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Acerca de El gran secreto del retorno de Perón en 1973
Quién es Juan Bautista Yofre
El gran secreto del retorno de Perón en 1973
La antesala de 1973
La violenta cronología del año 1973
Entre el ballotage y la provocación de Galimberti
Comienza el desplazamiento del montonerismo
La “Operación Mercurio”
La asunción de Héctor Cámpora
Lo que se decía en secreto
El termómetro de Benito Llambí
Perón viene a terminar con Cámpora
La semana trágica de Héctor Cámpora en Madrid. La batalla de
Ezeiza
Ezeiza
Los reproches del General
“Cuando los pueblos agotan su paciencia hacen tronar el
escarmiento”
Juan Domingo Perón visitó a Ricardo Balbín. La conspiración
Interpretando a Benito Llambí
La campaña presidencial
Septiembre
Ataque al Comando de Sanidad del Ejército
Las advertencias de Mario E. Firmenich a Juan Perón
El Ejército Argentino analiza el golpe en Chile
El asesinato de José Ignacio Rucci. Las réplicas
La segunda entrevista de Carcagno con Perón y el Operativo
Dorrego
Noviembre de 1973. La lucha por los sindicatos. Los cuatro
frentes de batalla
La economía y el Pacto Social: el desabastecimiento
Notas
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Yofre, Juan Bautista
El gran secreto del retorno de Perón en 1973 / Juan
Bautista Yofre. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos
Aires : Vi-Da Tec, 2023.
Libro digital, EPUB
CDD 320.0982
© Leamos, 2023
La antesala de 1973
La Nación del 13 de agosto de 1972 dijo que cada uno que viajaba a
Madrid pretendía volver con una primicia, pero que Juan Domingo Perón
tenía una muletilla: “Si mi almohada conociera mis planes, la quemaría”,
y el columnista dominical agregó: “El gobierno español puede pensar
todavía que es posible obtener una primicia de Perón; porque la tuvo en
julio de 1971, cuando puso en conocimiento de un representante del
gobierno argentino que Perón pretendería ser candidato a la Presidencia”.
En la columna se aportaron otros detalles: en julio de 1971, con
motivo de una visita a Madrid, el provicario castrense Monseñor Victorio
Bonamín se había entrevistado con el vicepresidente Luís Carrero
Blanco. La visita del dignatario de la Iglesia argentina era de carácter
exploratorio-informativa, y el almirante Carrero Blanco le pidió unas
horas para poner al generalísimo Franco en conocimiento de lo
conversado. Al día siguiente, Bonamín recibió la indicación de conversar
con Alfredo Sánchez Bella, en ese momento ministro de Información y
Turismo (1969-1973). Horas más tarde Bonamín y Sánchez Bella
estaban sentados frente a frente. Fue cuando el funcionario español le
dijo, en nombre de su gobierno, que no era oportuno volver al régimen
de elecciones de partidos políticos y que era un grave error revivirlo a
Perón, y habría sugerido dejar que el tiempo haga sus cosas.
La entrevista entre Sánchez Bella y Bonamín se realizó el 8 de julio de
1971. En otra ocasión el brigadier Jorge Rojas Silveyra, que mantuvo su
cargo de embajador en Madrid hasta la llegada del gobierno de Héctor
Cámpora, y siempre estuvo muy bien informado de las actividades de
Perón por su amigo, el coronel Blanco, jefe de Inteligencia de Franco,
relató qué supo de la enfermedad de Perón y de lo que decían los
médicos que lo atendían en España. “Por eso, yo le dije a Lanusse, `no
llames a elecciones para marzo del 73. No te apures. Las Fuerzas
Armadas no van a estar más desgastadas de lo que están, pero según me
han dicho los médicos que lo han atendido en España, Perón apenas tiene
un año de vida, así que vos llamá a elecciones para después de esa fecha.
Si no, Perón te va a nombrar un presidente, lo va a manejar, lo va a hacer
renunciar, o te va a armar otro 17 de octubre´.
Opinión del general Raúl Carcagno ante la posibilidad de interrumpir las elecciones
El acta finalmente fue convenida varios días más tarde por los tres
comandantes en jefe. El documento, además de “sostener en el futuro la
total vigencia de las instituciones democráticas”, la independencia del
Poder Judicial, “descartar la aplicación de amnistías indiscriminadas”,
consideraba: “Compartir las responsabilidades dentro del gobierno que
surja de la voluntad popular como integrantes del Gabinete Nacional,
según la competencia que le fijen las leyes y demás disposiciones, en
especial en lo que hace a la seguridad interna y externa, respetando las
atribuciones constitucionales para las designaciones de los ministros
militares por parte del futuro Presidente de la Nación, de conformidad
con la legislación vigente el 25 de mayo de 1973”. Con sus “cinco
puntos” Lanusse intentó mantener la influencia de las Fuerzas Armadas
en el poder, porque entendía que el próximo gobierno sería de
“transición”.
Rodolfo Galimberti
La “Operación Mercurio”
Ezeiza
Guía que trajo Perón desde Madrid para su discurso del 21 de junio de 1973
- “La situación del país es de tal gravedad que nadie puede pensar en
una reconstrucción en la que no debe participar y colaborar. Este
problema como ya lo he dicho muchas veces, o lo arreglamos entre todos
los argentinos o no lo arregla nadie. Por eso, deseo hacer un llamado a
todos, al fin y al cabo hermanos, para que comencemos a ponernos de
acuerdo”.
- “Conozco perfectamente lo que está ocurriendo en el país. Los que
crean lo contrario se equivocan. Estamos viviendo las consecuencias de
una posguerra civil que, aunque desarrollada embozadamente, no por eso
ha dejado de existir. A ello se le suma las perversas intenciones de los
factores ocultos que, desde la sombra, trabajan sin cesar tras designios no
por inconfesables menos reales”.
- Hay que volver al orden legal y constitucional como única garantía
de libertad y justicia. En la función pública no ha de haber cotos cerrados
de ninguna clase y el que acepte la responsabilidad ha de exigir la
autoridad que necesita para defenderla dignamente. Cuando el deber está
de por medio, los hombres no cuentan sino en la medida en que sirvan
mejor a ese deber. La responsabilidad no puede ser patrimonio de los
amanuenses.
- “Nadie puede pretender que todo esto cese de la noche a la mañana
pero todos tenemos el deber ineludible de enfrentar activamente a esos
enemigos, si no querernos perecer en el infortunio de nuestra
desaprensión o incapacidad culposa”.
“Pocos días después del 20 de junio, Benito Llambí relató años más tarde
en sus Memorias de medio siglo de política y diplomacia, recibí un
llamado de Raúl Lastiri (presidente de la Cámara de Diputados), quien
quería verme con cierta urgencia. Al día siguiente me visitó,
acompañado por (el Ministro de Economía, José Ber) Gelbard, tal como
habíamos combinado”. A continuación, Llambí relató que Lastiri le dijo
que venía a concretar “un cometido solicitado por Perón”. Era inminente
la caída de Cámpora y había que organizar una transición que permitiera
llamar a elecciones presidenciales donde pudiera ser candidato el general
Perón.
El vicepresidente de la Nación, Vicente Solano Lima, estaba de
acuerdo y ofrecería su renuncia. “De lo que se trataba era de asegurar un
gobierno provisional que se limitara a dos cosas: por un lado depurar los
cuadros de la administración pública de aquellos elementos adscritos a la
Tendencia, y por el otro, convocar de inmediato a elecciones y garantizar
su realización con absoluta limpieza”. El plan general lo trató Gelbard al
explicar que Lastiri asumiría como presidente interino, previa maniobra
para ausentar de su cargo a Alejandro Díaz Bialet, presidente provisional
del Senado y tercero en la línea sucesoria. Seguidamente, Lastiri le
comunicó que Perón había pensado en él para ocupar la cartera de
Interior. Llambí se sorprendió y le dijo que se sentiría más cómodo en la
Cancillería, porque estaba preparado para ser el jefe del Palacio San
Martín. También explicó que no se sentía cómodo “en la función de la
represión, dada la decisión de la guerrilla de continuar operando, a pesar
de la normalización institucional del país”.
En un momento pidió un paréntesis para ordenar sus ideas y al
regresar a la reunión, le pidió a Lastiri que le explicara un poco más por
qué Perón quería que ocupara el ministerio del Interior, pero la respuesta
la dio Gelbard: “Enfatizó que Perón había expresado que necesitaba un
hombre de diálogo” y le advirtió sobre los riesgos que se corría en
algunas provincias, entre las que no se descartaron Buenos Aires,
Córdoba y Mendoza. Al preguntar quién sería el canciller, Gelbard
musitó “Juan Alberto Vignes”, un oscuro diplomático, alejado del
Servicio Exterior con duras acusaciones, que se encontraba al frente de la
asociación de diplomáticos jubilados.
La escena que pintó el embajador Llambí tiene otras singularidades,
raíces, y color. La reunión se realizó en el 9º piso del edificio de la
avenida del Libertador, pegado a la residencia del embajador de los
Estados Unidos. El que le pedía encontrarse era Raúl Lastiri, su vecino
del piso 10º, casado en ese momento con Norma López Rega. Los dos
invitados llegaron a la cita, a la que Llambí no le puso fecha, pero todo
indica que fue en las horas posteriores al ataque cardíaco de Perón.
A esta altura los lectores saben que Perón, por distintas expresiones,
llegó para sacarlo a Cámpora de la Casa Rosada. El coordinador de los
detalles del “golpe blanco” como queda claro fue José Ber Gelbard, el
hombre fuerte del gabinete, con quien el matrimonio Llambí había
cultivado una importante relación personal. Cuando Lastiri y Gelbard
entraron en el amplio living de los Llambí salió a saludarlos Beatriz
Haedo y luego los acompañó al escritorio de la casa, cuyas ventanas
miran hacia el Monumento a la Carta Magna y las Cuatro Regiones
Argentinas (más conocido como monumento a los españoles). Dejó a los
invitados pero se quedó cerca, alerta, rondando el living. Cuando Benito
relata en su libro que “en un momento pidió un paréntesis para ordenar
sus ideas”, sin decirlo, le hizo un homenaje a su esposa porque consultó
el ofrecimiento con ella:
- Benito: No, no, Interior. Les dije que yo no soy para reprimir y me
contestaron diciendo que el General me necesita porque allí debe ir un
hombre de diálogo.
Beatriz notó la desazón de su marido, y recordó un consejo de su
padre: “Nunca hay que dejar pasar la oportunidad”. Después se verá…
Luego, Llambí volvió a la reunión, aceptó el ofrecimiento y escuchó la
estrategia que desarrolló Gelbard.
El viernes 29 de junio de 1973 el diputado Rodolfo Arce ingresó a la
Cámara un pedido de informes señalando la necesidad de enjuiciar a
Cámpora y su ministro Righi a fin de que revelen sus responsabilidades
en los sucesos de Ezeiza. Fue una señal amarilla que muy pocos
percibieron. En esas horas cada uno hacía su juego. “Lo ocurrido en
Ezeiza, dijo Arce en la Cámara de Diputados, es la consecuencia de una
política carente de responsabilidad iniciada el 25 de mayo desde el
Ministerio del Interior e imitada por algunos gobernadores. En sólo 20
días de gobierno se comprometieron los planes de gobierno del jefe del
movimiento, que propugnaba la unidad nacional; los bienes, la vida y los
derechos de los ciudadanos están a merced de bandas armadas. De estos
hechos, el pueblo peronista era un espectador asombrado…lo lamentable
fue comprobar que entre los grupos actuaban guerrilleros de origen
brasileño y francés, que con alevosía ametrallaban a la multitud…”. “El
25 de mayo -siguió Arce- le expresé a Carlos Alberto Cámpora
textualmente: ‘Carlitos, papá no podrá llevar adelante este proceso con el
doctor Righi en el Ministerio del Interior’. Mis predicciones se han
cumplido”.
El sábado 30 de junio de 1973, Perón recibió al embajador Cheng
Wei Chih, de la República Popular China. “No hubo ningún trascendido
oficial, pero el tema del encuentro fue el viaje que en fecha próxima
emprenderá Perón hacia Pekín, en cuyo transcurso estaría prevista una
reunión con Mao Tse Tung”, informó La Opinión en tapa al día
siguiente. Se entendía que el periplo se extendería a Corea del Norte “y
tal vez Vietnam del Norte”. Era una cortina de humo, Perón no estaba en
condiciones de realizar el menor esfuerzo. Lo único cierto fue el viaje de
Isabel Perón, José López Rega y su hija Norma Lastiri a Pekín y Corea
del Norte, en abril de 1973, con la cobertura exclusiva de la corresponsal
de Las Bases y “compañera” Gloria Bidegain.18
El miércoles 4 de julio de 1973, por la mañana, Cámpora presidió
una reunión de gabinete, a la que se sumaron Isabel Perón, Raúl Lastiri y
el vicepresidente Vicente Solano Lima, donde se trataron algunos temas
personales del general Perón. Su enfermedad y el reposo que debía
guardar; la restitución de su grado militar y sus haberes devengados. En
la ocasión, tanto López Rega como su yerno Raúl Lastiri ensayaron una
crítica frente a la situación general del país. El mismo grupo, sin la
inclusión de los ministros del Interior y Relaciones Exteriores, fueron
citados a trasladarse a la residencia de Gaspar Campos por la tarde.
Perón recibió a los asistentes en el living, departió un rato, invitó con
café, y luego se retiró a la planta alta.
Estaba todo planeado: luego pasaron al amplio comedor e Isabel tomó
la cabecera, dejando a Cámpora a la derecha y López Rega a su
izquierda. La otra punta de la mesa la ocupó Vicente Solano Lima, con
Gelbard y Ángel Federico Robledo a sus flancos. La conversación
comenzó con unas palabras de Isabel referidas a la proximidad de un
nuevo aniversario de la muerte de María Eva Duarte de Perón y los actos
en consecuencia, e hizo saber que no deseaba la presencia de la
muchachada “desmelenada y ruidosa”, según recordó Jorge A. Taíana.
Luego tomó la palabra López Rega para reiterarle a Cámpora las mismas
críticas que había expresado a la mañana a las que se sumó Isabel,
llegando a amenazar a todos con llevárselo a Perón de vuelta a Madrid.
La campaña presidencial
Finalmente, el sábado 18 de agosto de 1973, Perón acepto la candidatura
presidencial que le había ofrecido el congreso nacional del justicialismo,
en un acto realizado en el Teatro Cervantes donde pronuncia un extenso
discurso que combinaba exhortaciones a la unidad, a la reconstrucción
nacional, con revelaciones de su propio estado físico y la inacabada
ironía de saludar a sus adversarios políticos. Para despejar rumores (que
ahora se sabe que eran certezas), Perón leyó un informe médico de once
días antes firmado por los doctores Cossio y Taiana, en el que se declara:
“1º) El teniente general Juan Domingo Perón se encuentra restablecido
de la afección comprobada el 16 de junio del corriente año; 2º) La
actividad futura debe contemplar y ajustarse a la situación física
vinculada a la edad y a la afección padecida.”
“Nuestros críticos deben pensar que hemos recibido el país en una
situación casi caótica, donde lo primero que se ha destruido es el
argentino, que es el que más vale (…) quizás la primera regla de la
filosofía de la acción aconseje ver, base para conocer, conocer, base para
apreciar, apreciar, base para resolver, y resolver, base para realizar (…)
tenemos que persuadir al país de la necesidad de trabajar, porque eso es
lo único que construye; el trabajo que el país realice será proporcional a
su propio destino”. Planteó también la reorganización del movimiento,
un objetivo que no se llevó a cabo. Para esa finalidad, durante una
reunión que se realizó en Gaspar Campos, el domingo 31 de julio, había
constituido el Consejo Superior integrado por cuatro representantes de
cada una de las ramas y una “mesa directiva” formada por los
compañeros Martiarena, Rucci, Silvana Roth y Yessi”, sin ninguna
presencia de los sectores de la Tendencia. Era toda una señal publicada
en la revista Las Bases del 1º de agosto.
Septiembre
El comentarista del diario La Opinión Tomás Eloy Martínez defendió la
presencia de la JP en el acto de la CGT señalando que se equivocaban
quienes suponían que Perón marginaría a este combativo sector de la
juventud. “Perón no busca gobernar entre réprobos y elegidos,
interpretaba el periodista, sino alcanzar un acuerdo entre los sectores
enfrentados”. Daba la sensación de que Martínez no leía los diarios ni las
revistas. Al margen, la sociedad política aguardaba el programa de Canal
Trece anunciando un reportaje a Perón. Fue resonante la repercusión que
alcanzó el programa donde Perón conversó en la noche del lunes 3 de
septiembre, en su residencia de Gaspar Campos durante una larga hora,
con los periodistas Sergio Villarruel (comentarista político de Canal 13),
Roberto Maidana (división noticias de PROARTEL) y el director del
diario La Opinión Jacobo Timerman. Detrás de cámaras observaban el
diálogo mientras se grababa el ministro de Economía José Ber Gelbard;
el gerente de producción Carlos Montero y el asesor del noticiero del 13,
Pablo Rodríguez de la Torre.21
“Hay que andar con calma. No se puede jugar con eso, porque la
reacción interna, apoyada desde afuera, es sumamente poderosa. Los
ingredientes de una revolución siempre son dos: sangre y tiempo. Si se
emplea mucha sangre, se ahorra tiempo; si se emplea mucho tiempo, se
ahorra sangre. Eso es lo único que podemos decir. Pero siempre es una
lucha. Que yo sepa, hemos quedado en gastar tiempo, y no sangre
inútilmente. Por otra parte, el error muy grande de mucha gente, entre
ellos mi amigo Salvador Allende, es pretender cambiar los sistemas. El
sistema es un conjunto de arbitrios que forman un cuerpo: eso es el
sistema, y a nadie se le ocurra cambiarlo. Lo que hay que cambiar,
paulatinamente, son las estructuras que conforman el sistema. Algunos
quieren pasar de uno a otro sistema. El sistema no se cambia. El sistema
va a resultar cambiado cuando las estructuras que lo conforman y
desenvuelven lo hayan modificado. ¿Cómo se modifica eso? Dentro de
esta actitud nuestra hay un solo camino, que es la legislación. No es de
ninguna manera constructivo romper un sistema. La Unión Soviética
rompió un sistema y creó otro hace 56 años. Y ahora, a pesar de que los
han ayudado todos y en la tecnología han ido adelante, tiene que ir
Brezhnev a pedirle ayuda a los Estados Unidos”.
Dos días más tarde de la victoria electoral y al día siguiente del viaje de
un enviado Oficial a Chile, un comando de FAR y Montoneros asesinó a
balazos al jefe de la CGT, José Ignacio Rucci. Fue, en primera instancia
la respuesta brutal por el papel preponderante que había tenido Rucci en
la caída de Cámpora el 13 de julio; asimismo lo acusaban de haber
tenido un papel especial en los incidentes de Ezeiza, pero él estaba en el
avión que traía a Perón. También fue la réplica de la guerrilla a la
decisión de la población de plebiscitar a Perón, que desarmaba la más
mínima posibilidad de Montoneros y su colateral pública, la JP de las
Regionales de influir en el futuro gobierno.
El asesinato de Rucci fue una clara advertencia de la guerrilla a Perón
y de paso también a toda la sociedad. El resultado electoral no
modificaba el interés expreso de Firmenich y sus socios de continuar por
el camino de la violencia para instalar la patria socialista. Ni aun el
resultado contundente del 62% obtenido por Perón en las elecciones
nacionales. El camino de los montoneros no tenía vinculación con la
democracia representativa ni tampoco con las decisiones populares
volcadas en las urnas.
Rucci, uno de los blancos favoritos de la guerrilla, había sido
advertido, su muerte anticipada, en los cánticos montoneros en la cancha
de Atlanta: “Rucci traidor a vos te va a pasar lo mismo que a Vandor”.
Mientras los jefes montoneros dialogaban con Perón, al mismo tiempo
planificaban la muerte de Rucci, confirmando aquello que había
sostenido Firmenich el 8 de septiembre, luego del encuentro con Perón:
que no abandonarían las armas porque eran su recurso político.
En ese momento no “firmaron” el asesinato pero con el tiempo se supo
fehacientemente que habían realizado el crimen.26 Lo sucedió en el cargo
Adelino Romero, segundo en la organización obrera y miembro de la
Asociación Obrera Textil (AOT). La primera respuesta no institucional
de la ortodoxia fue el asesinato de Enrique Grynberg, miembro del
Consejo de la Juventud Peronista de la Zona Norte. Como dijo años más
tarde el ex secretario general del PJ, Juan Manuel Abal Medina, tras el
asesinato de Rucci, “Perón allí decide que va a terminar con esos
sectores”. En realidad, ya había comenzado.
—“En distintos ambientes del medio civil se estima que, ante una
situación de deterioro del Gobierno o de crisis institucional, el poder
caerá nuevamente en las Fuerzas Armadas (particularmente en el
Ejército). Ello debe ser tenido en cuenta para preparar psicológicamente
a los cuadros y evitar la errada convicción de que se considere como
‘única solución idónea’ que el Ejército o las Fuerzas Armadas tomen a su
cargo nuevamente la conducción política del país.”
—[…] En el orden político partidista, las escisiones internas se
profundizarán y podrán desembocar en enfrentamientos violentos
apoyados eventualmente por otros sectores políticos interesados. Como
consecuencia de esto, no es descartable que retome actualidad la figura
de Cámpora, apoyada por sectores de la juventud, y buscando la herencia
política a expensas de Isabel.”
—En el caso de “fallecimiento” del Presidente ,“es previsible una
crisis de poder con una confusión inicial en todos los escalones de
decisión” y tras la previsible congoja de los partidos políticos y “los
grupos de presión que acompañan al gobierno…la actitud final a adoptar
podrá variar entre el apoyo a la Vicepresidente y la aplicación de la ley
de acefalía o una nueva ley que permita a la Asamblea Legislativa
designar un nuevo presidente.”
Cesio considera que el Ejército “es mirado desde todos los ángulos
como la única solución idónea y ocurren así dos fenómenos de índole
contrapuestos”:
—“El que se deriva de grupos disolventes, especialmente militares
fuera de la institución y aún dentro de ella, que participando de la idea de
que el poder irá a parar a manos del Ejército, aspiran a que no lo tomen
sus actuales autoridades y hacen lo imposible por sustituirlas.”
10 Horacio Rivero nació en Puerto Rico y fue el primer hispanoparlante que llegó al grado de
almirante de 4 estrellas. Participó en las principales batallas del Pacífico (1942-1945) y en la
guerra de Corea. Luego de ser comandante de la OTAN fue embajador de los EE.UU. en España
entre 1972 y 1974.
11 En esas horas Lanusse deja la comandancia y nombra interinamente a López Aufranc al
frente del Ejército.
12 Testimonios relatados al autor por el consejero Airaldi y el embajador Ernesto Garzón
Valdés..
13 Todas las referencias de Armando Puente forman parte de una larga grabación realizada con
el autor.
14 Que estaba bajo las órdenes del comodoro Jesús Orlando Capellini.
15 Miguel Bonasso, obra citada pág. 539.
18 Las Bases, Año 2, Número 47 del 7 de junio de 1973, páginas 17 a 19. Gloria Bidegain en
aquella época salía con un Vaca Narvaja Yofre (Montonero) y años más tarde fue diputada
nacional por el Frente Para la Victoria, provincia de Buenos Aires, mandato 2007-2011.
19 La Opinión, 8 de julio de 1973, página 20.
20 Parte de la entrevista grabada al doctor Pedro Ramón Cossio (2010),
21 Gente del 27 de septiembre de 1973.
22 Primo de “Paco” Urondo, Invernizzi antes de ingresar al PRT-ERP había militado en las
FAR, según relató en “Lucha Armada” Año 2-Nº 5.
23 El Descamisado, Año I Nº 17, 11 de septiembre de 1973.
24 Testimonio al autor del doctor Pedro Cossio
25 Documento “Marco Externo - Ámbito Regional”.
26 Ver “Volver a matar”, Juan Bautista Yofre, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, Buenos
Aires 2008; “Operación Traviata”, Ceferino Reato (Editorial Sudamericana). “Por amor al odio”,
Carlos Manuel Acuña, Ediciones del Pórtico, Buenos Aires 2003.
27 Para esa época el PRT-ERP se había alejado del trotskismo, desafiliado como Sección
Argentina de la IV Internacional, adoptado el castro guevarismo foquista y pasado a la órbita de
Cuba y la URSS.
28 Fue el 16 de noviembre de 2017.
29 El sucesor de Damasco en Granaderos fue el coronel Sosa Molina. El autor le agradece a
Luis Francisco Asís Damasco.
30 Diálogo con el general de brigada Llamil Reston con el autor, Buenos Aires 19 de enero de
2010.
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