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EVOLUCIÓN LINGÜÍSTICA DEL

MUNDO HISPANOPARLANTE

Iliana Ruiz Zurita


UGMEX Campus Orizaba. Licenciatura en Lenguas
CONTENIDO
Evolución lingüística del mundo hispanohablante.............................................................................. 2
Orígenes : lenguas prerromanas. .................................................................................................... 3
La lengua latina ............................................................................................................................... 3
Las lenguas románicas................................................................................................................. 4
Lengua en los pueblos germánicos ............................................................................................. 5
Lengua árabe ............................................................................................................................... 5
El castellano primitivo ..................................................................................................................... 5
Lenguas romances ....................................................................................................................... 5
Origen del castellano (Siglos X al XIV) ............................................................................................. 6
Expansión del castellano (Siglos del XV al XVII) .............................................................................. 7
Siglo XV (Prerrenacimiento) ........................................................................................................ 7
Siglos de Oro: Renacimiento y Barroco. (Siglos XVI y XVII) ............................................................. 8
Siglo XVI ....................................................................................................................................... 8
Siglo XVII ...................................................................................................................................... 9
Fijación del idioma. Rasgos principales. .......................................................................................... 9
El español moderno y contemporáneo (Siglos XVIII – XX) ........................................................... 10
Siglo XVIII ................................................................................................................................... 10
Siglo XIX ..................................................................................................................................... 11
Siglo XX ...................................................................................................................................... 12
Dobletes ............................................................................................................................................ 14
Preferencias léxicas hispanoamericanas ........................................................................................... 15
Preferencias léxicas peninsulares ................................................................................................. 16
Mexicanismos.................................................................................................................................... 19
Ejemplos de mexicanismos ........................................................................................................... 20
Léxico argentino ................................................................................................................................ 21
¿Qué son los argentinismos? .................................................................................................... 22
Ejemplos. 50 argentinismos. ......................................................................................................... 22
EVOLUCIÓN LINGÜÍSTICA DEL MUNDO HISPANOHABLANTE.

En palabras de Humberto López Morales (1996: 20) el español es, sobre todo en América que es donde se
encuentran el 90% de los hablantes, «un mosaico dialectal». En efecto, América es un inmenso territorio
marcado por la diversidad en el que más de 300 millones de personas y diecinueve países tiene el español
como lengua oficial. En muchas ocasiones el idioma está en contacto, bien con otras lenguas pertenecientes
a culturas precolombinas como ocurre con el quechua en Bolivia, el guaraní en Paraguay, o el nahúa -la lengua
de los aztecas- en Méjico; o bien con el portugués -con Brasil limitan Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia,
Paraguay, Argentina y Uruguay- o con el inglés americano, especialmente presente en Méjico por su
prolongada frontera y en Puerto Rico por su especial estatuto con Estados Unidos -allí el español es lengua
oficial. También se habla en varios estados de la Unión como Nuevo Méjico, Florida, California, Texas o Nueva
York.

La frase «español de América» hace, pues, referencia, al conjunto de variedades dialectales que se hablan en
el continente americano. Algunos autores como José Moreno de Alba (1988) prefieren utilizar la expresión
«español en América» para hacer referencia a la realidad lingüística americana. El cambio de preposición no
es baladí y supone una clara toma de postura a favor de la unidad global del español como lengua que, desde
este punto de vista, debería entenderse como un conjunto de variedades diatópicas de la misma lengua. Como
afirma Manuel Alvar (1996), no hay un español de España y un español de América sino una langue y muchos
hablantes.

Esta idea de español en América vincula, además, definitivamente, y sitúa al español de América como una
parte indisociable de la Historia del español. Como afirma Rivarola (2004: 799), América aporta un nuevo
espacio geográfico y mental para una lengua aún en formación y este hecho es inseparable de la evolución
histórica de la Lengua española como conjunto en su unidad y en su productiva diversidad. Sin embargo, esta
convicción en la unidad de la lengua no siempre estuvo tan clara. Desde el mismo momento de la
independencia de las colonias y el establecimiento de las nuevas nacionalidades -1810-20-, lingüistas e
intelectuales de una y otra parte del Atlántico se cuestionaron el futuro del español y de su unidad. La
comparación entre el español y el latín resultó inevitable y desembocó en una polémica entre los que
vaticinaban una futura disgregación del español -Cuervo fue uno de sus más acérrimos defensores- en diversas
lenguas y los que preveían una tendencia cada vez más fuerte a la unificación del idioma -como hizo Varela-.
Sin entrar en una polémica ampliamente superada, diremos que Menéndez Pidal, en «La unidad del idioma»,
(1944), dio una respuesta verdaderamente lingüística a las teorías de Cuervo al mostrar que la lengua no es
un organismo vivo sino un hecho social y que los procesos históricos de latín y lenguas romances resultan muy
diferentes en la mayoría de sus extremos.

Desde entonces, aunque es evidente la tendencia a afirmar la unidad lingüística y cultural que se da a ambos
lados del Atlántico, la mayoría de los lingüistas son conscientes del riesgo latente que existe de que se
agudicen las diferencias. Humberto López Morales (1996: 19-20) por ejemplo, ha señalado algunos factores
de índole lingüístico y no lingüístico que, desde el inicio mismo de la conquista, propician esa tendencia a la
diferenciación como:

• el diverso origen dialectal de los colonizadores


• la diversidad de lenguas aborígenes
• el aislamiento de los núcleos fundacionales
• la ausencia de políticas lingüísticas niveladoras
La referencia que este autor realiza al momento mismo de la conquista (a) y las etapas posteriores de
convivencia con las lenguas indígenas (b) y de creación de los virreinatos, germen de los futuros estados (c),
pone en primer plano la importancia de los primeros años de la colonización para determinar las
características el español de América. En efecto, si los estudios sobre la situación actual de la lengua (d) son
imprescindibles para entender la fisonomía del idioma, no es menos cierto que la investigación sobre los
orígenes y el proceso de conformación del español en América ha sido enormemente esclarecedora y ha
contribuido a establecer las bases lingüísticas y sociales sobre las que se fue conformado el conjunto de
variedades dialectales que componen en la actualidad lo que denominamos el español de América.

Así pues, lo que venimos a denominar época colonial -entendida como el amplio período que comprende
desde el momento mismo de la conquista, en 1492, hasta finales del siglo XVIII-, puede considerarse como
una etapa fundamental en la evolución del idioma y muy explicativa de su situación presente. En ella
convergen, como vamos a ver, la evolución, selección y consolidación de las tendencias fonológicas,
morfológicas y léxicas ya iniciadas en el español peninsular, con la indiscutible novedad que supone la
implantación de una lengua en un espacio enorme y desconocido, el contacto con las lenguas indígenas y la
conformación de una sociedad en busca de sus propios referentes lingüísticos y sociales.

ORÍGENES : LENGUAS PRERROMANAS.

Cuando los romanos llegan en el 218 a. C., al Norte de la Península Ibérica se hablaba lo que hoy es el euskera,
por tanto esta lengua no procede del latín. En Andalucía estaban los tartesios y en Levante se hallaban los
iberos. En esta zona, en diversos tiempos, dejaron sus huellas los etruscos, de origen italiano; los fenicios
(Gádir, Cádiz); los cartagineses (Cartago Nova, Cartagena); los griegos, que denominaron Iberia a nuestra
Península, (Lucentum, Alicante). En el Centro y el Noroeste de la Península encontramos la presencia
lingüística de: los ligures, pueblo de la costa mediterránea francoitaliana, (Toledo); los celtas, que llegan desde
el sur de Alemania hacia el s. VII a. C. y ocupan las regiones altas del centro hasta Galicia y sur de Portugal
(Segovia); los celtíberos en el Centro y Bajo Aragón, donde se mezcla el habla de los dos pueblos.

Todas estas lenguas dejarán su marca en el castellano y en el resto de las lenguas constitucionales.

LA LENGUA LATINA

Cuando llegaron los romanos, todas las lenguas desaparecieron menos el vascuence o euskera; de todas
formas, todavía quedan en la actualidad palabras de origen prerromano: barro, cabaña, cerveza, salmón,
carpintero, conejo, charca, perro, lanza, balsa...

En el año 218 a. de C. empieza la incorporación de España al mundo grecolatino. Los romanos luchan con los
cartagineses y conquistan la península. Mientras los romanos van conquistando la Península Ibérica (terminan
el año 19 a. C.), el latín, lengua del tronco indoeuropeo, se va extendiendo por todo el territorio creando una
unidad lingüística que nunca había existido. Para su expansión recibe la ayuda del cristianismo, que la toma
como vehículo de evangelización.

Los romanos llegaron a España en el siglo II antes de Cristo. Trajeron su civilización más avanzada, sus
costumbres y su lengua: el latín. Pero no el latín clásico de las personas cultas, sino el latín vulgar que utilizaban
los soldados y la gente normal.
Las lenguas prerromanas compitieron con el latín durante algún tiempo, hasta que poco a poco éste las
dominó. El País Vasco no sufrió la dominación romana como el resto de la Península y por eso conservó su
propia lengua.

El latín del habla coloquial se denomina vulgar, para distinguirlo del utilizado en las grandes creaciones
literarias romanas. De este latín vulgar van a surgir en toda Europa las lenguas romances a partir del siglo VIII:
aragonés, leonés, castellano, gallego, portugués, catalán, provenzal, francés, italiano, sardo, romanche,
rumano y dálmata. Ejemplo latín:

LA GUERRA DE LAS GALIAS (César)


Gallia est omnis divisa in partes tres, quarum unam incolunt Belgae, aliam Aquitani, tertiam qui ipsorum
lingua Celtae, nostra Galli appellantur. Hi omnes lingua, institutis, legibus inter se differunt.
Toda la Galia está dividida en tres partes, de las cuales habitan una los belgas, otra los aquitanos y la tercera
los que en su lengua se llaman celtas y en la nuestra galos. Todos estos se diferencian entre sí por el idioma,
las costumbres y las leyes.
La mayoría de las palabras del castellano proceden del latín (70 %): los días de la semana (menos el sábado),
los meses del año, muchos nombres de ciudades y pueblos (Pamplona, León, Zaragoza, Lugo, Mérida,
Astorga...), los numerales, etc. Además de su lengua, nos dejaron el derecho y la religión.

A través del latín nos entraron muchas palabras griegas (llamadas helenismos): cirugía, estómago, melancolía,
comedia, escuela, pedagogo, ángel, evangelio, cementerio, monasterio… Ésas serían palabras heredadas. Pero
también hay palabras prestadas, es decir, tomadas porque hacen falta para denominar cosas nuevas. Es decir,
las palabras del griego que tomemos más tarde serán ya préstamos, por ejemplo, durante el siglo XV también
se introdujeron palabras del griego.

LAS LENGUAS ROMÁNICAS


La distinta evolución del latín originó la formación de distintas lenguas que reciben el nombre de lenguas
románicas: castellano, catalán, gallego, italiano, francés, portugués, rumano, romanche.

En la tabla inferior verás la evolución de la palabra pueblo en diferentes lenguas.

Latín Castellano Catalán Gallego Francés Italiano


Populu Pueblo Poble Pobo Peuple popolo
LENGUA EN LOS PUEBLOS GERMÁNICOS
Durante el siglo V después de Cristo, los llamados pueblos bárbaros, germánicos, invaden la Península Ibérica
(año 409). Eran tribus de suevos, vándalos y alanos. Los más importantes fueron los visigodos, los más
civilizados de los que vinieron a la península. No vinieron en gran número y se asentaron sobre todo en la
meseta castellana. Los visigodos se adaptaron a la cultura y al latín vulgar que se utilizaba en España; pero nos
dejaron muchas palabras de su lengua que se llaman germanismos: guerra, robar, guardar, dardo, albergue,
bandido, embajada, orgullo, escarnecer, ropa, ganso, aspa, guardia, espía, tapa, brotar... También el sufijo –
engo (abolengo, realengo). Y nombres como Álvaro, Fernando, Rodrigo, Gonzalo, Alfonso, Ramiro...

La importancia de las invasiones germánicas para la historia lingüística peninsular no consiste en los escasos
elementos góticos que han subsistido. El hecho trascendental fue que a raíz de las invasiones sobrevino una
grave depresión de la cultura y se dificultaron extraordinariamente las comunicaciones con el resto de la
Romania. El latín vulgar de la península quedó abandonado a sus propias tendencias.

LENGUA ÁRABE
En el año 711 se produce la invasión árabe. Diversas tribus dispersas de Arabia, siguiendo las doctrinas de
Mahoma, inician la guerra santa y en menos de medio siglo se apoderan de muchos territorios; para
conquistar España sólo necesitan 7 años. Casi sin resistencia, los árabes ocupan prácticamente toda la
Península. Su cultura es superior a la de los visigodos. Por esto y porque estuvieron 8 siglos, nos dejaron
muchísimas palabras (en general, las terminadas en –í y las que empiezan con al-):

Agricultura: alfalfa, alcachofa, acequia, albaricoque, algodón, azúcar, zanahoria, aceituna, naranja...
jardinería: alhelí, azucena, azahar...
Guerra: alcázar, alférez, tambor, jinete, atalaya, hazaña...
Construcción: albañil, alcoba, tabique, alcantarilla, azotea, azulejo...
Ropa y utensilios: alfombra, taza, almohada, tarima, albornoz...
Ciencias: álgebra, alcohol, cifra, jarabe, azufre, alambique...

EL CASTELLANO PRIMITIVO

LENGUAS ROMANCES
La llegada de los pueblos germánicos a la Península Ibérica produjo la pérdida de unidad del latín y la aparición
de variantes del mismo en distintas zonas geográficas. Aparecen las lenguas románicas o romances españolas,
lejos de los territorios donde el dominio árabe era más fuerte: gallego, leonés, asturiano, castellano, navarro-
aragonés y catalán. En la zona árabe los cristianos, y también muchos árabes y judíos, hablan el mozárabe, un
latín evolucionado con muchos términos árabes. En esta lengua romance se escriben las jarchas: pequeños
textos de amor, de dos, tres o cuatro versos, puestos al final de unos poemas de los escritores árabes y hebreos
denominados moaxajas. Las primeras jarchas son del s. XI, aunque al parecer comenzaron a componerse en
el X.

JARCHA
¡Tant'amare, tant'amare, habib, tant'amare! ¡Tanto amar, tanto amar, amado, tanto
Enfermiron uellos nidios ya duelen tan amar! Enfermaron (mis) ojos refulgentes
male. duelen con mucho mal.
A la vez que el castellano y debido a diferentes evoluciones del latín, se desarrollaron otras lenguas que se
extienden frente a la dominación árabe. El vasco, en cambio, permaneció aislado y sin alteraciones con el paso
de los siglos gracias a su situación geográfica.

Dialectos:

• Al Norte, el gallego-portugués, el leonés, el castellano (Cantabria) el navarro-aragonés y el catalán.


• Al Sur, los dialectos mozárabes. De esta manera se va formando el actual mapa lingüístico de la
Península ibérica, formado por cuatro lenguas románicas: castellano, catalán, gallego y portugués;
además de una lengua no románica: el vascuence.

ORIGEN DEL CASTELLANO (SIGLOS X AL XIV)

Surge en Cantabria, en unos condados dependientes del reino de León, en contacto con el navarro-aragonés
y la lengua de los vascones.

Los primeros textos Son del siglo X y se hallan en unos documentos denominados Glosas Silenses (Monasterio
de Silos, Burgos) y Glosas Emilianenses (Monasterio de San Millán de la Cogolla, La Rioja). Las glosas son
anotaciones, realizadas por un monje sobre ciertas palabras latinas para aclarar su significado. Las Glosas
Emilianenses, según Alarcos Llorach, fueron "escritas en una zona que no pertenecía al condado de Castilla,
sino situada en los confines occidentales del reino de Navarra", es decir, en la Rioja; por eso su lengua es, en
su mayoría, la del dialecto riojano.

En esta misma zona, dos siglos más tarde aparecerán Gonzalo de Berceo, primer autor de nombre conocido.
En los estados cristianos existía, sin duda, poesía vulgar desde la formación misma de las lenguas romances.

En los siglos X y XI los condes castellanos y los Infantes de Lara debían de ser ya objeto de poemas heroicos.
Hubo también, sin duda, canciones líricas tradicionales. Pero no se conservan textos. Era una literatura de
transmisión oral, no se escribía y consistía principalmente en poemas que narraban personas por las plazas y
castillos de los pueblos a cambio de comida, ropa o dinero. Estas personas eran los juglares. Los juglares
sabían hacer otras cosas además de contar historias. Había saltimbanquis, equilibristas, bailarines y músicos;
su misión era entretener a la gente.

Las historias que contaban los juglares solían tratar de hazañas o gestas que había realizado algún héroe o
guerrero popular. Estas historias están hechas en verso y se conocen como cantares de gesta. No tienen autor
conocido, son anónimos; son obras escritas en verso; estaban destinados a ser cantados o recitados; se
transmitían oralmente de padres a hijos. El texto más antiguo que conservamos es el Cantar de Mio Cid,
refundido hacia 1140, transcrito a fines del siglo XII o comienzos del XIII y conservado en una copia del XIV.

Durante los siglos XI al XIII hubo gran inmigración de franceses a España, favorecida por enlaces matrimoniales
entre reyes españoles y princesas de Francia y Occitania. En esa época se introducen muchos galicismos y
occitanismos: trobar, salvaje, peaje, ligero, galán, damisela, corcel, coraje, arpa, galope… También de esta
época es el Auto de los Reyes Magos.

En el siglo XIII Alfonso X el Sabio, creador de la prosa romance, utiliza, según Lapesa, el lenguaje de Burgos,
Toledo y León; el habla de Toledo, sobre todo, "sirvió de modelo en la nivelación lingüística del reino", cuyas
características son:

• mantiene la e en muchas palabras: monte por mont


• utiliza te por t
• la frase se alarga y se hace flexible, aunque haya una excesiva repetición de que
• uso de un nuevo vocabulario aplicado a las ciencias y a la historia antigua para lo cual utiliza derivados
(ladeza, anchura, de lado, ancho), palabras nuevas ("dicen en latín tribus por linage") y tecnicismos
(septentrión).

Con ello el lenguaje quedaba listo para exponer lo que se quisiera, como lo demostró el propio rey con la
variedad de temas abordados en sus obras: leyes, historia, astronomía, mineralogía, astrología, ajedrez. Toda
esta labor se realizaba en la Escuela de Traductores de Toledo, que había fundado en el siglo XII el obispo don
Raimundo.

En el siglo XIV Don Juan Manuel continúa la obra de Alfonso X y cuida no sólo el lenguaje, sino también la
corrección y transmisión de sus escritos. En el extremo opuesto, Juan Ruiz utiliza un lenguaje vitalista con
modismos y refranes; su Libro de Buen Amor queda en manos del pueblo para lo que disponga.

EXPANSIÓN DEL CASTELLANO (SIGLOS DEL XV AL XVII)

SIGLO XV (PRERRENACIMIENTO)
Por toda Europa se extiende el Humanismo que fija el latín como modelo a imitar, teniendo muchos
seguidores entre los autores. Esta corriente considera a las lenguas romances como de inferior categoría y se
propone hacer un castellano a imagen y semejanza del latín, justo lo contrario que había intentado Alfonso X.

Dentro de esta tendencia se encuentran Juan de Mena (1411-1456) y el Marqués de Santillana (1398-1458).
Utilizan en sus obras recursos latinos como el hipérbaton e introducen una invasión de cultismos que el
castellano no es capaz de asimilar. El poeta Jorge Manrique (1440-1479) representa un descenso en la
tendencia latinizante.

Paralelamente a esta tendencia culta, la lengua romance continúa su marcha imparable en el habla coloquial
y en la literatura. Los poemas épicos y líricos del Romancero recogen esa veta popular del lenguaje, elevada
ya a niveles de gran perfección formal. Una obra de finales de siglo, La Celestina, de Fernando de Rojas,
recogerá y fundirá los elementos cultos y populares de las dos tendencias.

En la época de los Reyes Católicos (1474-1517) el castellano domina sobre las demás lenguas peninsulares. El
leonés y el aragonés quedan reducidos a su condición de lenguas rurales y familiares. Además, se establece
como lengua literaria en Cataluña, Valencia, incluso en autores portugueses. Llega a Canarias entre 1478 y
1483, y a Hispanoamérica a partir de 1492. Tras la conquista de Granada (1492), los Reyes Católicos expulsan
a los judíos: unos 170.000 salen de España hacia África y Europa, llevando con ellos el castellano que pasará a
denominarse judeo-español o sefardí.

En 1492 Elio Antonio de Nebrija, gran humanista español, publica su Gramática Castellana, la primera de las
lenguas románicas, a las que servirá de modelo. Pretendía definir, codificar y preservar la estructura del
castellano de cara al futuro. Además escribe un Diccionario hispano-latino y una Ortografía. La difusión de sus
obras se ve favorecida por el descubrimiento de la imprenta a mediados del siglo XV.

En esta época el castellano ha perdido muchos de sus rasgos medievales y, como dice Rafael Lapesa, "la unidad
lingüística del centro de la Península estaba casi consumada", siendo el habla toledana "el modelo de buena
dicción", frente al terreno perdido por el leonés y el aragonés.
Características fonéticas de la lengua:

• pérdida de la f inicial latina sustituida por la h aspirada, que en Castilla la Vieja ya no se pronuncia:
farina por harina.
• la t final se convierte en d: bondat por bondad.
• cambian algunas formas verbales: amades por amáis, sodes por sois.
• vacilación en las vocales: sobir/subir. • confusión de b/v.
• las sonoras z, -s- se hacen sordas: ç, -ss-.
• las sonoras g, j se ensordecen en x.
• en Sevilla se inicia el seseo y ceceo: diesmo (diezmo), Andrez (Andrés).

SIGLOS DE ORO: RENACIMIENTO Y BARROCO. (SIGLOS XVI Y XVII)

Durante los siglos XVI y XVII el latín sigue siendo la lengua usada en las universidades y, aunque en cada nación
se afirma el propio idioma, se le sigue considerando como modelo. La lengua romance será más perfecta
cuanto más se acerque al latín.

La Iglesia, que en un principio apoya al romance, prohíbe, a partir del Concilio de Trento, la lectura de los libros
sagrados traducidos. Pero los escritores, Fray Luis de León y sus contemporáneos, escriben en romance, que
es lo que habla el pueblo.

El poder político y económico conseguido por España trae como consecuencia un desarrollo cultural cuyo
vehículo será el castellano, que se denominará español. Su prestigio aumenta en España y en Europa,
convirtiéndose en la lengua de las cancillerías diplomáticas.

El español se estudia en Europa y se publican gramáticas y diccionarios, sobre todo en el siglo XVII, gracias a
la facilidad dada por la imprenta.

SIGLO XVI
El siglo XVI lo llenan los reinados de Carlos I (1517-1556) y de Felipe Il (1556-1598). Desde el punto de vista de
la historia de la lengua literaria se pueden señalar dos épocas:

a. la del reinado de Carlos V; en ella la lengua española alcanza la cota de mayor esplendor; el modelo
sigue siendo la norma toledana;
b. la época de los grandes místicos, aproximadamente entre 1555 y 1585, que comprende los años del
reinado de Felipe II; en esta época predomina un tipo de lenguaje nacional, en el que se imponen las
modalidades de Castilla la Vieja.

En el siglo XVI, frente al estilo del siglo anterior plagado de latinismos en palabras y oraciones, se busca una
expresión simplificada usando un pensamiento culto con un lenguaje coloquial. Es la época del Renacimiento
en la que se logra el equilibrio entre la forma y el fondo, resumida por Juan de Valdés en "escribo como hablo".

Ésta será la forma de expresión utilizada por Garcilaso de la Vega, Santa Teresa de Jesús, Fray Luis de León,
San Juan de la Cruz, Miguel de Cervantes y el dramaturgo Lope de Rueda. Será el lenguaje de la gran novela
picaresca, Vida de Lazarillo de Tormes, pero no el de la novela de caballerías que sigue usando artificios. El
poeta Fernando de Herrera rompe esta línea y vuelve a un estilo lleno de artificios, antecedente de lo que
será el Barroco.
SIGLO XVII
Carlos I logró hacer del español una lengua universal. El contacto entre España e Italia era muy intenso en
aquella época. No sólo Sicilia y Nápoles pertenecían a España, sino que Roma, Bolonia, etc., eran centros
culturales importantes donde nuestros humanistas iban a estudiar. Muchos de nuestros libros se imprimieron
en Italia (lo mismo que en Francia o Flandes), se representaba nuestro teatro y existían estudios donde se
enseñaba la lengua española.

Se imita la literatura italiana y la literatura antigua de los clásicos griegos y romanos. Nuestra lengua es influida
en esta época por la lengua italiana y entran palabras como cortesano, novela, carnaval, terremoto, capricho,
grotesco, galería, fantasía, asalto, emboscada…

El nuevo estilo del Barroco vuelve por los caminos de una forma que usa todos los artificios retóricos. Los
textos se vuelven difíciles, aunque en esta época el lenguaje, en manos de grandes creadores, llega a su
cumbre más alta. Digamos que el lenguaje es el gran protagonista del siglo XVII aplicando todo tipo de
recursos: metáforas, alegorías, juegos de palabras, antítesis, etc. Así surgieron las grandes obras de la
literatura.

Los autores se vieron obligados a seguir este camino por la situación sociopolítica de España, aunque no todos
escribieron de la misma manera. Así Miguel de Cervantes y Lope de Vega estuvieron, en muchas ocasiones,
más cerca de la lengua coloquial; en cambio, Luis de Góngora, Francisco de Quevedo, Pedro Calderón de la
Barca, Tirso de Molina y Baltasar Gracián, llevaron sus estilos por la complicación formal, típica del Barroco.

FIJACIÓN DEL IDIOMA. RASGOS PRINCIPALES.

El español del Siglo de Oro era mucho más seguro que el de la Edad Media aunque fuese también un idioma
en evolución muy activa. El concepto de corrección lingüística era más amplio que en los períodos posteriores.

En los siglos XVI y XVII se produjo una labor de selección entre sonidos, formas y giros coincidentes, que
condujo a una considerable fijación de la lengua literaria, y, en menor grado, en la lengua hablada también.
Mucho influyó en esta regulación el desarrollo de la imprenta, capaz de reproducir un mismo texto en multitud
de ejemplares sin las anárquicas variantes de la transmisión manuscrita.

En estos siglos comienza a fijarse el sistema actual de fonemas. El modelo toledano de pronunciación pierde
fuerza frente al de Castilla la Vieja, que acaba imponiéndose.

Al léxico español se incorporan galicismos (ocre, corcel, barricada, bayeta, brocha), italianismos (aguantar,
capricho, novela, campeón, escopeta), lusismos (mermelada, caramelo, bandeja, mejillón, carambola), por el
contacto que hay con estos países, y también palabras de las lenguas indígenas americanas (patata, chocolate,
tiburón, huracán, Jauja).

Se escriben tratados sobre la lengua: Diálogo de la lengua, de Juan de Valdés (h. 1536); Arte grande de la
lengua española castellana, de Gonzalo de Correas (1625); El tesoro de la lengua castellana o española, (1611)
de Sebastián de Covarrubias.
EL ESPAÑOL MODERNO Y CONTEMPORÁNEO (SIGLOS XVIII – XX)

SIGLO XVIII
Se desarrolla en las universidades un movimiento favorable al uso del castellano encabezado por Feijoo y al
que apoyan importantes figuras como Jovellanos.

Las novedades y vulgarismos tropiezan desde el siglo XVIII con la barrera de normas establecidas con
anterioridad, que son muy lentas en sus concesiones. El reflejo de este conservadurismo es la fundación en
1713 de la Real Academia Española por orden de Felipe V. Su intención es velar por la pureza del idioma. Su
lema es: "Limpia, fija y da esplendor".

Uno de sus primeros trabajos fue la publicación del llamado Diccionario de Autoridades (1726-1737). Este
mismo diccionario, sin textos de autores, se publicó en 1780 como Diccionario de la lengua española, del cual
se han hecho 22 ediciones. La última en el 2001, caracterizada por la utilización de herramientas informáticas.

En 1741 se publica la Ortografía que tiene cinco ediciones durante el siglo XVIII y sigue publicándose en el XIX.
Se unifican las normas ortográficas:

• supresión de la ss.
• sustitución de ph, philosofía, y th, theatro, por f y por t
• empleo de x para representar el sonido gs, examen; deja de ser equivalente de j, México y paxe.
• desaparición de ç e imposición de las grafías za, ce, ci, zo, zu.
• empleo de y para el sonido consonántico.
• grafías cua, cue, cui en lugar de qua, que, qui. • sustitución de ch por c o qu, Christo por Cristo.
• se conserva la h muda.
• permanecen las coincidencias fonéticas entre b/v, c/z, j/g, y/i.

La última edición se ha publicado en 1999 como Ortografía de la lengua española con la colaboración, por
primera vez, de todas las Academias americanas.

En 1771 publica una Gramática de la lengua española y en 1780, con una disposición de Carlos III, se obliga a
enseñar dicha gramática en todas las escuelas del reino. La última edición es de 1994.
Debido a la presencia de los Borbones en el trono de España se produce una invasión de la cultura francesa
que tiene su repercusión en la lengua. También la fuerza de la Ilustración dejó sus huellas en términos
filosóficos, científicos. Ambas causas provocaron una invasión exagerada de galicismos en el español contra
los que luchó la Academia y algunos autores. Esta reacción purista a favor del idioma quería evitar
exageraciones como la de utilizar golpe de ojo, del francés coup d'oeil, por mirada.

Con el neoclasicismo, estilo literario de esta época, se produjo una vuelta a los escritores de nuestro siglo XVI,
pero también se volvió la vista hacia los escritores franceses. Por ello, entraron en nuestra lengua muchos
galicismos (palabras francesas):

SIGLO XIX
El idioma sigue abierto a las innovaciones léxicas, aunque lo principal va a ser la adaptación de la lengua a un
mundo en el que surgen nuevas ideologías y nuevas formas de vida: costumbres, desarrollo de la ciencia,
luchas políticas, comunicaciones, periodismo, movimientos literarios, nacionalismos.

Todo este mundo abigarrado no cabía en el lenguaje demasiado normativo del siglo anterior. Así la lengua se
va liberando de la imitación de los modelos clásicos y de las ataduras académicas hacia una mayor variedad y
flexibilidad.

Desde el terreno de las ideologías y la política llega una oratoria y un periodismo encendido adaptado a la
nueva situación. Frente a ellos encontramos una mirada al pasado en la novela histórica y en el casticismo que
tienen la batalla perdida. Desde el campo de la ciencia se produce, lejos del consejo de los neoclásicos de
buscar el término usado por los clásicos, una invasión de cultismos y tecnicismos para designar la nueva
realidad del progreso.

Continúa la invasión de galicismos y el comienzo de los anglicismos, frente al descenso de los italianismos.
Los movimientos literarios, romanticismo y realismo, contribuirán de manera definitiva a la creación de lo que
es nuestra lengua actual.

En este siglo se logra superar una de las peores pruebas por las que tuvo que atravesar el español, la
independencia de los países hispanoamericanos. El peligro para conservar la unidad de la lengua se superó
con la creación de Academias en ellos. La primera fue la Academia Colombiana en 1871, a la que siguieron la
Mejicana, la Salvadoreña, la Venezolana. En España, destaca la preocupación por la lengua de Marcelino
Menéndez y Pelayo.

Durante el siglo XIX, las nuevas apetencias expresivas pugnaban por romper el caparazón neoclásico de la
lengua. Los nuevos tiempos y los nuevos estilos literarios pedían un lenguaje variado y flexible, pero la
educación estética de los escritores mantenía resabios puristas. Los románticos todavía conservaron muchos
hábitos del siglo XVIII. En la poesía continuaron en boga palabras y giros gratos a la poesía neoclásica.

Los cambios radicales experimentados por las formas de vida y pensamiento a lo largo del siglo XIX y durante
el actual han influido en el vocabulario español igual que en el de todos los idiomas europeos.

Ciencias, filosofía, progresos técnicos, cuestiones políticas y sociales exigen la constante ampliación de las
nomenclaturas. La lengua inglesa, que había permanecido ignorada en el continente durante los siglos XVI y
XVII empezó a ejercer influencia, primero con su literatura y pensadores, más tarde por prestigio social.
Anglicismos: dandy, club, rifle, revólver, golf, fútbol, gol, corner. En el deporte han entrado y siguen entrando
muchas palabras inglesas.

SIGLO XX
Continúa el trabajo para defender la unidad de la lengua con la creación de Academias en todos los países
hispanoamericanos. La Academia Filipina aseguró la estabilidad lingüística en la zona de Extremo Oriente.

Por otra parte, la presencia de toda una pléyade de grandes escritores, a ambos lados del Atlántico, ha
enriquecido mucho la lengua de Cervantes. El Modernismo, iniciado en los últimos años del siglo XIX, aportó
ritmos y léxico brillantes. El Grupo del 98 descubrió el sentido profundo de viejas palabras y variados mundos
plasmados en sus novelas, dramas, poemarios y ensayos.

Precisamente Castilla será uno de los conceptos sobre el que vuelven una y otra vez, de la mano de uno de
los investigadores más insignes del origen del castellano y del resto de los dialectos del latín, Ramón Menéndez
Pidal. Sus teorías castellanistas, en estos inicios del siglo XXI, están demandando una revisión sistemática.
Serán discípulos suyos (Dámaso Alonso, Gili Gaya, Rafael Lapesa), los que continuarán a lo largo del siglo el
estudio de la lengua en profundidad. Junto a ellos, nuevos investigadores estudian, en cátedras y
publicaciones, nuestra lengua a la luz de todas las nuevas corrientes lingüísticas. Éstas son las que siguen
fundamentalmente los autores de nuestros libros de texto.

En la configuración del castellano actual intervienen nuevos factores, tales como la extensión de la cultura
general y la enseñanza a las clases más desfavorecidas, el aumento de la producción editorial y periodística,
la presencia masiva de la radio, la televisión y los ordenadores. Todo esto ejerce una acción niveladora y
unificadora de la lengua en todo el ámbito hispanohablante.

Otros factores a tener en cuenta es la penetración masiva de neologismos científicos, técnicos, deportivos,
del inglés y del francés. La invasión de términos informáticos supone un reto para el trabajo de las Academias,
que no pueden actuar con la suficiente rapidez para acoger tantas palabras. La última edición (22ª) del
Diccionario de la Real Academia supone un esfuerzo al incorporar los términos más frecuentes del mundo
informático.

Se continúa la tendencia de adaptar lo más posible la fonética a la pronunciación. En este sentido van
encaminadas las normas de la Academia de 1952 y 1959: • supresión de la tilde: á por a, monosílabos (fuí por
fui).

• utilización libre de s por ps: sicología.


• utilización libre de t por pt: setiembre.
• s por sb: sustancia.
• utilización libre de la tilde en los pronombres demostrativos cuando no hay ambigüedad.
• se suprimen los dígrafos ch y ll como letras independientes en el diccionario (en la última edición de
la Ortografía de la Real Academia).

Hoy, la situación de las lenguas en España ofrece una panorámica totalmente nueva. La Constitución de 1978
creó las bases para pasar de la diglosia al bilingüismo. Por otra parte, los hablantes del castellano tienen
conciencia de que su lengua va más allá de sus fronteras y llega hasta Hispanoamérica. Conciencia de una
lengua presente, cada vez con más fuerza, en los organismos internacionales. Conciencia de la obligación de
cuidar y alejar de los vulgarismos la lengua romance más hablada en el mundo.
Hoy el español o castellano es lengua oficial y de cultura de más de 350 millones de seres humanos lo que lo
pone a la cabeza de la familia de las lenguas románicas, seguido a gran distancia por el portugués , con
alrededor de 200 millones, el francés, con unos 120 millones, y el italiano, que cuenta alrededor de los 65.

La extensión geográfica del español es también extraordinaria: comprende España, parte del Suroeste de los
Estados Unidos, México, América Central y Meridional, a excepción de Brasil y Guayanas; Cuba, Santo
Domingo y Puerto Rico y una minoría hispanohablante en Filipinas.

Puede decirse que el español es el instrumento expresivo de una comunidad que abarca dos mundos y en la
que entran gentes de todas las razas. En la actualidad tenemos también muchos anglicismos debido al
predominio técnico y científico de los Estados Unidos. Su uso en España es menor que en Hispanoamérica.
Ejemplos: los prefijos maxi-, mini-, refrigeradora, penicilina, clip, block, bulldog, yate… Y todos los relacionados
con la informática.

La vitalidad de la lengua española se echa de ver no sólo en su creciente difusión, sino también en la
fundamental unidad que ofrece, a pesar de usarse en tierras y ámbitos sociales tan diversos. Esta cohesión se
debe principalmente a la robustez de la tradición literaria, que mantiene vivo el sentido de la expresión
correcta. El uso culto elimina o reduce las particularidades locales para ajustarse a un modelo común, que
dentro de España se ha venido identificando con el lenguaje normal de Castilla. Las diferencias aumentan
conforme es más bajo el nivel cultural y menores las exigencias estéticas; entonces asoma el vulgarismo y se
incrementan las notas regionales. Pero es muy significativo que los rasgos vulgares sean, en gran parte,
análogos en todos los países de lengua española.

FUENTES: HISTORIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA PARTE I: EL ESPAÑOL EN LA PENÍNSULA IBÉRICA. Universidad


de Berkley https://www.csub.edu/modlang/department/spanish/LINGUISTICS/TEMA%207.1%20MA.pdf

Marimón Llorca, Carmen. El español en América: de la conquista a la época colonial. Biblioteca virtual
Cervantes http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/el-espaol-en-amrica-de-la-conquista-a-la-poca-
colonial-0/html/00f4b922-82b2-11df-acc7-002185ce6064_2.html

Huidobro, José Manuel .Origen y evolución del castellano. Autores científicos técnico- académicos.
https://www.acta.es/medios/articulos/comunicacion_e_informacion/031083.pdf
Explicar ¿Qué son los dobletes? 20 Ejemplos.

Señalar ¿Qué son las preferencias léxicas hispanoamericanas?

Mencionar ¿Qué son las preferencias léxicas peninsulares?

Explicar ¿Qué es el léxico mexicano?

Definir ¿Qué son los mexicanismos?

DOBLETES

Los dobletes léxicos son aquellos pares de palabras (a veces más) en los que un mismo étimo latino ha
resultado en dos (o más) formas en español: una patrimonial y una (semi)culta.

La palabra doblete es un derivado de la palabra doble. Esta viene del latín duplus (doble) a través de su
adverbio derivado duple (doblemente), con la típica sonorización de p entre vocales o entre vocal y sonante
(r, I). Se forma a partir del latín duo (dos) y a raíz pleg-/plic (plegar, doblar, trenzar). Hay muchas palabras de
su familia léxica como por ejemplo: duplicar, reduplicado, redoble, dúplex.

En el doblete una palabra patrimonial y un cultismo proceden de una misma palabra latina y coexisten en la
lengua. Ejemplo: colgar (patrimonial) y colocar (cultismo) proceden de collocare (latín).

Por ejemplo, el étimo latino delicatu evolucionó a lo largo de la historia (con síncopa y sonorización de /k/ y
/t/ intervocálicas) al español «delgado». Posteriormente, se retomó el étimo latino para dar con el
(semi)cultismo «delicado».

Triplete: es la coexistencia de un cultismo y diversas voces patrimoniales que surgen de un mismo étimo latino.
Ejemplo: fabla, habla (palabras patrimoniales) y fábula (cultismo) proceden del mismo étimo latino (fabulam).

El sintagma “doblete etimológico” hace referencia a un fenómeno que se ha dado entre el latín y las lenguas
romances, en donde dos signos pertenecientes a alguna de estas últimas lenguas tienen su origen en el mismo
étimo latino. Las palabras que constituyen el doblete tienen un desarrollo formal distinto entre sí. Una de ellas
corresponde al llamado cultismo, debido a su cercanía formal y semántica al étimo latino, y la otra es la
llamada palabra patrimonial o popular, por su mayor arraigo en la respectiva lengua romance.

Las lenguas romances provienen del llamado latín vulgar, es decir, pertenecen a la vertiente popular del
antiguo idioma latino. De acuerdo a Bally, en la lengua es posible determinar la presencia de dos tipos de
lenguaje: el transmitido y el adquirido. El transmitido corresponde a la lengua hablada natural e
inconscientemente por la gente y es la que está sometida al cambio. El latín vulgar se insertaría en esta
categoría.

Por el contrario, el lenguaje adquirido corresponde al registro en el que los hablantes deben reflexionar sobre
las palabras y las construcciones que van a ocupar, es decir, se trata de un lenguaje codificado al que los
hablantes deben someterse. A esta esfera pertenecería el latín literario, la vertiente más conocida de la
antigua lengua latina debido al valor que se le ha otorgado en la historia y al legado que dejó.

La existencia del doblete en las lenguas romances se debe fundamentalmente a la inserción de palabras
pertenecientes al latín literario, clásico o escrito, a lo largo de la historia.
Gran parte de los dobletes se constituyó en el período medio del español (del siglo XV al XVII), debido a que
se incorporaron muchos cultismos en esta época .

Ejemplo:

1. Agüero y augurio (de augurium)


2. Caldo y cálido (del latín calidus)
3. Contar y computar (del latín computare)
4. Cosa y Causa (del latín causa)
5. Delgado y delicado (del latín delicatus)
6. Derecho y directo (del latín directus)
7. Frío y frígido (del latín frigidus)
8. Fuego y foco (del latín focus)
9. Horma y forma (del latín forma)
10. Lidiar y litigar (del latín litigare)
11. Llamar y clamar (del latín clamare)
12. Llave y clave (del latín clavis)
13. Soltero y solitario (del latín solitarius)
14. Tonto y atónito (del latín attonitus)
15. Litigar y lidiar (del latín litigare)
16. Íntegro y entero (del latín Integrum)
17. Apitultor y abeja (de Apicula)
18. Auricular y oreja (del latín auriculam)
19. Filial e hijo (del latín filium)
20. Lupanal y lobo (del latín lupum)
21. Ejemplo especial: Fábula ( del semicultismo «fabla» y la patrimonial «habla»)

PREFERENCIAS LÉXICAS HISPANOAMERICANAS

Las variantes léxicas y culturales de los pueblos hispanohablantes son parte de las adaptaciones del lenguaje
y la cultura que se realizan en los pueblos y regiones en los que se habla el español.

El idioma español es hablado por más de 500 millones de personas en los 5 continentes. Sin embargo, a pesar
de que se trata de la misma lengua, no todos los hispanohablantes la utilizan de la misma forma.

Las variantes léxicas se refieren a las distintas expresiones, palabras, frases y voces empleadas en una lengua
para referirse a una misma cosa. Tales rasgos lingüísticos son utilizados por una comunidad de hablantes
vinculada entre sí por relaciones de tipo social, geográficas y culturales.

Según esta acepción, el uso del léxico varía de región en región, en virtud del desarrollo de las distintas
preferencias sobre el uso del vocabulario.

Ejemplos:

– Automóvil

En México y Argentina es llamado coche, en Venezuela carro y en España automóvil o coche.

– Autobús
En México se le denomina camión, micro o microbús. En Argentina se llama colectivo o bondi. En Venezuela
es llamado camionetica y en España se le conoce como guagua o micro.

– Dinero

En México se le llama lana, varo o billete. En Argentina se dice plata o guita. En Venezuela se usa el término
plata o real, y en España se dice pasta.

PREFERENCIAS LÉXICAS PENINSULARES

El léxico hispanolatino, que ha sido objeto de investigación sobre todo por parte de romanistas, se conoce
mejor en su aspecto de vocabulario que en el semántico. Las dificultades de comprensión entre
latinohablantes de provincias distintas provocadas por las diferencias de vocabulario eran más fácilmente
superables que las erróneas interpretaciones a que habrían dado lugar las variaciones regionales en los
significados de una misma palabra. De aquí que, para la época en que puede hablarse de una lengua común
en toda la Romanía (sea el latín, sea el «prerrománico»), fuesen mucho más numerosos los casos en que un
mismo concepto se expresaba en las diferentes provincias por vocablos distintos que los casos en que un
mismo vocablo no representaba conceptos iguales para todos los hablantes de la lengua en cuestión1.

Por otra parte, las diferencias de vocabulario son ahora más fácilmente reconocibles que las de significado:
un vocablo nuevo se presenta con caracteres de evidencia las más de las veces, y una sola aparición segura
resulta suficiente para acreditarlo; un nuevo sentido necesita, por lo común, ser determinado y precisado a
través de una serie de textos, que no siempre se ofrecen al investigador.

Dentro de la corriente general de interés por el léxico de la Romania, las características del de la Península
Ibérica han sido investigadas además por un motivo especial, en cuanto se ha procurado obtener del
vocabulario datos para resolver la debatida cuestión planteada en torno al entronque del NE peninsular con
una u otra de las regiones románicas vecinas.

El grado de relativa madurez alcanzado por los estudios de etimologías románicas, unido a la creciente
atención dispensada a los autores latinos tardíos y sin importancia literaria, descuidados antes por la filología
tradicional, ha permitido plantear con rigor histórico el problema de la fragmentación del dominio lingüístico
latino. En el conjunto de estudios orientados en esta dirección, son abundantes los centrados alrededor de
unas supuestas diferencias entre el NE y el resto de la Península, que se ha intentado remontar a la época
visigótica. Por las cualidades de evidencia y seguridad que, según quedó indicado, caracterizan a los hechos
de vocabulario, las analogías y diferencias léxicas entre dicha área y las vecinas han sido objeto de particular
atención.

Las direcciones metodológicas seguidas en el estudio del léxico hispanolatino son principalmente tres: a) hacia
los testimonios latinos directos; b) hacia los préstamos latinos en lenguas circundantes; c) hacia los resultados
románicos.

La investigación decimonónica supervaloró el estudio de los textos epigráficos para el conocimiento de las
peculiaridades que pensaba poder atribuir al latín hablado, concediéndole atención preferente al de los
autores coetáneos. Mas, por lo que respecta al léxico, es común el reconocimiento de la insignificancia de los
resultados obtenidos. Justamente a propósito del léxico hispanolatino es significativa la desproporción entre
los siete millares de inscripciones estudiadas dentro de la indicada dirección por Carnoy y las escasas decenas
de fenómenos léxicos que en ellas pudo recoger.

Un valor especial tienen los datos de vocabulario presentados como propios de Hispania por el autor latino
en que se recogen. Sólo hay que lamentar que la seguridad que dichos datos ofrecen sea desfavorablemente
compensada por su escasez. En el penetrante estudio de una obra especialmente productiva a este respecto,
como son las Etimologías de San Isidoro, realizado por Soler, en el cual se estudian alrededor de 170 vocablos
de especial interés, apenas llegan a una docena los de claro cuño hispánicos.

En un artículo que hizo época en los estudios de lexicología románica5 Jud señaló el excepcional valor que
revestían los préstamos del latín a las lenguas vecinas para el conocimiento de las variaciones dentro del
propio léxico latino, con ejemplos tomados sobre todo de vocablos introducidos en lenguas germánicas y
célticas.

Con referencia al léxico hispanolatino, importan en este sentido los préstamos al vasco. De un modo especial,
los que, por no hallarse continuados en ninguno de los romances peninsulares ni en el gascón, han de
remontar por lo menos a la época preliteraria de dichos romances. Tal es el caso de colus «rueca», cuyo único
representante peninsular es el vasco goru.

Un adstrato de especiales características para el conocimiento del latín hispánico es el árabe. Dada la época
en que el árabe entra en la Península, la lengua con que estará en contacto no es ya el latín, sino una lengua
románica, el mozárabe. Pero en cuanto ésta pudo conservar tipos léxicos que no han continuado en los
romances peninsulares conocidos literariamente, los vocablos mozárabes atestiguados en textos árabes ya
como préstamos, ya como tales voces mozárabes en glosarios, han podido ser tomados en cuenta en los
trabajos de reconstrucción del léxico hispanolatino. En el aspecto cronológico su valor es menor que el de los
préstamos a lenguas germánicas y célticas tratados por Jud; pero en el geográfico puede, con razón,
equiparárseles.

Tradicionalmente se ha señalado como una característica de gran parte del caudal léxico de las lenguas
románicas su procedencia de vocablos cuya pertenencia a determinados niveles del latín (familiar, vulgar) les
vedó el poder aflorar a los textos. Con el tiempo, por la misma expresividad que su condición les confería y
por haberse relajado las preocupaciones puristas a la vez que crecía la incultura, pudieron llegar a suplantar a
sus rivales más o menos sinónimos admitidos en la lengua escrita, hasta provocar su desaparición en la
conversación corriente, sin que con ello llegaran a recibir el espaldarazo que les confiriera rango literario,
debido al carácter predominantemente tradicional y clasicista que dominaba ya la enseñanza del latín. El
estudio de estas zonas del léxico hispanolatino, como del románico en general, ha sido terreno abonado para
la aplicación del método comparativo.

Los tres métodos indicados no se aplican separada sino conjuntamente, con mutuos beneficios. Las bases
conjeturadas por vía comparativa han servido más de una vez para llegar a la recta interpretación de vocablos
en textos escritos; por su parte, el estudio de los préstamos y de los testimonios escritos iliterarios y tardíos
ayuda a precisar la situación en el espacio y en el tiempo de los resultados obtenidos por la comparación.

Los datos característicos de un léxico provincial pueden ser positivos (innovaciones) y negativos
(conservadurismos). Unas y otros obedecen a causas en parte idénticas, en parte distintas. Dadas las
condiciones históricas en que se verificó la latinización de la Península y la fragmentación de la latinidad, las
características léxicas en cuestión pueden deberse: a la calidad del latín importado a Hispania, a su adaptación
por parte de la población prerromana, a su evolución interna en tierras hispánicas, y al progresivo aislamiento
lingüístico subsiguiente a las invasiones germánicas y derrumbamiento del imperio .

Las condiciones históricas que acaban de enumerarse (en orden cronológico, que no de importancia) son las
que han favorecido o frenado, según los casos, la acción en Hispania de los diferentes impulsos a que se deben
los cambios de vocabulario en el dominio románico9: vocablos desgastados suplidos por expresiones
«fuertes», prestigio de voces corrientes en círculos sociales más refinados, innovaciones en las relaciones
culturales, esfuerzo por la expresividad, afición a términos cargados de valor afectivo, interdicciones por tabú,
insignificancia de los vocablos de poco volumen físico, diversificaciones semánticas, influjo de los substratos,
superstratos y adstratos, y, sobre todo, la tendencia a superar las incómodas homonimias, producidas por la
evolución fonética, entre vocablos del propio latín.

El caudal latino importado a las provincias hispánicas se ha venido caracterizando cualitativamente sobre todo
por la época de su exportación y por la índole de los agentes romanizadores. De la relativa antigüedad de la
primera se han hecho depender sus rasgos de arcaísmo; de la variedad de procedencias regionales y de la
escasa categoría social de los segundos, respectivamente, el tinte de dialectalismo10 y la «vulgaridad».

Los arcaísmos propiamente tales del léxico hispanolatino son escasos si, como es debido, dejan de
considerarse como tales los casos de conservación de vocablos perfectamente clásicos, suplantados por otros
de formación más reciente en el resto del imperio. Con esta distinción ha ido perdiendo cada vez más visos
de verosimilitud la hipótesis estructurada principalmente por Gröber11 de que, según la antigüedad de la
romanización de cada provincia, las lenguas románicas desarrolladas en cada una de ellas se remontarían a
una etapa más o menos antigua del latín vulgar.

Por lo que respecta a la Península Ibérica, la relativa comunidad del léxico «iberorrománico» y la existencia
de las mayores divergencias justamente entre regiones conquistadas en una misma campaña o en campañas
cronológicamente próximas (las tierras levantinas y meridionales), hablan en contra de una generalización
excesiva del carácter arcaico del léxico hispánico deducida de unos rasgos, en realidad, poco significativos a
este respecto.

Efectivamente, descontando de las listas aducidas ad hoc12 voces tan poco arcaicas como cras, semper, res,
rem, quedan en el dominio léxico como característicos los vocablos cuius (-a, -um), coua (clásico caua), uocare
(clásico uacare), representados, respectivamente, por los resultados cast. cueva, y port. cuyo/-a, cast. cueva,
port. y cat. cava, cast. bogar, port. vogar, cat. buit (del participio uocitus).

En los tres casos existen razones especiales que amenguan la importancia de los vocablos en cuestión como
ejemplos de arcaísmo precisamente léxico. El mantenimiento de unas formas genéricamente diferenciadas
(¿y flexionadas?) de significado prácticamente idéntico al genitivo cuius lleva la cuestión, en parte, al terreno
morfológico. Por otra pare, el carácter arcaico de cuius, -a, -um, no es absoluto, pues el vocablo se halla en
los clásicos y, concretamente, en una obra de Virgilio13, el autor que llegó a hacerse predilecto en la
enseñanza del latín

Tanto en coua como en uocare se trata más de una conservación de sonidos que de unos vocablos especiales;
el arcaísmo es, por su origen, más bien fonético que léxico15. Se explica por una especialización de sentido de
la forma más antigua, que le evitó la competencia de las evolucionadas por no haberse percibido el entronque
semántico que las unía, máxime cuando la alteración en un vocablo y en otro había afectado a la raíz.
Mas, aun prescindiendo de la índole especial de estos arcaísmos, su escaso número aconseja más bien
considerarlos como islotes escapados a la nivelación idiomática que indeficientemente fue provocando el
oleaje lingüístico producido por cuatro siglos, por lo menos, de continuos trasiegos dentro de un imperio
unificado, que como testimonios de una auténtica independencia de todo un caudal de elementos entrados
en una primitiva importación. Los también escasos rasgos de arcaísmo gramatical que pueden añadirse a los
de léxico citados16 corroboran, más que invalidan, esta afirmación, si se practica la misma distinción entre los
auténticamente arcaicos y los que no tienen de arcaísmos más que su índole conservadora frente a las
innovaciones de otras provincias.

Esta distinción (que en el presente caso ha servido para separar los casos de cuius, coua y uocare, de los de
cras, semper y res) se hace imprescindible para evitar el espejismo que permitió atribuir el carácter
conservador del léxico hispánico a una primitiva romanización, olvidando que, de acuerdo con tal principio, el
caudal léxico latino conservado en Rumania, última región lingüísticamente romanizada, debía ser el más lleno
de innovaciones, cosa opuesta a la realidad.

MEXICANISMOS

Suele definirse como mexicanismo a la pronunciación, palabra, frase o acepción usada en el español de México
de modo característico o exclusivo en comparación con otras variantes de la lengua española, como es el caso
de escuincle en vez de niño, banqueta en vez de acera, miscelánea por pulpería, almacén por colmado o bazar,
utilizados en otras regiones de Hispanoamérica, o el empleo del tiempo pretérito simple en lugar del pretérito
perfecto o antepresente, tan frecuente en España.1 En otras palabras, los mexicanismos son los rasgos de
diversa clase lingüística que particularizan la manera de expresarse de los mexicanos frente al resto de los
hispanohablantes.

La Real Academia Española define mexicanismo (tb. Mejicanismo) como

1. Palabra o uso propios del español hablado en México


2. Cualidad o condición de mexicano.
3. Amor o apego a lo mexicano.

Los mexicanismos son palabras en español que se adaptaron y se utilizan en México. Cada lenguaje es la
expresión de las transformaciones culturales que se dieron en un territorio. El lenguaje que se utiliza en un
país es reflejo de sus procesos de colonizaciones, de independencias, de mezclas y mestizajes entre distintas
civilizaciones y sociedades, dando lugar a nuevas lenguas que antes no existían.

En México, a pesar de tener el castellano como lenguaje oficial, se han hablado muchísimas lenguas
autóctonas. Cuando los españoles arribaron, la cultura hegemónica era náhuatl, pero han existido también el
maya, zapoteco, mixteco, wirrárica y unas 60 lenguas autóctonas diversas.

Obviamente que al día de hoy, en México sobresale únicamente el idioma oficial del país. Aquellos que
utilizaban otras lenguas debieron adaptarse, y una gran cantidad murieron en el proceso colonizador y
expansionista. Igualmente, aún sobreviven comunidades que utilizan algunos de los dialectos mencionados.

José Moreno de Alba distingue dos clases de mexicanismos: los diacrónicos, que se han originado en el
territorio nacional aunque su uso en la actualidad no se circunscriba únicamente a dicha región (por ejemplo,
la voz chocolate) y los sincrónicos, cuyo empleo se limita sólo a México independientemente de cuál sea su
procedencia (por ejemplo, el término alberca —que proviene del hebreo "bereka combinado con el artículo
árabe "al"— para lo que el resto de los hispanohablantes denomina piscina, o pileta en Argentina).

Los mexicanismos diacrónicos se pueden identificar básicamente en el nivel léxico y son todos los
indigenismos que provienen de las lenguas originarias que se hablaron y continúan hablándose en la república,
y que se han incorporado en el español general y en el español de México. En tanto que los mexicanismos
sincrónicos resultan más difíciles de precisar ya que, si atendemos estrictamente a la definición arriba citada,
son las palabras o acepciones propias de casi todos los mexicanos y que son ajenas a las de los demás usuarios
del español; éstas se pueden comprobar a través de investigaciones dialectológicas.

EJEMPLOS DE MEXICANISMOS

1. ¡Guácala!: Interjección que denota asco


2. ¡Órale!: Interjección que denota ánimo, acuerdo P
3. Albur: Juego de palabras
4. Amolar: Arruinar, Perjudicar
5. Antro: Lugar nocturno bailable, discoteca
6. Apapachar: Acariciar, mimar
7. Babosear: Estar distraído
8. Caer gordo: Caer mal
9. Cerillos: Fósforos
10. Chamaco: Niño, muchacho
11. Chamba: Empleo, trabajo
12. Chaparro: De baja estatura. En Arg: petiso
13. Chela: Cerveza
14. Chido: Bueno
15. Chilango: Manera peyorativa de referirse al habitante del Distrito Federal;
16. Chueco: Torcido
17. Cobija: Frazada
18. Colonia: Barrio de una ciudad
19. Cotorreo: Echar relajo, diversión algo desordenada
20. Cruda: Resaca, al día siguiente de haber ingerido demasiadas bebidas alcohólicas
21. Cuate: Amigo
22. Cuero: Mujer u hombre muy bellos, tambien significa forro, piel
23. Darse un agarrón: Pelearse a golpes.
24. Empanizar: Revestir un alimento de pan rallado y huevo.
25. Fachoso: Que viste impropiamente
26. Fregadazo: Golpe fuerte
27. Gacho: Malo, feo
28. Gordo, caer: Caer mal
29. Gorro; me vale: No me importa. Expresión vulgar
30. Güey: Buey, tonto; también es un estribillo que se utiliza entre amigos, según la inflexión de la voz,
puede variar el significado
31. Jeta: Siesta… «Me voy a echar una jetita»…
32. Mamón: arrogante
33. Mandilón: Hombre dominado por su esposa
34. Me vale: No me importa
35. Menso: Tonto, inepto
36. Naco:alguien de mal gusto, ignorante, que se recrea en su ignorancia y cuyas extravagancias dan
pena ajena
37. Padre: Muy bueno, muy bonito, estupendo, admirable Paleta: Dulce o helado en forma de pala, que
se chupa cogiéndolo por un palito que sirve de mango
38. Pelado: Mal educado, grosero, vulgar, persona de las capas sociales inferiores
39. Pelarse: Irse, escapar, huir precipitadamente
40. Pompas: Nalgas, en sentido cariñoso
41. Porra: Grupo de partidarios entusiastas. En Arg: hinchas
42. Pos ni modo: No hay manera
43. Regadera: Ducha
44. Regar: Equivocarse, arruinar algo
45. Sangrón: Enojoso, antipático
46. Sobar: Dar masaje
47. Tecolote: Lechuza, y en algunos casos agente de policía.
48. Tianguis: Mercado, plaza del mercado
49. Timba: Barriga, vientre
50. Újule: Señal de admiración o de sorpresa.

LÉXICO ARGENTINO

De acuerdo con Salamanca (2010), la relación que se da entre la variante del español de Chile y la variante del
español de Argentina es particularmente interesante, ya que el chileno hablante tiene, en general, una imagen
desmejorada respecto de "lo argentino", actitud que se refleja en las reacciones públicas frecuentes de
desaprobación hacia quienes poseen esta nacionalidad. Sin embargo, el aporte léxico de la variante argentina
a la variante chilena es destacable, razón por la cual el autor etiqueta esta situación como "prestigio
encubierto". Destaca, también, que esta permeabilidad no es recíproca, sino asimétrica, pues, por ejemplo,
cuando se entrevista a argentinos que están radicados en Chile, se comprueba que no han perdido las
características fonéticas, gramaticales y/o léxicas prominentes de su variante del español.

El español de Argentina usa vos en vez de tú. El uso de vos está aceptada en todos los niveles sociales y en
todos los contextos. Como en Uruguay, hay un estigma asociado con el uso de formas de voseo en el
subjuntivo (por ejemplo, no me digás) pero tal formas se encuentran con frecuencia. Casi nunca existe en
Argentina la combinación de vos + la forma del verbo que corresponde a tú (por ejemplo, vos eres,) excepto
en algunas ciudades del norte. Los sufijos verbales que corresponden a vos son normalmente -ás, -és y -ís.

La mayoría de Argentina es estrictamente loísta, usando lo como tercera persona singular objeto directo
clítico. Es posible dividir el léxico del español de Argentina en tres categorías:

• El componente que procede del español: El che vocativo, de origen discutible, es tan notable que los
residentes de países vecinos remiten a los argentinos como los che.
• El componente de origen italiano: Este componente es limitado a palabras y se slolapa parcialmente
con el lunfardo. Los argentinos usan chau, de ciao italiano, en el sentido de 'adiós.'
• Lunfardo, de origen híbrido: Algunos piensan que el lunfardo trae su origen del argot criminal, en que
se sustituían palabras para impedir la comprehensión de desconocidos. En sentido extenso,
el lunfardo es el lenguaje vérnaculo de la clase obrera de Buenos Aires. Muchas
palabras lunfardas existen en Argentina, entre ellas: bacán 'man', cana 'police, prison', minga 'no,
nothing', menega 'money', y mina 'woman, girlfriend'.

SINTAXIS
• Los argentinos doblan los sustantivos personales definidos de tercera persona con un clítico de
tercera persona, por ejemplo, lo conozco a Juan. En otros lugares, esto costumbre es superfluo y
inacetable.
• En la región noroeste, afectada por influencia quechua, la gente inculta usan lo cuando no hay una
referencia masculino singular. Por ejemplo, Lo quiere mucho a su hijita.
• Los tiempos verbales no siguen siempre los modelos presentados en libros de gramática. Por
ejemplo, es posible usar el pretérito simple en vez del presente imperfecto: Juan no llegó puede
significar 'John has not arrived [yet]' o 'John did not arrive.'
• En muchas regiónes yo reemplaza a mí en construcciones de verbos dativos. Por ejemplo, yo [=a mí]
me parece que me voy.
• En el norte de Argentina, nos aparece preverbalmente en construcciones exhortativos del tipo nos
sentemos [=sentémonos.]
• Los argentinos incultos usan ell clítico reflexivo se, incluso cuando no hay referencia a tercera
persona: se [=nos] llevamos bien, se [=nos] vamos.
• Los argentinos rurales usan combinaciones en que el pronombre sujeto precede al infinitivo o al
sustantivo: al yo venir, yo llegando.
• En las regiones en que español tiene contacto con lenguas indígenas, se mezclan structuras
sintácticas de las dos lenguas

¿QUÉ SON LOS ARGENTINISMOS?


Los argentinismos son palabras que solamente se usan en la Argentina y no en otros países de habla española;
también pueden ser palabras comunes del español que en nuestro país tienen una significado especial.

Según la Real Academia Española , un argentinismo puede ser:

Palabra, expresión o giro propios del español de Argentina. "la palabra ‘abrochadora’ es un argentinismo"
Estima o admiración por la cultura y las tradiciones de Argentina.

EJEMPLOS. 50 ARGENTINISMOS.

1. Altillo. Desván formado de tablas que suele haber en el pasadizo de entrada de las casas.
2. Amague: De amagar. Indicio o señal de algo que finalmente no llega a suceder.
3. Amigovio: Fusión de amigo y novio. Persona que mantiene con otra una relación de menor
compromiso formal que un noviazgo
4. Amito. Expresión de cariño y respeto con que denominan los criados a los hijos de sus amos y, en
general, a toda persona joven que no es de su clase
5. Amores de ojito. Amores platónicos.
6. Apero. Llámase así en el Río de la Plata a la montura o recado del caballo.
7. Bajonear: Producir desánimo o depresión a una persona.
8. Bancar: 1. Mantener o respaldar a alguien. 2. Soportar, aguantar a alguien o algo. 3.
Responsabilizarse de algo que se ha dicho o hacerse cargo de una situación.
9. Birome: Bolígrafo.
10. Birra: Cerveza.
11. Bolas. Arma arrojadiza que se compone de tres correas trenzadas, ligadas por un extremo, y
sujetando en el otro otras tantas esferas sólidas de metal o piedra.
12. Boliche: Bar, discoteca.
13. Boludo: Necio o estúpido.
14. Bufarrón: Dicho de un hombre: Que sodomiza a otro.
15. Canchero: Conocedor de las cosas de la vida y la naturaleza humana// Dominador de cualquier
situación [...].
16. Carcamán. Apodo vulgar que se aplica a los genoveses y, en general, a los italianos.
17. Cartuchera: Útil escolar
18. Chacra. Casa de campo destinada a siembras, distante de la ciudad. Hay generalmente en ellas una
quinta o plantío de árboles frutales y un jardín.
19. Chamuyo: De chamuyar. Palabrería que tiene el propósito de impresionar o convencer.
20. Chatita: Sandalia o zapato sin tacón.
21. Chau: Hasta luego. Hasta pronto. Adiós. Saludo de despedida
22. Che: Interjección para llamar, detener o pedir atención a alguien, o para denotar asombro o sorpresa.
23. Despiole: Desorden, desenfreno, confusión.
24. Desprolijo: Descuidado o sin esmero.
25. Estanciero. El propietario de una hacienda de pastoreo.
26. Fachinal. Llámanse así en la provincia, ciertos sitios húmedos y bajos en donde crece confusa y
abundantemente la maleza.
27. Faulear: En algunos deportes como el fútbol, cometer una infracción sobre un jugador contrario.
28. Fernet: Licor amargo preparado a base de hierbas.
29. Gauchada: Ayuda que se presta desinteresadamente. // Favor solidario. // Auxilio generoso.
30. Gaucho. El campesino que trabaja en una hacienda de pastoreo a jornal.
31. Goma(s): . Humoríst. Senos de la mujer, en comparación con las pelotas de goma.
32. Huinca. Voz con que designan los indios al cristiano u hombre que no es de su raza.
33. Linternas. Insectos de luz intermitente y alígeros que abundan en las noches serenas de verano.
34. Manga: Conjunto de personas. Cantidad numerosa de personas, animales o cosas. Una manga de
fanáticos. Una manga de problemas
35. Mate. Especie de té producto del Paraguay y del Brasil, muy usado en el Río de la Plata. De
ahí, matear y matero.
36. Mufa: Mala estrella, mala suerte (especialmente entre los jugadores)
37. Ñacurutú. Especie de lechuza grande, cuyo grito se asemeja al sollozar de un niño.
38. Pajonal. Paraje anegado, donde crece la paja enmarañada y alta. Los hay muy extensos y algunos a
la distancia aparecen en la planicie como bosques; son los oasis de la pampa.
39. Palenque. Pequeña estacada de gruesos maderos trabados horizontalmente, en la cual se ata la soga
o la brida del caballo. Los hay generalmente a la entrada de las casas de campo.
40. Palo: un millón de pesos. Palo verde. Un palo verde. Un millón de dólares.
41. Pampa. La llanura desierta.
42. Pingo. Lo mismo que caballo.
43. Poncho. Manta de lana cuadrilonga con una abertura en el centro para meter la cabeza.
44. Porteño. El natural de Buenos Aires
45. Punga: Ladrón (‖ persona que hurta o roba).
46. Quilombo: 1. Prostíbulo. 2. Lío, barullo, gresca, desorden.
47. Tanguear: Bailar el tango.
48. Tipa. El tipa es un árbol bajo y de tupida copa cuyo grueso tronco tiene la figura de una pipa.
49. Tira: Agente de investigaciones de la policía que viste de civil. // Policía secreta
50. Trucho: Falso, fraudulento.

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BIBLIOGRAFÍA
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https://www.csub.edu/modlang/department/spanish/LINGUISTICS/TEMA%207.1%20MA.pdf

Marimón Llorca, Carmen. El español en América: de la conquista a la época colonial. Biblioteca virtual
Cervantes http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/el-espaol-en-amrica-de-la-conquista-a-la-poca-
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Huidobro, José Manuel .Origen y evolución del castellano. Autores científicos técnico- académicos.
https://www.acta.es/medios/articulos/comunicacion_e_informacion/031083.pdf

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Máynez, Pilar. (2010). En torno al concepto y uso de "mexicanismos". Estudios de cultura náhuatl, 41, 217-230.
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Diccionario de argentinismos https://cnnespanol.cnn.com/2019/07/11/diccionario-de-argentinismos-que-


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Prada, Sara. Repositorio de Chle . Dobletes


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Etimologías de Chile. http://etimologias.dechile.net/?doblete

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