Citaciones de John MacArthur, en su libro Esclavo, capítulos 1-2
“En adición al nombre cristiano, la Biblia utiliza una serie de otros
términos para identificar a los seguidores de Jesús. La Escritura nos describe como forasteros y extranjeros de Dios, ciudadanos del cielo y luces para el mundo. Nosotros somos herederos de Dios y coherederos con Cristo, miembros de su cuerpo, ovejas de su rebaño, embajadores a su servicio y amigos alrededor de su mesa. Se nos llama a competir como atletas, a luchar como soldados, a permanecer como ramas en una vid y hasta a desear su palabra como los niños recién nacidos anhelan la leche. Todas estas descripciones, cada una en su forma propia y única, nos ayudan a entender lo que significa ser cristiano. No obstante, la Biblia utiliza una metáfora con más frecuencia que cualquiera de estas. Es una descripción verbal vívida que quizá usted no espera pero es absolutamente crucial para entender lo que significa seguir a Jesús. Es la imagen de un esclavo…” “… en casi todas las versiones al español la palabra griega para esclavo ha sido encubierta por una traducción incorrecta. … En vez de traducir doulos como «esclavo», las traducciones coherentemente usan en su lugar la palabra siervo. Irónicamente, el idioma griego tiene al menos media docena de palabras que pueden significar siervo. La palabra doulos no es una de ellas. Vayamos tanto a la versión Reina-Valera Revisada 1960 como a la de 1909 que la precedió.16 Aunque la palabra esclavo (doulos en griego) aparece 124 veces en el texto original,17 solo una vez está correctamente traducida en la versión Reina-Valera de 1960.” “Aunque es cierto que las obligaciones de esclavo y sirviente podrían solaparse en algún grado, hay una distinción crucial entre las dos: los sirvientes se contratan; los esclavos se poseen.21 Los sirvientes tienen un elemento de libertad al elegir para quién trabajan y qué hacen. La idea de servidumbre mantiene cierto nivel de autonomía propia y derechos personales. Los esclavos, por su parte, no tienen ni liber- tad, ni autonomía, ni derechos. En el mundo grecorromano, a los esclavos se les consideraba propiedad, al punto que a los ojos de la ley se les veía como cosas en lugar de como personas.22 Ser el esclavo de alguien era ser su posesión, atado a obedecer su voluntad sin dudar ni argumentar.”… …”El énfasis de la Biblia en la esclavitud respecto a Dios se pierde desde las páginas de la mayoría de las traducciones al español. No obstante, eso que está oculto en nuestras versiones modernas fue una verdad central para los apóstoles y las generaciones de creyentes que vinieron después de ellos.” … “… nuestra esclavitud a Cristo tiene implicaciones radicales por cómo pensamos y vivimos. Se nos ha comprado con un precio. Pertenecemos a Cristo. Somos parte de un pueblo para su posesión pro- pia. El entendimiento de esto cambia todo acerca de nosotros, comen- zando por nuestras perspectivas y nuestras prioridades. El cristianismo verdadero no es sumar a Jesucristo a mi vida. Más bien, es dedicarme yo mismo por completo a Él, sometiéndome entera- mente a su voluntad y procurando agradarlo por encima de todo. Esto demanda la muerte propia y seguir al Amo, sin importar el costo. En otras palabras, ser cristianos es ser esclavos de Cristo.”… “…«El esclavo no tiene, en principio, derechos, ni status legal en absoluto; sino que era una posesión personal de su amo».6 Como resultado, el esclavo «podía poseerse y negociarse como cualquier otra pieza de propiedad. Estaba [completamente] a merced de su dueño, sin derechos». La experiencia de alguien como esclavo, por tanto, dependía por último de las demandas y la benevolencia de su amo. Los esclavos de amos abusivos y temperamentales soportaban una vida de miseria.8 Pero para los esclavos de amos razonables y hasta amables, la situación podía ser exponencialmente mejor.