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14 Una historia breve del cálculo

y obteniendo importantes resultados sobre el cálculo de tangentes para ciertas cur-


vas particulares. En la primera mitad del siglo XVII, se renovó el interés por esos
problemas clásicos y varios matemáticos como Bonaventura Cavalieri (1598-1647),
John Wallis (1616-1703), Pierre de Fermat (1601-1665), Gilles de Roberval (1602-
1675) e Isaac Barrow (1630-1677), lograron avances que prepararon el camino para
la obra de Leibniz y Newton.
A partir de la utilización del método cartesiano1 para sintetizar los resultados y
técnicas desarrollados previamente para el cálculo de áreas y tangentes de curvas,
Newton y Leibniz inventaron los métodos y algoritmos que hacen del cálculo una
herramienta aplicable a clases generales de problemas. Sus contribuciones en la
creación del cálculo difieren en origen, desarrollo e influencia y merecen ser tratadas
separadamente.
Newton, hijo de granjeros, nació en Lincolnshire, Inglaterra, en el dı́a de Navidad
de 1642 y llegó en 1669 a ocupar, en la Universidad de Cambridge, la Cátedra
Lucasiana como profesor de matemáticas. En sus primeras investigaciones introdujo
las series infinitas de potencias en una variable x para reformular resultados previos
de John Wallis y bajo la influencia de su profesor Isaac Barrow utilizó infinitesimales
para mostrar la relación inversa entre el cálculo de áreas y el cálculo de tangentes.
Las operaciones de derivación e integración de funciones y su relación recı́proca,
emergen como un proceso analı́tico que puede ser aplicado al estudio general de las
curvas.
En la presentación de sus ideas, Newton recurre a argumentos basados en el
movimiento y la dinámica de los cuerpos. Ası́, las variables son vistas como algo
que cambia o fluye con el tiempo (fluente) y a su derivada o razón de cambio con
respecto al tiempo la llama su fluxión. El problema básico del cálculo es, para
Newton, el estudio de las relaciones entre fluentes y sus fluxiones. En 1671, Newton
concluye su tratado sobre el método de fluxiones que no es publicado sino hasta
1736, casi diez años después de su muerte, ocurrida en 1727.
En su libro Principios Matemáticos de la Filosofı́a Natural, escrito en 1687, New-
ton estudia la dinámica de las partı́culas y establece las bases matemáticas para el
cálculo de razones de cambio mediante una teorı́a geométrica de los lı́mites. Uti-
lizando estos conceptos, desarrolla su teorı́a de gravitación y reformula las leyes de
Kepler para el movimiento de los cuerpos celestes. En su libro, Newton expresa mag-
nitudes y razones de cambio en términos de cantidades geométricas, tanto de tipo
finito como infinitesimal, tratando deliberadamente de evitar el uso del lenguaje
algebraico. Esta reticencia de Newton a usar los métodos algebraicos, limitó su
influencia en el campo de las matemáticas e hizo necesario reformular sus contribu-
ciones en términos del cálculo de Leibniz.
G. W. Leibniz fue el hijo de un profesor de filosofı́a y nació en la ciudad de
Leipzig, Alemania, en 1646. Ingresó a la universidad a la edad de quince años y

1
Por René Descartes (1596-1650), quien inventó la geometrı́a analı́tica, independientemente de
Pierre de Fermat, y la dió a conocer en 1637 en su obra La Géométrie.
1.2 El siglo XVIII: Euler y Lagrange 15

obtuvo el doctorado en filosofı́a a la edad de 21 años. El interés de Leibniz por las


matemáticas nació en 1672 durante una visita a Parı́s, donde el matemático holandés
Christiaan Huygens (1629-1695) lo introdujo al estudio de la teorı́a de curvas. Des-
pués de varios años de estudio bajo la dirección de Huygens, Leibniz investigó las
relaciones entre la suma y la diferencia de sucesiones infinitas de números y dedujo
varias fórmulas famosas.
Leibniz se interesó en las cuestiones de lógica y de notación para la investigación
formal, y su cálculo infinitesimal es el ejemplo supremo, en todas las ciencias y las
matemáticas, de un sistema de notación y terminologı́a perfectamente adaptado a
su objeto de estudio. En el sentido anterior, Leibniz formalizó, con su notación,
las propiedades y reglas fundamentales de los procesos de derivación e integración,
haciendo de su aplicación a los más variados problemas, un ejercicio de rutina que un
estudiante puede aprender desde sus primeros años. Su primera publicación sobre el
cálculo diferencial apareció en 1684, en el Acta Eruditorum, bajo el tı́tulo Un nuevo
método para máximos y mı́nimos ası́ como para el cálculo de tangentes que incluyen
cantidades tanto fraccionales como irracionales y un notable tipo de cálculo para
todo esto. En este artı́culo, Leibniz introduce la diferencial dx y las reglas básicas
del cálculo diferencial d(x + y) = dx + dy y d(xy) = xdy + ydx. Dos años después,
publica su segundo artı́culo R Sobre una geometrı́a oculta, donde introduce y explica
el significado del sı́mbolo de integración y aplica el poder del cálculo para estudiar
curvas trascendentes y deriva una fórmula analı́tica para la cicloide.
El vigoroso empuje de Leibniz al estudio y desarrollo del nuevo cálculo, el espı́ritu
didáctico de sus escritos y su habilidad para relacionarse con otros investigadores
contribuyeron a fortalecer su gran influencia en las matemáticas. Mantuvo una es-
trecha colaboración con otros estudiosos de su época, incluyendo los hermanos Juan
(1667-1748) y Jacobo Bernoulli (1654-1705), quienes se convirtieron en los prin-
cipales usuarios, investigadores y promotores del nuevo método, Pierre Varignon
y Guillaume François Antoine de L’Hospital (1661-1704), este último, autor del
primer libro de texto de cálculo diferencial publicado, en 1696. En 1700, Leibniz
convence a Federico I de Prusia para crear la Academia de Ciencias de Branden-
burgo (después Real Academia de Berlı́n) de la cual será su presidente vitalicio. En
contraste, el aislamiento y la lentitud mostrada por Newton para difundir sus ideas
y descubrimientos redujo su presencia en las matemáticas europeas de ese tiempo y
aunque un buen número de matemáticos ingleses continuó desarrollando el cálculo,
su programa resultó inferior al desarrollado por Leibniz.

1.2 El siglo XVIII: Euler y Lagrange


El siglo XVIII es denominado “El siglo del Análisis Matemático”. De 1700 a 1800 se
dió la consolidación del cálculo y sus aplicaciones a las ciencias naturales, particu-
larmente a la Mecánica. Con ese desarrollo, vino la especialización y el nacimiento
de nuevas ramas de las matemáticas, tales como: la Teorı́a de Ecuaciones Dife-
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renciales, ordinarias y parciales, el Cálculo de Variaciones, la Teorı́a de Series y


la Geometrı́a Diferencial. Las aplicaciones del análisis incluyen ahora la Teorı́a de
Vibraciones, la Dinámica de Partı́culas, la Teorı́a de Cuerpos Rı́gidos, la Mecánica
de Cuerpos Elásticos y Deformables y la Mecánica de Fluidos. A partir de entonces,
se distinguen las matemáticas puras de las matemáticas aplicadas.
El desarrollo del análisis matemático en el siglo XVIII está documentado en los
trabajos presentados en las Academias de Parı́s, Berlı́n, San Petersburgo y otras, ası́
como en los tratados expositorios publicados en forma independiente. Las figuras
dominantes de este periodo son el matemático suizo Leonhard Euler (1707-1783) y
el matemático italo-francés Joseph-Louis Lagrange (1736-1813).

Leonhard Euler Joseph Louis Lagrange


(1707–1783) (1736-1813)

Euler nació en Basilea, Suiza, y completó se educación universitaria a la edad


de quince años. Es considerado el matemático más prolı́fico de todos los tiempos,
sus obras abarcan casi setenta y cinco volúmenes y contienen contribuciones funda-
mentales a casi todas las ramas de las matemáticas y sus aplicaciones. La carrera
profesional de Euler se desarrolló en la Real Academia de San Petersburgo, Rusia
(1727-1741 y 1766-1783) y en la Academia de Berlı́n (1741-1766).
La obra de Euler en dos volúmenes intitulada Introducción al análisis infinitesi-
mal, publicada en 1748, da lugar al nacimiento del llamado Análisis Matemático
como rama de esta disciplina, análoga al Álgebra y la Geometrı́a. El Análisis
Matemático es construido a partir del concepto fundamental de función y de los
procesos infinitos desarrollados para la representación y estudio de las funciones.
En esa gran obra, por primera vez se presenta el estudio sistemático de las fun-
ciones exponenciales y de las funciones trigonométricas como funciones numéricas,
ası́ como el estudio de las funciones transcendentes elementales mediante sus desa-
rrollos en series infinitas. A esa primera obra de Euler, siguieron dos obras más, en
1755 y 1768, sobre el cálculo diferencial e integral, respectivamente, que constituyen
la fuente original de los actuales libros y textos sobre el cálculo y las ecuaciones
diferenciales.
El enfoque analı́tico de Euler recibió un gran impulso de la otra gran figura del
siglo XVIII, el matemático Joseph Louis Lagrange, quien a la muerte de Euler, en
1.3 El siglo XIX: Cauchy, Riemann y Weierstrass 17

1783, lo reemplazó como el matemático lı́der de Europa. Aplicando métodos pura-


mente analı́ticos, Lagrange extendió y perfeccionó el Cálculo de Variaciones y a par-
tir de sus aplicaciones a la mecánica, sentó los fundamentos de la llamada Mecánica
Analı́tica. En 1788 se publicó su famoso tratado Mecánica Analı́tica en donde, apli-
cando las ideas del cálculo de variaciones, presenta los fundamentos analı́ticos de la
mecánica. En el prefacio de su tratado, Lagrange declara que en su exposición sólo
recurre a argumentos analı́ticos, sin dibujos, figuras o razonamientos mecánicos. Es
decir, Lagrange hace de la mecánica una rama del análisis matemático.
Para fines del siglo XVIII habı́a preocupación en Europa por los fundamentos
del cálculo y del análisis. Los argumentos basados en la teorı́a de fluxiones de
Newton y en la idea de infinitamente pequeño mostraban serias inconsistencias que
fueron puntualmente señaladas por el obispo anglicano irlandés George Berkeley
(1685-1753) en 1734. Afrontando la situación anterior, Lagrange publicó en 1797
su obra Teorı́a de funciones analı́ticas en la cual pretende presentar un desarrollo
completo del cálculo de funciones sin recurrir a los conceptos de lı́mite o de cantidad
infinitesimal. El enfoque de Lagrange se basa en considerar que las funciones son
representables como series de potencias, cuyos coeficientes definen las derivadas de
los distintos órdenes. En este tratado, Lagrange sienta las bases para la aproxi-
mación de funciones por polinomios y da la forma del residuo denominada Residuo
de Lagrange.

1.3 El siglo XIX: Cauchy, Riemann y Weierstrass


Al finalizar el siglo XVIII, los matemáticos habı́an ya detectado distintas limitacio-
nes e incongruencias en las bases sobre las que se habı́a desarrollado hasta entonces el
cálculo diferencial e integral. Los trabajos de Jean D’Alembert (1717-1783) sobre la
cuerda vibrante y de Joseph Fourier (1768-1830) sobre la Teorı́a Analı́tica del Calor,
de 1807, remitı́an a la necesidad de considerar clases más amplias de funciones que
las meramente representables como series de potencias a la manera de Lagrange. En
ese momento, emerge la necesidad de aclarar las propiedades de continuidad y de
integrabilidad de las funciones, ası́ como las condiciones de convergencia para series
de funciones.
El concepto de continuidad de una función aparece explı́citamente definido, por
primera vez, en el trabajo del matemático checo Bernhard Bolzano (1781-1848), pero
es el matemático francés Augustin Louis Cauchy (1789-1857) quien desarrolla en su
generalidad la teorı́a de funciones continuas y formula los conceptos y procesos fun-
damentales del cálculo para ese tipo de funciones en los términos en que actualmente
se presentan. En sus tres grandes obras Curso de Análisis (1821), Resumen de Lec-
ciones sobre el Cálculo Infinitesimal (1822) y Lecciones sobre el Cálculo Diferencial
(1829), Cauchy hace una exposición rigurosa del cálculo basándose en el concepto
fundamental de lı́mite de una función. En particular, define la derivada de una
función como el lı́mite de cocientes de los incrementos de las variables y demuestra

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