistas de extrema derecha bajo sus filas, reunir jóvenes dirigentes y
establecer una estructura organizativa compleja pero flexibles. Buscaban el
apoyo de sectores diversos de la población, especialmente de los
campesinos. Hitler fue importante para el triunfo posterior del nazismo
por el peso de su persona y por insistir que el partido no se una a coalición
exceptuando para dirigir.
El carisma de Hitler y la propaganda no fueron los principales impulsores
del ascenso del nazismo. Consiguió apoyo porque parecía la fuerza que
contaba con más probabilidades de acabar con La república de Weimar y
sus instituciones ineficientes. La misma que le brindo al nazismo los
instrumentos para su ascenso.
II
El autor desestima como causa principal los defectos de la constitución del
Weimar, su sistema representativo y sus partidos de coalición como la
causa de su caída. En cambio, si consideraba que la elección del presidente
era un problema de la constitución debido a la capacidad que tenia de
aplicar decretos de emergencia.
La depresión del 29 fue la impulso a los nazis al poder.
III
La crisis del 29 se intensifico en el 32 y sirvió de base para el triunfo del
nazismo porque impulso a la gran empresa a buscar una solución
autoritaria al impasse político y fue entre estos años que el partido capto
los votos de los protestantes (campesinos, pequeño burgueses, sector de
servicios públicos y artesanos) los cuales votaban a partidos minoritarios.
Vale decir que también captaron votos de sectores heterogéneos de la
sociedad alemana porque se mostraban como la única alternativa a los
gobiernos de coalición anteriores.
IV
El ascenso del nazismo en las clases medias y la pequeña burguesía fue un
proceso autónomo.
Es poco posible considerar que el ascenso y triunfo del nazismo fueron
ante todo la expresión de fuerzas preindustriales y de la cultura alemana.
V
TODO

MASON- La oposición obrera al partido nazi


El papel político de la clase obrera en el Tercer Reich no estuvo limitado a
esta heroica y trágica lucha clandestina. Junto a la incansable agitación y
organización de los grupos ilegales, resurgió el conflicto económico de
clases en un vasto frente después de 1936.En muchos casos es imposible
detectar en las fuentes elementos que comprueben la existencia de
factores políticos conscientes. Además, esta lucha por los intereses
económicos fundamentales de la clase obrera no parece haber tenido
ningún tipo de organización.
El pleno empleo, resultado de esta política, sentó las bases para la
aparición de la oposición obrera y le proporcionó una de sus formas de
expresión más evidentes. Los obreros cambiaban de trabajo dentro del
mismo sector de la industria con el objeto de conseguir un mejor sueldo.
Había nuevas posibilidades de acción que los obreros sólo tenían que
reconocer y usar. Por un lado, en el plano individual, los obreros
especulaban con las condiciones del mercado y buscaban su propio
provecho cada vez que podían; tales prácticas casi siempre se oponían a
los intereses del sector industrial y del régimen, y generalmente estaban
relacionadas con el desacato a los reglamentos y el incumplimiento del
contrato laboral. Pero había otro tipo de acciones que estaban fundadas
en la solidaridad entre los obreros. Las demandas por mayores salarios
acompañadas de amenazas verosímiles de renuncias colectivas se
volvieron bastante comunes.
La propaganda política del fascismo no pudo destruir este tipo de
conciencia de clase; incluso a veces la lealtad a las organizaciones
sindicales se expresaba abiertamente.
Todas las huelgas parecen haber tenido el objetivo de reclamar mejores
salarios o mejores condiciones laborales; a veces estaban motivados por
subterfugios de los patrones o las bolsas de trabajo. Algunas huelgas
tenían por finalidad defender los derechos de los obreros, otras, según
parece, se realizaban para obtener mejoras.
La actitud desafiante de la clase trabajadora se hace más notoria cuando
se coteja el proceso de desmoronamiento de la moral en el trabajo con el
progresivo aumento de una dura intervención estatal que afectaba los
derechos e intereses de los obreros. De hecho, en muchos casos la falta de
disciplina era la expresión directa y consciente del resentimiento contra las
modificaciones implementadas en el régimen laboral.
una amplia negativa a cooperar por parte de la clase trabajadora, una
negativa marcada por la conciencia económica de clase en el sentido más
amplio, una actitud impulsada por la fuerza, todavía vigente, de la
solidaridad que caracterizaba al antiguo movimiento obrero. La negativa a
cooperar fue el método más adecuado para reivindicar los intereses
inmediatos de clase mientras se vivía en dictadura. Dada la ausencia de
organizaciones sindicales, no estaban dadas las condiciones para actuar
con mayor agresividad o decisión como en una «revuelta» o en un
«motín».

Traverso
La violencia nazi Cap 1 y 2
CAP 1
El paradigma de la guillotina -ejecución mecánica, muerte en serie,
matanza indirecta, des responsabilización ética del ejecutor, matanza en
tanto proceso "sin sujeto"- ha celebrado sus triunfos en las masacres
tecnológicas del siglo XX; el paradigma de la prisión -principio de encierro,
deshumanización de los detenidos, debilitamiento y disciplina de los
cuerpos, sumisión a las jerarquías, racionalidad administrativa- halló su
apogeo en el sistema de concentración de los regímenes
totalitarios. Los campos de exterminio nazis realizaban la fusión de
ambos paradigmas dando origen a algo horrorosamente nuevo e
históricamente inédito que no tenía mucho que ver ni con una ejecución
capital, ni con un establecimiento penitenciario. Creaban un sistema
industrial de muerte en el que tecnología moderna, división del trabajo y
racionalidad administrativa se integraban como en una empresa. Sus
víctimas ya no eran "detenidos", sino una "materia prima" -formada de
seres vivos desplazados del género humano- necesaria para la producción
en serie de cadáveres. El nuevo y hasta entonces desconocido umbral que
establecieron las cámaras de gas no debería ocultar esta antigua filiación,
que hace del exterminio nazi el punto más alto y la síntesis de un largo
proceso histórico iniciado a fines del siglo XX. La idea de que la civilización
implica la conquista y el exterminio de las "razas inferiores o dañinas" y la
concepción instrumental de la técnica como medio de
eliminación organizada del enemigo no fueron inventadas por el
nazismo. Estas ya eran un "habitus mental" en Europa desde el siglo XIX y
el advenimiento de la sociedad industrial. La genealogía trazada en este
estudio subraya la pertenencia de la violencia y de los crímenes del
nazismo al fondo común de la cultura occidental. Por ende, la singularidad
del nazismo no reside en su oposición al occidente sino en su capacidad
para lograr una SINTESIS entre sus diferentes formas de violencia.
Obsesiones eugenésicas, pulsiones raciales, blancos geopolíticos y
cruzada ideológica convergieron en una sola ola destructora. La
guillotina, el matadero, la fábrica fordista, la administración racional y
el racismo, el eugenismo, las masacres coloniales y las de la Primera
Guerra Mundial ya habían modelado el universo social y el paisaje mental
en los que se concibió y se estableció la "solución final". Dieron origen
a las premisas técnicas, ideológicas y culturales, construyendo al mismo
tiempo el contexto antropológico en el que Auschwitz fue posible, Todos
estos elementos se hallaban en el seno de la civilización occidental y se
desplegaron en la Europa del capitalismo industrial en el periodo del
liberalismo clásico. Desde este punto de vista, la singularidad del
Genocidio no es la de un suceso "sin precedentes” sino en la de una
SINTESIS UNICA de un vasto conjunto de modos de dominación y de
exterminio que ya habían sido experimentados por separado en el
transcurso de la historia occidental moderna. Una síntesis única y, por este
mismo motivo, radical y terriblemente nueva hasta el punto de
ser inimaginable y a menudo incomprensible para sus
contemporáneos. Entre las masacres del imperialismo conquistador y la
"solución final" no existen simplemente "afinidades fenomenológicas" ni
tampoco lejanas analogías. Hay una continuidad histórica que hace de la
Europa liberal un laboratorio de la violencia del siglo XX y de
Auschwitz un auténtico producto de la civilización occidental.

Finges
Pdf

Mayer
La desafección campesina y nacionalista fue tanto causa como efecto de la
desestabilización entre 1919-1924.La revolución rusa estuvo marcada por
las consecuencias del fracaso de la primera guerra mundial.

CHINA
Stockpol
Los Estados posrevolucionarios de Francia y Rusia fueron ambos (a pesar
de muchas diferencias), regímenes burocráticos profesionales; sin
embargo, en la Revolución china los campesinos terminaron aportando
tanto la fuerza insurrecta revolucionaria, cuanto la base popular
organizada para la consolidación del poder del Estado revolucionario. Y el
resultado fue un nuevo régimen revolucionario dedicado exclusivamente a
fomentar la participación general y sorprendentemente renuente al
dominio jerárquico rutinario por los funcionarios burocráticos y los
especialistas profesionales.
En los tres ejemplos las administraciones monárquicas antes centralizadas
se desintegraron, y las oportunidades de participación política e iniciativas
se hicieron mucho más generales; e instituciones supuestamente
representativas reemplazaron al zar, al rey, o al emperador. Sin embargo,
China, fue distinta por causa del papel de sus organizaciones militares,
regionalmente basadas, después de 1911.
Una vez desaparecida la dinastía, y con la administración imperial
confuciana parcialmente desmantelada y en desorden, los Nuevos
Ejércitos se convirtieron en instrumentos dominados por los Señores de la
Guerra para su régimen regional y para la competencia interregional que
prevaleció por completo hasta 1916.
Para la sociedad china en su conjunto, la consecuencia de la época de Los
Señores de la Guerra fue un círculo vicioso. Inherentemente inestables,
pero naturalmente ambiciosos, los diversos regímenes de los Señores de la
Guerra pugnaban continuamente por territorios, cada uno con la
esperanza, quizás, de reunificar al país, a la postre. Para proseguir mejor la
lucha con sus rivales, cada régimen exprimió su propia zona de base hasta
el último grado posible. Impuestos agobiantes y requisiciones militares
hicieron huir a muchos campesinos de sus tierras, haciendo que los
ejércitos de los Señores de la Guerra se extendieran más aún, cuando los
campesinos se unían para tratar de escapar de las condiciones rurales cada
vez peores. Las ciudades y las industrias no fueron consideradas por los
Señores de la Guerra como centros dinámicos de expansión económica
que debían cuidarse hasta que llegaran a la madurez, sino como fuentes
de recursos militares, aún más tentadores y accesibles que los campos.
Los cargos civiles estuvieron limitados en números, y fueron circunscritas
sus funciones y requisitos, pues la organización militar se convirtió en sede
básica del poder y la autoridad.
Sectores de la gente rica perdieron su poder e identidad distintivas
después de 1911. En este sentido, su destino se pareció tanto al de la
Corte francesa y a la aristocracia urbana, como a la nobleza funcionaría
rusa.
la caída del sistema del Estado imperial sí tuvo consecuencias
desorganizadoras para los ricos locales, al menos en tres aspectos
importantes:
Primero, tendió a dificultar a los agrupamientos que dirigían la comunidad
local para lograr contacto entre sí. Esto haría imposible a la clase
dominante tradicional defenderse contra cualquier rebelión o movimiento
armado en grande escala sin ayuda considerable de los ejércitos
nacionales o \de los Señores de la Guerra
En segundo lugar, la caída del Estado imperial eliminó unos contactos bien
institucionalizados entre los centros de poder regional y nacional y las
élites locales. El que tuviera el mejor contacto con el Señor de la Guerra o
Partido que estuviese en el poder, podría mejorar su posición local. Pero
una vez que era desplazado aquel Señor de la Guerra o Partido, nuevos
hombres con nuevas conexiones cosecharían las recompensas, y las
antiguas élites perderían poder, propiedad o aun sus vidas.
En tercer lugar, la muerte del Estado confuciano disminuyó el peso de los
elementos educados confucianamente, fuesen letrados o terratenientes
cultos, dentro de las clases dominantes locales, mientras la
comercialización y la inestabilidad política probablemente aumentaron el
poder de otros, como mercaderes, terratenientes especuladores y
contrabandistas.
Así después de 1911, las extensiones nacionales políticas y culturales de la
clase dominante de China se desintegraron junto con las instituciones del
Estado imperial. Mientras tanto, dentro de las comunidades locales
rurales, los ricos terratenientes y otros elementos dominantes en el
aspecto económico se volvieron, al mismo tiempo, más arraigados y
vulnerables. Fueron especialmente vulnerables a los ataques de toda
fuerza extra localmente organizada que estuviese dispuesta a aliarse con
los inquietos campesinos, antes que con las clases dominantes locales.
Resumamos desde una perspectiva comparativa: mientras que las
revoluciones francesa y rusa empezaron con la completa desorganización
o el desplome total de Estados monárquicos, seguida por el rápido
socavamiento de las clases dominantes mediante revueltas desde abajo, la
supresión de la autocracia en China, en 1911, no resultó tan directamente
en una revolución social. Los ricos locales, fue un gran obstáculo que había
que superar si se quería que triunfaran los esfuerzos de los
revolucionarios. Después de 1911, los revolucionarios chinos se
enfrentaron a restos más poderosos, mucho más arraigados y
militarmente potentes del/ antiguo régimen, que los revolucionarios
franceses después de 1789 y (especialmente) los revolucionarios rusos
después de 1917.
A partir de acá china: Usar clases del cuaderno
En China, el triunfo final de los comunistas dependió de su capacidad de
penetrar en las comunidades rurales, desplazar los restos de la clase
acomodada y movilizar la participación campesina hasta un grado sin
precedentes en la historia china
¿Por qué fue el nuevo régimen chino mucho más similar al ruso que al
francés? Desde luego, esta pregunta es retórica, pero vale la pena
contestarla. Después de todo, en mi previo análisis de por qué un Estado
controlado por el Partido surgió de la Revolución rusa, mientras que los
jacobinos cayeron del poder en Francia, subrayé la importancia de las
industrias modernas en gran escala (que existían en Rusia, pero no en
Francia). Tales industrias ofrecieron una base para la supervivencia y
consolidación del control de un Partido orientado por una ideología,
movilizador de masas, después de haber realizado sus tareas iniciales de
reconstruir nuevas organizaciones del Estado y defenderse contra las
amenazas contrarrevolucionarias. Sin embargo, tomando en conjunto la
economía china anterior a 1949, se pareció mucho más a la economía
francesa de finales del siglo xvm y comienzos del xix que a la ya
considerablemente industrializada economía de los últimos años de la
Rusia zarista. Tanto la economía francesa de finales del siglo XVIII, como la
economía china anterior a 1949, fueron abrumadoramente agrario-
comerciales, y dominadas por pequeñas unidades de producción. Que las
formas básicas de los resultados revolucionarios chinos, no obstante,
terminaran pareciéndose mucho más a las formas soviéticas que a las
francesas sólo señala los efectos importantes sobre el curso y los
resultados de la Revolución china, de dos conjuntos de factores
contextúales universales o internacionales: 1) la influencia política sobre
China de la ya revolucionada Rusia soviética, y 2) mayores posibilidades,
en el siglo XX, para la industrialización nacional impulsada por el Estado.
411
Pero a partir de 1957, la política básica de los comunistas chinos fue
reorientada. Desde antes del término del Primer Plan Quinquenal, los jefes
comunistas chinos empezaron a advertir que la política al estilo soviético
no era apropiada para las condiciones de China. Mediante enconados
debates, surgió un consenso de tentativa de nuevos guías, en favor de
unos planes de desarrollo más equilibrados que subrayaran el crecimiento
de la agricultura y de las industrias orientadas hacia los campos y el
consumidor.
En primer lugar, la estrategia china de desarrollo económico nacional
"equilibrado" ha dado una prima a la coordinación y a la jefatura
responsable en los niveles local y provincial, así como nacional. Ha sido
imposible que todos los proyectos fuesen planificados y controlados de
acuerdo con pautas y procedimientos explícitos entregados desde los
ministerios centrales; en cambio, se ha delegado gran responsabilidad por
iniciar y administrar industrias que no sean en gran escala, servicios
sociales y el desarrollo agrícola, a dirigentes locales' o regionales de "bajo
nivel".
Un concomitante importantísimo de estas pautas de jefatura en la China
comunista ha sido que, en comparación con Rusia, se ha ido haciendo
mucho mayor hincapié en el liderazgo político organizado como tal. Esto
así es, ya sea que el liderazgo haya sido aportado por el Partido Comunista
o, durante la Revolución cultural, por el politizado Ejército de Liberación
del Pueblo. En la Rusia estalinista, el Partido Comunista de la Unión
Soviética tendió a degenerar en un club de élite para dirigentes, cuyo
poder se basaba en sus posiciones funcionales como administradores,
burócratas y especialistas profesionales. Ello pudo ocurrir porque, en la
sociedad soviética, el verdadero poder quedó sumamente concentrado en
burocracias centralizadas y élites organizativas de "un solo hombre"; al
Partido le quedó poco que hacer, aparte de supervisar y garantizar la
unidad y lealtad del estrato burocrático dirigente. Pero en la China
comunista, los cuadros políticos y los Comités han compartido sus
funciones, tales como la decisión política y especialmente la coordinación
de la aplicación de medidas políticas, que fueron monopolizadas en todo
lo posible por los ministerios del gobierno central en la Rusia soviética.
Por último, las pautas de estratificación que han surgido en China desde
los años cincuenta son dignas de comentarse. Comparada no sólo con la
Rusia estalinista, sino también con los países industriales capitalistas y con
otros países en desarrollo de hoy, la China comunista es relativamente
igualitaria. Se han hecho esfuerzos concertados por contener o reducir las
desigualdades de ingreso y categoría entre los estratos de empleados,
entre los trabajadores urbanos y rurales, y entre gobernantes y
gobernados.
El rompimiento decisivo de la República Popular con la Unión Soviética
llegó como resultado de la determinación china por desarrollar su propia
capacidad nuclear, signo último y base del poderío militar estratégico
nacional en la época posterior a la segunda Guerra Mundial.

GUERRA FRIA
TEORICO
HOSBAWN
1
En la práctica, la situación mundial se hizo razonablemente estable poco
después de la guerra y siguió siéndolo hasta mediados de los setenta,
cuando el sistema internacional y sus componentes entraron en otro
prolongado período de crisis política y económica. Hasta entonces ambas
superpotencias habían aceptado el reparto desigual del mundo.
Es probable que el período más explosivo fuera el que medió entre la
proclamación formal de la «doctrina Truman» en marzo de 1947. y abril de
1951, cuando el mismo presidente de los Estados Unidos destituyó al
general Douglas MacArthur, comandante en jefe de las fuerzas de los
Estados Unidos en la guerra de Corea.
2
Y es que ahora resulta evidente, y era tal vez razonable incluso en 1945.
1947, que la URSS ni era expansionista —menos aún agresiva— ni contaba
con extender el avance del comunismo más allá de lo que se supone se
había acordado en las cumbres de 1943-1945. Desde cualquier punto de
vista racional, la URSS no representaba ninguna amenaza inmediata para
quienes se encontrasen fuera del ámbito de ocupación de las fuerzas del
ejército rojo.
En resumen, mientras que a los Estados Unidos les preocupaba el peligro
de una hipotética supremacía mundial de la URSS en el futuro, a Moscú le
preocupaba la hegemonía real de los Estados Unidos en el presente sobre
todas las partes del mundo no ocupadas por el ejército rojo. Contención.
Así, ambos bandos se vieron envueltos en una loca carrera de armamentos
que llevaba a la destrucción mutua, en manos de la clase de generales
atómicos y de intelectuales atómicos cuya profesión les exigía que no se
dieran cuenta de esta locura. Ambos grupos se vieron también implicados
en lo que el presidente Eisenhower, un militar moderado de la vieja
escuela que se encontró haciendo de presidente en pleno viaje a la locura
sin acabar de contagiarse del todo, calificó, al retirarse, de «complejo
militar-industrial», es decir, la masa creciente de hombres y recursos
dedicados a la preparación de la guerra.
Hay que añadir, no obstante, que los gobiernos de la OTAN, aunque no
estuviesen del todo contentos con la política norteamericana, estaban
dispuestos a aceptar la supremacía norteamericana como precio de la
protección contra el poderío militar de un sistema político abominable
mientras ese sistema continuara existiendo. Esos gobiernos estaban tan
poco dispuestos a confiar en la URSS como Washington. En resumen, la
«contención» era la política de todos; la destrucción del comunismo, no.
3
4
En realidad, el resultado neto de esta fase de amenazas mutuas y de
apurar los límites fue la relativa estabilización del sistema internacional y
el acuerdo tácito por parte de ambas superpotencias de no asustarse
mutuamente ni asustar al resto del mundo, cuyo símbolo fue la instalación
del «teléfono rojo»
A mediados de los años setenta el mundo entró en lo que se ha
denominado la «segunda» guerra fría (véase el capítulo XV), que coincidió
con importantes cambios en la economía mundial, el período de crisis
prolongada que caracterizó a las dos décadas a partir de 1973 y que llegó a
su apogeo a principios de los años ochenta (capítulo XIV). Esta etapa es la
de la distencion.
Dos acontecimientos interrelacionados produjeron un aparente
desequilibrio entre las superpotencias. El primero fue lo que parecía ser la
derrota y desestabilización de los Estados Unidos al embarcarse en una
guerra de importancia: Vietnam y la guerra del Yom Kippur.
La aportación reaganiana a la guerra fría fue de otra índole. Fue una
aportación no tanto práctica como ideológica: parte de la reacción
occidental a las alteraciones de la época de disturbios e incertidumbres en
que pareció entrar el mundo tras el fin de la edad de oro (véase el capítulo
XIV). Una larga etapa de gobiernos centristas y socialdemócratas
moderados tocó a su fin con el fracaso aparente de las políticas
económicas y sociales de la edad de oro. Hacia 1980 llegaron al poder en
varios países gobiernos de la derecha ideológica, comprometidos con una
forma extrema de egoísmo empresarial y de laissez-faire. Entre ellos,
Reagan y la tremenda señora Thatcher, siempre segura de sí misma, en
Gran Bretaña (1979- 1990), fueron los más destacados. Para esta nueva
derecha, el capitalismo de la sociedad del bienestar de los años cincuenta
y sesenta, bajo la tutela estatal, y que ya no contaba con el sostén del éxito
económico, siempre había sido como una subespecie de aquel socialismo
cuya culminación final veían en la URSS. La guerra fría de Ronald Reagan
no estaba dirigida contra el «imperio del mal» exterior, sino contra el
recuerdo de Franklin D. Roosevelt en el interior: contra el estado del
bienestar igual que contra todo intrusismo estatal. Su enemigo era tanto el
liberalismo como el comunismo.
La guerra fría acabó cuando una de las superpotencias, o ambas,
reconocieron lo siniestro y absurdo de la carrera de armamentos atómicos,
y cuando una, o ambas, aceptaron que la otra deseaba sinceramente
acabar con esa carrera.
Pero no fue el enfrentamiento hostil con el capitalismo y su superpotencia
lo que precipitó la caída del socialismo, sino más bien la combinación de
sus defectos económicos cada vez más visibles y gravosos, y la invasión
acelerada de la economía socialista por parte de la economía del mundo
capitalista, mucho más dinámica, avanzada y dominante.
Pero ¿qué era exactamente lo que había cambiado? La guerra fría había
transformado la escena internacional en tres sentidos. En primer lugar,
había eliminado o eclipsado totalmente las rivalidades y conflictos, salvo
uno, que configuraron la política mundial antes de la segunda guerra
mundial. En segundo lugar, la guerra fría había congelado la situación
internacional y, al hacerlo, había estabilizado lo que era un estado de las
cosas provisional y por fijar.
Mc Mahon
INTRODUCCION: fue un conflicto que determino los
asuntos internacionales desde 1945 hasta 1990.
1.
LA 2° GM Y DESTRUCCION DEL VIEJO ORDEN: cualquier explicación del
comienzo de la GF tiene como punto de partida la 2GM – creo las
condiciones que hicieron posible e inevitable un gran enfrentamiento
de poderes.
Mundo trastocado: al fin de la guerra Europa estaba en ruinas – las
ciudades + grandes de la vieja Europa fueron desbastadas – también
se destruyo el viejo orden internacional (heredado del S.XIX) – sistema
internacional eurocéntrico se desintegro –surgieron 2 nuevos gigantes:
EEUU y la URSS – ambos querían formar un nuevo orden de acuerdo a sus
necesidades – ambos coincidían en algo: restaurar el orden internacional
para que no surgiera la anarquía – surgen “recetas” opuestas para crear un
nuevo orden internacional. – siempre q un orden internacional se
derrumba surge algún grado de conflicto, a veces surgen acuerdos, pero
nunca algo del calibre de la GF.
Visión norteamericana del orden de posguerra: p/mayoría
de ciudadanos norteamericanos la guerra no significo privaciones ni
sufrimiento sino prosperidad y abundancia – se duplica el PBI – economía
productiva y empleo pleno, suben salarios, abundan bs de consumo –
Truman afirma en 1945 que surgen de la guerra como la nación +
poderosa del mundo y de toda la historia – después de Pearl Harbor surge
la obsesión x la seguridad nacional – el avance de tecnológico y
aviación hacían que el océano no fuera un barrera de seguridad – se debía
comenzar a utilizar la formula militar – nunca + el poder militar se volvería
a atrofiar – la fuerza militar de EEUU debía ser esencial en el nuevo orden
mundial – no iban a permitir que una nación hostil controlara a una
población, territorio y recursos de Europa del este y de Asia – Eurasia era
la presa económica y estratégica + preciada –económicamente querían un
sistema económico + abierto y libre – libertad de comercio requisito p/paz
– mundo + abierto sería un mundo + prospero – creación del FMI y Banco
Mundial – los ideales Norteamérica. Estaban unidos a sus intereses – solo
había un obstáculo: la Unión Soviética – tenía dinamismo necesario
p/desafiar la concepción norteamericana De verdad, justicia y vida digna.
Visión soviética del orden de posguerra: su proyecto también nación de
temores sobre la seguridad del país – su extensión geográfica
profundizaba problema de una defensa nacional adecuada – era esencial
bloquear la “puerta de acceso” polaca –también impedir industrialización
de Alemania c/régimen de ocupación e indemniza de
guerras altas q ayudarían a la reconstrucción soviética – se
debía evitar una ruptura abierta c/Occidente – deseaban
ser respetados como una potencia responsable y respetada – Stalin estaba
seguro de la confrontación entre mundo socialista y comunista y creía q las
fuerzas proletarias vencerían. Estas ideologías infundieron una fe
mesiánica en el papel q sus países jugarían en el mundo.
LOS ORÍGENES DE LA GF EN EUROPA (1945-1950).
Frágil alianza. Formaron alianza en la guerra y estuvo marcada x la tensión
y el recelo – norteamericanos soviéticos y británicos peleaban contra un
enemigo común – formas de combatirlo en donde y cuando fueron
cuestiones q generaron friccionen la Gran Alianza – disputas políticas
generaron también problemas, sobre todo términos de paz
q debían imponerse a Alemania y el estatus de Europa del Este en
la posguerra – URSS tenía miedo de a Alemania ser volviera a armar y
atacara, quería poner grandes condiciones de paz q la despojara de
territorio e industrias – en Yalta 45 trataron de resolver diferencias – se
aceptó la Declaración sobre la Europa Liberada, 3 lideres
(Churchill, Roosevelt y Stalin) acordaron apoyar procesos
democráticos y gobiernos representativos en las naciones europeas
liberadas.

De la cooperación al conflicto, 1945-1947.Angloamericanos estaban
desconformen c/actuación de URSS en europa deleste, las veian como
violaciones a los términos de la conferencia de Yalta – Muere Roosvelt y
asume Truman – Alemania era lagran cuestoin, una gran disputa – las
reparaciones eran el tema principal, Stalisn quería 10 millones de dólares,
pero EEUU decíaq la prosperidad de europa occidental y de EEUU exigían
Alemania fuerte y se oponían a cualq plan q dificultara el objetivo –Gran
Bret Francia EEUU y URSS obtendrían reparaciones de sus zonas de
ocupación – se opto x la división de Alemania – estoaseguro la división del
continente europeo en este y oeste – lanzamiento de bombas atomicas
forzó rendición de japon –relaciones entre EEUU y URSS se deterioraron
desp de la rendic de Japon – 46 desaparece la Gran Alianza y el comienzo
de la GF– temor de EEUU xq la URSS aprovechara
las condiciones de posguerra q habían marcado el ascenso de la izquierda
– elcomunismo era una alternativa atractiva p/muchos pueblos del mundo
– así, URSS podía aumentar su poder sin emprenderacción militar directa.

Fijando limites . EEUU se apresuro a contener a la URSS y reducir
la atracción del comunismo – Doctrina Truman: pide400 millones dólares
en ayuda militar y económica p/Grecia y Turquia (Bran Bretaña no podía
seguir prestando su ayuda militar yeconómica) – se pretendía c/esto una
política exterior + activa antisoviética y anticomunista – pero ¿q amenaza
era tan fuertep/prestar tal ayuda? Aumento del poder soviético o ideas
opuestas a valores norteamer. – x su parte Marshall pometio
ayudanorteamericana a todos los países europeos dispuestos a coordinar
trabajos de reconstrucción – los enemigos q el Plan Marshallcoombatia
eran el hambre la pobreza y la demoralizacion – 13 millones de dólares en
ayuda económica p/europa occ. – Stalin xsu parte prohibió la entrada de
cualquier país del este al Plan – 48 EEUU, Frnacia y GB dieron paso hacia la
creación de AlemaniaOcc indepte – x esto los sovieticos prohibieron la
entrada x tierra de los aliados a Berlin Occidental, pero el bloque se
levanto en1949 – 49 se crea la Republica Federal Alemana, mes
después sovieticos crean Republica Democratica Alemana
(reflejabadivisión + amplia entre EEUU y URSS – se crea la OTAN en 49
agrupo a Francia Holanda Belgica Luxemburgo GB Italia DinamarcaNoruega
Portugal Canada y EEUU – cualquier ataque a uno de ellos era un ataque a
la unidad.

PRACTICO
Gaddis
El sistema internacional durante estos años parecía ser parte de una
bipolaridad en la cual, como limaduras de hierro atraídas por un imán,
todo el poder gravitaba hacia Moscú y Washington. De hecho, sin
embargo, las superpotencias encontraban cada vez más difícil manejar a
las potencias menores, ya fueran aliados o neutrales en la Guerra Fría,
mientras al mismo tiempo perdían la autoridad que en otro tiempo dieron
por sabida en sus países. Los débiles descubrían oportunidades para
enfrentarse a los fuertes. La naturaleza del poder cambiaba porque el
miedo al poder, concebido al modo tradicional, disminuía.
I
Los primeros signos de lo que estaba ocurriendo llegaron con la
decadencia y final desaparición del colonialismo europeo, proceso que se
inició antes de que empezara la Guerra Fría; fue paralelo al primer
desarrollo de ésta y sólo gradualmente afectó su evolución posterior.
Fue precisa la segunda Guerra Mundial, sin embargo, para anular el
colonialismo de una vez por todas: la guerra puso en movimiento procesos
que, a lo largo de las siguientes dos décadas, concluirían la era de los
imperios europeos que había empezado cinco siglos atrás. El derrumbe del
colonialismo coincidió, por lo tanto, con el comienzo de la Guerra Fría,
pero la Guerra Fría no causó aquellos sucesos; sus raíces estaban en otra
parte.
La situación, sin embargo, difícilmente podía durar. Al término de 1949, la
competencia soviético-norteamericana por Europa había alcanzado un
empate, y esto creaba tentaciones para explotar oportunidades en otras
partes.
los Estados Unidos no podían desprenderse de sus aliados británicos,
franceses, holandeses y portugueses. El riesgo de que los nacionalistas del
“tercer mundo” asociaran a los norteamericanos con el imperialismo era
por tanto elevado. Ni tampoco había seguridad de que los resentimientos
que había engendrado el colonialismo durante tanto tiempo no hicieran
del comunismo una posibilidad atractiva.
Lo que significaba todo esto, pues, era que las cosas que elegían los
nuevos Estados independientes podían aún inclinar la balanza de poder en
la Guerra Fría. Uno de los aspectos más chocantes para los
norteamericanos acerca de la Guerra de Corea había sido la rapidez con la
cual un interés periférico —la defensa de Corea del Sur— se había
repentinamente vuelto vital.
II
El “no alineamiento” proporcionaba un modo de que los guías de los
Estados del “tercer mundo” pudieran inclinar sin derribar: la idea era no
comprometerse con ninguno de los bandos en la Guerra Fría, sino dejar
abierta la posibilidad de tal compromiso. De ese modo, si se volvía
excesiva la presión de una superpotencia, una potencia menor podría
defenderse amenazando con alinearse con la otra superpotencia.
Tito, Nehru, Zhou y Nasser eran figuras importantes el no alineamiento. Lo
que Nasser mostró, pues —junto con Tito, Nehru y Zhou Enlai— fue que
ser una superpotencia en la Guerra Fría no siempre garantizaba que se le
abriera a uno el camino. Había limitaciones a la medida en que Moscú o
Washington podían mandar a las potencias menores circundantes, porque
siempre podían moverse al otro lado, o cuando menos amenazar con
hacerlo. La compulsión misma con que la Unión Soviética y los Estados
Unidos procuraban arrastrar semejantes Estados a sus órbitas,
representaba dar a dichos Estados los medios de escapar. La autonomía,
en lo que podría haber parecido circunstancias inhóspitas, se estaba
volviendo alcanzable.
III
IV
Los Estados Unidos y la Unión Soviética poseían un poder militar y
económico desproporcionado dentro de la OTAN y del Pacto de Varsovia, y
sin embargo no encontraban fácil controlar estas alianzas tampoco.
La Alemania de posguerra había sido tanto fuerte como débil al mismo
tiempo. Porque había sido la nación más fuerte de Europa antes de 1945,
ni los Estados Unidos ni la Unión Soviética estaban en condiciones de
correr el riesgo de que una Alemania reunida pudiera alinearse con su
principal adversario. La división del país, en este sentido, fue impuesta
desde afuera y se volvió inevitable una vez que estuvo en marcha la
Guerra Fría. Pero una vez que el país fue dividido, la debilidad misma de
los alemanes se convirtió en fuerza. Estando al borde del derrumbe —y,
conforme transcurría el tiempo, simplemente pareciendo estarlo— los
alemanes occidentales y orientales podían alzar el fantasma de un anterior
enemigo, cayendo bajo el control de un enemigo venidero en cualquier
momento que desearan hacerlo.
Lo que permitía a la debilidad alemana convertirse en fuerza era, por
supuesto, la preocupación con la credibilidad que dominaba el
pensamiento en Washington y Moscú. Habiendo instalado sus respectivos
clientes y luego unido a ellos sus propias reputaciones, ni los líderes
norteamericanos ni los soviéticos hallaban fácil quitárselos de encima
cuando aquellos clientes empezaban a buscar sus propias prioridades. Los
Estados Unidos y la Unión Soviética cayeron por lo tanto en el hábito de
dejar a sus aliados alemanes determinar sus intereses germánicos y por lo
tanto sus políticas alemanas.
V
La estrategia de De Gaulle, “defensa en todas direcciones”, no era
diferente del ofender en todas direcciones de Mao. Ambos vieron en el
desafío a la autoridad externa un modo de incrementar su legitimidad
interna propia. Ambos procuraron reconstruir la propia estimación
nacional: esto requería, según creían, dar papirotazos en las narices, y aun
morder las manos que anteriormente les dieron de comer y otras formas
de sustento.
Parte de la respuesta, asimismo, implicaba la desaparición del miedo. Para
los años sesenta, Francia y China se habían vuelto suficientemente fuertes
dentro del marco de sus respectivas alianzas como para no sufrir ya las
inseguridades que los habían empujado por principio de cuentas a tales
alianzas. Tanto en el Tratado del Atlántico Norte de 1949 como en el
Tratado Sino-Soviético de 1950, las superpotencias habían tratado de
tranquilizar a las potencias menores: vistas, así las cosas, cuando menos, el
comportamiento de De Gaulle y Mao una década más tarde significaba
que las alianzas habían logrado sus propósitos.
VI

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