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Habían pasado apenas dos meses desde que Antonia ingresaba a

este nuevo trabajo, la verdad es que ella lo encontraba fascinante,


era una experiencia completamente nueva para ella y se estaba
enamorando de todo este mundo, se estaba enamorando de ser
traficante. Quizás no todos lo encontrarán correcto, pero Antonia
ya no escucha la opinión de nadie, ni siquiera de su familia, ella solo
quería ser feliz haciendo lo que le apasionaba. Antonia había
recibido para su cumpleaños un águila guardiana, que decidió
llamarla "águila calva", está la acompañaba a cada misión que
Antonia tenía, ambas hacían un muy buen equipo.
Un día cualquiera, envían a Antonia a hacer una entrega, le pasan la
dirección y ella junto a águila calva se dirigen hasta aquel lugar. La
llegada se les complico bastante ya que era un lugar bastante
alejado de la cuidad, más bien era un lugar escondido, casi
imposible de llegar sin tener algún mapa. Llegando allí, lee el gran
cartel que destaca a metros de distancia, "Avengers" — leyó en voz
alta — ella ya había escuchado ese nombre antes, eran los
traficantes más buscados en todo América.
Al entrar al recinto, se encuentra con un guardia que la deja pasar a
la gran mansión, ya dentro de ella se encuentra con todos los
Avengers.
Aquí está la entrega — dice dejando el paquete sobre una mesa —.
Antonia intenta irse lo más rápido posible pero al querer salir la
puerta no abre, lo que solo significa una cosa, ya no podrá salir de
ahí con vida.
Apenas se da vuelta para mirar a los Avengers, unos robots
voladores comienzan a atacarla. Todo había sido una trampa para
poder matar a Antonia y estos traficantes no se cansaban hasta
conseguir lo que deseaban. Aguila calva y ella se miraron, ambas
sentían miedo de lo que estaba por pasar, probablemente no
saldrían de ahí con vida a menos que un milagro pasara, pero
tenían claro una cosa, ninguna se rendiría sin antes luchar.
Antonia le pide a águila calva que empiece a atacar a los Avengers
para ella poder librarse de los robots. Rápidamente agarra un vaso
de agua, que había sobre la mesa, y mata a todos los robots, pero
ahora quedaban todos y cada uno de los Avengers.
Águila calva está herida gracias a que Thor le pegó con su martillo,
Antonia estaba a punto de largarse a llorar pero se contuvo y
comenzó a luchar con Spiderman, quien la inmovilizo al lanzarle sus
telarañas, al instante Antonia se durmió por el tranquilizante oculto
que traían aquellas telarañas.
Dos horas después…
Antonia acababa de despertarse y se encontraba atada a una silla,
los Avengers la rodeaban y todos tenían armas en sus manos.
Di tus últimas palabras — le dijo Iron Man —.
Antonia estaba en shock y sentía que le costaba respirar, sin
siquiera poder procesar lo que acababan de decirle o lo que le
había pasado a su compañera, pero de repente se escuchó un gran
ruido que venía de la puerta principal, a lo lejos Antonia divisaba a
todos los pitufos correr directamente hacia ella, venían a salvarla.
Estos lanzaron una bomba lacrimógena para distraer a los Avengers
y asi conseguir un poco de tiempo, cuando ya algunos de los
Avengers estaban aturdidos por la bomba los pitufos lanzaron otra
pero esta si que era real, tomaron a Antonia y corrieron hacia a
fuera antes de que esta explotara.
Una vez que ya estaban con Antonia fuera de la gran mansión y sin
ningún herido, habiendo ya derrotado a todos los Avengers, le
dijeron que la llevarían a su casa. Camino a la pitufialdea, Antonia
aún se sentía muy extraña por todo lo que estaba pasando y tenía
un muy mal presentimiento acerca de a donde la estaban llevando,
apenas llegaron a su destino pudo confirmar su teoría, la estaban
esperando más pitufos con una gran olla. Antonia empezó a
asustarse y con razón, los pitufos iban a cocinarla.
Los pitufos bajaron a Antonia del auto y una extraña canción
comenzó a sonar, todos empezaban a bailar y cantar alrededor de
la olla, como si estuvieran haciendo un ritual, mientras más
pasaban los minutos más extraña se ponía la situación, pensaba
Antonia.
Cuando los pitufos estaban a punto de tirarla a la gran olla con
fuego saliendo de ella, Antonia empezó a sentir un extraño dolor de
cabeza y de repente cuando sus pies estaban a punto de tocar el
fuego, Antonia despertó, todo había sido un sueño, ella se sintió
aliviada y volvió a dormir abrazando a su pitufo de peluche. Lo que
ella no sabía, es que ese peluche pronto cobraría vida…

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