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www.doi.org/10.

24275/uam/izt/dcsh/alt/2020v30n60/Millan

ha asegurado su eficacia a lo largo


de varios siglos, ya que permite a
cada especialista adaptarlo a sus
propias necesidades y ofrece un lu­
gar para clasificar cualquier prácti­
Genealogía del monoteísmo ca que escape a nuestra compren­
sión, desde la limpieza brahmánica
La religión como dispositivo colonial* hasta los sacrificios humanos.
Una vez que se adopta el térmi­
no, en efecto, ya no hay salida. La
religión brinda en este caso un mar­
RESEÑADO POR SAÚL MILLÁN** co conceptual que promueve las
semejanzas, e impone la obligación
de buscar analogías entre costum­
bres ajenas y fenómenos conocidos.
Como he señalado en otra ocasión
Me propuse no volver a reseñar el que Durkheim percibía la clave (Millán, 2015), la categoría de re­
ningún libro que dejara intactas del fenómeno. ligión ha sido uno de los referen­
mis convicciones bajo el viejo prin­ Sin embargo, en Genealogía del tes privilegiados mediante los cua­
cipio de que un pensamiento que no monoteísmo, Abdennur Prado ad­ les ideas diferentes terminaron por
se aparte de los lugares comunes vierte que la ambigüedad del térmi­ convertirse en ideas parecidas, ya
no es realmente un pensamiento, no religión no ha dejado de aumen­ que las ideas religiosas no sólo se
sino tan sólo un reflejo de lo que tar a medida en que se incrementa concibieron como el punto extremo
ya se ha argumentado con anterio­ la información sobre las culturas de la variación, el ámbito donde las
ridad. Por fortuna, la última obra estudiadas. A finales del siglo xix, representaciones eran tan diver­
de Abdennur Prado, Genealogía del Simmel observaba que hasta ese sas como los mismos panteones y
monoteísmo, viene a remover los momento nadie había sido capaz de las divinidades, sino también como
cimientos de tantas certezas que ofrecer una definición precisa so- el lugar más propicio para extraer
habíamos construido a lo largo bre el concepto de religión, y años semejanzas ocultas.
de los años, convencidos de que la más tarde James K. Leuba reunía Ante los ojos de la teoría antro­
religión conformaba una especie de 48 definiciones del término para pológica, la religión conformaba un
lenguaje universal, tan recurrente mostrar que se trataba de una no­ idioma universal que contenía su
y objetivo como los propios fenó­ ción poco clarificada. En épocas propio vocabulario, al grado de que
menos naturales. Siguiendo la línea más recientes, Dubuisson ha aludi­ ninguna sociedad parecía estar
trazada por los pensadores del siglo do a una “nebulosa de definiciones” autorizada a ignorar el concepto
xviii, quienes consideraban que un que pueden encontrarse en una lis­ de Dios, la noción de ofrenda y el
pueblo sin religión era una noción ta de 56 textos elaborados por filó­ significado del sacrificio. El lengua­
tan absurda como un pueblo sin sofos, antropólogos e intelectuales je religioso devino el lenguaje de
ciencia, sin moral y sin cultura, occidentales, donde los fenómenos la traducción, y las traducciones
según argumentaba David Hume, religiosos abarcan expresiones tan el procedimiento que volvía eviden­
los antropólogos asumíamos sin disímiles como la circuncisión, la te la comparación y la semejanza.1
mayores reservas el dogma de que Summa Teológica, los oráculos, el Bajo este procedimiento, el pen­
los mitos y los rituales no eran más yoga, las ceremonias del té, el sis­ samiento indígena queda definido
que la expresión de un pensamien­ tema de castas y la iniciación ma­ en los límites de nuestra propia
to religioso, por lo general anclado sónica. De acuerdo con Prado, este tradición, o bien en el marco com­
en ese “sistema de creencias” en carácter indeterminado del término parativo en el que canalizamos dos

* Abdennur Prado, Genealogía del monoteísmo. La religión como dispositivo colonial, Akal/Inter Pares, México, 2018, 416 p.
** Escuela Nacional de Antropología e Historia. Periférico Sur y Calle Zapote s/n, col. Isidro Fabela, Tlalpan, 14030 Ciudad
de México <smillan@prodigy.net.mx>.
1
Incluso Marcel Mauss, pese a sus brillantes exámenes sobre el pensamiento melanesio, terminó por asimilar la noción de
mana al vocabulario religioso, aun cuando admitía que esa extraña palabra no era simplemente un ser o una fuerza, sino
también “una acción, una cualidad y un estado” que implicaba a la vez un “sustantivo, un adjetivo, un verbo” (1971: 115).

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Genealogía del monoteísmo / La religión como dispositivo colonial

fenómenos divergentes. De hecho, Henry More hable por primera a semejanza de sus colonizadores,
no comparamos religión y limpieza vez de monoteísmo. El éxito de es­ son gente religiosa que cultiva con
brahmánica porque sean siste­ tos términos, unidos más tarde a esmero los valores morales y se
mas de creencias similares, por los de ateísmo y panteísmo, se de­ apega a una tradición, al igual que
el contrario, resultan semejantes riva de una exigencia conceptual Occidente responde a sus propias
porque han sido comparados pre­ que se forja durante los inicios de tradiciones.
viamente. Si la religión ha sido el la modernidad y el colonialismo, La situación no parece distinta
ámbito consagrado para nuestras cuando la expansión europea se en el caso de las doctrinas orienta­
representaciones, así como el lugar ve en la necesidad de unificar ten- les que desde mediados del siglo xix
donde se desenvuelven las creen­ dencias con el fin de distinguir recibieron el nombre de budismo,
cias y las narraciones mitológicas, corrientes y doctrinas hasta enton­ bajo el auspicio de un empleado
es casi inevitable suponer que los ces desconocidas. Esta operación, de la British East Company en
oráculos, las ceremonias del té y arguye Prado, tendrá a la larga un Katmandú, quien proporcionó los
los sistemas de castas son varia­ precio inconmensurable en el desa­ materiales para que Eugene Bur­
ciones del pensamiento religioso. rrollo del colonialismo, en la medida nouf publicara en esas fechas su
Al igual que Durkheim, quien daba en que permite “inventar” religiones Introduction á l’Histoire du Budd-
por sentado que todas las repre­ ahí donde éstas no existían y don­ hisme. Incluso cuando los estu­
sentaciones conservan un origen de las lenguas locales carecían de dios posteriores se encargaron de
religioso, asumimos que las ideas palabras para nombrar un fenó­ afinar las distinciones entre las
ajenas constituyen creencias del meno semejante. variantes nacionales, la historia de
mismo orden y deben, en conse­ No es sorprendente, en este las religiones terminó por generar
cuencia, examinarse bajo la óptica sentido, que la palabra hinduismo una visión estándar del budismo,
de una historia y de una antropo­ aparezca en el repertorio de las basada en el supuesto de que es
logía de las religiones. religiones hasta principios del siglo una religión sin Dios, dividida entre
Marilyn Strathern ha hecho xix, cuando la ocupación británica numerosas sectas que tienen en
notar que los conceptos antropo­ emprende la tarea de codificar un común la meditación trascenden­
lógicos siempre provienen de al­ sistema variable de representacio­ tal y promueven una filosofía moral
gún lugar concreto, desde donde nes que difícilmente se identificaban para el conjunto de sus seguido­
no pueden y no deben ser separa­ entre sí. Prado se pregunta cuáles res. Tomoko Masuzawa, autora de
dos por completo. Siguiendo este han sido los ritos, las creencias, The Invention of World Religions
principio, Abdennur Prado rastrea las costumbres y las ideas que han (2005), arguye sin embargo que “el
genealógicamente el vocabulario hecho posible hablar del hinduismo descubrimiento del budismo fue
que ha permitido construir una como una religión uniforme, pues […] una construcción textual”, al
disciplina social, conocida de modo diversos historiadores opinan que grado de que “podría decirse que
genérico como “historia de las reli­ resulta “imposible encontrar una el budismo en cuanto tal vino a la
giones”, cuya matriz epistemológica sola creencia, valor o ritual que sea vida, quizás por primera vez, en
descansa sobre la noción de teísmo. común a todos los hindués”, y me­ el laboratorio filológico europeo”,
Con un origen preciso en el mar­ nos aún un solo hinduismo que cuya principal tarea fue traducir los
co de la Reforma, y empleado para reúna características comunes. términos locales al lenguaje con­
designar la creencia en un Dios Aunque hay reticencias para acep­ sabido del cristianismo. Mediante
creador y omnipotente, el término tar que esta doctrina fue el producto una traducción religiosa, que daba
teísmo sirvió como matriz sobre la de la mirada de Occidente, muy por sentada la universalidad del
cual podían establecerse las dife­ pocos ponen en duda el papel que fenómeno, los oficiantes del bu­
rentes modalidades religiosas, de desempeñó el colonialismo en la dismo devinieron “monjes”, de la
tal modo que éstas eran suscepti­ construcción de lo que hoy se co­ misma manera que siglos atrás los
bles de ser comparadas en cuanto noce con el nombre de hinduismo, oficiantes de las ceremonias pre­
doctrinas, movimientos o corrien­ considerado en la actualidad como hispánicas habían devenido “sa­
tes. Así, la palabra politeísmo se una religión espiritual por muchos cerdotes”.
propaga en 1617 mediante la obra de sus integrantes. En efecto, para Si la historia de las religiones ha­
de Ralph Cudworth, platónico de que el colonialismo funcione, los lló su mejor expresión a finales del
Cambridge, y crea las condiciones nativos deben convencerse de que siglo xix, cuando despliega todo su
para que cuarenta años más tarde, una parcela de sus vidas ingresa en poder mediante las obras de Max
en The Grand Mystery of Godliness, el rubro de la religión y de que ellos, Müller, Edward Burnett Tylor y

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Lecturas

James G. Frazer, el encuentro con


las sociedades amerindias gene­
ró las condiciones para que esa
reflexión fuera posible. Las gran­
des crónicas de Indias son, como
advierte Abdennur Prado, los pri­
meros libros coloniales en los cua­
les prolifera la palabra religión, ge­
neralmente empleada para fijar y
clasificar fenómenos que desde la
óptica occidental resultaban incla­
sificables.
La labor pastoral no sólo consis­
tió en domesticar el pensamiento
nativo en su estado natural, sino
también en cotejar y comparar los
fenómenos observados con otras
realidades distantes. Precursor y
fundador al mismo tiempo, Bartolo­
mé de Las Casas desarrolla una an­
tropología religiosa que es en prin­
cipio semejante a la que habrán de
poner en marcha sus sucesores,
quienes reducen la alteridad de
sus objetos de estudio a las fórmu­
las obtenidas con anterioridad, casi
siempre extraídas del ámbito cris­
tiano o grecolatino. De ahí que el
gusto por los paralelismos, común
en las crónicas coloniales, ofrezca
los incentivos para las compara­
ciones futuras, cuando los histo­
riadores se complacen al descubrir
analogías entre el África negra con
el antiguo Egipto, confrontando a
su vez las “ceremonias chinas” con La obra de Abdennur Prado lo cual indica que el especialista
las idolatrías griegas y romanas. nos recuerda que ese antiguo me­ no encuentra una actividad, una
“Si la confrontación es posible –ad­ canismo, con ropajes distintos y palabra o un conjunto de creencias
vertían en su momento Bernand y refinamientos sucesivos, sigue es­ que sirvan para delimitar el ámbi­
Gruzinski–, es porque lo religioso timulando hoy en día las investiga­ to que se ha propuesto estudiar. De
aparece como un dato universal, ciones sobre el “hecho religioso” en acuerdo con Prado, el error es tomar
identificable en todas partes e in­ antropología e historia. Dado que como punto de partida una noción
cluso ponderable” (1992: 99). la disciplina nos obliga a identificar teológica, llamada “religión”, y apli­
Al igual que la antropología co­ fenómenos religiosos en la vida de carla sin mayor distinción a una
lonial, la disciplina destinada a los nativos, los antropólogos proce­ serie de culturas desconocidas,
examinar la historia de las religio­ demos a seleccionar las imágenes como si fuese un concepto científico
nes no se contenta con proponer dominantes de lo que podría ser universalmente válido. Con estos
un enfoque múltiple y complejo del una religión, aun cuando no exis­ procedimientos, la investigación
fenómeno que pretende estudiar, ta nada concreto que los nativos no logra decir nada de la realidad,
dado que crea un dominio uniforme nombren o identifiquen como tal. pues “se limita a validarse a sí mis­
al que convierte más tarde en un El argumento consistirá entonces ma y a transformar la realidad en
dato invariable, susceptible de ser en aducir que la religión impregna objeto de un discurso”. En efecto,
examinado en todas las latitudes. todas las áreas de la vida social, cuando los antropólogos nos sen­

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Genealogía del monoteísmo / La religión como dispositivo colonial

timos reconfortados al descubrir los valores que se pretendía su­ reconocernos, como debería hacer­
elementos sobre los cuales pode­ perar. La “religión como sistema lo cualquier antropología que se
mos establecer analogías, corremos cultural” (Geertz, 1987) presupo­ aprecie de ser tal.
el riesgo de reducir pensamien­ ne una idea de la cultura como
tos ajenos en códigos propios, de tal sistema religioso, al grado de que
manera que los informes etnográ­ la ausencia de la primera supon­ Fuentes
ficos se convierten en un discurso dría literalmente la inexistencia de
tautológico que exhibe la herencia la segunda. Volvemos, así, al enun­ Geertz, Clifford
1987 La interpretación de las cul-
religiosa de sus autores, pero poco ciado de Hume durante el siglo turas, Gedisa, México.
o nada dicen sobre la supuesta re­ xviii: “Buscad un pueblo que carez­ Bernand, Carmen y Gruzinsky, serGe
ligiosidad de los protagonistas. ca enteramente de religión y, si lo 1992 De la idolatría: una arqueolo-
gía de las ciencias religiosas,
Atribuir una religión a socieda­ encontráis, estad seguros de que Fondo de Cultura Económi­
des ajenas, alejadas en el tiempo y dicho pueblo no se diferenciará ca, México.
en el espacio, equivale en nuestro mucho de los brutos” (citado en masuzawa,tomoko
2005 The Invention of World Re-
medio a conferirles una cultura. Prado, p. 258). Hallar una religión
ligions, The University of
No es casual, en este sentido, que en el pueblo estudiado es siem­ Chicago Press, Chicago.
los antropólogos concibamos la pre una manera de redimirlo ante mauss, marCel
cultura de una manera teológica y nuestros ojos, pero también una 1971 Sociología y antropología,
Tecnos, Madrid.
procedamos a definirla como un forma de condenarlo a reproducir millán, saúl
“sistema de creencias”, al cual los lo que nuestras propias sociedades 2015 “La alteridad permanente:
nativos se adhieren religiosamente. han experimentado. La religión, cosmovisiones indígenas
y teorías antropológicas”,
Según ha observado Viveiros de concluye Prado, es el caballo de en Scripta Ethnologica, vol.
Castro (2002), la reducción antro­ Troya de nuestro colonialismo, sea XXXVII, pp. 82­100.
pológica del cristianismo modeló de éste político o mental. Descoloni­ viveiros de Castro, eduardo
2002 A inconstância da alma sel-
forma tan decisiva el perfil de nues­ zar el pensamiento ajeno es, por vagem e outros ensaios de
tra disciplina que no dejó de im­ el contrario, generar una imagen antropologia, Cosac y Naify,
pregnar al concepto de cultura con del otro en la que ya no podemos São Paulo.

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