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PRINCIPALES INICIATIVAS PLANTEADAS DE POLITICA SOCIAL DE VIVIENDA A NIVEL GLOBAL

Desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos hasta nuestros días, el tema del
derecho a una vivienda adecuada ha ocupado un lugar significativo en muchos de los acuerdos
globales firmados en el marco de las Naciones Unidas y otras instituciones globales. Particular
relevancia tiene el tema en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales, en las diferentes Declaraciones Finales y Agendas de las conferencias Hábitat
(Declaración de Vancouver, Declaración de Estambul y Nueva Agenda Urbana de Quito) y, más
recientemente, en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que incluye una meta
específica sobre acceso a la vivienda adecuada.

En términos generales, los acuerdos globales entienden la vivienda desde una perspectiva de
derecho, aunque en el caso particular de la Nueva Agenda Urbana se avanza en propuestas
más específicas relacionadas con políticas y programas. Un elemento particular de las Agendas
es el llamado a reconocer en los marcos legales de los países el Derecho a la Vivienda como un
derecho explícito.

Con el fin de llevar las opciones de vivienda a escala, muchos países están implementando
políticas y tomando medidas para abordar el problema de la asequibilidad de la vivienda e
intentar revertir la tendencia de desarrollos de viviendas inadecuadas y formación de barrios
informales o marginales.

Muchos países latinoamericanos cuentan con programas nacionales de vivienda eficaces para
ofrecer viviendas asequibles, reduciendo así la proliferación de asentamientos informales y
mejorando las condiciones de vida de sus habitantes. Por ejemplo, el Programa Nacional de
Vivienda de Chile, lanzado en 1977, se centra en financiar subsidios, ahorros obligatorios y
préstamos para vivienda, el Plan Nacional de Vivienda de Brasil, que se basa en una
combinación de políticas nacionales de vivienda y financiamiento público para aumentar la
provisión de viviendas, y en este momento en Colombia con programas como Cambia mi casa,
que busca bajar los índices de déficit habitacional cualitativo, mi casa ya generando subsidios
para la compra de vivienda, y el de vivienda rural con subsidios para compra de vivienda
nueva, sin olvidarnos de la continuidad al programa de dar continuidad al abastecimiento de
agua potable a poblaciones carentes.

La tendencia en América Latina es el establecimiento de programas de mejoramiento de


barrios marginales en las ciudades, que tienen como objetivo regularizar e integrar los barrios
marginales y los asentamientos informales en el tejido urbano formal. El Programa Favela
Bairro de Brasil y su sucesor el Programa Morar Carioca, o el Programa Mejoramiento de
Barrios de Argentina, son algunos de estos ejemplos.

En Asia, la experiencia de vivienda de Singapur de producir viviendas públicas de muy alta


calidad y eliminar por completo las malas condiciones de vivienda a través de su Fondo de
Previsión ha inspirado a muchos países asiáticos a seguir un modelo similar. Por ejemplo, el
Programa de Vivienda Popular de Malasia brinda oportunidades de vivienda a gran escala y las
reformas emprendidas por China hicieron posible la creación de un mercado de suelo
dinámico que ha ayudado a las ciudades chinas a invertir fuertemente en infraestructura y
nuevos desarrollos de vivienda. Asia también muestra una serie de programas de mejora de
barrios marginales, como el Programa de mejora de Kampong de Indonesia y el Programa
Baan Mekong de Tailandia.

En Europa Central y Oriental, a raíz de las reformas de vivienda y la privatización a gran escala
de la última década, los países se están embarcando en una serie de programas de renovación
para mejorar la calidad de vida en las viviendas existentes, particularmente en las viviendas
multifamiliares de alto nivel, aumentar el stock, mejorar la eficiencia energética, promover
prácticas de construcción ecológica y reconstruir las instituciones y los marcos regulatorios
para permitir la provisión de viviendas a través de diversas formas y tipologías que van más
allá de los modelos de provisión estatales predominantes anteriores.

Los países de Europa occidental, por otro lado, han experimentado cambios con políticas que
se han centrado en la calidad, en los subsidios individuales y en crear más propietarios de
vivienda. Aun así, en países como el Reino Unido, los Países Bajos o Alemania, por ejemplo, la
vivienda de alquiler sigue siendo una proporción significativa del stock.

En África, el Programa de Vivienda posterior al apartheid de Sudáfrica ha sido uno de los


programas más audaces del continente. Del mismo modo, los programas de vivienda
multisectoriales y la mejora de los barrios marginales en Túnez y Egipto lograron reducir tanto
la proporción como el número absoluto de habitantes de barrios marginales y lograr avances
en su prevención. El Programa Integrado de Desarrollo de la Vivienda de Etiopía es otro
ejemplo de un programa nacional ambicioso creado con el objetivo de entregar 100.000
unidades de vivienda al año y vincular la vivienda con las oportunidades de empleo, el
desarrollo de la capacidad del sector de la construcción, la creación de riqueza y el crecimiento
económico.

Por otro lado, algo que se debe evaluar al momento de generar políticas sociales de vivienda
es el rol asignado a los niveles de gobierno de ámbito subnacional (regiones, estados,
provincias). Dependiendo de las diferentes formas de administración de los gobiernos, y qué
tipo de competencias se asignan a cada nivel de gobierno dentro de los marcos
constitucionales, los gobiernos subnacionales pueden jugar un rol más o menos relevante en el
desarrollo del sector.

En aquellos estados que se organizan bajo modelos federales o que se caracterizan por un
nivel avanzado de descentralización, es frecuente que las competencias directas en materia de
vivienda se localicen en los niveles subnacionales. Ello ha impulsado que desde ese nivel se
vengan desarrollando las políticas, o que, en algunos casos, se puedan desarrollar políticas de
elementos que tienen una incidencia directa en la asequibilidad, como por ejemplo el suelo o
el desarrollo urbano, entre otros.

Otro elemento fundamental es el rol que, dentro de las políticas, se asignan a los gobiernos
locales. SI bien los municipios no suelen tener funciones legislativas que puedan determinar las
políticas, ellos aportan elementos fundamentales en el desarrollo del sector. Además de estar
en primera línea en el abordaje de los problemas que confrontan los ciudadanos, los
municipios frecuentemente son los encargados de elaborar los planes urbanos, dotar de
servicios básicos y organizar la movilidad y el trasporte. Y, en muchos casos, también de
proveer el suelo sobre el que se asientan las viviendas. Los gobiernos locales son, igualmente,
responsables de implementar procesos de regeneración y mejora urbana, así como del
mejoramiento de asentamientos informales, que, como se ha destacado, pueden tener un rol
estratégico para proveer de vivienda adecuada asequible a los sectores menos favorecidos.

También son responsables de otorgar los permisos de construcción y de habitabilidad de las


viviendas. Pero esto no podría ser posible, sin un elemento fundamental para el adecuado
desarrollo del sector, como lo son marcos legales y regulatorios que intervienen sobre los
procesos de planificación, ordenación y desarrollo urbano. Los planes urbanísticos, que
habitualmente con de obligatorio cumplimiento, tienen un peso importante al definir diversos
aspectos directamente vinculados con la vivienda adecuada, como, por ejemplo, la localización
cercana a los centros de trabajo y a los equipamientos y servicios urbanos, la provisión de
servicios básicos –agua potable, energía, saneamiento-, el transporte público o los espacios
verdes, entre otros. Igualmente, cumplen un rol primordial al definir el modelo de ciudad, a
través de la definición de las densidades de ocupación, de los tipos e intensidades de uso de
suelo y de la proporción entre espacio público y espacio privado. En el caso de la vivienda
adecuada, además, en muchos contextos, la planificación urbana determina específicamente la
cantidad y localización del suelo en el que se desarrolla la vivienda social.

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