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LA ÚNICA FORMA DE CAMBIO ESTÁ EN EL EVANGELIO

(La urgencia de un cambio radical)

ANUNCIO URGENTE: ¡ARREPIÉNTANSE Y CREAN!

“14 Después que Juan había sido encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el
evangelio de Dios. 15 «El tiempo se ha cumplido», decía, «y el reino de Dios se ha
acercado; arrepiéntanse y crean en el evangelio».” (Mr 1:14-15 NBLA)

Es interesante ver que lo primero que hizo Jesús al iniciar su ministerio fue predicar el evangelio de
Dios y hacer un anuncio urgente “arrepiéntanse y crean”.

Pero, ¿te has detenido a pensar en la urgencia con la que nos llama a este acto? Porque al ser éstas
las primeras palabras con las que inicia su ministerio, deberíamos pensar en su importancia.

Si Jesús hizo este llamado urgente, es porque la humanidad necesita un cambio radical, para así
volverse de su pecado a Dios y confiar en Él para su salvación.

¿POR QUÉ NECESITO UN CAMBIO RADICAL?

Para entender qué tipo de cambio necesitamos y la magnitud del mismo, debemos empezar por
comprender para qué fuimos creados y cómo era la vida en ese entonces.

Creados con vida por Dios y para Dios

El libro de Génesis nos explica


que Dios creó al hombre y a la
mujer (Gn 1:27; 2:71), les dio vida
y tenían una relación cercana con
Él, fueron creados por Él para
“darle la gloria” y “disfrutar de Él
eternamente”2 (Ro 11:363).

El hombre estaba
verdaderamente vivo porque
estaba conociendo a su Creador y
“La creación de Adán” relacionándose con Él (Jn 17:34
Miguel Ángel
(Capilla Sixtina) dice que la vida eterna consiste en
conocer a Dios); no tenían vida
únicamente porque respiraban o su corazón palpitaba y funcionaba bien, sino que, tenían vida
porque estaban en una relación correcta con Dios, conociéndole todo el tiempo y viviendo
para el propósito que fueron creados. El centro de su adoración era Dios.

1 Gn 1:27 - Dios creó al hombre a imagen Suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
Gn 2:7 - Entonces el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz el aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.
2 Paráfrasis del primer artículo del Catesismo Menor de la Confesión de fe de Westminster.
3 Ro 11:36 - Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre. Amén.
4 Jn 17:3 - »Y esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.

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Muertos en vida, siendo enemigos de Dios

Ahora, cuando pasamos al


capítulo 3 encontramos el relato
de la caída, ahí vemos que Adán
y Eva pecan, se rebelan contra
Dios y hacen exactamente lo que
dijo que no tenían que hacer
(2:16-17; 3:65), sabemos que la
paga del pecado es la muerte (Ro
6:23), pero no cayeron muertos
físicamente en ese momento;
aunque la muerte física es una
“Caída del Hombre, pecado original y expulsión del Paraíso”
Miguel Ángel consecuencia de su pecado (Gn
(Capilla Sixtina)
3:196), no sucedió
inmediatamante. No obstante, lo que sí pasó fue que dejaron de adorar a Dios para adorar a la
creación (ellos) (Ro 1:257). Un cambio radical para mal, que implicó mover completamente el objeto
de adoración original (fueron creados para adorar a Dios), en el cual su corazón, voluntad, emociones
y todo lo que eran, decidió darle la espalda a su propósito y dictar el propio.

De igual forma, hubo una ruptura en esa relación tan cercana que tenían con Dios que llega a la
magnitud de colocarnos como sus enemigos y objetos de su ira santa (Ro 1:18; Ef 2:1-38).

No pienses que esta condición es exclusiva de los primeros hombres (Adán y Eva), sino que afecta
a todos sus descendientes, o sea a ti, a mí y a toda la humanidad [Ro 5:12-209]). Por consiguiente,
toda la humanidad tiene un problema, ese problema se llama pecado (Ro 3:23; 1R 8:46; Gál
3:2210).

5 Gn 2:16-17 - 16 Y el Señor Dios ordenó al hombre: «De todo árbol del huerto podrás comer, 17 pero del árbol del conocimiento del bien
y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás».
Gn 3:6 - Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y que el árbol era deseable para alcanzar
sabiduría, tomó de su fruto y comió. También dio a su marido que estaba con ella, y él comió.
6 Gn 3:19 - Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo

volverás».
7 Ro 1:25 - Porque ellos cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en lugar del Creador, quien es

bendito por los siglos. Amén.


8 Ro 1:18 - Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que con injusticia restringen la

verdad.
Ef:2:1-3 – 1 Y Él les dio vida a ustedes, que estaban muertos en sus delitos y pecados, 2 en los cuales anduvieron en otro tiempo según la
corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia. 3 Entre
ellos también todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las pasiones de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente,
y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
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Ro 5:12-20 - 12 Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por medio de un hombre, y por medio del pecado la muerte, así también
la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron. 13 Pues antes de la ley había pecado en el mundo, pero el pecado no
se toma en cuenta cuando no hay ley. 14 Sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aun sobre los que no habían pecado con
una transgresión semejante a la de Adán, el cual es figura de Aquel que había de venir. 15 Pero no sucede con la dádiva como con la
transgresión. Porque si por la transgresión de uno murieron los muchos, mucho más, la gracia de Dios y el don por la gracia de un Hombre,
Jesucristo, abundaron para los muchos. 16 Tampoco sucede con el don como con lo que vino por medio de aquel que pecó; porque
ciertamente el juicio surgió a causa de una transgresión, resultando en condenación; pero la dádiva surgió a causa de muchas
transgresiones resultando en justificación. 17 Porque si por la transgresión de un hombre, por este reinó la muerte, mucho más reinarán
en vida por medio de un Hombre, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia. 18 Así pues, tal como por
una transgresión resultó la condenación de todos los hombres, así también por un acto de justicia resultó la justificación de vida para
todos los hombres. 19 Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la
obediencia de Uno los muchos serán constituidos justos. 20 La ley se introdujo para que abundara la transgresión, pero donde el pecado
abundó, sobreabundó la gracia
10 Ro 3:23 - por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios.

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El pecado no nos hace estar enfermos, el pecado nos hace estar muertos (Ez 18:20; Ro 5:12;
6:2311). Y no estamos hablando solamente de muerte física, aunque sí la involucra; sin embargo, la
muerte en la Palabra tiene más que ver con nuestra relación con Dios que con cualquier cuestión
biológica.

Por esta razón, no estamos en un punto neutro donde no somos amigos, pero tampoco enemigos
de Dios, sino que estamos totalmente en el lado opuesto a todo lo bueno que en principio podía
tener Adán y Eva.

Somos enemigos de Dios, estamos “sin tener esperanza y sin Dios en el mundo” (Ef 2:12); por lo
regular decimos que no merecemos nada de parte de Dios, sin embargo, hasta este momento
entendemos que al haber hecho totalmente lo contrario a lo que debíamos, sí merecemos algo, y
con justa razón, su ira santa.

Incapaces de arreglar nuestro problema

También es importante entender, que la Biblia dice que no podemos cambiar por nosotros
mismos (Jer 13:23; Ro 8:7-812); nuestros corazones están corrompidos y por nuestros propios
esfuerzos no podemos cambiar.

En resumen, hasta este punto hemos recibido muy malas noticias, no estamos enfermos,
estamos muertos, la ira de Dios está sobre todo el que tiene esta condición y no hay nada que
podamos hacer para arreglarlo. No obstante, la mejor noticia que puedes escuchar después de
esto es que…

DIOS TIENE EL PODER PARA DARNOS VIDA Y ASÍ CAMBIARNOS

Una buena noticia

Volvamos al momento de la caída. A pesar de las consecuencias de la rebelión de Adán y Eva, Dios
prometió un redentor (Gn 3:14-15 NBLA):

“14 Y el Señor Dios dijo a la serpiente:… 15 Pondré enemistad entre tú y la mujer, Y


entre tu simiente y su simiente; Él te herirá en la cabeza, Y tú lo herirás en el talón».”

Aquí vemos la promesa que Dios hace de que vendría nuestro Redentor, Cristo, aquel que
descendería de la mujer y acabaría con la serpiente y el reinado del pecado, aunque no sin haber

1R 8:46 - »Cuando pequen contra Ti (pues no hay hombre que no peque) y estés lleno de ira contra ellos, y los entregues delante del
enemigo, y estos los lleven cautivos a la tierra del enemigo, lejos o cerca,
Gál 3:22 - Pero la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuera dada a todos los que
creen.
11 Ez 18:20 – El alma que peque, esa morirá. El hijo no cargará con la iniquidad del padre, ni el padre cargará con la iniquidad del hijo. La

justicia del justo será sobre él y la maldad del impío será sobre él.
Ro 5:12 – Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por medio de un hombre, y por medio del pecado la muerte, así también la
muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron.
Ro 6:23 - Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
12 Jer 13:23 – ¿Puede el etíope mudar su piel, o el leopardo sus manchas? Así ustedes, ¿podrán hacer el bien estando acostumbrados a

hacer el mal?
Ro 8:7-8 - 7 La mente puesta en la carne es enemiga de Dios, porque no se sujeta a la ley de Dios, pues ni siquiera puede hacerlo, 8 y los
que están en la carne no pueden agradar a Dios.

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sido herido primero. Al Dios decir “Él te herirá en la cabeza, Y tú lo herirás en el talón”, siguiendo con
la revelación progresiva que observamos de Cristo por toda la Escritura, podemos ver que apuntaba
a su sufrimiento y su muerte por nosotros, junto con su resurrección victoriosa, lo cual representa la
derrota de Satanás, quien había incitado a la mujer y al hombre a que pecaran, lo cual trajo como
consecuencia la muerte espiritual.

Con esto en mente, regresemos al principio donde leímos nuestro verso base Marcos 1:14-15
¿recuerdas lo que dice que hizo Jesús al comenzar su ministerio?

Jesús inició su ministerio y…

1. Predicó el evangelio

Esto es importante porque el evangelio es la única forma en la que un muerto puede venir a
vida, solo así ocurrirá el cambio radical que todo ser humano necesita y que solamente Dios puede
producir, lo cual, dará como consecuencia la conversión, esa decisión consciente de volverme de mi
pecado hacia Cristo (arrepentimiento) confiando en Él para mi salvación (fe) (Ro 10:14-17).

2. Anunció que el tiempo se había cumplido

La salvación del hombre estaba alcanzando su momento cumbre, y Jesús lo estaba


anunciando a los hombres (Mr 1:14).

De este plan habla Pablo a los Gálatas:

“Pero cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a Su Hijo, nacido de mujer,
nacido bajo la ley, a fin de que redimiera a los que estaban bajo la ley, para que
recibiéramos la adopción de hijos”. (Gál 4:4-5 NBLA)

¡Que buena noticia! Y justo eso significa la palabra evangelio, la cual proviene del griego “ev-
angelion”, misma que se compone por las palabras “ev” – “buen” y “angelion” – “anuncio”, por lo que
se traduce como “buen anuncio” o “buena noticia”.

Recuerda que en el manual anterior se dijo que eran las noticias de un gran evento histórico que
cambiaba la condición de los oyentes y que requería una respuesta. El evangelio es la noticia de lo
que Dios ha hecho para cumplir la salvación a través de Jesucristo en la historia. Este no es un aviso
acerca de lo que debemos hacer para alcanzar a Dios. Nosotros no ganamos esa salvación.
Nosotros sólo la aceptamos.” (Keller, 2004).

Leamos de nuevo las palabras de Jesús: “«El tiempo se ha cumplido», decía, «y el reino de Dios
se ha acercado; arrepiéntanse y crean en el evangelio»” (Mr 1:14 NBLA).

Otra vez ¡Que buena noticia! El tiempo para el cual Dios había movido y dirigido la historia había
llegado, nuestro Redentor estaba aquí y anunciaba que el verdadero Rey había venido para salvar
a su pueblo. Dios por medio de su Hijo, a través de su vida, muerte y resurrección, nos rescataría
del reino de la oscuridad, compraría nuestra libertad y restauraría su reino en el corazón de cada

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uno de nosotros y con ello nos daría la capacidad de responder a Él en arrepentiemiento y fe (Col
1:13-14; Ef 1:713).

La vida había llegado al mundo de los muertos, quienes eran incapaces de salvarse, para darles vida
y así cambiarlos (Jn 14:6, Jn 10:1014).

3. Hizo un llamado: ¡Arrepiéntanse y crean!

Ese cambio es la conversión y ocurre, cuando habiendo escuchado el evangelio, Dios nos levanta
de los muertos (nos da vida) y capacita para volvernos de nuestro pecado (arrepentirnos) y
confiar en Cristo (fe que salva).

Es por ello que, después de haber dado a conocer el evangelio, Jesús y todo el que lo exponía hacía
este llamado a las personas para que se arrepintieran y creyeran; de hecho, en distintas partes de
la Escritura vemos esta constante. Por ejemplo, en el libro de Hechos observamos que una vez
predicado el evangelio de manera general, los que escuchaban eran llamados a:

• Arrepentirse (Hch 2:38; 3:19; 8:22; 17:30; 26:20 15) o volverse a Dios (Hch 9:35, 40; 11:21;
14:15; 15:19; 26:18, 20; 28:2716); y,

• Creer (fe) (Hch 16:31; 26:1817).

A este acto de volvernos de nuestro pecado hacia Cristo, se le llama arrepentimiento, y a confiar
en Él para nuestra salvación, se le llama fe; y, a estas dos acciones inseparables (que podemos ver
como dos caras de una misma moneda) se le llama conversión; entonces, podriamos decir que la
conversión es igual al arrependimiento y la fe.

13 Col 1:13-14 – 13 Porque Él nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de Su Hijo amado, 14 en quien tenemos redención:
el perdón de los pecados. 15 Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.
Ef 1:7 - En Él tenemos redención mediante Su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de Su gracia
14 Jn 14:6 – Jesús le dijo: «Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por Mí.

Jn 10:10 - El ladrón solo viene para robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
15 Hch 2:38 - Entonces Pedro les dijo: «Arrepiéntanse y sean bautizados cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de

sus pecados, y recibirán el don del Espíritu Santo.


3:19 - »Por tanto, arrepiéntanse y conviértanse, para que sus pecados sean borrados, a fin de que tiempos de alivio vengan de la presencia
del Señor
8:22 – Por tanto, arrepiéntete de esta tu maldad, y ruega al Señor que si es posible se te perdone el intento de tu corazón
17:30 – Por tanto, habiendo pasado por alto los tiempos de ignorancia, Dios declara ahora a todos los hombres, en todas partes, que se
arrepientan.
26:20 - sino que anunciaba, primeramente a los que estaban en Damasco y también en Jerusalén, y después por toda la región de Judea,
y aun a los gentiles, que debían arrepentirse y volverse a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento.
16
Hch 9:35;40 – Todos los que vivían en Lida y en Sarón lo vieron, y se convirtieron al Señor… 40 Pero Pedro, haciendo salir a todos, se
arrodilló y oró, y volviéndose al cadáver, dijo: «Tabita, levántate». Ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó.
11:21 – La mano del Señor estaba con ellos, y gran número que creyó se convirtió al Señor.
14:15 – «Señores, ¿por qué hacen estas cosas? Nosotros también somos hombres de igual naturaleza que ustedes, y les anunciamos el
evangelio para que se vuelvan de estas cosas vanas a un Dios vivo, que hizo el cielo, la tierra, el mar, y todo lo que hay en ellos.
15:19 – »Por tanto, yo opino que no debemos molestar a los que de entre los gentiles se convierten a Dios
26:18; 20 – 18 para que les abras sus ojos a fin de que se conviertan de las tinieblas a la luz, y del dominio de Satanás a Dios, para que
reciban, por la fe en Mí, el perdón de pecados y herencia entre los que han sido santificados”… 20 sino que anunciaba, primeramente a
los que estaban en Damasco y también en Jerusalén, y después por toda la región de Judea, y aun a los gentiles, que debían arrepentirse
y volverse a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento.
28:27 – Porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible, Y con dificultad oyen con sus oídos; Y sus ojos han cerrado; De otro modo
verían con los ojos, Y oirían con los oídos, Y entenderían con el corazón, Y se convertirían, Y Yo los sanaría’”.
17 Hch 16:31 – Ellos respondieron: «Cree en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y toda tu casa».

26:18 – para que les abras sus ojos a fin de que se conviertan de las tinieblas a la luz, y del dominio de Satanás a Dios, para que r eciban,
por la fe en Mí, el perdón de pecados y herencia entre los que han sido santificados”.

5
(Conversión = Arrepentimiento y Fe)

La conversión es: nuestra respuesta espontánea al llamado del evangelio, en la cual nos
arrepentimos sinceramente de los pecados y ponemos nuestra confianza en Cristo para la salvación.
(Wayne Grudem)

En pocas palabras podríamos decir que es nuestra respuesta al llamado que se hace por medio del
evangelio.

La palabra conversión significa volverse. Al pensar en arrepentimiento y fe, podemos decir que es
volverse del pecado a Cristo. Como se ha dicho muchas veces en los capítulos anteriores, volverse
del pecado se llama arrepentimiento, y el volverse a Cristo se llama fe.

De hecho, si miramos el Nuevo Testamento encontraremos que está repleto de conversiones,


pecadores que se vuelven de su pecado a Cristo (arrepentimiento), confiando en él para su salvación
(fe); por ejemplo: Mateo, la mujer samaritana, Zaqueo, Pablo, por mencionar algunos.

Por toda la Escritura vemos la necesidad urgente que tenemos todas las personas de experimentar
la salvación y conocer a Dios; y junto con ello, también vemos la forma en que Dios arregló ese
problema en Cristo (2Co 5:21; 1Jn 2:2; Ro 3:24-2618) y que le ha placido extender esa buena noticia
a través de la necedad de la predicación del evangelio (1Co 1:2119).

18 2Co 5:21 – Al que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en Él.
1Jn 2:2 – Él mismo es la propiciación por nuestros pecados, y no solo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.
Ro 3:24-26 – 24 Todos son justificados gratuitamente por Su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús, 25 a quien Dios
exhibió públicamente como propiciación por Su sangre a través de la fe, como demostración de Su justicia, porque en Su tolerancia, Dios
pasó por alto los pecados cometidos anteriormente, 26 para demostrar en este tiempo Su justicia, a fin de que Él sea justo y sea el que
justifica al que tiene fe en Jesús.
19 1 Co 1:21 – Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios por medio de su propia sabiduría, agradó a Dios mediante

la necedad de la predicación salvar a los que creen.

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A menos de que nos volvamos de nuestro pecado (arrepentimiento) hacia Jesús y confiemos en él
como el único que puede salvarnos (fe), seguiremos muertos, no tendremos vida porque no
conoceremos a Dios y su ira seguirá sobre nosotros (Jn 3:36; Ro 2:520).

NO TE CONFUNDAS:
SER “BUENO” NO SIGNIFICA SER NUEVO

Es tan importante la conversión, que sin ella no podemos conocer a Dios como salvador, ni
experimentar su perdón, ni cumplir el propósito de glorificarle, ni disfrutar de Él. Por eso debemos de
tener un entendimiento correcto de ella que nos lleve a una práctica adecuada.

Tristemente, parece ser que muchos de nosotros no le hemos dado la importancia debida e incluso
lo tomamos a la ligera. Y por si acaso te preguntas “¿por qué está diciendo esto?”, dejame darte un
ejemplo que Michael Lawrence 21 cita en su libro “How God creates people” (“Como Dios crea un
pueblo”):

“Recientemente estuve hablando con uno de mis amigos sobre sus dos hijos adultos. Está
preocupado por ellos. No les gustan las drogas ni las fiestas. Ambos tienen relaciones saludables
y cálidas con sus padres y compañeros. Fueron a excelentes universidades y sobresalieron. Son
jóvenes adultos atléticos, ambiciosos, hermosos y encantadores. Si fueran sus hijos, estaría
orgulloso de ellos, como lo está mi amigo. Aún así, estaría preocupado, porque ninguno de ellos
parece tener el más mínimo interés en Jesucristo. Y para hacer las cosas más difíciles, ambos
se identifican como cristianos.

Estos dos niños se criaron en la iglesia. Aprendieron sus lecciones bíblicas en la escuela
dominical. Fueron activos en el grupo de jóvenes. Nunca fueron rebeldes en apariencia. Cada
uno de ellos rezó "la oración del pecador". Fueron bautizados. Cuando se fueron a la universidad,
mantuvieron el buen comportamiento moral que habían aprendido en la iglesia, pero…

Básicamente dejaron a Jesús atrás. No abandonaron el nombre de "Cristianos". Simplemente


dejaron de mostrar interés en la vida cristiana.

¿Entiendes por qué mi amigo está preocupado? Tiene buenos hijos que están convencidos de
que no necesitan a Jesús porque ya lo tienen. Sin embargo, cuanto más observa cómo se
desarrollan sus vidas adultas, menos y menos confiado está de que conozcan a Jesús.

Sirvo en una iglesia donde he tenido una conversación como esta con muchos padres. Es una
conversación desgarradora, sobre todo porque estos padres se sienten traicionados: ¡hicieron lo
que se les dijo que hicieran! Criaron bien a sus hijos. Los guiaron en la oración del pecador. Los
llevaron a la iglesia y los inscribieron en todos los programas correctos, todo con la confianza de
que, al hacerlo, sus hijos también amarían a Jesús.

Y no funcionó… no me queda claro que el problema aquí sea un problema de paternidad…

En cambio, sugiero que nos centremos en otros dos problemas. Primero… nuestra teología
de la conversión… segundo… la forma en que aplicamos esa teología a nuestra iglesia…

20 Jn 3:36 – El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre
él».
Ro 2:5 – Pero por causa de tu terquedad y de tu corazón no arrepentido, estás acumulando ira para ti en el día de la ira y de la revelación
del justo juicio de Dios.
21 Pastor de Hinson Baptist Church en Portland, Oregon.

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Con demasiada frecuencia, nuestra teología confesional dice una cosa, mientras que
nuestra teología práctica dice algo más. Decimos que la regeneración nos convierte en
nuevas criaturas en Cristo, pero luego les enseñamos a nuestros hijos un moralismo que
los ateos podrían duplicar.

Decimos que el cristianismo se trata de una relación de confianza con Jesús, pero luego
lo tratamos como marcar una casilla en una tarjeta de decisión. Decimos que solo el
Espíritu Santo transfiere a una persona del reino de las tinieblas al reino de la luz, pero
luego empleamos las herramientas de marketing que se utilizan para conseguir que
alguien cambie de marca de pasta de dientes.

Una y otra vez, lo que afirmamos en nuestras declaraciones doctrinales sobre la


conversión no coincide con lo que practican nuestras iglesias o con sus modelos de
ministerio. Así que no debería sorprendernos que nuestros hijos terminen siendo algo menos que
cristianos.

Nuestras iglesias encarnan nuestra doctrina.

Entonces, tener una teología correcta de la conversión significa más que tener una teología
correcta. Significa desarrollar prácticas ministeriales que reflejen y respalden nuestras
convicciones teológicas.

La buena teología es intensamente práctica, y si no lo es, no vale la pena el nombre.”22

(El énfasis es añadido)

Todos hemos tenido un amigo, familiar, conocido o “primo de un amigo” que se identifica como
cristiano, pero que al observar su vida no vemos que en realidad haya una verdadera conversión (un
verdadero cambio). Esto es en parte, a la mala comprensión que tenemos de la conversión y la forma
en que esa mala comprensión llevada a la práctica puede impactar a las personas a nuestro
alrededor, como dijo el pastor Lawrence, es debido a dos problemas fundamentales “nuestra teología
de la conversión” y “la forma en que aplicamos esa teología a nuestra iglesia”.

Si bien, sabemos que Dios es el que nos capacita para poder venir a Él, al nosotros tener una
comprensión incorrecta de la conversión (es decir, de cómo una persona debe volverse de su pecado
hacia el Señor y confiar en Él), y más aún, propagar dicha enseñanza errónea, no debemos pasar
por alto la importancia de que una mala teología encarna una práctica inadecuada.

Ejemplo de Nicodemo

Esto no es algo reciente, sino que desde los tiempos de Jesús se ha dado. Pensemos en Nicodemo
(Juan 3), ¿quién era?:

• Fariseo (v. 1): Pertenecía a una secta religiosa conservadora conocida por una estricta
obediencia a la ley de Dios.
• Prominente entre los judíos (v. 1): Miembro del Sanedrín (grupo de 70 hombres en los que
recaía la autoridad religiosa de Israel), era un hombre educado y poderoso, altamente
instruído en teología.

22 Lawrence, Michael. Conversion (9Marks: Building Healthy Churches) (pp. 13-16). Crossway. Edición de Kindle.

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• Respetuoso (v. 2): La forma en que se acerca a Jesús diciéndo “Rabí” – “Maestro”, y diciendo
que reconoce que viene de parte de Dios por las señales que ha hecho; esto denota que
tenía a Jesús en alta estima.
• Maestro de Israel (v. 10): Enseñaba a obedecer o interpretar la ley al pueblo.

En resumen, los fariseos 23 tenían la meta de ser moralmente correctos, porque pensaban que de
esa forma entrarían al reino (teniendo un comportamiento exterior correcto [obedecer la ley, hacer
sacrificios, ir al templo, etc.]); no obstante, cuando habla con Jesús, lo pone ante su realidad al decirle
que no depende de él, sino que solamente podrá entrar en el reino si nace de nuevo y lo llama a
creer en Él.

Ese mismo pensamiento: “debo ser bueno para entrar al reino”, es lo que podemos ver no tan solo
fuera de congregaciones, sino dentro de ellas.

El problema de “ser bueno”

El problema de “ser bueno” es que apaga mi sentido de necesidad de Dios, porque me convence de
que todo mi esfuerzo es más que suficiente para poder estar bien con Él. Dependo de mí y no de Él.

Este pensamiento aparece porque malamente creemos que: Dios quiere que yo sea bueno; ser
bueno no es tan difícil porque dentro de mis términos puedo alcanzarlo; y, en caso de necesitar
ayuda, puedo ir a una iglesia para lograrlo.

Si pensamos de esa forma, no comprendemos nuestro problema de forma correcta (no puedo
cambiar), no conocemos a Dios (nuestras mejores obras no pueden justificarnos ni ganar
puntos con Él) y vemos el cristianismo como una forma de reformarnos, sin pensar que necesitamos
ser demolidos y reconstruidos desde cero (no entendiéndo que debe hacerse de nuevo, no unos
cuantos arreglos).

Eso es justo lo que hemos hecho cuando al predicar el evangelio hacemos pensar que convertirse
se trata de repetir una oración, decir ciertas palabras con sinceridad, tener el valor de pasar al frente
del púlpito, levantar la mano en un llamado, bautizarse; cuando, debemos entender que la
conversión surge de un cambio radical que todo ser humano necesita y que solamente Dios
puede producir (regeneración), lo cual, da como consecuencia una decisión consciente y
voluntaria de arrepentirme de mi pecado y creer en Cristo para salvación.

¡Cuidado!: No todo “convertido” ha experimentado la conversión

Muchas iglesias están llenas de conversiones falsas (no bíblicas), personas que aseguran ser
convertidas basadas en que Dios las aceptará por lo buenas que han sido; sin embargo, solo exhiben
un conocimiento teórico del evangelio, sin que sus vidas muestren evidencias de un cambio real. La
conversión bíblica no es solo un consentimiento intelectual que no causa una transformación
en la vida de la persona; de hecho, la Palabra es clara con respecto a esto en Mateo 7:21-23
(NBLA):

21
»No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que
hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día:

23 Jesús reconcía que por fuera parecían hermosos, pero por dentro estaban estaban llenos de hipocresía y maldad (Mt 23:27-28).

9
“Señor, Señor, ¿no profetizamos en Tu nombre, y en Tu nombre echamos fuera
demonios, y en Tu nombre hicimos muchos milagros?”. 23 Entonces les declararé:
“Jamás los conocí; apártense de Mí, los que practican la iniquidad”.

Las personas de las cuales habla este pasaje, tenían un conocimiento adecuado de Jesús y lo
reconocían como Señor, también reflejaban una relación de intimidad o emocional con Él,
además de que realizaban declaraciones públicas y actividades en nombre de Jesús. Te explico
rápidamente cómo llegamos a esto:

• Conocimiento adecuado de Jesús y reconocimiento como Señor:

- La palabra “Señor” (v. 21-22), viene del griego “Kyrios”, es ocupada en el sentido de una
persona que posee autoridad sobre otra.

La Septuaginta, traducción del hebreo al griego del AT (s. II a.C.), ocupó 9 mil veces el
griego “kyrios” para traducir el hebreo “Adonai”, que significa Dios como el gobernador,
dueño de todo y en 6 mil ocasiones ocupa el griego “kyrios” para el nombre propio de
Dios “Jehová”. (Cabe destacar que las palabras que se ocupan en NT tienen que ver en
sentido con las del AT).

De ahí que, podemos advertir que estas personas tenían una visión doctrinal adecuada
sobre Cristo al reconocerlo como Dios y decirle Señor, gobernador y dueño de todo.

• Relación de intimidad o emocional:

- La repetición de las palabras “Señor, Señor” (v.22) en la cultura hebrea denotaba mucha
proximidad. Ejemplos de ello son los siguientes llamados: Abraham (Gn 22:1124); Jacob
(Gn 46:225); Moisés (Éx 3:426); Samuel (1Sam 3:1027); Marta (Lc 10:4128) Dios mío (Mr
15:3429).

Así que, entendemos que ellos decían tener una relación de proximidad e intimidad
(relación emocional).

• Declaraciones públicas y actividades en nombre de Jesús:

“no profetizamos en Tu nombre, y en Tu nombre echamos fuera demonios, y en Tu


nombre hicimos muchos milagros” (v. 22).

A pesar de haber reconocido a Jesús como Dios y Señor, tener una doctrina correcta, decir tener
intimidad emocional con él y participar activamente en diversas cuestiones en su nombre, el

24 Gn 22:11 – Pero el ángel del Señor lo llamó desde el cielo y dijo: «¡Abraham, Abraham!». Y él respondió: «Aquí estoy».
25 Gn 46:2 – Y Dios habló a Israel en una visión nocturna, y dijo: «Jacob, Jacob». Y él respondió: «Aquí estoy».
26 Éx 3:4 – Cuando el Señor vio que Moisés se acercaba para mirar, Dios lo llamó de en medio de la zarza, y dijo: «¡Moisés, Moisés!». Y él

respondió: «Aquí estoy».


27 1 Sam 3:10 – Entonces vino el Señor y se detuvo, y llamó como en las otras ocasiones: «¡Samuel, Samuel!». Y Samuel respondió: «Habla,

que Tu siervo escucha».


28 Lc 10:41 – El Señor le respondió: «Marta, Marta, tú estás preocupada y molesta por tantas cosas;
29 Mr 15:34 – Y a la hora novena Jesús exclamó con fuerte voz: «Eloi, Eloi, ¿lema sabactani?», que traducido significa, «Dios Mío, Dios Mío,

¿por qué me has abandonado?».

10
veredicto del Rey es inminente “Jamás los conocí; apártense de Mí, los que practican la
iniquidad” (v. 23).

Estas personas se identifican a sí mismas como alguien que conoce a Jesús, le dicen Señor, se
sienten cerca de Él, hacen cosas en su nombre; así que, si pensamos en personas de nuestro
tiempo, podríamos decir que en pocas palabras, se dicen cristianas o convertidos. Pero en realidad,
vemos que no han tenido un verdadero cambio, no reflejan ese conocimiento que dicen tener. Tan
es así, que en el veredicto el Rey les dice que practican la iniquidad, lo cual se conecta con el verso
21 donde dice que los que entrarán en el reino serán los que hacen la voluntad del Padre.

Alguien que sigue muerto, claramente es porque Dios no le ha dado vida, y por tanto, no se ha
arrepentido de su pecado y venido a Cristo para su salvación, no puede hacer la voluntad del
Padre.

Por eso es un peligro confundir ser “bueno” o tener un conocimiento doctrinal correcto con haber
tenido un verdadero cambio, identificarme como cristiano, solo por ir a la iglesia, creer ciertas cosas,
tener una “buena conducta” en el mundo, no quiere decir que sea convertido (Dios nos hace nuevos,
no aparentemente buenos).

Ten cuidado, Cristo y el evangelio no son un método de superación personal; ésta es la razón por la
que muchas personas han abandonado el cristianismo, porque se han dado cuenta que no necesitan
a Jesús para ser “buenos”.

Una verdadera conversión se evidencía en un verdadero cambio en el que por la obra milagrosa de
Dios del nuevo nacimiento, cambia todo lo que somos, capacitándonos para arrepentirnos y creer, y
así someternos de manera libre y gozosa a nuestro Rey.

Dios nos llama a todos a un cambio urgente y radical, la conversión: arrepentirnos de nuestros
pecados y confiar en Cristo para ser salvados, al ser perdonados, aceptados en él, reconciliados por
él, y así recibir la vida eterna para vivirla en comunión con nuestro Dios.

El evangelio es la única forma en la que un muerto puede venir a vida, solo así ocurrirá el
cambio radical que todo ser humano necesita y que solamente Dios puede producir, lo cual,
dará como consecuencia la conversión, esa decisión consciente de volverme de mi pecado
hacia Cristo (arrepentimiento) confiando en Él para mi salvación (fe).

El llamado final de esta clase es el mismo con el que Jesús comenzó su ministerio: “«El tiempo se
ha cumplido», decía, «y el reino de Dios se ha acercado; arrepiéntanse y crean en el evangelio»”
(Mr 1:14 NBLA).

Memoriza:

“14 Después que Juan había sido encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio de
Dios. 15 «El tiempo se ha cumplido», decía, «y el reino de Dios se ha acercado; arrepiéntanse y
crean en el evangelio».” (Mr 1:14-15 NBLA)

11
12
LA REGENERACIÓN
(Un cambio radical que sólo Dios puede producir)

En el capítulo anterior concluímos que el evangelio es la única forma en la que un muerto puede
venir a vida, solo así ocurrirá el cambio radical que todo ser humano necesita y que solamente Dios
puede producir, lo cual, dará como consecuencia la conversión, esa decisión consciente de volverme
de mi pecado hacia Cristo (arrepentimiento) confiando en Él para mi salvación (fe).

En esta sesión, veremos que este cambio radical solamente puede ser producido por Dios
mediante la regeneración, lo cual examinaremos en la vida de Nicodemo.

¿Recuerdas quién era? En la sesión anterior dijimos que Juan 3 lo identifica como:

• Fariseo (v. 1): Pertenecía a una secta religiosa conservadora conocida por una estricta
obediencia a la ley de Dios.
• Prominente entre los judíos (v. 1): Miembro del Sanedrín (grupo de 70 hombres en los que
recaía la autoridad religiosa de Israel), era un hombre educado y poderoso, altamente
instruído en teología.
• Respetuoso (v. 2): La forma en que se acerca a Jesús diciéndo “Rabí” – “Maestro”, y diciendo
que reconoce que viene de parte de Dios por las señales que ha hecho; esto denota que
tenía a Jesús en alta estima.
• Maestro de Israel (v. 10): Enseñaba a obedecer o interpretar la ley al pueblo.

En la mente de Nicodemo, la del pueblo de Dios en ese tiempo, e incluso en la de muchos de


nosotros, pensaríamos que si alguien podía y debía estar en el reino de Dios era este hombre.

Sin embargo, como ya habíamos visto, para reconciliarnos con Dios no necesitamos mejorarnos
a nosotros mismos, necesitamos un nuevo comienzo, el cual no podemos generar.

Nacer de nuevo es la condición necesaria para entrar en el reino

En Juan capítulo 3 versos 1 al 18 vemos que Nicodemo se acerca a Jesús de noche, seguramente
tenía pena de ser visto; lo curioso aquí es que en cuanto pronuncia sus primeras palabras (v. 2),
Jesús no contesta a lo que Nicodemo había dicho, sino que: “Jesús le contestó: «En verdad te digo
que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios»” (v. 3).

Incluso, después de que Nicodemo trata de entender lo que Jesús está diciendo y lo compara con el
nacer físico30 (v.4), Jesús repite este concepto: “En verdad te digo que el que no nace de agua y del
Espíritu no puede entrar en el reino de Dios” (v. 5).

En los versos 3 y 5 hay dos formas en las que Jesús hace énfasis para que Nicodemo y nosotros
nos dieramos cuenta que las palabras que estaba pronunciando eran muy importantes, nos está
diciendo ¡Pon atención en esto que te voy a decir!

Los judíos en ese tiempo ocupaban algunas formas de señalar la importancia de algo que se decía:

30“«¿Cómo puede un hombre nacer siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?»” (Juan
3:4)

13
• Énfasis en la repetición de palabras: La traducción que ocupamos (NBLA) dice “En
verdad”; sin embargo, la traducción original repite estas palabras como se puede ver en la
RVR60 o LBLA, lo cual se traduce como “En verdad, en verdad”.
• Repetición de conceptos: Los versos señalados repiten una misma idea “Nacer de nuevo”:
“Jesús le contestó: «En verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el
reino de Dios»” (v. 3).
“En verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu 31 no puede entrar en el
reino de Dios” (v. 5).

En estos pasajes Jesús estableció la condición necesaria para entrar al reino, lo cual podemos
decirlo de la siguiente forma: Es imposible ver y entrar en el reino de Dios, a menos que nazcas
de nuevo.

A este concepto de nacer de nuevo, se le llama también “regeneración”.

Esta palabra viene de Re – Nuevamente y Generar – Devenir o suceder; por lo que, se puede traducir
como Suceder nuevamente.

Entonces, ¿qué es nacer de nuevo?

Nacer de nuevo es el acto llevado única y exclusivamente por Dios, a través del cual de manera
milagrosa y soberana da vida a un muerto espiritual; trayendo como consecuencia un cambio radical
en su mente, corazón, emociones y voluntad, las cuales son movidas hacia Él.

Acto llevado únicamente y exclusivamente por Dios

La regeneración es un acto unilateral, esto quiere decir que aunque dos partes están involucradas
en la regeneración (Dios y el hombre), éste es causado solamente por una de las partes, Dios
(sólo Dios puede producir el nuevo nacimiento).

Como dijimos, en la regeneración hay dos partes involucradas, una es la parte activa (Dios) y la otra
la pasiva (el hombre), es decir, una parte que actúa o está en movimiento y otra que está inactiva,
sin intervenir.

En ese sentido, por ser la parte pasiva, nosotros no tenemos nada que ver, Él lo hace todo (Stg 1:18;
1 P 1:332). Dice un autor que así como no escogimos nacer físicamente, no escogemos nacer de
nuevo, es algo que sucede y no está en nosotros.

Esto era algo que desde Ezequiel vemos que Dios predice esta obra soberana en la que daría una
nueva vida espiritual a los suyos (pon atención en que Dios hace todo, no nosotros):

“26 ’Además, les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes; quitaré de
su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. 27 Pondré dentro de ustedes Mi

31 Nacer de agua y de Espíritu no se refiere al bautismo, sino al nacimiento espiritual, que limpia del pecado y trae transformación (Ez
36:25-27).
32 Stg 1:18 – En el ejercicio de Su voluntad, Él nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que fuéramos las primicias de sus criaturas.

1 P 1:3 – Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según Su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una
esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos,.

14
espíritu y haré que anden en Mis estatutos, y que cumplan cuidadosamente Mis ordenanzas.” (Ez
36:26-27).

Al pensar en ello, podríamos preguntar:

¿Cuál es el motivo de que no podamos hacerlo nosotros?

Para contestar esto, debemos regresar a lo que vimos en el capítulo 1, ahí dijimos que todos tenemos
un problema enorme, el pecado.

Así, pasamos al verso 6, el cual dice: “Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del
Espíritu, espíritu es”; la Nueva Traducción Viviente dice “El ser humano solo puede reproducir la vida
humana, pero la vida espiritual nace del Espíritu Santo”, este verso nos muestra dos verdades:

• La carne produce carne, un pecador engendra pecadores. Debido a nuestra naturaleza


humana contaminada por el pecado sólo podemos producir humanos naturalmente
pecadores. (Sal 14:2-3; 1R 8:46; Jer 13:2333)34.
• La vida espiritual nace del Espíritu. Dios había prometido cambiar eso por medio de Su
Espíritu (Dt 30:6; Jer 31:31-34; Ez 36:26-2735).

A esto se le suma el hecho de que las personas no nacen de nuevo porque sus padres son
regenerados (por herencia), ni porque alguien quiera que sea regenerado (deseo de otra persona),
ni porque una persona desee regenerarse (deseo propio), sino que lo hace única y exclusivamente
Dios (Jn 1:11-1336).

Entonces queda claro que no podemos, somos incapaces. Por tanto, el único que puede hacerlo es
Dios.

Después de esto, regresamos a Juan 3, donde Jesús recalca la necesidad de la regeneración: “No
te asombres de que te haya dicho: Tienen que nacer de nuevo” (v. 7), Jesús no está sugiriendo una
remodelación, sino una demolición y reconstrucción total.

33 Sal 14:2-3 – El Señor ha mirado desde los cielos sobre los hijos de los hombres Para ver si hay alguien que entienda, Alguien que busque
a Dios. 3 Pero todos se han desviado, a una se han corrompido; No hay quien haga el bien, no hay ni siquiera uno.
1R 8:46 – »Cuando pequen contra Ti (pues no hay hombre que no peque)…
Jer 13:23 – ¿Puede el etíope mudar su piel, O el leopardo sus manchas? Así ustedes, ¿podrán hacer el bien Estando acostumbrados a hacer
el mal?.
34 Se citan pasajes del Antiguo Testamento porque recuerda que Jesús está hablando con Nicodemo, un maestro que tenía estos textos

en mente.
35
Dt 30:6 – »Además, el Señor tu Dios circuncidará tu corazón y el corazón de tus descendientes, para que ames al Señor tu Dios con todo
tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas.
Jer 31:31-34 – 31 Vienen días», declara el Señor, «en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto, 32 no como el
pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, Mi pacto que ellos rompieron, aunque
fui un esposo para ellos», declara el Señor. 33 «Porque este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días», declara
el Señor. «Pondré Mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré. Entonces Yo seré su Dios y ellos serán Mi pueblo. 34 No tendrán
que enseñar más cada uno a su prójimo y cada cual a su hermano, diciéndole: “Conoce al Señor”, porque todos me conocerán, desde el
más pequeño de ellos hasta el más grande», declara el Señor, «pues perdonaré su maldad, y no recordaré más su pecado».
Ez 36:26-27 – 26 ’Además, les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes; quitaré de su carne el corazón de
piedra y les daré un corazón de carne. 27 Pondré dentro de ustedes Mi espíritu y haré que anden en Mis estatutos, y que cumplan
cuidadosamente Mis ordenanzas.
36 Juan 1:11-13 – 11 A lo Suyo vino, y los Suyos no lo recibieron. 12 Pero a todos los que lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos

de Dios, es decir, a los que creen en Su nombre, 13 que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre,
sino de Dios.

15
Ahora, ¿cómo es que esta regeneración es producida?

La realidad es que es un misterio, pero dice el verso 8:

El viento (pneuma) sopla por donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni
adónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu (pneuma)».
(Paréntesis agregados)

La palabra viento, proviene del griego Pneuma, lo cual es traducido como corriente de aire o espíritu.
De ahí vienen las palabras neumático o neumatología; el teológo reformado y pastor R. C. Sproul
dice al respecto:

“Jesús efectivamente dijo: “Nicodemo, ¿quieres saber cómo se lleva a cabo la


regeneración? El Pneuma, el Espíritu, sopla donde quiere. Es como el viento, que sopla
a donde le plazca. Tú no puedes verlo, pero puedes ver sus efectos. Así es el Pneuma”.
En otras palabras, la obra de regeneración del Espíritu Santo es misteriosa.” 37

Entonces, si bien es misteriosa, podemos ver que la regeneración es llevada a cabo por el Espíritu
Santo en el interior de la persona transformándola, aunque podemos ver versos (Col 2:13; Stg 1:17-
18; 1P 1:338) que nos dicen que el Padre interviene también resucitándonos y haciéndonos nacer de
nuevo.

Los efectos de la regeneración

Ahora, lo que sucede exactamente en la regeneración es un misterio, pero lo que sí podemos saber
es:

• Estabamos muertos (Ef 2:139)


• Dios nos dio vida (Jn 3:3,7; Ef 2:5; Col 2:1340).

Pero no entendemos cómo sucede esto ni lo que Dios exactamente hace en nosotros para darnos
esa vida espiritual.

Como Jesús le dijo a Nicodemo “El viento sopla hacia donde quiere. De la misma manera que oyes
el viento pero no sabes de dónde viene ni adónde va, tampoco puedes explicar cómo las personas
nacen del Espíritu.” (NTV).

37
Sproul, R.C.. ¿Qué significa nacer de nuevo? (Preguntas Cruciales) (Spanish Edition) . Reformation Trust Publishing. Edición de Kindle.
38 Col 2:13 – Y cuando ustedes estaban muertos en sus delitos y en la incircuncisión de su carne, Dios les dio vida juntamente con Cristo,
habiéndonos perdonado todos los delitos,
Stg 1:17-18 – 17 Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, con el cual no hay cambio ni
sombra de variación. 18 En el ejercicio de Su voluntad, Él nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que fuéramos las primicias de sus
criaturas.
1P 1:3 – Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según Su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una
esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos,
39
Ef 2:1 – Y Él les dio vida a ustedes, que estaban muertos en sus delitos y pecados,
40 Jn 3:3,7 – 3 Jesús le contestó: «En verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios»… 7 No te asombres de que

te haya dicho: “Tienen que nacer de nuevo”.


Ef 2:5 – aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia ustedes han sido salvados),
Col 2:13 – Y cuando ustedes estaban muertos en sus delitos y en la incircuncisión de su carne, Dios les dio vida juntamente con Cristo,
habiéndonos perdonado todos los delitos,

16
Cuando alguien ha nacido de nuevo no podemos explicar cómo sucedió, sin embargo, cuando
sucede se puede ver en distintas áreas porque afecta de forma integral.

Los resultados de la regeneración podemos verlos en la confianza que la persona tiene en Cristo en
cuanto a su salvación, en la seguridad que tiene de que ha sido perdonado y la razón del por qué;
hay un deseo de leer la Biblia y orar, hay un cambio del objeto de adoración, desea conocer y
relacionarse con más hijos de Dios, desea obedecer a Dios, y comienza a hablar de su Señor a
todos.

De hecho, si pensamos en personajes Bíblicos y si hemos experimentado este acto milagroso y


soberano de parte de Dios, sabemos que al escuchar el evangelio, el Espíritu Santo regenera nuestro
corazón, produce un cambio radical dentro de nosotros que afecta nuestra voluntad, entendimiento,
emociones y nos mueve hacia Dios; Él nos capacita para levantarnos, dejar de abrazar nuestro
pecado (arrepentimiento) y volvernos hacia Cristo confiando en Él para salvación (fe), a lo cual
conocemos como conversión.

Jesús evangeliza a Nicodemo

En los versos del 9 al 13 viene la reprensión de Jesús a Nicodemo, donde argumenta que él debería
saber de lo que le está hablando y hace referencia a ello; sin embargo, vamos a ver ahora del verso
14 al 18:

“14 »Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado
el Hijo del Hombre, 15 para que todo aquel que cree, tenga en Él vida eterna. 16 »Porque de
tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en
Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna. 17 Porque Dios no envió a Su Hijo al mundo para
juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él. 18 El que cree en Él no es
condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre
del unigénito Hijo de Dios.”

En el verso 14 Jesús hace referencia a algo que Nicodemo (por ser fariseo y maestro de la ley)
debería saber, ya que pasaba estudiando y enseñando lo que nosotros conocemos como el Antiguo
Testamento. Él cita un acontecimiento en Números 21, donde vemos lo siguiente:

• Acusación - Hay una acusación de parte del pueblo hacia Dios (v. 5 - ¿Por qué nos han
sacado de Egipto para morir en el desierto? Pues no hay comida ni agua, y detestamos este
alimento tan miserable).
• Juicio – El Señor manda serpientes asesinas (v. 6 Y el Señor envió serpientes abrasadoras
entre el pueblo, y mordieron al pueblo, y mucha gente de Israel murió.)
• Confesión de pecado – El pueblo se arrepiente y confiesa su pecado (v. 7 Hemos pecado,
porque hemos hablado contra el Señor y contra ti; intercede con el Señor para que quite las
serpientes de entre nosotros).
• Intercesión y Gracia - Moisés intercedió por el pueblo y halla gracia de parte de Dios (v. 8-
9 El Señor dijo: «Hazte una serpiente y ponla sobre un asta; y acontecerá que cuando todo
el que sea mordido la mire, vivirá» 9 Y Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre
el asta; y sucedía que cuando una serpiente mordía a alguien, y este miraba a la serpiente
de bronce, vivía)

17
Agustín de Hipona decía que el Nuevo Testamento está escondido en el Antiguo, mientras que el
Antiguo es revelado en el Nuevo. Lo que Jesús estaba haciéndo aquí era apuntar hacia Él y mostrarle
a Nicodemo el evangelio, y llevándolo con la historia que él ya conocía, de la misma forma en la que
el pueblo de Dios tenía veneno mortal en su sangre a causa de la mordedura de las serpientes
causada por su rebelión contra Dios, todos y cada uno de nosotros tenemos el veneno del pecado,
lo cual ha traído muerte espiritual; sin embargo, así como Dios había ordenado una solución para
ello al colocar una serpiente de bronce levantada en el desierto, la cual al mirarla resolvería ese
problema que tenían en su momento, Él iba a ser levantado en una cruz, en la cual llevaría todo el
peso del pecado y la ira de Dios para que todo el que volteara a verlo arrepentido y confiando en su
obra sería salvado.

Por eso es que los versos 15 al 18 cobran sentido y así como vimos en el capítulo 1, que Jesús
después de haber predicado el evangelio, hacía un llamado urgente, en esta ocasión no es la
excepción y dice que todo aquel que creyera en Él, tendría vida eterna y el que no lo hiciera, ya
habría sido condenado.

La regeneración debe producir resultados en la vida

Ya entendimos que sólo aquel que ha nacido de Dios es el que responderá en arrepentimiento y fe,
o en palabras del apóstol Juan “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios.” (1
Jn 5:1a).

Ahora, esa regeneración tiene resultados, en Juan 3 veíamos que así como el viento sopla y no lo
vemos, podemos ver los efectos. Éstos son expresados por Juan en una de sus cartas:

“Ninguno que es nacido de Dios practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece
en él. No puede pecar, porque es nacido de Dios.” (1 Jn 3:9)

Esto no quiere decir, por supuesto, que la persona vivirá perfectamente, sino que el patrón de vida
no será el de pecado continuo. Esta condición es cierta de todo el que verdaderamente ha nacido
de nuevo. Otra forma de observar esto es decir que todo el que practica la justicia ha nacido de Él
(1 Jn 2:29).

Ahora bien, regresamos a Juan 3, donde una vez terminada la conversación no sabemos qué fue
de Nicodemo de una forma profunda; sin embargo, después de ser evangelizado por Jesús,
podemos ver algunas acciones que indican su conversión:

• Defendió a Jesús ante el Sanedrín (Jn 7:50-5141).


• Ayudó a José de Arimatea a preparar el cuerpo de Jesús para la sepultura (Jn 19:38-3942).
Ojo, ya no lo veía como un maestro únicamente, porque la sepultura que le dieron era digna
de un rey.

41 Juan 7:50-51 – 50 Nicodemo, el que había venido a Jesús antes, y que era uno de ellos, les dijo: 51 «¿Acaso juzga nuestra ley a un
hombre a menos que le oiga primero y sepa lo que hace?».
42 Juan 19:38-39 – 38 Después de estas cosas, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió

permiso a Pilato para llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato concedió el permiso. Entonces José vino, y se llevó el cuerpo de Jesús. 39 Y
Nicodemo, el que antes había venido a Jesús de noche, vino también, trayendo una mezcla de mirra y áloe como de treinta y tres kilos.

18
En algún momento posterior a la conversación con Jesús, pero antes de la crucifixión, Nicodemo
había experimentado la gracia de Dios, el nuevo nacimiento, Dios lo había capacitado para volverse
de su pecado (arrepentimiento) hacia Jesús y confiar en Él como su único salvador (fe), aquel que
había venido a Jesús de noche para no ser visto y pensaba que era un maestro, ahora le daba
sepultura como un verdadero rey y sin importar quién pudiera verlo.

Por la gracia de Dios, a través del evangelio, se ha establecido la forma en que podemos cambiar.
Por medio de la fe en Cristo, por el poder del Espíritu Santo, se nos es dada una nueva naturaleza
que se agrada y deleita en hacer la voluntad de Dios.

Recuerda que este acto invisible de Dios, solo puede verse en los cambios de actitudes, pasiones y
deseos de los que han sido objeto de la gracia de Dios (Jn 3:8). El Espíritu siempre produce fruto en
la vida de cada creyente (Mt 7:20). La regeneración no es siempre llamativa, pero siempre verás un
fruto.

Mientras que el cambio interno de naturaleza puede ser radical e inmediato, los cambios en algunas
de nuestras actitudes y comportamientos pueden manifestarse con mayor lentitud. La regeneración
no quita inmediatamente todo el pecado que mora en nosotros (Ro 7:15-2543).

El Pastor Sugel Michelén hace referencia a esto con un ejemplo de una foto que se llama “Alzando
la bandera en Iwo Jima” de la segunda guerra mundial en 1945, en la que el ejercito estadounidense
había conquistado dicha isla, la cual pertenecía a japón; derivado de ello, reclamaron dicha victoria
al levantar la bandera de los Estados Unidos, se había ganado esa guerra. Sin embargo, aún debían
prestar atención y no bajar la guardia, debido a que había japoneses escondidos por toda la isla que
podrían salir en cualquier momento y matarlos. De la misma forma, nuestro Señor ha ganado la
batalla contra el pecado, hemos sido liberados de su esclavitud; no obstante, debemos estar atentos
porque en nosotros hay un remanente de pecado. ¡Gracias a Dios, por Jesucristo nuestro Señor!

El llamamiento efectivo y la regeneración

La regeneración debe llegar antes de que podamos responder al llamamiento efectivo con fe
salvadora y eso es lo que podemos ver en la Escritura:

23 Pues han nacido de nuevo, no de una simiente corruptible, sino de una que es
incorruptible, es decir, mediante la palabra de Dios que vive y permanece. 24 Porque: «Toda
carne es como la hierba, Y toda su gloria como la flor de la hierba. Sécase la hierba, Cáese
la flor, 25 Pero la palabra del Señor permanece para siempre».Esa es la palabra que a
ustedes les fue predicada.” (1 Pedro 1:23-25)

En el ejercicio de Su voluntad, Él nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que
fuéramos las primicias de sus criaturas. (Santiago 1:18)

43 Ro 7:15-25 – 15 Porque lo que hago, no lo entiendo. Porque no practico lo que quiero hacer, sino que lo que aborrezco, eso hago. 16 Y
si lo que no quiero hacer, eso hago, estoy de acuerdo con la ley, reconociendo que es buena. 17 Así que ya no soy yo el que lo hace, sino
el pecado que habita en mí. 18 Porque yo sé que en mí, es decir, en mi carne, no habita nada bueno. Porque el querer está presente en mí,
pero el hacer el bien, no. 19 Pues no hago el bien que deseo, sino el mal que no quiero, eso practico. 20 Y si lo que no quiero hacer, eso
hago, ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí. 21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo la ley de que el mal está
presente en mí. 22 Porque en el hombre interior me deleito con la ley de Dios, 23 pero veo otra ley en los miembros de mi cuerpo que hace
guerra contra la ley de mi mente, y me hace prisionero de la ley del pecado que está en mis miembros. 24 ¡Miserable de mí! ¿Quién me
libertará de este cuerpo de muerte? 25 Gracias a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que yo mismo, por un lado, con la mente sirvo a
la ley de Dios, pero por el otro, con la carne, a la ley del pecado.

19
El llamamiento efectivo se refiere a Dios hablandonos con poder a través del evangelio, y una vez
escuchado nos regenera (nacer de nuevo), para así capacitarnos y poder responder en
arrepentimiento y fe.

Ejemplos:

“Mientras Pedro aún hablaba estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que escuchaban
el mensaje.” (Hechos 10:44)

En ocasiones se ocupa el término gracia irresistible para la conexión entre el llamamiento efectivo y
la regeneración, esa unión que se distingue cuando Dios con poder nos expone a su Palabra y nos
hace nacer de nuevo.

Dios efectivamente llama a las personas y también les da la regeneración, y ambas acciones
garantizan que respondemos con arrepentimiento y fe que salva.

Ojo, es importante mencionar que la gracia irresistible44 no implica que la gente no toma una decisión
espontánea al responder al evangelio o que es un robot automatizado para responder de una forma.
Pero debemos tener en cuenta que la obra de Dios toca nuestros corazones para despertar una
respuesta que es absolutamente segura, aunque respondamos voluntariamente.

La regeneración sucede antes de la fe salvadora

Alguien que es incapaz de hacer algo para salvarse (incluso incapaz de poder arrepentirse y creer),
necesita que Dios lo salve para poder creer. Es por ello que la regeneración llega antes que la fe.
(Wayne Grudem).

Entonces, la regeneración nos da capacidad para poder responder en arrepentimiento y fe. Viéndolo
en la práctica en realidad estas dos suceden cerca una de la otra, incluso podríamos pensar que
suceden al mismo tiempo.

Recuerda que nosotros somos incapaces de poder venir a Dios (Jn 6:4445), pero Dios nos llama,
nos regenera y así nos capacita para poder responder en arrepentimiento y fe.

Ejemplo: Y estaba escuchando cierta mujer llamada Lidia, de la ciudad de Tiatira, vendedora de telas
de púrpura, que adoraba a Dios; y el Señor abrió su corazón para que recibiera lo que Pablo
decía. (Hch 16:14)

44 La gracia irresistible es uno de los llamados 5 puntos de la Teología Reformada que hablan sobre la salvación:
1. Depravación total del hombre: Por la caída, el hombre es tan pecaminoso que no puede, de sí mismo, ni agradar a Dios ni
buscar a Dios.
2. Elección incondicional Dios: Desde antes de la fundación del mundo, ha elegido a ciertas personas para ser salvas, sin
consideración del mérito de estas personas.
3. Expiación limitada: Cristo murió en la cruz solamente por los elegidos.
4. Gracia irresistible: Es imposible para el hombre elegido resistir la gracia de Dios que obra en él la fe y la salvación.
5. Perseverancia de los santos: El hombre elegido por Dios no puede perder la salvación.
(Donner, Theo G.. La Soberanía de Dios y la Responsabilidad del Hombre (Spanish Edition) (pp. 9-10). Poiema Publicaciones. Edición de
Kindle).
45 Juan 6:44 - Nadie puede venir a Mí si no lo trae el Padre que me envió, y Yo lo resucitaré en el día final.

20
Antes de poder recibir lo que Pablo decía, primero el Señor abrió su corazón para que ella pudiera
aceptar el evangelio.

Entonces, podemos concluir que la solución a nuestra incapacidad, derivado de nuestra muerte
espiritual, sólo llega cuando Dios nos da vida nueva:

4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó, 5 aun
cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por
gracia ustedes han sido salvados), (Efesios 2:4-5)

13 Y cuando ustedes estaban muertos en sus delitos y en la incircuncisión de su carne,


Dios les dio vida juntamente con Cristo, habiéndonos perdonado todos los delitos,
(Colosenses 2:13)

Después de haber visto que la Escritura nos enseña que así sucede la regeneración, debemos
tener…

Cuidado con nuestra práctica

Parecería que estamos de acuerdo con esto, hasta que podemos vernos en el error de haberle
predicado a alguien el evangelio y concluir con algo así: “Si crees en Cristo como Señor y Salvador,
entonces Él te hará una nueva criatura…”.

Hay que tener cuidado con esto, porque la Biblia nunca dice que si creo entonces Dios me hará
nueva criatura, como vimos, Él nos hace nacer de nuevo y nos capacita para que podamos
creer.

A lo anterior se le suman otras frases erróneas que podemos decir para llamar a pecadores al
arrepentimiento y fe.

Seguro haz escuchado la frase “si crees de corazón, es decir, sinceramente en Jesús, en ese
momento recibirás su perdón”. Pensando que la veracidad de la fe de una persona será demostrada
por la sinceridad de la confesión o el acto emocional y visible que pueda existir, ya sea levantando
la mano, caminando hacia el púlpito llorando, etc.

Ante esto podemos preguntar ¿la Biblia dice que la sinceridad determina que soy salvo?

La primera palabra que la Biblia dedica al tema de la conversión no tiene nada que ver con la
sinceridad de los creyentes, esto no quiere decir que no debemos ser sinceros o que es algo sin
importancia. Pero esto no es lo que determina mi salvación o conversión, de hecho lo que determina
es Dios mismo interviniendo en nuestras vidas.

Nos convertimos en nuevas criaturas con nuevas naturalezas cuando Dios actúa en nosotros, no
cuando nosotros somos realmente sinceros.

Para concluir, recuerda que la única forma en la que un muerto puede venir a vida es por medio
del evangelio, solo así ocurrirá el cambio radical que todo ser humano necesita (regeneración);
cambio que solamente Dios puede producir, lo cual, dará como consecuencia la conversión,

21
esa decisión consciente de volverme de mi pecado hacia Cristo (arrepentimiento) confiando en Él
para mi salvación (fe).

Entonces, queda claro que primordialmente mi respuesta al evangelio (arrepentirme y creer) es


motivado y producido por Dios, quien nos regenera, salva, justifica, perdona y une consigo mismo y
con su pueblo.

22
NUESTRA SALVACIÓN Y NUESTRA RESPONSABILIDAD
(Arrepentimiento y Fe)

Recuerda que los capítulos anteriores tuvieron por objetivo que comprendiéramos que la única forma
de cambio está en el evangelio, lo cual comienza con la regeneración (nacer de nuevo), es decir,
el acto milagroso y soberano que realiza únicamente Dios, por medio del cual le da vida a un muerto
espiritual, produciendo como respuesta a ello un cambio radical en su mente, corazón, emociones y
voluntad, las cuales son movidas a Él.

Antes de poder pasar a estudiar nuestra respuesta al evangelio cuando Dios nos regenera, es
necesario que hablemos de:

NUESTRA SALVACIÓN

Ya vimos que la conversión fundamentalmente es obra de Dios, en este apartado reforzaremos esa
verdad y entenderemos un poco más nuestra salvación. Para ello, veremos rápidamente Efesios
2:1-10 NBLA:

“Y Él les dio vida a ustedes, que estaban muertos en sus delitos y pecados, 2 en los
cuales anduvieron en otro tiempo según la corriente de este mundo, conforme al
príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de
desobediencia. 3 Entre ellos también todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las
pasiones de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente, y
éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. 4 Pero Dios, que es rico
en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó, 5 aun cuando estábamos
muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia ustedes
han sido salvados), 6 y con Él nos resucitó y con Él nos sentó en
los lugares celestiales en Cristo Jesús, 7 a fin de poder mostrar en los siglos venideros
las sobreabundantes riquezas de Su gracia por Su bondad para con nosotros en Cristo
Jesús. 8 Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no
procede de ustedes, sino que es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se
gloríe. 10 Porque somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas
obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.”

De esta parte de la Escritura podemos decir que somos:

Salvados de la ira de Dios

El verso 3 dice que “… eramos por naturaleza hijos de ira…” y justo de eso somos salvados, somos
salvados de la ira de Dios (Jn 3:36; Ro 5:946).

Como ya vimos, previo a que Dios nos regenerara y respondieramos en arrepentimiento y fe, cada
uno de nosotros eramos enemigos de Dios y Su ira estaba sobre nostros. Él, al ser un juez justo,
debe emitir la sentencia correspondiente y condenar a cada pecador al derramar Su ira. No es la ira
del “enemigo” es la ira de Dios.

46Jn 3:36 - El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre
él».
Ro 5:9 - Entonces mucho más, habiendo sido ahora justificados por Su sangre, seremos salvos de la ira de Dios por medio de Él.

23
Salvados por Dios

4
Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos
amó, 5 aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente
con Cristo (por gracia ustedes han sido salvados), 6 y con Él nos resucitó y con Él nos
sentó en los lugares celestiales en Cristo Jesús,

Los versos 4-6 nos enseñan que fue Dios quien nos dio vida cuando estabamos muertos; de
hecho, al comenzar con “Pero Dios…” y tomando el contexto anterior, es evidente que nosotros no
estabamos pidiendo ayuda, no la buscabamos, ni siquiera la deseabamos, fue Dios quien tomó la
iniciativa, quien elaboró y quien ejecutó el plan de salvación. (Tito 3:4-547).

Salvados por Su amor

4
Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos
amó, 5 aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida
juntamente con Cristo (por gracia ustedes han sido salvados)

Estos versos nos muestran la causa por la que Dios decide salvarnos, Su gran amor. Dios decide
salvar a pecadores, quienes están muertos en delitos y pecados, es decir, personas que no quieren
ni pueden venir o desearlo, que hacen todo lo contrario para ser objetos de Su amor, que son sus
enemigos declarados.

Esto deja fuera pensar que hemos hecho algo para ser amados por Dios y nos deja claro el “pero
Dios”, haciendo referencia a que Dios elige y “demuestra su amor para con nosotros, en que siendo
aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Ro 5:8 NBLA).

Él no tiene por qué amarnos y aún así decide hacerlo. A causa de Su amor nos ha salvado, habiendo
escogido a los suyos e instituido un plan para ello desde antes de la fundación del mundo, Dios no
nos salva por quiénes somos, sino a pesar de ello.

Entonces, queda claro que Dios decide salvarnos porque nos ama a pesar de quienes somos y lo
hace porque decidió hacerlo, no con base en algo que nosotros hayamos hecho o vayamos a hacer
(Dt 7:7-848). Nos salva porque nos ama, y nos ama porque ha decidido hacerlo a pesar de quiénes
somos.

Salvados por Su gracia mediante la fe

8
Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no
procede de ustedes, sino que es don de Dios

47
Tito 3:4-5 - 4 Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y Su amor hacia la humanidad, 5 Él nos salvó, no por las
obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a Su misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y la
renovación por el Espíritu Santo,
48 Dt 7:7-8 - 7 El Señor no puso Su amor en ustedes ni los escogió por ser ustedes más numerosos que otro pueblo, pues eran el más

pequeño de todos los pueblos; 8 mas porque el Señor los amó y guardó el juramento que hizo a sus padres, el Señor los sacó con mano
fuerte y los redimió de casa de servidumbre, de la mano de Faraón, rey de Egipto.

24
Definitivamente esta porción nos deja en claro que hemos sido salvados por gracia de Dios (vv.
5 y 8), de la cual nos apropiamos por medio de la fe.

Para entender estas dos verdades, las veremos por separado:

a. Salvados por gracia

Comencemos viendo la palabra gracia, ésta hace referencia a un regalo, el cual ha sido dado por
Dios a los pecadores que ha elegido. Por medio de este regalo perdona sus pecados por el sacrificio
sustitutivo de Cristo en la cruz. Debido a que Cristo satisfizo la ira de Dios por los pecados de aquellos
a quienes representó, el Padre en su gracia les da este regalo de salvación a todos los que se
arrepienten y creen.

Esto deja fuera todo mérito humano para recibir el regalo de la salvación, ya que está basado en la
voluntad de Dios para otorgarlo y en lo que ha hecho por nosotros. Somos únicamente receptores
de su gracia.

Piénsalo así, un regalo no puede ser merecido porque si fuera así estaríamos hablando de salario,
ya que habríamos hecho algo para obtenerlo, como trabajar; tampoco puede ser demandado porque
si fuera así sería un derecho, ya que estaría establecido en algún ordenamiento que debemos
recibirlo.

En este caso, Dios nos ha salvado por gracia, Él nos ha dado el regalo de la salvación sin que
hayamos hecho algo positivo para merecerla (de hecho si lo piensas hicimos todo lo contrario).

La base de mi salvación está en la obra de Cristo, en donde puedo ver la gracia de Dios.

b. Salvados por medio de la fe

Ahora, el verso que vemos (v.8) dice que hemos sido salvados por gracia mediante la fe, piensa un
momento y responde: ¿Qué es lo que salva?... La gracia. ¿Y la fe? La fe no salva, la fe es el medio
o el instrumento para recibir esa gracia.

Un predicador hacía esta analogía, el cuerpo humano necesita nutrientes para poder estar bien,
imagina que estás frente a tu comida favorita y tenemos nuestros cubiertos listos para llevarla a la
boca y así dejar que nuestro cuerpo haga lo suyo para extraer todo lo bueno de ese alimento, así
que, tomas los cubiertos y llevas tu comida a tu boca, la comes y el cuerpo toma todos los nutrientes
necesarios para tu bien. ¿Qué nutrió tu cuerpo, la comida o los cubiertos? La comida, los cubiertos
únicamente fueron el medio por el cual llevamos los alimentos a la boca. De la misma forma, la gracia
es la que salva al hombre, la fe es el medio para apropiarnos de ese regalo.

Recordando a Martín Lutero y el hecho de que somos salvos solo por la fe, esta parte de la
Escritura nos muestra que es solo la fe sin la cooperación de las buenas obras lo que recibe la
gracia de Dios, o dicho de otro modo “el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino
mediante la fe en Cristo Jesús” (Gál 2:16 NTV).

Entender que la fe es el medio por el cual nos apropiamos de la salvación y no un equivalente a


realizar obras es importante, porque muchos podemos ver la fe como una obra más fácil que las que
anteriormente se necesitaban para obtener la salvación, pero a final de cuentas una obra. Por

25
ejemplo, podemos pensar que antes debías llevar a cabo ciertas acciones para ser declarado justo
delante de Dios (cosa que nunca sucedería), pero ahora lo único que debes hacer es tener fe en
Cristo (entendido como que tu fe es la que te salva y no un medio por el cual te apropias de la
salvación basada en lo que alguien más hizo).

Sobre esto, Pablo en su carta a los Romanos escribe que al que trabaja, el salario que recibe no es
un regalo sino algo que se ha ganado; pero la gente no es considerada justa por sus acciones sino
por su fe en Dios, quien perdona a los pecadores (paráfrasis de Ro 4:4-5 NTV49).

Si se considera la fe como obra, es decir, como condición que el hombre debe cumplir, se cae en la
condenación que Pablo hace de las obras “cuando la gente trabaja, el salario que recibe no es un
regalo sino algo que ha ganado” (v.4 NTV), porque si la persona cree, si cumple la condición que
Dios ha puesto, Dios le debe la salvación, como deuda y no como gracia.

Para Pablo, la misma naturaleza de la fe excluye la posibilidad de condición o deuda, como vemos
más adelante: “así que la promesa se recibe por medio de la fe. Es un regalo inmerecido” (Ro 4:16
NTV).

La palabra fe o creer, provienen del griego pisteuo y pistis, que transmiten la idea de confianza; por
consiguiente, la persona que cree pone su confianza en algo. Esto implica en sí un dejar de hacer,
dejar de esforzarse, un descansar en otra persona o cosa, confiar en algo externo. Mientras que las
obras apuntan hacia la persona que las hace y las cumple, la fe apunta hacia en quien se confía.

Así, la justificación por la fe no es realmente un sinónimo de ser justificado por las obras. Lo que
salva al hombre es la obra de Cristo, no su fe. Por tanto, la fe es poner nuestra confianza en Cristo
para salvación.

Cuando pensamos que es la fe la que salva y no el medio por el cual Dios nos hace receptores de
su gracia, corremos el riesgo de enfocar nuestra conversión en una decisión que hicimos a un
llamado en algún momento de nuestra vida y que sucede en un solo acto (como puede ser la oración
del pecador, levantar nuestra mano, pasar al frente, etc.), y no en algo que caracteriza nuestro
caminar como cristianos (no se trata de si tuviste fe, sino de si ésta continúa). Incluso, ésta es la
razón por la que vemos iglesias en las que una y otra vez la misma persona rededica su vida a Dios
por medio de la misma oración que hizo meses o años atrás, pasa al frente de nuevo cuando hacen
un llamado para los pecadores no arrepentidos, y su conversión es basada en qué tan sinceros
fueron al momento de repetir las palabras que les dijeron, la oración, levantar la mano, etc. El
problema de ello, es que nunca podremos estar seguros si de verdad fuimos sinceros y necesitarás
más renovaciones.

Con todo lo anterior, queda claro que de principio a fin la salvación es obra de Dios 50, y la conversión,
el acto de volvernos de nuestro pecado hacia Cristo (arrepentimiento) y a confiar en Él para nuestra
salvación (fe), no es la excepción.

Por ejemplo, la Biblia nos explica que:

49Romanos 4:4-5- Cuando la gente trabaja, el salario que recibe no es un regalo sino algo que se ha ganado;
5pero la gente no es considerada justa por sus acciones sino por su fe en Dios, quien perdona a los pecadores.
50 Somos salvados de la ira de Dios; salvados por Dios; salvados por Su amor; salvados por gracia por medio de la fe.

26
El arrepentimiento y la fe son dones de Dios

La fe es…

• La fe es algo que el Señor da o aumenta:


- El muchacho endemoniado “Creo; ayúdame en mi incredulidad” (Mr 9:24).
- Los discípulos pedían a Jesús “Auméntanos la fe” (Lc 17:5).
- Jesús le dice a Pedro “Yo he rogado por ti para que tu fe no falle” (Lc 22:32).
• La fe es un don y un fruto del Espíritu Santo (1 Co 12:9; Gál 5:2251).
• La fe es obra de Dios en el corazón del hombre (Ef 1:19; Fil 1:2952).

El arrepentimiento es…

• El arrepentimiento es la obra del Espíritu Santo (Jn 16:8-1153)

La fe y el arrepentimiento nos son concedidos, son algo que recibimos, que no tiene su fuente y
origen dentro de nuestra propia naturaleza humana caída. Porque recordemos que el hombre es
incapaz de obedecer a Dios por su propio esfuerzo. Justamente por esta razón es que Él debe
derramar su Espíritu en nosotros para que podamos ser capaces de responderle de forma positiva.
La fe y el arrepentimiento no surge del hombre mismo sino que le son dados por Dios.

NUESTRA RESPONSABILIDAD (ARREPIÉNTETE Y CREE)

No obstante, la Biblia no oculta que el arrepentimiento y la fe también son exigencias de parte


de Dios para todo aquel que escucha el evangelio, de hecho los siguientes versos nos dejan
ver que es responsabilidad de cada hombre:

La conversión demanda arrepentimiento

La conversión requiere arrepentimiento, de hecho podríamos decir que es una exigencia por parte
de Jesús:

17
Desde entonces Jesús comenzó a predicar: «Arrepiéntanse, porque el reino de los
cielos se ha acercado». (Mateo 4:17 NBLA)

41
Los hombres de Nínive se levantarán con esta generación en el juicio y la
condenarán, porque ellos se arrepintieron con la predicación de Jonás; y miren, algo
más grande que Jonás está aquí. (Mateo 12:41 NBLA)

511 Co 12:9 - a otro, fe por el mismo Espíritu; a otro, dones de sanidad por el único Espíritu;
Gál 5:22 - Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad (fe)
52Ef 1:19 - y cuál es la extraordinaria grandeza de Su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la eficacia de la fuerza de Su

poder.
Fil 1:29 - Porque a ustedes se les ha concedido por amor de Cristo, no solo creer en Él, sino también sufrir por Él
53Juan 16:8-11 - 8 »Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio; 9 de pecado, porque no creen en Mí; 10

de justicia, porque Yo voy al Padre y ustedes no me verán más; 11 y de juicio, porque el príncipe de este mundo ha sido juzgado.

27
14
Después que Juan había sido encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el
evangelio de Dios. 15 «El tiempo se ha cumplido», decía, «y el reino de Dios se ha
acercado; arrepiéntanse y crean en el evangelio». (Marcos 1:14-15 NBLA)

32
No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento». (Lucas 5:32
NBLA)

Les digo que no; al contrario, si ustedes no se arrepienten, todos perecerán


igualmente. (Lucas 13:3, 5 NBLA)

Para que la conversión suceda Dios exige arrepentimiento de nuestra parte.

La conversión demanda fe

Así como la conversión requiere arrepentimiento, también demanda fe:

14
Después que Juan había sido encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el
evangelio de Dios. 15 «El tiempo se ha cumplido», decía, «y el reino de Dios se ha
acercado; arrepiéntanse y crean en el evangelio». (Marcos 1:14-15 NBLA)

No se turbe su corazón; crean en Dios, crean también en Mí. (Juan 14:1 NBLA)

11
Créanme que Yo estoy en el Padre y el Padre en Mí; y si no, crean por las obras
mismas. (Juan 14:11 NBLA)

36
Mientras tienen la Luz, crean en la Luz, para que sean hijos de la Luz». Estas cosas
habló Jesús, y se fue y se ocultó de ellos. (Juan 12:36 NBLA)

27
Luego dijo a Tomás: «Acerca aquí tu dedo, y mira Mis manos; extiende aquí tu mano
y métela en Mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente». (Juan 20:27 NBLA)

Debemos creer en Jesús y el evangelio. A esto le podemos llamar fe, lo cual definimos en capítulos
anteriores como confiar en Cristo para nuestra salviación, también podemos decir que es volvernos
a Jesús.

El hombre es responsable delante de Dios

Cada uno de nosotros es responsable delante de Dios al escuchar el mensaje del evangelio. El
hombre frente a las demandas de su conciencia, los mandamientos de la ley de Dios y la invitación
del Evangelio, es responsable por creer y arrepentirse o no hacerlo:

El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado. (Mr 16:16
NBLA)

El que cree en Él no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque


no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. (Jn 3:18 NBLA)

Entonces, aunque ya hemos visto que la salvación sea obra de Dios, esto no excluye que el
arrepentimiento y la fe sean responsabilidad del creyente.

28
¿Es una contradicción?

Tenemos entonces algo que puede parecer contrario respecto a lo que hemos visto sobre la fe y el
arrepentimiento en la salvación. Por un lado, tenemos que la fe es dada por Dios y sin su intervención
en nuestra condición caída sería imposible; pero también vemos que se presenta como una
exigencia de parte de Dios a todo hombre como medio necesario para que se apropie de la salvación
ganada por Cristo.

A pesar de poder pensar que es una contradicción, la realidad es que la soberanía de Dios en la
salvación y la responsabilidad del hombre a las exigencias del arrepentimiento y fe, son situaciones
que están en Su Palabra y el hecho de que no las entendamos no quiere decir que no sea así. Dios
lo revela en la Biblia y, por tanto, nuestra mente y corazón deberían de estar confiados en que eso
es verdad, sin perder de vista que debemos hacer el esfuerzo de conocer todo lo que Él nos ha
dejado conocer y entenderlo correctamente.

Recuerda que Romanos 4:16 explica que la salvación por fe significa la salvación por gracia, como
don gratuito, incondicional de Dios. Pero cuando el carcelero de Filipos en Hechos 16:30-31 le
pregunta a Pablo “¿qué tengo que hacer para ser salvo?”, él únicamente le dice “Cree en el Señor
Jesús y serás salvo”, aludiendo a una exigencia y, por tanto, responsabilidad del carcelero porque
nadie más creería por él.

¿Qué es la conversión?

Entendiendo esto, por eso es que Wayne Grudem define la conversión como: nuestra respuesta
espontánea al llamado del evangelio, en la cual nos arrepentimos sinceramente de los pecados y
ponemos nuestra confianza en Cristo para la salvación.

En pocas palabras podríamos decir que es nuestra respuesta al llamado que se hace por medio del
evangelio.

La palabra conversión significa volverse. Al pensar en arrepentimiento y fe, podemos decir que es
volverse del pecado a Cristo. Como se ha dicho muchas veces en los capítulos anteriores, volverse
del pecado se llama arrepentimiento, y el volverse a Cristo se llama fe.

Entonces, tenemos dos responsabilidades por parte del creyente: Arrepentirse y Creer (las cuales
son inseparables). En los siguientes capítulos profundizaremos un poco más sobre éstas dos caras
de la moneda de la conversión, pero hoy les echaremos un vistazo general.

LA FE Y EL ARREPENTIMIENTO DEBEN PRESENTARSE JUNTOS

Cuando Dios regenera el corazón del pecador, deja que éste pueda ver su condición de pecado para
que se aparte de él y observe el valor de Cristo y corra hacia Él (Hch 26:18; 2 Co 4:654).

54Hch 26:18 – para que les abras sus ojos a fin de que se conviertan de las tinieblas a la luz, y del dominio de Satanás a Dios, para que
reciban, por la fe en Mí, el perdón de pecados y herencia entre los que han sido santificados”.
2 Co 4:6 - Pues Dios, que dijo: «De las tinieblas resplandecerá la luz», es el que ha resplandecido en nuestros corazones, para iluminación
del conocimiento de la gloria de Dios en el rostro de Cristo.

29
En todas las conversiones genuinas, el arrepentimiento y la fe deben presentarse juntos, no podemos
pensar en conversión si sólo tocamos una u otra. De hecho, si nos ponemos a pensar, la persona
que genuinamente acude a Cristo para salvación debe al mismo tiempo dejar su pecado y alejarse
de él, con el fin de ir a Cristo.

No es posible que alguien que percibe su pecado y a Cristo tal cual son, decida abrazarlo o seguirlo
sin abandonar el pecado.

Sugerir que uno podría aceptar a Cristo sin proponerse repudiar el pecado de forma decisiva es
sugerir que el pecado es más objetivamente deseable que Cristo para el corazón regenerado. Para
el pecador que acaba de despertar, Cristo es un tesoro de inestimable valor, y para conseguirlo, se
renuncia a todo con deleite (Mt 13:44-26; Fil 3:855). Así la fe que salva es una fe contrita, como el
arrepentimiento que salva es un arrepentimiento que cree. (John MacArthur).

La Biblia conecta la fe con el arrepentimiento

Cuando la Biblia habla de la fe frecuentemente la conecta con el arrepentimiento:

• Isaías llama al arrepentimiento y a la fe:

“Busquen al Señor mientras puede ser hallado, Llámenlo en tanto que está cerca. 7
Abandone el impío su camino, Y el hombre malvado sus pensamientos, Y vuélvase al
Señor, Que tendrá de él compasión, Al Dios nuestro, Que será amplio en perdonar.” (Isaías
55:6-7)

• Pablo describe su ministerio evangelizador:

“… testificando solemnemente, tanto a judíos como a griegos, del arrepentimiento para


con Dios y de la fe en nuestro Señor Jesucristo.” (Hch 20:21)

• El autor de Hebreos los incluye como los dos primeros elementos en una lista de doctrinas
elementales:

“Por tanto, dejando las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hacia la
madurez, no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas y de la
fe en Dios,” (He 6:1)

En ocasiones la Biblia solo menciona la fe como elemento necesario para venir a Cristo:

»Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito, para que todo
aquel que cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna. Jn 3:16

Ellos respondieron: «Cree en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y toda tu casa». Hch
16:31

55 Mt 13:44-26 – 44 »El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo, que al encontrarlo un hombre, lo vuelve a
esconder, y de alegría por ello, va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo. 45 »El reino de los cielos también es semejante a un
mercader que busca perlas finas, 46 y al encontrar una perla de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía y la compró.
Fil 3:8 – Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por Él lo
he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo,

30
que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios lo
resucitó de entre los muertos, serás salvo. Ro 10:9

8 Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede
de ustedes, sino que es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe. Ef 2:8-
9

De igual forma, a veces sólo menciona el arrepentimiento:

• Poco antes de ascender al cielo Jesús les dijo a sus discípulos:

46 y les dijo: «Así está escrito, que el Cristo padecerá y resucitará de entre los muertos al
tercer día; 47 y que en Su nombre se predicará el arrepentimiento para el perdón de los
pecados a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. (Lc 24:46-47)

La fe que salva queda implícita en la frase perdón de pecados, pero no se menciona


explícitamente.

• Las personas que escuchaban la predicación de Pedro en el Pentecostés, se preguntaron:

“37 Al oír esto, conmovidos profundamente, dijeron a Pedro y a los demás apóstoles:
«Hermanos, ¿qué haremos?». 38 Entonces Pedro les dijo: «Arrepiéntanse y sean
bautizados cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados, y
recibirán el don del Espíritu Santo.” (Hechos 2:37-38)

• En su segundo sermón, Pedro dijo:

“19 »Por tanto, arrepiéntanse y conviértanse, para que sus pecados sean borrados, a fin de
que tiempos de alivio vengan de la presencia del Señor,” (Hch 3:19)

• Después, siendo los apóstoles enjuiciados en el Sanedrín, Pedro dice:

“31 A Él Dios lo exaltó a Su diestra como Príncipe y Salvador, para dar arrepentimiento a
Israel, y perdón de pecados.” (Hch 5:31)

• Pablo, predicando en el aerópago en Atenas dijo a una audiencia de filósofos:

“30 Por tanto, habiendo pasado por alto los tiempos de ignorancia, Dios declara ahora a
todos los hombres, en todas partes, que se arrepientan.” (Hch 17:30)

• En las epístolas:

“¿O tienes en poco las riquezas de Su bondad y tolerancia y paciencia, ignorando que la
bondad de Dios te guía al arrepentimiento?” (Ro 2:4)

“Porque la tristeza que es conforme a la voluntad de Dios produce un arrepentimiento que


conduce a la salvación, sin dejar pesar; pero la tristeza del mundo produce muerte.” (2 Co
7:10)

31
Así, cuando la Biblia habla sólo de arrepentimiento también incluye fe en Cristo para perdón de
pecados y viceversa; alejarse de verdad del pecado es imposible sin acudir a Dios como se
debe y acudir a Dios como se debe es imposible sin alejarse del pecado.

¡Cuidado en cómo predicas el evangelio! (Jesús debe ser nuestro Salvador y nuestro Señor)

Predicar que se necesita fe sin hablar sobre el arrepentimiento es predicar sólo la mitad del
evangelio.

Cuando no mencionamos el arrepentimiento y en su lugar, el mensaje se centra únicamente en creer


en Jesús como Salvador, dejamos fuera el hecho de que debemos recibirlo también como Señor, es
decir, aquel que gobierna en nuestras vidas.

De modo que, al predicar el evangelio es necesario llamar a las personas al arrepentimiento y a la


fe, ya que la conversión implica volverse de su pecado hacia Cristo, e ir a Él confiando en que nos
salvará.

LA FE Y EL ARREPENTIMIENTO CONTINÚAN TODA LA VIDA

La fe y el arrepentimiento no son exclusivos del recién convertido, sino que son actitudes del corazón
del cristiano que deben presentarse durante toda su vida. Veamos algunos ejemplos:

Respecto del arrepentimiento

• Jesús incluye en su oración, un lamento diario por el pecado y el arrepentimiento:

Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros


deudores. (Mt 6:12)

• Cristo resucitado le dice a la iglesia de Laodicea:

’Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Sé, pues, celoso y arrepiéntete. Ap 3:19;

Respecto a la fe

• Pablo dice que la fe permanece durante el curso de la vida:

Y ahora permanecen la fe, la esperanza, el amor: estos tres; pero el mayor de ellos es el
amor.1 Co 13:13

Si la fe es confiar en que Dios suple nuestras necesidades, esta actitud nunca cesará, ni
siquiera en la era venidera. Pero en todo caso el punto se indica claramente de que la fe
continúa durante toda esta vida.

• Pablo también dice:

32
»Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la
vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se
entregó a sí mismo por mí. Gá 2:20

Entonces, aunque es cierto que la fe inicial que salva y el arrepentimiento inicial tiene lugar sólo una
vez en nuesta vida, y cuando ocurren constituyen verdadera conversión, las actitudes del corazón el
de arrepentimiento y fe apenas empiezan en la conversión. Estas mismas actitudes deben continuar
durente todo el curso de nuestra vida cristiana. Cada día debe haber arrepentimiento de corazón por
los pecados que hemos cometido, y fe en que Cristo ha de suplir nuestras necesidades y ha de
darnos poder para vivir la vida cristiana. (Wayne Grudem).

EJEMPLO DE ARREPENTIMIENTO Y FE EN LOS TESALONICENSES

Terminemos con el ejemplo de los Tesalonicenses. Ellos experimentaron un cambio en sus


percepciones, disposiciones y propósitos de su mente (arrepentimiento) y esperaban a Jesús, quien
los libraría de la ira venidera:

6
Y ustedes llegaron a ser imitadores de nosotros y del Señor, habiendo recibido la
palabra, en medio de mucha tribulación, con el gozo del Espíritu Santo, 7 de tal manera
que llegaron a ser un ejemplo para todos los creyentes en Macedonia y en
Acaya. 8 Porque saliendo de ustedes, la palabra del Señor se ha escuchado, no solo
en Macedonia y Acaya, sino que también por todas partes la fe de ustedes en Dios se
ha divulgado, de modo que nosotros no tenemos necesidad de decir nada.
9
Pues ellos mismos cuentan acerca de nosotros, de la acogida que tuvimos por parte
de ustedes, y de cómo se convirtieron de los ídolos a Dios para servir al Dios vivo
y verdadero, 10 y esperar de los cielos a Su Hijo, al cual resucitó de entre los
muertos, es decir, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera. (1 Tesalonicenses1:6-
10 NBLA)

Sobre el verso 9, otras versiones dicen:

9
pues no dejan de hablar de la maravillosa bienvenida que ustedes nos dieron y de
cómo se apartaron de los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero. (NTV)

9
Ellos mismos cuentan de lo bien que ustedes nos recibieron, y de cómo se
convirtieron a Dios dejando los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero, (NVI)

9
Porque todos hablan de lo bien que ustedes nos recibieron, y cuentan cómo ustedes
dejaron de adorar ídolos para adorar y servir al Dios vivo y verdadero. (TLA)

¿Recuerdas que en el primer capítulo dijimos que en el principio el objeto de adoración de los
primeros hombres era Dios, pero al rebelarse esto cambió? En estos pasajes vemos que los
Tesalonisenses dejaron de adorar ídolos para adorar y servir al Dios vivo y verdadero (se volvieron
de su pecado [arrepentimiento]); aunado a ello, esperaban con ansias a Jesús. En pocas palabras,
se habían arrepentido y creído.

Asi como los Tesalonisenses se volvieron de adorar a sus ídolos para adorar a Dios, es necesario
que cada uno de nosotros se vuelva de sus ídolos (cuales quiera que sean: bienes, reputación,

33
estatus, sexo, dinero, opinión de otras personas, seguridad, control, conveniencia) para adorar al
único Dios verdadero.

34
ARREPENTIMIENTO

En el mensaje del evangelio que está por toda la Biblia, vemos que Dios hace un llamado al pecador
a arrepentirse (2 Cr 7:14; Eze 14:6; Joel 2:12-13; Mt 3:2; Lc 13:3-5; Hch 2:37-38; Hch 3:19; Ro 2:4;
2 Tim 2:24-26; 2 P 3:9; Ap 2:16 56). Por eso entendemos que la conversión requiere arrepentimiento
y que éste es una exigencia de parte de Dios para que suceda la conversión; asimismo, vimos que
el arrepentimiento, en esencia, es volvernos de nuestro pecado.

Sin embargo, para que nos quede más claro veremos su etimología, significado, qué no es y qué sí
es.

ETIMOLOGÍA Y SIGNIFICADO.

El Diccionario Bíblico Lexham, dice que el arrepentimiento es el cambio de actitud y acción del
pecado a la obediencia a Dios. Asimismo, refiere que el concepto de arrepentimiento difiere
ligeramente en el pensamiento hebreo y griego, pero en ambos es consistente el énfasis en un
comportamiento correcto. Veamos ambos conceptos para tener una idea más clara:

Arrepentimiento en hebreo

Se debe aclarar que, no hay un término hebreo que sea el equivalente exacto de nuestra palabra en
español “arrepentimiento”. Sin embargo, éste era expresado por medio de diversas acciones para
demostrar un cambio de pensamiento y actitud de pecado hacia Dios, por ejemplo:

• Manifestación pública de dolor acerca del pecado, como el llanto (Esd 10:157), rasgarse las
ropas o el cabello (Esd 9:358) o vestir telas ásperas (Joel 1:1359).

56 2 Cr 7:14 – y se humilla Mi pueblo sobre el cual es invocado Mi nombre, y oran, buscan Mi rostro y se vuelven de sus malos caminos,
entonces Yo oiré desde los cielos, perdonaré su pecado y sanaré su tierra.
Eze 14:6 – »Por tanto, dile a la casa de Israel: “Así dice el Señor Dios: ‘Arrepiéntanse y apártense de sus ídolos, y de todas sus
abominaciones aparten sus rostros.
Joel 2:12-13 – 12 «Aun ahora», declara el Señor, «Vuelvan a Mí de todo corazón, Con ayuno, llanto y lamento. 13 Rasguen su corazón y
no sus vestidos». Vuelvan ahora al Señor su Dios, Porque Él es compasivo y clemente, Lento para la ira, abundante en misericordia, Y se
arrepiente de infligir el mal.
Mt 3:2 – «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado».
Lc 13:3-5 – 3 Les digo que no; al contrario, si ustedes no se arrepienten, todos perecerán igualmente. 4 ¿O piensan que aquellos dieciocho,
sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, eran más deudores que todos los hombres que habitan en Jerusalén? 5 Les digo que no; al
contrario, si ustedes no se arrepienten, todos perecerán igualmente».
Hch 2:37-38 – 37 Al oír esto, conmovidos profundamente, dijeron a Pedro y a los demás apóstoles: «Hermanos, ¿qué haremos?». 38
Entonces Pedro les dijo: «Arrepiéntanse y sean bautizados cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados, y
recibirán el don del Espíritu Santo.
Hch 3:19 – »Por tanto, arrepiéntanse y conviértanse, para que sus pecados sean borrados, a fin de que tiempos de alivio vengan de la
presencia del Señor,
Ro 2:4 – ¿O tienes en poco las riquezas de Su bondad y tolerancia y paciencia, ignorando que la bondad de Dios te guía al arrepentimiento?
2 Tim 2:24-26 – 24 El siervo del Señor no debe ser rencilloso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido. 25 Debe reprender
tiernamente a los que se oponen, por si acaso Dios les da el arrepentimiento que conduce al pleno conocimiento de la verdad, 26 y
volviendo en sí, escapen del lazo del diablo, habiendo estado cautivos de él para hacer su voluntad.
2 P 3:9 – El Señor no se tarda en cumplir Su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es paciente para con ustedes, no
queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento.
Ap 2:16 – Por tanto, arrepiéntete; si no, vendré a ti pronto y pelearé contra ellos con la espada de Mi boca.
57 Esd 10:1 – Mientras Esdras oraba y hacía confesión, llorando y postrándose delante de la casa de Dios, una gran asamblea de Israel,

hombres, mujeres y niños se juntó a él; y el pueblo lloraba amargamente.


58 Esd 9:3 – Cuando oí de este asunto, rasgué mi vestido y mi manto, y arranqué pelo de mi cabeza y de mi barba, y me senté atónito.
59 Joel 1:13 – Cíñanse de cilicio, y laméntense, sacerdotes; giman, ministros del altar. Vengan, pasen la noche ceñidos de cilicio, ministros

de mi Dios, porque sin ofrenda de cereal y sin libación ha quedado la casa de su Dios.

35
• Restituir por los errores cometidos (1 Cró 21:22–2660).
• Humillarse ante la parte perjudicada (Gn 33:361).

La palabra hebrea que más se aproxima a “arrepentirse” o “arrepentimiento” se traduce al español


como “regresar”, lo cual básicamente significa “volverse e ir en la dirección contraria”, por
ejemplo:

1) Shub: Volverse (de aquí, alejarse).


Oh, SEÑOR, ¿no buscan Tus ojos la verdad? Tú los heriste, Mas no les dolió; Tú los
consumiste, Mas ellos rehusaron recibir corrección. Endurecieron sus rostros más que la
roca, Rehusaron arrepentirse (shub). (Jeremías 5:3 NBLA)

2) Shubá: Regreso. Conversión.


Porque así ha dicho el Señor Dios, el Santo de Israel: «En arrepentimiento (shubá) y en
reposo serán salvos; En quietud y confianza está su poder». Pero ustedes no quisieron
(Isaías 30:15 NBLA)

En contextos teológicos, esto implica volverse de un camino caracterizado por la rebelión


contra Dios, hacia un camino caracterizado por la obediencia. El énfasis está en acciones que
necesariamente provienen de orientarse uno mismo hacia Dios.

Otra palabra que se ocupa es el término hebreo nakjám, el cual en sus significados más básicos
incluyen “lamentar algo o estar apesadumbrado”, “apenado” y “pesaroso”. Tomado como un término
onomatopéyico62, comunica la idea de respirar profundamente, o suspirar, de pesar o tristeza.
Ejemplos en los que podemos ver la palabra con el uso en lamento:

• Describe el luto de una familia por la muerte de un ser amado (Gn. 37:35; 38:1263).
• Cuando el Señor acarreó juicio sobre la tribu de Benjamín, por su crueldad con la concubina
del levita (Jue 19:1-30), los israelitas lamentaron la pérdida de sus conciudadanos (Jue 21:6,
1564).

Además, puede expresar pesar por el pecado:

60 1 Cró 21:22–26 – 22 Entonces David dijo a Ornán: «Dame el lugar de esta era, para que edifique en él un altar al Señor. Me lo darás por
su justo precio, para que se retire la plaga del pueblo». 23 Ornán respondió a David: «Tómelo para usted, y que mi señor el rey haga lo que
sea bueno ante sus ojos. Mire, daré los bueyes para holocaustos y los trillos para leña y el trigo para la ofrenda de cereal; lo daré
todo». 24 Pero el rey David dijo a Ornán: «No, sino que ciertamente lo compraré por su justo precio; porque no tomaré para el Señor lo que
es tuyo, ni ofreceré un holocausto que no me cueste nada». 25 Y David dio a Ornán el peso de 600 siclos (6.84 kilos) de oro por el
lugar. 26 Entonces David edificó allí un altar al Señor, y ofreció holocaustos y ofrendas de paz. E invocó al Señor, y Él le respondió con fuego
del cielo sobre el altar del holocausto.
61 Gn 33:3 – Entonces Jacob se les adelantó, y se inclinó hasta el suelo siete veces hasta que llegó cerca de su hermano.

62Viene de la palabra onomatopeya, la cual se refiere a palabras creadas por imitación de sonidos o ruidos. Por ejemplo, de algún ruido

(“Pam” para describir un golpe o “caboom” para una explosión), otros jemplos típicos de onomatopeyas son «boom», «clap», «pam»,
«toc», «bing», «clic», «pum», «caboom». (Oxford Languages).
63
Gn 37:35 – Todos sus hijos y todas sus hijas vinieron para consolarlo, pero él rehusó ser consolado, y dijo: «Ciertamente enlutado bajaré
al Seol por causa de mi hijo». Y su padre lloró por él.
38:12 – Pasaron muchos días y murió la hija de Súa, mujer de Judá. Y pasado el duelo, Judá subió a los trasquiladores de sus ovejas en
Timnat, él y su amigo Hira el adulamita.
64 Jue 21:6, 15 – 6 Los israelitas se entristecieron por su hermano Benjamín, y dijeron: «Hoy ha sido cortada una tribu de Israel… 15 Y el

pueblo tuvo tristeza por Benjamín, porque el Señor había abierto una brecha en las tribus de Israel.

36
• Job: “Por eso me retracto, y me arrepiento [nakjám] en polvo y ceniza” (Job 42:6).

Semejante pesar puede también ir acompañado de la vergüenza y la humillación adecuadas (Jer


31:1965), y con frecuencia conduce a la acción, como ceder a un curso de maldad (Jer 8:666).

Arrepentimiento en griego

En el Nuevo Testamento, se ocupan las palabras metanoia (sustantivo) y metanoeō (verbo).

Como ya vimos en el primer capítulo, arrepentimiento es volvernos de nuestro pecado. De hecho,


metanoeō, tiene dos partes:

• Meta: Prefijo que normalmente se significa movimiento o cambio.

• Noeo: Se refiere a la mente, pensamientos, percepciones, disposiciones y propósitos.

Arrepentirse es experientar un cambio en las percepciones, disposiciones y propósitos de la


mente.

El Diccionario Bíblico Lexham, refiere que el arrepentimiento es un evento en donde un individuo


obtiene un nuevo entendimiento, provisto de manera divina, acerca de su comportamiento, y se
siente obligado a cambiar aquel comportamiento y a comenzar una nueva relación con Dios.

Wayne Grudem dice que el arrepentmiento es la “Tristeza de corazón por el pecado, renuncia al
pecado y propósito sincero de olvidarlo y andar en obediencia a Cristo”.

Es una comprensión intelectual (de que el pecado es maldad), una aprobación emocional de las
enseñanzas bíblicas respecto al pecado (sentir tristeza por el pecado y aborrecerlo), y una decisión
personal de apartarse de él (renunciar al pecado y una decisión espontánea de abandonarlo y llevar
una vida de obediencia a Cristo). (Wayne Grudem).

Justo esta idea, fue la que vimos al final del capítulo anterior en la carta de Pablo a los
Tesalonicenses (1Tes 1:6-1067), donde experimentaron un cambio en sus percepciones,
disposiciones y propósitos de su mente y corazón, a eso se le llama adoración, de modo que, dejaron
de adorar ídolos, para volverse y adorar al único y verdadero Dios; en pocas palabras, se habían
arrepentido.

Algunos teólogos dicen que el arrepentimiento es el aspecto negativo de la conversión, esto es así
porque se refiere al acto de apartarse o rechazar el pecado.

65 Jer 31:19 – Porque después que me aparté, me arrepentí, y después que comprendí, me di golpes en el muslo; me avergoncé y también
me humillé, porque llevaba el oprobio de mi juventud”.
66 Jer 8:6 – ’He escuchado y oído, han hablado lo que no es recto; ninguno se arrepiente de su maldad, diciendo: “¿Qué he hecho?”. Cada

cual vuelve a su carrera, como caballo que se lanza en la batalla.


67
1Tes 1:6-10 – 6 Y ustedes llegaron a ser imitadores de nosotros y del Señor, habiendo recibido la palabra, en medio de mucha tribulación,
con el gozo del Espíritu Santo, 7 de tal manera que llegaron a ser un ejemplo para todos los creyentes en Macedonia y en Acaya. 8 Porque
saliendo de ustedes, la palabra del Señor se ha escuchado, no solo en Macedonia y Acaya, sino que también por todas partes la fe de
ustedes en Dios se ha divulgado, de modo que nosotros no tenemos necesidad de decir nada. 9 Pues ellos mismos cuentan acerca de
nosotros, de la acogida que tuvimos por parte de ustedes, y de cómo se convirtieron de los ídolos a Dios para servir al Dios vivo y verdadero,
10 y esperar de los cielos a Su Hijo, al cual resucitó de entre los muertos, es decir, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

37
Otros ejemplos de comportamientos cambiados luego del arrepentimiento serían:

• Zaqueo, quien habiéndo defraudado por su ocupación (jefe de recaudadores de impuestos),


se vio impulsado a restituirles cuatro veces (Luc 19:1–1068).
• Pablo habiéndo perseguido a los seguidores del Señor para matarlos, de un momento a otro
se ve predicando la misma fe de los que antes había querido destruir (Hech 9:1–2869).
• Onésimo, el esclavo fugitivo, regresando a su amo, Filemón, para enfrentarse a las
consecuencias de sus actos (Filemón 8–1670).

Habiendo visto la etimología, su significado, así como algunos ejemplos, sigamos con…

QUÉ NO ES EL ARREPENTIMIENTO

Entonces, arrepentirse significa volvernos de nuestros ídolos a Dios, es un cambio en nuestro


comportamiento que se manifiesta en nuestra adoración.

68 Luc 19:1–10 – Cuando Jesús entró en Jericó, pasaba por la ciudad. 2 Y un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de los recaudadores de
impuestos y era rico, 3 trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, ya que Zaqueo era de pequeña estatura. 4
Corriendo delante, se subió a un árbol sicómoro y así lo podría ver, porque Jesús estaba a punto de pasar por allí. 5 Cuando Jesús llegó al
lugar, miró hacia arriba y le dijo: «Zaqueo, date prisa y desciende, porque hoy debo quedarme en tu casa». 6 Entonces él se apresuró a
descender y lo recibió con gozo. 7 Al ver esto, todos murmuraban: «Ha ido a hospedarse con un hombre pecador». 8 Pero Zaqueo, puesto
en pie, dijo a Jesús: «Señor, la mitad de mis bienes daré a los pobres, y si en algo he defraudado a alguien, se lo restituiré cuadruplicado».
9 «Hoy ha venido la salvación a esta casa», le dijo Jesús, «ya que él también es hijo de Abraham; 10 porque el Hijo del Hombre ha venido
a buscar y a salvar lo que se había perdido».
69 Hechos 9:1-28 – Saulo , respirando todavía amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, fue al sumo sacerdote, 2 y le pidió cartas

para las sinagogas de Damasco, para que si encontraba algunos que pertenecieran al Camino, tanto hombres como mujeres, los pudiera
llevar atados a Jerusalén. 3 Y mientras viajaba, al acercarse a Damasco, de repente resplandeció a su alrededor una luz del cielo. 4 Al caer
a tierra, oyó una voz que le decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?». 5 «¿Quién eres, Señor?», preguntó Saulo. El Señor respondió:
«Yo soy Jesús a quien tú persigues; 6 levántate, entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer». 7 Los hombres que iban con él se
detuvieron atónitos, oyendo la voz, pero sin ver a nadie. 8 Saulo se levantó del suelo, y aunque sus ojos estaban abiertos, no veía nada;
y llevándolo por la mano, lo trajeron a Damasco. 9 Estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió. 10 Había en Damasco cierto discípulo
llamado Ananías; y el Señor le dijo en una visión: «Ananías». «Aquí estoy, Señor», contestó él. 11 El Señor le dijo: «Levántate y ve a la
calle que se llama Derecha, y pregunta en la casa de Judas por un hombre de Tarso llamado Saulo, porque él está orando, 12 y ha visto
en una visión a un hombre llamado Ananías, que entra y pone las manos sobre él para que recobre la vista». 13 Pero Ananías respondió:
«Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuánto mal ha hecho a Tus santos en Jerusalén, 14 y aquí tiene autoridad de los
principales sacerdotes para prender a todos los que invocan Tu nombre». 15 Pero el Señor le dijo: «Ve, porque él es Mi instrumento
escogido, para llevar Mi nombre en presencia de los gentiles, de los reyes y de los israelitas; 16 porque Yo le mostraré cuánto debe
padecer por Mi nombre». 17 Ananías fue y entró en la casa, y después de poner las manos sobre él, dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús,
que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo». 18 Al instante
cayeron de sus ojos como unas escamas, y recobró la vista; y se levantó y fue bautizado. 19 Tomó alimentos y cobró fuerzas. Y por varios
días estuvo con los discípulos que estaban en Damasco. 20 Enseguida se puso a predicar de Jesús en las sinagogas, diciendo: «Él es el Hijo
de Dios». 21 Y todos los que lo escuchaban estaban asombrados y decían: «¿No es este el que en Jerusalén destruía a los que invocaban
este nombre, y el que había venido aquí con este propósito: para llevarlos atados ante los principales sacerdotes?». 22 Pero Saulo seguía
fortaleciéndose y confundiendo a los judíos que habitaban en Damasco, demostrando que este Jesús es el Cristo. 23 Después de muchos
días, los judíos tramaron deshacerse de él, 24 pero su plan llegó al conocimiento de Saulo. Y aun vigilaban las puertas día y noche con el
intento de matarlo; 25 pero sus discípulos lo tomaron de noche y lo sacaron por una abertura en la muralla, bajándolo en una canasta.
26 Cuando Saulo llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; pero todos le temían, no creyendo que era discípulo. 27 Pero
Bernabé lo tomó y lo presentó a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto al Señor en el camino, y que Él le había hablado, y cómo
en Damasco había hablado con valor en el nombre de Jesús. 28 Y estaba con ellos moviéndose libremente en Jerusalén, hablando con
valor en el nombre del Señor.
70 Film 8-16 – 8 Por lo cual, aunque tengo mucha libertad en Cristo para mandarte hacer lo que conviene, 9 no obstante, por causa del

amor que te tengo, te hago un ruego, siendo como soy, Pablo, anciano, y ahora también prisionero de Cristo Jesús: 10 te ruego por mi hijo
Onésimo, a quien he engendrado en mis prisiones; 11 quien en otro tiempo te era inútil, pero ahora nos es útil a ti y a mí. 12 Y te lo he
vuelto a enviar en persona, es decir, como si fuera mi propio corazón. 13 Hubiera querido retenerlo conmigo, para que me sirviera en lugar
tuyo en mis prisiones por el evangelio. 14 Pero no quise hacer nada sin tu consentimiento, para que tu bondad no fuera como por
obligación, sino por tu propia voluntad. 15 Porque quizá por esto se apartó de ti por algún tiempo, para que lo volvieras a recibir para
siempre, 16 ya no como esclavo, sino como más que un esclavo, como un hermano amado, especialmente para mí, pero cuánto más para
ti, tanto en la carne como en el Señor.

38
Esto es algo que debemos tener en mente, porque siendo esta doctrina tan central, como creyentes
podemos llegar a tener una mala idea de lo que es en realidad. Y recuerda que un entendimiento
erróneo nos llevará a una práctica errónea.

Por tanto, veamos algunas cuestiones erróneas sobre el arrepentimiento:

Hacer o dejar de hacer no es completamente arrepentimiento

Un entendimiento erróneo del arrepentimiento, es cuando nos enfocamos en hacer cosas para
mejorar nuestra situación. Por ejemplo, hacer promesas o comprometernos para algo:

• No voy a enojarme y explotar con todos.


• Voy a leer más mi Biblia.
• No voy a mirar más pornografía.
• Voy a ser más responsable en ciertas áreas.
• Voy a dejar de ser chismoso.
• [inserta la promesa que hayas hecho alguna vez si no te quedaron las anteriores].

Todos hemos hecho este tipo de promesas, pero aún si nos funciona por algunos días, semanas o
meses, debemos considerar que eso no resolverá el problema de la idolatría, porque el corazón del
problema es el problema del corazón, es decir, al enfocarnos en cosas externas no se resuelve el
problema central que es el corazón idólatra que cada uno de nosotros tenemos.

Ejemplo de esto son los fariseos, porque eran modelos a seguir para las personas de su época,
tenían muy buena conducta y eran respetables; sin embargo, Jesús los llamó sepulcros
blanqueados: limpios por fuera, corruptos por dentro (Mt. 23:2771), si ellos vivieran en nuestros
tiempos, no pensaríamos que fueran personas idólatras, de igual forma parecerían excelentes
ejemplos de vida, no obstante, tenían un corazón idólatra.

El punto es que no debemos pensar que sólo las personas que a nuestra vista parecen idólatras son
idólatras. También las personas que parecen relativamente buenas, con una moral intachable son
idólatras. El arrepentimiento no es lo mismo que parecer una “buena persona”.

Sentir culpa y admitirla no es completamente arrepentimiento

Algunas veces hablamos sobre arrepentimiento como si fuera un “me siento mal por lo que hice” o
“me siento culpable por mi comportamiento”.

Por ejemplo, nos sentimos culpables cuando nos atrapan en nuestro pecado, también si hacemos
algo que termine decepcionando o hiriendo a alguien. Eso es normal, de hecho, debería de haber
un sentimiento de culpa cuando hemos pecado; sin embargo, podemos sentirnos culpables y aún
así continuar amando el pecado que nos hizo sentir de esa forma.

71Mt 23:27 - »¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas que son semejantes a sepulcros blanqueados! Por fuera lucen hermosos, pero
por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.

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Imagina a alguien que es sorprendido en algún pecado, sabe que lo que hizo no es correcto, pero al
ser descubierto y ver que eso hirió a quien lo confrontó, le provoca un sentimiento de culpa; no
obstante, una vez que ese sentimiento se va y la persona ya no está, regresa a lo que estaba
haciendo. «Como perro que vuelve a su vómito, así es el necio que repite su necedad» (Pr. 26:11).
Es por eso que el arrepentimiento no es un sentimiento.

Sintiendonos culpables, podemos confundirnos y pensar que el remordimiento y la confesión son


completo arrepentimiento; sin embargo, no es así.

Podemos darnos cuenta que hemos hecho algo mal, sentirnos tristes por ello y querer admitir nuestra
culpa, pero debemos considerar que la Biblia nos habla de dos tipos de tristezas, una que es
conforme a la voluntad de Dios y otra que produce muerte.

La tristeza no siempre produce arrepentimiento, puede producir muerte

El apóstol Pablo habla de éstas en 2 Corintios 7:10 cuando escribe, “Porque la tristeza que es
conforme a la voluntad de Dios produce un arrepentimiento que conduce a la salvación, sin dejar
pesar; pero la tristeza del mundo produce muerte”.

Pablo, después de haber sido severo en su carta anterior a los Corintios y admitir que eso había
causado tristeza en ellos, lo celebra por lo que esta exhortación produjo en sus vidas (un
arrepentimiento conforme a la voluntad de Dios), y al mismo tiempo hace evidente que no toda
tristeza o remordimiento por nuestras fallas y pecados producen arrepentimiento.

Matt Chandler en su libro Redención 72, da cuatro tipos de tristezas que son del mundo o podriamos
decir que producen muerte:

1) Tristeza horizontal
“No estamos demasiado preocupados por lo que hicimos ni por quiénes fueron
afectados, solo muy tristes porque nos atraparon. Y si no nos hubieran atrapado,
probablemente todavía lo estaríamos haciendo. Si pudiéramos volver a hacerlo sin que nos
atrapen, probablemente sería lo siguiente que haríamos… pero con más cuidado esta vez.
Esa es la clase de tristeza pecaminosa que no responde más que a nuestro propio dolor.
Todo lo que sabemos es que nuestra esposa está enojada, que nuestro jefe nos llamó a su
oficina o que la factura está por vencer o que la policía nos pisa los talones. ¿Podrían surgir
algunas promesas lacrimógenas y «pedidos de perdón» de estos acontecimientos? Claro.
Es muy posible. Pero los pañuelos y las lágrimas no cuentan toda la historia. Lo que a
menudo falta en este cuadro es una perspectiva de Dios, una reacción vertical, la
comprensión de que el pecado es malo, no solo por la manera en que hace daño, sino
por el veneno del que está hecho. La tristeza horizontal está mucho menos preocupada
por estar quebrantada, y mucho más por haber sido pillada in fraganti.”

2) La tristeza emocional.
“Todo el llanto y el alboroto pueden producir confesiones dramáticas que suenan sinceras.
Pero la sola emoción descarnada no es sinónimo de arrepentimiento… una vez que se
termina el espectáculo y la aspirina comienza a surtir efecto, esos sentimientos llenos de

72Chandler, Matt; Snetzer, Michael. Redención: Cómo cambiar: una perspectiva saturada por el evangelio (Spanish Edition) . B&H
Publishing Group. Edición de Kindle.

40
energía, los mismos que te hicieron decir con toda sinceridad «nunca más», no se
encontrarán en ninguna parte, sin importar cuán sincero(a) hayas parecido cuando lo dijiste.
Siempre que el principal impulsor de la recuperación sea solo el celo emocional, el
combustible se quemará una vez que la pasión haya pasado. A menudo la diferencia
entre cambiar nuestros caminos y estar atascados en lo mismo de siempre es la misma
diferencia que hay entre querer sanar y solo querer sentirse mejor una vez más.”

3) La tristeza pasiva.
“Es como el tipo que uno de nosotros vio hace poco en televisión haciendo alarde del león
que tenía como mascota. Me refiero a un león de verdad, el «rey de la selva». El tipo lo
estaba llevando con una cadena, como si fuera un perro. Pero durante parte de la filmación,
las cámaras captaron a este enorme felino lanzándole un zarpazo directo a la novia del
hombre. La atacó y por poco la mata. Lo impresionante es que nadie podía creerlo. Estamos
hablando de un león, ¿no?… atacando… como el máximo depredador que es. Y la gente
que estaba allí cerca se quedó atónita, preguntándose cómo pudo suceder algo así. ¡León
malo! ¡Detente! ¡Siéntate! ¡Quieto! Y eso es lo que a veces queremos creer acerca del
pecado. Nos entristece ver cómo nos hace daño o cómo nos hizo herir a alguien a quien
amamos. Pero ¡vamos!, no es tan fiero el león como lo pintan. Si lo observamos con más
cuidado, podremos mantenerlo bajo control. No hay problema. No volverá a suceder. Si lo
manejamos un poquito mejor, vamos a estar bien. No hay que exagerar. Pero el pecado no
se puede amaestrar, es necesario matarlo. No va a orinar solo sobre el papel, sino que
va a arruinar la casa por completo. La única manera de cambiarlo es deshaciéndose de
él, no limpiando lo que ensucia y tratando de enseñarle a tenerte consideración. La
tristeza viene por tratar el pecado con ligereza; el cambio se produce cuando tomamos en
serio el pecado.”

4) La tristeza mal ubicada.


“Tú lamentas que el pecado ocurra en tu vida, claro. No dices que hayas hecho lo correcto,
pero nada de esto habría sucedido en absoluto (piensas tú) si tu cónyuge no gastara tanto
dinero, si tus hijos no hubieran ido al patio del vecino, si tu empleo no fuera tan estresante
todo el tiempo o si tus padres no hubieran sido tan autoritarios. Escúchame, en resumidas
cuentas, nadie puede obligarte a hacer nada, excepto tú mismo. Las demás personas y las
situaciones externas pueden ponerte mucha presión y, claro, pueden ejercer una gran
influencia. Pero a la larga, tú eres el responsable de tus pensamientos y de tomar las
decisiones. Sin embargo, la tristeza del mundo no funciona así. Sería mucho más fácil culpar
a alguien más, incluso a veces disfrazándola de disculpas diplomáticas como: «Perdona si
te ofendí…» o «Si acaso he hecho algo…». Claro. ¿Por qué aceptar las consecuencias
de tu propio pecado cuando puedes volcarlo sobre otra persona? ¿Para qué molestarte
en analizar con profundidad lo que hiciste, cuando es mucho más fácil culpar a otros por la
manera en que se interpretaron las cosas? ¿Para qué asumir la responsabilidad de tus
acciones cuando hay tantos otros lugares a donde puedes ir y mantener la conciencia
tranquila? Puedes llamarlo como quieras, pero la tristeza compartida no es más que
orgullo con la cara triste.”

La tristeza del mundo puede incluir lamento por nuestras acciones y también miedo al castigo por
ser descubiertos, pero no una genuina decisión de renunciar al pecado, ni la intensión de

41
abandonarlo. Por ejemplo, Esaú lloró por las consecuencias de sus acciones, pero no se arrepintió
verdaderamente (Heb 12:1773).

Habiendo visto lo que no es el arrepentimiento, ahora pasemos a ver…

EL ARREPENTIMIENTO BÍBLICO

Entonces ¿cómo sabemos si de verdad nos hemos arrepentido? El arrepentimiento bíblico siempre
produce un fruto evidente en nuestra vida.

No es dificil que una persona que se dice cristiano pueda desear cambiar algo que está mal, ajustar
su conducta y tomar todo tipo de medidas para mejorar por sí mismo pero debemos entender que
solo el verdadero cristiano posee lo que necesita para aborrecer por completo su pecado y desear a
Dios.

Ya que el verdadero arrepentimiento se manifiesta en una nueva adoración, ésta se va a evidenciar


en una vida cambiada, pero esa vida cambiada será el resultado de un cambio de adoración, no al
revés. Siempre el cambio va de adentro hacia afuera, no de afuera hacia adentro.

Arrepentirse es ser convencido por el Espíritu Santo de la pecaminosidad de nuestro pecado,


significa odiar lo que anteriormente amábamos y servíamos (nuestros ídolos) y volvernos de ellos,
es volverse para amar a Dios, a quien anteriormente odiábamos, y servirle. Es una nueva lealtad
profunda del corazón.

Ahora, hay que puntualizar que ser seguidor de Cristo no significa que nunca pequemos (1 Juan
1:874) pero sí significa que se nos ha dado un corazón que desea regresar a Dios cuando pecamos.
En otras palabras, no quiere decir que no vamos a pecar, pero si quiere decir que al desear a Dios
le hemos declarado la guerra al pecado.

Si el arrepentimiento es un cambio de adoración que es producido por Dios, entonces no deberíamos


presionar y llevar a las personas para apresurarlas a tomar decisiones sin pensar por Jesús, y luego
de eso ofrecerles una seguridad de salvación que únicamente Dios puede dar. En lugar de eso, lo
que deberíamos hacer es llamar a las personas al arrepentimiento confiando en que Dios es el único
que puede cambiar un corazón muerto, idólatra, que no lo desea, en uno que tiene vida, lo desea y
le adora.

Cuando reducimos la conversión a sentirse mal o una resolución moral que implica saber que algo
es malo y querer cambiarlo (sólo exteriormente, no del corazón a la conducta) y peor aún, cuando
luego de eso le aseguramos a la persona que está bien con Dios y ahora es Su hijo, dice un autor
que es como vacunarlo contra el evangelio.

Las vacunas se ocupan como un agente defectuoso para engañar al cuerpo y hacerle pensar que
fue infectado y así el cuerpo produzca anticuerpos. Entonces, cuando la infección verdadera
aparece, el cuerpo está preparado para luchar con ella.

73 Heb 12:17 – Porque saben que aun después, cuando quiso heredar la bendición, fue rechazado, pues no halló ocasión para el
arrepentimiento, aunque la buscó con lágrimas.
74 1Jn 1:18 – Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros.

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De igual forma sucede cuando llamamos a las personas a tomar una decisión sin llamarlas a
arrepentirse, esto es un riesgo para que sea un falso convertido y crea que es verdadero. Por eso
es que vemos muchas historias donde decimos “pero si él había hecho la oración”, “pero si había
tomado la decisión de seguir a Cristo”, “desde pequeño ha venido a la iglesia y era buen chico, ¿qué
le pasó? ¿por qué se desvió?”, había una resolución sentimental y moral, pero no un cambio de
adoración real.

Convertirse en cristiano es llevar una vida de continuo arrepentimiento. En palabras de Jesús sería
tomar nuestra cruz y seguirlo. Comienza en un momento determinado, pero continúa a través de una
vida de servicio y amor hacia Dios.

Ahora, recordemos lo que dice Pablo en 2 Corintios 7:10: “Porque la tristeza que es conforme a la
voluntad de Dios produce un arrepentimiento que conduce a la salvación, sin dejar pesar; pero la
tristeza del mundo produce muerte”. Después de haber visto la tristeza que produce muerte, él habla
de una tristeza que produce un arrepentimiento genuino.

Aquí ocuparemos la parábola del hijo pródigo que se encuentra en Lucas 15:11-3275, porque es un
ejemplo en el que podemos ver un verdadero arrepentimiento.

El arrepentimiento del hijo pródigo

Si no has leído esta parabola, te encontrarás con un hijo menor que pide a su padre la parte que le
toca de la herencia. El padre accede a esta petición y el hijo se va a un país lejano, donde malgasta
todo lo que tenía. Una vez que se queda sin nada, sucede algo que no está bajo su control, estalla
una gran hambruna en el país a donde eligió estar y comenzó a pasar necesidad; esto provocó que
se acercara a uno de los ciudadanos de aquel país buscano conseguir algo, así que él lo mandó a
sus campos a apacentar a sus cerdos. Cuando los alimentaba, deseaba llenarse con su comida,
pero nadie le ayudaba, es aquí cuando volvió en sí (v. 17), dice la TLA que se dio cuenta de lo tonto
que había sido, hagamos una pausa en la parábola para explicar el primer punto de lo que provoca
una tristeza de acuerdo a la voluntad de Dios:

1) Sentimiento de tristeza o dolor:

75 Lucas 15:11-32 – 11 Jesús añadió: «Cierto hombre tenía dos hijos; 12 y el menor de ellos le dijo al padre: “Padre, dame la parte de la
hacienda que me corresponde”. Y él les repartió sus bienes. 13 No muchos días después, el hijo menor, juntándolo todo, partió a un país
lejano, y allí malgastó su hacienda viviendo perdidamente. 14 »Cuando lo había gastado todo, vino una gran hambre en aquel país, y
comenzó a pasar necesidad. 15 Entonces fue y se acercó a uno de los ciudadanos de aquel país, y él lo mandó a sus campos a apacentar
cerdos. 16 Y deseaba llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada. 17 Entonces, volviendo en
sí, dijo: “¡Cuántos de los trabajadores de mi padre tienen pan de sobra, pero yo aquí perezco de hambre! 18 Me levantaré e iré a mi padre,
y le diré: ‘Padre, he pecado contra el cielo y ante ti; 19 ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo; hazme como uno de tus trabajadores’”».
20 «Levantándose, fue a su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y sintió compasión por él, y corrió, se echó sobre su cuello
y lo besó. 21 Y el hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y ante ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo”. 22 Pero el padre dijo a
sus siervos: “Pronto; traigan la mejor ropa y vístanlo; pónganle un anillo en su mano y sandalias en los pies. 23 Traigan el becerro
engordado, mátenlo, y comamos y regocijémonos; 24 porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido
hallado”. Y comenzaron a regocijarse. 25 »Su hijo mayor estaba en el campo, y cuando vino y se acercó a la casa, oyó música y danzas.
26 Llamando a uno de los criados, le preguntó qué era todo aquello. 27 Y él le dijo: “Tu hermano ha venido, y tu padre ha mat ado el
becerro engordado, porque lo ha recibido sano y salvo”. 28 »Entonces él se enojó y no quería entrar. Salió su padre y le rogaba que entrara.
29 Pero él le dijo al padre: “Mira, por tantos años te he servido y nunca he desobedecido ninguna orden tuya, y sin embargo, nunca me
has dado un cabrito para regocijarme con mis amigos; 30 pero cuando vino este hijo tuyo, que ha consumido tus bienes con rameras,
mataste para él el becerro engordado”. 31 Y su padre le dijo: “Hijo mío, tú siempre has estado conmigo, y todo lo mío es tuyo. 32 Pero era
necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este, tu hermano, estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado”».

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“Entonces, volviendo en sí, dijo: “¡Cuántos de los trabajadores de mi padre tienen pan de
sobra, pero yo aquí perezco de hambre!” ” (v. 17)

El hambre que había sido provocada por aquella hambruna y la falta de dinero del hijo
derrochador (pródigo), lo hizo darse cuenta que era un tonto (volver en sí), y generó una
tristeza melancólica que provocó que recordara cómo su padre se encargaba de proveer
alimento a sus trabajadores.

2) Visión clara del pecado y un deseo de volverse a Él:

“Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: `Padre, he pecado contra el cielo y ante ti; ya no
soy digno de ser llamado hijo tuyo; hazme como uno de tus trabajadores´” (vv. 18-19).

Una vez que el hambre lo hizo pensar en el carácter de su padre, el hijo se propone ir a casa
y reconocer la culpa por su pecado.

Imagina que estás aconsejando a una persona que siente que ha hecho mal, reconoce que ha
pecado y tiene un deseo por hacer ahora lo correcto, podríamos pensar que de verdad está
arrepentida, así como el hijo pródigo hasta este momento, pero si nos quedamos aquí y no hace lo
que dijo que haría, podríamos pensar y se haría evidente que tal vez sólo fue un arranque de
emociones y nostalgia que no surgieron de un corazón cambiado por Dios que provocó una tristeza
de acuerdo a Su voluntad para un arrepentimiento genuino, por lo que falta el elemento siguiente:

3) Pronta confesión:

“Levantándose, fue a su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y sintió
compasión por él, y corrió, se echó sobre su cuello y lo besó. Y el hijo le dijo: “Padre, he
pecado contra el cielo y ante ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo.” (vv. 20-21).

Era necesario que su tristeza provocara algo para que el arrepentimiento fuera completo,
tenía tristeza, tenía un entendimiento claro por su pecado, pero no había ido a su padre
todavía. En el verso 20 podemos ver que se levantó y fue al lugar correcto a pesar de la
vergüenza que esto podía conllevar y llegando al sitio, inmediatamente confesó su pecado.

En consecuencia, un simple pesar por lo que hicimos o remordimiento por nuestras acciones o una
admisión de culpa, no es arrepentimiento genuino; a menos que, esté acompañado de una decisión
sincera de abandonar el pecado. Arrepentirse es darle la espalda al pecado y volvernos a Jesús en
fe con la determinación de obedecerle. Los cristianos debemos renunciar y condenar nuestros
comportamientos pecaminosos y comprometemos a obedecer a Jesús de todo corazón.

Antes de concluir, hay que entender algo importante, no podemos decir que uno tiene que vivir una
vida cambiada por un período de tiempo antes de que el arrepentimiento sea genuino, porque en
ese caso el arrepentimiento se convertiría en un tipo de obediencia que pudiéramos hacer para
merecer la salvación. Es indudable que el arrepentimiento genuino resultará en una vida cambiada
(fruto del arrepentimiento), pero no podemos exigir que haya un período de tiempo en el que la
persona en realidad viva una vida cambiada antes de darle seguridad de perdón. El arrepentimiento
es algo que ocurre en el corazón e incluye a la persona total en una decisión de apartarse del pecado.

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FE

Ya hemos visto que la conversión además de arrepentimiento requiere fe y que en esencia, la fe es


volvernos a Cristo.

Algunos teólogos dicen que así como el arrepentimiento es el aspecto negativo de la conversión, en
razón a que se refiere al acto de apartarse o rechazar el pecado; por su parte, la fe es el aspecto
positivo, ya que es volvernos a Dios en adoración y confiar en Cristo para nuestra salvación al aceptar
su obra y sus promesas.

La fe es el centro mismo del evangelio, porque es el vehículo mediante el cual se recibe la gracia de
Dios (Ef 2:876). Esto debería hacernos pensar en su importancia, ya que la fe salvadora marca la
diferencia entre la vida eterna y la condenación eterna.

Para comenzar, debemos destacar que la fe (hablando en un sentido bíblico) es una de las palabras
que más se confunden en su uso respecto a la conversión, ya que la ocupamos como si estuvieramos
hablando de…

FE EN SU SENTIDO SECULAR

Por ejemplo, la palabra fe se puede ocupar para:

1. Describir personas y religiones: Musulmanes, Judíos, Católicos, Cristiano, Budistas,


Hindúes, etc. son “hombres de fe”.
2. Obtener buenos resultados: Inversiones, sorteos, “que le gustes a la persona que te
gusta”, que tu equipo favorito gane el campeonato.
3. Describir lo opuesto a lo racional: El polo opuesto de un pensamiento claro o racional (fe
como un estado de certeza a la luz de una evidencia contradictoria). Ejemplo de esto podría
ser un diagnóstico médico certero.

Si bien se usa para todo lo anterior, ello está muy lejos de encajar en lo que la fe en sentido bíblico
es. Así que, para poder entender qué es, comencemos con la…

ETIMOLOGÍA

Antiguo Testamento

Millard Erickson señala en su teología sistemática que en el AT se ocupan las siguientes palabras
hebreas:

1. El sustantivo emunah que se ocupa en Habacuc 2:477, se suele traducir como “fidelidad”.

Asimismo, señala que en el hebreo se expresa la idea de fe con formas verbales, quizá esto se debe
a que los hebreos consideraban la fe como algo que se hace y no algo que se tiene, una actividad
en lugar de una posesión, por ejemplo:

76 Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es
don de Dios; (Ef 2:8)
77 Así es el orgulloso: En él, su alma no es recta, Mas el justo por su fe vivirá. (Habacuc 2:4)

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2. El verbo más común para designar la fe es am’an, que puede significar “nutrir”, “permanecer
firme, seguro o estable”, o el que más se apega a lo que estamos viendo: “considerar como
establecido, considerar cierto o creer”.

Este verbo se puede utilizar con algunas preposiciones que pueden expresar la idea de
“descansar confiadamente en alguien o algo” y “asentir a un testimonio”.

3. El verbo batach, a menudo aparece con una preposición que significa “apoyarse en,
confiar en”. No tiene connotación de creencia intelectual en tanto que sugiere entregarse a
uno mismo.

Nuevo Testamento

En el NT se ocupa una palabra principal en griego que representa la idea de fe, es:

1. El verbo pisteuo junto con su nombre cognado pistis. El verbo pisteuo tiene dos
significados básicos:

a. “Creer lo que dice alguien, aceptar una declaración como verdadera”.

Ejemplos:
• 1 Juan 4:1: “Amados, no crean (pisteuo) a todo espíritu, sino prueben los
espíritus para ver si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido al
mundo.”
• Jesús al centurión: “Vete, y como has creído (pisteuo), te sea hecho” (Mt. 8:13).
• Jesús pidió a Jairo que creyera que su hija se pondría bien (Mr. 5:3678) y les
preguntó a los ciegos que le seguían desde la casa de Jairo: “¿Creen que puedo
hacer esto?” (Mt. 9:28).

Estos ejemplos establecen que la fe implica creer que algo es verdad. De hecho el
autor de Hebreos declara que la fe en el sentido de reconocer ciertas verdades es
indispensable para la salvación: “Y sin fe (pistis) es imposible agradar a Dios. Porque
es necesario que el que se acerca a Dios crea (pisteuo) que Él existe, y que recompensa
a los que lo buscan.” (He. 11:6).

b. “Confianza personal en contraste con la mera creencia o fe”.

Este sentido se suele identificar mediante el uso de una preposición. Ejemplo:

• En Marcos 1:1579 se utiliza la preposición (en) después del arresto de Juan el


Bautista, Jesús predicó en Galilea diciendo: “arrepiéntanse y crean (pisteuo) en
(en) el evangelio”.

78 Mr 5:36 - Pero Jesús, oyendo lo que se hablaba, dijo al oficial de la sinagoga: «No temas, cree solamente».
79 Mr 1:15 - «El tiempo se ha cumplido», decía, «y el reino de Dios se ha acercado; arrepiéntanse y crean en
el evangelio».

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• La preposición (eis) se utiliza en Hechos 10:43: “De Él dan testimonio todos los
profetas, de que por Su nombre, todo el que cree (pisteuo) en (eis) Él recibe el
perdón de los pecados».”.
• El apóstol Juan habla de creer en el nombre de Jesús (eis to onoma): “Pero a
todos los que lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es
decir, a los que creen (pisteuo) en (eis) Su (to) nombre (onoma)” (Jn. 1:12).

Por lo tanto, creer en el nombre de Jesús era confiar personalmente en él.

Resumiendo:

AT (Hebreo )

1. El sustantivo emunah - “fidelidad” (Habacuc 2:480).


2. El verbo am’an - “considerar como establecido, considerar cierto o creer”.
Puede utilizar con algunas preposiciones que pueden expresar la idea de “descansar
confiadamente en alguien o algo” y “asentir a un testimonio”.
3. El verbo batach - “apoyarse en, confiar en”. No tiene connotación de creencia intelectual
en tanto que sugiere entregarse a uno mismo.

NT (Griego)

1. El verbo pisteuo / pistis. - Dos significados básicos:


a. “Creer lo que dice alguien, aceptar una declaración como verdadera”.
b. “Confianza personal en contraste con la mera creencia o fe”. Este sentido se suele
identificar mediante el uso de una preposición.

Visto lo anterior, podemos decir que la fe salvadora implica creer que y creer en. Es creer que
los hechos que nos son revelados por la Escritura son verdaderos y creer en es confiar o descansar
en la obra de Jesús para nuestra salvación.

LA FE SALVADORA NO ES UNA ACEPTACIÓN CASUAL DE LA VERDAD

Durante la época de la Reforma 81, como en nuestros días, la gente a menudo trataba la fe salvadora
como una aceptación casual de la verdad; es decir, conocer ciertos hechos acerca de Jesús (o
incluso desconocerlos o conocerlos a medias) y simplemente “creer” que son verdad, sin más, como
si fuera algo que no trasciende a lo eterno.

Pero debemos recordar que la fe salvadora es importante porque ésta marca la diferencia entre la
vida eterna y la condenación eterna (Jn 3:1882).

80 Habacuc 2:4- Así es el orgulloso: En él, su alma no es recta, Mas el justo por su fe vivirá.
81 La Reforma Protestante fue un 'movimiento religioso' que tuvo sus inicios en la Alemania del siglo XVI.
Buscaba protestar en contra de las malas prácticas y los abusos que se venían presentando al interior de las
iglesias católicas. Los principales reformadores fueron Martín Lutero y Juan Calvino.
82Jn 3:18 - El que cree en Él no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído

en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

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No te confundas, creer en ciertos hechos como verdad e incluso simpatizar con Jesús, no es
verdadera fe. Para ejemplos tenemos las declaraciones de hombres de otras religiones que
simpatizaban con Jesús:

El 14º Dalai Lama (uno de los líderes principales del budismo tibetano) dijo que Jesús fue “una
persona iluminada” y lo promocionó como un gran maestro.

“La gentil figura de Cristo, tan paciente, tan amable, tan cariñoso, tan lleno de perdón que enseñó a
sus seguidores a no tomar represalias cuando se es abusado o golpeado, sino a poner la otra
mejilla; pensé que era un bello ejemplo del hombre perfecto”.
Mahatma Gandhi (Líder hindú)

“Soy judío, pero estoy cautivado por la luminosa figura del nazareno [Jesús]... Nadie puede leer los
Evangelios sin sentir la presencia real de Jesús. Su personalidad palpita en cada palabra. Ningún
mito está lleno de tanta vida”.
Albert Einstein
The Saturday Evening Post

Todas estas afirmaciones tienen conocimiento sobre ciertos hechos que se creen como verdad.

Aunado a esto, podemos ver que dentro de la Escritura está el caso de las personas que se
encuentra con Jesús (Nicodemo y el joven rico) y que simpatizan con él, que le respetan y aprueban
lo que perciben como su mensaje, pero luego vemos como los confronta y les dice que no son sus
discípulos, que les falta algo (Jn 3; Lc 18:18-22).

Si bien, la fe implica un conocimiento y aceptación de la verdad, incluso una simpatía con Jesús, eso
no lo es todo, ya que se necesita confianza personal.

ASPECTOS DE LA FE SALVADORA

Lo anterior fue reconocido por los reformadores protestantes como los 3 aspectos que debe tener la
fe salvadora: notitia, assensus y fiducia.

Recuerda, la fe es el único instrumento por el cual recibimos la gracia de Dios y nos aferramos a la
justicia de Cristo (Ef 2:883). Esta justicia es la base de nuestra justificación y se nos imputa cuando
confiamos solo en Jesús para la salvación. El Padre entonces nos declara justos ante sus ojos,
permitiéndonos heredar la vida eterna. Esto es logrado aparte de cualquier trabajo que hagamos.

Veamos un pequeño resumen de los aspectos de la fe para después entrar particularmente a cada
una:

Notitia (Noticia). Es el contenido de la fe, o aquellas cosas que creemos. Para creer, debemos
saber algo acerca de ese alguien.

83Ef2:8 - Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino
que es don de Dios;

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Assensus. Es la convicción de que el contenido de nuestra fe es verdadero.

Fiducia. Es la confianza personal que depositamos en quien hemos creido.

Ahora sí, veámoslas de forma más específica:

NOTITIA
(Noticia)

Para creer en… primero debemos saber de…

A veces pensamos que la fe salvadora es un salto irracional a un pozo oscuro donde no vemos
absolutamente nada, no palpamos nada y aún así se nos exige creer, la realidad es que no y Dios
no está peleado con “ver para creer”, porque en realidad no podemos creer en algo que no
conocemos.

Una vez que se ha aceptado la fe, podemos razonar y reconocer distintas pruebas que la corroboran.
Esto significa que la fe es una forma de conocimiento, funciona en concierto con la razón, no contra
ella.

Por ejemplo, veamos la respuesta de Jesús a los dos discípulos a quienes Juan el Bautista envió a
preguntar: “¿Eres tú el que había de venir, o esperamos a otro?” (Lc. 7:19). En ese momento él curó
a muchas personas y les dijo que le contaran a Juan lo que habían visto y oído, es decir, los milagros
que había hecho y el mensaje que habían oído. Lo que le estaba diciendo a Juan era: “aquí tienes
la evidencia que necesitas para creer”.

Para citar otro ejemplo, podemos pensar en Tomás, quien no estaba con los demás cuando Jesús
resucitado apareció, y por consiguiente no creyó. Tomás dijo que a menos que pudiera ver las
marcas de los clavos en las manos de Jesús, poner sus dedos en ellas y tocarle la herida del costado
no creería (Jn. 20:2584). Cuando Jesús apareció, invitó a Tomás a satisfacer sus dudas y cuando
Tomás confesó: “¡Señor mío y Dios mío!” (v. 28), Jesús respondió: “¿Porque me has visto has
creído? Dichosos los que no vieron, y sin embargo creyeron” (v. 29). Podríamos pensar, ¿esperaba
Jesús que Tomás creyera ciegamente, sin ninguna prueba?, pero debemos recordar que Tomás
tenía muchas pruebas anteriores, ya que había vivido con Jesús durante tres años, había escuchado
sus enseñanzas y había visto sus milagros; él conocía la promesa hecha por Jesús de que volvería
de la muerte. Tenía suficiente base para creer el testimonio de los otros discípulos. No debería haber
necesitado ninguna prueba adicional.

Otro ejemplo puede ser Abraham, a quien se le pidió que diera en sacrificio a su hijo Isaac, no se le
pidió que actuara ciegamente. Es cierto, no había un animal para sacrificar a la vista; simplemente
tuvo que confiar en Dios. Pero aunque no había evidencia visible en aquel momento, Abraham
conocía a Dios desde hacía mucho tiempo. En el pasado, Él le había sido fiel proporcionándole la
tierra y el hijo que le había prometido. La fe que Abraham demostró al estar dispuesto a sacrificar a
su hijo fue una extrapolación hacia un futuro desconocido de su experiencia con Dios en el pasado.
(Millard Erickson).

84Juan 20:25- Ellos le contaron: —¡Hemos visto al Señor! Pero él respondió: —No lo creeré a menos que vea
las heridas de los clavos en sus manos, meta mis dedos en ellas y ponga mi mano dentro de la herida de su
costado.

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La realidad es que la fe bíblica no está peleada con conocer los hechos y valorarlos, de hecho, la
Escritura nos llama a poner nuestra confianza en el evangelio, no sobre la base de fundamentos
irracionales que pensamos que son así. La Escritura nos da el testimonio de testigos oculares que
reportan lo que vieron, a eso se le llama evidencia.

Por ejemplo, Pedro en su segunda carta dice que ha hecho saber que Jesucristo vendrá con todo su
poder y eso no lo inventó, sino que el con sus propios ojos lo vio (2 Pedro 1:1685); de igual forma,
Lucas comienza su evangelio argumentando que lo que narró fue fruto de su investigación cuidadosa
(Lucas 1:386); cuando Pablo defiende su confianza en la resurrección en 1 Corintios 15, apela a los
testigos oculares del Cristo resucitado como Cefas, los Doce, los quinientos, Jacobo y todos los
apóstoles (vv. 5-7), para por último contarse como testigo ocular (v.8).

Así, podemos ver que hay un vínculo entre la fe y la evidencia o la vista; no obstante, qué hacemos
con la declaración del autor de Hebreos donde describe la fe como la certeza de lo que no se ve
(Hebreos 11:187). Cuando alguien no ve, podemos decir que está ciego, entonces, hablando de la
fe, ¿podríamos decir que se está hablando de una fe ciega?

No, porque la frase fe ciega está muy ligada a creer sin razón alguna. La Palabra de Dios para Todos
traduce esta parte de la Escritura como la fe es “la prueba palpable de lo que no podemos ver”.

Entonces, ¿a qué se refiere que la fe es la convicción de lo que no se ve?

Parafraseando al Doctor R.C. Sproul, dice que cuando la fe está vinculada a la esperanza, se la sitúa
en el marco temporal del futuro, y si hay algo que yo no puedo ver en absoluto es el mañana y
ninguno de nosotros ha experimentado el mañana. Sin embargo, el autor de Hebreos dice que la fe
es la prueba de lo que no se ve, la prueba tangible. La prueba es lo que los oficiales de policía
investigan y tratan de reunir en una escena del crimen, como huellas dactilares, indicios de restos
de pólvora, prendas abandonadas, y todo lo demás. Todas estas cosas son visibles y señalan hacia
otro lugar a alguna verdad importante. Es por eso que la gente analiza las pruebas.

La idea es esta: yo no sé qué traerá el mañana, pero sé que Dios sabe qué traerá el mañana. Así
que si Dios promete que el mañana traerá algo, y si confío en Dios para el mañana, tengo fe en algo
que aún no he visto. Esa fe actúa como prueba porque su objeto es Dios. Yo lo conozco; él tiene un
historial: es infalible y nunca miente. Dios lo sabe todo y es perfecto en todo lo que comunica. Así
que si Dios me dice que algo va a suceder mañana, yo lo creo aun cuando todavía no lo he visto.
(Sproul, R.C.)

Habiendo dicho eso, la fe no es lo que entra en funciones cuando uno no tiene suficiente
conocimiento. Y eso es lo que afirma Romanos 10:14-17:

85 2 Pedro 1:16- Pues no estábamos inventando cuentos ingeniosos cuando les hablamos de la poderosa
venida de nuestro Señor Jesucristo. Nosotros vimos su majestuoso esplendor con nuestros propios ojos.
86 Lucas 1:3- Después de investigar todo con esmero desde el principio, yo también decidí escribir un relato

fiel para ti, muy honorable Teófilo.


87 Hebreos 11:1- La fe demuestra la realidad de lo que esperamos; es la evidencia de las cosas que no

podemos ver.

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14 ¿Cómo, pues, invocarán a Aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en
Aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? 15 ¿Y
cómo predicarán si no son enviados? Tal como está escrito: «¡Cuan hermosos son los
pies de los que anuncian el evangelio del bien!». 16 Sin embargo, no todos hicieron
caso al evangelio, porque Isaías dice: «Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?».
17 Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo.”

Para creer en Jesús yo debo saber de Jesús, o en otras palabras, para tener fe, debemos conocer
ciertos hechos, en la Escritura encontramos verdades esenciales que deben ser creídas. Pablo dice
que somos salvos por medio de la “fe en la verdad” (2 Ts. 2:13), es decir, en el contenido de verdades
que se nos exponen al predicar el evangelio.

En ese sentido, hay ciertas doctrinas (enseñanzas) que una persona debe escuchar, entender y
afirmar si quiere llegar a ser un verdadero cristiano. Por tanto, para tener fe, debemos conocer
ciertos hechos acerca de nosotros mismos y de Jesús, quién es él y qué ha hecho.

Entonces, comencemos por…

¿QUÉ ENSEÑA LA BIBLIA SOBRE MÍ? (MALAS NOTICIAS)

Si bien lo que vamos a ver no es un comentario exahustivo sobre todo lo que dice la Biblia sobre
nosotros, sí es lo esencial de las enseñanzas que debemos conocer y que ya hemos visto a lo largo
de este manual y el anterior; por lo que, únicamente se mencionarán.

Podemos encerrar esta enseñanza en la frase eres pecador y no puedes arreglarlo.

En el relato de “la caída” que encontramos en Génesis 3, vemos que a causa de la rebelión del
hombre el pecado entró y corrompío todo lo que se había creado bueno (incluyéndonos), nos colocó
en estado de enemistad con Dios y nos hizo estar muertos espiritualmente; recuerda que esto no fue
solamente a los primeros hombres, sino que se extendió a cada ser humano por haber sido
representados por Adán (Ro 5), de ese modo, por uno que desobedeció todos pasamos a ser
pecadores (Ro 5:1988), al ser Adán nuestro representante, su pecado pasó a ser tambien de nosotros
(se nos imputó, es decir, se cargó a nuestra cuenta), de Adán en adelante cada ser humano nace
con esa naturaleza caída, somos pecadores; ser pecador no es el calificativo por mis acciones, sino
que es mi naturaleza, es decir, no soy pecador porque peco, sino que peco porque soy pecador, de
modo que todos tenemos esta condición y así somos concebidos. Aunado a ello, la Escritura dice
que todos hemos pecado y nadie puede alcanzar esa meta gloriosa establecida por Dios (Ro
3:2389), que no hay nadie que no peque (1 Reyes 8:4690) y que todos somos prisioneros del pecado
(Gál 3:22 NTV 91). Por causa de nuestro pecado y en razón a que sin la intervención de Dios en
nuestras vidas, sólo vivimos para pecar, la Escritura dice que recibiremos como castigo la muerte

88 Romanos 5:19- Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos
pecadores, así también por la obediencia de Uno los muchos serán constituidos justos.
89 Romanos 3:23- por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios.
90 1 Reyes 8:46- Cuando pequen contra Ti (pues no hay hombre que no peque) y estés lleno de ira contra ellos,

y los entregues delante del enemigo, y estos los lleven cautivos a la tierra del enemigo, lejos o cerca.
91 Gálatas 3:22 NTV- pero las Escrituras declaran que todos somos prisioneros del pecado, así que recibimos

la promesa de libertad que Dios hizo únicamente por creer en Jesucristo.

51
(Ro 6:2392). Y para terminar, somos incapaces de arreglar nuestro problema (Jer 13:2393; Ro 8:7-
894).

Lo anterior se resume en la siguiente imagen:

La importancia de saberme pecador incapaz

Saber que soy pecador y no puedo arreglar ese problema es indispensable en el conocimiento que
debemos tener porque Jesús solamente acepta a personas que saben que son pecadoras (Lc 5:31-
3295) incluso la Escritura nos dice que él vino a buscar y a salvar a los que estaban perdidos (Lc
19:1096). Jesús ha venido por aquellos que se dan cuenta que son pecadores, que están enfermos
y en necesidad de un médico; de modo que, el pecador debe lidiar con su pecaminosidad y su
necesidad de perdón.

El saber que Jesús vino por los enfermos y los pecadores, debería ser un consuelo, pero también
una advertencia. Consuelo porque Jesús promete aceptar y sanar a cualquier persona que se
acerque a él en arrepentimiento y fe. Esto es una buena noticia para pecadores como tú y yo.
Advertencia porque promete rechazar a cualquiera que trate de llegar a él sin sentir profundamente
su propia pecaminosidad.

Habiendo visto nuestra condición, pasemos a:

¿QUÉ ENSEÑA LA BIBLIA SOBRE JESÚS? (BUENAS NOTICIAS)

92 Romanos 6:23- Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús
Señor nuestro.
93 Jeremías 13:23- ¿Puede el etíope mudar su piel, O el leopardo sus manchas? Así ustedes, ¿podrán hacer el

bien Estando acostumbrados a hacer el mal?


94 Romanos 8:7-8- La mente puesta en la carne es enemiga de Dios, porque no se sujeta a la ley de Dios, pues

ni siquiera puede hacerlo, 8y los que están en la carne no pueden agradar a Dios.
95 Lucas 5:31-32- Jesús les respondió: «Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos.

32No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento».


96 Lucas 19:10- porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido».

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Lo primero que debo saber es que “el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe
de Cristo Jesús” (Gá 2:1697), es decir, no hay cosa alguna que cada uno de nosotros podamos hacer
para ser justificados, sino que esa justificación se obtiene por medio de la fe en la obra de Cristo.

Entendiendo que la salvación es obtenida por la fe en Cristo, debo conocer quién es Jesús y lo que
ha hecho. Al respecto veremos algunas doctrinas esenciales que debemos creer:

1. JESÚS ES COMPLETAMENTE DIOS:

• Él declaró ser “YO SOY”: 24 Por eso les dije que morirán en sus pecados; porque si no
creen que Yo soy, morirán en sus pecados». (Jn 8:24)

En Juan 8:24 y 13:19, Jesús aplica a sí mismo el nombre divino “YO SOY” con el que se
presenta Dios en Éxodo 3:14.

• Jesús es el Señor (Kyrios = Adonai / Jehová)

“9 que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios lo resucitó
de entre los muertos, serás salvo. 10 Porque con el corazón se cree para justicia, y con la
boca se confiesa para salvación.” (Ro. 10:9-10).

Pablo dice que para ser salvo debes confesar con tu boca que Jesús es el Señor; sin
embargo, en este pasaje el énfasis no está en el modo de la confesión, es decir, que lo hagas
con tu boca, sino que está en el contenido de la confesión, es decir, que Jesús es el
Señor. Ésta es una confesión de su divinidad.

Recuerda que en el primer capítulo vimos que la palabra “Señor”, viene del griego “Kyrios”,
y que la Septuaginta, traducción del hebreo al griego del AT (s. II a.C.), ocupó 9 mil veces el
griego “kyrios” para traducir el hebreo “Adonai”, que significa Dios como el gobernador,
dueño de todo y en 6 mil ocasiones ocupa el griego “kyrios” para el nombre propio de Dios
“Jehová” “YHWH”. (Cabe destacar que las palabras que se ocupan en NT tienen que ver en
sentido con las del AT).

Pensando en esto, vayamos al momento donde Tomás inclinándose ante Jesús ya


resucitado le dice: “¡Señor (kyrios) mío, y Dios mío!” (Jn 20:28). Una vez que los apóstoles
se dieron cuenta de que Jesús era Dios, el término Señor se impregnó con la divinidad de
Cristo. En este sentido, Pablo también se refiere a Jesús como Señor de tal manera que deja
claro que él considera a Jesús como Dios mismo.

El erudito del Nuevo Testamento Larry Hurtado sugiere que “invocar el nombre del Señor es
una expresión bíblica frecuente para la adoración a Jehová”.

• Acciones que respaldan su divinidad:

97 Gálatas 2:16- Sin embargo, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino mediante
la fe en Cristo Jesús, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús, para que seamos justificados por la fe en
Cristo, y no por las obras de la ley. Puesto que por las obras de la ley nadie será justificado.

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▪ Perdonaba pecados:

Jesús perdonó pecados (el paralítico) Dios perdona pecados


Viendo Jesús la fe de ellos, dijo* al paralítico: »Yo, Yo soy el que borro tus
«Hijo, tus pecados te son perdonados». (Mr 2:5- transgresiones por amor a Mí mismo, Y
12) no recordaré tus pecados. (Is 43:25)

“Nadie en la tierra tiene autoridad ni derecho de perdonar pecados. Nadie podría perdonarlos,
excepto Aquél contra quien todos han pecado. Cuando Cristo perdonó pecados, Él perdonó
verdaderamente, no estaba ejerciendo una prerrogativa humana. Puesto que nadie que no sea
Dios puede perdonar pecados, queda demostrado categóricamente que, al Cristo perdonar
pecados, Él es Dios.” (C.S. Lewis).

▪ Aceptó adoración:

La adoración siempre ha sido


Jesús recibió adoración
reservada para Dios
3 »No tendrás otros dioses delante Entrando en la casa, vieron al Niño con Su madre
de Mí. 4 »No te harás ningún ídolo, ni María, y postrándose lo adoraron; y abriendo sus
semejanza alguna de lo que está tesoros le presentaron obsequios de oro, incienso
arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, y mirra. Mt. 2:11
ni en las aguas debajo de la tierra. 5
No los adorarás ni los servirás. Y se acercó un leproso y se postró ante Él[a],
Porque Yo, el Señor tu Dios, soy Dios diciendo: «Señor, si quieres, puedes
celoso, que castigo la iniquidad de los limpiarme».Mateo 8:2
padres sobre los hijos hasta la
tercera y cuarta generación de los Entonces los que estaban en la barca lo adoraron,
que me aborrecen, 6 y muestro diciendo: «En verdad eres Hijo de Dios». Mateo
misericordia a millares, a los que me 14:33
aman y guardan Mis mandamientos.
Éx 20:3-6 Otros Jn. 9:35-39; 20:27-29

Jesús afirmó la verdad de que Dios era el único al que se debía adoración (Mt 4:10 98;
Lc 4:899)

Otros no recibieron (Hch. 10:26100; Ap. 19:10101)

▪ Resurrección: Nadie puede, ni ha podido volver de la muerte como lo hizo Él, sólo
Dios es el que da la vida y Él mismo la quita; a Jesús le fue dado el poder tanto del
cielo como de la tierra, al hacer lo que dijo que haría (la resurrección).

No estamos siendo exahustivos en este punto porque no es la idea, pero incluso con estas
evidencias podríamos llegar a la conclusión de William Biederwolf, al decir que “un hombre que lee

98 Mateo 4:10- —Vete de aquí, Satanás —le dijo Jesús—, porque las Escrituras dicen: “Adora al Señor tu Dios
y sírvele únicamente a él”
99 Lucas 4:8- Jesús le respondió: —Las Escrituras dicen: “Adora al Señor tu Dios y sírvele únicamente a él”
100 Hechos 10:26- pero Pedro lo levantó y le dijo: «¡Ponte de pie, yo soy un ser humano como tú!».
101 Apocalipsis 19:10- Entonces me postré a sus pies para adorarlo, pero me dijo: «No, no me adores a mí. Yo

soy un siervo de Dios, como tú y tus hermanos que dan testimonio de su fe en Jesús. Adora únicamente a
Dios, porque la esencia de la profecía es dar un claro testimonio de Jesús.

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el Nuevo Testamento y no ve que Cristo afirma ser más que un mero hombre sería esa persona que
mira por todo el cielo, a mediodía cuando no hay nubes, y no ve el sol”.

Ahora ¿Por qué el redentor tiene que ser verdaderamente Dios?

“Para que por su naturaleza divina, su obediencia y sufrimientos fueran completos y efectivos; y
también para que pudiera soportar la justa ira de Dios contra el pecado y vencer la muerte”
(Catecismo de la Nueva Ciudad).

Creer en la divinidad de Jesús es una doctrina esencial, ya que solo una persona infinita y sin pecado
podía recibir el castigo infinito que nuestros pecados merecían. Si Jesús no es Dios, él no puede
salvarnos.

2. JESÚS ES COMPLETAMENTE HOMBRE:

Desde el comienzo del evangelio de Juan, vemos que refiriéndose a la segunda persona de la
trinidad como el Verbo, dice que se hizo carne y habitó entre nosotros, es decir, se encarnó.

En los evangelios de Mateo y Lucas podemos ver que Jesús fue concebido en el vientre de su madre,
María, mediante la obra milagrosa del Espíritu Santo y sin padre humano (Mt 1:18-25; Lc 1:26-31).

Al respecto, Agustín de Hipona dijo:

“Aquel que existió como el Hijo de Dios desde antes de las edades, sin un principio, se dignó a
convertirse en el Hijo del Hombre en estos últimos años. Hizo esto a pesar de que quien se sometió a
grandes males por nuestra causa no había cometido maldad y a pesar de que nosotros, quienes
recibiríamos tantos bienes de Su mano, no habíamos hecho nada para merecer tales beneficios.
Engendrado por el Padre, no fue creado por el Padre; Él fue hecho hombre en la madre que él mismo
había creado, para poder existir en este mundo por un tiempo, brotando de aquella que nunca hubiese
podido existir si no fuera por su poder.”

Algunas personas en la iglesia primitiva creían que Dios había venido a ellos en la persona de
Jesucristo, pero no podían imaginarse que Dios pudiera existir plenamente en carne humana, vivir
como un ser humano, sufrir y morir como un hombre. Era inconceible porque ¿cómo podría Dios
caer tan bajo?

Para aclarar esta confusión, y dejar en claro que Jesús fue completamente humano, Juan dijo: “En
esto ustedes conocen el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido
en carne, es de Dios. 3 Y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios, y este es el
espíritu del anticristo, del cual ustedes han oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.” (1 Jn
4:2-3).

Incluso la Biblia llama engañadores y anticristo a los “que no confiesan que Jesucristo ha venido en
carne” (2 Juan 1:7).

Algunas evidencias más de su plena humanidad son:

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Tuvo un cuerpo humano: Mente humana Emociones humanas
Nació (Lc 2:7)
Crecía en sabiduría
Creció (Lc 2:40; 52) Tristeza (Mt 26:37)
(Lc 2:52)
Se cansó (Jn 4:6) Angustia (Mt 26:38)
Aprendió a comer,
Tuvo sed (Jn 19:28) Se maravilló por la fe del centurión (Mt 8:10)
hablar, leer y
Tuvo hambre (Mt 4:2) Lloró en el funeral de Lázaro (Jn 11:35)
escribir, a ser
Sintió debilidad física (Mt 4:11) Oró con fuerte clamor y lágrimas (He 5:7)
obediente (He 5:8)
Tuvo sueño (Lc 8:23)

Ahora, podríamos preguntar: ¿por qué el redentor tiene que ser verdaderamente humano?

“Para que en su naturaleza humana pudiera obedecer perfectamente toda la ley y sufrir el castigo
del pecado humano en nuestro lugar; y también para que pudiera compadecerse de nuestras
debilidades” (Catecismo de la Nueva Ciudad).

Así como Jesús solo nos puede salvar si es plenamente divino, igualmente solo nos puede salvar si
es plenamente humano, porque solo un humano puede ocupar el lugar de otro humano, recibiendo
el castigo que merecemos, solo un humano podía deshacer la maldición que Adán había traído sobre
nosotros (Ro 5:12-21). Asimismo, solo alguien que conociera la fragilidad y la debilidad de ser un
hombre podía ser un sacerdote compasivo y misericordioso para nosotros (He 4:14-16).

Hasta aquí tenemos que Jesús es el Dios-hombre que vino a buscar y a salvar a los perdidos, esto
lo hizo mediante su muerte en la cruz y su resurrección. Por lo que debemos considerar que:

3. JESÚS ME SALVÓ MEDIANTE SU MUERTE (LA CRUZ)

La crucifixión es un punto central de lo que debemos conocer para venir a salvación, Pablo incluso
se referire a la proclamación cristiana como la “palabra de la cruz” (1 Co. 1:18).

En el libro de Hechos se proclamaba como una parte esencial del mensaje cristiano:

• Primer discurso de Pedro a los judíos en Pentecostés (Hch 2:22-24):


… Jesús el Nazareno, varón confirmado por Dios entre ustedes con milagros, prodigios
y señales que Dios hizo en medio de ustedes a través de Él, tal como ustedes mismos
saben. 23 Este fue entregado por el plan predeterminado y el previo conocimiento de
Dios, y ustedes lo clavaron en una cruz por manos de impíos y lo mataron. 24 Pero
Dios lo resucitó, poniendo fin a la agonía de la muerte, puesto que no era posible que Él
quedara bajo el dominio de ella.
• Segundo discurso de Pedro en el templo con los judíos (Hch 3:14-15):
14 Pero ustedes repudiaron al Santo y Justo, y pidieron que se les concediera un
asesino, 15 y dieron muerte al Autor de la vida, al que Dios resucitó de entre los
muertos, de lo cual nosotros somos testigos.
• Pedro ante el Concilio (los ancianos y gobernantes) (Hch 4:10-12):
10 sepan… que en el nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien ustedes
crucificaron y a quien Dios resucitó de entre los muertos, por Él, este hombre se halla
aquí sano delante de ustedes. 11 »Este Jesús es la piedra desechada por ustedes los
constructores, pero que ha venido a ser la piedra angular. 12 En ningún otro hay
salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual
podamos ser salvos».

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• Pedro en la casa de Cornelio (Hch 10:39-40):
39 »Nosotros somos testigos de todas las cosas que hizo en la tierra de los judíos y en
Jerusalén. Y también le dieron muerte, colgándolo en una cruz. 40 Pero Dios lo
resucitó al tercer día e hizo que se manifestara.
• Pablo en Antioquía de Pisidia en la sinagoga (Hch 13:28-29):
28 »Aunque no hallaron causa para dar muerte a Jesús, pidieron a Pilato que lo
mandara a matar. 29 Cuando habían cumplido todo lo que estaba escrito acerca de Él,
lo bajaron de la cruz y lo pusieron en un sepulcro. 30 Pero Dios lo levantó de entre los
muertos.
• Pablo en la sinagoga de Tesalónica (Hch 17:2-3):
2 Y Pablo, entró según su costumbre, y por tres días de reposo discutió con ellos
basándose en las Escrituras, 3 explicando y presentando evidencia de que era
necesario que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos, y diciendo: «Este
Jesús, a quien yo les anuncio, es el Cristo».
• En la defensa de Pablo ante Herodes Agripa II (Hch 17:22-23):
22 Así que habiendo recibido ayuda de Dios, continúo hasta este día testificando tanto
a pequeños como a grandes, no declarando más que lo que los profetas y Moisés dijeron
que sucedería: 23 que el Cristo había de padecer y que por motivo de Su resurrección
de entre los muertos, Él debía ser el primero en proclamar luz tanto al pueblo judío como
a los gentiles».

La cruz es importante porque en ella, Jesús llevó la maldición de la muerte que nuestros
pecados merecían (Gá 3:13102); recibió la ira de Dios que nosotros merecíamos por nuestros
pecados (Ro 3:24-25103); cargó con la culpa que merecíamos por nuestros pecados, por lo que
ahora no hay condenación para nosotros (2 Co 5:21104; Ro. 8:1105).

Los seguidores genuinos de Cristo deben creer que la muerte de Jesús es suficiente para salvarlos
de sus pecados. Si Jesús no hubiese muerto en esa cruz, nuestro pecado no hubiese sido castigado
y si eso no hubiese pasado, tendríamos que enfrentar la consecuencia por el mismo.

Nuestros pecados fueron perdonados a causa de que se castigaron en Cristo. A.W. Pink dice que:
“Dios con frecuencia ha perdonado pecadores, pero nunca Dios ha perdonado el pecado porque
cuando un pecador es perdonado, es siempre a expensa de otro”. (A.W: Pink).

Entonces estamos hablando de que Cristo es nuestro sustituto, él se hizo pecado para que nosotros
fuesemos hechos justicia. Que horrible hubiese sido si Cristo no fuera nuestro sustituto porque en
ese caso, como dice Leon Morris: “Si Cristo no es mi sustituto, sigo ocupando el lugar de un pecador

102 Gálatas 3:13- Pero Cristo nos ha rescatado de la maldición dictada en la ley. Cuando fue colgado en la cruz,
cargó sobre sí la maldición de nuestras fechorías. Pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado en un
madero»
103 Romanos 3:24-25- Sin embargo, en su gracia, Dios gratuitamente nos hace justos a sus ojos por medio de

Cristo Jesús, quien nos liberó del castigo de nuestros pecados. Pues Dios ofreció a Jesús como el sacrificio por
el pecado. Las personas son declaradas justas a los ojos de Dios cuando creen que Jesús sacrificó su vida al
derramar su sangre. Ese sacrificio muestra que Dios actuó con justicia cuando se contuvo y no castigó a los
que pecaron en el pasado
104 2 Corintios 5:21- Pues Dios hizo que Cristo, quien nunca pecó, fuera la ofrenda por nuestro pecado, para

que nosotros pudiéramos estar en una relación correcta con Dios por medio de Cristo.
105 Romanos 8:1- Por lo tanto, ya no hay condenación para los que pertenecen a Cristo Jesús;

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condenado. Si mis pecados y mi culpabilidad no son transferidos a Él, si Él no los tomó sobre sí
mismo, entonces ciertamente permanecen conmigo. Si Él no se ocupó de mis pecados, debo afrontar
sus consecuencias. Si mi castigo no fue llevado por Él, todavía está sobre mí”.

Si eso hubiese pasado, seríamos culpables y mereceríamos la ira de Dios; sin embargo por la muerte
de Cristo en la cruz:

Somos declarados inocentes (justificados) de manera gratuita. Fui comprado a través del
derramamiento de Su sangre (redención) Dios derramó su ira sobre Él, llevó mi pecado, siendo mi
sustituto (imputación); satisfizo la ira de Dios (propiciación).

Cada creyente debe afirmar la verdad de que Cristo murió en el lugar de los pecadores, pero esto
no queda aquí, como diría R.C. Sproul… “La humillación, el sufrimiento, la maldición fue concluida y
sin embargo Jesús tenía más obra que hacer, por lo que la historia no termina en la cruz, el domingo
venía por ahí como la obra de Cristo sigue hacia delante…”

4. JESÚS RESUCITÓ

Ahora, ese cuerpo que estaba muerto y en una tumba, una mañana comenzó a recibir ondas
cerebrales, la sangre comenzó a fluir en sus venas porque el corazón había comenzado a hacer su
trabajo de nuevo, y Jesús venía a la vida de nuevo por el poder del Espíritu Santo; y Jesús sale de
las vendas que lo cubrían, sale de la tumba y sale victorioso.

En ocasiones pensamos que la crucifixión es donde debemos terminar nuestra predicación, pero si
hacemos eso, no tenemos en cuenta que la resurrección es parte esencial en lo que debemos saber
respecto del evangelio en el cual debemos creer.

El relato de la resurrección lo encontramos en Mateo 28, Marcos 16, Lucas 24 y Juan 20 y 21. Esta
parte, al igual que la cruz, se hace presente en las predicaciones que podemos ver en el libro de
Hechos y que citamos en el punto anterior:

• Primer discurso de Pedro a los judíos en Pentecostés (Hch 2:22-24):


… Jesús el Nazareno, varón confirmado por Dios entre ustedes con milagros, prodigios
y señales que Dios hizo en medio de ustedes a través de Él, tal como ustedes mismos
saben. 23 Este fue entregado por el plan predeterminado y el previo conocimiento de
Dios, y ustedes lo clavaron en una cruz por manos de impíos y lo mataron. 24 Pero Dios
lo resucitó, poniendo fin a la agonía de la muerte, puesto que no era posible que Él
quedara bajo el dominio de ella.
• Segundo discurso de Pedro en el templo con los judíos (Hch 3:14-15):
14 Pero ustedes repudiaron al Santo y Justo, y pidieron que se les concediera un
asesino, 15 y dieron muerte al Autor de la vida, al que Dios resucitó de entre los
muertos, de lo cual nosotros somos testigos.
• Pedro ante el Concilio (los ancianos y gobernantes) (Hch 4:10-12):
10 sepan… que en el nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien ustedes
crucificaron y a quien Dios resucitó de entre los muertos, por Él, este hombre se halla
aquí sano delante de ustedes. 11 »Este Jesús es la piedra desechada por ustedes los
constructores, pero que ha venido a ser la piedra angular. 12 En ningún otro hay

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salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual
podamos ser salvos».
• Pedro en la casa de Cornelio (Hch 10:39-40):
39 »Nosotros somos testigos de todas las cosas que hizo en la tierra de los judíos y en
Jerusalén. Y también le dieron muerte, colgándolo en una cruz. 40 Pero Dios lo
resucitó al tercer día e hizo que se manifestara.
• Pablo en Antioquía de Pisidia en la sinagoga (Hch 13:28-29):
28 »Aunque no hallaron causa para dar muerte a Jesús, pidieron a Pilato que lo mandara
a matar. 29 Cuando habían cumplido todo lo que estaba escrito acerca de Él, lo bajaron
de la cruz y lo pusieron en un sepulcro. 30 Pero Dios lo levantó de entre los muertos.
• Pablo en la sinagoga de Tesalónica (Hch 17:2-3):
2 Y Pablo, entró según su costumbre, y por tres días de reposo discutió con
ellos basándose en las Escrituras, 3 explicando y presentando evidencia de que era
necesario que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos, y diciendo:
«Este Jesús, a quien yo les anuncio, es el Cristo».
• En la defensa de Pablo ante Herodes Agripa II (Hch 17:22-23):
22 Así que habiendo recibido ayuda de Dios, continúo hasta este día testificando tanto
a pequeños como a grandes, no declarando más que lo que los profetas y Moisés dijeron
que sucedería: 23 que el Cristo había de padecer y que por motivo de Su resurrección
de entre los muertos, Él debía ser el primero en proclamar luz tanto al
pueblo judío como a los gentiles».

A esto podemos sumarle que Pablo dice a los Romanos “que si confiesas con tu boca a Jesús por
Señor, y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo.”.

Creer que Jesús resucitó es parte importante del mensaje cristiano. De hecho podríamos pensar en
¿qué hubiera pasado si Cristo no hubiera resucitado? Pablo dice que tendríamos problemas,
porque nuestro destino y esperanza son puestas en duda si eso no hubiera sucedido, literal,
seríamos los más dignos de lástima (1 Co 15:14,17-19).

14… si Cristo no ha resucitado, vana es entonces nuestra predicación, y vana también la


fe de ustedes… 17 y si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es falsa; todavía están en
sus pecados. 18 Entonces también los que han dormido en Cristo están perdidos. 19 Si
hemos esperado en Cristo para esta vida solamente, somos, de todos los hombres, los más
dignos de lástima.

Si Cristo realmente no se levantó de los muertos, sería una fuerte indicación de que:

- El sacrificio por el pecado no fue aceptable a Dios; y,


- Cristo no venció el poder de la muerte.

Si Jesús no destruyó el poder de la muerte sobre su propio cuerpo, ¿cómo podía cancelar nuestra
sentencia de muerte?

Antes de que cada uno de nosotros se preocupe, Pablo aclara que ¡Cristo sí resucitó! (v.20 NTV).
Jesús literalmente murió y su cuerpo sin vida fue colocado en una tumba, pero no se quedó ahí, Él

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resucitó. Y con esto, podemos ver que el sacrificio hecho en la cruz fue aceptado por Dios para
perdón de nuestros pecados, ¡no somos los más dignos de lástima!

A través de la resurrección vemos que el Padre está diciendo “Yo estoy satisfecho” y así remueve la
maldición de la muerte de sobre nosotros.

Puedes pensarlo como cuando te llega un paquete y una vez aceptado no puedes regresarlo, tú lo
revisas, lo checas bien y si estás conforme, firmas al repartidor de que estás de acuerdo con lo que
te están entregando. La resurrección es la firma de conformidad de parte de Dios en la obra de Cristo
y nuestra salvación (1 Co 15:3-4).

Por eso, 1 Corintios 15 dice que “ya que la muerte entró por un hombre, también por un hombre vino
la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos
serán vivificados” (vv. 21-22).

Jesús fue el primero en haber sido resucitado en un cuerpo incorruptible, pero no será el único sino
todos aquellos que pertenecen a Cristo (1Co 15:23).

“Dios no solamente levantó a Jesús de entre los muertos sino a todos los que están en Cristo
que participarían en ese triunfo sobre la muerte; por eso la resurrección de Cristo es tan
importante para la fe cristiana.” R.C. Sproul

Ahora sólo para no quedarnos con la duda…

Era imposible que la muerte lo retuviera

Hechos 2:24 NVI “… Dios lo resucitó, librándolo de las angustias de la muerte, porque era imposible
que la muerte lo mantuviera bajo su dominio”

No fue posible que la muerte lo retuviera porque la muerte es el castigo por los que tienen pecado
(Ro 6:23106), pero Jesús no tenía pecado (1Jn 3:5107; 1P 2:22)108.

El pecado que llevó en la cruz no era suyo, era nuestro, pero al Él no tener pecado, es vindicado en
este acto de resurrección (Ro 5:8109; 2Co 5:21110).

En resumen, Jesús llevó nuestros pecados, pero al Él haber sido sin pecado, la muerte no tuvo poder
sobre Jesús. ¿Cómo podía la muerte tener poder sobre alguien que no tenía pecado?

106 Romanos 6:23- Pues la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna
por medio de Cristo Jesús nuestro Señor.
107 1 Juan 3:5- y ustedes saben que Jesús vino para quitar nuestros pecados, y en él no hay pecado.
108 1 Pedro 2:22- el cual no cometió pecado, ni engaño alguno se halló en Su boca;
109 Romanos 5:8- Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió

por nosotros.
110 2Co 5:21- Al que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos

justicia de Dios en Él.

60
Entonces con todo esto, ahora podemos conocer que no tan solo su vida y su muerte son para mi
justificación, sino que la resurrección también ya que él “fue entregado a la muerte por causa de
nuestros pecados, y resucitado para hacernos justos a los ojos de Dios” (Romanos 4:25 NTV)

Jesús: vivió para nuestra justificación, murió para nuestra justificación y resucitó para nuestra
justificación.

Todo el proceso de nuestra justificación permanece y reposa en la obra total y completa de Cristo.

Vivió una vida de obediencia, se ofreció a sí mismo como sacrificio perfecto por nuestro pecado, y
ese sacrificio efectuado sabemos que fue aceptado por el Señor a través de la resurrección.

5. JESÚS ES EL SEÑOR Y MI SEÑOR

Al decir que Jesús es el Señor, nos referimos a que Él es Dios y creó todo el mundo (siguiendo la
traducción del griego Kyrios que veíamos en puntos anteriores). Colosenses 1:16111 nos dice que
por medio de Jesús, Dios creó todo lo que existe.

Ahora, en cuanto a que es mi Señor, entendemos que me ha comprado y hecho libre para sí. En la
carta a los Romanos 3:23-24112 vemos que todos hemos pecado y eso nos impide alcanzar la meta
gloriosa establecida por Dios, pero Dios, nos hace justos de manera gratiuita por medio de Cristo,
quien nos liberó del castigo de nuestros pecado.

Después de su crucifixión y resurrección, Jesús dice “toda potestad me es dada en el cielo y en la


tierra” (Mt 28:18). El Hijo divino se sometió al Padre divino al máximo, por lo que el Padre “todas las
cosas las sujetó debajo de sus pies” (1 Co 15:27). El Padre exaltó al Hijo (He 1:8-9). El que fue
crucificado es el Señor y Cristo (Hch. 2:36113).

Pablo resume la divinidad, la humanidad, el sufrimiento, la resurrección y la autoridad de Jesús en


una sola declaración gloriosa:

“6 el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a
qué aferrarse, 7 sino que se despojó a Sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose
semejante a los hombres. 8 Y hallándose en forma de hombre, se humilló Él mismo,
haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9 Por lo cual Dios también lo
exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre, 10 para que al
nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de
la tierra, 11 y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.” (Fil.
2:6-11).

111 Colosenses 1:16- Porque en Él fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles
e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de Él y para
Él.
112 Romanos 3:23-24- por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios. Todos son justificados

gratuitamente por Su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús.


113 Hechos 2:36- Sepa, pues, con certeza toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien ustedes crucificaron,

Dios lo ha hecho Señor y Cristo».

61
Llamar a Jesús mi Señor es decir que él tiene autoridad sobre mi vida y es digno de mi obediencia.
Recuerda que si le llamamos “Señor, Señor”, debemos estar dispuestos a hacer lo que él dice (Lc.
6:46).

Hasta aquí hemos visto cinco afirmaciones que nos dicen que Jesús es el Dios-hombre que vino a
buscar y a salvar lo que se había perdido, y esto lo hizo mediante su muerte en la cruz y su
resurrección. Estas verdades deben ser tomadas por ciertas por cualquier creyente.

Aquí te dejo un ejemplo visual de lo que vimos:

Para terminar este punto, recuerda que debemos conocer el mensaje del evangelio, es decir, los
hechos divinamente revelados de la santidad de Dios, de la pena del pecado, de la identidad de
Cristo y de lo que Él ha efectuado por los pecadores, ya que la fe salvadora viene del oír el mensaje
del evangelio respecto a Cristo (Ro 10:17114), de manera que es imposible creer sin oír el mensaje
(Ro 10:14115).

Entonces creer no es un salto a ciegas en la oscuridad. La verdad del mensaje del evangelio, tal
como se revela en Cristo y en las Escrituras, proporciona una base fáctica, histórica, intelectual para
nuestra fe. Por tanto, no creemos conforme a nuestros caprichos subjetivos; debemos creer la verdad
(2 Tes 2:11-12;116 Jn 8:46117; 1 Ti 4:3118). La fe que no está basada en esta verdad objetiva y
proposicional no es fe en absoluto.

Lejos de ser una alternativa al conocimiento, la verdadera fe está basada en el conocimiento; tiene
su fundamento seguro y sólido en el conocimiento de la verdad divinamente revelada.

Tal vez hay cosas nuevas que has aprendido en esta parte, el hecho de que no las supieras no
quiere decir que no seas salvo, pero en el día final, por lo menos debes tener un testimonio como el

114 Romanos 10:17- Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo.
115 Romanos 10:14- ¿Cómo, pues, invocarán a Aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en Aquel de
quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?
116 2 Tes 2:11-12- Por esto Dios les enviará un poder engañoso, para que crean en la mentira, 12a fin de que

sean juzgados todos los que no creyeron en la verdad sino que se complacieron en la iniquidad.
117 Juan 8:46- ¿Quién de ustedes me prueba que tengo pecado? Y si digo verdad, ¿por qué ustedes no me

creen?
118 1 Tim 4:3- Esos prohibirán casarse y mandarán abstenerse de algunos alimentos, que Dios los ha creado

para que con acción de gracias participen de ellos los que creen y que han conocido la verdad.

62
del ex traficante de esclavos John Newton: “Mi memoria está desapareciendo ya; pero recuerdo
dos cosas: Que soy un gran pecador y que Cristo es un gran Salvador”.

Ahora, pasemos al siguiente aspecto de la fe que salva:

ASSENSUS
(Convicción de que el contenido de nuestra fe es verdadero)

Puedes saber todos los puntos anteriores y creer que no son verdad. La fe personal que salva, según
la entienden las Escrituras, incluye más que solo conocimiento. Es necesario que tengamos
conocimiento, pero el conocimiento de los hechos de la vida de Jesús, su muerte y resurrección por
nosotros no bastan, porque la gente puede saber los hechos y rebelarse contra ellos o no gustarles.
Ejemplo, Pablo dice que muchos saben las leyes de Dios pero no les agradan: Ellos, aunque
conocen el decreto de Dios que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las
hacen, sino que también dan su aprobación a los que las practican. (Ro 1:32).

La fe genuina dice que el contenido (notitia) del evangelio es verdadero. Millones de personas saben
algo sobre el cristianismo pero no creen que sea verdad. La fe salvadora requiere assensus, la
convicción de que el contenido de la notitia es la verdad.

El autor de Hebreos habla de este consentimiento o convicción de que algo es verdadero como un
componente de la fe, cuando dice que la fe es “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo
que no se ve” (He. 11:1).

La palabra original que se tradujo como “certeza” es el término griego hypostasis, formada por stasis
“estar de pie” e hypo “bajo”. Alude a un fundamento, el suelo sobre el que se ha construido algo. El
escritor lo usa aquí para describir la fe como una certeza sobrenatural, una convicción producida por
Dios respecto a la verdad de las promesas bíblicas y a la fiabilidad de Cristo. (MacArthur).

A menudo la palabra esperar está muy ligada a estar esperanzados, es decir, un estado emocional
respecto de lo que nos gustaría que sucediera o podría suceder. Esto describe el punto 2 y 3 que
vimos para los usos cotidianos de la palabra fe secularmente (obtener buenos resultados y lo opuesto
a lo racional), pero esto no es la fe que salva. De hecho, si lo piensas bien, esto habla de algo que
podría suceder o no, o sea que no tendríamos certeza.

Estate tranquilo porque cuando la Escritura habla de esperar o esperanza, no se trata de nuestro
deseo incierto de que pueda pasar algo, sino más bien de un deseo futuro que es absolutamente
seguro. Esto es así porque no está basado en algo que nosotros podamos hacer, sino que está
basado en las promesas de Dios, por tanto podemos tener confianza en que eso sucederá y que lo
que dijo es verdad.

La Nueva Versión Internacional traduce la palabra certeza como garantía, y su uso en este pasaje
alude a un título o escritura, es decir, un documento legal para efectuar una transferencia de
propiedad y mostrarle el derecho legal de poseerla, eso es una seguridad.

Entonces, la fe transmite un sentido muy fuerte de confianza, en el que tenemos la certeza, garantía
o tradúcelo al sentido correcto de esperanza, que es basada en lo que Dios ha dicho, de modo que
como dice la Traducción del Lenguaje Actual: Confiar en Dios es estar totalmente seguro de que

63
uno va a recibir lo que espera. De nuevo leamos, es estar totalmente seguro, es decir, saber que
es verdad.

Sin embargo, como ya dijimos, solo saber los hechos y aprobarlos o convenir en que son verdad no
basta. Por ejemplo:

• Nicodemo: Sabía que Jesús había venido de Dios, porque dijo: «Rabí, sabemos que has venido
de Dios como maestro, porque nadie puede hacer las señales que Tú haces si Dios no está con
él». (Jn 3:2). Nicodemo había evaluado los hechos, incluyendo la enseñanza de Jesús y sus
asombrosos milagros, y de esos hechos había sacado la conclusión correcta: Jesús era un
maestro que había venido de Dios. Pero esto por sí solo no significa que Nicodemo tenía la fe
que salva, porque todavía le faltaba poner su confianza en Cristo en cuanto a la salvación;
todavía tenía que creer en él.
• El rey Agripa: Pablo se dio cuenta de que el rey Agripa sabía y evidentemente veía con
aprobación las Escrituras judías. Cuando enjuiciaban a Pablo ante Agripa, este le dijo: ¿cree
usted en los profetas? Yo sé que cree». (Hch 26:27). Sin embargo Agripa no tenía la fe que
salva, porque le dijo a Pablo: «En poco tiempo me persuadirás a que me haga cristiano». (Hch
26:28).

Entonces, conocer los hechos y creer que son ciertos no son suficientes en sí mismos para hacernos
cristianos. Si lo único que tenemos es notitia y asenssus, para lo único que calificamos es para
demonios porque la Biblia dice que ellos saben quién es Dios y los hechos de la vida y obras
salvadoras de Jesús (notitia), afirman la verdad de lo que Dios ha dicho (asenssus), pero no confían
en Él (Stgo 2:19119). Ese conocimiento no significa que los demonios son salvos.

Dicho lo anterior, pasemos al aspecto que separa la verdadera fe de la fe falsa:

FIDUCIA
(Confianza personal)

La fe sólo es eficaz si, conociendo y aceptando las afirmaciones de Jesús, uno personalmente confía
solo en Él para la salvación.

La fe empieza por el conocimiento (notitia) y el consentimiento (assensus), pero no se detiene hasta


alcanzar la confianza en Cristo para la salvación personal (fiducia). Esta definición me parece
adecuada para la fe que salva “confianza en Cristo para salvación” porque enfatiza la confianza
personal en Cristo, no simplemente creer en los hechos acerca de Él. Debido a que la fe que salva
según la Biblia incluye esta confianza personal, confiar es una palabra mejor en la cultura
contemporánea que la palabra fe o creer.

Esto se debe a que podemos creer que algo es verdad sin ningún compromiso ni dependencia de
por medio. Puedo creer que Camberra es capital de Australia o que 7 por 6 es 42 pero sin entrar en
ningún compromiso ni dependencia de nadie por el simple hecho de creer eso. La palabra fe por otro
lado a veces se usa hoy para referirse a un compromiso casi irracional con algo a pesar de la fuerte
evidencia hacia lo contrario, una especie de decisión irracional a creer algo que estamos casi seguros
que no es verdad. (Si su equipo de fútbol favorito continúa perdiendo partidos, alguien podría

119 Santiago 2:19- Tú crees que Dios es uno. Haces bien; también los demonios creen, y tiemblan.

64
animarle a usted a «tener fe» aunque los hechos apuntan en dirección opuesta.) En estos dos
sentidos populares, creer y fe tienen un sentido contrario al sentido bíblico. (Wayne Grudem).

La diferencia entre estos dos tipos de creencia no es demasiado difícil de ver. El asentimiento
intelectual (notitia y asenssus) es como hacer un gesto afirmativo con la cabeza a alguien que pasa
a tu lado mientras sigues felizmente con tu camino. Una confianza personal y sincera (notitia,
asenssus y fiducia), sin embargo, significa cambiar la dirección en la que estás caminando. Alguien
a quien amas y en quien confías te ha pedido que le sigas, y así lo haces. La confianza sincera
produce una obediencia feliz.

Como observa Murray: “La fe es conocimiento que se torna en convicción y convicción que se torna
en confianza. Es imposible para la fe llegar a las puertas de la entrega a Cristo y detenerse. La fe
logra su cometido de transferir la confianza que tenemos en nosotros mismos y en todos los recursos
humanos a la confianza de obtener salvación solo por medio de Cristo. Es recibir de [Él] y luego
experimentar una confianza plena”. Es decir, la fe salvadora va más allá de “creer que” y llega a
“creer en”; supera el asentir mentalmente a la verdad sobre Cristo y alcanza la confianza personal
en Cristo y la dependencia de Él para el perdón de los pecados y la reconciliación con Dios. (John
MacArthur)

La palabra confiar se acerca más a la idea bíblica, puesto que sabemos bien lo que es confiar en las
personas en la vida cotidiana. Mientras más conocemos a una persona, y más vemos en ella un
patrón de vida que inspira confianza, más nos hallamos dispuestos a depositar confianza en que esa
persona hará lo que promete, o que actuará de maneras confiables. Este sentimiento más completo
de confianza personal se indica en varios pasajes de la Biblia en los que se habla de la fe inicial que
salva en términos muy personales, a menudo usando analogías derivadas de relaciones personales.
Juan dice: Pero a todos los que lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir,
a los que creen en Su nombre, (Jn 1:12). Tal como recibiríamos a un visitante en casa, Juan habla
de recibir a Cristo. (Wayne Grudem)

El ejemplo de Pablo

El apóstol Pablo narra la historia de su propia conversión en Filipenses 3. Caracteriza al cristiano


verdadero como alguien que no deposita su confianza en la carne (Fil 3:3120), que no mira en su
interior (a sus privilegios heredados o sus logros religiosos) para adquirir la justicia que Dios requiere.
En efecto, en su vida de fariseo había puesto una confianza plena en su carne: en su herencia, su
posición social, su ritualismo, su tradicionalismo, su dedicación y su sinceridad, y hasta en la

120Filipenses 3:3- Porque nosotros somos la verdadera circuncisión, que adoramos en el Espíritu de Dios y nos
gloriamos en Cristo Jesús, no poniendo la confianza en la carne.

65
observancia externa de los mandamientos de Dios (Fil 3:4-6121). Confió en estas credenciales
carnales para que lo elevaran al estándar de la justicia de Dios. Pero ese error desapareció después
de su encuentro con el Cristo resucitado, en el camino a Damasco. Como él afirmó: “Pero todo lo
que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida por amor de Cristo.” (Fil 3:7). Cuando Dios
le abrió los ojos del corazón en la regeneración, Pablo llegó a considerar como pérdida toda la
santurronería que antes contaba como ganancia. Lo consideró todo como pérdida con el fin de ser
hallado en él, no teniendo su propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la
justicia que es de Dios por la fe (Fil 3:8-9122). Había pasado de depender de sí mismo para justicia a
confiar solo en Cristo para justicia (Ro 10:4123; 2 Co 5:21124).

Confiar en Jesús es recibirle como un tesoro

Quien tiene fe salvadora no solo confía en Cristo para justicia, sino que también lo recibe a Él como
un tesoro. Pablo consideraba el conocer a Jesús personalmente como un valor tan incomparable
que estaba dispuesto a perderlo todo en su vida con tal de ganarlo a Él (Fil. 3:8). Jesús mismo habló
de la conversión como hallar un tesoro: “El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido
en el campo, que al encontrarlo un hombre, lo vuelve a esconder, y de alegría por ello, va, vende
todo lo que tiene y compra aquel campo.” (Mt. 13:44; 13:45-46). El hombre cuyo corazón ha sido
despertado en la regeneración es como aquel que se tropieza con un tesoro enterrado, de valor
incalculable. Por el valor incalculable del tesoro que es Cristo Jesús, el pecador renuncia de buen
grado a todo lo que tiene para poder hacerse con el Salvador, a quien considera supremamente
precioso (Lc 9:23; 14:26-33; Mt 10:37-39125). Estos textos deberían advertir al estudioso de las
Escrituras contra concebir la fe salvadora como aquello que usa a Cristo simplemente para escapar
del castigo. La fe salvadora es, por excelencia, la ávida aceptación de una persona: la recepción

121 Filipenses 3:4-6- aunque yo mismo podría confiar también en la carne. Si algún otro cree tener motivo para
confiar en la carne, yo mucho más: circuncidado a los ocho días de nacer, del linaje de Israel, de la tribu de
Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto
a la justicia de la ley, hallado irreprensible.
122 Filipenses 3:8-9- Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de

conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por Él lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a
Cristo, 9y ser hallado en Él, no teniendo mi propia justicia derivada de la ley, sino la que es por la fe en
Cristo, la justicia que procede de Dios sobre la base de la fe,
123 Romanos 10:4- Porque Cristo es el fin de la ley para justicia a todo aquel que cree.
124 2 Co 5:21- Al que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de

Dios en Él.
125 Lucas 9:23- Y a todos les decía: «Si alguien quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y

sígame.
Lucas 14:26-33- «Si alguien viene a Mí, y no aborrece a su padre y madre, a su mujer e hijos, a sus hermanos
y hermanas, y aun hasta su propia vida, no puede ser Mi discípulo. El que no carga su cruz y me sigue, no
puede ser Mi discípulo. »Porque, ¿quién de ustedes, deseando edificar una torre, no se sienta primero y
calcula el costo, para ver si tiene lo suficiente para terminarla? No sea que cuando haya echado los cimientos
y no pueda terminar, todos los que lo vean comiencen a burlarse de él, diciendo: “Este hombre comenzó a
edificar y no pudo terminar”. »¿O qué rey, cuando sale al encuentro de otro rey para la batalla, no se sienta
primero y delibera si con 10,000 hombres es bastante fuerte para enfrentarse al que viene contra él con
20,000? Y si no, cuando el otro todavía está lejos, le envía una delegación y pide condiciones de paz. Así pues,
cualquiera de ustedes que no renuncie a todas sus posesiones, no puede ser Mi discípulo.
Mateo 10:37-39- »El que ama al padre o a la madre más que a Mí, no es digno de Mí; y el que ama al hijo o a
la hija más que a Mí, no es digno de Mí. Y el que no toma su cruz y sigue en pos de Mí, no es digno de Mí. El
que ha hallado su vida, la perderá; y el que ha perdido su vida por Mi causa, la hallará.

66
sincera y muy agradable de Cristo por la plenitud de quien Él es, es decir, la fuente de toda justicia,
vida y satisfacción para el alma recién nacida (Mt. 5:6; Jn. 4:13-14; 6:35). (John MacArthur).

Confiar en Jesús es apoyarme por completo en él

Uno no solo confía en Cristo sino que también se encomienda a Él, porque creer en una persona
involucra un compromiso personal. Aquel que confía en Cristo se coloca bajo su custodia tanto para
vida como para muerte. El creyente se fía del consejo del Señor, confía en su bondad, y se
encomienda a su tutela por toda la eternidad. Entonces, la fe salvadora es el pecador, en la integridad
de su ser, que acepta la totalidad de Cristo. Por esta razón, las Escrituras suelen usar metáforas
para la fe como alzar la mirada a Él (Jn. 3:14-15; cf. Nm. 21:9126), recibirlo (Jn. 1:12127) y venir a Él
(Mt. 11:28; Jn. 5:40; 6:35, 37, 44, 65; 7:37-38128). Uno no demuestra su fe en que el pan satisface el
hambre con solo confesar: “El pan satisface”, sino cuando lo come. Del mismo modo, tampoco se
demuestra la fe en Cristo solo con afirmar “¡Creo!”, sino al venir a Cristo, recibir todo lo que Él es, y
encomendándolo todo lo que el creyente es. En resumen, la fe es apoyarse por completo en Cristo:
para la redención, la justicia, el consejo, la comunión, el sustento, la dirección, el socorro, para su
señorío y para todo aquello que en la vida pueda satisfacer de verdad. (John MacArthur).

Confiar en Jesús es obedecerle

Esto significa que la verdadera fe salvadora funciona en amorosa obediencia (Gá. 5:6). El capítulo
once de Hebreos está dedicado a ilustrar este principio único. Tras definir la naturaleza de la fe
verdadera en los primeros versículos, el autor repasa toda la historia redentora para demostrar que
la fe surte efecto. Por fe, Abel ofreció un sacrificio aceptable (He. 11:4); por fe, Enoc caminó con Dios
y escapó a la muerte misma (11:5); por fe, Noé construyó un arca (11:7); por fe, Abraham obedeció
(11:8), vivió en tierra extranjera (11:9), y ofreció a Isaac a Dios (11:17-19); por fe, Isaac y Jacob
bendijeron a sus hijos (11:20-21); por fe, José habló del éxodo (11:22); por fe, los padres de Moisés
lo escondieron de Faraón (11:23); por fe, Moisés rechazó los placeres pasajeros de Egipto, aceptó
la reprensión de Cristo y partió sin temor (11:24-27); por fe, Moisés observó la Pascua (11:28); por
fe, Israel cruzó el Mar Rojo (11:29) y conquistó Jericó (11:30). La fe ofrece, camina, construye,
bendice, esconde, se marcha y conquista. En resumen, la fe obedece. Obliga a actuar conforme a
la verdad que se profesa creer. En la conversión, la fe salvadora no hace nada, sino recibir de forma
pasiva la provisión de Cristo. Sin embargo, la fe verdadera no permanece nunca pasiva; se pone de
inmediato manos a la obra, no como medio de ganar el favor divino, sino como consecuencia de
haber recibido la gracia de Dios que obra de manera poderosa en nuestro interior (Col. 1:29129).

126 Jn 3:14-15- »Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo
del Hombre, para que todo aquel que cree, tenga en Él vida eterna.
Nm. 21:9- Y Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre el asta; y sucedía que cuando una serpiente
mordía a alguien, y este miraba a la serpiente de bronce, vivía.
127 Jn 1:12- Pero a todos los que lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los

que creen en Su nombre,


128 Mt. 11:28- »Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar.

Jn 5:40- Pero ustedes no quieren venir a Mí para que tengan esa vida.
Juan 6:35- Jesús les dijo: «Yo soy el pan de la vida; el que viene a Mí no tendrá hambre, y el que cree en Mí
nunca tendrá sed.
Jn 7:37- En el último día, el gran día de la fiesta, Jesús puesto en pie, exclamó en alta voz: «Si alguien tiene
sed, que venga a Mí y beba.
129 Col. 1:29- Con este fin también trabajo, esforzándome según Su poder que obra poderosamente en mí.

67
Conforme nos ocupamos de nuestra salvación con temor y temblor, es Dios quien obra en nosotros
tanto el querer como el hacer por su buena voluntad (Fil. 2:12-13130). (John MacArthur).

Conclusión

Con esta comprensión de la fe según el Nuevo Testamento, ahora podemos apreciar que cuando
una persona llega a confiar en Cristo deben estar presentes estos tres elementos. Tiene que haber
algún conocimiento básico o comprensión de los hechos del evangelio. Tiene que haber aprobación
o asentimiento a estos hechos. Tal acuerdo incluye una convicción de que los hechos de que habla
el evangelio son ciertos, especialmente el hecho de que somos pecadores que necesitan salvación
y que sólo Cristo ha pagado la pena de nuestro pecado y nos ofrece salvación. También incluye
percatarnos de que necesitamos confiar en Cristo en cuanto a la salvación y que él es el único
camino a Dios y el único medio provisto para nuestra salvación. Esta aprobación de los hechos del
evangelio también incluirá el deseo de que Cristo nos salve. Pero todo esto todavía no es una
verdadera fe que salva. Ésta resulta sólo cuando tomamos una decisión espontánea de depender
de Cristo, o de poner nuestra confianza en Cristo como nuestro Salvador.

130Fil. 2:12-13- Así que, amados míos, tal como siempre han obedecido, no solo en mi presencia, sino ahora
mucho más en mi ausencia, ocúpense en su salvación con temor y temblor. Porque Dios es quien obra en
ustedes tanto el querer como el hacer, para Su buena intención.

68
¿CÓMO LUCE LA CONVERSIÓN?
LOS ELEMENTOS INTERNOS Y EXTERNOS

En este capítulo veremos que la conversión debe si o sí dar un fruto (santificación), el cual es
evidente en la vida del creyente (caso contrario del no creyente que su vida se caracterizará por el
pecado); sin embargo, también veremos que esa parte externa es imposible sin dos puntos
esenciales que deben ocurrie en el interior.

Antes de ver la que la conversión es algo evidente en nuestras vidas, debemos ver dos elementos
importantes para el cambio que produce ésta en nuestra vida.

LOS ELEMENTOS INTERNOS


(JUSTIFICACIÓN Y SANTIFICACIÓN)

En esta parte entenderemos que Dios ha hecho posible nuestro cambio, comenzando con
declararme inocente y justo delante de él; y diariamente trabajando en mí y conmigo para crecer en
semejanza a Cristo.

Comencemos con la…

JUSTIFICACIÓN

Veremos varios puntos, y el primero de ellos es:

Soy pecador, por tanto culpable

Aquí hay dos cuestiones esenciales que sufre cada ser humano delante de Dios y en su vida que
debemos estudiar:

A) Culpa heredada: Se nos considera culpables debido al pecado de Adán (se trata de una
declaración legal) (Ro 5:12-14; 19-20131).

En el verso 12 vemos que todos pecaron, porque para Dios todos pecamos cuando Adán
desobedeció; en los versos 13 y 14 nos dice que todos morimos, lo que es la prueba de
nuestra culpabilidad ante Dios por el pecado de Adán; y, en los versos 18 y 19 se establece
que este acto trajo condenación para todos.

Cuando Adán pecó, Dios consideró pecadores a todos los que descenderían de Adán.

B) Corrupción heredada: A causa del pecado de Adán tenemos un corazón con tendencia a
pecar (Condición interna) (Sal 58:3; Efesios 2:3132).

131 Romanos 5:12-14- Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por medio de un hombre, y por medio
del pecado la muerte, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron. Pues
antes de la ley había pecado en el mundo, pero el pecado no se toma en cuenta cuando no hay ley. Sin
embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aun sobre los que no habían pecado con una transgresión
semejante a la de Adán, el cual es figura de Aquel que había de venir.
132 Salmos 58:3- Desde la matriz están desviados los impíos; Desde su nacimiento se descarrían los que hablan

mentiras.

69
Esta tendencia heredada a pecar no quiere decir que los seres humanos son todo lo malo
que pueden ser, ni tampoco que no podemos hacer el bien en ningún sentido de la palabra.
No obstante, nuestra corrupción heredada, la tendencia a pecar que recibimos de Adán,
quiere decir que en lo que a Dios respecta, no somos capaces de nada que le agrade.

Entonces, como una imagen para poder ejemplificar lo anterior, si cada uno de nosotros, sabiendo
esto, que somos pecadores, entrara al tribunal de Dios y fuésemos juzgados con base en quiénes
somos, el veredicto sería inminentemente culpable por causa de nuestra culpa heredada y corrupción
heredada, en pocas palabras nuestro pecado. (Ejemplo en la imagen siguiente donde lo rojo
representa el pecado).

Ahora, para poder estar bien delante de Dios, yo necesito que Él intervenga y perdone mis pecados,
a esto se la llama…

Definición

Wayne Grudem define la justificación como el "acto legal instantáneo de Dios en el que él da
nuestros pecados por perdonados y la justicia de Cristo como perteneciente a nosotros, y
nos declara justos ante sus ojos.”

Entonces lo primero que tenemos es que

Es una declaración legal de parte de Dios

pero la gente no es considerada justa por sus acciones sino por su fe en Dios, quien
perdona a los pecadores. (Ro 4:5 NTV)

33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. 34 ¿Quién es el


que condena? Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además
está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. (Ro 8:33-34 NTV)

Efesios 2:3- Entre ellos también todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las pasiones de nuestra carne,
satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los
demás.

70
La palabra justificar proviene del griego dikaio, que no es otra cosa más que declarar justo. Esta
declaración legal en sí misma no cambia nuestra naturaleza interna, únicamente cambia nuestro
estado legal delante de Dios (de culpables a inocentes).

Hay dos puntos esenciales en esta sentencia de parte de Dios:

A) Perdón de pecados (pasado, presente y futuro):

1 ya no hay condenación para los que pertenecen a Cristo Jesús… ¿Quién se atreve
a acusarnos a nosotros, a quienes Dios ha elegido para sí? Nadie, porque Dios mismo
nos puso en la relación correcta con él. 34 Entonces, ¿quién nos condenará? Nadie,
porque Cristo Jesús murió por nosotros y resucitó por nosotros, y está sentado en el
lugar de honor, a la derecha de Dios, e intercede por nosotros. (Ro 8:1; 33-34 NTV)

Siguiendo el ejemplo de las imágenes anteriores, entro a la Corte siendo culpable y Dios me declara
inocente por la obra de Cristo, a pesar de ser culpable en verdad.

Pero si Dios solo nos declarara perdonados pecados, eso no resolvería por completo nuestros
problemas, porque solamente nos haría moralmente neutros ante Dios (la imagen resalta de un
color rojo que representa el pecado, el color blanco que representa que está vació porque ha sido
llevado por Cristo). Estaríamos en el estado en que estaba Adán antes de haber hecho algo bueno
o malo a vista de Dios; no tenía culpa delante de Dios, pero tampoco se había ganado ningún historial
de rectitud delante Él.

No es suficiente para ganarnos el favor de Dios. Debemos más bien ir de neutralidad moral a
justicia positiva delante de Dios, la justicia de una vida de perfecta obediencia a él.

B) Justicia positiva (imputación de la santidad o justicia de Cristo):

Pero ahora, tal como se prometió tiempo atrás en los escritos de Moisés y de los
profetas. Dios nos ha mostrado cómo podemos ser justos ante él sin cumplir con las
exigencias de la ley. 22 Dios nos hace justos a sus ojos cuando ponemos nuestra
fe en Jesucristo. Y eso es verdad para todo el que cree, sea quien fuere. (Ro 3:21
NTV).

71
19 Por uno solo que desobedeció a Dios, muchos pasaron a ser pecadores; pero por
uno solo que obedeció a Dios, muchos serán declarados justos. (Ro 5:19 NTV)

Dios nos imputa la justicia de Cristo cuando creemos en Él, es decir, considera que la justicia de
Cristo es nuestra. Cuando Cristo vivió en esta tierra lo hizo en mi lugar (rectitud moral perfecta) y
cuando murió en la cruz, lo hizo en mi lugar (castigo por mi pecado).

Cuando reconocemos nuestro pecado delante de Dios y confesamos fe en la vida, muerte y


resurrección de Cristo, sucede un intercambio. En vez de castigarnos a nosotros por nuestros
pecados, Dios acepta la muerte de Cristo en nuestro lugar, una muerte que pagó la pena de nuestro
pecado. Pero no solo eso, también acepta la vida perfecta de cristo en nuestro lugar y nos considera
justos delante de él.

La justicia que tienes delante de Dios no es algo que has logrado por tí mismo, es la justicia de Dios
que llega por medio de Jesucristo.

Cristo nunca pecó. Pero Dios lo trató como si hubiera pecado, para declararnos
inocentes por medio de Cristo. (2 Co 5:21 TLA)

SANTIFICACIÓN

Definición

Wayne Grudem define la santificación como la "obra progresiva de Dios y el hombre que nos hace
más y más libres del pecado y más semejantes a Cristo en nuestra vida actual”.

72
Tipos de santificación

Dentro de la Escritura podemos distinguir dos tipos:

A) Santificación posicional

Como su nombre lo dice, alude a una posición que teníamos antes de la cual hemos sido movidos
por Dios par colocarnos en otra. Pablo le dice a los Corintios que ellos eran pecadores (resumiendo
toda la lista que da), pero después les da una realidad, han sido apartados (santficados), colocados
en otro lugar:

Y esto eran algunos de ustedes; pero fueron lavados, pero fueron santificados, pero
fueron justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios.
(1 Co 6:11)

Pablo en su despedida en Mileto se refiere a los hermanos como:

… los santificados. (Hch 20: 32)

“Los santificados” es un participio perfecto que expresa tanto una acción en el pasado (fueron
santificados) y un resultado continuo (continúan experimentando la influencia de esa acción pasada).
Incluye un quebrantamiento del amor al pecado y su fuerza dominante en su vida, de modo que el
creyente ya no esté dominado por el pecado y ya no ame el pecado. Esta ruptura inicial con el pecado
también incluye una reorientación de nuestros deseos, de modo que ya no tenemos en nuestra vida
un dominante amor por el pecado:

Antes ustedes eran esclavos del pecado pero, gracias a Dios, ahora obedecen de todo
corazón la enseñanza que les hemos dado. 18 Ahora son libres de la esclavitud del
pecado y se han hecho esclavos de la vida recta. (Ro 6:17-18 NTV).

B) Progresiva

Progresivo quiere decir que avanza o progresa, que aumenta en cantidad o en perfección.

73
Entonces, como su nombre lo dice, es la santidad que va en aumento a lo largo de la vida del
creyente.

… ustedes que han sido llamados por Dios para ser su pueblo santo. Él los hizo
santos por medio de Cristo Jesús. tal como lo hizo con todos los que en todas partes
invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y de nosotros. (1 Co
1:2 NTV).

Es importante entender estos dos tipos de santificación, ya que:

Dios y el hombre cooperan en la santificación

A) El papel de Dios

a. El Padre: Nos hace santos, nos disciplina y capacita para poder llevar una vida que le
agrade.

Ahora, que el Dios de paz los haga santos en todos los aspectos, y que todo su
espíritu, alma y cuerpo se mantenga sin culpa hasta que nuestro Señor Jesucristo
vuelva. (1 Tes 5:23 NTV)

… la disciplina de Dios siempre es buena para nosotros, a fin de que participemos


de su santidad. 11 Ninguna disciplina resulta agradable a la hora de recibirla. Al
contrario, ¡es dolorosa! Pero después, produce la apacible cosecha de una vida
recta para los que han sido entrenados por ella. (He 12:5-11 NTV)

Pues Dios trabaja en ustedes y les da el deseo y el poder para que hagan lo que
a él le agrada. (Fil 2:13 NTV)

74
… que el Dios de paz… los capacite con todo lo que necesiten para hacer su
voluntad. Que él produzca en ustedes, mediante el poder de Jesucristo, todo lo
bueno que a él le agrada… (Heb 13:20-21 NTV)

b. El Hijo: Ganó nuestra santificación y nos sirve de ejemplo.

1 Por lo tanto, ya que estamos rodeados por una enorme multitud de testigos de la vida
de fe, quitémonos todo peso que nos impida correr, especialmente el pecado que
tan fácilmente nos hace tropezar. Y corramos con perseverancia la carrera que Dios
nos ha puesto por delante. 2 esto lo hacemos al fijar la mirada en Jesús, el campeón
que inicia y perfecciona nuestra fe. Debido al gozo que le esperaba, Jesús soportó
la cruz, sin importarle la vergüenza que esta representaba. Ahora está sentado en el
lugar de honor, junto al trono de Dios (Heb 12:2 NTV).

c. El Espíritu Santo: Actúa en nosotros para cambiarnos, purificarnos y darnos mayor santidad
de vida.

… su Espíritu los ha hecho santos… (1 P 1:2 NTV)

… una salvación que vino mediante el Espíritu—quien los hace santos—… (2Tes
2:13 NTV)

B) Nuestro papel

Aquí vamos a ver 2 roles:

a) Pasivo: Dependo de que Dios me santifique, así que debo confiar en Dios y orar a Él
pidiéndole que me santifique.

No dejen que ninguna parte de su cuerpo se convierta en un instrumento del mal para servir
al pecado. En cambio, entréguense completamente a Dios, porque antes estaban muertos
pero ahora tienen una vida nueva. Así que usen todo su cuerpo como un instrumento para
hacer lo que es correcto para la gloria de Dios… 19 Uso la ilustración de la esclavitud para
ayudarlos a entender todo esto, porque la naturaleza humana de ustedes es débil. En el
pasado, se dejaron esclavizar por la impureza y el desenfreno, lo cual los hundió aún más
en el pecado. Ahora deben entregarse como esclavos a la vida recta para llegar a ser
santos. (Ro 6:13; 19 NTV)

Por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que
él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio
que a él le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo. (Ro 12:1 NTV)

b) Activo: Me esfuerzo por obedecer a Dios y dar pasos que aumentarán mi santificación.

• No es al espíritu santo a quien se le ordena que haga morir las obras de la carne, ¡sino
a los cristianos!

75
… si mediante el poder del Espíritu hacen morir las acciones de la naturaleza
pecaminosa, vivirán. (Ro 8:13 NTV)

• Debo procurar llevar una vida santa, porque los que no son santos no verán al Señor
(Heb 12:14).

• Esta clase de esfuerzo por obedecer a Dios y por alcanzar santidad puede incluir gran
esfuerzo de nuestra parte, porque Pedro les dice a sus lectores “esfuércense al máximo”
(2P 1:5 NTV).

• Juan dice que “todos los que tienen esta gran expectativa se mantendrán puros, así
como él es puro” (1 Jn 3:3 NTV)

El hombre ha de obrar y esforzarse como si todo dependiera de él, sabiendo que todo depende de
Dios quien obra en él.

LA SANTIFICACIÓN NO SUCEDE SIN JUSTIFICACIÓN

Antes de que tengamos en nuestro jardín un árbol fuerte que de mucho fruto, es necesario que se
siembre la semilla en la tierra. Sin la semilla no habrá árbol y por obvias razones no existirá fruto
alguno. Lo mismo sucede con nuestro la conversión.

La biblia habla del evangelio como una semilla (Mt 13; Mc 4; Lc 8) que es sembrada en nuestros
corazones. Antes de que podamos cambiar y dar fruto necesitamos haber escuchado el evangelio y
haber creído y así haber sido justificados. Eso es la semilla sembrada.

Esa semilla empieza un proceso de crecimiento constante que resulta en brotar y dar fruto. En la
Biblia este proceso en la vida del cristiano se llama santificación.

La santificación es el proceso de crecer en el conocimiento de Dios y en semejanza a Cristo


para la gloria de Dios. Este es un proceso donde poco a poco vamos obteniendo más y más
vida, conocimiento al hacernos más como Cristo, al buscar adorar y glorificar a Dios.

"Lo importante que debemos entender de todo este proceso es que sucede primero desde el interior,
y luego afecta el exterior. Muchos cristianos han pasado mucho de su tiempo pensando en los
cambios de conducta que necesitan, pero se han enfocado muy poco en lo interior, en su corazón.
Este cambio que sucede desde adentro tiene impacto hacia afuera.” (Justin Burkholder)

Entonces Dios ha hecho posible nuestro cambio, comenzando con declararme inocente y justo
delante de él; y diariamente trabajando en mí y conmigo para crecer en semejanza a Cristo.

LOS ELEMENTOS EXTERNOS


LA MARCA DEL CONVERSO (SANTIDAD) Y LA DEL NO CONVERSO (PECADO)

La conversión es evidente en nuestra vida, porque no hay modo que después de ver mi condición y
la valía de Cristo, esto no impacte en nuestra lealtad y acciones.

76
Es por eso que, una vida no transformada es la marca de un corazón no transformado y un corazón
no transformado es señal de una vida no regenerada, por tanto, no convertida.

Para poder ver esta situación en la Escritura, comencemos por decir que ella nos habla de 2 polos
opuestos, los cuales podríamos decir que son 2 familias o reinos.

En cuanto a reinos, sabemos que está el reino de las tinieblas y el reino del Hijo amado, cada uno
de nosotros, está en uno o en otro. Antes de ser comprada nuestra libertad y que nuestros pecados
sean perdonados por la obra de Cristo, nosotros pertenecemos al reino de la oscuridad (Col 1:13
NTV133), caso contrario, cuando Él nos compra y perdona, nos traslada a su reino.

La Escritura llama también a los que están en Su reino, hijos, esto nos hace parte de Su familia. Así,
separa a los que no son sus hijos porque son hijos de satanás (1 Juan 3:10134).

Alguien que ha experimentado la conversión ha cambiado de reino y familia, y este cambio radical
producido por Dios, implica un cambio de lealtad y de obediencia que se reflejan en la vida de la
persona.

Los miembros de estas dos familias, como todas las familias, tienen características especiales, se
comportan de una forma, hablan de una forma, tienen ideas y objetivos similiares, entonces será
fácil poder ver si pertenecemos a una u otra, ya que la Biblia nos muestra que el principal sello del
hijo del diablo es una vida que se caracteriza por el pecado y la del hijo de Dios por lo contrario,
practicar la justicia.

Importante, recuerda que todos los cristianos continuamente luchan con su pecado y en ocasiones
pecan, sin embargo, su vida no se caracteriza por esa constante.

Hoy veremos que si tu vida se caracteriza por una actitud casual y cómoda hacia el pecado, debes
detenerte y pensar realmente “¿en qué reino estoy? ¿para qué equipo juego?”

Hay que puntualizar que el pecado de alguien que se dice cristiano no es una extraña clase de
traición o una tradición menor, es una traición cósmica, es colocarse del lado de Satanás en rebelión
contra Dios, a pesar de estar diciendo que estás al lado de Dios. (Si le vas a algún equipo de fútbol
sería como ver el partido de tu equipo favorito jugando contra su archirival y gritar sus goles en lugar
de los de tu equipo).

Para poder ver que la conversión siempre lleva a una vida cambiada que caracteriza a los hijos de
Dios, estudiaremos la 1ª carta de Juan 3:1-10:

“1 Miren cuán gran amor nos ha otorgado el Padre: que seamos llamados hijos de Dios.
Y eso somos. Por esto el mundo no nos conoce, porque no lo conoció a Él. 2 Amados,
ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero
sabemos que cuando Cristo se manifieste, seremos semejantes a Él, porque lo
veremos como Él es. 3 Y todo el que tiene esta esperanza puesta en Él, se purifica, así
como Él es puro.

133 Col. 1:13 NTV- Pues él nos rescató del reino de la oscuridad y nos trasladó al reino de su Hijo amado,
1341 Jn 3:10 - En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo aquel que no practica la justicia, no es de Dios; tampoco
aquel que no ama a su hermano.

77
4 Todo el que practica el pecado, practica también la infracción de la ley, pues el pecado
es infracción de la ley. 5 Ustedes saben que Cristo se manifestó a fin de quitar los
pecados, y en Él no hay pecado. 6 Todo el que permanece en Él, no peca. Todo el que
peca, ni lo ha visto ni lo ha conocido. 7 Hijos míos, que nadie los engañe. El que practica
la justicia es justo, así como Él es justo. 8 El que practica el pecado es del diablo,
porque el diablo ha pecado desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó con este
propósito: para destruir las obras del diablo.

9 Ninguno que es nacido de Dios practica el pecado, porque la simiente de Dios


permanece en él. No puede pecar, porque es nacido de Dios. 10 En esto se reconocen
los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo aquel que no practica la justicia, no es de
Dios; tampoco aquel que no ama a su hermano.”

Ser cristiano implica un cambio radical de identidad (v.1)

Lo primero que notamos en este pasaje es que Juan nos llama a mirar el “gran amor que nos ha
otorgado el Padre: que seamos llamados hijos de Dios. Y eso somos. Por esto el mundo no nos
conoce, porque no lo conoció a Él.” (v. 1).

El amor de Dios al llamarnos sus hijos se hace notar en estos puntos:

• El me rescató (me pasó del reino de las tinieblas al Suyo) (Col 1:13-14).

13 Porque Él nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de Su Hijo
amado, 14 en quien tenemos redención: el perdón de los pecados.

• Estoy bajo el dominio de Dios (Hechos 26:17-18).

17 Te rescataré del pueblo judío y de los gentiles, a los cuales Yo te envío, 18 para que les
abras sus ojos a fin de que se conviertan de las tinieblas a la luz, y del dominio de
Satanás a Dios, para que reciban, por la fe en Mí, el perdón de pecados y herencia entre
los que han sido santificados”.

• De hijo de ira a hijo de Dios (Efesios 2:3).

3 Entre ellos también todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las pasiones de nuestra
carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente, y éramos por naturaleza hijos
de ira, lo mismo que los demás.

Entonces, todos nacemos en el reino de las tinieblas, estando en la familia del diablo; sin embargo,
a pesar de haber sido enemigo, debido a la obra de Cristo, ya no soy hijo de satanás sino de Dios

Ser cristiano implica un cambio radical de identidad, en el que por su amor he pasado de un reino a
otro por lo que Él nos amó y nos rescató.

Ahora, piensa que al estar en un reino, nuestra lealtad se le debe al rey de ese lugar. Cuando
estabamos en el reino de las tinieblas nuestra lealtad se evidenciaba a través de nuestras acciones,

78
hacíamos las obras del diablo porque él era nuestro padre (Jn 8:33), pero cuando cambiamos de
reino por la obra de Cristo, nuestra lealtad se debe a Él por se nosotros sus siervos.

Entonces, no se habla de un cambio superficial sino radical, de hecho si seguimos leyendo, el verso
3 que “… todo el que tiene esta esperanza puesta en Él, se purifica, así como Él es puro.”

Y justo eso es lo que responde las preguntas: ¿en qué reino estamos? o ¿para qué equipo jugamos?

Los hijos de Dios, que esperan ser semajantes a Cristo cuando Él se manifieste, se purifican como
Él es puro.

La palabra que se tradujo como purifican viene de hagnizo, es un verbo que está en presente y
hace referencia a una acción continua, se refiere a hacer puro o libre de pecado o culpa u otras
características indeseables.

Matthew Henry dice que “El verbo para «purificar» indica un proceso continuo (el pecado anida
siempre en nuestro interior, hasta que sea eliminado por el último toque del Espíritu Santo en la
resurrección).”

Por su parte, la palabra que se tradujo como puro viene de hagnos, este es un adjetivo que alude
a alguien que no tiene fallas.

Entonces, cuando la Biblia dice que todo el que tiene la esperanza en él se purifica como él es puro,
se refiere a que, como una acción en el presente que se extiende hasta por el tiempo, los hijos de
Dios se esfuerzan en purificarse (no fallar, en el sentido de no pecar), así como él (Cristo) no tiene
fallas.

Ahora, de manera muy general respondimos a las preguntas de cómo puedo saber en qué reino
estoy o para qué equipo juego, al decir que, los hijos de Dios se purifican, esto nos hace ver que los
que no son hijos (no han experimentado la conversión) no buscarán purificarse.

Entonces, si tú quieres saber en qué reino estás también funcionará ver qué papel juega el
pecado en tu vida.

Sigamos leyendo los versos que siguen en 1 Juan 3 (vv.4-10):

4 Todo el que practica el pecado, practica también la infracción de la ley, pues el


pecado es infracción de la ley. 5 Ustedes saben que Cristo se manifestó a fin de quitar
los pecados, y en Él no hay pecado. 6 Todo el que permanece en Él, no peca. Todo
el que peca, ni lo ha visto ni lo ha conocido. 7 Hijos míos, que nadie los engañe. El que
practica la justicia es justo, así como Él es justo. 8 El que practica el pecado es del
diablo, porque el diablo ha pecado desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó
con este propósito: para destruir las obras del diablo. 9 Ninguno que es nacido de Dios
practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él. No puede pecar,
porque es nacido de Dios. 10 En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del
diablo: todo aquel que no practica la justicia, no es de Dios; tampoco aquel que no
ama a su hermano.”

79
Si notas, en los versos anteriores colocamos en negritas todos los verbos que encontramos, pero
unos están subrayados y otros no. Esto es importante porque:

• Los que están subrayados son verbos que están en presente, esto indica una acción
continua y habitual.
• Los que están sin subrayar son verbos que están en un tiempo verbal griego que se llama
aoristo, se refiere a una acción única o puntual, que no es prolongada en el tiempo. El
diccionario de OxfordLanguages dice que es un tiempo verbal de lenguas indoeuropeas
antiguas, especialmente de la lengua griega, que expresa una acción pasada sin hacer
referencia a su duración ni a su posición con respecto a otra acción. Asimismo, dice que el
aoristo suele traducirse al castellano como pretérito perfecto simple, el cual expresa una
acción del pasado que ya terminó y su terminación se percibe anterior al momento del habla.
Por ejemplo: Ayer fueron al cine. / Leí todos los libros.

Entonces, las palabras subrayadas que se resumen en “practicar el pecado”, “practicar la infracción
de la ley”, “permanece en Él”, “No peca”, “peca”, “practica la justicia”, “ha pecado” y “No puede pecar”,
apuntan a una acción presente, permanente y continua.

Por su parte, las palabras no subrayadas como “manifestó”, “quitar” y “destruir”, las cuales hacen
referencia que Cristo se manifestó con el fin de quitar nuestros pecados y destruir las obras del
diablo, apuntan a acciones únicas que ocurrieron en el pasado y que no se prolongan en el
tiempo.

Habiendo visto esto, podemos entender mejor lo que está diciendo Juan en esta parte, él dice, en
pocas palabras que todo el que peca, desobedece la ley de Dios, porque el pecado consiste en
desobedecer a Dios (v.4), ahora, nos recuerda que, nosotros (quienes somos hijos de Dios, porque
no olvides que los versos 1 y 2 dejan claro que se dirije a sus hijos) sabemos que Cristo se manifestó
a fin de quitar los pecados, esta frase (quitar los pecados) viene de una palabra griega que implica
3 matices complementarios, quitar, levantar y llevarse encima el pecado (justo lo que hizo Jesús),
también nos recuerda que en Él no hay pecado (su carácter y la causa por la que pudo pagar por
nosotros135), así llegamos a uno de los versos que nos pueden causar confusión en cuanto a que si
un hijo de Dios peca o no porque dice (v.6):

6 Todo el que permanece en Él, no peca. Todo el que peca, ni lo ha visto ni lo ha conocido.

Otras versiones dicen:

Todo el que siga viviendo en él no pecará; pero todo el que sigue pecando no lo conoce ni
entiende quién es él. (NTV)

Por eso, cualquiera que sea amigo de Jesucristo, y quiera mantenerse unido a él, no puede seguir
pecando. El que peca, no conoce a Jesucristo ni lo entiende. (TLA)

Todo el que permanece en él no sigue pecando. Todo el que sigue pecando, nunca lo ha visto y
ni siquiera lo ha conocido. (PDT)

135No fue posible que la muerte lo retuviera porque la muerte es el castigo por los que tienen pecado (Ro
6:23), pero Jesús no tenía pecado (1Jn 3:5; 1P 2:22).

80
De igual forma, el verso 9 dice:

9 Ninguno que es nacido de Dios practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece
en él. No puede pecar, porque es nacido de Dios.

Otras versiones dicen:

Los que han nacido en la familia de Dios no se caracterizan por practicar el pecado, porque la
vida de Dios está en ellos. Así que no pueden seguir pecando, porque son hijos de Dios.. (NTV)

Ningún hijo de Dios sigue pecando, porque los hijos de Dios viven como Dios vive. Así que no puede
seguir pecando, porque es un hijo de Dios. (TLA)

Ninguno que sea hijo de Dios continúa en el pecado, pues tiene la nueva vida que Dios le dio y por
esto no puede seguir pecando. (PDT)

Con lo anterior, y recordando el tiempo verbal (acción presente, permanente y continua), podemos
decir que se refiere a que quienes han nacido de Dios y permanecen en Él (sus hijos) no continúan
en pecado y los que no le conocen continúan pecando.

Juan no está hablando del cristiano que en ocasiones peca, sino de la persona cuya trayectoria de
vida se caracteriza por el pecado.

Se refiere a quien conscientemente permanece en el pecado, manteniéndose deliberadamente en


él, y que felizmente lo convierte en una práctica.

Los siguientes versos, en resumen nos dicen que hay una forma de saber quién es hijo de Dios y
quien del diablo. El de Dios practica la justicia (v.7) y no se caracteriza por una vida continua de
pecado (v. 9); el del diablo practica el pecado (v.8), es decir, no se conduce con rectitud y no ama
(v.10).

El patrón y la dirección de la conducta diaria de un cristiano reflejarán un deseo de amar y obedecer


a Jesús, no a Satanás.

Recuerda que antes de ser regenerado por Dios, eres un esclavo del pecado y lo único que puedes
hacer es practicar el pecado, porque eso eres. Es un parecido de familia.

El pecado caracteriza a los hijos de Satanás, porque es un parecido de familia

Veamos esta realidad en el evagelio de Juan 8:31-41. En estos versos vemos que Jesús nos dice
que todo el que comete pecado es esclavo del pecado (v.34) y que un esclavo no es un miembro
permanente de la familia pero los hijos sí (v.35), de esa forma, es necesario que el Hijo de Dios nos
haga libres (v.36). Habiendo hablado de esta diferencia familiar, donde los hijos de Dios no son
esclavos del pecado, continua diciendo que las acciones que realizan evidencía a qué familia
pertenencen, porque cada uno hace lo que oye de su padre, los judíos querían matar a Jesús,
imitaban al diablo, les encanta hacer cosas malvadas, odian la verdad, no creen lo que Él dice, no
escuchan porque no pertenecen a Dios (vv. 36, 40-41, 44-45, 47 NTV). Por el contrario, los hijos de
Dios aman a Jesús y con gusto escuchan las palabras de Dios (v. 42, 47 NTV).

81
EL PODER DEL PECADO SOBRE LOS HIJOS DE DIOS ESTÁ ROTO

Con esto queda claro que la relación del convertido con el pecado es distinta a la de un no convertido.
Ahora no está motivado y controlado por el amor y deseo de pecado, sino por el amor, obediencia y
sumisón a Dios.

Para entender un poco más esto, debemos entender que:

La muerte de Cristo rompió el poder pecado (Ro 6:6-10 NTV)

6
Sabemos que nuestro antiguo ser pecaminoso fue crucificado con Cristo PARA QUE el pecado
perdiera su poder en nuestra vida. Ya no somos esclavos del pecado. 7 Pues, cuando morimos con Cristo,
fuimos liberados del poder del pecado; 8 y dado que morimos con Cristo, sabemos que también viviremos
con él. 9 Estamos seguros de eso, porque Cristo fue levantado de los muertos y nunca más volverá a morir.
La muerte ya no tiene ningún poder sobre él. 10 Cuando él murió, murió una sola vez, a fin de quebrar el
poder del pecado; pero ahora que él vive, vive para la gloria de Dios. (Ro 6.6-10 NTV)

Hay un hombre nuevo (Ro 6:11-14 NTV)

11
Así también ustedes deberían considerarse muertos al poder del pecado y vivos para Dios por
medio de Cristo Jesús. 12 No permitan que el pecado controle la manera en que viven; no caigan ante
los deseos pecaminosos. 13 No dejen que ninguna parte de su cuerpo se convierta en un instrumento
del mal para servir al pecado. En cambio, entréguense completamente a Dios, porque antes estaban
muertos pero ahora tienen una vida nueva. Así que usen todo su cuerpo como un instrumento para hacer
lo que es correcto para la gloria de Dios. 14 El pecado ya no es más su amo, porque ustedes ya no viven
bajo las exigencias de la ley. En cambio, viven en la libertad de la gracia de Dios. (Ro 6.11–14 NTV)

Recuerda: ¡El viejo hombre ha sido crucificado con Cristo, el viejo esclavo del pecado está muerto,
ahora hay un hombre nuevo vivo con respecto a Dios!

Cuando lo que se puede resumir en esta parte como Pablo diciendo “no pequen” (v. 11-13), no se refiere a
que seas algo que no eres, o sea como que finjas una conducta honorable o intachable, sino que “juegues
para el equipo que estás”.

Por tanto, si estoy en el reino del Hijo amado y soy miembro de Su familia, hay que hacer lo que ya soy en
Jesús.

Sabiendo esto podemos hacernos la misma pregunta que Pablo se hace en el verso 2:

¿Cómo es posible que sigamos viviendo en pecado? o ¿cómo podemos alimentar y abrazar
algo por lo cual Cristo vino a erradicar?

En resumen Romanos 6:11-14 nos enseña que si somos hijos de Dios debemos considerarnos
muertos al poder del pecado y vivo para Él, ya que el pecado ya no es tu amo. Por consiguiente:

Lo que no debo hacer Lo que debo hacer


• No permitas que el pecado tome el control de tu vida
• Entrégate por completo a Dios
• No caigas en los deseos pecaminosos

82
• No dejes que tu cuerpo sea instrumento del mal • Usa todo tu cuerpo como instrumento para la
gloria de Dios

No es posible ser un hijo de Dios y seguir abrazando el pecado que complace al diablo.

Entonces llamó a la multitud para que se uniera a los discípulos, y dijo: «Si alguno de ustedes quiere
ser mi seguidor, tiene que abandonar su manera egoísta de vivir, tomar su cruz y seguirme. (Mr 8.34
NTV)

¿Qué significa morir a uno mismo y vivir para él? Don Carson dijo, «Morir a uno mismo significa
considerar que es mejor morir que tener lujuria; considerar que es mejor morir que decir esta
falsedad; considerar que es mejor morir que... [nombra tú el pecado]» Don Carson

Por tanto, ya que por la regeneración somos nuevas criaturas y eso nos permite volvernos de
nuestros pecados sabiendo que ya no tiene poder sobre nosotros y de esa forma volvernos a Cristo,
debemos entender que hay un nuevo hombre con una nueva naturaleza que desea obedecer y
obedece.

NUEVO HOMBRE - NUEVA OBEDIENCIA

El cristiano tiene un nuevo principio de control, una nueva obediencia. La obediencia no es un


medio de salvación o justificación, sino una manifestación de ella.

El verdadero cristianismo tiene 2 efectos, una implica abandonar o dejar de y el otro implica andar
en el fruto del espíritu. Esto podemos verlo en Gálatas 5:16-25:

Deja que el Espíritu te guíe

16
Por eso les digo: dejen que el Espíritu Santo los guíe en la vida. Entonces no se
dejarán llevar por los impulsos de la naturaleza pecaminosa. 17 La naturaleza
pecaminosa desea hacer el mal, que es precisamente lo contrario de lo que quiere el
Espíritu. Y el Espíritu nos da deseos que se oponen a lo que desea la naturaleza
pecaminosa. Estas dos fuerzas luchan constantemente entre sí, entonces ustedes no son
libres para llevar a cabo sus buenas intenciones, 18 pero cuando el Espíritu los guía, ya no
están obligados a cumplir la ley de Moisés.

Deseos de la naturaleza pecaminosa

19
Cuando ustedes siguen los deseos de la naturaleza pecaminosa, los resultados son más
que claros: inmoralidad sexual, impureza, pasiones sensuales, 20 idolatría, hechicería,
hostilidad, peleas, celos, arrebatos de furia, ambición egoísta, discordias, divisiones,
21
envidia, borracheras, fiestas desenfrenadas y otros pecados parecidos.
Permítanme repetirles lo que les dije antes: cualquiera que lleve esa clase de vida no
heredará el reino de Dios.

Fruto del Espíritu Santo

83
22
En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor,
alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, 23 humildad y control propio. ¡No
existen leyes contra esas cosas! 24 Los que pertenecen a Cristo Jesús han clavado
en la cruz las pasiones y los deseos de la naturaleza pecaminosa y los han crucificado
allí.

25
Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.

Si bien, vivíamos de esa forma en otro tiempo, ahora debemos andar por el Espíritu. Es decir, dejar
que Él nos guíe. Los que son de Cristo han y están crucificando la carne, el Espíritu está dando
nuevo fruto: amor, paz, paciencia, y así sucesivamente.

ADVERTENCIA DE DIOS PARA LOS QUE PECAN FELICES Y COMPLACIDOS

Los que hacen lo malo no heredarán el reino


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¿No se dan cuenta de que los que hacen lo malo no heredarán el reino de Dios? No se engañen a
sí mismos. Los que se entregan al pecado sexual o rinden culto a ídolos o cometen adulterio o son
prostitutos o practican la homosexualidad 10 o son ladrones o avaros o borrachos o insultan o estafan a la
gente: ninguno de ésos heredará el reino de Dios. (1 Co 6.9–10 NTV)

Ninguna persona inmoral heredará el reino


5
Pueden estar seguros de que ninguna persona inmoral, impura o avara heredará el reino de Cristo
y de Dios. Pues el avaro es un idólatra, que adora las cosas de este mundo. 6 No se dejen engañar por los
que tratan de justificar esos pecados, porque el enojo de Dios caerá sobre todos los que lo
desobedecen. (Ef 5.5–6 NTV).

Una vida de pecado no hereda el reino


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Cuando ustedes siguen los deseos de la naturaleza pecaminosa, los resultados son más que
claros: inmoralidad sexual, impureza, pasiones sensuales, 20 idolatría, hechicería, hostilidad, peleas, celos,
arrebatos de furia, ambición egoísta, discordias, divisiones, 21 envidia, borracheras, fiestas desenfrenadas y
otros pecados parecidos. Permítanme repetirles lo que les dije antes: cualquiera que lleve esa clase de
vida no heredará el reino de Dios. (Gál 5.19–21 NTV).

Dios se preocupa por nosotros y nos pone luces rojas de alerta diciendo “no te engañes, el pecado
es incompatible con la nueva identidad del cristiano; así que, no vayas por ese camino, estás a
tiempo de darte cuenta que no heredarás el reino, arrepiéntete y cree”.

Hazte un Test

1 Mis queridos hijos, les escribo estas cosas, para que no pequen; pero si alguno peca,
tenemos un abogado que defiende nuestro caso ante el Padre. Es Jesucristo, el que
es verdaderamente justo. 2 Él mismo es el sacrificio que pagó por nuestros pecados, y
no sólo los nuestros sino también los de todo el mundo. 3 Podemos estar seguros de
que conocemos a Dios si obedecemos sus mandamientos. 4 Si alguien afirma:
«Yo conozco a Dios», PERO no obedece los mandamientos de Dios, es un
mentiroso y no vive en la verdad; 5 PERO los que obedecen la palabra de Dios
demuestran verdaderamente cuánto lo aman. Así es como sabemos que vivimos
en él. 6 Los que dicen que viven en Dios deben vivir como Jesús vivió. (1 Jn 2.1–
6 NTV)

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La prueba es para el que dice “yo le conozco”. Y dentro del pasaje, la persona que obedece Sus
mandamientos puede estar segura de que Le conoce, pero la que no lo hace es mentirosa, el punto
clave está en vivir como Cristo.

Entonces, pregúntate: ¿Obedezco la Palabra y ando como Cristo?

Si tu respuesta es “Sí”, entinces sigue perseverando, no estamos hablando de perfección sino de


una vida que no se caracteriza de la presencia contínua de pecado; pero si es “No”, entonces
necesitas mirar las advertencias de Pablo que vimos anteriormente y atender el llamado de Dios a
arrepentirte y creer en Cristo.

EL VERDADERO CRISTIANISMO CAMBIA PERSONAS

Cristo apareció para quitar los pecados y vino a destruir las obras del diablo (1Jn 3:5;8). Significa
que no hay manera de ser cristiano y seguir amando las cosas que Cristo odia. No hay forma que
Dios more en ti y que ello no produzca un cambio radical en todas las áreas de tu vida:

• Pablo - De asolar (animal furioso que entra a un lugar y destruye) a la iglesia, pasó a poner
su vida por delante para que más personas fueran transformadas.
• Mateo – De cobrar impuestos y vivir de eso a dejar todo y seguir a Jesús.
• Zaqueo – De líder de cobradores de impuestos defraudando a la gente a resarcir todo lo
que tomó y aún más.
• John Newton (s. XVIII) – De extraficante de esclavos a escribir la canción “sublime gracia”.

Bart Millard, integrante de la banda “Mercyme” y escritor de una de las canciones cristianas más
escuchadas en los Estados Unidos, en la película “I can only imagine” (“si solo pudiera imaginar”)
que relata la historia de su vida y conversión, dice acerca de su padre:

“Mi papá era un monstruo, sólo así podría describirlo y vi cómo Dios transformó a mi padre de la
persona que odié en la que quería convertirme y en mi mejor amigo; y no me di cuenta a tiempo. No
creí que Dios pudiera hacer esto…”

La conversión es como ser arrollado por un camión a alta velocidad, no hay modo de que después
de eso sigas siendo el mismo. Se debe hacer evidente en nuestra vida, porque no hay modo que
después de toparte con Dios no haya un cambio en quiénes somos.

Es por eso que, una vida no transformada es la marca de un corazón no transformado y un corazón
no transformado es señal de una vida no regenerada, por tanto, no convertida.

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IMPLICACIONES DE LA CONVERSIÓN PARA MÍ VIDA Y LA IGLESIA

En Hechos 2, después de la primera predicación de Pedro y del llamado al arrepentimiento y la fe,


dice que las personas que habían recibido sus palabras (creyeron) fueron bautizados y añadidos a
lo que sería la primera iglesia local, ellos no estaban cada quien en su propia onda y sin tener una
relación, sino que se dedicaban continuamente a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión
fraternal, a participar juntos en las comidas (entre ellas la Cena del Señor), y a la oración (vv. 41-42
NTV).

Cada uno de nosotros tiene una relación personal con Dios, pero también con Su iglesia, por lo que
debemos conocer las implicaciones personales de la conversión y como iglesia.

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE ENTENDER LA CONVERSIÓN EN MI VIDA?

La conversión significa que somos creados de nuevo por la obra soberana y salvífica de Dios, y esto,
nos hace ver que hemos sido colocados en una posición distinta a la que teníamos.

De haber estado muertos espiritualmente, pasamos a vida en Cristo. De estar en el reino de las
tinieblas, nos traslada al reino de su Hijo amado, de una condición de pecado ahora nos aparta para
Él, es decir, nos hace santos. Ser santo implica que hemos sido apartados, que ahora tenemos un
nuevo amo.

Colosenses 2:11-14 nos dice que en Cristo hemos sido “circuncidados con una circuncisión no hecha
por manos, al quitar el cuerpo de la carne mediante la circuncisión de Cristo” y describe que estando
muertos en nuestros delitos y la incircunsición de la carne, Dios nos dio vida en Cristo.

Es interesante que Pablo ocupa la circuncisión para describir la conversión (el hecho de que
estabamos muertos y él nos dio vida por medio de la fe). En el AT, Dios ocupó la circunsición como
una señal del pacto que hizo con Abraham y sus descendientes, al apartarlos para Él y hacerlos Su
pueblo (Gn 17:11136), caso contrario con los que no tenían esta pequeña cirujía (Gn 17:14137).

En la carta a los Colosenses, Pablo toma la imagen y la aplica a la iglesia. De la misma forma en
que los descendientes de Abraham fueron apartados por Dios como santos, todo el que se una a
Cristo ha sido apartado o consagrado por Cristo.

Ser consagrado es sinónimo de ser apartado, ser santo, y todos los creyentes son santos, han sido
circuncidados y consagrados en Cristo.

Apartados para ser diferentes (santos)

Un dato que nos sirve es que en el AT vemos que el pueblo de Dios al haber sido apartado para ser
suyo era muy diferente al resto de los otros pueblos, por ejemplo, usaban vestimenta diferente,
comían cosas diferentes, organizaban sus campos de cultivo de manera diferente, ponían un tipo de
decoración diferente en las paredes de sus casas, etcétera. Con todo esto, vemos que Dios esperaba
que entre Su pueblo y los demás se viera la diferencia de que habían sido apartados para Él.

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Génesis 17:11- Debes cortar la carne del prepucio como señal del pacto entre tú y yo.
137Génesis 17:14- Todo varón que no sea circuncidado será excluido de la familia del pacto por romper el
pacto».

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Para nosotros, no tiene un propósito distinto, la diferencia debe reflejarse en la forma en que vivimos.
Las personas deben ver nuestra santificación en nuestra vida cotidiana.

Pablo continúa en esta línea de pensamiento y explica cómo debemos vivir en Colosenses 3 (vv. 1-
2, 5, 10,12, 14):

Si ustedes, pues, han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está
Cristo sentado a la diestra de Dios. 2 Pongan la mira en las cosas de arriba, no en las
de la tierra... 5 Por tanto, consideren los miembros de su cuerpo terrenal como muertos
a la fornicación, la impureza, las pasiones, los malos deseos y la avaricia, que es
idolatría… 10 y se han vestido del nuevo hombre, el cual se va renovando hacia un
verdadero conocimiento, conforme a la imagen de Aquel que lo creó… 12 Entonces,
ustedes como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de tierna compasión,
bondad, humildad, mansedumbre y paciencia… 14 Sobre todas estas cosas, vístanse
de amor, que es el vínculo de la unidad.

Debemos hacer morir nuestra antigua manera de vivir y revestirnos del nuevo hombre en Cristo.
Pablo no está cayendo en el moralismo que nos pide vivir una vida para agradarle en el sentido de
ser aceptados por Dios a causa de nuestras obras, sino que está desarrollando las implicaciones
que tiene la conversión, la circunsición espiritual.

El creyente puede vivir de esta manera porque Dios lo ha hecho santo (lo ha apartado). Ser santo
no se basa simplemente en obedecer las normas o mantener códigos de moral, se basa en la libertad
que nos otorga nuestra nueva naturaleza.

Entendemos que los deseos de la carne se oponen a los del Espíritu (1 P 2:11) y eso seguirá
constante en esta vida; no obstante, si tenemos una nueva naturaleza, nos es posible vivir de
acuerdo a ella y dado que ahora estoy vivo para Dios, puedo responder y actuar sin que sea algo
pesado. Contrario a alguien que cree y que no tiene una nueva naturaleza dada por Dios, porque
para él será imposible vivir de acuerdo a ella y si lo intenta (con los motivos incorrectos, claro) será
pesado.

Estar apartado es tener un nuevo amo como vimos en el capítulo anterior, es haber sido trasladado
del reino de la oscuridad al del Hijo amado, a quien someto mi voluntad (Ro 6). En Cristo hemos sido
declarados santos, por tanto debemos ser diferentes, santos como Él lo es.

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE ENTEDER LA CONVERSIÓN PARA LA VIDA EN LA IGLESIA


LOCAL?

Ya dijimos que ser cristiano no es sólo tener una relación con Dios, sino también con Su pueblo, los
pecadores arrepentidos que han sido comprados por Él y adoptados como sus hijos.

También que la Escritura llama al pueblo de Dios a vivir siempre de manera distinta, incluso nos dice
que pensemos que somos extranjeros y pasajeros temporales (1 Pedro 2:11 NTV), esto no cambia
con el hecho de que es una realidad que estamos en este mundo y debemos predicar el evangelio
llamando a las personas al arrepentimiento y la fe.

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El problema en cuanto a la verdad de estar apartados por y para Dios en este mundo con el propósito
de llamar por medio del evangelio a los que están en el mundo, no debe confundirse con tratar de
ser como el mundo para llevar a cabo ello.

Por ejemplo, la Iglesia en Corinto quería mostrar con su oratoria elegante cuán culturalmente
relevante y moderna era. Algunas iglesias hacen lo mismo y se preocupan por si el mundo piensa
que son lo suficientemente inteligentes, buena onda y acoplados a la moda. Pero el apóstol Pablo
tiene un enfoque diferente (2 Co 6:14-7:1):

6:14 No estén unidos en yugo desigual con los incrédulos, pues ¿qué asociación
tienen la justicia y la iniquidad? ¿O qué comunión la luz con las tinieblas? 15 ¿O qué
armonía tiene Cristo con Belial? ¿O qué tiene en común un creyente con un incrédulo?
16 ¿O qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos? Porque nosotros somos el
templo del Dios vivo, como Dios dijo: «Habitaré en ellos, y andaré entre ellos; Y seré
su Dios, y ellos serán Mi pueblo. 17 Por tanto, salgan de en medio de ellos y
apártense», dice el Señor; «Y no toquen lo inmundo, y Yo los recibiré. 18 Yo seré un
padre para ustedes, Y ustedes serán para Mí hijos e hijas», Dice el Señor
Todopoderoso.

7:1 Por tanto, amados, teniendo estas promesas, limpiémonos de toda inmundicia de
la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.

Pablo reúne un conjunto de imágenes que definen con claridad la línea que divide la iglesia y el
mundo. Por ejemplo, la iglesia local es una asociación, comunión, un mismo yugo de personas que
están en la luz en vez de en las tinieblas; que están en Cristo en vez de en Belial; que son creyentes,
no incrédulos; que se caracterizan por estar limpios de toda contaminación y no por ser inmundos.

Ojo aquí, Pablo no está hablando de quiénes pueden asistir a las reuniones de la iglesia, sino de los
compromisos mutuos derivados del pacto que existe entre los miembros de la Iglesia en Corinto, y
la manera en la cual se identifican con Cristo y los unos con los otros. Juntos son el templo del Dios
viviente (v. 16).

La iglesia es un grupo de creyentes que se ha unido en un yugo entre ellos mismos en Cristo (Mt
11:29-30138), que no deben evitar el contacto con el mundo de los incrédulos, pero sí apartarse de la
maldad. Por lo que, los miembros de la iglesia deben ser fácilmente identificados como aquellos que
han sido apartados, son distintos y viven en el temor de Dios.

Sin embargo, es fácil engañarnos a nosotros mismos y decir que estamos tratando de ser hábiles y
dar a conocer el evangelio, cuando de hecho lo que buscamos es la aprobación del mundo. Así que
diseñamos la iglesia de manera que atraiga a las multitudes, pero en el proceso negamos el poder
y el mensaje del evangelio que predicamos. Permitimos que sea el mundo quien le dé forma a la
iglesia y, al hacerlo, revelamos dónde ponemos nuestra verdadera confianza.

¿Qué es lo que debería distinguir a la comunidad de la iglesia local?

Según las Escrituras, lo que nos diferencia son vidas santas y amor sacrificial.

138Mateo 11:29-30- Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón, y
encontrarán descanso para el alma. Pues mi yugo es fácil de llevar y la carga que les doy es liviana».

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1. Vidas santas

Dios demanda de aquellos que han sido comprados por la sangre preciosa de Cristo (vv. 18-19):

14 Como hijos obedientes, no se conformen a los deseos que antes tenían en su


ignorancia, 15 sino que así como Aquel que los llamó es Santo, así también sean
ustedes santos en toda su manera de vivir. 16 Porque escrito está: «Sean santos,
porque Yo soy santo». (1 P 1:14-16).

Ya que la Iglesia está compuesta por hijos de Dios, a los cuales se nos llama a seguir a Cristo y ser
obendientes a Él (ser diferentes), nos tomamos muy en serio el testimonio de la iglesia como grupo.

Debemos recordar que nuestras vidas ya no nos pertenecen a nosotros mismos, que nos
pertenecemos los unos a los otros porque todos le pertenecemos a Cristo. Entonces, Pedro continúa
y nos describe como una nación santa, como extranjeros y peregrinos que mantienen “entre los
gentiles una conducta irreprochable, a fin de que en aquello que les calumnian como malhechores,
ellos, por razón de las buenas obras de ustedes, al considerarlas, glorifiquen a Dios en el día de la
visitación” (1 P 2:9, 11-12).

Tomar la santidad seriamente como iglesia también implica que debemos ejercer la disciplina
correctiva.

Por ejemplo, Pablo le dice a la Iglesia en Corinto que quiten de en medio de ellos a un hombre porque
estaba viviendo de una manera que el mundo mismo encontraba escandalosa (1 Co 5:5). El apóstol
pide a los miembros que expulsen al hombre de la iglesia para su propio bien (para que se
arrepienta), por el bien de las ovejas débiles (para que no se extravíen), y por el bien del mundo que
les observa (para que confíen en el poder transformador del evangelio).

Pablo quiere que todo el mundo sepa lo que significa ser creyente. El apóstol Pablo sabe que el
problema no es el pecado porque los creyentes también pecan. El problema es el pecado
impenitente139 en los creyentes que, cuando son confrontados con su pecado, continúan sin
arrepentirse. Obrar así es completamente inconsistente con el hecho de ser un seguidor de Cristo.
Pablo sabe que la credibilidad del mensaje de la iglesia estaba en riesgo.

Algunas veces el amor nos lleva a decir cosas duras. No podemos ver el corazón de las personas,
pero nos podemos ayudar los unos a los otros a luchar por la santidad corrigiendo los pecados
impenitentes. Esto lo hacemos generalmente a través de la corrección privada, de vez en cuando a
través de la amonestación pública y, ocasionalmente, excluyendo a alguien de la Santa Cena y la
membresía por causa de su pecado impenitente (Mateo 18:15-17140).

139Que se mantiene firme en su comportamiento, actitud, ideas o intenciones, a pesar de castigos,


advertencias o consejos.
140 Mateo 18:15-17 - 15 »Si tu hermano peca, ve y repréndelo a solas; si te escucha, has ganado a tu hermano.

16 Pero si no te escucha, lleva contigo a uno o a dos más, para que toda palabra sea confirmada por boca de
dos o tres testigos. 17 Y si rehúsa escucharlos, dilo a la iglesia; y si también rehúsa escuchar a la iglesia, sea
para ti como el gentil y el recaudador de impuestos

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La disciplina en la iglesia demuestra que has dejado de ver las evidencias necesarias para confirmar
que la fe de la persona es verdadera. Todos somos capaces de engañarnos a nosotros mismos
acerca de nuestra propia vida.

La disciplina está basada en el amor; amor tanto por la persona confrontada como por el mundo que
observa y que necesita entender que Jesucristo está cambiando nuestras vidas a través del
evangelio.

La relación entre los miembros de la iglesia implica tanto exhortarse mutuamente como rendir
cuentas los unos a los otros. Cuando veas a un hermano viviendo de manera inconsistente con la
fe, ámale y corregile, exhortarle y, si es necesario, reprenderle. Asimismo, cuando veas en acción la
fe, esperanza y amor en su vida, señálalo.

Nuestra perspectiva está a menudo dominada por el pecado que nos asfixia y los errores que
cometemos a diario, es por eso que necesitamos los unos de los otros.

Si acaso piensas “me van a decir chismoso” “¿cómo me voy a meter en la vida de alguien más?”
“esto no es amor”. Imagina que todos estamos en una carrera donde nuestro destino eterno está en
juego, terminar significa gozo eterno y no terminar es sufrimiento eterno. Ahora, piensa que algunos
participantes no van en el sentido correcto, pero cuando te detienes a hablar con ellos, aseguran que
van hacia el lugar correcto y que terminarán la carrera, pero sabemos que no lo harán, ¿qué sería
amoroso?

A) Ignorar lo que dicen y no decir nada.


B) Advertirles, convencerlos, e incluso rogarles que cambien el rumbo.

Obviamente la “B”, porque advertir, convencer y rogar es amar.

2. Amor sacrificial

34 »Un mandamiento nuevo les doy: “que se amen los unos a los otros”; que como
Yo los he amado, así también se amen los unos a los otros. 35 En esto conocerán
todos que son Mis discípulos, si se tienen amor los unos a los otros». (Jn 13:34-
35)

Las iglesias deben ser comunidades distintas siendo comunidades de amor. Francis Shaeffer dice
que “Si la gente se nos acerca y juzga que no somos cristianos porque no mostramos amor hacia
los otros cristianos debemos entender que ellos sólo están usando la prerrogativa que Jesús les
dio…”.

Jesús nos explica que la gente de afuera de nuestras iglesias puede conocer a una comunidad de
creyentes verdaderos por el hecho de si se aman los unos a los otros como él nos ha amado, ¿cómo
nos amó él? yendo a la cruz y cómo debemos amarnos los unos a los otros?, perdonándonos
mutuamente y poniendo nuestras vidas al servicio de los demás.

Amar de ese modo es imposible sin el poder transformador de Dios. Los creyentes pueden amar
como Jesús lo ordenó solamente porque “… sabemos con cuánta ternura nos ama Dios, porque nos

91
ha dado el Espíritu Santo para llenar nuestro corazón con su amor." (Ro. 5:5 NTV) y porque tiene al
Espíritu Santo quien produce ese fruto en cada uno (Gál 5:22141).

Para ejemplificar esto podemos pensar en que el amor que Dios nos pide es una reacción en cadena
(1 Jn 4:7-11, 19-21 NTV):

7 Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama
es nacido de Dios y conoce a Dios. 8 El que no ama no conoce a Dios, porque Dios
es amor. 9 En esto se manifestó el amor de Dios en nosotros: en que Dios ha enviado
a Su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de Él. 10 En esto consiste el
amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros
y envió a Su Hijo como propiciación por nuestros pecados. 11 Amados, si Dios así nos
amó, también nosotros debemos amarnos unos a otros… 19 Nosotros amamos
porque Él nos amó primero. 20 Si alguien dice: «Yo amo a Dios», pero aborrece a su
hermano, es un mentiroso. Porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no
puede amar a Dios a quien no ha visto. 21 Y este mandamiento tenemos de Él: que el
que ama a Dios, ame también a su hermano.

Juan se dirije a los amados, es decir, los que han conocido el amor de Dios manifestado en Cristo
por medio de su obra, a quienes Él les ha cambiado el corazón y por ende han respondido en
arrepentimiento y fe, que han sido añadidos a Su iglesia y ahora son capaces de amarse unos a
otros con el amor que fueron amados en Cristo.

A medida que se desarrolla la historia de la redención en el libro de los Hechos, aprendemos que
este amor mutuo en Cristo no fue solo para los creyentes de la nación judía. El amor de Cristo
también alcanzó a los gentiles. Más adelante, Pablo destaca que a través del amor y la unidad de
los judíos y los gentiles como una nueva humanidad creada por el evangelio, se da a conocer en
todo el universo (los lugares celestiales) la multiforme sabiduría, el poder y la gracia de Dios (Ef
3:10142).

Después de todo, no se requiere la sabiduría y el poder de Dios para amar a las personas que son
como nosotros, eso es fácil porque nuestro amor es reactivo, es decir, reacciona a la amabilidad,
gustos, simpatía y compatibilidad de las otras personas de acuerdo a mi perspectiva. En pocas
palabras nuestro amor está basado en cuestiones externas y ajenas a nosotros, amamos lo que es
de acuerdo a mis gustos.

141 Gál. 5:22- En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz,
paciencia, gentileza, bondad, fidelidad,
142 Ef. 3:10- El propósito de Dios con todo esto fue utilizar a la iglesia para mostrar la amplia variedad de su

sabiduría a todos los gobernantes y autoridades invisibles que están en los lugares celestiales.

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El amor de Dios es activo, es decir, actúa. No reacciona a los impulsos que puede recibir o percibir
de los demás. Él decide amar a pesar de ver quiénes somos. Cristo nos amó cuando aún éramos
sus enemigos.

Amar como Cristo significa amar a aquellos que son radicalmente diferentes a nosotros, lo cual
requiere del poder del evangelio.

Por ejemplo, Michael Lawrence en su libro “How God creates people” (“Como Dios crea un pueblo”)
da este ejemplo:

“Recientemente, nuestra iglesia bautizó a un profesor de arte elegante y sofisticado.


No solemos encontrar profesores de arte en nuestro sector demográfico, compuesto
básicamente por gente de la clase obrera. Durante la entrevista de membresía, le
pregunté por qué escogió a nuestra iglesia. El profesor me dijo que sabía que había
diferencias culturales entre nosotros, pero como ahora era creyente sabía que lo que
necesitaba no era a las personas de su mismo grupo social —eso lo había tenido toda
su vida—, ahora necesitaba a las personas con las que compartía a Cristo y, que
simplemente por ello, lo amaban. Debido a Cristo, tengo más cosas en común con una
viuda jubilada de mi iglesia que con un papá incrédulo que es de mi edad y le gusta ir
de excursión y acampar tanto como a mí. Debido a Cristo, un hombre blanco de edad
mediana y que se dedica a los negocios tiene más en común con una mujer joven
nativoamericana de su iglesia que con un miembro incrédulo de su club rotario.

Para el mundo, esto parece una locura, pero es verdad. Y la única explicación posible
es la existencia del evangelio de Jesucristo, el cual nos hace uno. La unidad en amor
que compartimos en el evangelio es la diferencia decisiva entre un club y una iglesia, y
la razón por la que no debemos diseñar las iglesias para que parezcan clubes. Los
clubes, los grupos afines y las iglesias diseñadas son lugares donde gente «como
nosotros» se reúne para disfrutar de sus gustos en común. Pero la verdadera iglesia
es aquella donde solo necesitamos tener en común a Cristo para amarnos
profundamente los unos a los otros.

En la práctica, ¿cómo mostramos esta realidad? Mostramos esta realidad cuando la


iglesia camina una milla extra para buscar y ayudar a instalarse a inmigrantes y a
estudiantes creyentes extranjeros. Mostramos esta realidad cuando las iglesias
blancas de clase alta ayudan a iglesias multiétnicas de clase baja y aprenden de ellas.
Mostramos esta realidad cuando plantamos iglesias a costa de mucho sacrificio, en vez
de multiplicar los cultos y los ministerios para nuestro propio beneficio. Mostramos esta
realidad cuando un pequeño grupo de jóvenes solteros visitan un viernes por la noche
a una anciana de su iglesia víctima de un derrame cerebral para cantarle himnos y
animarla. (Esto realmente sucedió en mi iglesia. Al ver que recibía tantas visitas, la
enfermera que estaba atendiendo a la anciana preguntó si la mujer era famosa. Los
jóvenes respondieron: «No, no es famosa. Es uno de los miembros de nuestra iglesia»).
Es relativamente fácil atraer a los baby boomers si eres una iglesia baby boomer, o a
la generación X si eres una iglesia de esta generación, o a los hípsters si eres una
iglesia de hípsters. O puedes hacer que tu iglesia celebre una gran variedad de cultos
con diferentes estilos cada uno para que todo el mundo pueda encontrar a los grupos
que comparten sus gustos. Pero un momento, ¡para eso ya tenemos a los clubes! No
necesitamos el poder del evangelio para ninguna de estas cosas. Mostramos el poder

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y la veracidad del evangelio cuando la iglesia vive de manera diferente —buscando la
santidad—, ama de forma diferente —perdonando a los enemigos—, y siendo
diferentes en la forma (multiétnicos, multigeneracionales y de diferentes estatus
sociales). Testificamos de Jesús y de su evangelio cuando nuestra comunidad de amor
transciende los límites sociales y culturales impuestos por el mundo, y se convierte en
una comunidad que solo puede ser explicada por el evangelio que transforma vidas.”

Cualquier afirmación de amor a Dios que no se manifieste en amor al prójimo es un falso amor que
nos hace dudar de la conversión de una persona.

Jesús se distinguió por un amor que se olvida de sí mismo para interesarse por los demás, ¿te ha
pasado que ves a alguien que no conoces dando este tipo de amor? Cuando se ve a una persona
que muestra hacia su prójimo un afecto, amor y compasión superiores a lo corriente, hay motivo para
decir: “de seguro es un discípulo de Cristo; ha estado con Jesús”.

En Hechos 4:32: “Todos los creyentes estaban unidos de corazón y en espíritu”. Esto era lo que,
decía Tertuliano (Padre de la iglesia s. II) que admiraba a los paganos y les hacía exclamar: «¡Mirad
cómo se aman los cristianos, y cómo están dispuestos a morir unos por otros!».

El Señor tiene gran interés en que su iglesia se distinga por su amor.

IMPLICACIONES EN EL EVANGELISMO

Un correcto entendimiento de la conversión es clave para predicar el evangelio a los perdidos. A


veces lo hacemos como si estuvieramos vendiendo tiempos compartidos o cursos de superación
personal en los que ofrecemos salvación de vidas insatisfactorias y sin propósito, pero ¿el evangelio
trata de eso? La realidad es que no, Jesús no nos vino a salvar de vidas insatisfactorias y sin
propósito, sino de la ira de Dios y nuestro castigo por el pecado.

¿CÓMO DEBEMOS PROCLAMAR EL MENSAJE?

Debes ser claro al exponer la verdad

Más bien, hemos renunciado a todo lo vergonzoso que se hace a escondidas; no


actuamos con engaño ni torcemos la palabra de Dios. Al contrario, mediante la clara
exposición de la verdad, nos recomendamos a toda conciencia humana en la
presencia de Dios. (2 Co 4:2 NVI)

Debemos exponer de manera clara la verdad de Dios, no engañar ni torcer Su Palabra para que la
persona que escucha “responda efectivamente” porque eso no depende de nosotros. Pablo dice
que hay que renunciar a exponer el evangelio de esa forma.

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Importante: Si queremos exponer la verdad de Dios de manera clara debemos conocerla. Su
evangelio no se reduce a lo que a veces decimos como un simple “Dios te ama”, incluso no promete
cosas que a veces nosotros decimos o ponemos como primordiales al predicarlo como un matrimonio
feliz, éxito laboral, buenos hijos, buen trabajo, etcétera. Te puede dar esas cosas, pero no te lo
promete. El corazón del evangelio es lo que ya hemos visto, que Jesús murió por nuestros pecados,
resucitó de la muerte, apaciguó la ira de Dios y nos reconcilió consigo mismo.

Entender correctamente la conversión nos enseña a proclamar con claridad el evangelio.

Debes ser honesto

Y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para Aquel que
murió y resucitó por ellos. (2 Co 5:15).

Cuando no somos honestos y manipulamos la verdad de Dios al omitir decirle a la persona que
escucha que considere el precio de seguir a Jesús, y en su lugar pedimos que piensen si quieren
que satisfagamos las necesidades que sienten tener, cuando llegueel sufrimiento y las pruebas
fracsarán; no obstante, el verdadero convertido resistirá cuando llegue el sufrimiento. Las verdaderas
confesiones atesoran a Cristo y no solo los beneficios.

Debes ser consicentes que Dios hace un llamado por medio de nosotros

Así que somos embajadores de Cristo; Dios hace su llamado por medio de nosotros.
Hablamos en nombre de Cristo cuando les rogamos: «¡Vuelvan a Dios!» (2 Co 5:20).

Recuerda que el evangelio es como esa buena noticia que se puede comparar a que un nuevo reino
ha sido instaurado y ese rey expande la noticia por todo el territorio por medio de sus mensajeros y
demanda su lealtad, eso requiere una respuesta de vida o muerte de cada el que lo escucha. Justo
eso es lo que sucede, es un mensaje de suma importancia que se puede traducir de vida o muerte.
¿Eres consicente de eso?

Que increible es que Dios ocupe a pecadores arrepentidos que confían en Él para llamar a más
pecadores no arrepentidos para que confíen.

Cuando proclamamos el evangelio, debemos llamar a la gente a que se arrepienta y crea con
urgencia, la vida es neblina y no sabemos cuándo se desvanecerá (Stg 4:14 143), por eso la Biblia
dice que hoy es el día para arrepentirse si escuchas la voz de Dios (Heb 4:7 144).

Debes confiar en que depende de Él

Es importante que entendamos que a pesar de que es un mensaje urgente, no depende de nosotros
convertir a nadie. Esto deja fuera el hecho de que, al pensar que es urgente dependerá de mí y por

143 Stg 4:14- ¿Cómo saben qué será de su vida el día de mañana? La vida de ustedes es como la neblina del
amanecer: aparece un rato y luego se esfuma.
144 Heb 4:7- Entonces Dios fijó otro tiempo para entrar en su descanso, y ese tiempo es hoy. Lo anunció mucho

más tarde por medio de David en las palabras que ya se han citado: «Cuando oigan hoy su voz no endurezcan
el corazón».

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eso ocupamos la manipulación por los sentimientos o por otra forma, lejos de apegarnos a las
verdades bíblicas.

Confía en que el mensaje del evangelio es poderoso para salvar (Ro 1:16145). Ahora, debemos ser
conscientes que no todos los que escuchen se van a convertir y que eso no tiene nada que ver en
mi método, sino la ceguera espiritual de los que no creen (2 Co 4:3-4146), eso únicamente puede ser
arreglado por Dios mismo (2 Co 4:5-7147).

Nuestra obra consiste en proclamar el mensaje con claridad, honestidad, denuedo y confianza. La
obra de Dios consiste en salvar y convertir. Cuando entendemos esto cambiamos la manera en la
que medimos el éxito. Tener éxito no depende de los resultados o los números, depende de que
seamos fieles. Ni tú ni yo somos responsables de los resultados y, por tanto, no necesitamos
presionar ni manipular a las personas. (Michael Lawrence en su libro “How God creates people”
(“Como Dios crea un pueblo”).

145 Romanos 1:16- Pues no me avergüenzo de la Buena Noticia acerca de Cristo, porque es poder de Dios en
acción para salvar a todos los que creen, a los judíos primero y también a los gentiles
146 2 Co 4:3-4- Si la Buena Noticia que predicamos está escondida detrás de un velo, solo está oculta de la

gente que se pierde. Satanás, quien es el dios de este mundo, ha cegado la mente de los que no creen. Son
incapaces de ver la gloriosa luz de la Buena Noticia. No entienden este mensaje acerca de la gloria de Cristo,
quien es la imagen exacta de Dios.
147 2 Co 4:5-7- Como ven, no andamos predicando acerca de nosotros mismos. Predicamos que Jesucristo es

Señor, y nosotros somos siervos de ustedes por causa de Jesús. Pues Dios, quien dijo: «Que haya luz en la
oscuridad», hizo que esta luz brille en nuestro corazón para que podamos conocer la gloria de Dios que se ve
en el rostro de Jesucristo. Ahora tenemos esta luz que brilla en nuestro corazón, pero nosotros mismos somos
como frágiles vasijas de barro que contienen este gran tesoro. Esto deja bien claro que nuestro gran poder
proviene de Dios, no de nosotros mismos.

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Bibliografía básica

1. Lawrence, Michael. Conversion (9Marks: Building Healthy Churches). Crossway. Edición


de Kindle.
2. Booby Jamieson, Mark Dever, Jonathan Leeman. Un cambio verdadero: La conversión
(Guías de estudio de una iglesia sana). 9Marks.
3. Vairos autores. La doctrina de la conversión (Revista 9Marcas Edificando iglesias sanas).
4. Erickson, M. J. (2008). Teología sistemática. (J. Haley, Ed., B. Fernández, Trad.) (Segunda
Edición, p. 224). Viladecavalls, Barcelona: Editorial Clie.
5. Berkhof, L. (2018). Teología Sistemática. (C. Franco, Trad.). Bellingham, WA: Editorial
Tesoro Bíblico.
6. Grudem, Wayne. Doctrina Bíblica; Vida, 2005.
7. MacArthur John, Mayhue Richard. Teología Sistemática (Un estudio profundo de la doctrina
bíblica). Portavoz.
8. Sproul, R.C.. ¿Qué es la fe? (Spanish Edition) . Poiema Publicaciones. Edición de Kindle.
9. Sproul, R.C.. ¿Qué es el arrepentimiento? (Spanish Edition) . Poiema Publicaciones.
Edición de Kindle.

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