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2 da. Parte: Soñando en tu propio desarrollo e inserción profesional.

Este punto lo voy a desarrollar diferente al planteo de las preguntas porque como expresé en el primer párrafo de
la primera parte, me siento identificada con este Seminario. Y ¿por qué voy a explayarme sin respetar el
cuestionario? Porque un día me atreví a soñar mi Institución, mi “YO A.C.” (Asociación Civil) y lo logré, por ello voy
a contar todo lo que me sucedió, lo que imaginé, los obstáculos que superé, los roles que cambié, los tiempos que
esperé y los logros que conseguí. Mi “YO A.C.” se llama ALAS DE LIBERTAD ASOCIACIÓN CIVIL, Hospital de Día
para rehabilitación de Adicciones.
Corría el año 2.010 y había logrado cobrar una cantidad de dinero de la herencia por el fallecimiento de mi
marido. El padre de mi hijo no estaba más con nosotros desde hacía 3 años. Entonces decidí tomarme el tiempo
necesario para pensar qué hacer con el dinero que involucrara mi profesión. Demás está decir que quienes nos
dedicamos a esta carrera, tenemos una mirada hacia la ayuda social, en mi caso desde muy pequeña sentía placer
cuando ejercía acciones solidarias en diferentes ámbitos. Ya sabía entonces que mi motivación para la inversión
debía orientarse hacia el aspecto de ayuda social. Comencé a indagar diferentes oportunidades en el mercado.
Recorrí geriátricos, institutos para discapacitados, etc., pero ninguno completaba mi visión, dudaba. ¿Por qué?
Porque si bien imaginaba mi futuro laboral dentro de algún aspecto que me permitiera ayudar a los demás en una
Institución propia, sabía también de mis debilidades: l@s abuelos me provocarían angustia por su corto tiempo de
vida y el trabajo con discapacidad física no me generaba la satisfacción personal-laboral que estaba buscando.
Así, sin nada en claro aún, llegó el año 2.011. En una reunión familiar comencé a conversar con Claudio, el marido
de mi prima quien desde hacía casi 20 años trabajaba en comunidades terapéuticas (CT) en rehabilitación de
adicciones como Operador Socio terapéutico. Pregunté, pregunté y seguí preguntándole… y esa noche, de
regreso a mi casa, me senté frente a la computadora a leer, ¿qué leí?, todo lo que encontraba sobre adicciones y
recuperación. ¡Había encontrado al fin lo que deseaba profundamente hacer! Me veía al frente a un Centro de
Rehabilitación de Adicciones… varios de mis valores serían satisfechos, ¿cuáles? Ayudar a personas adictas a
recuperar el sentido por la vida, comprometerme con una problemática que crecía día tras día, desarrollar mi
experiencia laboral en pos de mis conocimientos e incorporar necesariamente otros que permitieran mayor
crecimiento personal, cooperar con las personas, las familias y la sociedad intentando cambiar el sufrimiento por
una alegría.
Entonces comencé primero a estudiar la problemática, los avances, el trabajo en adicciones en otros países,
concurrí a cursos y cada día sentía que mi motivación aumentaba porque me conducía directo a la satisfacción de
dos importantes necesidades: el reconocimiento y la autorrealización. ¿Cuáles eran los motivadores de este
emprendimiento? El reto y el logro, el desafío de algo nuevo que pudiera alcanzar, tomar mis decisiones y
obtener resultados positivos; el riesgo hacia lo desconocido pero con ímpetu de innovación.
La visión, la motivación y los valores estaban, los medios financieros probablemente también, pero sola no sería
posible iniciar algo de semejante envergadura. Convoqué a Claudio y le conté mi proyecto y a la propuesta acerca
de recorrer juntos este camino, su respuesta fue un entusiasmado, inmediato y auténtico sí. La misión estaba
tomando forma, Claudio pondría su experiencia, asesoramiento y conocimiento, yo mis habilidades para buscar
contactos, enfrentar desafíos, conocimiento profesional, empeño y vehemencia por el hacer, actitud positiva,
optimista y de liderazgo; tenía aún que desarrollar una importante habilidad: confiar en los demás y en la
constancia de los otros. Todavía faltaba mucho.
Claudio comenzó a presentarme posibles profesionales, yo contacté a la abogada para comenzar con los trámites
pertinentes, él me contaba su experiencia, yo proponía modificaciones y empecé a escribir el proyecto. Decidí
que sería una Asociación Civil porque una Fundación necesitaba contar con más cantidad de integrantes y no
estaba dispuesta a compartirlo con tanta gente. Buscamos la cantidad mínima de personas para su conformación.
Decidimos dos cosas en primer lugar que el Centro funcionaría en C.A.B.A. porque hay menos Instituciones y que
la Modalidad sería Hospital de Día porque la Ley de Salud Mental indicaba que las internaciones tenderían a
desaparecer y el target sería mixto a partir de 18 años.
En mayo de 2.012 estábamos firmando el inicio de trámite para la IGJ. Luego convocamos la cantidad mínima de
profesionales que necesitábamos para iniciar los trámites en el Ministerio de Salud y en la Ciudad de Buenos
Aires. La hermana de Claudio era Operadora socio terapéutica y estaba estudiando Psicología Social, el psiquiatra
era conocido mío, la psicóloga conocida de Claudio. Todos aceptaron después de varias reuniones y el equipo
quedó conformado.
En octubre de 2.012 alquilé la casa en el Barrio de Floresta porque reunía los requisitos para las habilitaciones y
porque en la zona no había otros centros. Me decían que en poco tiempo estaríamos en marcha…
Todo parecía estar viento en popa… el proyecto y la carpeta institucional iban tomando forma, pero las
complicaciones y problemas empezaron a sucederse uno tras otro. La IGJ dilataba meses la autorización, sin ese
trámite, ningún otro podía iniciarse. El pago del alquiler mensual debía efectuarlo irremediablemente y junto a
ello los arreglos necesarios para habilitarla. Ya estábamos en mayo de 2.013 y nada aún. Los profesionales
empezaron a disminuir su entusiasmo al igual que Claudio, comencé a presionar a la abogada y por fin el 18 de
octubre de 2.013 nos entregaron la Personería Jurídica. El sol volvió a brillar, faltaba menos, pero el dinero
también disminuía. Inicié los trámites en M.S.N. y en C.A.B.A., dijeron que en tres meses estaría listo. Mientras
tanto contacté a un contador para los trámites en AFIP y en SEDRONAR me dieron el listado de toda la
documentación a presentar, parecía interminable. Ya estábamos en el 2.014, quedaba poco dinero y me enfermé,
síndrome de sudeck. Un año de tratamiento, a pesar de ello, iba una vez por semana al ministerio y otro día a
AGC, pedí dinero prestado para solventar los gastos. Ya nadie me apoyaba, ni mi propio hijo. A partir de
diciembre de ese año comenzaron a entregarnos los trámites y habilitaciones, faltaba SSS (Superintendencia de
Servicios de Salud) y el convenio con SEDRONAR.
En marzo de 2.015 nos reencontramos todos. Claro que el entusiasmo no era el mismo, se respiraba desazón y
descontento, habían pasado casi 3 años… Yo estaba recuperándome de mi enfermedad, con muchas deudas y a
pesar de todo, seguía imponiendo mi optimismo e intentando que creyeran en que estábamos cerca del inicio.
Estaba logrando enfrentar los obstáculos y problemas con muchas dificultades, y sólo de una cosa estaba segura:
NO ME RENDIRÍA. Esta era mi misión y ¡la iba a concretar!
¡El día al fin llegó! El 28 de mayo de 2.015 ingresó a ALAS DE LIBERTAD el primer paciente, recuerdo el
nerviosismo que imperaba, Nahuel venía de Santa Fe a rehabilitarse por su adicción a drogas, alcohol y juego. Hoy
Nahuel está viviendo nuevamente en su ciudad natal con su hija, trabajando de acompañante terapéutico,
carrera que cursó mientras estaba en tratamiento en mi Institución.
El lunes 28 de mayo de 2.018, ALAS DE LIBERTAD cumplió 3 años de vida, tenemos 61 pacientes y 18
profesionales: dos psiquiatras, cuatro psicólogos, dos psicopedagogas, una psicóloga social, una trabajadora
social, tres operadores socio terapéuticos, cuatro talleristas y una administradora. Yo presido la Institución,
somos el modelo a seguir en SEDRONAR, trabajamos con doce Obras Sociales. Incorporé a mi amiga Julia,
psicopedagoga hace 2 años porque consideré que los pacientes acompañados por alguien de nuestra profesión
lograrían retomar o comenzar sus estudios y así tendrían una posibilidad más para componer sus proyectos de
vida. Actualmente el 67% de los pacientes están cursando el secundario o lo han finalizado y algunos están
transitando sus carreras terciarias o universitarias. ALAS también tiene convenio con la UBA, facultad de
Psicología para prácticas de la cátedra de adicciones y recientemente firmamos convenio con UFLO para prácticas
en Psicología clínica.
Le comento que entre varios roles que cumplo, uno de ellos es coordinar la Multifamiliar una vez por mes.
Preparo un video disparador y luego se trabaja entre pacientes, familia y profesionales el tema. El año pasado uno
de los videos que preparé fue precisamente "El discurso de Bill Gates en Harvard". Es excelente y con gran
enseñanza.
¿Si aprendí, mejoré, descubrí o cambié algo en mí? Claro que sí, muchísimas cosas, la incansable paciencia que
tuve, la tenacidad, bajar casi a “0” mi ansiedad, la constancia, el creer en mí, en mi proyecto, en que el esfuerzo
tiene su recompensa, que algo que se piensa con convicción se concreta más allá del tiempo, que el cumplimiento
de los objetivos son posibles, que las deudas económicas siempre se pueden pagar (en marzo de este año finalicé
con el último pago de todo) y no sólo eso, tengo 55 años y decidí capacitarme con esta licenciatura que en pocos
meses termino, pero también comencé psicología en la misma universidad (UFLO) y estoy mediando la carrera
para agregar valor a mi Institución y adquirir conocimientos sobre diagnóstico y tratamiento de pacientes duales.
Como reflexión final, debo decir que me siento orgullosa de mis realizaciones y que las mismas son motores para
continuar proyectando ALAS DE LIBERTAD hacia otras ciudades del país.
No hay tiempo, circunstancias, dificultades que puedan aniquilar el deseo de una persona, siempre que uno
quiere, puede.

Muchas gracias Lic. Elsa Antelo por permitirme expresar mi sueño concretado. Nuestra profesión tiene infinidad
de nichos para seguir desarrollándose, sólo debemos animarnos a salir de nuestra zona de confort. (Sepa
disculpar la extensión del parcial).

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