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El libro de los secretos

¿Cómo está mi queridísimo y queridísima Tlajomulcas? ¿Cómo le dibujó o desdibujó esta semanita
de reinicio de labores, de incendios de llanto y de puercas manipulaciones de las leyes … ah, y de
cegueras de letras chiquitas.

Recientemente vi la película, nada nueva, “ The Book of Eli” o “ El libro de los secretos” . Se trata
de un filme de corte apocalíptico con escenas Tarantinezcas pero, en lugar de los chorros de
sangre típicas, en esta “peli” solo goteaba un chapopotezco pus. En la historia, la humanidad ha
llegado a la debacle; no hay recursos, existe el canibalismo, la piratería (y no la de merca copiada)
por los caminos desolados; la capa de ozono está como calzón de pobre. La extinción humana casi
es. Denzel Washingtón es nuestro chico de la película; él posee un libro por el que se rumora se
creó la civilización, pero también por el que se originó la guerra de fin del mundo. Se trata de una
buena película con una metáfora espectacular: no es el libro en lo material lo que hace al ser
humano, es lo que el ser humano se apropia e introspecta de esas palabras escritas.

Por otro lado, ya en nuestra realidad “chilera”, las personas… bestias diría yo canibalizan a su
hermano el ser humano acabando con su casa y con el valor primigenio de las instituciones.
Pendejetes incendian los bosques por dinero, por juegos perversos de una mente subdesarrollada
en áreas tan inherentemente humanas o por el simple descuido de un chimpancé loco. No importa
si el gran libro de las leyes de medio ambiente dicen una cosa… ni por enema les entra a la
mayoría. No hay sentido de la cohabitación de este planeta: si no es mi casa, escupo en el piso; si
no es el piso de mi auto, en cualquier lugar puede caer mi basura: mis colillas o mi princesita
Corona Light. El ser humano es la única bestia que mea donde nada. ¿Por qué no habría de
quemar los pulmones verdes de donde su madre le da de respirar?

En los lares cibernéticos, ¿Usted tiene face? Sabe , por supuesto, que sus datos pueden ser usados
por los administradores de esta red social como ellos decidan… ¡Eso dicen las letras chiquitas!
Pero resulta que al Zuckerber, le aplicaron sus propias letras no escritas, las que la frase: “Lo hago
porque se puede” permite hacer. “robaron” información de un cajón abierto y aquí no queda más
que la famosa oración de Cantinflas: “a ver ¡Vamos a jugar como caballeros o como lo que
somos?” por ahí anda usted y sus datos siendo vendidos por todo el mundo. ¿A poco no se siente
importante!

Finalmente, nuestro INE; institución que junto a sus procesos es, muy probablemente, la más cara
del mundo se deja (no sé si muy a fuerzas que digamos) mover por chanchullos y dejar que
independientes fraudulentos entren en la contienda. Usted podrá decir: “Al cabo que ni ganarán”,
pero esto va más allá; se trata de dividir electorado para restar votos a ciertos candidatos; se trata
de engrosar la cuenta de gastos de la contienda y con ello el moche de cada elección o , en
general, de cada proceso burocrático que implique dinero. Margarita, con todo y sus “errorcitos”
va en camino, el Bronco, por enredos y manipulaciones legaloides, galopa al disfrute de recurso
para una campaña que al fin sabe perdida, pero cuya lana es lana, y el otro cuyo nombre ni
recuerdo ni me interesa pero que le dicen gato, perro, jaguar o algo así, pues “ de lo caído caído”.

Amigos, de la tradición oral del respeto a la madre tierra, de los consejos de la buena convivencia
entre seres humanos escrita o en mariposas de palabras posadas en nuestros oídos de niños poco
se les quedó… de los libros de leyes, de las Instituciones robustas y dinámicas en pro de la
sociedad no queda más que un pinche cirquero contorsionista mutilado en favor de los poderosos.

Estoy más que encabritada… ¿por qué de la palabra de luz tan poco hacemos nuestro?

¿O usted qué opina?

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