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Introducción

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Ramon J. Batalla

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Índice

Introducción............................................................................................... 5

1. Definición............................................................................................. 7

2. Precedentes históricos...................................................................... 11

3. Perspectiva actual.............................................................................. 14

4. Problemática....................................................................................... 17

5. Áreas de conocimiento..................................................................... 20

6. Metodología científica...................................................................... 23

7. La geografía física aplicada............................................................ 25


7.1. La preocupación ambiental global ............................................. 25
7.2. El interés de la geografía por el medio ambiente ....................... 26

8. Síntesis de la aplicación ambiental y social de las ramas


de la geografía física........................................................................ 30

Bibliografía................................................................................................. 33
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Introducción

Esta asignatura está pensada para que el estudiante aprenda los fundamen-
tos de la geografía física, disciplina científica dedicada al conocimiento de los
principales elementos y procesos del medio natural y de sus recursos y riesgos
asociados, y su relación con la actividad humana y la distribución en el terri-
torio, así como el aprendizaje y la aplicación de las técnicas y métodos para
la caracterización del medio físico y su aplicación a casos reales. Se trata de
una disciplina muy amplia, cuyo estudio comporta en los grados de Geografía
de algunas universidades hasta ciento veinte créditos de docencia. Lo que ve-
remos en esta asignatura es, pues, solo una introducción a los principales ele-
mentos de esta ciencia y, en concreto, a tres de sus ramas principales (hidrolo-
gía, climatología y geomorfología), además de un módulo sobre hidroclima-
tología ambiental que hemos creído interesante incluir para que los alumnos
aprecien algunas de las aplicaciones de los conocimientos adquiridos en cam-
pos de estudio tan actuales como el cambio climático, la gestión del agua y
los riesgos ambientales.
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1. Definición

Las definiciones clásicas de geografía se refieren a esta como la disciplina que Nota
trata de la Tierra como habitáculo de la humanidad, del medio físico y de las
El material de este módulo ha
interacciones entre este y la sociedad, de la organización espacial que todo ello sido extraído y ampliado de:
comporta. Abarca, pues, el ámbito natural y el ámbito social. Según Finch y M.�Sala;�R.�J.�Batalla (1996).
Teoría y métodos en geografía
Trewarthe (1949), dado que la superficie de la Tierra, que es el foco del estudio física. Madrid: Síntesis.
geográfico, está compuesta por rasgos naturales y culturales, es obvio que la
geografía no puede ser exclusivamente ciencia natural o social, ya que pertene-
Lecturas recomendadas
ce a ambas. Sin embargo, según estos autores, es enteramente factible para un
investigador tratar solamente uno de estos grandes temas, es decir, geografía Se puede consultar una com-
pleta introducción en:
física o geografía humana. Añaden que la geografía física tiene una perspectiva
A.�N.�Strahler (1951). Physi-
humana, ya que habitualmente analiza sus temas entendidos como recurso. cal Geography. Nueva York:
Wiley.
Y también en las siguientes
Según Davis (1898), el desarrollo de la geografía, considerada como el estudio páginas web:
de la Tierra en relación con el hombre, tiene que fundamentarse en la geo- Campo de estudio de la geo-
grafía: la geografía como
grafía física. Otro geomorfólogo estadounidense, Bryan (1935), opina que la ciencia mixta.
geografía física tiene un carácter unitario cuando es vista desde la perspectiva Geografía física.
de la geografía humana pero, en cambio, para el mismo geógrafo físico, está
compuesta por un grupo de ciencias, cada una de ellas con sus propios obje-
tivos y ámbitos de estudio (figura 1).

Figura 1. Geografía física y ámbitos de estudio

Fuente: Geografía física versus geografía humana.

Para De Martonne (1925), la geografía física comprende tres elementos: atmós-


fera, hidrosfera y litosfera. Tanto o más que de estas propiedades, tiene que
ocuparse de las relaciones que resultan de estas en la superficie de la Tierra,
dominio propio del geógrafo. Por otro lado, los organismos contribuyen a los
cambios incesantes del mundo físico y por eso no podemos separar las plantas
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y los animales del dominio de la geografía física. Así pues, los hechos que es-
tudia la geografía física son complejos y para llegar a una clara comprensión
de estos, es necesario desglosar las cuestiones y estudiar separadamente los fe-
nómenos, los de la atmósfera, los de la hidrosfera, los del relieve y los de la
vegetación. De Martonne es consciente de que este método analítico tiene el
inconveniente de destruir las realidades complejas que son el objeto propio de
la geografía, pero permite, sin embargo, entender los mecanismos subyacen-
tes. No se puede comprender el funcionamiento de una máquina sin haber
aislado previamente cada una de sus piezas. Añade que no hay que malgastar
ninguna oportunidad de reconstruir los conjuntos y de dar resúmenes sobre
la realidad. El propio De Martonne (1939) afirma posteriormente que el carác-
ter científico de la geografía lo adquiere al precio de apelar a disciplinas no
geográficas, como la geología, la meteorología, la botánica, la estadística y la
historia. El peligro de dispersión solo puede evitarse a condición de tener una
conciencia muy clara del propio objeto de la geografía. Para Birot (1959), la
geografía física es el estudio de la epidermis de un ser único, la Tierra. Se trata
de una epidermis de paisajes naturales, tal como hubieran aparecido ante un
observador al recorrer el globo antes de toda intervención del hombre. Pero
si los objetos para estudiar son pequeños (del metro al kilómetro), su explica-
ción exigirá a veces utilizar todos los matices del análisis fisicoquímico, que
trata de los fenómenos elementales. Por otro lado, puesto que las leyes físicas
se consideran inmutables, el experimentador puede provocar series de sucesos
según su voluntad, y entonces la justificación de las combinaciones complejas
que constituyen los paisajes se sitúa en el plano histórico y a una escala cro-
nológica completamente diferente de la de la vida humana. Las apariencias de
la superficie del globo no son más que un corte en la evolución continua, du-
rante cuyo transcurso el suelo se deforma y se desgasta, el nivel del mar sube y
baja, el clima se modifica y provoca una secuencia de cambios en la cobertura
vegetal y en la disgregación de las rocas. Estas modificaciones tienen lugar en
el marco de ciclos casi cerrados, las mismas series de elementos se repiten a in-
tervalos de algunas decenas de miles o a algunas decenas de millones de años.
Aunque para el geólogo todos estos episodios son importantes, para el geógra-
fo solo interesan los que son útiles en la explicación de la situación actual en la
que vive el hombre. Como puede verse tanto en De Martonne como en Birot,
aparecen los conceptos de estudio global del medio entendido como paisaje,
pero también la necesidad de un estudio especializado. Podríamos seguir con
otras definiciones de geografía física, pero no parece que en esencia hayan
variado mucho. Lo importante es ver este doble carácter sintético y analítico,
la necesidad de una visión global, pero también la de recurrir a análisis espe-
cializados cuando se quiera profundizar en un tema. Según Strahler (1951), la
geografía física es el estudio descriptivo de una selección de principios básicos
de ciencias de la Tierra que nos dan una visión de la naturaleza del medio
ambiente en el que se mueve el hombre y de sus variaciones espaciales. Otra
definición interesante es la de Ahnert (1962), para quien la geografía física por
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un lado sirve a la geografía humana, cuando trata de las relaciones causales


de las diferencias entre áreas, pero por otro tiene un objetivo propio cuando
investiga los fenómenos físicos en sí mismos.

Al tratar del papel de la geografía física en los planes docentes, Gregory (1978)
define el objetivo de la geografía física en la universidad como una preparación
para que los estudiantes sean competentes en el estudio de los problemas de la
superficie de la Tierra, y para mejorar nuestra comprensión de los procesos y
sus efectos; las propiedades físicas de la superficie de la Tierra son su campo de
estudio, el cual solo puede ser comprendido y explicado por medio de la física,
la química, la biología y las matemáticas (quizá por el hecho de ser climatólo-
go, olvida el tema geológico). Según este autor, la geografía física tendría que
ser enseñada a dos niveles, uno firmemente basado en las ciencias, para aque-
llos que quieran dedicarse específicamente a la geografía física, y otro basado
en las ramas tradicionales de la geografía física (geomorfología, climatología,
etc.), para aquellos estudiantes que solo necesiten conocer esta disciplina de
forma complementaria y descriptiva. Curiosamente, este fue también el crite-
rio de Davis.

Aunque en la actualidad hay un mayor número de temas, más enfoques y


métodos donde elegir, el gran tema de la geografía sigue siendo el carácter
físico de la Tierra, la ocupación del hombre y su uso de los recursos (Wise,
1977). Dentro de este contexto, la geografía física es el estudio del entorno
natural en el que se mueve el hombre, y su razón de ser no es convertirse en
el apoyo de la geografía humana, sino por sí misma en cuanto a estudio del
medio humano.

Finalmente, hay que añadir el testimonio de Ehlers (1994), estudioso de la


geografía humana, quien destaca el carácter dual de la geografía como ciencia
natural y ciencia social. Este carácter dual resulta sin duda problemático y
ventajoso al mismo tiempo, y ha sido reflejado por el trabajo de los geógrafos
desde la existencia de la geografía.

En un ámbito internacional, este carácter dual queda también claramente re-


flejado en la pertenencia de la UGI (Unión Geográfica Internacional) a dos
uniones científicas: por un lado, el ICSU (International Council for Scientific
Unions), que aglutina a asociaciones del ámbito de las ciencias puras y de las
ciencias naturales, y por otro, el ISSC (International Social Science Council),
que aglutina a asociaciones del ámbito de las ciencias sociales. Esto se debe al
interés de los geógrafos en integrar los aspectos de ambas ciencias, las físicas
y las humanas. Riviere (1991) destaca el interés en la cooperación entre los
aspectos naturalistas y sociales en temas tan actuales como la investigación
en el cambio global.

Desgraciadamente, en España no existe este interés en aunar ciencias natura-


les y ciencias sociales, sino más bien el de integrar toda la geografía, incluida
la física, en las ciencias históricas y sociales. Quizá la poca aceptación de la
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geografía en muchas universidades se deba precisamente a un excesivo énfa-


sis en favor de temas regionales y globales, en lugar de temas basados en un
enfoque naturalista y especializado.

En cuanto al papel de la geografía física en los últimos cincuenta años dentro


del contexto general de la geografía, querríamos destacar el hecho de que la
revolución cuantitativa en geografía humana de los años setenta sigue a la de
la geografía física de los años cincuenta, cuando tiene lugar su ruptura con los
estudios meramente históricos, sobre todo en geomorfología, para orientarse
al estudio de procesos. Y no hay que olvidar que fue en la geografía física
en la que primero se dio la revolución cuantitativa, con la aplicación de las
leyes de Horton a las redes de drenaje, y la aplicación de las leyes físicas, la
estadística y la teoría de sistemas a la geomorfología por medio de Strahler.
Muchos de los geógrafos humanos entusiasmados con los textos de Chorley
y Haggett durante los años setenta ignoraban que Chorley era un eminente
geomorfólogo británico que había estudiado en Estados Unidos con Strahler,
del que aprendió las ideas sobre la base física, la cuantificación y la teoría de
sistemas aplicadas a la geomorfología, que después transmitió a la geografía
en general. Así pues, como destaca Holt-Jensen (1980), igual que durante sus
inicios en la segunda mitad del siglo XIX, el desarrollo de la geografía física ha
proporcionado las principales innovaciones en geografía.
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2. Precedentes históricos

A lo largo de este texto se dedica un considerable espacio a trazar los orígenes y


evolución histórica de cada una de las ramas de la geografía física (climatolo-
gía, hidrología, geomorfología, edafología y biogeografía). Por otro lado, hay
publicaciones que tratan ampliamente el tema para el conjunto de la geografía
(Hartshorne, 1959; Holt-Jensen, 1980; Capel, 1981; Vilà Valentí, 1983; Grau y
López, 1984). Por todo ello, aquí solo nos interesa ocuparnos del tema de los
orígenes de la geografía en cuanto a recalcar su vinculación con la geografía
física, de la que tanto se ha apartado la geografía española en estos últimos
años, creemos que equivocadamente. Un texto que resulta muy útil para re-
saltar la base física de la geografía es el de Holt-Jensen (1980). Aunque tanto
la necesidad de explicar el medio físico como la idea de la influencia de este
medio sobre el hombre y sobre las sociedades forma parte, desde muy antiguo,
de los intereses humanos, y encontraríamos precedentes de ello en todas las
culturas antiguas, la geografía física es, como ciencia, relativamente joven y
muchos de sus fundamentos aparecen durante el siglo XIX.

La base de las ramas especializadas de la geografía se encuentra en la Geograp-


hia Generalis (1650) del neerlandés Varenius, quien define los problemas y el
marco de la geografía científica. Divide la geografía en tres partes principales:

1) Una geografía absoluta o matemática, en la que se trata de las dimensiones


de la Tierra y sus movimientos en el espacio.

2) Una geografía relativa o climática, que comprende el estudio de las causas


e influencias de las zonas climáticas y los cambios estacionales.

3) Una geografía comparativa, que comprende el estudio de las grandes divi-


siones de los rasgos físicos de la Tierra.

El progreso de las ciencias naturales influye decisivamente en el desarrollo de


la geografía. La base fundamental de la geografía, y especialmente de la geo-
grafía física, se encuentra en la obra de Alexander von Humboldt (1769-1859),
que describió con extraordinario detalle formas del relieve y condiciones cli-
máticas, e indicó con precisión y acierto las relaciones entre estos factores físi-
cos y la distribución y carácter de animales y plantas. A Humboldt, naturalista
y cosmógrafo, se debe el establecimiento de la temática de la geografía general,
especialmente de las ramas de climatología y biogeografía, así como el inicio
de los estudios regionales.

Karl Ritter (1779-1859), sobre la base del trabajo de sus predecesores, especial-
mente de los cuidadosos informes geográficos de Humboldt, establece la mo-
derna geografía física científica, fundamentada en la sistematización de sus
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amplios campos. Introdujo el estudio de las relaciones del medio físico y el


hombre y su actividad al considerar a este como una parte más de la Tierra.
Ritter fue el primer profesor de geografía universitaria, con lo cual crea escuela
y convierte la geografía alemana en la pionera de la geografía universitaria.

La influencia de esta escuela, que tuvo una clara tendencia hacia la geografía
física, se extendió por la Europa central y del norte, Rusia y Estados Unidos.
Los máximos representantes de esta escuela fueron Oscar Peschel (1826-1875),
Richthofen (1833-1905) y Ratzel (1844-1904). Richthofen procedía del campo
de la geología, y se dedicó a la geomorfología y a la definición y los métodos
de la geografía. Ratzel era zoólogo, pero fue el creador de la geografía huma-
na, dentro de la cual dio un gran énfasis al medio físico y a su papel deter-
minante en la actividad y desarrollo de las sociedades humanas. Otros impor-
tantes exponentes de la escuela alemana fueron Hann (1839-1921) y Köppen
(1846-1940), los dos meteorólogos; Albrecht Penck (1858-1945), geomorfólo-
go; Passarge (1867-1958), geomorfólogo que se dedicó al estudio del paisaje,
y Hettner (1859-1941), también geomorfólogo e interesado en la historia y
la teoría de la disciplina. A ellos les siguieron otros grandes geógrafos físicos,
como Haushofer, Lautensach y Troll.

La escuela geográfica rusa se inicia también tomando como base la geografía


física. Lomonósov (1711-1765) era geólogo y fue director del Departamento
de Geografía de la Academia de Ciencias. Dokuchaev (1846-1903) fue el crea-
dor de la ciencia del suelo, y Voeikov (1842-1916) se dedicó a la climatología.
El concepto, más complejo, de geografía aparece con Anuchin (1843-1923),
quien defendió un enfoque integrado y basado en el estudio de complejos re-
gionales. Es la visión de la geografía como ciencia de síntesis, tema recurrente
entre los geógrafos. Por ejemplo, tuvo un gran auge entre los geógrafos sovié-
ticos y entre los geógrafos marxistas, especialmente en Francia y España.

Los primeros representantes de la escuela británica son Mary Somerville


(1780-1872), que publica el primer texto en lengua inglesa de geografía física
en 1848, y T. H. Huxley, biólogo darwinista, que publica una fisiografía, y que
es partidario de una geografía basada en la observación de los fenómenos loca-
les, de la experimentación y del trabajo de campo. Herbertson (1865-1915) es
el iniciador del estudio regional, con una visión de las regiones naturales como
macroorganismos. Gracias a la Commonwealth, su influencia se extiende por
todos los ámbitos de habla inglesa. Se caracteriza por un enfoque eminente-
mente práctico y empírico. Entre los geógrafos físicos más modernos destacan
Miller, Barry, Dickinson, Hall, Monkhouse y Chorley.

En Estados Unidos, la influencia de la escuela alemana es muy notable y se


centra especialmente en las ideas deterministas de Ratzel, que llegan a tra-
vés de Ellen Semple (1863-1932). En la misma línea se encuentra Huntington
(1876-1947). Griffith Taylor (1880-1963), australiano que enseñó en Canadá
y Estados Unidos, predijo acertadamente, basándose en criterios determinis-
tas, el patrón de los asentamientos humanos en Australia. En 1864, George
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Perkins Marsh trata el tema de la geografía física desde el punto de vista de


las modificaciones que imprime en el medio la acción humana, es decir, muy
en la línea de los estudios medioambientales actuales. Pero quien consolida la
geografía física es William Morris Davis (1850-1934): su sistematización de la
geomorfología tomando como base el ciclo de erosión, que denominó ciclo
geográfico, es muy conocida y formaba hasta hace pocas decenas de años el
cuerpo de doctrina geomorfológico y, por tanto, geográfico.

La escuela francesa ejerció una gran influencia en los países mediterráneos.


Su representante más destacado es Vidal de la Blache (1845-1918), que estu-
dia el medio físico como el conjunto de posibilidades que la naturaleza ofre-
ce al hombre para utilizar en su propio desarrollo. Sus aportaciones se cen-
tran en gran parte en la geografía humana y en la geografía regional, y por
tanto sus raíces están más cerca de la historia. En geografía física destacan
posteriormente De Martonne (1873-1955) y Baulig (1877-1962), a los que les
siguen, entre otros, Cholley, Birot, Dresch y Tricart. En España los primeros
trabajos de geografía física son más tardíos, y se deben a Huguet del Villar
(1871-1950), botánico y edafólogo (Huguet del Villar, 1909, 1916) y a Dantin
Cereceda (1886-1943), naturalista (Dantin Cereceda, 1912). Les siguen los de
Hernández Pacheco (1932) y Solé i Llopis (1952), todos ellos procedentes del
campo naturalista.

El primer congreso de geografía se celebró en 1871 en Bélgica (Amberes), bajo


la denominación de Congreso Internacional para el Progreso de las Ciencias
Geográficas. A partir de entonces se celebran otros de manera más o menos
regular, hasta que en 1923 se crea la Unión Geográfica Internacional, hecho
con el que el asentamiento de la geografía como disciplina académica queda
firmemente instituido.
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3. Perspectiva actual

Para Chorley y Kennedy (1971), la geografía física se encuentra ante el dilema


de tener que elegir entre tener un papel relevante como base de la geografía
humana o ser una ciencia de la Tierra. Sin embargo, visto desde una perspec-
tiva actual, la geografía física ha resuelto este dilema cuando ha dejado los
estudios históricos por los estudios de procesos y estos la han llevado al estu-
dio medioambiental. No ha hecho falta ninguna ruptura, las circunstancias
han llevado la geografía física al enfoque medioambiental en el que se unen
ciencia y servicio a los intereses del hombre. Si a Chorley y Kennedy (1971)
les parecía que la geografía física podía ser superada debido a la creciente ur-
banización e industrialización, también es cierto que la preocupación por el
medio ambiente que esta intensa utilización del territorio ha generado no ha
hecho más que beneficiar a la geografía física.

Así, años más tarde, Goudie (1994) ya no se plantea ningún problema sobre
el papel de la geografía física, sino que simplemente señala temas que pueden
considerarse centrales, y que como podemos ver están todos ellos relacionados
con el medio ambiente. Estos temas son: la descripción y comprensión de los
paisajes; la diversidad regional y la sensibilidad ambiental; la identificación de
fluctuaciones ambientales; los humanos como agentes del cambio ambiental
pasado, presente y futuro; las interrelaciones entre procesos humanos y na-
turales; el medio ambiente como riesgo; determinismo ambiental; utilidad y
aplicación de las aptitudes geográficas. Dado que todo crecimiento comporta
una ramificación, un desarrollo de cada una de las partes que componen el
todo, así ha ocurrido también con el desarrollo de la ciencia geográfica. Igual
que ha sucedido en todas las ciencias que han llegado a un estadio científico
avanzado, como pueden ser la geológica (con ramas como la tectónica, estrati-
grafía, petrología, etc.) o la biología (subdividida en botánica, ecología, zoolo-
gía, etc.), la geografía física también ha desarrollado varias ramas: la climato-
logía, la hidrología, la geomorfología, la edafología y la biogeografía. De todas
formas, en la actualidad, un curso de geografía física general representa fun-
damentalmente un curso introductorio a las ramas de esta ciencia, igual que lo
es para un geólogo un curso de geología general. En paralelo a este desarrollo
temático, en los años ochenta se produjo un resurgimiento de la producción
de textos de geografía física que intentaban cubrir la totalidad de la disciplina.
Dado el crecimiento de esta, se ha hecho inevitable que los libros fueran cada
vez más amplios en contenidos. Pero la realidad es que en la práctica se hace
cada vez más difícil cubrir en un único curso toda la temática, y de hecho la
disciplina se imparte en muchos casos por temas separados, de los que tam-
bién han ido apareciendo textos. Sin embargo, es posible encontrar nexos de
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unión entre las diferentes ramas de la geografía física en relación con algunos
centros de interés comunes a todas ellas. Gregory (1985) identifica seis temas
en el ámbito de la geografía física:

1) El cronológico, es decir, el estudio de la evolución de los paisajes y el am-


biente de la Tierra, que, aunque puede decirse que su origen arranca en Davis,
ha progresado mucho con el advenimiento de nuevas técnicas de datación.

2) El estudio�de�procesos, o sea, el análisis y comprensión de los mecanismos


que gobiernan los diferentes aspectos de la naturaleza.

3) Los efectos�de�la�actividad�humana sobre el medio físico y sobre los pro-


cesos medioambientales.

4) El concepto�de�sistema, considerado como el principal paradigma subya-


cente tanto en la geografía física en conjunto como en cada una de sus ramas.

5) La interpretación del cambio�temporal�del�medio�físico, que se hace po-


sible gracias al estudio de procesos.

6) El aspecto�de�aplicación�o�ambiental, ya que los geógrafos físicos cada


vez son más conscientes del papel que pueden desempeñar en el sentido de
proporcionar información útil para la planificación ambiental.

Sea cual sea el tema de geografía física elegido, hay unos aspectos que son bá-
sicos en todo estudio (Gregory, 1985), y que se desprenden de las ideas cien-
tíficas que se expondrán después (Haines-Young y Petch, 1986):

a)�La�denominación�y�la�clasificación. Según la visión clásica de la ciencia,


son un prerrequisito para el estudio científico. De hecho, la clasificación es
imposible sin una teoría previa sobre cómo se comportan las cosas y qué pro-
piedades tienen. En la práctica, los objetos reciben un nombre con el grado
de certeza que requiere el problema que hay que resolver, y como las teorías
cambian, también lo hacen los sistemas de clasificación, así como las propie-
dades o ideas que los nombres implican. Si las cosas se clasifican basándose en
propiedades que son teorías que no se pueden probar, entonces tales objetos
están fuera del reino de la ciencia.

b)�La�medición. Es el proceso de asignar propiedades a los objetos en función


de ciertas reglas. Las mediciones son representaciones abstractas de las cosas.
La cantidad de información que una medición puede representar depende de
la escala numérica que se use, la cual nos dice la precisión con la que las pre-
dicciones pueden hacerse a partir de las teorías, y el rigor con que estas teorías
pueden ser probadas. La manera en que se toman las mediciones tiene que
depender de la teoría científica que se intenta probar y de la teoría estadística
que se pretende aplicar. La teoría científica determina el parámetro que hay
que medir, las circunstancias de la medición, y por lo tanto la teoría está en la
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base de la elección del problema para investigar. La teoría estadística explica


la relación entre medición y error y determina el repertorio de estructuras de
relaciones entre las variables. Muchos ven la medición como lo mejor de lo
mejor de la ciencia. Están equivocados. La medición es solo un producto pa-
ralelo de la necesidad de probar y refinar teorías, aunque esto no quiere decir
que la medición no sea importante.

c)�El�diseño�experimental. Se trata del planeamiento teórico y práctico de la


actividad que hay que hacer, es la base de toda medición. Los problemas para
resolver en la ciencia empírica necesitan experimentos controlados con objeto
de probar las teorías. Varios procedimientos han sido llamados experimentos,
incluyendo los que se hacen para confirmar ideas previas o meramente para
ver cómo sucede algo. Los experimentos válidos requieren la prueba crítica de
teorías establecidas, bien por observación empírica, bien por análisis deducti-
vo. El diseño y ejecución de experimentos requieren una secuencia coordina-
da de operaciones, empezando con un planteamiento claro del problema. Esto
incluye la selección del método analítico y una consideración anticipada de
los resultados. Las mediciones se toman de tal manera que se puedan contro-
lar los efectos externos a la teoría y un elemento esencial en su control es la
consideración de la importancia del factor aleatorio. La interpretación se cen-
tra en la decisión de rechazar o no la hipótesis, y aunque la teoría estadística
enfoca el problema mediante el uso de probabilidades, al final se trata de una
cuestión de criterio.

d)�Los�modelos. Son instrumentos utilizados para hacer predicciones y, por


lo tanto, medios para probar teorías. Es importante distinguir entre su papel
en ciencia, donde se utilizan para probar teorías, y en ingeniería, donde sirven
para hacer predicciones. Las situaciones de prueba se diseñan para permitir
que se ponga de manifiesto el conflicto entre teoría y observación. Esto de-
pende de si son determinísticos, es decir, cuando una entrada produce una
salida, o estocásticos, cuando una entrada puede producir más de una salida,
o si están total o parcialmente especificados por la teoría. En la práctica, el uso
de modelos puede ser muy complejo, especialmente cuando requieren cali-
bración u optimización de parámetros, y siempre existe el problema de juzgar
si la predicción generada con la prueba es suficientemente cercana a la obser-
vación para llegar a una conclusión sobre la teoría. Haggett y Chorley (1967)
consideran que un modelo puede ser una teoría, una ley, una hipótesis o una
idea estructurada, y siempre una representación idealizada o simplificada de
la realidad.
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4. Problemática

La geografía física es, en primer lugar, una parte de la geografía, puesto que su
objetivo es el hombre y sus relaciones con el medio. Aun así, como ya se ha
mencionado, forma parte de las ciencias naturales porque tiene que conocer
cuáles son las características de este medio en que se sitúa al hombre. Pero el
medio natural engloba aspectos muy variados, y por lo tanto determina una
gran diversidad interna de la disciplina. Los dos aspectos, la dualidad de raíces
y la variedad temática, determinan problemas que es necesario conocer.

Ya hemos visto que los orígenes de la geografía se hunden en el seno de las


ciencias naturales. La situación actual es en muchos casos la inversa, como
por ejemplo en España, ya que la geografía se cultiva desde el ámbito de las
disciplinas históricas y sociales, lo cual puede plantear conflictos en la geogra-
fía física.

Así, por un lado, los geógrafos físicos se encuentran incluidos en el área de


las ciencias históricas y sociales, donde en muchos aspectos no encuentran las
facilidades necesarias para su labor profesional, y por otro lado sus relaciones
y trabajos científicos dependen del ámbito de las ciencias naturales, y por eso
necesitan cada vez más adquirir conocimientos del área de ciencias.

Debido a esta posición de la geografía física entre las ciencias sociales y las
ciencias naturales, Worsley (1985) opina que los problemas con que se enfren-
ta en nuestros días la geografía física se centran en:

• Sus relaciones con las disciplinas afines.

• Su situación en relación con los fondos que las instituciones dedican a la


investigación.

• Su situación en relación con los fondos para docencia.

• El papel que se le ha asignado en la enseñanza media.

En su relación con las disciplinas afines, el problema real radica en la falta de


preparación tanto en ciencias naturales como en ciencias básicas, y por eso
no es extraño que se haya hecho necesario escribir libros para estudiantes de
geografía que no tienen una base en ciencias. Por otro lado, al estar clasificada
como ciencia social, no se reciben fondos suficientes para desarrollar la labor
naturalista que le es propia, con lo cual la geografía física es cada vez menos
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competitiva en relación con las ciencias afines. La verdad es que cada vez hay
menos geógrafos físicos en el conjunto de la geografía, tanto en números ab-
solutos como en relación con el conjunto de geógrafos.

En el Reino Unido (Johnston, 1985) la geografía es claramente considerada


como la disciplina que cabalga entre las ciencias sociales y las ciencias natu-
rales, y en la cual, por tanto, se sintetiza el conocimiento de la Tierra, en opo-
sición a las disciplinas más especializadas y sistemáticas, que fragmentan el
conocimiento en partes más fácilmente manipulables. Es decir, una combina-
ción entre geografía física y geografía humana es lo que proporciona tanto el
núcleo como la razón de ser de la disciplina. No puede haber geografía sin
ambas facetas, y sin geografía el conocimiento de la Tierra queda fragmentado
y no es, en consecuencia, satisfactorio. Sin embargo, es un hecho que en algún
momento hubo geógrafos, como en el caso de Worsley (1985), que manifes-
taron que para la geografía física seguir junto a la geografía humana represen-
taba un lastre.

En Estados Unidos (Johnston, 1985), la geografía física ha estado en gran parte


eliminada del contexto de la disciplina y solo es utilizada en un ámbito des-
criptivo, es decir, no incluye estudios de dinámica. Sin embargo, no es menos
cierto que en estos últimos años está siendo reintroducida, fundamentalmente
en lo relativo al estudio de procesos. Esto se debe al interés que estos estudios
tienen en geografía aplicada, pero también al hecho de que el enfoque global
propio de la disciplina, así como su base dual, le dan una mayor relevancia
ante los problemas medioambientales de nuestros días, y así es capaz de atraer
estudiantes y también recursos económicos. Así pues, la geografía en este país
está en un proceso de revalorización de su papel en la sociedad.

Sabemos que tradicionalmente la geografía se ha basado en una amplia visión


del mundo a escala global y regional, en el estudio de los paisajes, y en la
interrelación de los aspectos físicos y humanos. Sin embargo, es innegable
que desde las últimas décadas asistimos a un incremento de la especialización.
Paralelamente a la especialización, se ha puesto más énfasis en el estudio de
procesos dentro de todas las especialidades, lo cual puede hasta cierto punto
convertirse en un elemento unificador. Es el caso del estudio de procesos en
sistemas abiertos como la cuenca de drenaje, que involucra la comprensión
de sistemas más amplios, como el que incluye la respuesta del hombre y su
impacto en tales sistemas, y también varios subsistemas, como el formado por
las vertientes y por el curso fluvial, a su vez conformados por otros subsistemas,
como el suelo, la vegetación y el agua en las vertientes. Estos estudios agrupan
muchos aspectos de la geografía física y tienen un interés creciente en los
problemas medioambientales.

Algunos consideran (Gregory, 1987) que podría ser que todavía faltase un prin-
cipio que esté por encima de la especialización, una visión general y aceptada
de lo que tiene que ser la geografía física. Por un lado, existe un sentimiento de
que tiene que darse más precisión a las antiguas y amplias definiciones como
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la de Hartshorne, referentes a que la geografía es la descripción científica de


la Tierra como residencia del hombre. Pero las preocupaciones básicas siguen
estando esencialmente relacionadas con el carácter físico de la Tierra y con
su ocupación por el hombre, y con el uso y revalorización de sus recursos. Es
necesario recordar que existe continuidad en el punto de vista y en la materia
de la geografía. A lo largo de la historia, se ha buscado entender y poner or-
den en el universo, relacionar al hombre con su medio tanto en términos de
interdependencia como de modificación, y entender la expresión cambiante
de estos objetivos en el paisaje y en el uso de recursos.
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5. Áreas de conocimiento

Una forma simple y objetiva de comprobar la amplitud temática de una dis-


ciplina es a través del análisis de sus libros de texto (Grau y Sala, 1984). Dado
que no se trata aquí de llevar a cabo un estudio exhaustivo del contenido de
la geografía física, sino de divisar su situación actual, se han seleccionado, de
entre los manuales que tratan alguno de los temas que conforman la materia,
aquellos que llevan explícito el título de geografía física, para considerar que
al menos existe en ellos la intención de abarcar toda la materia y por lo tanto
proporcionan una visión de lo que en su momento se consideraba su ámbito
propio. De estos manuales se ha analizado el contenido temático y el peso
específico que se otorga a cada una de las ramas de la geografía física.

Observamos que los tratados más antiguos se caracterizan por otorgar un peso
mayoritario a la geología y a la geomorfología, incluyendo, eso sí, una parte
más o menos extensa sobre el clima y a menudo sobre hidrografía, pero no
tratan casi nunca el tema biogeográfico. Así pues, dando por hecho que el
tema geomorfológico está siempre extensamente tratado, analizaremos cómo
y cuándo aparecen los otros temas.

En el texto de Davis y Snyder (1898), aunque fundamentalmente dedicado a


geomorfología, tienen cabida los temas atmosféricos e hidrográficos. Más ade-
lante, en la versión alemana de esta geografía física, los temas de cosmografía,
meteorología, oceanografía y geología están a cargo de Braun (1917) y cons-
tituyen todo el primer volumen, mientras que la totalidad del segundo volu-
men está dedicado a morfología. Los grandes apartados en que Marr (1900)
divide su obra son la litosfera, la hidrosfera y la atmósfera, mientras que en el
texto de Philippson (1921) los aspectos matemáticos y los atmosféricos de la
geografía están ampliamente tratados en el primer volumen de la obra.

La aparición de los temas biogeográficos es menos frecuente, y generalmente


están basados en el estudio de la vegetación, aunque a veces pueden incluir
algún tema sobre fauna, pero nunca aparece el tema de los suelos. Así, en el
tratado escrito por Leipoldt con los manuscritos dejados por Peschel (Peschel
y Leipoldt, 1880), se dedica un volumen a los contenidos no solo de clima
y aguas, sino que aparece también el aspecto biogeográfico al tratar, aunque
sucintamente, el tema de los seres vivos en un capítulo dedicado a vegetación
y fauna. También Richthofen (1886) incluye apartados sobre clima y biología,
pero solo como aspectos introductorios en la gran masa de información geo-
morfológica. También los británicos Somerville (1848) y Huxley (1877) intro-
ducen el tema de los seres vivos, pero únicamente en relación con el efecto
de su actividad en la distribución de los sólidos, fluidos y gases terrestres (co-
mo en los depósitos constituidos por restos de plantas), y en la formación de
relieves (corales y foraminíferos). Es interesante advertir que Supan, que en su
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primer texto (1884) sigue la corriente de añadir temas sobre la atmósfera y la


hidrosfera al bloque central de geomorfología, en la obra que prepara en cola-
boración con Obst (Supan y Obst, 1927-1930) dedica un volumen entero a la
atmósfera y los mares, mientras que en el volumen sobre morfología, después
de presentar los temas endógenos, exógenos y de relieve, dedica una segunda
parte a biogeografía, concretamente a la geografía de las plantas, que está a
cargo de Leik.

El caso de De Martonne es realmente nuevo, ya que en su primer texto pre-


sentaba toda la gama temática (De Martonne, 1909), y más adelante lo hacía
en varios volúmenes, con uno dedicado a nociones generales, clima e hidro-
logía (1925), otro dedicado al relieve (1926) y un tercero para tratar el tema
biogeográfico (1927), este en colaboración con Chevalier y Cuenot. Se trata,
por tanto, de un precedente de lo que posteriormente ha llegado a ser la geo-
grafía física en los libros de texto.

Izquierdo Croselles (1945), en su tratado de lo que denomina nueva geografía


física, traza un esquema de las partes que constituyen la geografía general, y
que son: cosmografía, fisiografía, biogeografía y antropogeografía. El texto que
presenta incluye los tres primeros apartados, dejando para un posible segundo
volumen la biogeografía y la antropogeografía. Dentro de la fisiografía trata del
elemento sólido, el elemento líquido y el elemento gaseoso desde dos puntos
de vista, el estático y el dinámico.

En resumen, puede decirse que el núcleo central de la geografía física ha sido


tradicionalmente el estudio del relieve, con sus factores endógenos y exóge-
nos. En segundo lugar, aparece el estudio del clima y de las aguas. En cambio,
la inclusión del estudio de los seres vivos ha sido más tardía, probablemente
a causa, como opinaba Davis (1902), de lo problemático de la sistematización
de las infinitamente variadas respuestas de los organismos vivos a su medio.
Es interesante señalar que Davis estudió, trabajó e investigó en meteorología,
ya que estuvo durante tres años en el Servicio Meteorológico del Observatorio
Nacional de Argentina en Córdoba, y escribió un número bastante elevado
de artículos sobre temas meteorológicos, como puede verse en la relación de
publicaciones incluida en King y Schumm (1980). Quizá por eso Davis veía
dos grandes clases de hechos en geografía: los relacionados con el medio inor-
gánico y los relacionados con las respuestas con las que los habitantes de este
medio, de los más simples a los más complejos, se adaptan a él. A los primeros
los denomina geografía física, mientras que para los segundos sugiere la palabra
ontografía, que considera similar a la ecología pero incluyendo el estudio de
la estructura y fisiología de individuos y especies. En la actualidad, la produc-
ción de libros de texto de geografía física muestra bien claramente que están
plenamente asentadas todas sus ramas, es decir, el estudio del clima (climato-
logía), las aguas (hidrología), el relieve (geomorfología), los suelos (edafología)
y la vegetación (biogeografía), temas que ya aparecen en los clásicos de los
años cincuenta, como los de Birot (1959) y Strahler (1951). Pero, lo que es
más importante y significativo, han aparecido muchos libros de texto en cada
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una de estas ramas, especialmente en lengua inglesa. Por eso nos ha parecido
conveniente, al escribir sobre teoría y métodos en geografía física, no solo de-
dicar un apartado a cada uno de los grandes temas, sino tratar de equilibrar
su peso para dejar constancia de la importancia de todos ellos en el ámbito de
la geografía física de nuestros días.
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6. Metodología científica

En la década de los sesenta, en pleno auge de los métodos cuantitativos en


geografía, Harvey (1969) se dio cuenta de que la llamada «revolución cuanti-
tativa» implicaba a su vez una revolución filosófica. Era la filosofía del método
científico lo que estaba implícito en la cuantificación, ya que esta obliga a se-
guir las normas de la lógica científica. También la especialización ha llevado a
los geógrafos a un acercamiento cada vez mayor a las fuentes y métodos de las
disciplinas afines. Existe una nueva apreciación de las interrelaciones y de las
interdependencias entre disciplinas, pero no solo en un ámbito de métodos,
sino también de conceptos científicos.

Algunos geógrafos físicos, como Haines-Young y Petch (1986), opinan que pa-
ra que esta ciencia consiga el rango que le corresponde dentro de las ciencias
de la Tierra, es necesario estar a su nivel tanto en lo relativo a conocimien-
tos y técnicas como al método científico, y ver sus aplicaciones en nuestra
disciplina. En su libro, Sala y Batalla (1996) resumen el punto de vista de Hai-
nes-Young y Petch (1986) y de Harvey (1969) sobre las bases del pensamien-
to científico y su evolución. Para ellos queda claro que hay problemas en la
metodología que usan los geógrafos físicos, principalmente porque la discipli-
na carece de una tradición crítica. Por eso, creen en la necesidad de introdu-
cir esta tradición mediante un estudio a fondo de la filosofía y los métodos
científicos. Según estos autores, la historia reciente de la materia muestra que
lo que algunos han considerado avances no son más que cambios de moda,
pues solamente podrían ser considerados avances si se hubiera producido un
desarrollo de problemas científicos por medio de la prueba crítica de ideas.
En cambio, en disciplinas paralelas como la geología, la ecología y la meteoro-
logía, se han producido en los últimos tiempos cambios conceptuales impor-
tantes, nuevas teorías y descubrimientos. Si bien es verdad que algunos de es-
tos avances forman parte también de la geografía física, no puede decirse, sin
embargo, que sean productos de la geografía física. La disciplina, tal como es
enseñada y practicada, no puede fomentar avances por falta de una tradición
crítica, de interesarse por los aspectos problemáticos. Además, la mayor parte
de las revistas y los textos avanzados todavía contiene material que es o bien
meramente descriptivo, o un intento de modelar algún fenómeno por medio
de ecuaciones estadísticas o matemáticas simples similares a las que usan los
ingenieros.

Los avances que se han conseguido en ciencia han implicado teorización, ex-
perimentación, discusión y sobre todo crítica, elementos que forman parte de
la tradición científica y que no siempre se encuentran en la geografía física
española. El método científico comporta conocimientos de cómo pensar y ha-
cer que puedan ser adquiridos y mejorados. Aunque hay partes del proceso
científico, tales como la introducción de nuevas ideas y conceptos, que no
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son racionales y no pueden ser enseñadas, la prueba crítica de teorías y el re-


conocimiento de problemas son procesos racionales y pueden ser, por tanto,
desarrollados en el alumno. Si la geografía física tiene que progresar, hay que
preguntarse cuáles son los problemas que deben resolverse, tratar de descubrir
qué es lo que preocupa a la gente, y de ahí inferir qué temas deben ser estu-
diados. Desde el punto de vista sociológico, en la geografía física española se
da el caso de que, puesto que hasta hace muy poco no había relación con las
corrientes científicas europeas, excepto las francesas, los postulados aceptados
por los padres de la geografía física no coincidían, y en muchos casos todavía
no coinciden, con los aceptados por la comunidad científica internacional, de
la que la francesa se encuentra muy marginada por su obsesión en utilizar el
francés, en lugar del inglés, como lengua de comunicación.

Creemos que no puede haber progreso en nuestra geografía física sin seguir
paso a paso la metodología científica, desde la paciente recogida de datos, la
observación y la experimentación a partir de una hipótesis de trabajo o de la
formulación de una pregunta, hasta la crítica a fondo del sentido que puede
darse a los resultados. En cuanto a los criterios de Kuhn y Feyerabend, si bien
es verdad que todos en algún momento nos encontramos frente a limitaciones
impuestas por los esquemas de la comunidad científica, no es menos cierto que
suele tratarse de limitaciones temporales, de inercia, pero siempre finalmente
superables.
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7. La geografía física aplicada

Son varios los trabajos que abordan el carácter aplicado de la geografía, y en


particular la geografía física, a los problemas medioambientales (por ejemplo,
Calvo, 1982; López Bermúdez, 1992) y al análisis de riesgos (Verstappen, 1983;
Panizza, 1990). Por su carácter sintético y pionero, resulta modélico el texto
Geografía y medio ambiente (Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, 1984).
De los capítulos escritos por Bartolomé Barceló y María F. Pita López tomo in-
formación para situar el papel creciente y preponderante de la geografía física
aplicada a los estudios medioambientales.

7.1. La preocupación ambiental global

El tema del medio ambiente, asociado normalmente a la preocupación por su


deterioro, es en la actualidad objeto de interés en todos los ámbitos, desde el
científico, tanto en el campo de las ciencias físicas como en el de las sociales,
hasta el divulgativo y el político. Tal variedad de intereses viene acompañada
lógicamente de una similar variedad en cuanto a la misma concepción del tér-
mino medio ambiente y, consecuentemente, en cuanto a la preocupación por
él suscitada. Globalmente, tres son los elementos fundamentales que confor-
man la preocupación medioambiental tal como esta es planteada por parte de
numerosas organizaciones internacionales (ONU, Unesco, FAO, OMM, etc.):

1) El medio ambiente implica la consideración de la naturaleza como un sis-


tema que sustenta la vida. Esto supone la aceptación para el estudio de la na-
turaleza de los presupuestos de la ecología y de la teoría de sistemas, y, en
consecuencia, la noción de naturaleza como un conjunto de elementos ope-
rativamente relacionados entre sí, de forma que se influencian mutuamente,
adoptando las variables que los representan una interdependencia ligada por
procesos de retroalimentación y cuyo comportamiento nos interesa formali-
zar y calificar. El método preconizado para la formalización y calificación del
comportamiento global del sistema es su modelización, la cual, siempre que
la comprensión de los fenómenos sea suficientemente clara, será una modeli-
zación matemática.

2) Las actividades humanas no están respetando los equilibrios que presiden


el funcionamiento de la naturaleza, y son imprevisibles los resultados que sus
alteraciones puedan producir.

3) La alteración antrópica de los equilibrios de la naturaleza se centra esencial-


mente en el posible deterioro que por ello pudieran experimentar los recursos
naturales, fuente esencial de la subsistencia de la humanidad en cuanto que
fuente para sus actividades económicas.
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Esta preocupación ha determinado una intensificación de los estudios relati-


vos a:

• Las interrelaciones que ligan a los elementos de la naturaleza, también al


hombre.

• La dinámica que presentan los procesos desarrollados en su interior.

• Los flujos de materia y energía que rigen tal dinámica.

• Los equilibrios que presiden el funcionamiento del sistema.

• Los umbrales capaces de generar un cambio en él.

• La modelización de todo este conjunto de fenómenos.

Los problemas han determinado que el centro de atención de los estudios se


desplace hacia la degradación que el hombre impone a este medio en cuanto
que objeto de uso por parte de la humanidad, en cuanto que recurso y, por
tanto, hacia las relaciones mutuas de dependencia entre el hombre y el medio.

7.2. El interés de la geografía por el medio ambiente

El interés por la temática medioambiental en la geografía se enmarca en el


marco general de preocupación de las ciencias por las consecuencias de los
procesos de degradación ambiental y del mal uso de los recursos y reservas na-
turales producidos por los avances tecnológicos y el desarrollismo económico.
Han sido muchos los organismos internacionales interesados en el tema, es-
pecialmente a partir de los años sesenta (ONU, Unesco, FAO, OMS, etc.). Entre
ellos hay que destacar el papel de la Unión Geográfica Internacional que, por
medio de la comisión especial Scientific Committee on Problems of the Envi-
ronment (SCOPE), creada en 1968 por el Internacional Council of Scientific
Unions (ICSU), desarrolló sus trabajos de manera interdisciplinaria en el seno
de una comisión denominada Man and Environment.

Los planteamientos generales de la comisión de la UGI se basaron en cuestio-


nar el problema científico que se desprende del uso y mal uso del medio am-
biente, cuáles son las posibilidades de aplicación de las experiencias y análisis
geográficos existentes, y la preparación de los geógrafos para dirigir este tipo
de investigaciones y hacerlas más válidas y aplicadas.

Para dar respuesta a estas cuestiones, se llevó a cabo una serie de estudios com-
parativos con participación de geógrafos físicos sobre el impacto que los cam-
bios tecnológicos habían tenido sobre el medio ambiente. Asimismo, se llevó
a cabo un examen sistemático de las experiencias sobre las reservas naturales
establecidas por los gobiernos en sus territorios, especialmente en cuanto a su
utilidad para los científicos y a su uso estético y educacional, estudiándose los
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cambios de paisaje, acondicionamiento integrado de la tierra y los procesos


que contribuían a los cambios fisonómicos. El grupo de trabajo presentó ya
en 1976 una serie de estudios sobre las consecuencias de las planificaciones
de las cuencas hidrográficas.

Una vez aprobadas sus conclusiones, durante el XXIII Congreso Geográfico


Internacional celebrado en Moscú en 1976 se sustituyó la comisión Man and
Environment por la Comisión de Problemas Ambientales. Su objetivo principal
fue desarrollar una aproximación geográfica global a los problemas ambienta-
les, y concentrar sus esfuerzos y los de sus miembros en dar soluciones a los
problemas de carácter interdisciplinario que requirieran la participación de los
geógrafos. El cambio de enfoque consistía en evitar los estudios de problemas
particulares, que anteriormente habían dado lugar a la existencia de grupos
de trabajo, porque se pensaba que esto podía conducir a una dispersión de
esfuerzos y a la debilitación de la posición tradicional de los geógrafos en la
síntesis de resultados de otras ciencias. De las diferentes reuniones organizadas
por la comisión surgió una serie de conclusiones que por su vigencia actual
merecen ser sintetizadas:

• Los mecanismos de interacción hombre-medio no eran en ese momento


–ni creemos que lo sean todavía en gran medida– suficientemente cono-
cidos, a pesar de que se reconoce que son una condición necesaria para
esta evaluación.

• Las actividades relacionadas con el turismo y la recreación están muy liga-


das a los problemas de conservación del medio ambiente y al aprovecha-
miento de sus recursos.

• La necesidad de unas bases científicas para el uso racional de los recursos


naturales y su aplicación a la detección de riesgos naturales.

La geografía dispone de un potencial científico suficiente para el desarrollo de


las bases concernientes al estudio y control de los procesos antrópicos y sus
efectos posteriores en el medio ambiente, ya que el corpus teórico y los méto-
dos de estudio disponibles permiten poner en práctica programas científicos
en este campo y resolver numerosos casos prácticos.

Destaca, por la actualidad y profundidad de los temas abordados, la reunión


de esta comisión celebrada en Tokio en 1980, centrada en el análisis de los
aspectos geográficos de los problemas ambientales en los países altamente ur-
banizados. Las comunicaciones que se presentaron se orientaron tanto a la
contaminación ambiental como a los riesgos naturales: los terremotos y sus
consecuencias, los incendios urbanos y las inundaciones. En esta ocasión se
pudo hacer un inventario de los problemas ambientales y ecológicos de las
grandes ciudades, como los movimientos de subsidencia causados por la des-
© FUOC • PID_00240766 28 Introducción

hidratación del subsuelo urbano, las modificaciones climáticas y los procesos


de contaminación del aire, las transformaciones del balance hídrico, la impor-
tancia de la vegetación y de la fauna urbanas y la contaminación de los suelos.

Según Barceló (1984), los principales aspectos teóricos y problemas medioam-


bientales en los que la geografía puede contribuir de manera decisiva a su aná-
lisis son:

1)�El�desarrollo�y�profundización�del�concepto�de�recurso�natural. Un ele-
mento del medio físico no se convierte en recurso natural hasta el momento
en el que resulta útil al hombre, y eso no sucede hasta que este no consigue
un cierto nivel tecnológico que le permite aprovecharlo (Tricart, 1978). Su ex-
plotación requiere sobre todo conocer su potencial, modelizar su respuesta a
la explotación y adecuar el ritmo de las demandas a su sostenibilidad como
sistema.

2)�La�valoración�de�los�procesos�de�degradación�ambiental. En general, las


actividades agrarias e industriales y las de las aglomeraciones y servicios ur-
banos producen desechos que degradan las aguas y el aire, e inciden negati-
vamente en la posibilidad de usos posteriores de las primeras y en la calidad
ambiental del segundo, además de afectar a los ecosistemas que dependen de
los dos (Goudie, 1981).

3)�La�degradación�estética�del�paisaje. Un aspecto que hay que considerar


en la preocupación general por la conservación del medio ambiente es el de la
estética de los paisajes y su destrucción. En la actualidad, el proceso de urbani-
zación sobrepasa el ámbito de las ciudades, y en él se puede incluir la implan-
tación de los cascos urbanos, costeros o de montaña con una función de ocio
o turística, así como las numerosas residencias secundarias, que introducen en
el espacio rural funciones diferentes de las agrarias, a las que se yuxtaponen
o sustituyen (Bauer y Roux, 1976).

4)�La�gestión�de�los�recursos�naturales�y�la�relación�coste-beneficio. La de-
gradación del medio ambiente o de los recursos naturales no puede ser abor-
dada exclusivamente desde el punto de vista del concepto clásico de utilidad
económica (Tricart, 1981). En la degradación o consumo de un bien natural
gratuito se producen unas pérdidas o daños que como no son enmendados
suponen un coste más en el proceso de producción.

5)�Los�sistemas�de�monitorización�para�la�detección,�cuantificación�y�lo-
calización�del�cambio�ambiental. Al ser el medio ambiente una unidad de
componentes de fenómenos naturales muy variados, que está sujeta tanto a
los cambios dinámicos de la misma naturaleza como a las transformaciones
que se derivan de la actividad humana, su estudio requiere una observación
© FUOC • PID_00240766 29 Introducción

sistémica del estado de este complejo de sistemas. Uno de los sistemas natu-
rales en el que el control de los cambios se hizo mediante observaciones de
campo sistemáticas fue el fluvial (Leopold, 1962).

Hay que señalar finalmente que el desarrollo de la ecología ha tenido una in-
fluencia directa en el desarrollo aplicado de la geografía física, y ha contribui-
do a fortalecer el concepto de paisaje natural, que podemos considerar como
equivalente al de ecosistema, si bien el primero incide más en el medio físico
y el segundo en los organismos vivos, aunque en los dos casos las nociones de
energía y ciclo de la materia son fundamentales.

Los problemas ambientales que se derivan del aprovechamiento de los recur-


sos naturales por parte del hombre, mediante las actividades económicas, son
realidades tangibles en el espacio y que se manifiestan en las economías de ca-
da país. Su localización dependerá tanto de la de los recursos utilizados como
de la de los centros de consumo que son las aglomeraciones humanas, pero
también del transporte de las materias primas y de los productos fabricados.
En todo ello el medio físico desempeña un papel importante, haciendo posi-
bles o dificultando todas las actividades humanas, si bien la tecnología y los
recursos económicos pueden paliar estas limitaciones.

La geografía, por su análisis horizontal y vertical de las relaciones espaciales,


enriquecida por las aportaciones de otros campos del conocimiento y dispo-
niendo de metodologías adecuadas para el estudio de los hechos actuales, está
desempeñando ya un importante papel en el análisis y la búsqueda de solu-
ciones a una serie de realidades problemáticas del medio ambiente.
© FUOC • PID_00240766 30 Introducción

8. Síntesis de la aplicación ambiental y social de las


ramas de la geografía física

La problemática medioambiental es uno de los elementos que caracteriza las


investigaciones que van desarrollando desde la década de los años ochenta las
diferentes ramas de la geografía física (Sala y Batalla, 1996). En este sentido, la
geografía física, contemplada desde su dimensión espacial y como ciencia de
síntesis preocupada por la evolución de los paisajes y especializada en varias
ramas de conocimiento, tiene que desempeñar un destacado papel, sobre la
base de un cuerpo disciplinario teórico bastante estructurado y equipado para
ello (López Bermúdez, 1992).

En este contexto, la geomorfología trata de ver la forma en la que pueden apli-


carse los conocimientos teóricos para el estudio de los impactos naturales y
antrópicos en el medio y las condiciones óptimas en las que tiene que mane-
jarse este medio para evitar las situaciones límite. Los temas en los que esta
ciencia tiene más incidencia serían: riesgos de catástrofes, destrucción de re-
cursos, pérdida de valores estéticos de paisajes y regiones, impactos ambienta-
les sobre los procesos geomorfológicos (por ejemplo, inestabilización de ver-
tientes y extracciones de áridos en los lechos fluviales) y las posibilidades de
conservación del medio.

Desde una perspectiva medioambiental, la climatología contribuye de manera


fundamental a múltiples campos de la actividad económica y social, además
de intervenir en actividades biológicas de los seres vivos y en muchos proce-
sos del medio físico. La principal característica de su aplicabilidad social y eco-
nómica se basa en el hecho de que las demandas sociales son cada vez más
exigentes y complejas, a la vez que requieren soluciones más inmediatas en
el ámbito urbano e industrial (contaminación atmosférica), en los de la agri-
cultura y las modificaciones microclimáticas y en la búsqueda de respuestas
a las catástrofes naturales de origen climático (inundaciones, ciclones, deser-
tización, etc.).

Por su parte, la hidrología tiene en el progresivo énfasis para con los proble-
mas ambientales, es decir, aplicados, una de sus principales y más fructíferas
fuentes de trabajo. Los temas de estudio son numerosos, desde el agua para
la irrigación, la potencia hidroeléctrica, los ríos internacionales, la protección
frente a las crecidas, las previsiones de suministro de agua, etc., y los de la
conservación del suelo, el manejo de cuencas, la polución y contaminación,
las crecidas y estiajes, la alteración de los recursos hídricos por el hombre y
los impactos en el ciclo hidrológico son los que entran de pleno en el campo
de la geografía física.
© FUOC • PID_00240766 31 Introducción

La biogeografía considera la fauna y la vegetación, y en definitiva el paisaje,


como recurso natural. Esto ha hecho que los impactos sobre estos elementos
sea uno de los temas que han tenido más incidencia social y que han permiti-
do la penetración de geógrafos en la administración pública. También encon-
tramos, en este sentido, el tema relativo al estudio de los ecosistemas actua-
les, enfocados como recursos, y para la defensa del medio ambiente. Temas
muy tratados han sido también la utilización de espacios de ocio, los incen-
dios forestales, la degradación de los litorales, el retroceso de la vegetación,
la erosión, etc. Además está el tema de las áreas protegidas, como son los par-
ques nacionales, que van cobrando cada vez más importancia a medida que
el ecologismo va extendiéndose, incluso en un ámbito político. La política de
parques es, por tanto, otra de las áreas de aplicación biogeográfica.

Los estudios ambientales y aplicados en edafología son cada vez más frecuen-
tes y necesarios en la actualidad. Para actuar sobre el proceso de degradación
del suelo es necesario el conocimiento de este, y no solo por parte de los eda-
fólogos, sino también de otros especialistas, y en particular de aquellos que
toman decisiones sobre ordenación del territorio, como los geógrafos. En es-
te sentido, aunque en el campo de la geografía los estudios de degradación
ambiental del suelo se han centrado en el tema de la erosión, no son menos
importantes otras formas de degradación, como por ejemplo la salinización,
el mal drenaje, los cambios de uso, etc.
© FUOC • PID_00240766 33 Introducción

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