Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
I. DESARROLLO
Si somos de los que pensamos que se nos da mal esto de hablar en público, es
muy posible que admiremos y nos maravillemos de este tipo de personas y sintamos
que esto no es para nosotros, no hemos nacido con ese don, nosotros no seremos
nunca capaces de conseguirlo.
Hablar bien en público nos puede abrir muchas puertas. Desde un punto de vista
profesional puede ayudar a: aumentar las posibilidades en una entrevista laboral,
conseguir mayor credibilidad y atención en las reuniones de trabajo, obtener
mejores resultados en un examen u oposición, captar clientes para una empresa o
proyecto, ganarse la confianza del equipo, liderar con más seguridad a un grupo de
persona. Pero, también, en el terreno personal tiene grandes ventajas como facilitar
sentirse más integrado en los grupos sociales o en el entorno familiar, conseguir
1
que las opiniones sean tomadas más en cuenta, ser percibido como una persona
más interesante y seguro de sí mismo.
Es muy posible, que en algún momento de nuestra vida, hayamos tenido una
experiencia desagradable o traumática, donde quizá hubo personas que se burlaron
o nos humillaron, sufrimos un bloqueo o una reacción de mucho nerviosismo, nos
sometían a situaciones de mucha exigencia. Entonces, nuestro organismo ha
automatizado la respuesta de activación o tensión para protegernos y esta
respuesta de alerta se generaliza a otros contextos de exponernos a un público
aunque racionalmente nos parezca absurdo o no encontremos la relación.
Puede ser también, que por las circunstancias de un entorno muy protector,
exigente o que no nos haya ofrecido oportunidades de enfrentarnos a estas
situaciones, no tengamos experiencia y práctica a la hora de comunicarnos y hablar
en público y sintamos que no sabemos hacerlo.
2
Si no podemos evitar enfrentarnos porque en nuestro trabajo es
imprescindible, al no disponer de recursos de autogestión emocional ni
herramientas verbales y no verbales, obtenemos un resultado negativo,
nuestra autoestima baja y mantenemos o empeoramos el problema al largo
plazo.
Si podemos, evitaremos exponernos a aquello que provoca malestar, con lo
cual nunca podremos aprender o mejorar estas habilidades y darnos cuenta
de que podemos hacerlo y podemos hacerlo bien y disfrutarlo.
Cuando podemos ser nosotros mismos ante un auditorio o grupo de personas,
gestionando nuestra ansiedad hasta el punto de poder bajarla al mínimo, mostrando
naturalidad en nuestra comunicación no verbal, y pudiendo expresar nuestras ideas,
obtenemos un gran refuerzo social y nuestra autoestima se refuerza muchísimo.
3
Anticipar las consecuencias negativas “voy a hacer el ridículo”, evaluar de
manera poco realista y muy negativa nuestras habilidades, “lo hago fatal”, o
las situaciones, “nadie se está enterando de nada”.
Generalizar los errores o las dificultades, “no lo voy a conseguir nunca”, “todo
lo hago mal”,
Focalizar la atención en un aspecto que no es tan relevante, “ya estoy de
nuevo con los titubeos”.
Marcarnos metas excesivamente elevadas sin tener en cuenta nuestro punto
de partida a la hora de hablar en público, “tengo que hacerlo perfecto si no,
no vale”
Exagerar nuestros errores y no tener en cuenta nuestros logros, “se me ha
olvidado hablar de algo que quería decir”
Compararnos con otras personas de modo que nosotros siempre salimos
perdiendo provocándonos una respuesta de inseguridad y desánimo, “no
puedo competir con esta persona, lo hace y lo hará siempre mejor que yo”.
Desarrollar ideas más proactivas y constructivas y desbancar las ideas perjudiciales
será una estrategia importante. Podemos usar auto instrucciones positivas como:
“nadie lo nota más que yo” “voy a respirar” “me voy a centrar en la presentación”,
“voy a mover las manos”, “estoy consiguiendo estar más calmado” “he conseguido
avanzar en mi oratoria desde la última vez”.
4
4. La estructura de nuestro discurso y el uso del lenguaje verbal, así como
los apoyos didácticos usados: Puede facilitar o no que nuestro mensaje
llegue al interlocutor. Podemos acudir a un profesional que nos oriente y
corrija nuestras presentaciones.
II. CONCLUSIÓN