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Título: Un Viaje de Vida en Amor por la Naturaleza y la Defensa Ambiental

Mi nombre es Sandra Lorena Meléndez Muñoz y me he embarcado en un notable viaje


entrelazado con la naturaleza y la conciencia ambiental. Nacida en la pintoresca ciudad de
Popayán, Cauca, he pasado 44 años enriquecedores abrazando las maravillas del mundo que me
rodea.

Con una estatura de 1,70 metros, he seguido una doble profesión como ecóloga y abogada. A
través de mi experiencia combinada, me esfuerzo por proteger y preservar nuestro frágil
ecosistema. Los votos matrimoniales que intercambié con Antonio Astaiza, geógrafo y abogado,
fortalecieron aún más nuestro compromiso compartido con la conservación ambiental.

En la actualidad, me encuentro cursando una especialización en Consultoría Ambiental en la


prestigiosa Universidad Iberoamericana de México. Este esfuerzo educativo ha profundizado mi
comprensión de los desafíos ambientales y me ha dotado de las herramientas necesarias para
generar un cambio positivo.

Más allá de mis labores profesionales, he cultivado una profunda pasión por la música. Las
melodías del rock y el pop resuenan en mi alma, permitiéndome encontrar consuelo e inspiración
en sus armonías. Otra fuente de tranquilidad para mí es el suave repiqueteo de las gotas de lluvia.
Hay algo mágico en la lluvia, ya que rejuvenece la Tierra y evoca un sentido de renovación.

Una de mis mayores alegrías es adentrarme en las montañas, embarcarme en largas caminatas que
se entrelazan con la serenidad de la naturaleza. El aire fresco, las vistas majestuosas y la armonía
del canto de los pájaros crean una sinfonía que envuelve mis sentidos. Compartiendo estas
aventuras con mi pareja, exploramos los terrenos agrestes y abrazamos la libertad que la
naturaleza nos ofrece. Montando motocicletas, nos aventuramos por senderos menos transitados,
deleitándonos en la emoción del viaje.

Aunque nuestras vidas no han sido bendecidas con hijos, Antonio y yo hemos encontrado otro
camino para contribuir al mundo que apreciamos. Somos apasionados recicladores, reconociendo
el valor de nuestras acciones en la preservación del medio ambiente. Hemos incorporado prácticas
de reciclaje en nuestra vida cotidiana, asegurándonos de que nuestro hogar refleje nuestra
dedicación a la sostenibilidad. Además, durante nuestras caminatas en las montañas, recogemos
diligentemente latas desechadas, encarnando la satisfacción que solo pueden entender los
entusiastas de la naturaleza.
A medida que seguimos este camino, nuestro amor por la naturaleza y nuestra dedicación
inquebrantable a la protección ambiental son faros de esperanza. A través de nuestras acciones,
nos esforzamos por inspirar a otros a valorar y resguardar nuestro planeta. Juntos, tenemos la llave
para un futuro más brillante y más verde, donde la belleza de la naturaleza se preserva para las
generaciones venideras.

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