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El éxito de los tres hermanos, cuyas iniciales dieron el nombre a la empresa, Alejandro,
Nemecio y Prudencio; no es producto de la suerte, es de un trabajo ininterrumpido a lo
largo de los años. Ellos decidieron hacer empresa en el Perú y lograron forjarse en la lid
competitiva del mercado.
Empresa creada
El primer local que alquilaron, de cien metros cuadrados, resultó una pésima inversión,
fueron estafados, pues quien les alquiló el local no era el verdadero dueño. Se
recuperaron y continuaron con el proyecto. El 11 de septiembre de 1991 a las 11 de la
noche comenzaron a elaborar las pinturas. El local de Santa Anita era apenas un espacio
cuadrado donde el techo era una ilusión, dos de los hermanos tuvieron que sostener un
plástico que fungía de techo durante de toda la noche, para que la lluvia no arruine la
preparación de las pinturas. Pronto el local inicial no era lo suficientemente grande para
la empresa, por lo que se mudaron a otro de 500 metros cuadrados en Naranjal. También
ese quedaría pequeño ante el crecimiento vertiginoso de Anypsa.
Sus operaciones y ventas crecieron con el transcurso de los años, y ahora tienen una
moderna planta de pinturas de 45 mil metros cuadrados, Trapiche, Carabayllo, en la que
operan 280 trabajadores, que en su mayoría proviene de Abancay. También cuentan con
una flota propia de 34 camiones de reparto. Su trabajo y sus planes no cesan. “Queremos
aumentar nuestra capacidad de producción y exportar a Ecuador, Bolivia y Chile”, afirma
el menor de los hermanos Torvisco, Nemecio
Por ahora los hermanos intensifican la producción para la exportación a países vecinos,
aún recuerdan como una bicicleta vieja los ayudaba a transportar los baldes de pintura
en diferentes puntos de Lima. Aún recuerdan el 11 de septiembre de 1991 cuando nació
Anypsa, la recopilación de las iniciales de los hermanos Torvisco, aún recuerdan
Abancay, esa tierra que les enseñó a no caerse, a trabajar arduamente y a creer en los
sueños. Aún hay tiempo para soñar.