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FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y

POLITICAS
MATERIA
Derecho Internacional Americano
TEMA
Consagración del principio de la no intervención en la convención sobre
derechos y deberes de los estados, firmada en Montevideo en 1933 y
declaración de la delegación de los Estados Unidos de América. Su
interpretación.

PRESENTADO POR
Arenny Dipré 100208515
Jennifer Santos 100618967
Jeurys De Jesús Peralta 100538921

PRESENTADO A:
Lic. Ramón Francisco Ureña

Santiago de los Caballeros


República Dominicana
Abril, 2023
INTRODUCCIÓN

La no intervención es un principio fundamental en el orden internacional, que


se basa en el trabajo del juez internacional y la diplomacia normativa de los
Estados. Históricamente, este principio se ha expresado de manera abstracta y
general para simplificar la regla jurídica en una fórmula fácil de entender.

Este principio se sustenta en la convicción jurídica de que ciertas reglas tienen


una fuerza tal que obligan a toda la comunidad internacional. Por lo tanto, la
no injerencia es vinculante para todos los Estados, independientemente de si
han ratificado los instrumentos convencionales que la expresan. Los principios
generales son esenciales en el Derecho Internacional y, cuando se manifiestan
en el Derecho consuetudinario, tienen una vigencia erga omnes, es decir,
obligan a todos los Estados, independientemente de si han contribuido a su
formación o no.

Habiendo dicho esto, procederemos a ver este tema en más profundidad con la
finalidad de entender sus orígenes e importancia.
Consagración del principio de la no intervención en la
convención sobre derechos y deberes de los estados,
firmada en Montevideo en 1933.

Antecedentes históricos

Los países de América Latina, tras su independencia, hicieron valer su derecho


a la autodeterminación y rechazaron las injerencias de las potencias europeas
en el continente. Sin embargo, fue el mensaje presentado por el presidente
Monroe al Congreso de los Estados Unidos en 1823, el que formalizó el
derecho de los países del nuevo mundo a organizarse y alcanzar su desarrollo
sin la intervención de las potencias europeas, estableciendo el principio de la
no intervención europea en América. Este mensaje, conocido como la Doctrina
Monroe, se convirtió en el origen de uno de los principios fundamentales de la
política y el derecho internacional en América: el principio de no intervención
de un estado en los asuntos de otro.

Al proclamar la Doctrina Monroe, Estados Unidos se opuso a cualquier


intervención europea en los asuntos americanos y a cualquier intento de
colonización u ocupación de cualquier territorio americano por parte de los
países europeos. Sin embargo, esta doctrina no se aplicó en su concepción
original, sino que fue utilizada como una justificación para asegurar la
hegemonía de los Estados Unidos en el continente.
Durante el Congreso de Panamá de 1826, se propuso adoptar en todo el
continente el principio de no intervención contenido en el mensaje de Monroe,
con la participación de las nuevas repúblicas independientes que antes eran
colonias españolas. Sin embargo, los Estados Unidos se opusieron a este
proyecto, reiterando que la Doctrina Monroe era una declaración unilateral.
Los Estados Unidos se reservaron el derecho y la libertad de acción de acuerdo
con sus políticas e intereses, lo que provocó que la Doctrina Monroe no se
convirtiera en una norma del derecho internacional. Esta situación llevó a que
los Estados Unidos aplicaran la doctrina de forma arbitraria e injustificada,
teniendo en cuenta solo sus intereses y sin impedir las intervenciones tanto de
Europa como de los propios Estados Unidos, lo que violó los derechos de los
pueblos y la integridad y soberanía de los países de América Latina y el
Caribe.

Entre las numerosas intervenciones de las que fueron víctimas estos países, se
destaca la intervención francesa en Argentina en 1838, con el pretexto de
proteger a sus nacionales obligados a prestar servicio militar bajo la ley del
dictador Rosas. También en México, en el mismo año, Francia bloqueó el
puerto de Veracruz para apoyar una reclamación pecuniaria por daños sufridos
a sus nacionales. Estos ejemplos evidencian la falta de aplicación de la
Doctrina Monroe y cómo los países de América Latina y el Caribe sufrieron
intervenciones de países extranjeros sin protección alguna.
En 1845, tanto Inglaterra como Francia, usando pretexto similares a los del
año 1838, intervinieron en la política interna de Argentina y decretaron el
bloqueo de todos sus puertos, así como la captura de sus buques. La anexión
de Texas a los Estados Unidos en el mismo año fue resultado de una
intervención de este país en los asuntos mexicanos, la cual produjo una guerra
entre ambos países y culminó con la victoria de Estados Unidos y la obligación
de México de ceder una importante porción de su territorio.

Por otra parte, durante los años 1902-1903 se llevó a cabo una intervención
armada de Alemania, Gran Bretaña e Italia contra Venezuela, a raíz de deudas
contraídas con estos países. Esta intervención motivó al Presidente Teodoro
Roosevelt a afirmar que, en aplicación de la Doctrina Monroe, los Estados
Unidos estaban obligados a intervenir en los países deudores para garantizar el
pago de sus deudas y evitar el cobro compulsivo por parte de los países
europeos. Esta política, conocida como el "Corolario Roosevelt" de la Doctrina
Monroe, establecía a los Estados Unidos como policía internacional del
continente y fue también llamada la política del "garrote": hablar con suavidad,
pero llevar una gran porra (big stick).

Durante la administración del Presidente Wilson, se continuó con la política


intervencionista de sus predecesores y se añadió el corolario Roosevelt, el cual
afirmaba que la Doctrina Monroe se basaba en la idea de "prevenir cualquier
situación que pudiera amenazar los intereses nacionales de los Estados
Unidos", y que significaba "la afirmación de la supremacía de los Estados
Unidos de América en el hemisferio occidental". Esto a pesar de las promesas
en contrario del Presidente Wilson.
Otro caso de intervención inaceptable fue el ocurrido en Panamá en 1903,
cuando Estados Unidos promovió una revolución separatista en la provincia de
Panamá y, con sus fuerzas armadas, evitó la acción militar de Colombia para
recuperar su territorio. En 1914, Estados Unidos se comprometió a pagarle a
Colombia veinticinco millones de dólares como indemnización por los
perjuicios causados debido a la intervención del presidente Theodore
Roosevelt en la separación de Panamá. La suma fue finalmente cancelada en
1921. Además, en 1912, las declaraciones del Secretario de Estado Elihu Root
afirmaron que "es un hecho lógico e inevitable que nuestro destino manifiesto
es controlar los destinos de toda América". Estas declaraciones transformaron
la Doctrina Monroe en la doctrina del "destino manifiesto", que sirvió de base
para las intervenciones militares en Centroamérica y el Caribe, especialmente
en Panamá, Cuba, Haití y la República Dominicana.

Durante más de 100 años, la política intervencionista de los Estados Unidos,


basada en la Doctrina Monroe y sus corolarios, amenazó repetidamente la
integridad y la soberanía de las repúblicas americanas, consolidando así el
poder y la hegemonía estadounidense en el continente. Estas acciones
generaron un sentimiento de desconfianza y rechazo hacia los Estados Unidos
por parte de los países latinoamericanos, quienes lucharon en las Conferencias
Interamericanas por establecer el principio de no intervención como norma del
panamericanismo. Finalmente, en la conferencia de Montevideo de 1933, se
logró la aprobación de este principio.
Convención sobre derechos y deberes de los estados

El 26 de diciembre del año 1933 se lleva a cabo en Montevideo, Uruguay la


Séptima Conferencia Internacional Americana, y en ella se consagra el
principio de la no intervención en la convención sobre derechos y deberes de
los estados.

Antes de continuar es bueno saber qué es una intervención. Según el tratadista


Antonio Remiro Brotóns quien define la intervención como: “el acto por el que
un Estado o grupo de Estados, se entromete por vía de autoridad en los asuntos
que son de la jurisdicción doméstica de otro, imponiéndose un
comportamiento determinado.”

Según Adolfo Maresca, la negociación es la ciencia misma del método


diplomático y consiste en la defensa de los intereses del Estado acreditante, no
mediante el atropello de los intereses del Estado receptor, sino buscando
alcanzar un acuerdo y tendiendo a conseguir un punto de encuentro entre las
propuestas del uno y las contrapropuestas del otro.

Los países signatarios se dispusieron a negociar sobre los 16 artículos para


ponerse de acuerdo en cuanto a los derechos y deberes de los estados. Estos
países fueron: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador,
El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Haiti, Honduras, México, Nicaragua,
Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. La
República Dominicana estuvo representada por Tulio M. Cestero.

A continuación una breve explicación de cada artículo:

Artículo 1: Establece los requisitos que un Estado debe cumplir para ser
reconocido como persona jurídica de derecho internacional.

Artículo 2: Declara que los Estados federales se consideran una sola entidad
ante el derecho internacional.

Artículo 3: Establece que la existencia política del Estado es independiente de


su reconocimiento por otros Estados, y que los Estados tienen el derecho de
organizarse, legislar y administrar sus servicios para proteger su integridad e
independencia. El ejercicio de estos derechos no puede interferir con los
derechos de otros Estados.

Artículo 4: Establece que los Estados son iguales en términos legales y tienen
igual capacidad para ejercer sus derechos.

Artículo 5: Declara que los derechos fundamentales de los Estados no pueden


ser afectados en ninguna circunstancia.

Artículo 6: Establece que el reconocimiento de un Estado significa que el que


lo reconoce acepta su personalidad con todos los derechos y deberes
determinados por el derecho internacional. El reconocimiento es incondicional
e irrevocable.
Artículo 7: Señala que el reconocimiento del Estado puede ser explícito o
implícito, y que este último se deduce de cualquier acto que implique la
intención de reconocer al nuevo Estado.

Artículo 8: Establece que ningún Estado tiene derecho a intervenir en los


asuntos internos o externos de otro Estado.

Artículo 9: Establece que los habitantes nacionales y extranjeros están bajo la


misma protección de la legislación y de las autoridades nacionales, y que los
extranjeros no pueden reclamar derechos diferentes o más extensos que los de
los nacionales.

Artículo 10: Declara que la conservación de la paz es el interés primordial de


los Estados, y que cualquier divergencia entre ellos debe resolverse mediante
medios pacíficos.

Artículo 11: Obliga a los Estados a no reconocer las adquisiciones territoriales


o ventajas especiales que se hayan logrado por la fuerza, ya sea por medio de
armas, diplomacia coercitiva u otros medios de coacción efectiva. El territorio
de los Estados es inviolable y no puede ser ocupado por otro Estado por
ningún motivo.

Artículo 12: Establece que la Convención no afecta los compromisos


contraídos previamente por las partes contratantes en acuerdos internacionales.
Artículo 13: Obliga a las partes contratantes a ratificar la Convención de
acuerdo con sus procedimientos constitucionales y depositar los instrumentos
de ratificación en los archivos de la Unión Panamericana.

Artículo 14: Establece que la Convención entrará en vigor entre las partes
contratantes a medida que depositen sus respectivas ratificaciones.

Artículo 15: Establece que la Convención estará en vigencia indefinidamente,


pero puede ser denunciada con un aviso de un año de anticipación.

Artículo 16: Establece que la Convención está abierta a la adhesión y accesión


de los Estados no signatarios. Los instrumentos correspondientes deben ser
depositados en los archivos de la Unión Panamericana.

Todos los países firmaron, pero Brasil, Perú y Estados Unidos tuvieron
reservas al respecto.
Declaración de los Estados Unidos de América

Estados Unidos:

(Reserva hecha al firmar la Convención)

La Delegación de los Estados Unidos de América, al firmar la Convención


sobre Derechos y Deberes de los Estados, lo hace con la reserva expresa
presentada ante la Sesión Plenaria de la Conferencia, el 22 de diciembre de
1933, reserva que reza como sigue:

La Delegación de los Estados Unidos, al pronunciarse afirmativamente en


la votación final sobre esta recomendación y proposición de la Comisión, hace
las mismas reservas a los 11 artículos del proyecto o propuesta que la
Delegación Estadounidense hizo a los primeros 10 artículos durante la
votación final de la comisión en pleno, reserva que tiene el tenor siguiente:

La política y actitud del gobierno de los Estados Unidos en todas y cada


una de las fases importantes de las relaciones internacionales en este
hemisferio dificilmente podrían hacerse más claras y definidas de lo que ya lo
han sido, tanto de palabra como de hecho, especialmente desde el 4 de marzo.
Por lo tanto no es mi ánimo hacer una repetición o reseña de tales Actos y
manifestaciones, y no lo hará. Cualquier observador debe a estas horas
comprender perfectamente que bajo el régimen del Presidente Roosevelt el
gobierno de los Estados Unidos se opone, tanto como cualquier otro gobierno,
a toda ingerencia en la libertad, la soberanía u en otros asuntos internos o
procedimientos de los gobiernos de otras naciones.

Además de sus numerosos actos y declaraciones relacionadas con la


aplicación de estas doctrinas y políticas, el Presidente Roosevelt, durante las
últimas semanas, manifestó públicamente su voluntad de entrar en
negociaciones con el Gobierno cubano a fin de considerar el tratado que ha
estado en vigor desde 1903. Creo, pues, estar en lo cierto al decir que con
nuestro apoyo al principio general de la no intervención, conforme ha sido
propuesto, ningún gobierno necesita abrigar temores de una intervención de
los Estados Unidos durante el Gobierno del Presidente Roosevelt.Estimó
infortunado el que, durante la breve duración de esta Conferencia, al parecer
no se dispone de tiempo suficiente para elaborar interpretaciones y definiciones
de aquellos términos fundamentales consignados en la ponencia. Tales
definiciones e interpretaciones permitirían que cada gobierno procediera de
manera uniforme, sin ninguna diferencia de opiniones o de interpretaciones.
Espero que, a la mayor brevedad posible, se realizará tan importantísimo
trabajo. Entretanto, y en el caso de que haya diferencias de interpretación, y
asimismo, mientras es posible elaborar y codificar las doctrinas y principios
propuestos, para uso común de todos los gobiernos, deseo manifestar que en
todos sus contactos, relaciones y conducta internacionales, el Gobierno de los
Estados Unidos seguirá escrupulosamente las doctrinas y políticas que ha
perseguido desde el 4 de marzo, consignados en los diversos discursos
pronunciados por el presidente Roosevelt desde entonces, en el reciente
discurso pacifista que pronunció el 15 de diciembre ante esta Conferencia y en
el Derecho de Gentes, tal como se le reconoce y acepta generalmente.
Interpretación:

Al firmar el tratado, la delegación de los Estados Unidos hizo una reserva, lo


que significa que no estaban completamente de acuerdo con algunas partes del
tratado.

La reserva expresaba que los Estados Unidos estaban en contra de cualquier


interferencia en los asuntos internos de otros países y que seguirían una
política de no intervención. También se mencionaba que el gobierno de los
Estados Unidos seguiría aplicando las mismas políticas que habían estado en
vigor desde la administración del presidente Roosevelt.

Además, se expresó la necesidad de definir y clarificar los términos utilizados


en el tratado para evitar confusiones o malentendidos entre los diferentes
países que lo firmaron. A pesar de esto, los Estados Unidos expresaron su
compromiso de seguir cumpliendo con las normas internacionales de conducta
y relaciones pacíficas con otros países.

En resumen, la reserva de los Estados Unidos al firmar la Convención


expresaba su compromiso con la política de no intervención en los asuntos
internos de otros países, la necesidad de clarificar los términos utilizados en el
tratado y su compromiso con las normas internacionales de conducta pacífica.
Artículos de la Constitución Dominicana que tratan el
Principio de No Intervención

Artículo 3.- Inviolabilidad de la soberanía y principio de no intervención. La


soberanía de la Nación dominicana, Estado libre e independiente de todo poder
extranjero, es inviolable. Ninguno de los poderes públicos organizados por la
presente Constitución puede realizar o permitir la realización de actos que
constituyan una intervención directa o indirecta en los asuntos internos o
externos de la República Dominicana o una injerencia que atente contra la
personalidad e integridad del Estado y de los atributos que se le reconocen y
consagran en esta Constitución. El principio de la no intervención constituye
una norma invariable de la política internacional dominicana.

Como puede verse, básicamente este artículo de nuestra constitución protege la


soberanía y prohíbe la intervención de poderes extranjeros en los asuntos
internos y externos del país. También establece el principio de no intervención
como norma en la política internacional de la República Dominicana.
Conclusión

En conclusión, la Convención sobre Derechos y Deberes de los Estados,


aprobada en Montevideo en 1933, establece los criterios que deben cumplir los
Estados para ser considerados como personas de derecho internacional y, por
tanto, sujetos de derecho y obligaciones frente a otros Estados. La Convención
reconoce que la existencia política de un Estado es independiente de su
reconocimiento por otros Estados, lo que significa que todos los Estados tienen
el derecho a defender su integridad e independencia, proveer su conservación y
prosperidad, y organizarse como mejor les parezca.

Uno de los principios más importantes de la Convención es el de la igualdad


jurídica de los Estados, lo que significa que todos los Estados son iguales ante
el derecho internacional y gozan de los mismos derechos y obligaciones. La
Convención también reconoce que los derechos fundamentales de los Estados
no pueden ser afectados de ninguna manera, y establece la obligación de los
Estados de conservar la paz y resolver las diferencias por medios pacíficos.

Otro principio importante de la Convención es el de la no intervención, que


establece que ningún Estado tiene derecho a intervenir en los asuntos internos
o externos de otro Estado. La Convención también reconoce la importancia de
la jurisdicción nacional y establece que todos los habitantes, nacionales y
extranjeros, están bajo la misma protección de la legislación y de las
autoridades nacionales.
En resumen, la Convención sobre Derechos y Deberes de los Estados establece
los principios básicos que rigen las relaciones entre los Estados en el derecho
internacional y establece las bases para la convivencia pacífica y el respeto
mutuo entre las naciones. Aunque la Convención fue aprobada en 1933, sus
principios siguen siendo relevantes en la actualidad y continúan siendo una
guía importante para las relaciones internacionales entre los Estados.
BIBLIOGRAFÍA

https://www.oas.org/juridico/spanish/tratados/a-40.html
https://www.oas.org/juridico/spanish/firmas/a-40.html

https://www.exteriores.gob.es/es/Ministerio/EscuelaDiplomatica/Document
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https://presidencia.gob.do/sites/default/files/statics/transparencia/base-l
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