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Las plantas se verán altamente beneficiadas con el riego del agua

polarizada.
Se ha experimentado favorablemente que con el riego del agua
magnetizada con polo Norte las plantas crecen altas y delgadas,
mientras que bajo la influencia del polo Sur crecen más cortas y
gruesas.
Al imantar el agua aumenta su solubilidad y sus propiedades de
filtrado. Las condiciones del agua polarizada permiten que se pueda
disolver en ella una gran cantidad de nutrientes.
A través de este riego con el agua imantada, las raíces se
desarrollan y profundizan más, y el mayor número de nutrientes
disueltos en ella estimulan el desarrollo vegetal.
Los disolventes se disuelven con más facilidad en esta agua con
imanes, penetrando mejor en las plantas.
Si tenemos en cuenta la agricultura, las hortalizas y las frutas, los
plátanos, bananeros, regados con agua imantada con el polo Sur se
hacen más gruesos y dulces, mientras que los regados con agua
polo Norte son más delgados y verdes.
Las frutas, las verduras, se conservan frescas mayor cantidad de
tiempo si se mantienen conservadas dentro un campo magnético
de polaridad Norte; en cambio, si las exponemos al polo Sur
maduraran más rápidamente. Los tomates en el interior de un
campo imantado maduran de cuatro a seis veces más rápido.
Las semillas que reciben estímulos magnéticos también se han visto
muy favorecidas y crecen más rápido.
La intensidad y el tiempo de exposición al campo magnético, las
condiciones ambientales, el tipo de semilla y sus condiciones de
conservación o la sensibilidad o características de la especie
tratada, son algunos de los factores determinantes en el estudio del
efecto del campo magnético sobre los vegetales.
Se ha estudiado la germinación de semillas de tomate y las
primeras etapas de crecimiento de plantas. Para lo cual, se
modificaron de forma artificial el campo magnético con la
introducción de campos magnéticos estacionarios, entre 1.250
gauss y 2.500 gauss, generados mediante imanes de polo sur y
norte.
Los expertos sometieron estas semillas a exposiciones de los
campos magnéticos durante determinados intervalos de tiempo,
entre 1 minuto y 24 horas y también a una exposición continua.
Después, han evaluado las respuestas fisiológicas de las semillas a
estas condiciones, y se ha determinado el porcentaje, el tiempo
medio de germinación y el tiempo necesario para obtener el 1, 10,
25, 50 75 y 90% de semillas germinadas. El estudio demostró una
mayor velocidad de germinación de las semillas tratadas como
también una mayor longitud y peso en los primeros estadios de
desarrollo de las plantas obtenidas.
Anteriormente se habían realizados estudios con semillas de trigo,
maíz, arroz, lentejas porotos, garbanzos, entre otros. De los
resultados que se obtuvieron se deduce que las semillas expuestas
muestran, para las intensidades de 1.250 G y 2.500 G, una
velocidad de germinación superior a la de las semillas que no han
sido sometidas a los imanes. A su vez, las plantas expuestas a
campos magnéticos también demostraron un crecimiento más
temprano que las que no fueron sometidas a estos efectos.
Ante estos resultados se llegó a la conclusión, que la aplicación de
campos magnéticos en estas semillas y plantas en este caso de
tomates supone un progreso en la germinación y crecimiento de las
mismas. Por ello, este nuevo hallazgo puede suponer una mejora
de la productividad del cultivo, tanto desde el punto de vista
agrario y ambiental.
Muchos productores, ante estos buenos resultados utilizan y
aplican el efecto de los imanes ya que aceleran la formación de
proteínas en las semillas, y así estimulan el desarrollo de las raíces
haciéndolas más fuertes.
Además, este Biomagnetismo utilizado también en el regado
aumenta la calidad de las verduras, frutas y cereales, y puede
incrementar en un 20 por ciento la cosecha.

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