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HISTORIA GEOPOLITICA DE LA CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL

Eduardo Martín Quintana

1.Las civilizaciones del mundo.

Empleo los términos “civilización” y “cultura” como sinónimos, si bien


tienen algunas diferencias entre sí. La civilización y/o cultura es la tarea
mancomunada que a través del tiempo una sociedad va creando un estilo de vida
y a la vez progresando en el descubrimiento del mundo que la rodea y utilizando
los medios de la naturaleza para su mayor bienestar, tanto físico como anímico y
espiritual.

No es mi propósito detallar la historia de las civilizaciones para llegar hasta


llegar a la nuestra ni tampoco describir las características que las diferencian entre
si. Pero me referiré a las diversas civilizaciones como telón de fondo respecto al
cual de un escenario donde el actor principal es occidente. Remontándonos a los
orígenes los historiadores señalar que la edad “´primitiva” abarca los períodos
paleolítico (piedra) y neolítico, (metales) más o menos 8.000 años antes de Cristo.

A partir de ese dato se puede señalar que el proceso propiamente


civilizador comienza en Asia o sea oriente (este). Para una mejor explicación
dividiré a los pueblos entre los del “cercano oriente” tomando como referencia al
Mediterráneo y el “lejano oriente”. Entre los primeros, geográficamente los
historiadores indican al Sumer o sumerios como una de las primeras
civilizaciones, que se encontraba ubicada en la región denominada Mesopotamia,
y se encuentra en medio de dos grandes ríos: Eufrates y Tigris. Entre las
civilizaciones antiguas que alcanzaron gran esplendor debe incluirse a Egipto que
se desarrolló en el delta del rio Nilo y se extendió hasta la costa mediterránea de
Africa. Esta civilización se desarrolló desde unos 5.000 años antes de Cristo y su
decadencia comenzó en el siglo segundo AC siendo luego ocupada por la
expansión del imperio romano. Entre los pueblos del Asia menor (cercana al
Mediterráneo cabe mencionar a asirios y caldeos, los primeros fueron
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dominadores luego de la costa de ese mar. En este conglomerados de pueblos


deben también incluirse al imperio babilónico y a los Persas (actual Irán), quienes
mantuvieron guerras de conquista contra Grecia como se desarrollará luego.
Posteriores a las ya nombradas, cabe mencionar a las que se ubican en el
denominado “medio oriente” Siria, Fenicia e Israel.

Pasando ahora al “lejano oriente”, la India ocupa un lugar preponderante


pues ya se encontraba en pleno desarrollo 3000 años antes de Cristo ocupando
un vasto territorio. Pero además tiene singular importancia pues muchas
migraciones partieron de allí para ocupar las costas y territorio del Mediterráneo
oriental y luego de la misma Europa, por entonces inexistente como civilización.
Por último hay que mencionar a la China que desarrolló al igual que la India una
poderosa cultura a la que agregó una concepción imperial que favoreció su unidad
política. Paralelamente, en diversas islas se desarrollaba la cultura del Japón. Se
puede concluir que este breve paneo de las civilizaciones antiguas, muestra que
todas ellas y algunas que omitimos por razones de programación, son anteriores a
la cultura occidental.

2.La civilización occidental. Su origen.

La denominación “occidental”, a la que pertenecemos, es una


denominación un tanto arbitraria y no obedece a ninguna característica intrínseca,
ya que “occidente” significa “oeste” y hasta entonces las otras civilizaciones,
mucho más antiguas se encontraban al este de la nuestra, por tanto somos
“occidentales” con respecto a las restantes. Cabe añadir que es la última gran
civilización en aparecer , sin perjuicio que todos los continentes se encontraban ya
poblados, pero sin un gran desarrollo.

Nace de Grecia, pero hay que mencionar, aunque sea brevemente, que a
su vez le precedió la cultura denominada “egeo-cretense”. Egeo es el nombre del
mar que se encuentra frente a Grecia y abarca gran parte del Mediterráneo
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oriental (este). A su vea Creta es una isla donde a partir del tercer milenio antes de
Cristo se desarrollo una gran cultura, pues dada su privilegiada ubicación recibió
aportes de Egipto como también de medio oriente. Es notable que esta
civilización, enterrada por los aluviones y el tiempo, permaneció ignorada hasta el
siglo XIX en el cual varios investigadores y arqueólogos lograron descubrir en
Grecia continental varios palacios y poblaciones, luego de exhaustivas
excavaciones, que obedecían a una cultura anterior a los griegos y la que fue la
primitiva fuente de su desarrollo. El epicentro de estas obras no estaba en Grecia
sino precisamente en Creta, donde se lograron ubicar grandes construcciones y
una exquisito arte que se expresaba no sólo en la arquitectura sino en murales
que al estar enterrados fueron preservados y hoy día son patrimonio de la
humanidad.

Los denominados “griegos” fueron pueblos migrantes posiblemente con


ancestros en la India y cuyos primeros protagonistas se denominaron “aqueos”.
Quienes conquistaron primero las regiones de Grecia luego y se impusieron a la
isla de Creta. Posteriormente hubo nuevas migraciones que fueron poblando toda
Grecia y las numerosas islas que la rodean.

3. Las llamadas “edades” de la cultura occidental.

3.1. Las cuatro etapas o períodos a que se refieren muchos autores son :
Grecia desde siglo XXI (AC) a la caída de Roma en 476 (imperio romano de
occidente) que da paso a la edad media y luego como fin de esta, al derrumbe de
Constantinopla (imperio romano de oriente) en 1453 por la invasión de los turcos,
dando origen a la edad moderna que culminaría en 1789 con la revolución
francesa y desde entonces nos encontramos en la edad contemporánea.

Adhiero en distinguir esos períodos, pero no por hechos puntuales que allí
se mencionan, por más importantes que sean. Por mi parte, siguiendo a
renombrados autores, sostengo que la distinción entre una “edad” y otra tiene
como causa el cambio cultural dominante en la manera de creer, pensar y actuar
de la sociedad sin perjuicio de excepciones. La diferencia entre la edad antigua y
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la edad media residió en la decadencia moral y religiosa de los romanos y a la vez


a la expansión del cristianismo que sustituyó al politeísmo de los pueblos antiguos
por más cultos que fueran. Además los pueblos bárbaros que ocuparon el imperio
se convirtieran a la nueva religión abandonando su politeísmo.

El fin de la edad media no tiene por causa motivos bélicos Las causas
fueron el comienzo del antropocentrismo e individualismo, las crecientes, la
industrialiozación , el surgimiento de las naciones deseando algunas convertirse
en potencia hegemónica, los ataques a la religión católica por el nuevo
paganismo y también por el islamismo, sin perjuicio de los problemas internos de
sus problemas internos,, el principal la reforma protestante que dividió desde
entonces a la cristiandad en dos mitades por entonces irreconciliables: el
catolicismo y el protestantismo. Por su parte la edad moderna no terminó con la
revolución francesa, por el contrario la utopías del individualismo, liberalismo y
comunismo y a la vez una cultura tecnocrática la llevaron a su cuestionamiento y
divisiones internas que se viven desde hace varias décadas.

3.2.Las edades o períodos de occidente.

a) edad antigua o greco-romana, aproximadamente desde el siglo XXI


antes de Cristo hasta el siglo V después de Cristo. Homero escribe sus obras
hacia el año 1000 (AC) refiriéndose a la guerra de Troya sucedida 500 años antes.
Y ya por entonces existían desde hacía unos siglos varias polis importantes. Su
esplendor comienza en el siglo V con la victoria sobre los persas y también con el
surgimiento del teatro y luego de la filosofía. El siglo siguiente marca su apogeo y
decadencia política, primero con las conquistas de todo medio oriente por
Alejandro Magno y a su muerte con la división de su imperio.

Por entonces, Roma fundada en el siglo VIII (AC) comienza a ser potencia
cuando se expande en el siglo II (AC) fuera de Italia y conquista toda la cuenca del
Mediterráneo. Su historia política se divide en monarquía (VIII a VI) República (VI
a I AC) e Imperio I AC a V después de Cristo.
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b) edad medieval o media: a partir del siglo V, nuevas invasiones o


migraciones de pueblos llamados “germánicos” o “bárbaros” que ocuparon todo el
imperio romano de occidente. Cabe destacar la labor de la Iglesia que convirtió a
esos pueblos y además resdcató el legado cultural greco-romano. Este periodo se
extiende hasta el siglo XVI; Como se estudiará oportunamente, se pueden
distinguir cuatro subdivisiones temporales.

c) edad moderna: motivada por un nuevo movimiento cultural que se


desarrolló a partir del siglo XVII, (sin perjuicio de antecedentes en el anterior), se
consolidó en el siglo XVIII y según mi entender sus últimos resabios llegaron
hasta comienzos del siglo XX;

d) edad “contemporánea”, mejor llamada postmoderna, que estamos


viviendo actualmente desde la segunda guerra mundial (1939/1945). Sus
características hasta ahora son diversas crisis geopolíticas, económicas e
ideológicas pues ha predominado una antropología tecnocrática cuyo principio es
el utilitarismo. Sin perjuicio de ello cabe rescatar el enorme avance científico que
ha beneficiado en muchos aspectos a la humanidad, pero que mantiene marcadas
diferencias.
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Geopolítica. Guerra Rusia- Ucrania.

Por Henry A. Kissinger

Artículo publicado el 5 de marzo de 2014 aquí

Henry A. Kissinger fue secretario de Estado de 1973 a 1977.

INFORME ESPECIAL / Antecedentes

El debate público sobre Ucrania gira en torno a la confrontación. Pero, ¿sabemos


a dónde vamos? En mi vida, he visto cuatro guerras iniciadas con gran entusiasmo
y apoyo público, todas las cuales no supimos cómo terminar y de tres de las
cuales nos retiramos unilateralmente. La prueba de la política es cómo termina, no
cómo empieza.

Con demasiada frecuencia la cuestión ucraniana se plantea como un


enfrentamiento: si Ucrania se une al Este o al Oeste. Pero para que Ucrania
sobreviva y prospere, no debe ser el puesto de avanzada de ninguno de los dos
bandos contra el otro, sino que debe funcionar como un puente entre ellos.

Rusia debe aceptar que intentar forzar a Ucrania a un estatus de satélite, y con
ello desplazar de nuevo las fronteras de Rusia, condenaría a Moscú a repetir su
historia de ciclos autocumplidos de presiones recíprocas con Europa y Estados
Unidos.

Occidente debe entender que, para Rusia, Ucrania nunca podrá ser un país
extranjero. La historia rusa comenzó en lo que se llamó Kievan-Rus. La religión
rusa se extendió desde allí. Ucrania forma parte de Rusia desde hace siglos, y sus
historias estaban entrelazadas desde antes. Algunas de las batallas más
importantes por la libertad de Rusia, empezando por la batalla de Poltava en 1709,
se libraron en suelo ucraniano. La Flota del Mar Negro -el medio de Rusia para
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proyectar su poder en el Mediterráneo- tiene su base en Sebastopol, en Crimea,


mediante un contrato de arrendamiento a largo plazo. Incluso disidentes tan
famosos como Aleksandr Solzhenitsyn y Joseph Brodsky insistieron en que
Ucrania era una parte integral de la historia rusa y, de hecho, de Rusia.

La Unión Europea debe reconocer que su dilación burocrática y la subordinación


del elemento estratégico a la política interna en la negociación de la relación de
Ucrania con Europa contribuyeron a convertir una negociación en una crisis. La
política exterior es el arte de establecer prioridades.

Los ucranianos son el elemento decisivo. Viven en un país con una historia
compleja y una composición políglota. La parte occidental se incorporó a la Unión
Soviética en 1939, cuando Stalin y Hitler se repartieron el botín. Crimea, cuyo 60%
de la población es rusa, no pasó a formar parte de Ucrania hasta 1954, cuando
Nikita Khrushchev, ucraniano de nacimiento, se la concedió como parte de la
celebración del 300º aniversario de un acuerdo ruso con los cosacos. El oeste es
mayoritariamente católico; el este, mayoritariamente ortodoxo ruso. El oeste habla
ucraniano; el este, mayoritariamente ruso. Cualquier intento de un ala de Ucrania
de dominar a la otra -como ha sido la pauta- conduciría finalmente a la guerra civil
o a la ruptura. Tratar a Ucrania como parte de una confrontación Este-Oeste
echaría por tierra durante décadas cualquier perspectiva de llevar a Rusia y
Occidente -especialmente a Rusia y Europa- a un sistema internacional
cooperativo.

Ucrania es independiente desde hace sólo 23 años; antes había estado bajo algún
tipo de dominio extranjero desde el siglo XIV. No es de extrañar que sus dirigentes
no hayan aprendido el arte del compromiso, y menos aún el de la perspectiva
histórica. La política de la Ucrania posterior a la independencia demuestra
claramente que la raíz del problema radica en los esfuerzos de los políticos
ucranianos por imponer su voluntad a las partes recalcitrantes del país, primero
por parte de una facción y luego por la otra. Esa es la esencia del conflicto entre
Víktor Yanukóvich y su principal rival política, Yulia Timoshenko. Representan las
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dos alas de Ucrania y no han estado dispuestos a compartir el poder. Una política
inteligente de Estados Unidos hacia Ucrania buscaría la manera de que las dos
partes del país cooperen entre sí. Deberíamos buscar la reconciliación, no la
dominación de una facción.

Rusia y Occidente, y menos aún las distintas facciones de Ucrania, no han


actuado según este principio. Cada uno ha empeorado la situación. Rusia no
podría imponer una solución militar sin aislarse en un momento en que muchas de
sus fronteras ya son precarias. Para Occidente, la demonización de Vladimir Putin
no es una política; es una coartada para la ausencia de una.

Putin debería darse cuenta de que, sean cuales sean sus agravios, una política de
imposiciones militares produciría otra Guerra Fría. Por su parte, Estados Unidos
debe evitar tratar a Rusia como un aberrante al que hay que enseñar
pacientemente las normas de conducta establecidas por Washington. Putin es un
estratega serio, según las premisas de la historia rusa. Entender los valores y la
psicología de Estados Unidos no es su fuerte. La comprensión de la historia y la
psicología rusas tampoco ha sido un punto fuerte de los responsables políticos
estadounidenses.

Los líderes de todas las partes deben volver a examinar los resultados, no
competir en posturas. Esta es mi noción de un resultado compatible con los
valores e intereses de seguridad de todas las partes:

1. Ucrania debería tener derecho a elegir libremente sus asociaciones económicas


y políticas, incluso con Europa.

2. Ucrania no debería entrar en la OTAN, una posición que adopté hace siete
años, cuando se planteó por última vez.

3. Ucrania debería ser libre de crear cualquier gobierno compatible con la voluntad
expresa de su pueblo. Unos dirigentes ucranianos sensatos optarían entonces por
una política de reconciliación entre las distintas partes de su país. En el plano
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internacional, deberían adoptar una postura comparable a la de Finlandia. Esa


nación no deja dudas sobre su feroz independencia y coopera con Occidente en la
mayoría de los campos, pero evita cuidadosamente la hostilidad institucional hacia
Rusia.

4. La anexión de Crimea por parte de Rusia es incompatible con las reglas del
orden mundial existente. Pero debería ser posible situar la relación de Crimea con
Ucrania sobre una base menos tensa. Para ello, Rusia debería reconocer la
soberanía de Ucrania sobre Crimea. Ucrania debería reforzar la autonomía de
Crimea en unas elecciones celebradas en presencia de observadores
internacionales. El proceso incluiría la eliminación de cualquier ambigüedad sobre
el estatus de la Flota del Mar Negro en Sebastopol.

Estos son principios, no prescripciones. Las personas familiarizadas con la región


sabrán que no todos ellos serán aceptables para todas las partes. La prueba no es
la satisfacción absoluta sino la insatisfacción equilibrada. Si no se logra alguna
solución basada en estos elementos o en otros comparables, la deriva hacia la
confrontación se acelerará. El momento de hacerlo llegará muy pronto.

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