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¿QUE ES LA SOCIOBIOLOGIA?

Edward O. Wilson
Universidad de Harvard

Me sorprendió -incluso, me asombró- la reacción inicial


a Sociobiolo�z'a: la nueva slntesis ( 197 5). Cuando se publicó el
libro en 197 5, yo esperaba una reacción favorable de parte de
otros biólogos. Después de todo, mis colegas y yo no habíamos
hecho más que extender el neo-darwinismo al estudio de la con­
ducta social y de las sociedades animales, y los principios biológi­
cos fundamentales que utilizamos eran en su mayor parte conven­
cionales. La respuesta fue, de hecho, arrolladora. De los especialis­
tas en ciencias sociales, no esperaba mucha reacción. Yo daba por
sentado que la especie humana no estaba menos sujeta a análisis
sociobiológicos que a análisis genéticos o endocrinológicos; el
capítulo final de mi libro no hacía más que completar el catálogo
de las especies sociales con el Horno sapiens. Yo esperaba hacer
una aportación a las ciencias sociales y a las humanidades al expo­
ner de forma inmediatamente accesible los métodos y los princi­
pios más relevantes de la biología de poblaciones, de la teoría
evolucionista y de la sociobiología. Esperaba que muchos especia­
listas en ciencias sociales, convencidos ya de la necesidad de un
fundamento biológico para su materia, se sintieran tentados a
coger los instrumentos y ponerlos a prueba. Esto ha ocurrido
hasta cierto punto, pero ha habido también una resistencia muy
fuerte. Ahora comprendo que subestimé por completo la tradi­
ción de Durkheim y Boas respecto a la autonomía de las ciencias
sociales, al igual que la fuerza y el poder del prejuicio antigenético
que ha prevalecido como un auténtico dogma desde la caída del
darwinismo social.
En los marxistas, ni había pensado. Cuando los ataques a
la sociobiología vinieron de Ciencia para el Pueblo, el grupo do-
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238 ¿Qué es la sociobiologza?

minante de la izquierda radical dentro de la ciencia americana, no


estaba yo preparado para una discusión básicamente ideológica.
Ahora me doy perfecta cuenta de que había tocado algo funda­
mental: la mitología. La teoría evolucionista aplicada a los siste­
mas sociales es una extensión de las grandes tradiciones occiden­
tales del materialismo científico. Como tal, amenaza transformar
en hipótesis contrastables los supuestos de algunos filósofos mar­
xistas sobre la naturaleza humana. Su primera línea de evidencia
no es favorabie a esos supuestos, en la medida en que los marxis­
tas más tradicionales se aferran a la visión de la naturaleza huma­
na como un fenómeno relativamente no-estructurado arrastrado
por fuerzas económicas ajenas a la biología humana. El marxismo
y las otras ideologías seculares descansaban seguras, anteriormen­
te, como satrapías incontestadas del materialismo científico;
ahora estaban en peligro de ser desplazadas por otras explicacio­
nes, biológicas, menos dóciles. La respuesta, extraordinariamente
dura de Ciencia para el Pueblo es un ejemplo de lo que Hans Küng
( 197 6) ha llamado la furia de los teólogos.
Pero mucha de la confusión viene de un simple error sobre
el contenido de la sociobiología. La sociobiología se define como
el estudio sistemático de las bases biológicas de todas las formas
de conducta social, incluida la conducta sexual y paternal, en
toda clase de organismos, incluidos los humanos. Como tal, es una
disciplina -una disciplina inevitable, puesto que tiene que haber
un estudio sistemático de la conducta social. La sociobiología
consiste principalmente en zoología. Aproximadamente el 90 por
l 00 de su material actual se refiere a los animales, aunque más del
90 por 100 de la atención que recibe la sociobiología de los no­
científicos y especialmente de los periodistas, es debida a sus posi­
bles aplicaciones al estudio del comportamiento social humano.
No hay nada inusual en el hecho de extraer los principios y los
métodos, e incluso terminología, del análisis exhaustivo de los
organismos inferiores y aplicarlos al estudio de los seres humanos.
La mayor parte de los principios fundamentales de la genética y
de la bioq4ímica que se aplican a la biología humana están basa­
dos en las bacterias del colon, las moscas de las frutas y las ratas
blancas. Decir que la misma ciencia puede aplicarse a los seres
¿ Qué es la sociobíología? 239

humanos no es reducir a la humanidad a la condición de esas


criaturas más simples.
Tampoco hay nada nuevo ni sorprendente en el hecho de
que una disciplina tal se encuentre en la familia de las ciencias
biológicas. El término socíobiologia fue usado independientemen­
te por John P. Scott en 1946 y por Charles F. Hockett en 1948,
pero la palabra no fue recogida inmediatamente por otros. En
1950, Scott, que había estado actuando como secretario del pe­
queño pero influyente Comité para el Estudio de la Conducta
Animal, sugirió sociobiologia más formalmente como término
para designar "La ciencia interd isciplinaria que se sitúa entre los
campos de la biología (particularmente ecología y fisiología) y la
psicología y sociología" (p. 1.004). Entre 195 6 y 1964 ) Scott y
otros constituyeron la Sección sobre Conducta Animal y Socio­
biolog-ía de la Sociedad Ecológica de América. Esta sección se
convirtió en la actual Sociedad sobre Conducta Animal. De 1950
a 1970, el término sociobíologz'a se empleó intermitentemente en
artículos técnicos, un uso inspirado evidentemente por su condi­
ción ya casi oficial. Pero también se empleaban otras expresiones,
como biosociología y sociología animal. Cuando escribí el capítu­
lo final de Las Sociedades de Insectos (The Insect Societies)
(1971), que se titulaba- "Perspectivas para una sociobiología unifi­
cada" y cuando escribí Sociobiologia: la nueva sz'ntesis ( 1975)
donde sugería que debería ya constituirse una disciplina separada
que tuviera sus cimientos en la genética y en la biología de pobla­
ciones, elegí el término sociobiología en lugar de otra expresión
nueva, porque creí que les resultaría familiar a la mayoria de los
estudiosos de la conducta animal y que por lo tanto sería más
fácilmente aceptado.
La teoría sociobiológica pura, independiente de la biolo­
gía humana, no implica por sí sola que la conducta social humana
esté determinada por los genes. La teoría sociobiológica admite
una cualquiera de las tres posibilidades siguientes: una es que el
cerebro humano haya evolucionado hasta el punto de convertirse
en una máquina de aprendizaje equipotencial totalmente determi­
nada por la cultura. Es decir que la mente haya sido liberada de
los genes. Una segunda posibilidad es que la conducta social hu-
2 40 ¿ Qué es la sodobiología?

mana esté baj o compulsión genética pero que tod a la variabilid ad


genética dentro de la espe cie human a haya sid o agotad a . De ahí
que nuest ra conduc!a esté influid a por los genes hast a cie rto
punto , pero que todos tengamos exactamen te el mismo p o tencial .
Una te rcera posib ilidad , cercana a la segunda , es que l a espe cie
humana esté preceptuada hasta cierto punto pero que al mismo
tiempo exhiba ciertas diferen cias gené ticas entre los mdividuos .
En con secuencia , las po b lacio nes humanas re tienen la cap acidad
de seguir evoiu cionando en su capacidad biológica para la conduc­
ta so cial.
Yo con sidero virt ualmente cierto que la te rcer a alte rnativa
es la corre cta . Pue sto q ue la evidencia ha sido b íen analizada en
o t ro s trabaj o s re ciente s , notab lemen te en Chagnon y Irons (Ed s . ,
e n preparación), De V ore (e n pre p aración) y Freedman (e n prepa­
ración) , no la an alizaré ni la ilustraré co n detalle . En cambio ,
permít aseme esbo zar su contenido .

J. Especificidad del comportamien to social humano. Aun­


que la variación de culturas le parezca enorme al o b servador an­
t rop océn trico , todas las fo rmas de co nducta humana junta s com­
prenden só lo un d iminuto su bconj un to de lo s siste mas so ciales
existentes en tre los mile s de espe cies so ciales que hay sob re la
tierra. Lo s corales y otros invertebrad o s co loniales , los insectos
so ciales, los pe ces , los páj aro s , los m amíferos no humano s exhi­
ben , to dos ellos, un conj u nto de disposiciones que a los humano s
les resulta difícil entender , cuanto más imitar. In cluso aunque
quisiéramo s intentar duplicar algunos de esos compo rtamien tos
por designio consciente , se ría una charad a q ue pro bab lemente
d aría lugar a u n colapso emo cional y a la rápid a 11nulación del­
e sfuerzo .

2. R elaciones filogenéticas. Nuestras d isposiciones sociales


se pare cen mucho a las de lo s monos y simio s del Viej o Mundo ,
que en el aspecto anató mico y bioquímico son nuestros parientes
vivo s más ce rcanos. Esta es la con se cu encia prevista , si comparti ­
mo s co n eso s primates u n linaj e común , lo que pare ce se r un
he cho estable cido y si la cond u cta so cial humana sigue estando
¿ Qué es la sociobiologla ? 241

co nstreñid a hasta cierto punto por las predisposicio nes genéticas


en el desarro llo del comport amiento .

3. Conformidad con la teoría sociobiológica. En el caso


de la hipó tesis de compulsio ne s genéti cas sobre el comportamiento
so cial humano , deberíamo s p oder sele ccionar algu no s de los me­
j ore s prin cipios de la genética de poblacio nes y de la e co logía, que
so n lo s fun d amentos de la so cio b io logía, y aplicarlo s detallada­
mente a las exp licacione s de la organización so cial humana. La
hipótesis tendría entonces, no só lo q ue dar razón de muchos de
lo s hecho s conocidos de una mane ra más co nvin cente que las ten­
tativas anteriores, sino que también tendría que ide ntificar la ne­
ce sid ad de nuevo s tipos de info rmac ión no co nceptualizada por
las ciencias so ciales so las. El comp ortamiento así explicado sería
el más general y el menos racional del reperto rio humano , el más
alej ado de la influen cia de lo s cambios que tienen lugar de año en
año en la moda y las costumbre s . H ay , de hecho , un número su s­
tancial de estudio s antropológico s y a completo s o en camino , que
satisfacen estos rigurosos críterio s de la cien cia deductivo-postula­
cional. Entre ello s, puede citarse la obra de Jo seph Shepher
( 1 97 1 ) so bre el tabú del in cesto y lo s ro les sexuales, la de Mild red
D ickeman (en prep aración) so b re la hipergamia y el infanticidio
sele ctivo de un sexo , William Irons ( en prep aración) so b re la rela­
ción entre adaptación genética inclusiva y el conjunto local de cri­
terios de evaluación del éxito so cial en una so ciedad de pastore s ,
Napo le ón Chagnon ( 1 976) so bre l a agresión y la competición re­
productoras en lo s Yanomamó, Wi lliam Durh am ( 1 9 7 6) so bre la
relación entre la adaptación inclusiva y guerra entre los Mundurucú
y otras so.ciedades primitivas, Ro bin F ox ( comunicac ión personal)
sobre la relación entre adaptación y normas de parentesco, Mel uin
Konne r ( 1 97 2 ) y D aniel G . Free dman ( 1 97 4, en preparació n)
sobre la significación adaptadora del de sarro llo del lactante y
J ames We ínrich ( 1 9 77) sobre la relación en tre idoneid ad genética
y lo s d e t alles de la práctica sexual, in cluida la homosexualid ad .

4. Variación genética dentro de la especie. En 1 97 7 y a se


habían lo calizado más de 1 .200 loci en los cromo somas humanos
242 ¿ Qué es la sociobiología?

por medio del minucioso análisis de las mutaciones bioquímicas


y de otro s tipos (McK usick y Ruddie, 1977 ) . Muchas de esas mu­
taciones puntuales , al igual que una lista creciente de aberraciones
en los cromo somas, ·afectan al comportamiento. La mayoría de
ellas simplemente disminuyen la capacidad mental y la habilidad
motriz , pero al menos dos, el síndrome de Lesch-Hyhan, basado
en un ú nico gen , y el síndrome de Turner, causad o por la supre­
sión de un cromosoma sexual, alteran el comportamiento de for­
mas precisas que pueden relacionarse con mecanismos neuromus­
culares específicos. El síndrome adrenogenital, que es inducido
por un único gen recesi vo, parece masculinizar a las niñas por
medio de una inducción temprana de sustancias adrenocorticales
que se asemejan a la hormona masculina.

Las formas más complejas del comportamiento humano


están casi con toda certeza baj o el control de los poligenes (genes
distribuido s por mucho s loci crornosómicos) que a su vez produ­
cen sus efecto s alternando una amplía serie de dispositivos media­
dores, desde las conexiones neuronales elementales hasta la coor­
dinación muscular y "configuració n mental" inducidas por los
niveles hormonales . En la mayoría de lo s casos, la función de los
poligenes de la conducta puede ser evaluada -pero sólo cualitati­
vamente- mediante la cuidadosa aplicación de lo s estudios de
gemelos y adoptivos . El método más frecuentemente utilizado
consiste en comparar la similaridad entre mellizos idéntico s , que
se sabe son genéticamente idénticos , con la similaridad entre me­
llizos biovulares que no so n más parecidos genéticamente que los
hermanos normales. Cuando la similaridad entre gemelos idénti­
cos resulta ser mayor, esta distinción entre los dos tipos de geme­
lo s es atribuida a la herencia. Con esta técnica y otras relacio nadas
con ella, los genetistas han encontrado evidencia de una cantidad
sustancial de influencia hereditaria en el desarrollo de una serie de
rasgos que afectan al comportamiento social, incluidos la habili­
dad para los números, la fluidez verbal, la memoria, el momento
de la adquisición del lenguaj e, la construcción de oraciones, la ca­
pacidad psicomotriz, la extroversión y la introversión, _ la homo­
sexualidad, el momento de la primera actividad heterosexual y
¿ Qué es la sociobiología ? 243

ciertas formas de neurosis y psico sis, incluido el síndrome manía­


co-depresivo y la esquizofrenia.
En la mayoría de lo s caso s, hay u n defecto en los resulta­
dos que impide que la mayor parte de ellos sean definitivos: Lo s
padres suelen tratar a los mellizos idénti co s de una manera más
parecida de lo que tratan a lo s mellizos biovulares. A los geme­
los idéntico s se les dan instrucciones de u na manera casi igual ,
se les viste más parecidos, y así sucesivamente. A falta de mejo­
res contro les , es posible pensar que la mayor similaridad entre los
mellizos idénticos pueda deberse, después de to do , a influencias
ambientales y no a su identidad genética. Sin emb argo , estudio s
ere cientemente complejo s han empezado a tener en cuenta este
factor adicional. Loehlin y Nichols ( 1 97 6), por ej _e mplo, analiza­
ron much o s aspecto s de lo s ambiente s y los rendimiento s de 850
conjuntos de gemelos que hicieron el examen para la B e ca Nacio­
nal al Mérito (National Merit Scholarship) en 1 9 62. Las historias
de la infan cia de los individuos, así co mo las actitudes y las prác­
ticas de crianza y educación de lo s padres, fueron tomad as en
cuenta. Los resultado s mo straron que el trato generahnente más
similar que se da a lo s mellizo s idénticos no puede explicar su
mayor similaridad en habilidade s gene rales y en rasgos d e la perso­
nalidad, o incluso en ideales , metas e intereses profesionales . Es
evidente que, o las si milaridades se basan en una parte sustancial
en la identidad genética, o si no, entraron en fu ncionamiento fac­
tores ambientales que permanecieron o cultos a los oj o s d e Loeh­
lin y Ni chols.
M i con clusión general a partir d e la info rmación ex iste nte
es que el Horno sapiens es una especie animal típica respecto a la
calidad y la magnitud de la diversidad genética que afe cta a su
comporq.miento. Tamb ién creo que pronto estaremo s capacita­
dos para lo calizar y caracterizar los genes e specífico s que alteran
las formas más co mplejas de co1nportamiento so cial. Es obvio que
los alelos que se descubran no prescribirán dialectos d ife re nte s o
modos de vestir. Es más probable que operen cambios mensura­
bles por medio de sus e fe ctos sobre lo s modos y lo s tiempo s de
aprendizaj e , sobre la habilidad cogno scitiva y neuromuscular, y
sobre los rasgo s de la personalidad que son más se n sibles a la me-
244 ¿ Qué es la sociobiologia?

dia ción ho rmonal . Si lo s estudioso s de las cien cias so ciales y los


so cio bió logos de ciden ignorar esta línea de investigación , pronto
se encontrarán con que los genetistas humanos les atacan por su
punto débil. El eno rme interés en la genética médica, re avivado
por método s nuevos tales como la separación ele ctroforética de
las pro te ínas y la ráp ida ordenación secuen cial de los aminoáci­
dos, ha resultado en una aceleración de lo s descub rimiento s so bre
la heren cia humana que ciertamen te tendrá pro fundas consecuen­
cias para el estudio de la ge né tica de la co ndu cta so cial.
Quiero ocuparme ahora de las preo cupacione s sobre la
so cio bio logía humana que se expresan en lo s capítulos siguientes
de Sociobiology and Hu man Nature . La mayoría habían sido ya
expresados por otros autores en una u otra forma ante s de la con ­
fere n cia de NEXA . No tengo ninguna intención de rebatir aspec­
to s específicos suscitado s por autores determin ados. Esto se ría ,
e n cualquier caso , inj usto segú n los cánone s habituales del deb ate ,
y Sociobiology and Human JVature es , sin du d a alguna, un deb ate .
En cambio , quiero discutir, en té rm inos más amplio s, las formas
en las que las diversas tradicio nes intele ctuales que tan bien re pre ­
sentan los demás participantes en el debate pueden re con ciliarse
con e l enfoque b iológico relativamente inflexible que yo he adop­
t ado hasta el momento presente .
La primera área de co nflicto que puede reso lverse es la re ­
lación de lo s gene s con la cultura. Mucho s estudiosos de las cien­
cias so ciales no ven el valo r de la so cio biología porque están con ­
vencid o s d e que la d iversidad d e las culturas n o tiene base s ge né ­
ticas. Su premisa es cierta > su conclusió n , erró nea. Haríamos bien
en re cord ar la máxima de Rousse au de que aquello s que quieran
estudiar a lo s humano s deben ob se rvarlo s de cerca , mientras que
aquello s que quieran estudiar a la humanid ad de ben ob servarla a
d istan cia. El especialista en cien cias so ciales se intere sa a menudo
por las variaciones micro scópicas > aunque importantes, de la co n ­
ducta, variacione s que casi to do e l mundo concuerd a e n que son
debid as a la cultura y al entorno. El so ciob iólogo se inte resa por
los aspectos más gene rale s de la naturaleza humana y por las limi­
taciones que existen en la variación inducida por el ambiente . El
o ella están especialmente interesados en el he cho de que , aunque
¿ Qué es la sociobiologfa? 245

todas las culturas reunidas compre ndan una gran cantid ad d e va­
riación ) su cont enido to tal es mucho men o s variad o que el que
exhiben todas las rest antes espe cies de animales so ciales . Al com­
parar las peculiaridade s diagnósticas de la organización humana
con las de otras especies de p rimates, el so cio b iólogo tie ne el ob­
jetivo de re construir la h ist o ria de la más tempran a evolu ción de
la organ izació n so cial y de discernir sus resjduos genético s en las
so ciedades co ntemporáneas. Este enfoque es to talmente comple­
mentario del de las ciencias so ciales y no disminuye su imp ortan­
cia en abso luto - todo lo co ntrario .
Aquello s que están inme rso s en la rica erud ició n de las
cien cias so ciales rechazan a veces la so cio b iología porque es re ­
duccionista. Pero casi to dos lo s grandes avan ces de la ciencia se
han he cho por reducción , en la fo rma de conjeturas qu e son a me­
nudo atrevidas y momentáneamen te prematuras. La física teó rica
transformó la química , la química , transformó la biología de la
célula y la gen é t ica, la teoría de la se lecció n natural transfo rmó la
e cología -todas ellas por pura red ucción, que al principio p are cía
inade cuada para la tarea. La reducció n e s un método por el cual
se de scubre n nuevo s me canismos y pro ceso s co rrelativo s. En la
historia de los caso s más afortunados de la ciencia deductivo­
pos tulacional, las proposiciones se expre san de formas que pue­
den ser elaboradas en mo delo s más pre ciso s y contrast ab les . La
o tra cara de la reducció n , la antítesis de la tesis, es la sín tesis. U n a
vez ratificados l o s nuevo s prin cipio s y e cuaciones p o r me dio d e
re petidas co ntrastaciones, s e usan e n un intento d e re constituir
todo el conj unto de lo s fenómen o s de la materia. Karl Popper
( 197 4) ha sugerido co rre ctamen te que el re duccio nismo filo só fico
es erróneo pero que el_ reduccionismo metodológico es ne cesario _ .
para el avance de la ciencia . Así e s como traté de resumir la fun­
ción de la reducción so ciobio lógica en un análisis ante rio r (Wil­
son ) 1 9 7 7 , p . 1 38) :

El impulso de ser re duccionista es un rasgo humano com­


prensi b le . Ern st M ach ( 1 9 7 4) lo capturó en la siguiente
definición : "La cien cia p ued e se r considerada como un
pro b lema mínimo co nsistente en la exposición más com­
pleta de lo s hechos co n el mín imo consumo de reflexión" .
�46 ¿ Qué es la sociobiología ?

Este es e] sentimiento de un miembro de la antidísciplina ,


impaciente por dej ar d e lado la complej id ad , p o r avanzar
en la b úsqueda de ideas más fundamentales. Las leyes de
su materia son ne cesarias para la d iscip lina antedicha ,
desafían y fuerzan u na ree structuración más eficien te
menta1mente , pero no so n suficiente s para los propósitos
de la disciplina. La bio logía es la clave de la natu raleza
humana y lo s estudiosos de las ciencias so ciales no pueden
permitirse el ignorar sus prin cipios naciente s . Pero las cien ­
cias so ciales son potencialmen te mucho más ricas en con ­
ten ido . Al final, ab sorberá n las ideas más pertine ntes de la
biología procederán a arruinarlas po r comparación.

El reducto más fuerte de la con trabiología parece ser e l


men talismo . E s difícil -para alguno s es imposible - imaginar la
existencia de la mente y la creació n del pensamiento simbólico
por pro ceso s b iológicos . "La mente humana", suele ser el argu­
mento , "es una propiedad que e merge del cerebro y que y a n o
e stá sujeta a con troles gené ticos. Todo lo q u e lo s genes pueden
prescribir es la construcción del cerebro liberado . " Pero la rela­
ción entre los gene s, el cerebro y la mente es sólo u na dificultad
práctica , no una dificultad teó rica . Y a se han creado m odelo s en
la neurob io logía y en la p sicología cognoscitiva que permiten al
meno s la posibilidad de q ue la mente sea un epife nómeno de un
sistema de circuitos neuronales complej o s pero esen cialmente
convencionales. La con ciencia puede muy b ien consistir en gran­
des números de abstracciones en clave , algunas alimentadas gra­
dualmente a través de una jerarquía de centros integradore s cuy a
serie inferio r consiste e n las células d e los sentidos primarios, ori­
ginándose las demás intern_amente p ara simular esas j erarqu ías . El
cereb ro -según la metáfora de Charles Sherrington ( 1 940), el
"telar encantado en el que millones de lanzaderas como relámpa­
go s tej e n u na figura que se disuelve" - no sólo experimenta los
argumento s que le alimentan por m edio de los canales sensoriales
sino que también los crea por medio del recuerd o y de la fantasía.
Para m an tener esta activid ad e l cerebro depen de sustancialmente
del efe cto activador de los símbolo s verbales. H ay también depen­
dencia de lo que se han llamado planes o esquemas - configuracio ­
nes dentro del cereb ro , innatas o experienciales en su origen, con
¿ Qué es la sociobiolog[a ? 247

las que se compara el inpu t de las células nerviosa s. La contrapo­


sición de las formas reales o esperadas puede n tener uno o más
entre varios efectos. Puede contribuir a la "configuración ,, men­
tal, a favorecer ciertos tipos de información sobre otros. Puede
generar los notables fenómenos de percepción gestáltica en los
que la mente provee los detalles que faltan de la información sen­
sorial real para completar una forma y realizar u na clasificación.
Y puede servir como base física de la voluntad: La mente puede
guiarse en sus acciones por circuitos cerrados de realirnentación
que van desde los órganos sensoriales a los esquemas del cerebro,
a la maquinaria neuromuscular y a los órganos sensoriales y vuel­
ven a repetir el ciclo hasta que los e squemas "se convencen" de
que se ha realizado la acción correcta. La mente podría ser una
república de esquemas alternativos, programados para competir
por el control de los centros de decisión , individualmente some­
tidos a altibaj os en e l poder d ependiendo de la urgencia relativa
de las necesidade s del cuerpo comunicadas a través de otros cami­
nos nerviosos que ascienden desde los centros inferiore s del cere ­
bro. Podr ía ocurrir que la mente funcionase aproximadamente de
esa manera , o podría ocurrir que no. Mi argumento es que es ab­
solutamente posible que todos los componentes conocidos de la
mente, incluida la voluntad , tengan una base neurofisiológica
sujeta a evolución genética por selección natural. No hay razón
a priori por la que cualquier parte del fundamento del compor­
tamiento social humano tenga que excluir se del dominio del aná­
lisis sociobiológico.
A lgunos críticos oponen objeciones al hecho de que se es­
tablezcan analogías entre la conducta h umana y la animal, e spe­
cialmente porque ello entraña la utilización de la misma termi­
nología para describir los fenómenos en todas las especies. Esta
reserva siempre me ha parecido insustancial. Las definiciones y las
]imitacione s de los conceptos de analogía y homología han sido
muy elaboradas por los biólogos e volucionista s y resulta difícil .
imaginar por qué no puede extenderse el mismo razonamiento,
con la caute la apropiada , a la e specie humana. Ya hablamos del
ojo del pulpo y del ojo humano, de la copulación de los inse cto s y
de la copulación humana, del aprendizaj e de la lombriz de tierra y
248 ¿ Qué es la sociobiología ?

del aprendizaje humano , a pesar de que en cada uno de esos casos


las dos especies están en diferentes superphyla y de que l as carac­
terísti cas enumeradas evolucionaron :independientemente . Las
cuestiones de interés . son en realidad los grados de convergencia
y los pro cesos de selección natural que hiciero n la convergencia
tan estrecha. Cuando los biólogo s comparan el altruismo de la
abej a obrera con el altruismo humano , nadie cree seriamente que
ambos estén basados en genes homólogos o qu e son idénti cos en
detalle . La esclavitud que practican las horm igas Polyergus y las
Strongylognathus se asemej a a la esclavitud humana en ciertos
rasgos generales y difiere en o tros, así como en la mayor parte de
los detalles de su ej ecución. Al usar el mismo término para estas
comparaciones ) el bió logo llama la aten ción sobre el hecho de que
ha o currido cierto grado de convergencia e invita al análisis de
to das las causas de similaridad y diferencia. Hay un término deri­
vado del griego para la esclavitud de los insectos -dulosis- pero
su uso fuera de la entomología no sólo complicaría el lenguaj e
sino que además entorpecería u n análisis comparativo del mayor
in terés .
Me causa gran perplej idad la objeción o casional de que la
so ciobio logía distrae nuestra atención de las necesidades reales
del mundo . Surgen cuestiones como " ¿ cómo vamos a preo cu­
pamos sobre los orígenes de la natu raleza humana cuando la es­
pada de la amenaza nuclear pende sobre nuestras cabezas? ¿ Y
cuando la gente se muere de hambre en el Sahel y en Bangladesh
y los presos políticos se pudren en las cárceles de Argentina?')
Como respuesta, uno puede argüir : " ¿Q ueremos saber, en pro ­
fundidad y con algún grado de confianza, por qué nos preocupan
esas cosas? y, cuando esos problemas se hayan resuelto , ¿qué? ) '
Las más elevadas metas que profesan los go biernos en todas par­
tes son la plena satisfacción de las necesidades humanas por enci­
ma de lo animal y la realización del potencial humano . Pero ¿qué
signifi ca satisfacción plena y con qué fines se ha de desarro llar
el poten cial humano? Yo sugiero que sólo una com prensión más
profu nda de la naturaleza humana que debe derivarse de la in­
vestigación neuro bio lógica del cerebro y de la reconstrucción fi­
logenética de las propiedades de la conducta humana que son
¿ Qué es ia so ciob íología? 249

espe cíficas de la especie , puede proporcionar a la humanid ad la


perspe ctiva que necesita para fo rmular sus o bj e tivos so ciales más
elevad_o s .
L a agitación en torno a la so cio bio logía viene de la pro me­
sa del p apel que j ugará en esta nueva investigación humanist a. Su
importancia potencial más allá de la zoología estrib a en su posi­
ción lógica co mo disciplina - puente en tre las cien cias naturales
por un lad o y las cien cias so ciales y las humanidades por otro .
D urante años, los prin cip ale s portavo ces de las cien cias de la ele­
vada cultura o cciden tal han sido los físico s, astró nornos, ge ne tis­
tas, y lo s biólogo s molecu lares -erudito s articu lados y persuasivos
cuya comprensión de la evolución del cereb ro y de la cond ucta
so cial era, desgraciad amente , 1nínima. S u percepción de lo s valo­
res y de la condición humana era casi por completo intuitiva y
por lo tanto escasamente mej or que la de lo s profanos inte lige n­
tes. La biología se ha empleado como la ciencia que explica el
cuerpo humano ; se ocupa de asp e ctos tecnológicos tales como la
victoria sob re la enfermedad , la revo lución verde, el fluj o de la
en ergía en lo s e co sistemas y el análisis de lo s co stes y lo s benefi­
cio s de la unión de genes. Lo s científicos naturalist as han con ce­
dido , en general, q ue la conducta so cial no está estru cturad a bio­
lógicamente y que por lo tan to es dominio indiscutido de las
ciencia s so ciales . Por su parte, la mayoría de lo s profesio nale s de
las ciencias so ciales han concedido que la naturaleza humana tiene
un fundamento biológico pero lo han con siderado de un interés
marginal en relación con las esp lendoro sas variaciones cult urale s
que ocupan su atención profesional.
Para que p ueda ten derse un puente real so bre la lege ndaria
b re cha que separa las dos culturas, la teoría so cial debe in corpo rar
las cien cias n aturale s a sus cimientos y para que eso o curra, la bio­
logía debe o cuparse sistemáticamente de la conducta so cial. La
aproximación a esta co mpe tencia se está re alizando por medio del
avan ce bi-dire ccion al de la neu ro b iología , por un lado, que tiene
la osa da esperanza de expli car la base física de la mente y, por
o tro , de la so ciob io logía que trata de reconstruir la histo ria de la
evo lución de la naturaleza humana . La so cio b io logía, en p arti cu�
lar , es una ciencia to d avía rudimentaria. Su significación para lo s
250 ¿ Qué es la sociobiología?

s istemas sociales humanos está todavía sin explorar a penas. Pero


en la asamblea de las disciplinas reunidas, ella alberga la mej or
promesa de hablar el lenguaje co mún .

Traducción de Marta Sansigre

B I B L IO G R A F IA

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