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Las Cuatro Voces del Viento

“Las cuatro voces del viento” es la expresión poética de las luchas de los pueblos originarios y
comunidades que integran nuestra organización, por el monte nativo y los territorios en los que
habitan y conviven humanos, animales y espíritus.

“Las cuatro voces del viento” resume mensajes y diálogos con los seres de la naturaleza, a través
de los cuales, impulsamos nuestras acciones por proteger y luchar contra la depredación y el
saqueo del monte nativo.

Nuestra organización ha desarrollado diferentes instancias de lucha contra la tala ilegal del monte
nativo, y en contra de desalojos de comunidades indígenas de la zona por parte de empresas
privadas sojeras y de extracción de madera. Destacamos, en especial, la lucha de las comunidades
Yariguarenda, Quebracho y Territorios Originarios Wichi.

Particularmente, la comunidad “Territorios Originarios Wichi”, es la que lleva adelante en conjunto


con la organización, acciones judiciales para proteger el monte nativo. Esta comunidad está
ubicada a 10 km al noreste de la ciudad de Tartagal, lucha por el reconocimiento de sus territorios,
la conservación del monte nativo, así como por la cultura y espiritualidad originarias.

Los integrantes de la comunidad trabajan intensamente la tierra, siembran maíz, batata,


mandioca, zapallos, ancos, sandía, melón etc. y también hortalizas en huertas cercanas a las
viviendas.

La relación con el monte es intensa y cotidiana. Recolectan plantas para consumo y producción
artesanal, además de miel y algunos animales. De igual manera se ingresa al monte para juntar
plantas, hojas, cortezas de árboles etc. que son utilizados como como medicinas, siendo también
el espacio en el que la espiritualidad originaria renace, en el contacto pleno con seres, vientos y
energías que conocen profundamente a través de la sabiduría ancestral.

Debido a la intensa actividad extractiva, vinculada principalmente a la tala de árboles de alto valor
comercial, la comunidad asumió la tarea cotidiana de reforestar el territorio con árboles nativos,
tarea que, al igual que la siembra se ve cotidianamente amenazada por el ingreso de animales
vacunos en sus territorios.
La comunidad ha iniciado en el año 2019 una demanda por alambrados realizados por distintos
actores privados, los cuales deterioran el monte y amenazan la posesión ancestral del territorio.

Es importante destacar la perdida cotidiana de los territorios comunitarios y del monte nativo en
todo el Departamento San Martin, causado principalmente por el avance de la frontera
agropecuaria, generando en los últimos años nuevos desplazamientos poblacionales.

Frente a este avasallamiento territorial, las comunidades debieron asentarse en zonas periurbanas
y afrontar la crisis estructural que el despojo de territorios provoca.

Por otra parte, los territorios comunitarios también están siendo ocupados por el avance de la
ciudad. En este sentido y a falta de políticas de planificación urbana que tengan en cuenta criterios
de seguridad jurídica en los territorios originarios, se ha generado un proceso continuo de
asentamientos criollos en todas las comunidades de la zona.

Este proceso de despojo, fluye en acciones cotidianas que socaban estructuralmente la situación
de las comunidades. La ausencia de políticas del Estado para garantizar territorios y seguridad
jurídica, mediante escrituras comunitarias, ocasiona profundas crisis en comunidades y pueblos, y
ha dado lugar, en algunos casos, a violentos desalojos.

Finalmente, en Tartagal, zona en donde habitan siete pueblos originarios, a saber, wichi, chorotes,
tobas, chulupies, chane, tapietes y guaraníes, cuya extraordinaria riqueza cultural, única en el país,
podría ser abordada con políticas interculturales apropiadas, muy por el contrario las
comunidades han sufrido un proceso sistemático de despojo territorial, razón por la cual, viven
arrinconadas en pequeños espacios, en los que no garantizan la reproducción de la vida, ni de sus
sistemas socio-productivos.

Queremos destacar las palabras de Juan de Dios López, cacique de la comunidad Territorios
Originarios Wichi, que describen sus sabidurías, la relación con la tierra y la profundidad de la
cultura wichi:

“En nuestra comunidad sembramos mucho, sandia, zapallo, anco, maíz y otras cosas y
reforestamos los árboles que se fueron perdiendo como el algarrobo.
Nosotros siempre pensamos en nuestra cultura, es por ella que somos lo que somos, somos wichi,
somos un pueblo libre.

Es por cultura que nos comunicamos con todos los seres, es por eso que hablamos con la madre
tierra y ella nos da lo que necesitamos para sobrevivir, la tierra es parte de nosotros y es nuestra
esperanza.

Por eso nosotros tenemos que cuidarla y darle lo que ella nos pide, así ella también nos dará lo
que le pidamos. Por eso tenemos que ser conscientes que caminamos en la tierra, y que
renunciamos a lo malo que tenemos dentro.

Igual el viento, el viento es como el mundo, es todo para nosotros, es nuestra vida, mediante él
podemos ser felices, si podemos escucharlo y entenderlo.

Ante cualquier dificultad, llamamos al viento que viene en nuestra ayuda y entonces sentimos que
el viento está con nosotros. Así somos los wichi, somos iguales a todos los seres que pueblan la
tierra.

El viento es parte de uno mismo, en todo está el viento, porque somos también el pasado, porque
los ancestros viven en nosotros y en el presente el viento sigue acompañándonos.

En la comunidad tenemos animales que nos acompañan, nosotros nos sentimos parte de ellos y de
sus vidas, pero a veces mueren y nos sentimos mal. Pero el viento no muere, está siempre, es
nuestro compañero eterno.

Porque los wichi sabemos que no somos poderosos, no queremos dominar nada, no nos interesa
el dinero, por eso vivimos en la tierra, por eso vivimos con la tierra.

Pero si los wichi somos libres, la libertad la tenemos de nuestros ancestros y cuando lo olvidamos,
podemos volver a ellos para buscarla, entonces el viento te orienta, te lleva a encontrar lo que
estás buscando. Y cuando no sabemos bien el camino por el que tenemos que andar, el viento nos
corrige y cuando entendemos y vamos bien, el viento nos refresca y así entendemos de a poco lo
que somos como pueblo wichi.

Por eso no nos desesperamos por nuestras situaciones presentes, sabemos lo que somos por
dentro y buscamos la felicidad en nuestro interior, adonde es el camino… Así también entendemos
la tierra, como parte de nosotros, por eso no debemos cortar los árboles, hay que cuidarlos,
nosotros sacamos lo que necesitamos para la leña, pero solo eso, porque entendemos a la tierra.

En la comunidad criamos corzuelas, pero no para matarlas, las tenemos como compañeras igual
que a otros animales. La vida nuestra es tratar de no sacrificar a los animales, le pedimos perdón
cuando tenemos que hacerlo, es para darle de comer a nuestros hijos…

Y así es nuestra cultura, siempre aprendemos de la naturaleza, siempre la observamos y así


podemos entender, todos nos hablan, conocemos el lenguaje de los pájaros.

Porque siempre miramos a las aves, que son seres que sentimos profundo y son nuestros
compañeros también… Pero hay aves que no son de la tierra, son otros seres, son seres celestiales
que los wichi siempre hemos conocido, por los conocimientos de nuestros antiguos” 1

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1. López Juan de Dios : “Las cuatro voces del Viento” Fondo Editorial de la provincia de Salta. 2019.
Argentina

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