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ATENDIENDO A TU SEÑOR

Al preguntar por el tiempo de oración, muchos pretenden darle más poder a la


duración de la misma que a Dios, que es quien responde.
Lo importante es orar con fe, pues. Al que cree todo le es posible. El Apóstol Santiago
enseña que la oración eficaz del justo puede mucho. Por lo tanto, tu oración debe ser
eficiente para producir los frutos y las respuestas que buscas.
Orar y buscar el rostro del Señor no es un precio, es un deleite.es el mayor placer de
todos. Yo lo busco porque lo amo oro y le pido porque es mi padre y confió en él.
UTIL Y OBEDIENTE
En el libro de Lucas.17.7-10 leemos una gran enseñanza que el señor nos dio a cerca
del trabajo y el servicio que debemos a nuestras autoridades.
La obediencia en tu trabajo es un requisito que se espera de ti. Por lo que la
obediencia te convierte en alguien que recibe bendición. Recuerda que una persona
obediente es quien tiene la capacidad de hacer lo que le ordenan y útil es quien ofrece
más de lo que le piden. Jesús busca personas útiles y obedientes.
CEÑIRSE PARA RECIBIR BENDICION
A fin de realizar un mayor esfuerzo debemos ceñirnos para servir, porque siempre
habrá una recompensa para quien lo haga. Preséntate frente a tu Señor, sírvale la cena
y pregúntale que más puedes hacer por él. Ten por seguro que su respuesta será:
Quédate conmigo, come junto amo y conversemos.
EL PELIGRO DE MIS PREOCUPACIONES:
Toma tiempo descubrir que lo más importante de este mundo es tu tiempo a solas con
Dios. El afán de la vida y el engaño de las riquezas buscan apartarte de su presencia.
Has tiempo para escuchar a Dios si quieres, oírlo debes liberarte de todo lo que te
angustia. Desecha la ansiedad y el afán de tu mente. Es necesario que sirvamos al
señor tomemos tiempo para escuchar su voz.
LA ORACIO EFICAZ:
Dios es nuestro padre y quiere enseñarnos la base de una buena relación con él. La
oración es tan personal que solamente podemos compartir nuestras experiencias cada
uno sabe a que hora y como le es más conveniente dedicarse a buscar intimidad con el
Señor. La comunicación con Dios es un circulo virtuoso: Mientras más tiempo dedicas a
la oración, más lo conoces, y mientras más lo conoces, tu oración es mejor.

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