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Semana No.

1
Persona, sociedad, Estado y Derecho

Compentencia: Describe las nociones y definiciones de las diferentes ramas del


Derecho y su relación con las ciencias económicas.

Indicador: Explica el origen del Derecho y su forma de aplicación en la sociedad.

Introducción

Bienvenidos a la semana 1 del curso de Introducción al Derecho. Esta semana


abordaremos nociones generales sobre el ser humano, el hombre en sociedad, la
naturaleza del Estado y la importancia y trascendencia del derecho.
Generalmente, asociamos el derecho con ideas relacionadas con leyes o normas; sin
embargo, es algo más grande y abstracto que eso. Este busca que se satisfagan ciertos
valores como la justicia, el bienestar común, la igualdad, la seguridad, la libertad, entre
otros.

La importancia del derecho es tal que día a día estamos frente a situaciones que son
reguladas por este. Una gran cantidad de las actividades diarias tiene relación con esta
materia: el trabajo que cada uno realiza cotidianamente está sujeto a ciertas reglas de
juego, que buscan cumplir con los valores antedichos; también podemos traer como
ejemplo una compra, por sencilla que fuera, como la del pan, transacción en la que hay
varios efectos relacionados con el derecho.

En un plano macro, el derecho como producto de la vida en sociedad busca el bienestar


común de los integrantes de la comunidad, de cuenta que para lograr dicho objetivo se
crea una estructura administrativa que constituye un elemento de lo que denominamos
el Estado.

Para empezar a ilustrar cómo el derecho tiene repercusión en nuestras vidas y en la


sociedad que nos rodea, les dejo una breve lectura para que reflexionemos:
http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/estado-eficiente-que-necesitamos-fuad-
khoury-noticia-1884372?ref=flujo_tags_526892&ft=nota_4&e=titulo

Reflexión:
¿Qué problemas situacionales muestra el artículo relacionado con Perú y qué similitudes
encontramos con la Guatemala en la que vivimos?
Piense en un caso en el que una regulación de mala calidad tenga un impacto directo en
su vida cotidiana y cuál es el efecto en la sociedad. Sea lo más puntual que pueda.
Contenido
EL SER HUMANO Y LA SOCIEDAD Y SU RELACIÓN CON EL DERECHO

En la vida siempre es importante conocer de dónde se parte para tener una idea
clara sobre cómo vamos. Por eso, iniciaremos conociendo cuál es el papel del ser
humano y la sociedad en el derecho y trataremos de responder la interrogante: ¿De
dónde surge el derecho?

El ser humano y la sociedad y su relación con el derecho

La naturaleza del ser humano radica en que es un ser social. Conforme se ha


gestado la evolución social del hombre, este ha ido desarrollando mecanismos para
sobrevivir, todos los seres vivos se adaptan a las situaciones fácticas que les rodean,
como ya nos ilustraron Alfred Russel Wallace (1823-1913) y Charles Darwin (1809-
1882), naturistas. Este último en su famosa obra “El origen de las especies” describe
su investigación realizada en el archipiélago de las Galápagos. Este científico
observó que a pesar de que las islas que componen el archipiélago no están
significantemente distantes entre sí, las especies que las habitan son diferentes.
Observó, por ejemplo, catorce especies de pinzones, alguna de las cuales vivía
solamente en una de las islas, que estaban adaptadas a distintos tipos de
alimentación, así como que en cada isla habitaba una subespecie distinta de tortuga
terrestre. Llegó a la conclusión de que la elevada biodiversidad se debía a la
adaptación y al aislamiento geográfico.

El hombre como ser eminentemente social se integra con sus semejantes


estableciendo una compleja trama de interrelaciones que ponen a prueba su
iniciativa y su capacidad de organización.
La mayor organización la alcanza el hombre al conformar una institución llamada
Estado, que tiene por finalidad la búsqueda y obtención del bien común de todos los
integrantes del cuerpo social.
Para lograr dicho propósito, el Estado -en representación de sus propios ciudadanos
y a través de los poderes legítimamente establecidos- dicta normas de carácter
general y abstracto, a las que el hombre debe encuadrar su conducta en lo
individual y lo social.

Dichos mandatos rigen la vida del hombre en prácticamente todos los planos en que
éste actúa, conformando un sistema al que se integran otras normas no escritas,
todas constitutivas de las fuentes del Derecho.
El Derecho, entonces, se presenta como un, conjunto integrado de normas de
diversa índole y categorías, como también de principios que entran a regir cuando
no existe disposición escrita que regule una determinada materia; por lo que puede
haber vacío legal (de Ley), pero no de Derecho.

Y no podría ser de otra forma, porque el Derecho tiene como fin garantizar la justicia
-siendo ésta su valor-, la seguridad y el orden público, la paz social y el Bien Común.

Desde la antigua Grecia se estudia al hombre constituido por soma (o corpus,


alocución romana) y psiché (o ánima, alocución romana), la dicotomía cuerpo-alma
que fue abordada por renombrados filósofos como Platón, Aristóteles, Anaxágonas
y Plotino, entre otros. Esta dicotomía evolucionó en la tricotomía: cuerpo-alma-
espíritu, que se aborda desde la Antropología Teológica. Recordemos que la
naturaleza del hombre es que es un ser social y es por ello que su estudio se hace
en ese contexto. No es posible estudiarlo de forma aislada.

El hombre, concluimos, es un ser social. Su vida se basa en relaciones, y en toda


relación existen conflictos. Piensen en una relación interpersonal que tengan (los
novios, los esposos, la suegra, el vecino, el compañero de trabajo), la primera que
les venga a la mente, y verán que cualquiera que sea, siempre tienden a existir
conflictos, pequeños, medianos o grandes, pero existen.

Además de lo anterior, el ser humano debe satisfacer sus necesidades y estas


únicamente pueden llegar a ser satisfechas con la intervención de otros seres
humanos, no se concibe que pueda cumplir sus objetivos viviendo aislado. Rápido,
rápido, podemos recordar la intrépida aventura de Robinson Crusoe, personaje
estelar de la novela con el mismo nombre, escrita por Daniel Defoe, en la cual se
destaca cómo el hombre para sobrevivir requiere de la ayuda de sus iguales.
Asimismo, destaca cómo se crean estructuras de poder y administración.

Lea este pequeño pasaje del libro Política de Aristóteles, que se refiere a la
conclusión a que se arribó anteriormente: http://miguelangel.begueria.es/wp/wp-
content/uploads/2009/12/aristotelespolitica.pdf

El ser humano siempre ha vivido en comunidad, ya sea nómada o sedentaria. En un


inicio, la edad antigua, el ser humano se agrupaba en clanes (primordialmente por
un aspecto religioso, reconociendo un antepasado común); luego, en la antigua
Grecia, se agrupaban en Ciudades-Estado; en la actualidad las comunidades se
agrupan en Naciones-Estado o Uniones de Estados.
Todo ser vivo se organiza, sin que el ser humano sea una excepción, con el objeto
de buscar y satisfacer la necesidad de alimentación, y para protegerse frente a las
amenazas de factores externos que ponen en peligro la sobrevivencia de sus
miembros. En el caso del hombre, incluso de su misma especie. Nosotros nos
seguimos organizando con el mismo propósito.

El video “Construyendo ciudades más seguras” una charla de Macarena Rau Vargas
en el foro TED. https://www.youtube.com/watch?v=RAZfoZzB0qY
En este video encontrará una interesante perspectiva respecto de los aspectos de
convivencia.

Luego de haber visto el video anterior, haremos una reflexión a partir de las
preguntas:
¿Qué elementos de convivencia humana vemos en el video?
¿Existe un conflicto social?
¿Qué satisfacción social se busca solucionar?
¿Cómo visualizan al derecho siendo parte de la solución en la propuesta que se
hace? Tras de la reflexión, continuamos…

La vida en sociedad, como ya adelantamos, no siempre se desarrolla de forma


armónica, surgen conflictos. Para resolver esos conflictos nace la necesidad de crear
una regulación del comportamiento que permita una convivencia social armónica y
pacífica.

En principio, la normativa imperante surge de normas religiosas que ordenaban la


vida social. Sin embargo, las normas religiosas, en un momento, fueron insuficientes,
por lo que el ser humano se vio en la necesidad de crear normas obligatorias de otro
tipo, que no se sujetaran a la convicción religiosa para su cumplimiento.

Actualmente, en reiteradas ocasiones, escuchamos la afirmación “vivimos en un


mundo globalizado”. La globalización, que se inicia como un concepto
eminentemente económico, es ahora utilizada en el espectro social, comunicacional,
de desarrollo, entre otros, en referencia a que existe una sola comunidad global. Esta
es consecuencia de la organización de los diferentes Estados con el objeto de que
los individuos de cada uno de ellos puedan tener relaciones comerciales, de
infraestructura, de comunicación, recreativas, entre tantas otras.

Esta misma dinámica fue la que dio lugar a que se conformara una organización
supranacional mundial, como la Organización de las Naciones Unidas, y
organizaciones regionales, como la Organización de Estados Americanos, la Unión
Europea, la Unión Africana, el MERCOSUR, por nombrar algunas (para más
información sobre los organismos internacionales regionales:
http://www.iccnow.org/?mod=rio&lang=es). Que luego fueron las que propugnaron la
globalización económica y la globalización social.

Los fines de organización supranacional responden a intereses a escala macro, de


índole económica y de seguridad, particularmente.

En el documento “Cuadernos del Mundo Actual –La ONU” escrito por Juan Carlos
Pereira, páginas de la 28 a la 31, encontrará información que le permitirá explicar
qué es el nuevo orden económico mundial.
(http://perseo.sabuco.com/historia/ONU.pdf).

LAS NORMAS DE CONDUCTA


Recapitulemos: la necesidad de crear regulaciones, por parte del ser humano, se
produjo como consecuencia de la necesidad de lograr una convivencia social
armónica, en aras de resolver los conflictos que surgían de la relación social. El punto
de partida de las regulaciones de la conducta social fueron las normas religiosas, las
cuales, a medida que fue creciendo la población y las culturas, se fueron
desarrollando y, en algunos casos, debilitando; asimismo, la complejidad de la vida
social dio lugar a que se fueran generando normativas que desbordaban el alcance
religioso.

Estos factores dieron lugar a la creación de regulaciones que ya no quedaban a


merced de la interpretación religiosa o su cumplimiento no estaba sujeto a la
convicción religiosa. Por el contrario, se inició con el sometimiento a normas
obligatorias y con carácter coercitivo. Sin dejar atrás que las fuentes inspiradoras del
derecho continuaron siendo la moral, la religión y los usos sociales.

La moral y la religión siempre guardan una particular importancia pues a partir de


estas es que se orientan las normas y se crean principios. No obstante, mientras se
han desarrollado las normas, muchas de ellas se han circunscrito a los usos sociales,
con el propósito, deliberado, de dejar fuera fundamentos morales y religiosos.

Uno de los puntos de análisis de la filosofía del derecho ha sido la disyuntiva entre
el ser y el deber ser, me encontré un interesante blog que les quiero compartir y en
el cual nos estaremos apoyando para algunas lecturas de reflexión:
http://derecho911.blogspot.com/2013/04/ser-y-deber-ser.html

Con el objetivo de aterrizar en el tema sobre normas de conducta, en primer lugar,


vamos definir qué entendemos por norma. Piense por un momento qué es una norma
para usted y cómo percibe una norma, deténgase un momento para tratar de
identificar cuáles son las características que tienen las normas.
Ahora que ya hizo ese ejercicio personal, nos remitiremos a un estudioso del derecho
para ver qué tiene que decir sobre el concepto de norma. Eduardo García Máynez
(2006) nos dice que la norma suele usarse en dos sentidos, uno amplio y otro estricto.
En sentido amplio una norma es toda regla de comportamiento, obligatoria o no; y
en el estricto, corresponde a la regla que impone deberes o confiere derechos.
Diferencia las normas y las reglas técnicas; estas últimas son aquellas cuyo
cumplimiento es potestativo, mientras que las normas tienen carácter obligatorio o
facultativo.

Es preciso, también, hacer una diferenciación entre las normas conductuales y las
leyes naturales. A manera de ejemplo tomaremos una ley natural: la gravedad. La
famosa imagen de la manzana que cae al lado de Newton, creo que todos la
conocemos. Aquel objeto rojo que cae desde el árbol con una velocidad constante
hasta el suelo. Así nace la teoría de la gravedad. Pues bien, la gravedad es un
fenómeno natural, una ley natural.

Veamos qué caracteriza a una ley natural y sus diferencias con las normas
conductuales:
a) En primer término, la ley natural tiene por objeto la explicación de relaciones
constantes entre fenómenos. Mientras que, como hemos apuntado
anteriormente, la norma conductual tiene por finalidad provocar un
comportamiento.

b) Seguimos y vislumbramos que una ley natural implica la existencia de relaciones


necesarias entre fenómenos, ocurren de forma espontánea, por decirlo de alguna
forma. Las normas conductuales, por el contrario, responden a un supuesto
filosófico respecto de la libertad del sujeto a quien obliga la misma, respecto de
su cumplimiento o no. Naturalmente, esa manzana que cae del árbol no tiene la
libertad de decirse a sí misma que no quiere caer al suelo, simplemente lo hace.

c) Por último, encontramos que las leyes naturales son válidas cuando son
verdaderas. Es por eso que tenemos en el mundo a físicos, químicos,
matemáticos y científicos, en general, tratando de dar explicaciones del mundo
que nos rodea y de comprobar sus teorías. Para que las leyes físicas tengan
validez es indispensable que los hechos se confirmen, asegura García Máynez
(2006) al que ya nos referimos anteriormente. Entre tanto, las normas
conductuales no requieren de esa comprobación, sino que se convierten en
válidas cuando exigen un proceder intrínsecamente obligatorio.

Como hemos visto, existen varias clases de normas, las morales, las religiosas, los
usos sociales y las jurídicas. Tomando esto en consideración procederemos a ver
algunas de las características de las normas de conducta, para ello nos referiremos
a la clasificación realizada por Carmen María Gutiérrez de Colmenares (2007), quien
nos dice que las normas poseen estas características: a) bilateralidad y
unilateralidad; b) exterioridad e interioridad; c) coercibilidad e incoercibilidad; y, d)
autonomía y heteronomía.
a) Bilateralidad y unilateralidad
Cuando nos referimos a la bilateralidad, estamos hablando de que la norma
impone simultáneamente deberes a uno o varios sujetos y concede facultades a
otro u otros sujetos.
Hablamos que existe una correlatividad entre deberes y facultades (obligación y
derecho). Los deberes, de por sí, tienen aparejado un derecho, intrínsecamente.
Existe siempre un sujeto que puede exigir el cumplimiento de ese deber.

Por ejemplo, Mercedes entra a una tienda de aparatos eléctricos y de


computación en un pequeño local del barrio, propiedad de Ernesto, buscando una
impresora para imprimir las tareas de la clase de Introducción al Derecho. Ve la
impresora que le gusta y la toma. Ernesto, por su parte, ve que Mercedes toma
la caja con la impresora y que se dispone a caminar en dirección a la puerta de
salida. ¿Tiene Ernesto la facultad de cobrar por ese producto para que Mercedes
pueda llevarlo a su casa? Pues allí radica la relación sinalagmática entre ellos.
Ernesto gana un dinero con la venta de la impresora y Mercedes adquiere un
producto que le servirá para la entrega de sus tareas.

Por otra parte, una norma unilateral es aquella que supone que a los deberes
impuestos por la norma de conducta, no corresponden facultades correlativas
para otro sujeto. La unilateralidad simplemente radica en la imposición de
deberes.

Por ejemplo, Francisco va a la casa de la novia, Sandra, y cuando entra el padre


de Sandra le dice: “A esta casa no se entra con zapatos, tienes que quitártelos y
ponerlos en el armario”. Una norma de conducta que Francisco tendrá
simplemente que obedecer, si quiere continuar entrando a casa de Sandra.
Francisco no puede exigir nada a cambio al padre de Sandra.

b) Exterioridad e interioridad

Gutiérrez de Colmenares (2007) afirma que “un sistema normativo tendrá la


característica de exterioridad cuando se toma en cuenta únicamente el hecho que
la conducta externa se adecúe al deber establecido por la norma, prescindiendo
de cualquier intención que pudiera haber tenido el obligado” (p. 15).
Por otro lado, Gutiérrez de Colmenares (2007), continúa “cuando se requiere que
el acto se realice no sólo conforme al deber sino por el deber mismo; cuando lo
que se valora es la intención, la intimidad del acto, estaremos frente a un sistema
normativo que presenta la característica de interioridad”.
c) Coercibilidad e incoercibilidad.

La coerción implica una fuerza para hacer cumplir algo. El diccionario de la Real
Academia Española define la coerción como “presión ejercida sobre alguien para
forzar su voluntad o conducta”, o como “represión, inhibición, restricción”.

Por eso es bastante acertado pensar que cuando nos referimos a coerción, la
asociamos con la obligación de realizar algo. Sin embargo, cuando hablamos de
las normas conductuales, pensamos en una libertad para su sometimiento, pues
en algunos casos no se tienen mecanismo para hacerlas cumplir, es decir
quedarían al arbitrio del sujeto. Entonces, una norma será coercible cuando exista
la posibilidad de exigir el cumplimiento forzado del deber establecido o instituido
en la norma y la otra cuando las personas se someten de forma voluntaria a su
cumplimiento. En algunos casos las normas conductuales pueden ser
trasladadas a las normas coercibles.

Los sistemas de justicia se basan en ese poder coercitivo que tiene el Estado
para hacer cumplir las normas. Un sencillo ejemplo es que usted le preste dinero
a un amigo, Juan, quien se compromete a pagárselo en dos meses; sin embargo,
transcurren los dos meses y no paga, transcurren tres y sigue sin pagarle;
entonces, usted se ve en la posición de utilizar un mecanismo para que le pague,
decide acudir a un juzgado.

El cumplimiento del deber que trae aparejada una norma no puede estar sujeto a
la voluntad única de quien está en el deber de cumplirla, se requiere de la
existencia de una fuerza externa en caso que no se satisfaga el deber de forma
voluntaria. A esta fuerza externa es a lo que denominamos autoridad.

Por el contrario, si una norma carece de esta característica, pues estaremos ante
un sistema normativo incoercible, pues no existe un mecanismo para forzar el
cumplimiento de la norma.

d) Autonomía y heteronomía

¿A qué nos referimos cuando decimos que una norma es autónoma? Decimos
que una norma es autónoma cuando el sujeto que debe cumplirla la reconoce
voluntariamente como válida. Un autosometimiento a la norma, por decirlo de otra
forma.
No tiene relación con la forma en que se crea la norma, pues no hablamos de
autonomía porque la persona que crea la norma es la que se sujeta a ella, sino
que la fuente de validez de la norma es la voluntad del sujeto y radica en la
libertad que tiene este para cumplirla.

Mientras que la heteronomía está más vinculada con el sujeto que crea la norma
y es que nos referimos a heteronomía cuando la norma de conducta está creada
por un sujeto distinto del destinatario de la misma. Es una voluntad ajena a la cual
debemos someternos.

¿Recuerdan a Francisco, el novio de Sandra, y la regla del padre de esta? Bueno,


es un claro ejemplo de cómo podemos ver una norma que goza de heteronomía.

Adicionalmente para que ahondemos un poco más en esta sección utilizaremos la


lectura complementaria “Las normas: concepto, características y clasificación”.
https://derecho1.files.wordpress.com/2011/10/la-norma-concepto-
caracterc3adsticas-y-clasificacic3b3n.pdf
Actividad de reflexión
En no más de 500 palabras explique qué entiende por el “ser” y el “deber ser” y dé
una opinión personal al respecto.

LA MORAL Y EL DERECHO
Después de ahondar en las características de las normas de conducta en el apartado
anterior, pasemos a concentrarnos un poco más detenidamente en aquellos
sistemas de normativos: la moral y las jurídicas.
Encontramos que las normas morales son unilaterales, mientras que las normas
jurídicas son bilaterales. Para tal efecto García Máynez (2006) afirma: “La
unilateralidad de las reglas éticas se hace consistir en que frente al sujeto a quien
obligan no hay otra persona autorizada para exigirle el cumplimiento de sus deberes.
Las normas jurídicas son bilaterales porque imponen deberes correlativos de
facultades o conceden derecho correlativos de obligaciones” (p. 15).
Las normas morales no poseen el carácter de bilateralidad, pues no existe el derecho
de reclamar una obligación moral. Por su parte, las normas jurídicas son
eminentemente bilaterales, estas normas establecen relaciones entre diversas
personas. Se crean relaciones jurídicas en donde existe un sujeto pasivo, quien es
el obligado al cumplimiento de una norma y otro, que es el sujeto activo o facultado
para exigir el cumplimiento del deber.

Según la teoría de las obligaciones del derecho, una obligación consiste en hacer o
no hacer, pero además existen obligaciones de carácter positivas y negativas, y al
mismo tiempo existen dos sujetos: el pasivo, que es el obligado a cumplir con estas
prestaciones, y el sujeto activo, que es quien tiene la facultad de exigir el
cumplimiento al primero. Es por ello que cuando hablamos de una norma jurídica, el
sujeto pasivo tiene un vínculo imperativo respecto de la prestación o el deber.
También es necesario hablar, en esta relación moral y derecho, sobre la
característica de interioridad y exterioridad de estos sistemas de normas.
Koenigsberg y Kant han tratado de hacer una distinción entre moral y derecho
atribuyéndole a la primera la interioridad y a la segunda la exterioridad. En un largo
análisis metafísico, la discusión se centra entre las intenciones y los efectos en el
mundo exterior. Más adelante disfrutaremos de una lectura en donde ahondaremos
en este aspecto.

Ahora bien, respecto de la coercibilidad y la incoercibilidad, tomaremos la frase de


García Máynez (2006), “A la incoercibilidad de la moral suele oponerse a la
coercibilidad del derecho” (p. 21). Los deberes morales son por naturaleza
incoercibles, pues no existe un mecanismo para hacerlos cumplir, la moral está
sujeta a la libertad de la persona. Esto significa que su cumplimiento está sujeto a la
espontaneidad del sujeto.

En lo moral existen situaciones admitidas y no admitidas. Muchas veces lo


inadmisible en el terreno moral se convierte en posibilidad en la esfera jurídica. Y es
que el derecho permite, en algunas ocasiones, incluso el uso de la fuerza para
conseguir la observancia de sus preceptos. Algo que no podría ocurrir de ninguna
forma en lo moral. La norma jurídica, por su parte, sí tiene una característica de
coercibilidad, entendida esta como la fuerza externa para forzar el cumplimiento del
deber que la norma trae aparejada.

Respecto de las últimas características que abordamos en el apartado anterior,


autonomía y heteronomía, García Máynez (2006) afirma: “Toda conducta
moralmente valiosa debe representar el cumplimiento de una máxima que el sujeto
se ha dado a sí mismo. Cuando la persona obra de acuerdo con un precepto que no
deriva de su albedrío, sino de una voluntad extraña, su proceder es heterónomo, y
carece, por consiguiente, de mérito moral” (p. 22).

Los preceptos morales son autónomos, debido a que la naturaleza de los mismos
requiere de la voluntad espontánea. Mientras que las normas jurídicas poseen un
sentido de validez absoluta, que es independiente de la opinión de los destinatarios.
En las normas jurídicas el legislador dicta las leyes de manera impositiva, no toma
en cuenta la voluntad de aquellos que quedarán sujetos a las mismas e incluso, la
obligatoriedad de dichas normas trasciende la convicción personal del sujeto
obligado; no tienen por qué coincidir.

Kant es uno de los pensadores que ha abordado más profundamente la relación


entre moral y derecho. En la lectura denominada: “Ética y moral y derecho”, podemos
conocer más sobre su pensamiento. http://www.fgbueno.es/med/dig/gb96sv1.pdf.
EL CONCEPTO DE DERECHO
Hemos abordado cómo el hombre ha ido creando diversos sistemas normativos.
Ahora pasaremos a estudiar el concepto de derecho, en esta primera semana
veremos cuál es el origen de la palabra.

Para conocer el origen de la palabra derecho debemos ver hacia la antigua Roma;
los romanos fueron los predecesores del derecho como hoy lo conocemos. Estos
llamaban ius a lo que consideraban lícito, por las leyes o las costumbres. Y por el
contrario, aquello que se consideraba ilícito era denominado injuria, que era todo lo
que producía un daño a otro. Fue Celso quien definió el ius como “el arte de lo bueno
y lo justo”.

Posteriormente, a partir del siglo IV d.C. se empezó a utilizar la palabra directum,


que significa lo que es recto. Este término se utilizaba para referirse al conjunto de
normas religiosas que debían orientar la conducta humana por el camino recto; luego
se extendió a todas las normativas que imponían conductas a las personas ,
encaminadas a buscar la justicia.

Entonces, desde el sentido etimológico, el derecho proviene de la voz latina Directum


y Dirigere, que equivalen a conducir, enderezar, gobernar, regir, llevar rectamente
una cosa hacia un término o lugar.

Bibliografía

1. García Máynez, Eduardo (2006). Introducción al estudio del derecho. México:


Editorial Porrúa.

2. Gutiérrez de Colmenares, Carmen María & Chacón de Machado, Josefina (2007).


Introducción al derecho. Guatemala: Instituto de investigaciones jurídicas.

3. Mermelada, Carlos A. (2009, febrero). Darwin y la teoría de la evolución.


Recuperado de http://ateneuperemascaro.org/IMG/pdf/darwin_evolucion.pdf.

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