Está en la página 1de 2

LA LEYENDA DE PLAYA EL POTRERO

La Playa El Potrero, ubicada en el Distrito de Carquín Provincia de Huaura,

Departamento de Lima está rodeando de cerros y en uno de ellos se nota una

cueva que cuando levanta la marea se cubre de agua, si la marea esta baja se

observa la profundidad de la cueva que es algo oscuro y que sirve de hábitat a

los murciélagos.

El poblador Emiliano Meléndez cuenta que cuando él tenía 14 años ayudaba a su

padre en la pesca, para lo cual acostumbraban colocar espineles en la playa, es

decir un cordel grande con un centenar de anzuelos y plumas de carnada. Este

trabajo lo hacían todas las noches, unas veces pescaban en cantidad y en otras

no. Sucede que en una de esas noches su papá se había quedado dormido en la

arena y el muchacho estaba a la expectativa de cualquier movimiento del cordel,

porque esa noche tenía la sensación de que los peces caerían en la carnada, pero

no fue así.

En plena luna llena, a eso de las 2 a.m. le vencía el sueño y cuando estaba a punto

de pestañar notó que de la cueva salía un caballo blanco que comenzó a relinchar.

El desconcertado no sabía si estaba despierto o soñando y se escondió en una

hendidura y desde ahí observó que el caballo subía trotando por el cerro.

Intrigado, empezó a seguir al animal que ahora bajaba por una ladera del cerro y

antes de llegar a la quebrada se detuvo y cruzó la pista, hasta llegar a unas

chacras. En un fango lleno de totora se detuvo a tomar agua. Eran ya las cuatro

de la mañana, debido al cansancio él se quedó dormido profundamente y la

gente que pasaba por ahí lo miraba extrañado, hasta pensaban que estaba

embriagado. Al despertarse no sabía dónde se encontraba, ni como había llegado

a ese lugar. Poco a poco fue recordando lo que había pasado y contó a su padre

lo ocurrido, quien mostro su incredulidad. Al día siguiente, en la oscuridad de la


noche, nuevamente el caballo se presentó, el muchacho quiso seguirle, pero el

padre ya consciente de la situación no se lo permitió, aduciendo que era un

espíritu encantado y que podía correr riesgo su vida. Al enterarse la gente del

lugar, le aconsejo al padre e hijo que, si se presentase la oportunidad, le siguieran

al potro, porque eso les conduciría a un lugar donde hay oro y plata y que a la

postre se convertirían en millonarios.

Ellos un tanto reconfortados iban en las noches con dirección a la cueva para

avistar al potro, pero el animal nunca más volvió a aparecer.

Fuente: Mitos y Leyendas de Huacho y Distritos Aledaños II-2016

Autor: Samuel Cornelio Abad

Recopilación: Ubaldo Palacios V.

También podría gustarte