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Poder Judicial de la Nación

Causa nº17.591/09
SENTENCIA DEFINITIVA NRO.86950 CAUSA NRO. 17.591/09
AUTOS: "REBOREDO SERGIO DANIEL C/ BUMERAN .COM ARGENTINA S.A. S/
DESPIDO"
JUZGADO NRO.22 SALA I

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los 30 días del mes de agosto


de 2.011, reunida la Sala Primera de la Cámara Nacional de
Apelaciones del Trabajo, para dictar sentencia en la causa del epígrafe, y de acuerdo a
la correspondiente desinsaculación, se procede a votar en el siguiente orden:

El Doctor Vilela dijo:


I)- Contra la sentencia de fs.466/470 apela la parte actora, presentando su
memorial a fs.480/507. Los peritos contador (fs.471) e informático (fs.476) apelan sus
honorarios por estimarlos reducidos.
II)- El actor se queja porque se desestimó su reclamo tendiente al cobro de
USO OFICIAL

diferencias indemnizatorias originadas en la naturaleza remuneratoria que asigna al


uso del teléfono celular, la cochera y el plan de medicina prepaga; así como en la
inclusión en la base de cálculo de la indemnización por despido del bono anual y de las
stock options; y de la incidencia de todos los rubros señalados en la indemnización
sustitutiva del preaviso y su correspondiente SAC. Apela el rechazo de su pretensión
de que se le abone el bono correspondiente al año 2008, las sanciones previstas en los
arts.2 de la ley 25.323 y 80 de la LCT, y del daño moral sobre cuyos alcances insiste
en su memorial, producido a raíz de la denuncia penal infundada efectuada por la
empleadora. Finalmente, apela los honorarios regulados sobre el monto de la
demanda, por considerarlos desproporcionados.
III)- Memoro que el actor se desempeñó entre el 25 de junio de 2007 y el 28
de noviembre de 2008 en calidad de Gerente Corporativo de Recursos Humanos
Latinoamérica de la compañía demandada, cuya tarea consistía –de acue4rdo a lo
descripto en la demanda- en la completa administración del área de recursos humanos
en toda la región, reportando de manera directa al CEO y formando parte del comité
ejecutivo de la empresa (ver fs.3 in fine). Fue despedido sin causa en la fecha
mencionada, y se le abonó una suma que reputa insuficiente, por no haberse incluido
en su salario los conceptos sobre cuya naturaleza remuneratoria insiste ante esta
Alzada.

En primer lugar, no se discute a esta altura que el actor contaba con un


teléfono celular provisto por la empresa para ejercer sus funciones, por considerarlo la
empresa una “necesidad de servicio y no una prerrogativa personal para uso
privado…” (ver fs.62). Sin embargo, no ha quedado establecido que el celular se
utilizara únicamente para la comunicación relativa a las tareas prestadas a favor de la
demandada, máxime si se atiende a que fue pactado en el denominado “contrato de
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trabajo” en cuyo detalle por escrito consta el uso de este beneficio, obrante en el legajo
del actor acompañado en copia por el perito contador (ver especialmente fs.200).
Memoro que esta Sala ha señalado que la situación del trabajador que tenía el libre
uso y disponibilidad del teléfono celular dado por la empresa para fines laborales,
utilizándolo tanto en días de trabajo como cuando no cumplía su prestación habitual,
sin exigencia de rendición de cuentas, lleva a concluir que se está frente a una
"ganancia" percibida como contraprestación derivada del contrato de trabajo, en los
términos de lo dispuesto por el artículo 103 de la ley 20.744 y que corresponde su
inclusión –en la medida en que seguidamente se expondrá- en la remuneración
mensual (Conf. Autos "Alen, José Fabián c/Wyeth S.A. s/ despido" SD. 84.747 del
9/10/07; en igual sentido, “Laffaye, Sergio c/BNP Paribas Sucursal Buenos Aires”, SD
86.070 del 24/8/2010). Otro tanto acontece con el uso de la cochera proporcionado por
la demandada (ver también el referido contrato a fs.200) en el edificio donde
funcionaban las oficinas de aquélla (ver contrato de alquiler en copia a fs.181/183),
puesto que la entidad y naturaleza de las funciones desempeñadas por el demandante
no revelan que debiera utilizar su automóvil para cumplirlas, de lo cual se desprende
que la circunstancia de que la empleadora le hubiera otorgado el uso de una cochera
mal puede considerarse como una necesidad inherente al desenvolvimiento de sus
tareas. Desde tal perspectiva, comparto lo expuesto por la Sala IV en el sentido de que
“sólo cabe entender que constituyó un beneficio apreciable en dinero en tanto evitó que
el actor afrontase con sus propios recursos el pago de una cochera por la zona, lo que
indudablemente adquiere carácter salarial a la luz de las previsiones de los artículos
103 y 105 LCT y de las directrices que sobre la materia ha establecido la Corte
Suprema al fallar en la causa "Pérez, Aníbal Raúl c/Disco S.A." (sentencia del 1/09/09,
P. 1911. XLII)” (ver CNAT, Sala IV, sentencia del 30/06/2010, “Basualdo, Alejandro
Nicolás c. CTI Compañía de Teléfonos del Interior S.A.”, en DT 2010 (noviembre),
2944).

Distinta suerte correrá la apelación relativa a la naturaleza de la prestación de


medicina prepaga contratada por la demandada a favor del dependiente y su grupo
familiar (OSDE), en tanto aquélla no se concede en función del tiempo durante el cual
el el trabajador permanece a disposición del empleador, ni tampoco atendiendo a su
rendimiento, lo cual revela que no se trata de una contraprestación del trabajo sin más
bien de “…una protección que se otorga en ocasión y en la medida de ciertas
necesidades emergentes del dependiente. Constituye un modo de asunción, por parte
del empleador, de una contingencia social que puede aleatoriamente afectar o no a sus
empleados” (cfr. CNAT, Sala III, SD89286 del 30/11/07, in re “Saint Jean, Alejandro c/
Disco SA s/ despido”; Sala IV, SD60877 del 10/10/08, in re “Pega, Gustavo c/Frances
Valores Sociedad de Bolsa SA s/ despido”; Sala IX, SD 14948 del 31/5/08, “Ciaburri,
Rodolfo c/Disco SA s/despido”).
Propongo pues admitir el carácter salarial de los rubros “uso de teléfono
celular” y “uso de cochera”, en la medida en que seguidamente se determinará.
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Respecto del teléfono celular, de los términos de la demanda se extrae que el
uso de la línea se hallaba, en lo sustancial, destinada al cumplimiento de las funciones
propias del actor, quien según sus manifestaciones se encontraba “con disponibilidad
full time para la empresa, toda vez que debía tener el celular por ella proporcionado
encendido 24 horas todos los días del año, inclusive en vacaciones” (ver fs.3vta), lo
cual conduce a determinar que sólo reviste carácter remuneratorio la proporción del
uso de ese teléfono celular realizado por el dependiente con fines personales, en tanto
la utilización de esa herramienta proporcionada por la empleadora para el desempeño
de su trabajo forma parte del deber de aquélla de facilitar a sus dependientes los
elementos de trabajo necesarios para el cumplimiento de las funciones que les asigna
(arts. 64, 76 y concs. LCT), de modo que carecen —en esa proporción— de carácter
remuneratorio (ver, en igual sentido, Sala II, “Lucero, Humberto c/YPF SA s/despido”,
SD 95.480 del 20/12/2007). Sentado ello, y ante la ausencia de elementos que
permitan establecer el costo mensual del servicio telefónico considerando la porción
correspondiente a fines laborales y personales, estimo prudente establecer que el 50%
del importe por el uso de este servicio, puede considerarse de naturaleza salarial, a
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cuyos fines tendré en cuenta lo informado por el perito contador que surge de la
facturación emitida por la empresa proveedora de este servicio, según copia
acompañada a fs.216 (no observada por las partes en este punto, ver fs.233vta.), que
asciende a $551,84.-, cargos que lucen contemporáneos con la época del cese del
actor (septiembre-octubre de 2008, conf. art. 56 LCT), lo que arroja la suma de
$275,92.-

En punto al uso de la cochera, el canon locativo que surge del contrato al que
hiciera referencia en párrafos anteriores comprende la totalidad de los bienes que son
objeto de dicho contrato (unidades funcionales y cocheras), y toda vez que el costo
mensual que se denuncia en la demanda por este concepto luce razonable si se
atiende a la época correspondiente al período al que se refiere este reclamo, y la zona
donde se ubica la cochera, propondré estar a la suma de $400 mensuales.
IV)- En cuanto se refiere al bonus cuya percepción reclama la actora por el
período 2008, y por su inclusión en la base de cálculo de la indemnización por
antigüedad, es preciso puntualizar que este bonus fue estipulado en el “contrato de
trabajo” suscripto por el actor como un bono anual de 1,5 sueldos brutos, cuyo
devengamiento y percepción “se encontrará condicionado al previo cumplimiento o
superación de los objetivos acordados por la Compañía y será previamente aprobado
por parte del Directorio de la Compañía. Para poder ser acreedor del bono anual antes
establecido, el empleado deberá mantener su relación laboral con la compañía al
momento de su liquidación” (ver fs.178). Reboredo percibió dicho bono por el período
trabajado durante el año 2007, en marzo de 2008, por ser ésa la época de liquidación,
tal como expone el propio actor en su demanda a fs.8vta. Reitero que, entre las
condiciones contractuales a las cuales, una vez más, el propio demandante hace
especial referencia en el inicio (ver fs.3vta. segundo párrafo), se previó como condición
para adquirir el derecho al pago de ese bono, que el dependiente debía mantener su
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relación laboral con la compañía al momento de su liquidación, lo cual no se verifica en
la especie, por lo que no encuentro mérito para apartarme de lo resuelto en origen
sobre el punto. Considero, por otra parte, aplicables en el caso, las nociones que
refleja la doctrina plenaria de los autos "Tulosai Alberto Pascual c/Banco Central de la
República Argentina s/ley 25.561" (Fallo Plenario N º 322, del /11/2009), causa en la
que se fijó que: “No corresponde incluir en la base salarial prevista en el primer párrafo
del artículo 245 de la Ley de Contrato de Trabajo, la parte proporcional del sueldo
anual complementario. 2°) Descartada la configuraci ón de un supuesto fraude a la ley
laboral, la bonificación abonada por el empleador sin periodicidad mensual y con base
en un sistema de evaluación de desempeño del trabajador, no debe computarse a los
efectos de determinar la base salarial prevista en el primer párrafo del artículo 245 de
la Ley de Contrato de Trabajo” (Publicado en DT, 2010, Pág.51). Proyectada tal
doctrina al caso en tratamiento, por los fundamentos mayoritarios que allí fueron
vertidos, fundamentalmente en el dictamen del Ministerio Público, no corresponde
incluir en la remuneración computable a los fines del artículo 245 de la ley 20.744, la
gratificación que el actor percibió en marzo de 2008, en concepto de bono anual. La
parte actora no ha introducido argumentos que conduzcan a sostener que tal
periodicidad de pago implicara una conducta fraudulenta que se orientase a evadir un
eventual reclamo pecuniario.
V)- Con respecto a la naturaleza de las stock options me remito a lo que
expusiera al votar en la causa “Vázquez, Jorge Raúl c/Apache Energía Argentina
S.R.L. y otro s/diferencias de salarios” (SD 85.328 del 31/10 /2008, del Registro de esta
Sala I). Más allá de ello, advierto que en el sub-examine enfrentamos un obstáculo
fáctico para acceder a lo peticionado. Me explico. El actor señaló en el inicio que el 7
de abril de 2008 le fue comunicado “por mail que tengo el 0,25% de la compañía, lo
que representa 42.500 acciones, con una valuación de USD 500.000…” (ver fs.6vta.).
Expresó seguidamente que el 23 de septiembre de ese año el CEO –Sr. Nicolás
Tejerina- le entregó un contrato mediante el cual se le otorgaron esas acciones el cual
sostuvo había firmado, aunque el Sr. Tejerina nunca le devolvió la copia, aunque en la
documental ofrecida como prueba el actor acompañó una copia del contrato, que no se
halla suscripta ni por él ni por un representante de la empresa, tal como lo requiere el
formato mismo del documento. El contrato de opción constituye un acuerdo a través
del cual el emisor del contrato le acuerda al tomador de la opción –en el caso, el
trabajador- el derecho a que este último pueda comprar (o vender, según fuera una
opción de compra o de venta) al emisor el contrato de futuro subyacente respectivo a
un precio predeterminado, abonando el tomador de la opción una suma de dinero al
emisor de la opción por adquirir tal derecho. Para el ejercicio de esta opción se prevé
un plazo (ver Villegas, Carlos G., Operaciones Bancarias, Ed._Abeledo Perrot,
To.III, pág.149). En el caso, se trata de una opción de compra de activos financieros –
acciones de la empresa demandada-, y esta última delineó los recaudos para acceder
a este beneficio, entre los cuales se encuentra la aceptación expresa de ambas partes,
la que no se advierte cumplimentada en el sub-lite. La necesidad de la suscripción del
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contrato surge del mail remitido por el propio actor a otro dependiente, a través del cual
se le hace saber que “te haré llegar una copia firmada por la compañía” (ver fs.324,
pericia informática). Por otra parte, el intercambio de mails acompañado por el perito
informático revela que hacia el mes de octubre de 2008 la demandada se hallaba en
proceso de implementación y comunicación de las condiciones de este beneficio (ver,
vgr., fs.325, de fecha 7/10/08, dirigido al actor, donde una empleada le comunica que
armó un explicativo del programa de beneficios), y 31 de ese mes el propio actor
realizó dos preguntas al Sr. Tejerina (ver fs.314), relativas a las condiciones
contractuales, y señaló –tal como destaca la Juez “a quo”- que “son las únicas dos que
faltan y ready con la firma”. Al mismo tiempo, la testigo Cabreras (fs.289), señalada
como una colaboradora directa en la función gerencial del actor (ver testimonio de
Vidal, fs.266) y por él propuesta, manifestó que el actor le envió un contrato por mail y
que se lo entregó a él, y la testigo Poggi, quien conoce al actor como cliente de la
empresa para la cual trabaja la testigo, lo ubicó como formando parte de la dirección de
la demandada (ver fs.248), con amplias facultades para delinear las políticas de
recursos humanos (ver fs.249), elementos todos éstos que restan verosimilitud a su
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versión relativa a no haber podido obtener una copia firmada del contrato.
En consecuencia, concluyo que no se ha demostrado que el accionante
hubiera accedido al beneficio en discusión, por lo que propondré confirmar este
aspecto del fallo.
VI)- Con respecto al reclamo de daño moral, es preciso deslindar los dos
supuestos en los cuales se ha fundamentado la petición: a)- por uso indebido de la
imagen; b)- por la denuncia penal efectuada por la demandada.
En orden al primero, insiste el apelante que su imagen fue utilizada sin su
consentimiento durante la relación laboral y luego de finalizada aquélla, con fines
promocionales. Como bien señala el recurrente a fs.500vta., daba “notas” por
indicación de su empleador, lo que conlleva su implícito consentimiento al haber
accedido a esa petición sin que se vislumbre o se hubiera invocado vicio en su
voluntad. El contenido del acta de constatación obrante en sobre por cuerda remite a
una serie de páginas web donde figura el portal de la empresa demandada –actividad a
la cual esta última se dedica- y la referencia al demandante aparece en una de las
páginas donde figura su nombre como integrante de la firma. Los testigos, a su vez,
nada aportan que luzca conducente a los fines que aquí se pretenden. La captación de
la imagen del trabajador, sin contar con su consentimiento previo –que no es el caso
de autos-, en algunos supuestos (cuando se produce en momentos o lugares que no
se relacionan con la prestación de servicios, lo cual tampoco es el caso) puede llegar a
constituir una invasión de la esfera de intimidad de la persona y así, el ejercicio abusivo
de un derecho (art.1071 bis, C.C.; ver Tratado Doctrinario y Jurisprudencial de derecho
del trabajo, Relaciones individuales, dirigido por M.A. Pirolo, Cap.IV, pág.247, Ed. La
Ley, 2010), mas no son estas las circunstancias acaecidas y menos aún comprobadas
en autos.
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En cuanto al resarcimiento que peticiona el apelante derivado de la denuncia
realizada por la demandada en sede penal, no puedo dejar de señalar que el propio
actor explicó en su demanda que retuvo una notebook propiedad de la empresa,
proporcionada por esta última para el desempeño de sus funciones, por considerarla
una prueba esencial para acreditar lo reclamado en esta causa (ver fs.10), expresó
además que esa computadora se la entregó a sus letrados (ver fs.10vta.), por lo cual la
orden de allanamiento de su domicilio emitida por el Juzgado interviniente tuvo
resultado negativo. Respecto de esto último observo que el único elemento arrimado a
la causa es la orden emitida por el Juzgado, mas no su diligenciamiento (ver sobre de
prueba). Es preciso recordar que, si el apelante consideró que el contenido de ese bien
mueble propiedad de la demandada le resultaba indispensable para respaldar el
ejercicio de un derecho legítimo, bien pudo haber recurrido a medidas también
legítimas –y no a retener, reitero, un bien que él mismo reconoce que no le pertenece-,
tales como las contempladas en los arts.326 y 327, CPCCN.
Por estos fundamentos propongo confirmar lo resuelto en origen.
VII)- Rememorando los acápites anteriores, teniendo en cuenta la
modificación que propicio en el considerando III respecto de la naturaleza de los
conceptos “uso del celular” y “uso de cochera”, corresponde practicar una nueva
liquidación de los rubros que debió percibir el trabajador al momento de la denuncia
contractual, partiendo de la base de una remuneración mensual de $14.237,36
($13.561,44 –ver fs.468 de la sentencia- + $275,92 + $400) a los fines del art.245 de la
LCT. No se discute la aplicación de la doctrina sentada por el Alto Tribunal en la causa
“Vizzotti c/AMSA” (ver sentencia a fs.468), por lo cual la base de cálculo de esta
indemnización asciende a $9.539,03 (67%). Reboredo debió entonces haber percibido
la suma de $19.078,016.-, siendo que se le abonó un importe de $18.172,33.-, por lo
que tiene una diferencia a su favor de $905,73.-
Para determinar la indemnización sustitutiva del preaviso, la Juez “a quo”
estableció que debía promediarse lo percibido por el trabajador durante los seis meses
anteriores al distracto, lo que no fue materia de apelación de acuerdo a los límites del
recurso (ver especialmente fs.488). El salario promedio, de acuerdo a lo percibido por
el actor en los últimos seis meses –ver pericia contable a fs.220-, asciende a
$11.753,41, importe al que adicionándosele los rubros cuya naturaleza remuneratoria
fuera aquí reconocida, alcanza $12.429,33. Habiendo percibido por este concepto
$13.561,44.-, no existen diferencias a su favor. En punto a la integración del mes del
despido, el último salario abonado a Reboredo ascendió a $13.260,24 (ver fs.220),
suma a la que deben –una vez más- adicionársele los conceptos remuneratorios en
cuestión y que arroja un valor de $13.936,16.-. Teniendo en cuenta que la integración
comprende en el caso dos días, debió percibir $929,07, por lo que se le adeudan
$24,98 (dado que percibió $904,10).
Propongo pues diferir a condena la suma de $930,70.-
VIII)- Con respecto a la multa prevista por el art. 2º de la ley 25.323, debe
recordarse que esta norma tiende a reparar el daño que se produce al trabajador
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cuando no se le abonan en tiempo y forma las indemnizaciones por despido del art.
245 de la L.C.T., la sustitutiva del preaviso y la integración del mes de despido y se ve
compelido a recurrir a la jurisdicción para obtener la satisfacción de su crédito.
Las indemnizaciones mencionadas fueron liquidadas en base a una
remuneración mensual, normal y habitual que no incluía dos conceptos de naturaleza
remuneratoria, y de acuerdo a lo expuesto en este voto, no se ajustó a las pautas
pertinentes, en tanto no se contemplaron los rubros remuneratorios aludidos. Tal
postura obligó al actor a iniciar acciones judiciales para obtener el pago íntegro de su
crédito, luego de haber cumplido con la intimación exigida por el art. 2º de la ley
25.323. Ahora bien, el quantum de esta sanción no puede recaer sobre el total que
debió ser abonado en tanto la empleadora abonó oportunamente lo que estimaba que
debía pagar. El cálculo de la acreencia debe practicarse sobre el saldo que persistió
adeudado, por lo que asciende a $465,35.-, lo que así propongo.
IX)- En orden a la indemnización reclamada con fundamento en el art.45 de la
ley 25.345, toda vez que la intimación exigida por la norma para acceder a dicho
resarcimiento sólo puede cursarse una vez que el empleador se encuentre en mora
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respecto de su obligación de entregar las certificaciones, supuesto que se configura a


los treinta días de extinguido el contrato de trabajo conforme a lo determinado por el
decreto 146/01, la queja no obtendrá favorable acogida. En efecto, no advierto
cumplimentado este requisito con la intimación contenida en la carta documento
remitida el 9 ni el 16 de diciembre de 2008. Por ende propongo desestimar el planteo.
X)- Atento la solución que propicio, corresponde dejar sin efecto lo resuelto en
materia de costas y honorarios (art. 279 del CPCCN). Propicio que las costas de
ambas instancias sean distribuidas el 95% a cargo del actor y el 5% a cargo de al
demandada, en atención al resultado del pleito (art.71, CPCCN).
En cuanto a los honorarios, debe señalarse que la estimación del monto del
proceso a los efectos regulatorios, debe ser apreciada por el Tribunal en cada caso en
particular, según las circunstancias, procurando conservar la ratio legis que orienta la
referencia legal a dicha cuantía, y el grado de responsabilidad profesional por los
intereses en juego y el mérito de la labor desempeñada. Dentro del margen de
apreciación y discreción que le confiere la ley de aranceles profesionales, el tribunal
debe determinar la “entidad económica del litigio”, concepto que, en palabras de la
Corte Suprema de Justicia, es indeterminado, por lo que corresponde al intérprete
hacer la precisa determinación en cada caso concreto (CSJN, Sentencia del 31 de
octubre de 2006, in re “Romero SA s/quiebra s/incidente de revisión p/Fisco Nacional
DGI”; en el mismo sentido, Sala I, “Viscusi Humberto c/SEGBA s/cobro de pesos”, SD
60998 del 24/3/92, entre muchos otros; Sala II, “F.E.T.A.P. c/Estado Nacional y otro
s/nulidad resol. M.T.”, SD 95.319 del 22/10/2007). Así las cosas, teniendo en cuenta el
mérito y extensión de las tareas cumplidas y facultades conferidas por el art.38 de la
LO, propongo que se regulen los honorarios de la representación letrada del actor, de
la demandada y de los peritos contador e informático, en las sumas de $38.500,
$55.000, $12.000 y $15.000 respectivamente (artículos 6°, 7°, 9°, 13, 14 y
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concordantes de la ley 21.839; artículo 3 ° decreto ley 16.638/57). Por los trabajos de
Alzada propongo regular los honorarios de los letrados intervinientes por ambas partes,
en el 25% respectivamente, de lo que les corresponda percibir por su actuación en la
anterior etapa.
XI)- En definitiva, de prosperar mi voto, correspondería: a)- Revocar
parcialmente la sentencia y condenar a BUMERAN.COM SA a abonar al actor, la suma
de $1.396,05.-, importe que devengará los intereses establecidos en el Acta Nro.2357
y Res. Nro.80/02 de esta Cámara, a partir del 28 de noviembre de 2008 y hasta su
efectivo pago, dentro del plazo de cinco días de notificada la liquidación prevista en el
art.132 de la L.O; b)- Dejar sin efecto lo resuelto en materia de costas y honorarios
(art.279, CPCCN) y adoptar nuevo pronunciamiento, por ambas etapas, de
conformidad con lo dispuesto en el considerando X) del presente.

La Doctora Gabriela Alejandra Vázquez dijo:


Que adhiere al voto que antecede.
A mérito de lo que resulta del precedente acuerdo, SE RESUELVE: a)-
Revocar parcialmente la sentencia y condenar a BUMERAN.COM SA a abonar al
actor, la suma de $1.396,05.-, importe que devengará los intereses establecidos en el
Acta Nro.2357 y Res. Nro.80/02 de esta Cámara, a partir del 28 de noviembre de 2008
y hasta su efectivo pago, dentro del plazo de cinco días de notificada la liquidación
prevista en el art.132 de la L.O; b)- Dejar sin efecto lo resuelto en materia de costas y
honorarios (art.279, CPCCN) y adoptar nuevo pronunciamiento, por ambas etapas, de
conformidad con lo dispuesto en el considerando X) del presente.
Regístrese, notifíquese y devuélvase.

Dr. Julio Vilela Gabriela Alejandra Vázquez


Juez de Cámara Jueza de Cámara

Ante mí:
MG
Dra. Elsa Isabel Rodriguez
Prosecretaria de Cámara
En de de , se dispone
el libramiento de cédulas. Conste.

Dra. Elsa Isabel Rodriguez


Prosecretaria de Cámara

En de de se notifica
al Sr. Fiscal General la Resolución que antecede y firma. Conste.

Dra. Elsa Isabel Rodríguez


Prosecretaria de Cámara
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