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Antonio Machado

(1875-1939)
VIDA DE ANTONIO MACHADO
Antonio Machado nació en Sevilla en 1875. Vivió con sus padres en el
Palacio de las Dueñas, una de las casas que los duques de Alba solían
alquilar a familias modestas. Siempre recordó con cariño Antonio
Machado aquella amplia casa con su huerto y su patio donde había una
fuente y un limonero.

En 1883 (cuando Antonio Machado tiene 8 años), la familia se traslada a


Madrid porque el abuelo es nombrado catedrático de la Universidad
Central de Madrid. El padre decide que Antonio y Manuel estudien en la
Institución Libre de Enseñanza, un colegio privado muy liberal. El lema de
este colegio es: “La escuela debe salir a la calle y la calle debe entrar en la
escuela”. Los profesores de este colegio organizan frecuentes excursiones
a los pueblos cercanos lo que despierta en Antonio Machado un gran
amor al campo y a la naturaleza que veremos después reflejado en
muchos de sus poemas.
En 1893 muere su padre y dos años después el abuelo. Los problemas
económicos comienzan.
En 1899 (cuando Antonio Machado tiene 24 años) Antonio y Manuel se
marchan a París donde trabajarán como traductores de francés al español
para una editorial. El trabajo que realizan es aburrido, monótono y mal
pagado, pero les consuela que amplían y perfeccionan sus conocimientos
de francés. Además, como les sobra tiempo, ambos lo aprovechan para
escribir versos. En París Antonio Machado conoce e Rubén Darío al cual
dará a conocer los poemas que escribía. Estos poemas impresionan muy
favorablemente a Rubén Darío que los elogia con su adjetivo: ¡Admirable!
¡Admirable!
Desde entonces, muestra siempre Rubén Darío admiración y simpatía por
Antonio Machado.
En 1906 (cuando Antonio tiene 31 años) se presenta a las oposiciones para
intentar conseguir trabajo seguro como profesor de Francés. Desea tener
un sueldo fijo para no tener que pasar por los apuros económicos que
tienen su familia y él.
En 1907 gana las oposiciones y es nombrado catedrático de Lengua
Francesa en el instituto de Soria. Se irá a vivir allí solo. Este mismo año
publica “Soledades. Galerías. Otros poemas”. Su vida en Soria es
monótona, no le gusta demasiado su trabajo como profesor. En su tiempo
libre se dedica a leer, a escribir y a dar largo paseos en soledad por Soria y
sus alrededores. También empieza a escribir en los periódicos de Soria al
mismo tiempo que va escribiendo los versos que luego irán incluidos en su
obra “Campos de Castilla”. En la pensión donde se hospeda Antonio
conoce a Leonor Izquierdo, hija de la dueña de la pensión.
En 1909 Antonio Machado (que tiene 33 años) se casa con ella, que
solamente tiene 15 años.
En 1910 Antonio Machado consigue una beca de un año de duración en la
Sorbona de París y allí se dirige en compañía de Leonor. Combina su
asistencia a las clases de la Sorbona con la composición de más versos
para su obra “Campos de Castilla”. En julio de ese mismo año el
matrimonio piensa ir de vacaciones a Inglaterra pero Leonor su pone
enferma. Los médicos le diagnostican tuberculosis y le aconsejan que
vuelva a Soria ya que el clima de París no le conviene. Vuelven a Soria
donde Antonio Machado comenzará de nuevo a dar clases en el instituto.
Pero Leonor no mejora. Antonio, en su desesperación, quiere contagiarse
también de su enfermedad y pone sus labios donde la enferma acaba de
beber, respira su aliento y toca todo lo que ella ha tocado pero él no
enferma. Antonio no se separa de ella más que para ir a dar clases al
instituto y deja de colaborar en todas las revistas y periódicos.
En mayo de 1912 se publica “Campos de Castilla” con el que alcanzará un
gran éxito. Es el triunfo definitivo de la poesía de Machado. Aparecen en
los periódicos numerosas excelentes críticas y recibe cartas con elogios de
sus amigos pero él está tan desesperado por la mala salud de su esposa
que ni se alegra ni contesta a sus amigos agradeciéndoles sus cartas. El día
1 de agosto Leonor muere. Antonio piensa en el suicidio y así se lo dice a
Juan Ramón Jiménez en carta: “Cuando perdí a mi mujer pensé pegarme
un tiro. El éxito de mi libro me salvó, no por vanidad, ¡bien lo sabe Dios!,
sino porque pensé que, si había en mí una fuerza útil, no tenía derecho a
aniquilarla”.
Traslado a Baeza
Antonio no soporta seguir viviendo en Soria ya que todo le recuerda a
Leonor y decide pedir el traslado al instituto de Baeza (Jaén) donde
empezará a dar clases en septiembre de ese mismo año (1912).
Su vida en Baeza es muy parecida a la que llevaba en Soria. Vive solo y
sigue sintiendo un gran amor por la naturaleza, sigue dando largos paseo
por los alrededores de la ciudad. Pasa horas enteras sentado en un banco
contemplando el paisaje que tiene delante.
En Baeza conocerá personalmente a Federico García Lorca que había
llegado a la ciudad con un grupo de estudiantes que hacían un viaje
cultural visitando Andalucía.
Traslado a Segovia
En 1919 Antonio Machado es trasladado a Segovia. Su vida allí será tan
monótona como en Soria o Baeza. No le gusta enseñar francés a los
alumnos, tampoco le gusta examinar. Cuando preside un examen no se
sienta nunca en el centro de la mesa, sino a un lado, para estar más cerca
del alumno. Según sus alumnos, era un profesor que siempre aprobaba a
todos.
Aquí conoce a quien será su segundo gran amor, Pilar Valderrama, la
Guiomar de sus versos. Pilar Valderrama era una mujer católica, casada y
con hijos. Al confesarle su marido su infidelidad con una joven que se
acaba de suicidar, va a Segovia a buscar descanso y soledad. Allí conoce a
Antonio Machado con el que mantiene una relación secreta
(suspuestamente casta) durante muchos años.

Pilar Valderrama (Guiomar)

En 1924 Machado publica su libro de poemas “Nuevas canciones”.


Traslado a Madrid
En tiempos de la República nacen muchos centros de enseñanza y en 1932
Machado consigue que lo trasladen a Madrid.
En julio de 1936 estalla la Guerra Civil. A finales de noviembre de este
mismo año, el Gobierno republicano tiene que abandonar la ciudad y
marcharse a Valencia. Se da orden para que todo el mundo salga de
Madrid y esta orden alcanza también a los intelectuales, artistas,
escritores y profesores partidarios de la República entre los que se
encuentra Antonio Machado. El poeta se va a Valencia con su familia.
Cuando Valencia cae, se trasladan a Barcelona.
En 1937 se publica el último libro de Antonio Machado “La guerra”,
compuesto por trabajos en prosa y en verso. Es en este libro donde
encontramos el famoso poema “El crimen fue en Granada” en memoria
de Federico García Lorca.
En enero de 1939, al ver que la situación en Barcelona se está poniendo
muy mal, Machado huye con su madre a Francia y se instala en un
modesto hotel de la localidad francesa de Collioure.

El 22 de febrero de 1939 (solamente un mes después de haber llegado


allí) muere Antonio Machado en este hotel. Dos días después muere su
madre.
Su hermano José escribió lo siguiente con respecto a los últimos días del poeta: “Unos días
antes de su muerte me dijo: “Vamos al mar…”. Fuimos a la playa. Allí nos sentamos en una
de las barcas que había sobre la arena. El sol del mediodía no daba casi calor. Allí
permaneció Antonio silencioso ante el constante ir y venir de las olas…Hacía mucho viento.
Antonio, mi hermano se quitó el sombrero. Lo sujetaba con una mano mientras la otra
reposaba sobre su bastón, como él acostumbraba a hacer.

Al cabo de un largo rato de contemplación, me dijo, señalando a una de las modestas casas
deHacía mucho
pescadores: viento.
“Quién Antonio,
pudiera mitras
vivir ahí, hermano se quitó
una de esas el sombrero.
ventanas. Libre ya de Lo
toda
sujetaba con una mano mientras la otra reposaba sobre su bastón, como
preocupación…”. Después se levantó con gran esfuerzo, y andando trabajosamente sobre la
él acostumbraba
arena a hacer.casi por completo los pies, volvimos en el más profundo
en la que se hundían
silencio”.
1907
Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!…

¿Adónde el camino ira?


Yo voy cantando, viajero,
a lo largo del sendero…
– La tarde cayendo está -.

En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logre arrancármela un día;
ya no siento el corazón.”

Y todo el campo un momento


se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.

La tarde más se oscurece;


y el camino que serpea
y débilmente blanquea,
se enturbia y desaparece.

Mi cantar vuelve a plañir:


“Aguda espina dorada,
quién te volviera a sentir
en el corazón clavada.”

El poema que nos ocupa fue escrito por Antonio Machado, uno de los poetas más
importantes de la Generación del 98.

Este poema pertenece a la obra “Soledades. Galerías. Otros poemas” que se publicó en
1907. Este libro de poemas pertenece a la primera etapa del autor, una época en la
que se aprecia en su obra una gran influencia del Modernismo.

El tema del poema que nos ocupa es el deseo de amor. El poeta va paseando por el
campo y recuerda un amor que tuvo en el pasado y que perdió. Durante un tiempo
sufrió por no ser correspondido pero ahora sufre más porque no siente el dolor que
entonces sentía y se siente vacío.
Estructura externa

El poema se compone de cuatro cuartetas y dos redondillas, los versos son octosílabos
y la rima es consonante. Se observa una clara predilección por la rima consonante en
esta primera etapa del poeta.

Estructura interna

En la primera parte, que estaría formada por las tres primeras estrofas, el poeta
aparece caminando por el campo, está contento y admira el paisaje que tiene en
frente de él. En un momento dado le viene a la cabeza una cancioncilla popular y se
pone a cantarla despreocupadamente. La letra de la canción le hace recordar el dolor
que sintió en el pasado por no ser correspondido por la persona a la que amaba y se
da cuenta de que ahora ya no siente ese dolor y nota una gran soledad en su interior
(“ya no siento el corazón”).

En la segunda parte, que estaría compuesta por las tres últimas estrofas, el poeta nos
dice que de repente el campo se queda en silencio y sombrío y la tarde se oscurece.
Pero en realidad no es el campo el que se queda así sino él. Era muy habitual en
Antonio Machado identificar su estado de ánimo con el paisaje. En la última estrofa del
poema, el poeta vuelve a cantar la cancioncilla popular y muestra su deseo de sentir
aquel dolor que un día sintió, porque al menos ese dolor le hacía sentir algo. Ahora no
siente nada. (“quién te pudiera sentir en el corazón clavada”).

Estilo

Encontramos en el poema abundantes recursos estilísticos: la anáfora (Yo voy soñando


caminos / Yo voy cantando, viajero), el epíteto (los verdes pinos, las polvorientas
encinas), el hipérbaton (“¿Adónde el camino irá?”, “-la tarde cayendo está-“), el
encabalgamiento abrupto (“…caminos / de la tarde…”, “¡Las colinas / doradas…) y el
polisíndeton (y el camino que serpea y débilmente blanquea, se enturbia y
desaparece).

Finalmente, hay que señalar que encontramos en el poema muchos símbolos típicos
de Antonio Machado como son el sueño (que representa el sentimiento del poeta), el
camino o el sendero (que simbolizan la vida) o la tarde (que representa el estado de
ánimo melancólico del poeta).
1912

Poema nº1: “Noche de verano”

Poema nº 2: “El mañana efímero”

Poema nº3: “A orillas del Duero”

Poema nº4: “A un olmo seco”

Poema nº5: “Una noche de verano”

Poema nº6: “Soñé que tú me llevabas”

Poema nº7: “Retrato”


Poema nº1: “Noche de verano”

Es una hermosa noche de verano. 


Tienen las altas casas 
abiertos los balcones 
del viejo pueblo a la anchurosa plaza. 
En el amplio rectángulo desierto, 
bancos de piedra, evónimos y acacias 
simétricos dibujan 
sus negras sombras en la arena blanca. 
En el cénit, la luna, y en la torre, 
la esfera del reloj iluminada. 
Yo en este viejo pueblo paseando 
solo, como un fantasma.
El poema que nos ocupa fue escrito por Antonio Machado, uno de los poetas más
importantes de la Generación del 98.

Este poema se titula “Noche de verano” y pertenece al libro de poemas “Campos de


Castilla” que se publicó en 1912, pocos meses después de la muerte de Leonor. Con
este libro se inicia la segunda etapa de Machado, una época en la que el poeta se aleja
del Modernismo y se acerca a un “realismo” muy del gusto de la Generación del 98.

Entre los temas más importantes que el poeta aborda en este libro podemos destacar
los siguientes: el paisaje castellano y los sentimientos que éste provoca en el poeta,
visión crítica del pasado, presente y futuro de España, amor y dolor por la muerte de
Leonor, recuerdo, reflexión y melancolía.

El tema de este poema es la soledad amorosa del poeta. Este poema recuerda
claramente a otros del mismo tema que aparecían en “Soledades. Galerías. Otros
poemas”, solo que en este poema el paisaje sevillano es sustituido por el paisaje
soriano, en este caso, un paisaje urbano ya que el poeta nos describe la Plaza Mayor
de Soria. Antonio Machado escribió “Noche de verano” en el verano de 1908 poco
antes de comenzar su relación amorosa con Leonor.

Estructura externa

El tipo de estrofa utilizado en este poema es la silva arromanzada, una combinación de


versos heptasílabos y endecasílabos con rima asonante en los versos pares.

Estructura interna

Podemos dividir el poema en dos partes bien diferenciadas. La primera parte iría desde
el primer verso hasta el décimo y la segunda parte estaría formada por los dos últimos
versos momento en el que aparece el “yo” lírico. En la primera parte el poeta describe
una hermosa noche de verano en Soria. Los balcones están abiertos. No hay nadie en
la plaza del pueblo, solamente hay unos bancos y unos árboles que dibujan sombras en
la noche, sombras que contrastan con la arena blanca del suelo. Todo está oscuro pero
esa oscuridad es rota por la luz de la luna y la esfera del reloj de la torre. En la segunda
parte el poeta expresa su estado de ánimo: está triste y melancólico porque se siente
solo. Le gustaría encontrar un amor.

Estilo

El poeta utiliza en el poema recursos estilísticos como el hipérbaton (“Tienen las altas
casas / abiertos los balcones”), la antítesis (“sus negras sombras en la arena blanca”) y
el símil o comparación (“solo, como un fantasma”). Asimismo, encontramos en los dos
último versos un encabalgamiento abrupto (“Yo en este viejo pueblo paseando/
solo…”). Al romper esos dos versos de forma tan brusca el poeta quiere llamar nuestra
atención sobre la palabra que ha quedado separada: “solo”. Machado quiere insistir en
su sentimiento de soledad. Finalmente, encontramos en el poema abundantes
epítetos que realzan una cualidad de la palabra a la que acompañan (“hermosa
noche”, “altas casas”, “viejo pueblo”, “anchurosa plaza”, “negras sombras”).
Poema nº2: “El mañana efímero”
La España de charanga y pandereta, 
cerrado y sacristía, 
devota de Frascuelo y de María, 
de espíritu burlón y de alma quieta, 
ha de tener su mármol y su día, 
su infalible mañana y su poeta. 
El vano ayer engendrará un mañana 
vacío y por ventura pasajero. 
Será un joven lechuzo y tarambana, 
un sayón con hechuras de bolero, 
a la moda de Francia realista 
un poco al uso de París pagano 
y al estilo de España especialista 
en el vicio al alcance de la mano. 
Esa España inferior que ora y bosteza, 
vieja y tahúr, zaragatera y triste; 
esa España inferior que ora y embiste, 
cuando se digna usar la cabeza, 
aún tendrá luengo parto de varones 
amantes de sagradas tradiciones 
y de sagradas formas y maneras; 
florecerán las barbas apostólicas, 
y otras calvas en otras calaveras 
brillarán, venerables y católicas. 
El vano ayer engendrará un mañana 
vacío y ¡por ventura! pasajero, 
la sombra de un lechuzo tarambana, 
de un sayón con hechuras de bolero; 
el vacuo ayer dará un mañana huero. 
Como la náusea de un borracho ahíto 
de vino malo, un rojo sol corona 
de heces turbias las cumbres de granito; 
hay un mañana estomagante escrito 
en la tarde pragmática y dulzona. 
Mas otra España nace, 
la España del cincel y de la maza, 
con esa eterna juventud que se hace 
del pasado macizo de la raza. 
Una España implacable y redentora, 
España que alborea 
con un hacha en la mano vengadora, 
España de la rabia y de la idea.
El poema que nos ocupa fue escrito por Antonio Machado, uno de los poetas más
importantes de la Generación del 98.

Este poema se titula “El mañana efímero” y pertenece al libro de poemas “Campos de
Castilla” que se publicó en 1912, pocos meses después de la muerte de Leonor. Con
este libro se inicia la segunda etapa de Machado, una época en la que el poeta se aleja
del Modernismo y se acerca a un “realismo” muy del gusto de la Generación del 98.

Entre los temas más importantes que el poeta aborda en este libro podemos destacar
los siguientes: el paisaje castellano y los sentimientos que éste provoca en el poeta,
visión crítica del pasado, presente y futuro de España, amor y dolor por la muerte de
Leonor, recuerdo, reflexión y melancolía.
El tema concreto de este poema es la CONTRAPOSICIÓN entre las dos Españas: una España
anticuada, religiosa e inculta y la España que el poeta desea, una España progresista, moderna
y culta, que esté a la altura del resto de países de Europa.

Estructura externa

El tipo de estrofa utilizado por el poeta en este poema es la silva, una combinación de versos
endecasílabos y heptasílabos. La rima es consonante no quedando suelto ningún verso.

Estructura interna

Podemos distinguir claramente dos partes en este poema. La primera parte estaría formada
por los 34 primeros versos y la segunda por los ocho versos finales.

A lo largo de la primera parte el poeta critica la España de su época, una España que solo se
preocupa por divertirse, pasárselo bien /”La España de charanga y pandereta”), ir a los toros
(“devota de Frascuelo”), una España ociosa y falsamente religiosa, (“Esa España inferior que
ora y bosteza), una España atrasada e inculta, que no piensa (“Esa España inferior que ora y
embiste”). Como resultado de esto a España le espera un futuro malo pero afortunadamente
será un futuro efímero (“El vano ayer engendrará un mañana / vacío y ¡por ventura!
pasajero”).

En la segunda parte el poeta cambia totalmente el tono y, esperanzado, nos habla de una
España joven que viene a reemplazar a esa España vieja. Nos habla de una “España del cincel y
de la maza”. El cincel y la maza son las herramientas del cantero pero también lo son del
escultor; con estos instrumentos los jóvenes podrán dar a España una nueva forma, crearán un
nuevo mundo. También nos habla de una “España que alborea” una España que amanece, es
decir, nace un nuevo día para España. Machado acaba el poema diciendo “España de la rabia y
de la idea”, es decir, una España con fuerza (rabia) pero también con cultura (idea).

Estilo

Encontramos en el poema abundantes recursos estilísticos: personificación (“Esa España


inferior que ora y bosteza”, “Mas otra España nace”), animalización (“Esa España inferior que
ora y embiste”), antítesis (“El vano ayer engendrará un mañana”), símil o comparación (“Como
la náusea de un borracho ahito”), paralelismo sintáctico (“Esa España inferior que ora y
bosteza / Esa España inferior que ora y embiste), exclamación (“vacío y ¡por ventura! huero),
sinonimia (“vacío”, “huero”, “vano” “vacuo”) y metáfora (“ha de tener su mármol y su día”). El
mármol es el material que se utiliza para hacer las lápidas de los muertos. Con esta metáfora el
poeta quiere decir que esa España inculta y atrasada debe “morir”.
POEMA Nº3
A ORILLAS DEL DUERO.
Mediaba el mes de julio. Era un hermoso día.
Yo, solo, por las quiebras del pedregal subía,
buscando los recodos de sombra, lentamente.
A trechos me paraba para enjugar mi frente
y dar algún respiro al pecho jadeante; 5
o bien, ahincando el paso, el cuerpo hacia adelante
y hacia la mano diestra vencido y apoyado
en un bastón, a guisa de pastoril cayado,
trepaba por los cerros que habitan las rapaces
aves de altura, hollando las hierbas montaraces 10
de fuerte olor -romero, tomillo, salvia, espliego-.
Sobre los agrios campos caía un sol de fuego.
Un buitre de anchas alas con majestuoso vuelo
cruzaba solitario el puro azul del cielo 14
Yo divisaba, lejos, un monte alto y agudo,
y una redonda loma cual recamado escudo,
y cárdenos alcores sobre la parda tierra
-harapos esparcidos de un viejo arnés de guerra-,
las serrezuelas calvas por donde tuerce el Duero 19
para formar la corva ballesta de un arquero
en torno a Soria. -Soria es una barbacana,
hacia Aragón, que tiene la torre castellana-.
Veía el horizonte cerrado por colinas 23
obscuras, coronadas de robles y de encinas;
desnudos peñascales, algún humilde prado
donde el merino pace y el toro, arrodillado
sobre la hierba, rumia; las márgenes de río 27
lucir sus verdes álamos al claro sol de estío,
y, silenciosamente, lejanos pasajeros,
¡tan diminutos! -carros, jinetes y arrieros-
cruzar el largo puente, y bajo las arcadas 31
de piedra ensombrecerse las aguas plateadas
del Duero. 33
El Duero cruza el corazón de roble
de Iberia y de Castilla.
¡Oh, tierra triste y noble,
la de los altos llanos y yermos y roquedas, 37
de campos sin arados, regatos ni arboledas;
decrépitas ciudades, caminos sin mesones,
y atónitos palurdos sin danzas ni canciones
que aún van, abandonando el mortecino hogar, 41
como tus largos ríos, Castilla, hacia la mar!
Castilla miserable, ayer dominadora,
envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora. 44
¿Espera, duerme o sueña? ¿La sangre derramada
recuerda, cuando tuvo la fiebre de la espada?
Todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira;
cambian la mar y el monte y el ojo que los mira.
¿Pasó? Sobre sus campos aún el fantasma yerta 49
de un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra.
La madre en otro tiempo fecunda en capitanes,
madrastra es hoy apenas de humildes ganapanes.
Castilla no es aquella tan generosa un día,
cuando Myo Cid Rodrigo el de Vivar volvía, 54
ufano de su nueva fortuna, y su opulencia,
a regalar a Alfonso los huertos de Valencia;
o que, tras la aventura que acreditó sus bríos,
pedía la conquista de los inmensos ríos
indianos a la corte, la madre de soldados,
guerreros y adalides que han de tornar, cargados 60
de plata y oro, a España, en regios galeones,
para la presa cuervos, para la lid leones.
Filósofos nutridos de sopa de convento
contemplan impasibles el amplio firmamento;
y si les llega en sueños, como un rumor distante, 65
clamor de mercaderes de muelles de Levante,
no acudirán siquiera a preguntar ¿qué pasa?
Y ya la guerra ha abierto las puertas de su casa.
Castilla miserable, ayer dominadora,
envuelta en sus harapos desprecia cuanto ignora. 70
El sol va declinando. De la ciudad lejana
me llega un armonioso tañido de campana
-ya irán a su rosario las enlutadas viejas-.
De entre las peñas salen dos lindas comadrejas;
me miran y se alejan, huyendo, y aparecen
de nuevo, ¡tan curiosas!… Los campos se obscurecen.
Hacia el camino blanco está el mesón abierto
al campo ensombrecido y al pedregal desierto. 78
El poema que nos ocupa fue escrito por Antonio Machado, uno de los poetas más
importantes de la Generación del 98.

Este poema se titula “A orillas del Duero” y pertenece al libro de poemas “Campos de
Castilla” que se publicó en 1912, pocos meses después de la muerte de Leonor. Con
este libro se inicia la segunda etapa de Machado, una época en la que el poeta se aleja
del Modernismo y se acerca a un “realismo” muy del gusto de la Generación del 98.

Entre los temas más importantes que el poeta aborda en este libro podemos destacar
los siguientes: el paisaje castellano y los sentimientos que éste provoca en el poeta,
visión crítica del pasado, presente y futuro de España, amor y dolor por la muerte de
Leonor, recuerdo, reflexión y melancolía.

El tema de este poema es la critica a la decadencia de Castilla, símbolo de España.

Estructura externa

El poema está formado por 78 versos de los que 74 son pareados alejandrinos con
rima consonante.

Hacia la mitad del poema nos encontramos con un verso de 3 sílabas que queda suelto
(“del Duero”) al que le sigue un verso endecasílabo y dos heptasílabos. El verso
trisílabo cierra de forma brusca la primera parte del poema.

La segunda parte del poema comienza con un verso endecasílabo que rima con el
segundo heptasílabo. La rima es consonante al igual que en el resto del poema. El
primer heptasílabo queda suelto.

Estructura interna

Podemos distinguir en el poema tres partes.

La primera parte iría desde el principio hasta el verso 33. En esta primera parte
podemos distinguir dos subpartes:

 Versos 1-11: el poeta se presenta a sí mismo. Nos dice que un caluroso día de
julio está ascendiendo una colina de los alrededores de Soria. El poeta se
adentra en el paisaje y el paisaje se adentra en él.
 Versos 12-33: el poeta ha llegado a la cima de la colina y observa el paisaje que
está frente a él. Comienza la descripción de ese paisaje.

La segunda parte iría desde el verso 34 hasta el verso 70. Aquí el poeta critica la
decadencia de Castilla (España), la ignorancia y la incultura de sus gentes y su
inmovilismo. Recuerda los tiempos gloriosos de Castilla, unos tiempos que ya han
acabado (“Castilla miserable, ayer dominadora”). Se nota que al poeta le da mucha
pena esa situación de decadencia.

La tercera parte está formada por los 8 versos finales: empieza a oscurecer y el poeta
inicia su regreso a casa (“El sol va declinando..”).
Estilo

Encontramos en el poema recursos estilísticos como el encabalgamiento abrupto (“y


hacia la mano diestra vencido y apoyado /en un bastón,…”, “trepaba por los cerros que
habitan las rapaces / aves de altura,…”), enumeración (“…-romero, tomillo, salvia,
espliego-“, “Todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira;”), polisíndeton (“la de los
altos llanos y yermos y roquedas”, “cambian la mar y el monte y el ojo que los mira”),
apóstrofe (¡Oh, tierra triste y noble..!), interrogación retórica (¿Espera, duerme o
sueña?), antítesis (“La madre en otro tiempo fecunda en capitanes / madrastra es hoy
apenas de humildes ganapanes”: mozos rudos que se encargaban de llevar bultos de
un sitio a otro, “Hacia el camino blanco está el mesón abierto / al campo ensombrecido
y al pedregal desierto”), anadiplosis (“del Duero. / El Duero…”), bimembración (“para
la presa cuervos, para la lid leones”) y personificación, el poeta atribuye a Castilla
cualidades de sus habitantes (“Castilla miserable, ayer dominadora / envuelta en sus
andrajos desprecia cuanto ignora / ¿Espera, duerme o sueña?”, “madrastra es hoy
apenas de humildes ganapanes”, “Castilla no es aquella tan generosa un día”).

Finalmente, hay que señalar que “A orillas del Duero” es uno de los poemas donde
mejor queda reflejado el espíritu de los noventaiochistas: su gran preocupación por la
situación decadente de España y su deseo de regeneración, de cambio.
Poema nº4: “A un olmo seco”
Al olmo viejo, hendido por el rayo 
y en su mitad podrido, 
con las lluvias de abril y el sol de mayo 
algunas hojas verdes le han salido. 

¡El olmo centenario en la colina 


que lame el Duero! Un musgo amarillento 
le mancha la corteza blanquecina 
al tronco carcomido y polvoriento. 

No será, cual los álamos cantores 


que guardan el camino y la ribera, 
habitado de pardos ruiseñores. 

Ejército de hormigas en hilera 


va trepando por él, y en sus entrañas 
urden sus telas grises las arañas. 

Antes que te derribe, olmo del Duero, 


con su hacha el leñador, y el carpintero 
te convierta en melena de campana, 
lanza de carro o yugo de carreta; 
antes que rojo en el hogar, mañana, 
ardas de alguna mísera caseta, 
al borde de un camino; 
antes que te descuaje un torbellino 
y tronche el soplo de las sierras blancas; 
antes que el río hasta la mar te empuje 
por valles y barrancas, 
olmo, quiero anotar en mi cartera 
la gracia de tu rama verdecida. 
Mi corazón espera 
también, hacia la luz y hacia la vida, 
otro milagro de la primavera.
El poema que nos ocupa fue escrito por Antonio Machado, uno de los poetas más
importantes de la Generación del 98.

Este poema se titula “A un olmo seco” y pertenece al libro de poemas “Campos de


Castilla” que se publicó en 1912, pocos meses después de la muerte de Leonor. Con
este libro se inicia la segunda etapa de Machado, una época en la que el poeta se aleja
del Modernismo y se acerca a un “realismo” muy del gusto de la Generación del 98.

Entre los temas más importantes que el poeta aborda en este libro podemos destacar
los siguientes: el paisaje castellano y los sentimientos que éste provoca en el poeta,
visión crítica del pasado, presente y futuro de España, amor y dolor por la muerte de
Leonor, recuerdo, reflexión y melancolía.

El tema de este poema es la esperanza del poeta de que se produzca un milagro.

Estructura externa
El tipo de estrofa utilizado por el poeta en este poema es la silva, una combinación de versos
endecasílabos y heptasílabos. La rima es consonante quedando únicamente suelto un verso
(“antes que el río hasta la mar te empuje”).

Estructura interna

Podemos dividir el poema en tres partes. La primera parte estaría formada por las
cuatro primeras estrofas, la segunda por los siguientes doce versos y la tercera por los
tres últimos versos.

Hay dos interpretaciones muy distintas para este poema. Algunos defienden que está
dedicado a Leonor que por aquel entonces estaba muy enferma. Otros defienden que
se trata de un poema típicamente noventaiochista y que, al igual que lo hace en otras
ocasiones, Antonio Machado se vale del paisaje para mostrar su preocupación por
España.

Si nos decantamos por la primera interpretación, podemos decir que en la primera


parte el poeta, cuando habla del “olmo viejo, hendido por el rayo”, en realidad está
hablando de Leonor que está gravemente enferma. Cuando el poeta dice “algunas
hojas verdes le han salido”, significa que la salud de Leonor ha mejorado un poco.
Cuando dice “Ejército de hormigas en hilera / van trepando por él y en sus entrañas,
urden sus telas grises las arañas”, habla de la enfermedad que tiene dentro su mujer y
que la está matando.

En la segunda parte, el poeta reflexiona sobre el destino del “olmo/Leonor”, le


preocupa qué va a ser de ella cuando muera.

En los tres últimos versos, el poeta se muestra esperanzado, la salud de su mujer ha


mejorado un poco y eso le hace pensar que tal vez se produzca un milagro y se cure.

Si nos decantamos por la segunda interpretación, es decir, que el olmo es en realidad


España, en la primera parte el poeta nos habla de la mala situación en la que se
encuentra España y de que se han empezado a ver algunos síntomas de recuperación
económica. Cuando el poeta dice que “No será, cual los álamos cantores”, está
diciendo España que no será como los otros países de Europa que están mucho mejor
que España. Finalmente, en los tres últimos versos el poeta muestra su esperanza de
que España salga de la crisis en la que se encuentra.

Estilo

Finalmente, en lo que al estilo se refiere, encontramos en el poema recursos


estilísticos como el hipérbaton que encontramos en la primera estrofa (“Al olmo viejo,
hendido por el rayo…”) y en la cuarta (“…y en sus entrañas / urden sus telas grises las
arañas”), antítesis (“con las lluvias de abril y el sol de mayo”), personificación (“que
lame el Duero!”, “no será, cual los álamos cantores”), apóstrofe (“Antes de que te
derribe, olmo del Duero”, “olmo, quiero anotar en mi cartera”) y anáfora (“Antes que
te derribe…”, “antes que rojo…”, “antes que te descuaje…”). Asimismo, encontramos
en el poema símbolos muy típicos de Machado como el “río” y el “mar” (“antes que el
río hasta la mar te empuje”) que simbolizan el camino de la vida y la muerte.
Poema nº5: UNA NOCHE DE VERANO 
Una noche de verano

—estaba abierto el balcón

y la puerta de mi casa—

la muerte en mi casa entró.

Se fue acercando a su lecho

—ni siquiera me miró—,

con unos dedos muy finos,

algo muy tenue rompió.

Silenciosa y sin mirarme,

la muerte otra vez pasó

delante de mí. ¿Qué has hecho?

La muerte no respondió.

Mi niña quedó tranquila,

dolido mi corazón,

¡Ay, lo que la muerte ha roto

era un hilo entre los dos!.

El poema que nos ocupa fue escrito por Antonio Machado, uno de los poetas más
importantes de la Generación del 98.

Este poema se titula “Noche de verano” y pertenece al libro de poemas “Campos de


Castilla” que se publicó en 1912, pocos meses después de la muerte de Leonor. Con
este libro se inicia la segunda etapa de Machado, una época en la que el poeta se aleja
del Modernismo y se acerca a un “realismo” muy del gusto de la Generación del 98.

Entre los temas más importantes que el poeta aborda en este libro podemos destacar
los siguientes: el paisaje castellano y los sentimientos que éste provoca en el poeta,
visión crítica del pasado, presente y futuro de España, amor y dolor por la muerte de
Leonor, recuerdo, reflexión y melancolía.

El tema de este poema es el sufrimiento del poeta al darse cuenta de que la muerte
se ha llevado a su esposa para siempre.
Estructura externa

Este poema está formado por 16 versos octosílabos con rima es asonante en los pares.
Nos encontramos por lo tanto ante un romance.

Estructura interna

Podemos dividir este poema en cuatro partes.

En la primera parte (primera estrofa), el poeta sitúa en el tiempo lo que nos va a


contar (“Una noche de verano”) y nos dice lo que ocurrió: la muerte entró en su casa
para llevarse a su esposa. No debemos olvidar que Leonor murió un 1 de agosto, es
decir, en pleno verano.

En la segunda parte (segunda estrofa), Machado nos dice qué hace la muerte una vez
que se encuentra dentro de la casa: se acerca a la cama de Leonor y rompe el hilo que
unía a la muchacha con la vida.

En la tercera parte, que estaría formada por la tercera estrofa y los dos primeros de la
cuarta, el poeta nos cuenta cómo la muerte vuelve a pasar delante de él. La muerte ni
le mira, ni le responde cuando éste le pregunta a ver qué ha hecho. Una vez que la
muerte ha salido de la casa se da cuenta de que Leonor ha muerto y que se ha
quedado tranquila. Él, en cambio, está destrozado.

En los dos últimos versos el poeta hace una reflexión sobre lo que ha hecho la muerte
cuando ha entrado en su casa: ha roto el hilo que unía al matrimonio.

Estilo

Encontramos en el poema recursos estilísticos como la personificación (“La muerte en mi casa


entró”, “Se fue acercando a su lecho”, “con unos dedos muy finos”, “la muerte no respondió”),
hipérbaton (“-estaba abierto el balcón-“, “dolido mi corazóm”), encabalgamiento (“la muerte
otra vez padsó / delante de mí.”), antítesis (“Mi niña quedó tranquila / dolido mi corazón”) y
epifonema (“¡Ay, lo que la muerte ha roto / era un hilo entre los dos!”). Era muy habitual en
Antonio Machado acabar sus poemas con un epifonema, es decir, terminar con una
exclamación en la que realiza una valoración personal sobre aquello que acaba de
exponer. En este caso el poeta, confuso y dolido, nos dice que la muerte ha roto el hilo
que lo unía a su mujer. Antes de que la muerte entrara en su casa, Leonor estaba con
él, ahora ya no está.
Poema nº6: “Soñé que tú me llevabas”
Soñé que tú me llevabas 
por una blanca vereda, 
en medio del campo verde, 
hacia el azul de las sierras, 
hacia los montes azules, 
una mañana serena.
 
Sentí tu mano en la mía, 
tu mano de compañera, 
tu voz de niña en mi oído 
como una campana nueva, 
como una campana virgen 
de un alba de primavera.
 
¡Eran tu voz y tu mano, 
en sueños, tan verdaderas!...
 
Vive, esperanza, ¡quién sabe 
lo que se traga la tierra!
 
El poema que nos ocupa fue escrito por Antonio Machado, uno de los poetas más
importantes de la Generación del 98.

Este poema se titula “Noche de verano” y pertenece al libro de poemas “Campos de


Castilla” que se publicó en 1912, pocos meses después de la muerte de Leonor. Con
este libro se inicia la segunda etapa de Machado, una época en la que el poeta se aleja
del Modernismo y se acerca a un “realismo” muy del gusto de la Generación del 98.

Entre los temas más importantes que el poeta aborda en este libro podemos destacar
los siguientes: el paisaje castellano y los sentimientos que éste provoca en el poeta,
visión crítica del pasado, presente y futuro de España, amor y dolor por la muerte de
Leonor, recuerdo, reflexión y melancolía.

El tema de este poema es la esperanza del poeta de poder reencontrarse con su


esposa muerta en la otra vida.

Estructura externa

Este poema está formado por 16 versos octosílabos con rima es asonante en los pares.
Nos encontramos por lo tanto ante un romance.

Estructura interna

Podemos distinguir en este poema cuatro partes.

En la primera parte (primera estrofa) el poeta nos dice que soñó, imaginó un mundo
ideal (locus amoenus) en el que su esposa le llevaba agarrado de la mano. Era una
mañana serena, los campos estaban verdes, el cielo azul…

Los versos de esta primera parte nos recuerdan claramente a los versos que escribió
Garcilaso de la Vega a su amada cuando esta murió. Este poeta también se imaginaba
a él paseando por el cielo junto con su amada agarrados de la mano.

Divina Elisa, pues agora el cielo


con inmortales pies pisas y mides,
y su mudanza ves, estando queda,
¿por qué de mí te olvidas y no pides
que se apresure el tiempo en que este velo
rompa del cuerpo, y verme libre pueda,
y en la tercera rueda,
contigo mano a mano,
busquemos otro llano,
busquemos otros montes y otros ríos,
otros valles floridos y sombríos,
do descansar y siempre pueda verte
ante los ojos míos,
sin miedo y sobresalto de perderte?
En la segunda parte (segunda estrofa) el poeta nos dice que en ese sueño (en su
imaginación) sintió la mano de su amada en su mano y también creyó oír su bonita
voz.

En la tercera parte (formada por los dos versos siguientes), el poeta se emociona al
recordar lo reales que le parecieron el tacto de su mano y su voz en su sueño.

La cuarta parte estaría formada por los dos últimos versos en los que el poema
muestra su esperanza en que haya vida tras la muerte y poder así reunirse con su
amada algún día.

Estilo

-Se podría decir que con este poema Antonio Machado vuelve a su etapa
modernista. El poeta reflexiona acerca de la muerte, el tema más importante de su
primera etapa y además utiliza un vocabulario muy sensorial, algo muy característico
del Modernismo. El poeta nos transmite:

 sensaciones visuales (“blanca vereda”, “verde campo”, “hacia el azul de las


sierras”, “hacia los montes azules”, “una mañana serena”),
 sensaciones auditivas (“tu voz de niña en mi oído”, “como una campana
nueva”, “como una campana virgen”),

-Encontramos además recursos estilísticos como la anáfora (“hacia el azul de la


sierras”/ hacia los montes azules”), paralelismo sintáctico y símil (“como una campana
nueva / como una campana virgen”), exclamación (¡Eran tu voz y tu mano,/en sueños,
tan verdaderas”), sinonimia (“nueva”, “virgen”) y epifonema (“Vive, esperanza, ¡quién
sabe/ lo que se traga la tierra!). Era muy habitual en Antonio Machado acabar sus
poemas con un epifonema, es decir, finalizar con una exclamación en la que realiza
una valoración personal sobre aquello que acaba de exponer. En este caso el poeta,
después de haber hablado en los versos anteriores melancólicamente de ese sueño tan
vívido que tuvo con su esposa, muestra su esperanza de que tal vez haya vida tras la
muerte y así podrá reencontrase algún día con Leonor.

*Los modernistas buscaban sugerir por medio de las palabras las mismas sensaciones
que transmitían otras artes como la pintura, la música… Por lo tanto, recurrÍan a
menudo a los colores, a los sonidos, a los aromas…Los poemas se cargan de azules,
plateados, liras, flautas etc.
Poema nº7: “Retrato”
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido


—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
más recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,


pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Adoro la hermosura, y en la moderna estética


corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

Desdeño las romanzas de los tenores huecos


y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera


mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.

Converso con el hombre que siempre va conmigo


—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.

Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.


A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

Y cuando llegue el día del último viaje,


y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.
El poema que nos ocupa fue escrito por Antonio Machado, uno de los poetas más
importantes de la Generación del 98.

Este poema se titula “Retrato” y pertenece al libro de poemas “Campos de Castilla”


que se publicó en 1912, pocos meses después de la muerte de Leonor. Con este libro
se inicia la segunda etapa de Machado, una época en la que el poeta se aleja del
Modernismo y se acerca a un “realismo” muy del gusto de la Generación del 98.

Entre los temas más importantes que el poeta aborda en este libro podemos destacar
los siguientes: el paisaje castellano y los sentimientos que éste provoca en el poeta,
visión crítica del pasado, presente y futuro de España, amor y dolor por la muerte de
Leonor, recuerdo, reflexión y melancolía.

El tema de este poema es la vida y la forma de ser y de pensar del poeta.

Estructura externa
El poema está formado por 36 versos alejandrinos (14 sílabas) agrupados en nueve
serventesios. La rima es consonante, tal y como es lo habitual en este tipo d estrofa.
Estructura interna
Podemos dividir el poema en tres partes. La primera parte estaría formada por las tres
primeras estrofas, la segunda por las tres siguientes y la tercera por los tres
serventesios finales.
En la primera parte el poeta se presenta a sí mismo. Primero nos habla de su infancia
en el Palacio de las Dueñas, una de las casas que los duques de Alba solían alquilar a
familias modestas. Siempre recordó con cariño Antonio Machado aquella amplia casa
con su huerto y su patio donde había una fuente y un limonero (este limonero también
aparece en otros poemas del autor). Luego nos habla de su juventud en Madrid y de
“algunos casos que recordar no quiero”. Puede con esas cosas que no quería recordar
tal vez se refiriera a la muerte de su padre y de su abuelo y de los problemas
económicos que pasó la familia a partir de ese momento. En la segunda estrofa
Machado nos dice que no se considera ni un seductor ni un gran conquistador pero
que ya ha estado enamorado en alguna ocasión. En la tercera estrofa el poeta afirma
que tiene algo de revolucionario (“Hay en mis venas gotas de sangre jacobina”) pero
que él es un hombre pacífico y bueno (“Pero mi verso brota de manantial sereno”).

En la segunda parte Machado nos habla de cómo es su poesía. Confiesa que en una
primera etapa se dejó influenciar por el Modernismo para a continuación atacar esa
forma de hacer poesía “mas no amo los afeites de la actual cosmética”. No debemos
olvidar que los afeites y la estética sirven para ocultar la falta de frescura natural. El
poeta quiere que se le recuerde por haber “luchado” con su poesía como lo hace un
capitán con su espada, no por la estética de sus versos.

En la tercera parte Machado explica sus relaciones consigo mismo (“Converso con el
hombre que siempre va conmigo”) y con los demás. Se muestra seguro e
independiente, no le debe nada a nadie “A mi trabajo acudo, con mi dinero pago”. El
poeta finaliza el poema hablando del día de su muerte. Está seguro de que la muerte lo
encontrará “ligero de equipaje”. Siempre se han considerado estos versos como
premonitorios ya que Machado murió en un pequeño hotel de Collioure (Francia) a
donde había llegado en 1939 junto con su anciana madre escapando de la Guerra civil.
Seguramente no tendría allí más que una pequeña maleta ya que en su huida no
habrían podido llevar grandes equipajes.

Estilo
Encontramos en el poema recursos estilísticos como la anáfora (“Mi infancia…”, “mi
juventud…”, “mi historia…”), hipérbaton (“algunos casos que recordar no quiero”, “A
distinguir me paro las voces de los ecos”, “¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar
quisiera”), encabalgamiento abrupto (“¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar
quisiera/ mi verso,…”), antítesis (“Hay en mis venas gotas de sangre jacobina / pero mi
verso brota de manantial sereno”), metáfora (“corté las viejas rosas del huerto de
Ronsard”), símil o comparación (“como deja el capitán su espada”, “como los hijos de
la mar”).
Finalmente, hay que señalar que en la última estrofa encontramos uno de los símbolos
más importantes de la poesía de Machado, que es el “viaje” (“Y cuando llegue el día
del último viaje”). A lo largo de toda su obra el poeta identifica la vida con un gran
viaje que acaba con la muerte.
1924
I
El ojo que ves no es
ojo porque tú lo veas; 
es ojo porque te ve. 

Este poema pertenece al libro “Nuevas canciones” de Antonio Machado, uno de los
poetas más importantes de la Generación del 98. Este libro fue publicado en 1924 y en
él podemos encontrar temas que ya aparecían en libros anteriores: paisajes andaluces
y castellanos, retratos, poemillas de carácter filosófico etc.

Este es uno de los poemillas de tipo filosófico. Machado se sintió atraído desde niño
por los proverbios y cantares populares. Su propio padre fue un ilustre folklorista y
recopilador de cantares. Podríamos decir que el gusto por este tipo de poesía, es algo
que le vino de familia.

En este poema Antonio Machado trata el tema de la objetividad. Él perseguía la


objetividad, creía que la subjetividad debe quedar fuera.

Según Machado,

1.- El ojo no depende de nosotros.

2.-Si nosotros nos vamos a otro sitio y el ojo no nos puede ver, no importa, el ojo
seguirá siendo ojo porque aunque no nos pueda mirar a nosotros, podrá mirar otras
cosas.

3.-En conclusión: el autor defiende que las cosas SON lo que SON independientemente
de nosotros.
Métrica

En lo que a la métrica se refiere, nos encontramos ante una soleá, un tipo de estrofa
por la que Machado sentía especial predilección. La soleá es una estrofa típica de la
lírica popular andaluza que suele estar formada por tres versos octosílabos o
hexasílabos que riman el primero con el tercero, quedando el segundo suelto. En este
caso los versos son hexasílabos y la rima es asonante (6a, 6-, 6a). Machado a lo largo
de toda su obra utilizó mucho más a menudo la rima asonante que la consonante. En
ningún caso se dejó atraer por la nueva corriente del verso libre, sin medida, ni rima, ni
estrofa.

Estilo

En lo que al estilo respecta, encontramos en el poema un lenguaje sencillo y fácil de


comprender. Es muy habitual en Antonio Machado adoptar una disposición dialogada
en sus poemas, tal y como ocurre en este poema.

Asimismo, el autor utiliza recursos estilísticos como, el encabalgamiento abrupto (El


ojo que ves no es / ojo…….) mediante el cual, el poeta consigue llamar nuestra
atención sobre la palabra que queda bruscamente separada (ojo), el políptoton (ves,
veas, ve) y la paradoja, un recurso que Machado emplea a menudo en sus proverbios y
cantares. El poeta realiza afirmaciones que envuelven contradicción y que dejan al
lector reflexionando.

En sus “Proverbios y Cantares”, Antonio Machado consiguió condensar con gran


sabiduría poética los problemas filosóficos y vitales que le preocupaban.
XV
Busca a tu complementario, 
que marcha siempre contigo, 
y suele ser tu contrario.

Este poema pertenece al libro “Nuevas canciones” de Antonio Machado, uno de los
poetas más importantes de la Generación del 98. Este libro fue publicado en 1924 y en
él podemos encontrar temas que ya aparecían en libros anteriores: paisajes andaluces
y castellanos, retratos, poemillas de carácter filosófico etc.

Este es uno de los poemillas de tipo filosófico. Machado se sintió atraído desde niño
por los proverbios y cantares populares. Su propio padre fue un ilustre folklorista y
recopilador de cantares. Podríamos decir que el gusto por este tipo de poesía, es algo
que le vino de familia.

En este poema Antonio Machado trata un tema que es un muy importante en su obra:
la otredad. Machado nos dice que para alcanzar la plenitud, para sentirnos completos,
debemos realizarnos en “otro”.

Ese “inquietante” otro:

-Va siempre con nosotros

-Nos complementa

-Nos contradice

Cada persona sería la unión de diversos personajes (complementarios-opuestos), los


cuales, todos juntos, formarían una unidad superior.

Métrica

En lo que a la métrica se refiere, nos encontramos ante una soleá, un tipo de estrofa
por la que Machado sentía especial predilección. La soleá es una estrofa típica de la
lírica popular andaluza que suele estar formada por tres versos octosílabos o
hexasílabos que riman el primero con el tercero, quedando el segundo suelto. En este
caso los versos son hexasílabos y la rima es asonante (6a, 6-, 6a). Machado a lo largo
de toda su obra utilizó mucho más a menudo la rima asonante que la consonante. En
ningún caso se dejó atraer por la nueva corriente del verso libre, sin medida, ni rima, ni
estrofa.
Estilo

En lo que al estilo respecta, encontramos en el poema un lenguaje sencillo y fácil de


comprender. Es muy habitual en Antonio Machado adoptar una disposición dialogada
en sus poemas, tal y como ocurre en este poema.

Asimismo, el autor utiliza recursos estilísticos como la paradoja (tu complementario /tu
contrario), un recurso que Machado emplea a menudo en sus proverbios y cantares. El
poeta realiza afirmaciones que envuelven contradicción y que dejan al lector
reflexionando.

En sus “Proverbios y Cantares”, Antonio Machado consiguió condensar con gran


sabiduría poética los problemas filosóficos y vitales que le preocupaban.
LI
Demos tiempo al tiempo: 
para que el vaso rebose 
hay que llenarlo primero.

Este poema pertenece al libro “Nuevas canciones” de Antonio Machado, uno de los
poetas más importantes de la Generación del 98. Este libro fue publicado en 1924 y en
él podemos encontrar temas que ya aparecían en libros anteriores: paisajes andaluces
y castellanos, retratos, poemillas de carácter filosófico etc.

Este es uno de los poemillas de tipo filosófico. Machado se sintió atraído desde niño
por los proverbios y cantares populares. Su propio padre fue un ilustre folklorista y
recopilador de cantares. Podríamos decir que el gusto por este tipo de poesía, es algo
que le vino de familia.

En este poema el autor trata el tema de la importancia de la adquisición de la cultura.


Para conseguir personas brillantes que puedan enriquecer y mejorar nuestra sociedad,
primero es necesario darles conocimientos y educación. Una vez que estén bien
preparados, podrán empezar a aportar nuevos descubrimientos y nuevas ideas que
harán de nuestro mundo, un mundo mejor.

Métrica

En lo que a la métrica se refiere, nos encontramos ante una soleá, un tipo de estrofa
por la que Machado sentía especial predilección. La soleá es una estrofa típica de la
lírica popular andaluza que suele estar formada por tres versos octosílabos o
hexasílabos que riman el primero con el tercero, quedando el segundo suelto. En este
caso los versos son hexasílabos y la rima es asonante (6a, 6-, 6a). Machado a lo largo
de toda su obra utilizó mucho más a menudo la rima asonante que la consonante. En
ningún caso se dejó atraer por la nueva corriente del verso libre, sin medida, ni rima, ni
estrofa.
Estilo

En lo que al estilo respecta, encontramos en el poema un lenguaje sencillo y fácil de


comprender. Es muy habitual en Antonio Machado adoptar una disposición dialogada
en sus poemas, tal y como ocurre en este poema. En sus poemas el poeta dialoga con
personas, con objetos, con elementos de la naturaleza (el agua, la tarde) o consigo
mismo. En este poema el poeta dialoga con nosotros, los lectores. Nos dice algo muy
lógico y básico (para que un vaso rebose, primero hay que llenarlo) pero nos deja
pensativos, reflexionando acerca de lo que nos dice.

En sus “Proverbios y Cantares”, Antonio Machado consiguió condensar con gran


sabiduría poética los problemas filosóficos y vitales que le preocupaban.
LXVI
Poned atención:
un corazón solitario 
no es un corazón.

Este poema pertenece al libro “Nuevas canciones” de Antonio Machado, uno de los
poetas más importantes de la Generación del 98. Este libro fue publicado en 1924 y en
él podemos encontrar temas que ya aparecían en libros anteriores: paisajes andaluces
y castellanos, retratos, poemillas de carácter filosófico etc.

Este es uno de los poemillas de tipo filosófico. Machado se sintió atraído desde niño
por los proverbios y cantares populares. Su propio padre fue un ilustre folklorista y
recopilador de cantares. Podríamos decir que el gusto por este tipo de poesía, es algo
que le vino de familia.

El tema de este poema es la necesidad de amor que tenemos los seres humanos para
sentirnos completos. A lo largo de su vida, Antonio Machado se sintió a menudo solo y
este sentimiento aumentó más a partir del día en que murió su esposa, su amada
Leonor.

Métrica

En lo que a la métrica se refiere, nos encontramos ante una soleá, un tipo de estrofa
por la que Machado sentía especial predilección. La soleá es una estrofa típica de la
lírica popular andaluza que suele estar formada por tres versos octosílabos o
hexasílabos que riman el primero con el tercero, quedando el segundo suelto. En este
caso los versos son hexasílabos y la rima es asonante (6a, 6-, 6a). Machado a lo largo
de toda su obra utilizó mucho más a menudo la rima asonante que la consonante. En
ningún caso se dejó atraer por la nueva corriente del verso libre, sin medida, ni rima, ni
estrofa.
Estilo

En lo que al estilo respecta, encontramos en el poema un lenguaje sencillo y fácil de


comprender. Es muy habitual en Antonio Machado adoptar una disposición dialogada
en sus poemas, tal y como ocurre en este poema.

Asimismo, el autor utiliza recursos estilísticos como, la metonimia (un corazón solitario
= una persona solitaria)) y la paradoja (un corazón no es un corazón), un recurso que
Machado emplea a menudo en sus proverbios y cantares. El poeta realiza afirmaciones
que envuelven contradicción y que dejan al lector reflexionando.

En sus “Proverbios y Cantares”, Antonio Machado consiguió condensar con gran


sabiduría poética los problemas filosóficos y vitales que le preocupaban.
LXXXIV
Entre las brevas soy blando;
entre las rocas, de piedra.
¡Malo!

Este poema pertenece al libro “Nuevas canciones” de Antonio Machado, uno de los
poetas más importantes de la Generación del 98. Este libro fue publicado en 1924 y en
él podemos encontrar temas que ya aparecían en libros anteriores: paisajes andaluces
y castellanos, retratos, poemillas de carácter filosófico etc.

Este es uno de los poemillas de tipo filosófico. Machado se sintió atraído desde niño
por los proverbios y cantares populares. Su propio padre fue un ilustre folklorista y
recopilador de cantares. Podríamos decir que el gusto por este tipo de poesía, es algo
que le vino de familia.

El tema de este poema es que el hombre debe ser el que es, SIEMPRE. Si es fuerte,
siempre debe comportarse así, si es sencillo, siempre debe comportarse así.

Muchos de los proverbios y cantares de Antonio Machado tienen su fuente en la obra


“Proverbios morales” de Sem Tob. El poema que nos ocupa está inspirado en un
proverbio de Sem Tob que dice que hay que comportarse de forma diferente según
con quién se esté o según en qué situación se encuentre uno.

El poeta Sem Tob (SXIV)

Antonio Machado no está conforme con este consejo. Él piensa que siempre hay que
comportarse como uno es. No es bueno comportarse de forma distinta a la que uno es
de verdad.
El poeta es consciente de que no se porta igual en todas las situaciones:

-“Entre las brevas soy blando”: cuando las cosas van bien, me comporto de forma
blanda.

-“Entre las rocas, de piedra”: cuando me encuentro en una situación dura, me


comporto de forma dura.

-“¡Malo!: esa no es la conducta correcta.

Métrica

En lo que a la métrica se refiere, nos encontramos ante una soleariya, una variante de
la soleá que inventó el poeta Manuel Machado, hermano de Antonio Machado. Los
dos primeros versos del poema son octosílabos, siendo el último bisílabo. Al igual que
en la soleá, riman el primer verso y el tercero, quedando suelto el segundo (8a, 8-, 2a).
La rima es asonante. Machado a lo largo de toda su obra utilizó mucho más a menudo
la rima asonante que la consonante. En ningún caso se dejó atraer por la nueva
corriente del verso libre, sin medida, ni rima, ni estrofa.

Estilo

En lo que al estilo respecta, el autor combina un lenguaje sencillo y claro, fácil de


comprender por todo el mundo con recursos estilísticos como la anáfora (Entre las
brevas…/Entre las rocas…), la antítesis (blando / de piedra), la aliteración
onomatopéyica de la “r” (entre las rocas de piedra) y el epifonema (¡Malo!). Era muy
habitual en Antonio Machado acabar sus poemas con un epifonema, es decir, terminar
con una exclamación en la que realiza una valoración personal sobre aquello que
acaba de exponer. En este caso el poeta nos dice que actuar de forma diferente a la
que uno es en realidad es ¡Malo!

En sus “Proverbios y Cantares”, Antonio Machado consiguió condensar con gran


sabiduría poética los problemas filosóficos y vitales que le preocupaban.
LXXXV
¿Tu verdad? No, la Verdad,
y ven conmigo a buscarla.
La tuya, guárdatela.

Este poema pertenece al libro “Nuevas canciones” de Antonio Machado, uno de los
poetas más importantes de la Generación del 98. Este libro fue publicado en 1924 y en
él podemos encontrar temas que ya aparecían en libros anteriores: paisajes andaluces
y castellanos, retratos, poemillas de carácter filosófico etc.

Este es uno de los poemillas de tipo filosófico. Machado se sintió atraído desde niño
por los proverbios y cantares populares. Su propio padre fue un ilustre folklorista y
recopilador de cantares. Podríamos decir que el gusto por este tipo de poesía, es algo
que le vino de familia.

El tema que Antonio Machado trata en este poema es el de la búsqueda de la verdad


un tema que siempre ha interesado a los filósofos de todos los tiempos.

-Machado era partidario de decir siempre la verdad. Decía que una media verdad es
una media mentira. Creía que decir la verdad es una de las mejores cualidades que
pueden tener los seres humanos. Si decimos la verdad todo irá mejor, si dudamos
constantemente los unos de los otros es imposible una buena convivencia.

-Machado distinguía entre la verdad absoluta y la verdad particular (la verdad de cada
uno). Él, conforme a la teoría de Platón, despreciaba las verdades particulares y
defendía la verdad absoluta, una verdad que él escribirá con la inicial mayúscula de los
nombres propios en castellano (¿Tu verdad? No, la Verdad).

Métrica

En lo que a la métrica se refiere, nos encontramos ante una soleariya, una variante de
la soleá que inventó el poeta Manuel Machado, hermano de Antonio Machado. Los
dos primeros versos del poema son octosílabos, siendo el último hexasílabo. Al igual
que en la soleá, riman el primer verso y el tercero, quedando suelto el segundo (8a, 8-,
6a). La rima es asonante. Machado a lo largo de toda su obra utilizó mucho más a
menudo la rima asonante que la consonante. En ningún caso se dejó atraer por la
nueva corriente del verso libre, sin medida, ni rima, ni estrofa.

En lo que al estilo respecta, encontramos en el poema un lenguaje sencillo y fácil de


comprender. Es muy habitual en Antonio Machado adoptar una disposición dialogada
en sus poemas, tal y como ocurre en este poema. En sus poemas el poeta dialoga con
personas, con objetos, con elementos de la naturaleza (el agua, la tarde) o consigo
mismo.

En sus “Proverbios y Cantares”, Antonio Machado consiguió condensar con gran


sabiduría poética los problemas filosóficos y vitales que le preocupaban.
1937
“El Crimen fue en Granada”

          1. El crimen
Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
—sangre en la frente y plomo en las entrañas—
… Que fue en Granada el crimen
sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada.

   2. El poeta y la muerte
Se le vio caminar solo con Ella,
sin miedo a su guadaña.
—Ya el sol en torre y torre, los martillos
en yunque— yunque y yunque de las fraguas.
Hablaba Federico,
requebrando a la muerte. Ella escuchaba.
«Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el golpe de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo
a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban…
Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!»
   3.
Se le vio caminar…
Labrad, amigos,
de piedra y sueño en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!
El poema que nos ocupa se titula “El crimen fue en Granada” y pertenece a la obra “La
guerra” (1937) último libro que publicó Machado. Se trata de una obra en la que están
incluidos tanto trabajos en prosa como en verso del autor.

El tema de este poema es la indignación del poeta ante el asesinato de Federico


García Lorca por sus propios paisanos.

Estructura externa
Este poema está formado por versos heptasílabos y endecasílabos siendo la rima
asonante en los pares. Nos encontramos, por lo tanto ante una silva arromanzada.
Estructura interna
Podemos distinguir claramente tres partes en este poema. La primera parte se titula
“El crimen”, la segunda “El poeta y la muerte”, la tercera parte no lleva título.
En la primera parte (El crimen) Machado narra el “paseíllo” de Lorca. Durante la
Guerra Civil se conoció como paseíllo el camino que recorrían las víctimas hasta el sitio
donde iban a ser ejecutados. Machado sitúa la acción en el lugar (Granada) y en el
tiempo (de madrugada). Nos describe a los verdugos que mataron a Lorca como unos
cobardes (“no osó mirarle la cara”). Machado acaba esta primera parte, repitiendo una
y otra vez que el crimen fue en Granada, la ciudad natal de Lorca.
En la segunda parte (“El poeta y la muerte”) se nos habla de la valentía con la que
Lorca se enfrenta a la muerte. Afronta su muerte sin miedo y con la única arma que
siempre utilizó: su poesía.
En la tercera parte (que no lleva título) Machado empieza a hablar pero se interrumpe
de golpe (“Se le vio caminar…”). Parece que el dolor que siente al recordar la muerte
de Lorca no le deja seguir con su narración y cambia de tema pidiendo a los granadinos
que levanten una tumba o un monumento de piedra al poeta, pero no en cualquier
lugar sino en el lugar más bello de Granada, en la Alhambra.
Estilo
Encontramos en el poema recursos estilísticos como el hipérbaton (“Muerto cayó
Federico”, “Que fue en Granada el crimen/ sabed…”), la apóstrofe (“Hoy como ayer,
gitana, muerte mía”, “Labrad, amigos”), bimembración (-sangre en la frente y polvo en
las entrañas-), exclamación (¡pobre Granada!, ¡en su Granada!), personificación (“Ella
escuchaba”, “sonaba el golpe de tus secas palmas”, “sobre una fuente donde llore el
agua” y repetición (“Que fue en Granada el crimen / sabed -¡pobre Granada!-, en su
Granada.”, “por estos aires de Granada, mi Granada”, “el crimen fue en Granada ¡en su
Granada!). Cuando estalló la Guerra Civil Federico García Lorca se encontraba en
Madrid y decidió ir a Granada para estar con los suyos, pensaba que allí estaría más
seguro y ocurrió todo lo contrario: sus propios paisanos lo mataron y esto indigna a
Machado. Por eso repite una y otra vez que el crimen fue en Granada.
Finalmente, encontramos en la tercera parte del poema uno de los símbolos más
importantes de Machado, el agua (“sobre una fuente donde llore el agua”). En la obra
machadiana el agua, cuando está estanca, simboliza la muerte y cuando corre,
simboliza la vida. El agua de las fuentes brota y brota, no está estanca, por lo tanto
simboliza la vida. Machado pide a los granadinos que levanten un monumento en
honor a Lorca sobre una fuente para que de alguna forma Lorca siga vivo y nunca se
olviden las circunstancias en que murió.

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