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Antonio Gramsci y el Sistema Jurídico

http://www.gramscimania.info.ve/2009/04/antonio-gramsci-y-el-sistema-
juridico.html

Sam Francis [Estados Unidos] " s/t

Duncan Kennedy [*]

Antonio Gramsci está asociado a la palabra “hegemonía”. Eso es lo que lo hace una
figura crucial en la teoría marxista del siglo XX. El término “hegemonía” está muy
cerca de nuestro concepto de “ideología”. Es la idea del ejercicio de la dominación a
través de la legitimación política, antes que por la fuerza. “Hegemonía” es la idea de la
obtención del consentimiento de los gobernados. Es el concepto de que, para entender el
Estado industrial moderno, uno tiene que en-tender su poder ideológico para generar el
consentimiento de las masas a través de la creación de instituciones, organizaciones y
patrones sociales que parecen legítimos para el pueblo. Prácticamente no se le prestaba
atención en la teoría marxista de la política, el Estado, o la economía después de la
muerte de Marx, al rol que la ideología, el consentimiento, la generación de legitimidad,
o en una sola palabra, la hegemonía, juega en el ejercicio del poder por la burguesía.
Entonces, Gramsci sostiene el resurgimiento de la idea de que los marxistas pueden
pensar seriamente, trabajar duro, estar profundamente interesados y tratar de descubrir
los mecanismos por los cuales la gente es persuadida, más que brutalmente coercionada
a aceptar un régimen capitalista. Su nombre es un grito de guerra para la gente que es
rechazada o antagonizada por las variantes del marxismo que no le dan ninguna
importancia a lo que la gente piense. Si no te gustan las variantes del marxismo donde
todo el énfasis está puesto en la estructura económica, o en el uso instrumental de la
violencia para alcanzar las metas de grupos particulares, entonces tendés a enarbolar a
Gramsci como una bandera.

Una de las cosas que lo hacen bueno para este propósito, es que fue una de las figuras
más importantes y centrales del marxismo europeo occidental, del marxismo afuera de
la Unión Soviética después de la Revolución Rusa, que puedas encontrar. Nadie puede
acusarte de ser un simple anti-marxista, utopista, desviacionista, si estás centrando tu
interés en la ideología en el nombre de Antonio Gramsci. Hay otra gente en la teoría
marxista del siglo XX que cumple la misma función, que permite a un marxismo
moderno, un marxismo de los `70 u `80 sentirse respetado hablando de ideología. Hay
gente como George Lukács y Karl Korsch. Pero su status dentro del movimiento
comunista fue mucho más problemático, por lo que no son tan bue nos para defenderse
del cargo de renegados como Gramsci. Ese es un aspecto implícito en todas las
discusiones sobre Gramsci. Gramsci es también un escritor maravilloso. Tiene un estilo
hermoso, para nada en la línea de la tradición pomposa del marxismo europeo y la teoría
social no-marxista. Su trabajo es conmovedor y atrapante; y apela a nuestro costado
estético, lo que no encuentra mucha expresión dentro de la ortodoxia marxista
contemporánea, o neo-ortodoxa, o lo que sea. Como casi todo eso es tan feo, es una
delicia particular encontrar algo tan hermoso dentro de esa tradición.
Gramsci también sugiere distintos tipos de análisis. Esto es, su énfasis en la hegemonía
sugiere una manera de proceder si quieres entender el sistema, si quieres entender por
qué la burguesía capitalista, el Estado burocrático de bienestar subsiste año tras año, por
qué no ha sido destronado. Gramsci argumenta que hay algo más que la guardia
nacional. Incluso sugiere qué es eso más que hay, con esta noción de ideología, y las de
consentimiento y hegemonía. Sus escritos están llenos de ideas fragmentarias sobre
cómo funciona esto. Y es cómo todo funciona lo que es el gran misterio. Está muy bien
decir “no es solo la guardia nacional lo que previene una revolución. No son solo el
FBI, o la CIA, hay algo más que eso”. Todos están de acuerdo en que hay algo más que
eso. Pero si quieres descubrir qué es eso más que hay, entre los marxistas
contemporáneos y el pensamiento no marxista, la izquierda, la derecha y el centro, y el
pensamiento radical y no radical, hay increíblemente poca discusión seria y sostenida
sobre lo que podría significar una idea como la de hegemonía ideológica. Todos lo
sentimos. Es un aspecto recurrente de nuestras vidas que nos sintamos atrapados entre
sistemas de ideas que nos parecen falsos, pero de los cuales no podemos escapar.
Constantemente lidiamos, todos nosotros, con otros que parecen haberse vuelto en
contra de sí mismos por las cosas que creen, cosas que nosotros pensamos que en algún
sentido han sido distorsionadas con malos reduccionismos. Una razón por la que es
duro, y por la que la gente no quiere hablar de eso, es que suena increíblemente elitista
involucrarse en una discusión en la que la premisa es que la persona a la que quieres
ayudar está equivocada, errada, o ha sido confundida por un complicado sistema
ideológico.

Dentro del liberalismo, la norma es esa: que nunca tienes que hablar de falsa conciencia,
que no hay absolutos, que nadie sabe la verdad, y en consecuencia no puedes usar como
complicada hipótesis explicativa, y no deberías ni pensar en la idea de que una de las
cosas que podría estar sucediendo es un gigantesco lavado de cerebro. Dentro del
marxismo, el sustituto para la premisa liberal es el concepto de análisis científico de
clases. No necesitas referirte a la cuestión sobre lo que está pensando la gente, o las
complejidades de sus ideologías, porque tienes un cuerpo sistemático de conocimiento
quasi o, yo diría, pseudo-científico de la economía para el análisis de clases, el que se
supone que te va a decir qué es lo que va a pasar, y cómo hacer que pase.

Eso nos releva el problema de tratar con la dimensión subjetiva de la conciencia en un


estado dominado por una clase capitalista. Entonces Gramsci es una invitación. Es una
invitación a pensar sobre esa dimensión de tu propia experiencia. Para mí, eso lleva
directamente a lo que uno podría llamar experimentos gramscianos. Lo que estoy por
sugerir no se encuentra en Gramsci. Pero creo que el trabajo de Gramsci es muy
sugestivo sobre nuestra situación como radicales envueltos en la profesión jurídica, y
sugestivo en maneras sobre las que nunca escucharás decir nada en absoluto a la parte
del marxismo que insiste con las distinciones del tipo estructura/superestructura que son
mecánicas o absolutas. Hay una variante en la teoría de la estructura/superestructura en
la que uno dice, “Por supuesto que la superestructura no es lo mismo que la estructura.
Es sólo en el último análisis cuando se reduce a la estructura”.

Bueno, Gramsci rechaza este concepto explícitamente. Él es un totalizador de la


estructura / superestructura. Usa un concepto que llama “bloque histórico”, que sugiere
que el significado de una formación económica particular y de una particular serie de
relaciones entre fuerzas económicas está incrustada en una serie de ideas ideológicas,
económicas, sociales, políticas, culturales, y viceversa. No es posible entender o incluso
imaginar la constelación concreta de fuerzas económicas sin un contexto ideológico.
Forman un único todo indivisible, y el intento de separar los en una parte estructural y
otra superestructural, según Gramsci, es algo que está destinado a fracasar e incluso a
pervertir el pensamiento estratégico. Él pensó que esto iba a pervertir el pensamiento
estratégico porque la gente no puede abarcar las implicaciones de la idea de hegemonía,
si cree que la hegemonía es sólo una función de la tecnología, de la estructura
económica, o de lo que sea.

¿Qué es lo que éste tipo de análisis sugiere para el sistema jurídico? En términos
gramscianos, el sistema jurídico es un bloque complicado, esto es, que involucra por un
lado, un elemento del uso de la fuerza, de la violencia, de la coerción directa y opresión
inmediata de las personas contra otras personas. Una de las funciones del sistema
jurídico es organizar y hacer eficiente y viable el ejercicio directo de la fuerza y la
violencia de algunas personas sobre otras personas. Por ejemplo, la protección de la
propiedad. Un significado absolutamente elemental y profundo, o la función de aquello
en lo que todos nos vemos involucrados, es que el sistema legal ayuda a organizar el
despliegue de armas para evitar que la gente socialice los medios de producción. Pero
esto es solo una parte. También tiene una función hegemónica. El acercamiento
gramsciano sugiere que no lo vas a entender hasta que no hayas iniciado alguna clase de
investigación de su función hegemónica.

Gramsci no nos es de mucha ayuda directa, ya que él no habla demasiado sobre el


derecho. Hay sólo dos párrafos en la traducción al inglés de “Cartas desde la Cárcel” [1]
sobre el derecho, y se leen como la lucha de un estudiante de derecho de primer año con
el problema de la separación de poderes. Pero Gramsci sí habla sobre otros aspectos de
la hegemonía; por ejemplo, sobre teoría política, y sobre cosas como la relación entre la
ciudad y el campo en el desarrollo de la conciencia de clase. También tuvo ideas sobre
la Iglesia Católica. Estaba enorme mente interesado en la función hegemónica del
catolicismo romano, en la iglesia como cuerpo de ideas, y también como una
organización social y política concreta de curas y del clérigo laico apoyando el status
quo. Él tomó la idea del opio del proletariado muy en serio, y trató de des cubrir cómo
funcionaba. Es una clásica idea marxista, en la que, si eres un verdadero materialista, no
te vas a interesar demasiado.

El sistema jurídico como sistema hegemónico opera a diferentes niveles y para


diferentes grupos. Una manera de entenderlo es como un único cuerpo de creencias,
prácticas, técnicas y conocimientos que juegan distintos papeles en las vidas de las
diferentes clases socia les. Es parte de las vidas de las personas que tienen un poder
político enorme, principalmente como un instrumento. Ellos lo pueden usar y lo ven
como un instrumento del ejercicio directo de la dominación. Pero también es una parte
importante de las vidas de una vasta masa de operadores jurídicos, a los que Gramsci
hubiera descrito como intelectuales del derecho: tanto el bar [2] y toda la otra gente que
está directa o periférica mente involucrada en la administración del sistema, incluyendo
a jueces, funcionarios y empleados judiciales. Y también es parte de la vida de las
masas. No cumple las mismas funciones para todos estos grupos. La totalidad de la
gente que está involucrada con el sistema jurídico como intelectuales del derecho, de
alguna u otra forma (y esto realmente incluye las familias de los abogados pudientes,
quienes crecieron bastante mezclados en todo esto) constituye una importante clase
social de apoyo al orden existente. Es tanto que la clase de los abogados como clase es
mecánicamente importante para la perpetuación del capitalismo, como que su apoyo
político al capitalismo es un elemento importante para la supervivencia de éste último.

El comportamiento jurídico y el pensamiento jurídico, con su prestigio y proclama de


universalidad y racionalidad, tienen un efecto importante, el tipo de argumento
gramsciano entraría en mantener la hegemonía de la clase dominante sobre este
influyente sector profesional, técnico, intelectual que ad ministra el sistema jurídico. El
sistema jurídico mantiene la estructura social del estado capitalista. Requiere operadores
jurídicos y tiene que tener alguna manera de mantener su lealtad. Entonces, mirando a
su función ideológica para las masas, el argumento sería simplemente que, como otros
elementos en la estructura de la hegemonía, la función del pensamiento jurídico es ésta:
todo tipo de personas de las clases sociales más altas están constante mente taladrando y
apremiando en la cabeza de la gente de las clases más bajas, que todas las cosas que la
gente de abajo quiere no las puede tener porque son ilegales. Muy simple. Si eres un
trabajador, es una foto del universo, de la vida, en la que gente que es temible pero
también autoritaria te dice que no puedes tenerlo porque es ilegal. Es realmente eso. La
idea de lo que es legal y lo que es ilegal es un elemento de poder en la conciencia de
masas y si puedes manipular esta idea con habilidad, puedes usarlo para ejercer gran
poder sobre la gente que cree en esto.

El análisis gramsciano terminaría diciendo que lo que uno puede saber como radical es
que esto no tiene ningún sentido. El pensamiento jurídico no tiene las cualidades que
serían necesarias para convertirlo en una teoría real que legitime el sistema para los
trabajadores profesionales que lo usan, y su uso es una mentira y una mistificación para
las masas de gente a las que constantemente se les dice que lo que quieren hacer es
ilegal. Y eso, en cambio, sugiere que aparte de ayudar a los pobres que están siendo
explotados, dándoles un poco de espacio, además de tratar de generar organización
fuera de esas luchas alrededor de los objetivos de los pobres, hay una función para los
abogados radicales que va más allá de solamente ayudar a las víctimas inmediatas del
sistema. Hay una forma vital de interacción entre los intelectuales del derecho que son
aboga dos, jueces, y otros tipos de operadores jurídicos y gente de la clase trabajadora,
que simplemente se trata de desmitificar sistemáticamente el razonamiento jurídico
como algo que de alguna manera puede ser usado como un argumento en favor o en
contra de hacer cualquier cosa.

Esto es terriblemente sugestivo, porque, por supuesto, todos usamos constantemente la


ideología jurídica del tipo más claramente inválido para organizar la actividad. Esto es,
los radicales apelan audaz y constantemente a ideas de derechos sobre los que la gente
como Marx pensó que eran la quintaescencia de la falsa conciencia de la burguesía.
Entonces hay un sentido en el cual nuestra actividad cotidiana arroja una línea
ideológica que es profundamente anti radical. Esto sugiere que el radicalismo no es más
que darle sus derechos a la gente. Uno tiene que aceptar que la con ciencia de los
derechos es un aspecto fundamental de la conciencia de masas en los Estados Unidos.
Es un aspecto fundamental de la actividad política de cualquiera. Lo que el análisis
gramsciano sugiere es que uno de los caminos para salir del problema
reformismo/revolución en todas esas actividades jurídicas es tratar de desarrollar, al
nivel de de la comunicación consciente con otras personas, la extensión en la que van a
dejar que sus objetivos sean pervertidos por la falsa conciencia hegemónica generada
por el derecho. Esa es una manera en la que Gramsci juega directamente en las
discusiones tácticas o estratégicas. Pero, debo admitir, es Gramsci desde la mira da de
un partisano. Su función principal, yo creo, es iniciar a la gente en debates tácticos y
estratégicos de un tipo que no es probable que se dé sin la clase de diversidad que él
representa dentro de la teoría marxista.

Notas
1. “Prision Notebooks”, en inglés.
2. N. del T.: “bar” es el modo llamar a la organización profesional de los abogados en E.E.U.U., similar a las
asociaciones de abogados o colegios de abogados que existen en varios países
[*] Duncan Kennedy (1942): Profesor en la Universidad de Harvard desde 1976. Junto con Karl Klare y
Roberto Unger entre otros, fundó el Critical Legal Studies (CLS o Crit, estudios críticos del derecho),
movimiento dentro del pensamiento jurídico que si bien utiliza métodos similares a los de la Teoría Crítica de
la Escuela de Frankfurt, se reivindica continuador del Realismo Jurídico norteamericano. Este movimiento se
caracteriza por ser un conjunto de trabajos sobre temas jurídicos diversos, con enfoque interdisciplinario y la
propuesta de criticar la dogmática jurídica dominante partiendo de la premisa de que tanto la teoría como la
práctica del derecho son políticas.

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