Cada Item lo va a explicar 2 personas, mientras una explica su compañero va
señalando en el prepara (cadáver) y viceversa.
Ítem 1: Anatomía del órgano (pulmón)
Discurso: Buenos días/tardes a todos. Mi nombre es [Tu nombre], y hoy les hablaré sobre la tuberculosis pulmonar, una enfermedad que afecta principalmente a los pulmones. Para comprender mejor esta patología, es importante conocer la anatomía del órgano afectado, es decir, los pulmones. Los pulmones son los órganos principales del sistema respiratorio. Están ubicados en la cavidad torácica, protegidos por las costillas y separados por el mediastino. Están envueltos por una membrana serosa llamada pleura, que consta de dos capas: la pleura visceral, que cubre la superficie externa del pulmón, y la pleura parietal, que recupera la cavidad torácica interna. Cada pulmón se divide en lóbulos: el pulmón derecho tiene tres lóbulos (superior, medio e inferior) y el pulmón izquierdo tiene dos lóbulos (superior e inferior). Estos lóbulos están separados por cisuras, que mantienen pliegues profundos en la superficie del pulmón que ayudan a su estructura. Dentro de los pulmones, encontramos la estructura funcional básica conocida como lobulillo pulmonar. Los lobulillos son pequeñas unidades en forma de cono que contienen bronquiolos terminales, bronquiolos respiratorios, alvéolos y capilares pulmonares. Cada lobulillo está rodeado y separado por tejido conectivo. En cuanto al sistema de conducción de aire, los pulmones están compuestos por el árbol bronquial. Este sistema comienza con la tráquea, que se ramifica en dos bronquios principales (bronquio derecho y bronquio izquierdo), los cuales se dividen aún más en bronquios lobares y, finalmente, en bronquios segmentarios. Estos últimos se ramifican en bronquiolos respiratorios, que a su vez se conectan con los alvéolos. Los alvéolos son pequeños sacos de aire rodeados por una densa red de capilares pulmonares. Estas estructuras alveolocapilares son esenciales para el intercambio de gases. Durante la respiración, el oxígeno ingresa a los alvéolos y difunde a través de la membrana alveolocapilar hacia los capilares sanguíneos, mientras que el dióxido de carbono, producto de desecho, se difunde desde los capilares hacia los alvéolos para ser exhalado. En resumen, los pulmones son órganos complejos compuestos por lóbulos, alvéolos, capilares pulmonares y un sistema bronquial ramificado Ítem 2: Fisiología Discurso: Ahora que hemos revisado la anatomía de los pulmones, podemos adentrarnos en la fisiología respiratoria y su relevancia para entender la tuberculosis pulmonar. La fisiología respiratoria se refiere al funcionamiento normal de los pulmones y el proceso de intercambio gaseoso. La respiración es un proceso complejo que involucra tanto la inhalación como la exhalación de aire. Cuando inhalamos, el aire ingresa a través de las vías respiratorias superiores, como la nariz y la boca, luego pasa por la faringe y la laringe, y finalmente llega a la tráquea, que se divide en los bronquios principales. Los bronquios y bronquiolos distribuyen el aire a los diferentes alvéolos de los pulmones. Una vez que el aire llega a los alvéolos, se produce el intercambio gaseoso. El oxígeno presente en el aire se difunde a través de las delgadas paredes de los alvéolos y los capilares sanguíneos que oscilan hacia la sangre. A su vez, el dióxido de carbono, un producto de deseo del metabolismo celular, se difunde desde la sangre hacia los alvéolos para ser eliminado al exhalar. Este proceso de intercambio gaseoso es esencial para suministrar oxígeno a los tejidos y eliminar el dióxido de carbono generado por el metabolismo celular. Los pulmones actúan como una vía de transporte de oxígeno hacia los tejidos y una ruta de eliminación de desechos a través de la exhalación de dióxido de carbono. La tuberculosis pulmonar afecta directamente este proceso fisiológico. La bacteria Mycobacterium tuberculosis, responsable de la enfermedad, se transmite de una persona infectada a otra a través del aire cuando se tose o estornuda. Una vez que las bacterias ingresan a los pulmones, pueden invadir los alvéolos y multiplicarse, provocando una respuesta inflamatoria. Esta inflamación lleva a la formación de lesiones o tubérculos en los pulmones, que pueden dañar los alvéolos y dificultar el intercambio gaseoso. Además, las bacterias pueden diseminarse a través del árbol bronquial, causar una infección más extensa en los pulmones y en algunos casos incluso alcanzar otros órganos. Por lo tanto, comprender la fisiología respiratoria es crucial para entender cómo la tuberculosis pulmonar interfiere con el intercambio gaseoso normal y cómo puede afectar la función pulmonar en general. Ítem 3: Patología Discurso: Ahora que hemos repasado la anatomía y fisiología de los pulmones, es momento de adentrarnos en la patología de la tuberculosis pulmonar. La tuberculosis pulmonar es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis, también conocida como bacilo de Koch. Cuando los bacilos de la tuberculosis infectan a los pulmones, se forman lesiones inflamatorias, conocidas como granulomas, en los tejidos pulmonares. Estos granulomas pueden dañar los alvéolos y los tejidos circundantes, lo que afecta la capacidad de los pulmones para funcionar correctamente. Además, los ganglios linfáticos cercanos a los pulmones pueden verse afectados. Los ganglios linfáticos son parte del sistema linfático, que es una red de vasos y órganos que desempeñan un papel crucial en la respuesta inmunológica del cuerpo. Una vez que las bacterias ingresan a los pulmones, pueden establecer una infección primaria o latente. En la infección primaria, el sistema inmunológico del individuo intenta combatir la bacteria, lo que puede llevar a la formación de lesiones tuberculosas en los pulmones. Estas lesiones pueden cicatrizar y la infección se vuelve inactiva, lo que se conoce como tuberculosis latente. Sin embargo, en algunos casos, la bacteria puede permanecer latente durante años antes de reactivarse y causar una enfermedad activa. Esto puede ocurrir cuando el sistema inmunológico se debilita, como en personas con VIH, diabetes u otros factores que suprimen el sistema inmunológico. La tuberculosis activa se caracteriza por la presencia de síntomas como persistentes, expectoración con sangre, dolor en el pecho, pérdida de peso, fiebre, sudoración nocturna y debilidad generalizada. Estos síntomas pueden variar en intensidad y gravedad según el estado de la enfermedad. Sin embargo, en algunos casos, la bacteria puede permanecer latente durante años antes de reactivarse y causar una enfermedad activa. Esto puede ocurrir cuando el sistema inmunológico se debilita, como en personas con VIH, diabetes u otros factores que suprimen el sistema inmunológico. La tuberculosis activa se caracteriza por la presencia de síntomas como persistentes, fiebre, pérdida de peso y sudores nocturnos. Es importante destacar que la tuberculosis pulmonar no solo afecta a los pulmones y al sistema respiratorio, sino que también puede propagarse a otros órganos del cuerpo, como los riñones, los huesos y el sistema nervioso central, en casos más graves.