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Causa nº17.591/09
SENTENCIA DEFINITIVA NRO.86950 CAUSA NRO. 17.591/09
AUTOS: "REBOREDO SERGIO DANIEL C/ BUMERAN .COM ARGENTINA S.A. S/
DESPIDO"
JUZGADO NRO.22 SALA I
cuyos fines tendré en cuenta lo informado por el perito contador que surge de la
facturación emitida por la empresa proveedora de este servicio, según copia
acompañada a fs.216 (no observada por las partes en este punto, ver fs.233vta.), que
asciende a $551,84.-, cargos que lucen contemporáneos con la época del cese del
actor (septiembre-octubre de 2008, conf. art. 56 LCT), lo que arroja la suma de
$275,92.-
En punto al uso de la cochera, el canon locativo que surge del contrato al que
hiciera referencia en párrafos anteriores comprende la totalidad de los bienes que son
objeto de dicho contrato (unidades funcionales y cocheras), y toda vez que el costo
mensual que se denuncia en la demanda por este concepto luce razonable si se
atiende a la época correspondiente al período al que se refiere este reclamo, y la zona
donde se ubica la cochera, propondré estar a la suma de $400 mensuales.
IV)- En cuanto se refiere al bonus cuya percepción reclama la actora por el
período 2008, y por su inclusión en la base de cálculo de la indemnización por
antigüedad, es preciso puntualizar que este bonus fue estipulado en el “contrato de
trabajo” suscripto por el actor como un bono anual de 1,5 sueldos brutos, cuyo
devengamiento y percepción “se encontrará condicionado al previo cumplimiento o
superación de los objetivos acordados por la Compañía y será previamente aprobado
por parte del Directorio de la Compañía. Para poder ser acreedor del bono anual antes
establecido, el empleado deberá mantener su relación laboral con la compañía al
momento de su liquidación” (ver fs.178). Reboredo percibió dicho bono por el período
trabajado durante el año 2007, en marzo de 2008, por ser ésa la época de liquidación,
tal como expone el propio actor en su demanda a fs.8vta. Reitero que, entre las
condiciones contractuales a las cuales, una vez más, el propio demandante hace
especial referencia en el inicio (ver fs.3vta. segundo párrafo), se previó como condición
para adquirir el derecho al pago de ese bono, que el dependiente debía mantener su
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relación laboral con la compañía al momento de su liquidación, lo cual no se verifica en
la especie, por lo que no encuentro mérito para apartarme de lo resuelto en origen
sobre el punto. Considero, por otra parte, aplicables en el caso, las nociones que
refleja la doctrina plenaria de los autos "Tulosai Alberto Pascual c/Banco Central de la
República Argentina s/ley 25.561" (Fallo Plenario N º 322, del /11/2009), causa en la
que se fijó que: “No corresponde incluir en la base salarial prevista en el primer párrafo
del artículo 245 de la Ley de Contrato de Trabajo, la parte proporcional del sueldo
anual complementario. 2°) Descartada la configuraci ón de un supuesto fraude a la ley
laboral, la bonificación abonada por el empleador sin periodicidad mensual y con base
en un sistema de evaluación de desempeño del trabajador, no debe computarse a los
efectos de determinar la base salarial prevista en el primer párrafo del artículo 245 de
la Ley de Contrato de Trabajo” (Publicado en DT, 2010, Pág.51). Proyectada tal
doctrina al caso en tratamiento, por los fundamentos mayoritarios que allí fueron
vertidos, fundamentalmente en el dictamen del Ministerio Público, no corresponde
incluir en la remuneración computable a los fines del artículo 245 de la ley 20.744, la
gratificación que el actor percibió en marzo de 2008, en concepto de bono anual. La
parte actora no ha introducido argumentos que conduzcan a sostener que tal
periodicidad de pago implicara una conducta fraudulenta que se orientase a evadir un
eventual reclamo pecuniario.
V)- Con respecto a la naturaleza de las stock options me remito a lo que
expusiera al votar en la causa “Vázquez, Jorge Raúl c/Apache Energía Argentina
S.R.L. y otro s/diferencias de salarios” (SD 85.328 del 31/10 /2008, del Registro de esta
Sala I). Más allá de ello, advierto que en el sub-examine enfrentamos un obstáculo
fáctico para acceder a lo peticionado. Me explico. El actor señaló en el inicio que el 7
de abril de 2008 le fue comunicado “por mail que tengo el 0,25% de la compañía, lo
que representa 42.500 acciones, con una valuación de USD 500.000…” (ver fs.6vta.).
Expresó seguidamente que el 23 de septiembre de ese año el CEO –Sr. Nicolás
Tejerina- le entregó un contrato mediante el cual se le otorgaron esas acciones el cual
sostuvo había firmado, aunque el Sr. Tejerina nunca le devolvió la copia, aunque en la
documental ofrecida como prueba el actor acompañó una copia del contrato, que no se
halla suscripta ni por él ni por un representante de la empresa, tal como lo requiere el
formato mismo del documento. El contrato de opción constituye un acuerdo a través
del cual el emisor del contrato le acuerda al tomador de la opción –en el caso, el
trabajador- el derecho a que este último pueda comprar (o vender, según fuera una
opción de compra o de venta) al emisor el contrato de futuro subyacente respectivo a
un precio predeterminado, abonando el tomador de la opción una suma de dinero al
emisor de la opción por adquirir tal derecho. Para el ejercicio de esta opción se prevé
un plazo (ver Villegas, Carlos G., Operaciones Bancarias, Ed._Abeledo Perrot,
To.III, pág.149). En el caso, se trata de una opción de compra de activos financieros –
acciones de la empresa demandada-, y esta última delineó los recaudos para acceder
a este beneficio, entre los cuales se encuentra la aceptación expresa de ambas partes,
la que no se advierte cumplimentada en el sub-lite. La necesidad de la suscripción del
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contrato surge del mail remitido por el propio actor a otro dependiente, a través del cual
se le hace saber que “te haré llegar una copia firmada por la compañía” (ver fs.324,
pericia informática). Por otra parte, el intercambio de mails acompañado por el perito
informático revela que hacia el mes de octubre de 2008 la demandada se hallaba en
proceso de implementación y comunicación de las condiciones de este beneficio (ver,
vgr., fs.325, de fecha 7/10/08, dirigido al actor, donde una empleada le comunica que
armó un explicativo del programa de beneficios), y 31 de ese mes el propio actor
realizó dos preguntas al Sr. Tejerina (ver fs.314), relativas a las condiciones
contractuales, y señaló –tal como destaca la Juez “a quo”- que “son las únicas dos que
faltan y ready con la firma”. Al mismo tiempo, la testigo Cabreras (fs.289), señalada
como una colaboradora directa en la función gerencial del actor (ver testimonio de
Vidal, fs.266) y por él propuesta, manifestó que el actor le envió un contrato por mail y
que se lo entregó a él, y la testigo Poggi, quien conoce al actor como cliente de la
empresa para la cual trabaja la testigo, lo ubicó como formando parte de la dirección de
la demandada (ver fs.248), con amplias facultades para delinear las políticas de
recursos humanos (ver fs.249), elementos todos éstos que restan verosimilitud a su
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versión relativa a no haber podido obtener una copia firmada del contrato.
En consecuencia, concluyo que no se ha demostrado que el accionante
hubiera accedido al beneficio en discusión, por lo que propondré confirmar este
aspecto del fallo.
VI)- Con respecto al reclamo de daño moral, es preciso deslindar los dos
supuestos en los cuales se ha fundamentado la petición: a)- por uso indebido de la
imagen; b)- por la denuncia penal efectuada por la demandada.
En orden al primero, insiste el apelante que su imagen fue utilizada sin su
consentimiento durante la relación laboral y luego de finalizada aquélla, con fines
promocionales. Como bien señala el recurrente a fs.500vta., daba “notas” por
indicación de su empleador, lo que conlleva su implícito consentimiento al haber
accedido a esa petición sin que se vislumbre o se hubiera invocado vicio en su
voluntad. El contenido del acta de constatación obrante en sobre por cuerda remite a
una serie de páginas web donde figura el portal de la empresa demandada –actividad a
la cual esta última se dedica- y la referencia al demandante aparece en una de las
páginas donde figura su nombre como integrante de la firma. Los testigos, a su vez,
nada aportan que luzca conducente a los fines que aquí se pretenden. La captación de
la imagen del trabajador, sin contar con su consentimiento previo –que no es el caso
de autos-, en algunos supuestos (cuando se produce en momentos o lugares que no
se relacionan con la prestación de servicios, lo cual tampoco es el caso) puede llegar a
constituir una invasión de la esfera de intimidad de la persona y así, el ejercicio abusivo
de un derecho (art.1071 bis, C.C.; ver Tratado Doctrinario y Jurisprudencial de derecho
del trabajo, Relaciones individuales, dirigido por M.A. Pirolo, Cap.IV, pág.247, Ed. La
Ley, 2010), mas no son estas las circunstancias acaecidas y menos aún comprobadas
en autos.
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En cuanto al resarcimiento que peticiona el apelante derivado de la denuncia
realizada por la demandada en sede penal, no puedo dejar de señalar que el propio
actor explicó en su demanda que retuvo una notebook propiedad de la empresa,
proporcionada por esta última para el desempeño de sus funciones, por considerarla
una prueba esencial para acreditar lo reclamado en esta causa (ver fs.10), expresó
además que esa computadora se la entregó a sus letrados (ver fs.10vta.), por lo cual la
orden de allanamiento de su domicilio emitida por el Juzgado interviniente tuvo
resultado negativo. Respecto de esto último observo que el único elemento arrimado a
la causa es la orden emitida por el Juzgado, mas no su diligenciamiento (ver sobre de
prueba). Es preciso recordar que, si el apelante consideró que el contenido de ese bien
mueble propiedad de la demandada le resultaba indispensable para respaldar el
ejercicio de un derecho legítimo, bien pudo haber recurrido a medidas también
legítimas –y no a retener, reitero, un bien que él mismo reconoce que no le pertenece-,
tales como las contempladas en los arts.326 y 327, CPCCN.
Por estos fundamentos propongo confirmar lo resuelto en origen.
VII)- Rememorando los acápites anteriores, teniendo en cuenta la
modificación que propicio en el considerando III respecto de la naturaleza de los
conceptos “uso del celular” y “uso de cochera”, corresponde practicar una nueva
liquidación de los rubros que debió percibir el trabajador al momento de la denuncia
contractual, partiendo de la base de una remuneración mensual de $14.237,36
($13.561,44 –ver fs.468 de la sentencia- + $275,92 + $400) a los fines del art.245 de la
LCT. No se discute la aplicación de la doctrina sentada por el Alto Tribunal en la causa
“Vizzotti c/AMSA” (ver sentencia a fs.468), por lo cual la base de cálculo de esta
indemnización asciende a $9.539,03 (67%). Reboredo debió entonces haber percibido
la suma de $19.078,016.-, siendo que se le abonó un importe de $18.172,33.-, por lo
que tiene una diferencia a su favor de $905,73.-
Para determinar la indemnización sustitutiva del preaviso, la Juez “a quo”
estableció que debía promediarse lo percibido por el trabajador durante los seis meses
anteriores al distracto, lo que no fue materia de apelación de acuerdo a los límites del
recurso (ver especialmente fs.488). El salario promedio, de acuerdo a lo percibido por
el actor en los últimos seis meses –ver pericia contable a fs.220-, asciende a
$11.753,41, importe al que adicionándosele los rubros cuya naturaleza remuneratoria
fuera aquí reconocida, alcanza $12.429,33. Habiendo percibido por este concepto
$13.561,44.-, no existen diferencias a su favor. En punto a la integración del mes del
despido, el último salario abonado a Reboredo ascendió a $13.260,24 (ver fs.220),
suma a la que deben –una vez más- adicionársele los conceptos remuneratorios en
cuestión y que arroja un valor de $13.936,16.-. Teniendo en cuenta que la integración
comprende en el caso dos días, debió percibir $929,07, por lo que se le adeudan
$24,98 (dado que percibió $904,10).
Propongo pues diferir a condena la suma de $930,70.-
VIII)- Con respecto a la multa prevista por el art. 2º de la ley 25.323, debe
recordarse que esta norma tiende a reparar el daño que se produce al trabajador
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cuando no se le abonan en tiempo y forma las indemnizaciones por despido del art.
245 de la L.C.T., la sustitutiva del preaviso y la integración del mes de despido y se ve
compelido a recurrir a la jurisdicción para obtener la satisfacción de su crédito.
Las indemnizaciones mencionadas fueron liquidadas en base a una
remuneración mensual, normal y habitual que no incluía dos conceptos de naturaleza
remuneratoria, y de acuerdo a lo expuesto en este voto, no se ajustó a las pautas
pertinentes, en tanto no se contemplaron los rubros remuneratorios aludidos. Tal
postura obligó al actor a iniciar acciones judiciales para obtener el pago íntegro de su
crédito, luego de haber cumplido con la intimación exigida por el art. 2º de la ley
25.323. Ahora bien, el quantum de esta sanción no puede recaer sobre el total que
debió ser abonado en tanto la empleadora abonó oportunamente lo que estimaba que
debía pagar. El cálculo de la acreencia debe practicarse sobre el saldo que persistió
adeudado, por lo que asciende a $465,35.-, lo que así propongo.
IX)- En orden a la indemnización reclamada con fundamento en el art.45 de la
ley 25.345, toda vez que la intimación exigida por la norma para acceder a dicho
resarcimiento sólo puede cursarse una vez que el empleador se encuentre en mora
USO OFICIAL
Ante mí:
MG
Dra. Elsa Isabel Rodriguez
Prosecretaria de Cámara
En de de , se dispone
el libramiento de cédulas. Conste.
En de de se notifica
al Sr. Fiscal General la Resolución que antecede y firma. Conste.