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MANDATO:

Prestar atención a la voz de Dios


¡Oh no, te lo has perdido!

¿Has perdido alguna vez un momento especial en tu vida? Desgraciadamente yo he perdido unos cuantos.
Recuerdo dolorosamente que hace unos años me pasó lo que hasta el día de hoy no me lo puedo creer, los jóvenes de la iglesia
habían organizado un retiro en una casa rural. Todos mis amigos se inscribieron y emocionados empezaron a planificar el retiro;
sin embargo, yo no me animé a ir. Tenía que terminar muchas cosas para la universidad, y además me surgieron un par de
compromisos, por lo que al final preferí no ir. He de confesar que pensé que iba a ser un retiro normal y corriente, que no me iba a
perder nada del otro mundo. ¡Pero sí, resultó ser el mejor retiro de la historia del grupo! Todos pasaron un tiempo extraordinario, y
durante años siguieron contándome las historias que vivieron ahí. ¡No me podía creer que me lo hubiese perdido!
A veces nuestras expectativas no tienen nada que ver con la realidad, y esto se aplica también a la oración. Vemos los momentos
de oración como algo cotidiano, rutinario, y no creemos que vayan a ser nada del otro mundo, ¡pero Dios quiere que nuestros
momentos de oración sean increíbles!

El Señor le dijo al profeta Daniel: “Daniel, hombre muy amado, presta atención a las palabras que te hablaré” (Daniel 10:11,
RVA). Y eso es lo que Él te dice a ti en este día: “[Tu nombre], muy amado(a), presta atención a las palabras que te hablaré”.
Querido(a) amigo(a), Dios quiere hablarte. ¡Cuando hablas con Dios, Dios habla contigo! De hecho, Él nos habla mucho más de
lo que nos damos cuenta.
Oremos juntos: “Señor, te pido que en este dia abras mis oídos para que pueda escuchar Tu voz. En el Nombre de Jesús. ¡Amén!”.
MANDATO:
Pasar tiempo a solas con Dios
¡Es la hora del recreo!

¿Te acuerdas de cuando eras pequeño(a)? Tengo recuerdos muy bonitos de mi infancia, especialmente del colegio.
Recuerdo que mis amigos de clase y yo solíamos pasarnos notas y compartir mensajes secretos con nuestros mejores amigos. A
veces el profesor nos pillaba y nos regañaba, ¡pero aun así merecía la pena! =) Nuestro momento favorito era el tiempo de recreo:
ahí podíamos buscarnos y compartir nuestros grandes secretos los unos con los otros, mientras jugábamos. Esos minutos eran más
valiosos que el oro, y tratábamos de aprovecharlos al máximo, antes de volver a clase.
Dios nos ama, y no deja de enviarnos pequeños mensajes en todo momento. ¡A Él también le encanta revelarnos cosas! Y si bien
es cierto que Él nos habla a cada momento, no hay nada como tener esos tiempos de recreo con Él, en los que venimos a contarle
nuestros secretos, y escuchamos cómo Él nos cuenta los suyos. ¡Esos sí que son auténticos tiempos de recreo!
Dios dice: “Los llevaré a mi monte santo; ¡los llenaré de alegría en mi casa de oración!” (Isaías 56:7, NVI). Otra traducción, de
hecho, dice: “y los recrearé en mi casa de oración”. Sí, querido(a) amigo(a), no hay nada que nos pueda llenar de tanta alegría
como el estar en la Presencia de Dios. ¡El momento del recreo ha llegado a tu vida!
¿Sueles tener un momento aparte con Dios a diario? Si no es así, te animo a que, a partir de hoy, inviertas unos cuantos minutos al
día para venir ante Su Presencia. Solo necesitas hacer algo tan sencillo como empezar a contarle qué es lo que hay en tu corazón,
cómo te sientes, y que deseas. Cuanto más a menudo lo hagas, más se convertirá en tu momento favorito del día =)
Te llevo en mi corazón, y oro por ti.
MANDATO:
Adoración y alabanza en el
Espíritu
¿Sueles ponerte música por las mañanas?

La música tiene un gran poder sobre nuestras emociones.

¿Alguna vez se te ha ido la tristeza tan solo al escuchar una canción?

Siempre que salgo de casa, me gusta tener los auriculares listos junto a una buena playlist de Spotify. Da igual cómo esté yendo el
día: una buena canción puede levantarte la moral, o inspirarte. Yo estoy casi siempre escuchando música. ¡De hecho, ahora mismo
estoy escuchando de fondo una preciosa canción de alabanza mientras estoy escribiéndote este mensaje! =)
En mis tiempos diarios en la Presencia de Dios, casi siempre escucho música tipo “soaking” es un recurso casi obligatorio para mí.
Este tipo de música instrumental me inspira, me levanta, y me ayuda a estar más centrado en el Señor.
Esto es lo que experimentó también el profeta Eliseo. En cierta ocasión pidió que viniese un músico. La Biblia nos dice
que, “mientras el músico tocaba, la mano de Jehová se posó sobre Eliseo” (2 Reyes 3:15, RVR95), y comenzó a profetizar. Sí,
querido(a) amigo(a), escuchar canciones y melodías interpretadas por personas sensibles al Espíritu es una herramienta muy buena
para ayudarnos a conectar con Dios de una manera más profunda. ¡Nuestros oídos se abren al Señor cuando le alabamos de
corazón!
¿Qué te está susurrando Dios hoy?

Dios nos habla de muchas maneras y en muchos momentos en nuestro día a día. A lo largo de mi vida, he podido experimentar
cómo Dios me ha hablado a través de un pensamiento, de un sueño, de una sensación… ¡incluso a veces a través del olfato!
Hace poco escuché el testimonio de una mujer que estaba haciendo la compra en el supermercado. En un momento dado, se fijó
en un chico que estaba cerca, y le vino el pensamiento de que ese chico tenía problemas en su hombro derecho. Convencida de
que era una imaginación suya, no le prestó atención. ¡Cuál fue su sorpresa cuando vio que el chico empezó a mover su hombro
derecho, con un gesto de dolor! Sintió paz en su corazón para acercarse a él, explicarle lo que había pasado, y pedirle si podía orar
por su hombro. El corazón de los dos fue tocado ese día a través de esa experiencia.
Dios nos habla muchas veces a través de detalles que nos parecen insignificantes. En la Biblia, el profeta Elías se fue al desierto
huyendo por su vida, y Dios le manifestó su poder con un gran viento, un terremoto y fuego. “Y tras el fuego se escuchó un silbo
apacible y delicado. Cuando Elías lo oyó, se cubrió el rostro con el manto, salió y se puso a la puerta de la cueva. Entonces le
llegó una voz que le decía: —¿Qué haces aquí, Elías?” (1 Reyes 19:12-13). Fue a través de ese delicado silbo, de ese susurro
apacible, que el corazón de Elías fue tocado y Dios pudo hablar con él. ¡Dios nos susurra al oído lo que merecíamos que nos dijese
a gritos! Sus palabras son un bálsamo para nuestras almas.
Querido(a) amigo(a), ¿qué te está susurrando hoy Dios al oído? ¿Qué te está diciendo en lo profundo de tu corazón? Te animo a
que apartes un momento en este día para escuchar ese silbo apacible, Dios desea tocar tu vida y renovarte hoy mismo.
¿Disciernes lo indiscernible?
Una de las características más importantes que vamos adquiriendo en la medida en la que crecemos y maduramos en Cristo es el
discernimiento.
Como veíamos ayer, Dios nos habla de muchas maneras diferentes, pero lo que Él nos dice en muchas ocasiones se mezcla con
nuestros propios pensamientos, e incluso con mentiras que el enemigo quiere poner en nuestra mente. ¿Cómo podemos diferenciar
y saber qué viene realmente de Dios?
Mi respuesta a esta pregunta es sencilla: la experiencia. Ahora mismo para mí es mucho más fácil discernir si un pensamiento es
mío o es de Dios que hace 10 años, porque en este tiempo he ido aprendiendo más a conocer “cómo suena” la voz de Dios en la
práctica. He aprendido a reconocer lo qué siento cuando le escucho hablar y qué tipo de fruto produce eso en mi vida. También he
podido comprobar con el paso del tiempo qué tipo de sensaciones vienen ligadas a lo que dice y hace el enemigo.
Esto es de hecho lo que dice la Biblia: “pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso
tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal” (Hebreos 5:14). En otra traducción dice que estas personas
“han ejercitado su facultad de percepción espiritual”. ¡Sí, querido(a) amigo(a), cuando ejercitas tu discernimiento, aceleras tu
crecimiento!
Es un proceso que lleva tiempo, y no debes preocuparte si todavía no tienes demasiada claridad al respecto. Lo más importante es
que mantengas un corazón humilde y enseñable, que siempre busques escuchar al Señor. Hablaremos más de esto mañana.
¿Te apetecería orar conmigo? “Señor, te pido que me ayudes a crecer en discernimiento. Quiero reconocer Tu voz claramente
cuando me hables, y tener una mayor claridad en todas las áreas de mi vida. ¡Gracias porque siempre estás conmigo, y porque
me enseñas! En el Nombre de Jesús. ¡Amén!”
¿Has dejado terminar a Dios?
Referencia bíblica:
¿Te han interrumpido alguna vez en una conversación? Es una cosa que todos hacemos, pero que es realmente molesta cuando nos
la hacen a nosotros.
Recuerdo que en una ocasión mi esposa Belinda y yo estábamos hablando. Ella estaba abriendo su corazón y compartiendo
conmigo cosas importantes para ella. Sin dejarla terminar, empecé a darle consejos sobre lo que tenía que hacer. No me di cuenta
en ese momento, pero había actuado neciamente: ella quería compartir su corazón conmigo, y yo, sin embargo, estaba más
centrado en decirle mi opinión y darle mis soluciones, sin dejarla ni siquiera terminar. Sin querer, herí sus sentimientos por no
estar atento a ella.
A veces tenemos una actitud similar con Dios. Él nos habla, pero le interrumpimos porque estamos más interesados en nuestras
propias soluciones que en escucharle de verdad. Esto es una forma de orgullo que nos impide recibir el consejo de Dios para
nuestra vida.
Sin embargo, Dios revela cosas preciosas a aquellos que son humildes de corazón, a aquellos que quieren a toda costa escuchar lo
que Dios quiera decirles. Jesús dice: “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras
almas” (Mateo 11:29). ¡La humildad abre nuestros oídos, y nos da descanso!
Él busca a personas con un corazón abierto, amable, enseñable... ¡Él te busca a ti, querido(a) amigo(a)! Es tiempo de escuchar
humildemente al Señor, y de descansar junto a Sus pies.
¡Agarra papel y lápiz!
Una de las claves más importantes que he descubierto para escuchar a Dios y profundizar en lo que recibo de Su parte es tener un
diario de oración.
Un diario de oración es un cuaderno en el cual, escribes a diario las experiencias que has tenido con el Señor, así como tus
preguntas, reflexiones, testimonios, oraciones, sueños... Es muy útil porque al hacerlo:
•Recuerdas lo que Él te ha hablado ese día.
•Expresas lo que hay en tu corazón.
•El hecho mismo de escribir tus experiencias te ayuda a profundizar en ellas, y ver cosas que no habías visto antes.
•Reflexionas sobre lo que el Señor quiere decirte, y qué lecciones puedes sacar de ello.
•Creas una lista de experiencias diarias con el Señor que luego puedas consultar de nuevo.
Tengo el hábito de dedicar siempre unos minutos por las mañanas durante mi tiempo de oración para apuntar en el ordenador todo
lo que viene a mi corazón. A lo largo de estos años, he escrito cientos de entradas con todo tipo de experiencias. ¡Me encanta
volcar mi corazón por escrito cada mañana! Lo disfruto mucho, y al hacerlo siempre recibo mayor claridad de parte del Señor
sobre diferentes temas.
El Señor le dijo al profeta Habacuc: “Escribe la visión y grábala en tablas, para que corra el que la lea” (Habacuc 2:2, LBLA).
Cuando pones por escrito lo que el Señor te muestra, eso te anima y te ayuda a seguir adelante. ¡Cuando escribes la visión, tu
corazón se pone en marcha!
Te animo a que des el paso de empezar a poner por escrito todas las cosas que vengan a tu corazón en tu tiempo de oración. Poco a
poco verás cómo te ayuda a estar más atento a lo que Dios te quiere decir.
¡Oro para que estas siete claves hayan transformado la forma en la que escuchas al Señor en tu día a día, y que sean de una
bendición increíble en tu vida! No olvides consultar la guía de estudio, podrás descargarla un poco más abajo.

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