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UNIVERSIDAD ESTATAL DE GUAYAQUIL

DOCENTE:
ING. ANGEL GIMENEZ MS.C

MATERIA:
ENTOMOLOGÍA GENERAL

GRUPO:
#3

INTEGRANTES:
:Chasi Gordillo Derek
:Alisson Noelia Mejia Chito
:Sanches Vera Jeniffer lissette

CURSO:
MA 3/1
Generalidades del origen de los insectos

Desde mediados del siglo XIX, el tema central de la biología ha sido la diversidad de la

vida. Teniendo en cuenta el componente específico, la clase Hexapoda (\os insectos) es

la más diversificada del Phylum más biodiverso del Reino Animal (Arthropoda).

El primer fósil de insecto conocido corresponde a una criatura sin alas de hace 385

millones de años parecida a una lepisma, o «pececillo de plata». (Apablaza , 2010).

Sin embargo, durante los siguientes 60 millones de años no hay ni una sola libélula,

saltamontes o cucaracha.

Este vacío, también conocido como «brecha de los hexápodos», lleva largo tiempo

incomodando a los paleontólogos, dado que hoy en día los insectos se encuentran en

casi cualquier hábitat terrestre que podamos imaginar.

No obstante, el proceso de fosilización es extremadamente raro, ya que precisa de unas

condiciones muy especiales para su formación, como un enterramiento rápido tras la

muerte del individuo y un medio adecuado. Debido a ello, el número y variedad de

fósiles disponible es extraordinariamente sesgado.

La diversidad de los insectos es resultado de un proceso de radiación adaptativa, que

alcanzó su clímax en el período Carbonífero Superior de la era Paleozoica, hace unos

300 millones de años. (Garza, 2012). Su antigüedad y ciertos rasgos les ha permitido

ocupar los más diversos nichos ecológicos, posibilitando numerosos sucesos de

especiación. Muchas especies exhiben una extraordinaria variabilidad. Variantes

fenotípicas que repetidamente se detectan en la naturaleza, son vívidos testimonios de la

acción de las fuerzas evolutivas. Ésta es una de las principales razones por la cual los

insectos han aportado cuantiosas evidencias en apoyo de la teoría evolutiva. Las casi

350.000 especies conocidas en el mundo son solo una fracción de las que se supone que
existen, coincidiendo los científicos en el hecho de que muchos miles o aun millones de

especies de coleópteros permanecen sin ser descubiertas (Chadwick, 1998). La

diversidad local es extrema: más de 1000 especies se pueden encontrar en un árbol en

bosques de América Central y América del Sur.

El grupo de los insectos es por mucho el más diverso entre los seres vivos habitantes de

la Madre Tierra. Más de la mitad (54%) de todas las especies de organismos conocidos,

y el 75% de todas las especies de animales son insectos.

Evolución de los insectos

Los primeros hexápodos como Rhyniella o Rhyniognatha datan del Devónico inferior

hace 400 millones de años. Los hexápodos son una clase de artrópodos que contiene a

los insectos, y que por aquel entonces no tenían alas, no practicaban la metamorfosis y

se alimentaban de materia orgánica. (Hanson, 2016) La diversificación empezó en el

Silúrico. Las alas fosilizadas de insecto más antiguas datan del Carbonífero. Cuando

aparecieron estos primeros insectos alados, ya existían 11 órdenes diferentes de

insectos, con envergaduras de entre 75 o 45 centímetros. Posteriormente, se

desarrollaron articulaciones complejas que permitían plegar las alas. Entre el

Carbonífero Superior y el Pérmico Inferior aparecieron grandes artrópodos terrestres de

70 centímetros de envergadura, arañas de 50 centímetros y miriápodos (un grupo de

artrópodos que comprende a animales como los ciempiés) de hasta un metro: los

insectos habían alcanzado su máximo tamaño. Este gigantismo se debe a los niveles de

oxígeno en la atmósfera. Estos niveles alcanzaban el 35%, muy dispar al 21% actual.

Este oxígeno les permitió incrementar el tamaño de su tráquea, expandiendo su cuerpo

hasta tan grandes dimensiones. En el Pérmico se produjo una desertización que

exterminó a los licopodios (la flora del momento y propició la evolución de las

gimnospermas, que ayudaron a los insectos a diversificarse hasta los 27 órdenes. Los
insectos modernos aparecieron en el Triásico, y en el Cretáceo la mayoría de las

familias modernas ya existían. En este Cretáceo aparecieron las angiospermas, que

hicieron aparecer los sistemas sociales en nuevos grupos de insectos como las

mariposas o las abejas.

La evolución de los insectos se caracteriza por una rápida adaptación a las presiones

selectivas ejercidas por el medio ambiente, con una rápida adaptación siendo fomentada

por su alta fecundidad y breves generaciones. Parece que las radiaciones rápidas y la

aparición de nuevas especies, un proceso que continúa hasta nuestros días, dan como

resultado que los insectos llenen todos los nichos ambientales disponibles. La

evolución de insectos está estrechamente relacionada con la evolución de las plantas

con flores. Las adaptaciones de los insectos incluyen la alimentación de flores y

estructuras relacionadas, con un 20% de los insectos existentes en función de las flores,

néctar o el polen como su fuente de alimento. (Chacón , 1988 ) Esta relación simbiótica es

aún más fundamental en la evolución teniendo en cuenta que alrededor de dos tercios de

las plantas con flores son polinizadas por insectos. Los insectos también son vectores de

muchos agentes patógenos que incluso pueden haber sido responsables de la destrucción

o de la extinción de algunas especies de mamíferos. En comparación con otros

organismos, los insectos no han dejado un registro fósil particularmente robusto. Aparte

de en ámbar, la mayoría de los insectos terrestres, sólo se han conservado en

condiciones muy especiales, como en el borde de los lagos de agua dulce. Sin embargo,

en ámbar, la edad es limitada ya que la producción de resina de árboles se desarrolló

más tarde que los insectos más antiguos. Curiosamente, mientras que alrededor de un

tercio de las especies no son insectos fósiles extintos, se cree que sólo uno de cada cien

insectos son fósiles extintos.


Clasificación de los insectos

los insectos son, sin lugar a dudas, uno de los grupos de invertebrados más diversos y

sorprendentes de la naturaleza. Su biodiversidad resulta incalculable, ya que aún quedan

numerosas especies por descubrir y estudiar, sobre todo en los ecosistemas de selvas

tropicales de regiones húmedas, donde los insectos conviven y se multiplican. Se estima

que el número de especies de insectos descubiertas hasta nuestros días supera en

número a la cantidad de seres humanos que habitamos la Tierra, es decir, existen más de

8.000 millones de especies de insectos.

Como podemos imaginarnos, la clasificación de todos ellos, así como el estudio de sus

características anatómicas y sus principales funciones dentro de los ecosistemas en los

que habitan, resulta realmente complejo y fascinante. La entomología es la ciencia que

se encarga de ello, pero no hace falta ser entomólogos expertos para tener unas nociones

básicas sobre los insectos que nos rodean, siempre podemos aprender sobre ellos

leyendo algún artículo sobre la temática, como éste que publicamos desde

EcologíaVerde, sobre la clasificación de los insectos.

Taxonomía o clasificación de los insectos

La taxonomía o clasificación de los insectos nos permite conocer mejor los diferentes

grupos y clases de insectos que existen según sus principales características. La

clasificación de este tipo de animales invertebrados es muy amplia, pero en este artículo

conoceremos los grupos más comunes:

Odonata (odontos, diente): insectos de cuerpo alargado con grandes ojos y antenas

pequeñas. Como su propio nombre indica, los odonatos se caracterizan por tener fuertes

piezas bucales dentadas, que usan para alimentarse y devorar insectos de diferentes
clases. Tienen dos pares de alas membranosas con numerosas venas transversales. Las

conocidas libélulas y los caballitos del diablo pertenecen a este orden de insectos.

Blattodea: ampliamente distribuidas por todo el planeta, las cucarachas (orden

Blattodea), son uno de los insectos omnívoros más conocidos. Sus alas anteriores

endurecidas, sus largas antenas filiformes y sus fuertes piezas bucales masticadoras, les

confiere una de las apariencias menos apreciadas por los seres humanos.

Orthoptera (ortho, recto; pteron, ala): a estos insectos se les conoce comúnmente como

saltadores, ya que son capaces (con mayor o menor fuerza) de saltar activamente

empleando los músculos de su tercer par de patas. Los grillos y los saltamontes son sin

lugar a dudas los insectos más conocidos de este grupo.

Phthiraptera: a este grupo pertenecen aquellos insectos sin alas, caracterizados por su

modo de vida de ectoparásitos de aves y mamíferos. Son de pequeño tamaño, algunos

no presentan ojos y sus piezas bucales están modificadas para perforar la piel y chupar

la sangre del animal al que parasitan. Los piojos son quizás los insectos más

representativos de este orden.

Coleoptera: los comúnmente conocidos como escarabajos y mariquitas, son solo

algunas de las más de 370.000 especies de coleópteros que existen en la naturaleza.

Presentan su primer par de alas modificado en forma de resistentes élitros, bajo los que

se esconde su segundo par de alas membranosas con las que vuelan.

Diptera: moscas y mosquitos constituyen el grupo de los dípteros. Su tamaño puede ser

moderado o muy pequeño, y presentan un solo par de alas membranosas. Sus piezas

bucales están claramente diferenciadas y adaptadas para chupar o picar, formando

generalmente una estructura a modo de probóscide.

Lepidoptera: las majestuosas y sorprendentes mariposas, así como las nocturnas

polillas,se incluyen dentro de este orden de insectos. Caracterizadas por su larga lengua
enrollada en espiral, transformada en una probóscide o espiritrompa, así como por la

cubierta de escamas con diferentes colores y geometrías que presentan sus alas.

En que epoca aparecieron

Los primeros insectos que habitaron la Tierra se originaron hace unos 480 millones de

años y 80 millones de años después desarrollaron su habilidad de volar, según un

estudio.

La investigación, publicada en la revista "Science", participaron más d e cien

investigadores de 16 países, incluidos cinco expertos de la Organización para la

Investigación Industrial y Científica de la Mancomunidad de Australia (CSIRO).

"Nuestra investigación muestra que los insectos se originaron al mismo tiempo que las

primeras plantas terrestres, hace unos 480 millones de años", dijo el director de la

Colección Nacional Australiana de Insectos de CSIRO, David Yeates, en un

comunicado de la organización.

"Los primeros insectos probablemente se parecían a los actuales pececillos de plata

(Lepisma Saccharina)", indicó el científico.

Yeates explicó que hace 400 millones de años los ancestros de las libélulas y las

cachipollas comenzaron a desarrollar alas, "lo que les dio la posibilidad de volar largas

distancias antes de pudiera hacerlo cualquier otro animal".

Las antiguas libélulas desarrollaron alas que alcanzaron una extensión, de punta a punta,

de unos 70 centímetros, además de unas fuertes mandíbulas. "Esta transformación, que

ocurrió cuando las plantas terrestres comenzaron a alcanzar altura, demostró la

capacidad de los insectos de adaptarse rápidamente a los cambios ambientales", acotó.

Esta investigación liderada por el científico alemán Bernhard Misof confirma que

mientras la crisis en la biodiversidad desencadenó extinciones masivas en otros grupos


de seres vivos,como los dinosaurios, los insectos sobrevivieron a diversas situaciones

adaptándose a las nuevas.

La reconstrucción del árbol genealógico de los insectos se hizo a través del análisis de

las secuencias de ADN de unos 140 ejemplares y el estudio de las relaciones entre los

principales grupos, además de la comparación de datos obtenidos de fósiles, entre otros.

ORIGEN DE LOS INSECTOS

Las teorías sobre el origen de los insectos son muy discutidas. Coronado y Marquez

(1972) interpretan las teorías, desde los puntos de vista Cronológico, Geográfico y

Ancestral.

ORIGEN GEOGRAFICO.

Los insectos se originaron en algún lugar del mundo, se distribuyeron a las diferentes

zonas, y si las condiciones lo permiten emigran a otras áreas, llegando a ser

cosmopolitas.Por tal razón, se habla de insectos autóctonos, los que son originarios de

una región y exóticos, los que por alguna causa llegan de otras regiones, Ejemplos:

Anthonomus grandis Boheman (Coleópt. Curculionidae) y Anastrepha spp (Dípt.

Tephretidae) originarios de México; Pectinophora gossypiella (Saunders) (Lep.

Gelechidae) originaria de Egipto; Aleurocanthus woglumi Ashby (Homopt.

Aleyrodidae) originario de la India; Icerya purchasi Maskell originaria de Australia.

Origen geográficos de los insectos

La particular geomorfología que caracteriza a nuestro país, determina a nivel latitudinal

y altitudinal, la existencia de franjas longitudinales que representan zonas ecológicas y

geomorfológicas diferentes, que a su vez determinan la existencia de una gran

heterogeneidad de habitats en los que los organismos se han adaptado y evolucionado

(Ormazábal 1993, Gajardo 1994). Esta heterogeneidad ambiental ha permitido


caracterizar o dividir a Chile continental en áreas zoogeográficas basadas en la

distribución de la fauna, destacando los aportes de Peña (1966 a) para insectos

Tenebrionidae, O'Brien (1971) para insectos, Artigas (1975) para fauna en general e

Irwin & Schlinger (1986) para artrópodos.

La Región de Antofagasta definida por sus características climáticas como una zona

árida extrema, se adscribe a los sistemas desérticos y de desiertos hiperáridos que se

extienden aproximadamente desde el Ecuador hasta los 30º S, formando parte de la

diagonal árida que cruza Sudamérica y que biogeográficamente representa una zona

disjunta entre la biota de origen tropical, subtropical y la de los bosques templados del

resto de Sudamérica (Villagrán & Hinojosa 1997 b).

En la Región de Antofagasta, es factible encontrar las mismas especies de insectos en

oasis y valles de ríos costeros, separados unos de otros por d ecenas o cientos de

kilómetros, lo que se podría interpretar ya sea como consecuencia de la capacidad de

dispersión de algunas especies o bien como el reflejo de un proceso vicariante

relativamente reciente, resultado de la desertificación de una región de tipo tropical

durante el Plio - Pleistoceno (Villagrán 1990, Porter 1991, Villagrán & Hinojosa 1997

b). Las áreas costeras de la Región de Antofagasta tienen biotas de insectos con una

gran cantidad de especies endémicas, destacando la fauna al norte de Paposo que

presenta mayor grado de afinidad con la fauna subtropical que con la fauna

andinopatagónica, por lo que su área de distribución constituye para algunos autores una

provincia biogeográfica diferente (Artigas 1975, Porter 1991). La cordillera de la costa

también presenta en toda su extensión latitudinal, un importante número de especies de

insectos endémicas, lo que podría reflejar una situación de aislamiento espacio -


temporal y sería dable esperar que los ambientes altomontanos se comportaran como

islas y representaran una discontinuidad geográfica en la distribución de la entomofauna

(Elgueta 1988). Los ambientes esteparios andinos aún cuando presentan una

continuidad con la fauna subtropical, igualmente presentan algunos grados de

endemismo en la entomofauna, sobre todo en taxa que presentan bajos grados de

vagilidad, como ocurre con insectos epígeos de las familias Tenebrionidae y

Curculionidae (di Castri 1968, Peña 1971).

Riqueza taxonómica

Entre marzo de 1996 y febrero de 1998 se realizaron prospecciones entomofaunísticas

en la Región de Antofagasta, privilegiando sectores representativos de cada una de las

formaciones vegetales señaladas para la región por Gajardo (1994). Los insectos se

recolectaron manualmente, mediante trampas Barber y procesamiento de muestras de

suelo en embudos Berlesse. El material fue separado, etiquetado, determinado y está

depositado en el Museo de Zoología de la Universidad de Concepción (MZUC). Se

revisó además material de referencia del MZUC, del Museo Nacional de Historia

Natural, Santiago (MNHN) y del Instituto de Entomología, Universidad Metropolitana

de Ciencias de la Educación, Santiago (UMCE).

Catastro georreferenciado

La información taxonómica se complementó con datos distribucionales de insectos

señalados en la literatura para la región y se incorporó a una base de datos que incluye
unidades de clasificación taxonómica jerarquizadas (Familia, Género y/o Especie),

coordenadas geográficas de las localidades, unidades de transformación métrica (UTM),

altitud y datos biológicos como presencia estacional, plantas hospedadoras, etc. La

transformación de coordenadas geográficas a UTM se realizó mediante el Programa

computacional Madtran, versión 9310.08 y la base de datos se procesó mediante el

Programa BIOMA Syntesis, 1996 con el que es factible obtener mapas relacionales

entre la biota e información física y biológica del área de estudio.

Unidades Biogeográficas

La distribución espacial de los coleópteros se estableció en base a la presencia o

ausencia de las especies en las regiones y formaciones vegetales señaladas por Gajardo

(1994) para la Región de Antofagasta y que corresponden al Desierto costero de

Tocopilla, Desierto costero de Taltal, Desierto interior, Desierto interior de Taltal,

Desierto de los aluviones, Desierto montano, Desierto del Loa Superior, Desierto del

Salar de Atacama, Estepa arbustiva, Estepa de los salares y Estepa subdesértica de la

Puna. La presencia o ausencia de un taxón en una formación vegetal se registró en la

Tabla 2, que incluye la fuente de información bibliográfica y/o la presencia de

ejemplares de la especie involucrada en las colecciones revisadas. En el análisis no se

consideró la formación del Desierto estepario por no existir registros de coleópteros.

Análisis Biogeográfico

Para la delimitación de áreas de endemismo se realizó un análisis parsimonioso de

endemicidad (PAE) aplicando el método utilizado por Crisci et al. (1991), Morrone
(1994) y Morrone et al. (1997). A partir de la Tabla 2 se elaboró una matriz de datos

que incluye 11 formaciones vegetales y 167 taxa. La distribución de cada taxón fue

codificada con respecto a cada formación vegetal según su presencia o ausencia (0, 1) y

la matriz fue analizada mediante el programa computacional Hennig86 (Farris 1988).

Para la delimitación de sinapomorfías y autapomorfías se utilizó Mac Clade 3.0

(Maddison & Maddison 1992).

Para delimitar áreas de endemismo, Morrone (1994) indica que dos es el número

mínimo de sinapomorfías requeridas. En el cladograma de consenso, el Desierto costero

de Tocopilla y el Desierto costero de Taltal constituyen claramente un área de

endemismo por el hecho de compartir ocho especies; el Desierto de los aluviones es otra

área de endemismo definida por ocho especies autapomórficas y se presenta

relativamente aislado de los otros ecosistemas. Finalmente el Desierto del Salar de

Atacama, Estepa arbustiva y Estepa subdesértica de la puna constituyen una tercera área

de endemismo definida por cinco especies autapomórficas. Estas áreas de endemismo

son concordantes mayoritariamente con zonas bioclimáticas señaladas para la Región de

Antofagasta (Spotorno et al. 1998) de modo que el área 1 corresponde al Desierto

litoral, el área 2 o Desierto de los aluviones forma parte del Desierto interior y

finalmente el área 3 denominada Zona tropical, es un área mixta que incluye a la zona

Tropical Marginal (Desierto del Salar de Atacama) y Tropical de Altura (Estepa

arbustiva y Estepa subdesértica de la puna),


La metamorfosis de los insectos presenta dos modelos, el hemimetábolo, o crecimiento

gradual, en que las ninfas son muy similares a los adultos, y el holometábolo, con

transformaciones bruscas, en que las larvas son considerablemente diferentes respecto a

los adultos, y en los que hay una fase intermedia, pupal, entre la larva y el adulto. El

origen y la evolución de la metamorfosis de los insectos se han interpretado de

diferentes formas según las épocas. Actualmente se contraponen dos teorías, una que

postula que la holometabolía se originó por eclosión prematura del embrión y

finalización del desarrollo en la fase de pupa, y otra que mantiene que los insectos

eclosionan todos en un estado equivalente, y que la fase de pupa de los holometábolos

equivale a la ultima fase ninfal de los hemimetábolos. Sin embargo, solamente se

dispone de información detallada funcional de unas pocas especies, a menudo muy

modificadas. La elucidación de los mecanismos que originaron el paso de

hemimetábolos a holometábolos se podrá abordar más cabalmente si se estudia una

diversidad mayor de especies, que representen a los grupos más característicos.


ORIGEN ANCESTRAL

En la actualidad la teoría más aceptada es que los insectos se originaron de un verdadero

artrópodo y no de un onicóforo. Algunos opinan que el ancestro es marino, otros que

terrestre y sus antepasados habían vivido en el mar. Ejemplos: según Hansen y

Crampton las primeras emigraciones de crustáceos a la tierra dieron origen a insectos

ápteros primitivos; otros autores consideran remota la relación entre crustáceos e

insectos por las diferencias en apéndices y en la embriología. Verlluys y Demoll

piensan que el ancestro de los artrópodos terrestres fue un miriápodo hipotético que

originó a un Onicóforo marino, que al evolucionar originaron los quilópodos, de los

cuales descienden los insectos, los crustáceos y los trilobitas. Según Tillayard los

insectos y miriápodos provienen de un ancestro (Protáptera) el cual lo dividió en dos

ramas según la posición del Gonóporo o qpertura genital: en la parte anterior del

abdomen (Progoneados) de donde aparecieron los Symphyla, Pauropoda y Diplopoda, o

en los segmentos posteriores del abdomen(Opistogoneados) de donde aparecieron los

Schizotarzatas, Chilopodas y los insectos. Snodgrass teniendo en cuenta el cuerpo

alargado, segmentado y algo redondeado plantea que los artrópodos se originaron a

partir de un organismo en forma de gusano, similar a los anélidos o gusanos

segmentados. Cuyo cuerpo constaba de una serie de segmentos uniformes en forma de

discos, desprovistos de apéndices; la cabeza era una estructura simple provista de pelos

sensoriales. La boca estaba situada en la parte ventral entre la cabeza propiamente dicha

y el primer anillo corporal. En la parte final se encontraba la abertura anal. Por su

posición delantera y por que contiene el aparato bucal esta parte toma el nombre de

Próstoma.

El primer paso en el cambio del gusano primitivo: fue la formación d e un par de

apéndices o patas ventrales rígidas en cada segmento del cuerpo; con excepción del
Próstoma y del último segmento ó Periprocto en donde se encontraba la abertura anal.

En esta fase se perfeccionaron los órganos sensoriales de la cabeza, los ojos y las

antenas Para representar esta fase de desarrollo tenemos en el Filum Oncópodo y las

clases: Onicófora que presentan algunas características propias de los anélidos, pero

también algunas partes morfológicas de los artrópodos. Pentastómidos de estructura

muy simple, en forma de gusano, con cuatro (4) pares de patas, con gran apariencia a

los ácaros, parásitode muchos vertebrados. Tardígrados: También de estructura muy

simple, diminuto (1mm)viven en el musgo, en el agua dulce y salada, con cuatro (4)

pares de patas en forma de muñones con uñas, carecían de piezas bucales


Apablaza, J. (2010). Introducción a la Entomología General y Agrícola. Copiapó: 4ta. Ed.
Ampliada.
Garza, B. (2012). Entomology. San Luis Potosí: NRS Research Press.
Hanson, W. (2016). Insectos y otros Antropodos de America Tropical. Nishida: Ithaca
Press .
Chacón, M. (1988). Guía de campo de los insectos de España y de Europa. Barcelona :
Field Guide Omega.

Roldan, L. (2019). Clasificación de los insectos. Biología.

Lozano, J. (2006). Entomología: Morfología y fisiología de los insectos

Jerez, V. (2000). Diversidad y patrones de distribución geográfica de insectos


coleópteros en ecosistemas desérticos de la región de Antofagasta, Chile. Revista
Chilena de Historia Natural (Valparaiso, Chile: 1983), 73(1), 79–92.
https://doi.org/10.4067/s0716-078x2000000100009

Bellés, X. (s/f). Csic.es. Recuperado el 13 de junio de 2022, de


https://digital.csic.es/bitstream/10261/43781/1/2009-Belles-Libro%2520Darwin.pdf

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