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EL DELITO DE ADULTERIO

En el Capítulo V del Título VIII del Código Penal venezolano aparecen incriminados en los
artículos 394 y 395 el adulterio consumado por la mujer y el cometido por el marido,
sancionado aquél con mayor severidad que éste, si bien los artículos siguientes contienen
disposiciones comunes a los dos.
El primero de aquellos artículos prescribe: «La mujer adúltera será castigada con prisión de
seis meses a tres años. La misma pena es aplicable al coautor del adulterio».
No define este precepto legal el adulterio, como lo hacía el artículo 415 del primero de
nuestros códigos penales, el de 1873, el cual establecía al respecto: «Comete adulterio la
mujer casada que yace con varón que no sea su marido y el que yace con ella sabiendo que
es casada aunque después se declare nulo el matrimonio». Maggiore lo define como «la
infracción dolosa del vínculo matrimonial, cometida por la mujer casada que concede su
propio cuerpo a un hombre distinto del marido».
Sujetos activos de este delito han de ser necesariamente un hombre y una mujer, y ésta debe
ser casada. Se trata de un típico caso de concurso necesario, como que el delito previsto en
el artículo preinserto no puede perpetrarse sino con el concurso de la mujer casada y del
amante que conoce su estado y teniendo ambos la voluntad consciente de ejecutar el acto
carnal. El sujeto pasivo es el marido de la adúltera.
Si el hombre ignora que la mujer es casada, no incurrirá en el delito. Y si fuere inimputable,
como sería el perturbado mental o el menor de dieciocho años, sólo podrá considerarse reo
a la mujer. Puede ocurrir que la mujer sea la inimputable y entonces se sancionará al varón
exclusivamente.
Comete asimismo adulterio el marido que mantiene concubina en la casa conyugal, o
también fuera de ella, si el hecho es notorio. La pena será en ese caso de prisión de tres a
dieciocho meses, y la condena producirá de derecho la pérdida del poder marital. La
concubina será penada con prisión de tres meses a un año. Así lo establece el artículo 395.
El verbo rector de esta figura delictiva da la idea de permanencia, como que mantener
quiere decir, precisamente, dar permanencia. Y así, el adulterio del marido, que en el
Derecho Penal español se denomina amancebamiento y concubinato en el italiano -aunque
esta última denominación carece de propiedad- es delito de carácter permanente, vale decir
que, a diferencia de lo que ocurre con la mujer casada, la conjunción carnal del marido con
mujer distinta de su esposa no constituye adulterio, si no hace vida marital con ella.
La acción derivada de uno u otro de los delitos preindicados corresponde de manera
exclusiva al cónyuge agraviado; por eso establece el artículo 397 en su primera parte, que
«en lo que concierne a los delitos previstos en los artículos precedentes, el enjuiciamiento
no se hará lugar sino por acusación del marido o de la mujer. Agrega el citado artículo que
«la querella comprenderá necesariamente al coautor del adulterio o a la concubina».
Fácil es observar la diferencia manifiesta establecida por el legislador entre las sanciones
señaladas por éste a los dos tipos de adulterio, de la que se deduce que asigna mayor
gravedad al de la mujer que al del marido, pues castiga el primero de seis meses a tres años
y el segundo con penas de la misma naturaleza pero los términos menor y mayor
equivalentes a la mitad de uno y otro de los de aquél y acuerda además una rebaja a la que
ha de aplicarse a la concubina, como que el término máximo de la establecida para ésta es
de apenas las dos terceras partes de la indicada para cuando el culpable es el amante.
El artículo 398 exime de pena al cónyuge culpable de adulterio cuando comprueba que el
acusador ha incurrido en el mismo delito, en el año anterior; y así prescribe que «el
culpable de alguno de los delitos previstos en los artículos precedentes quedará exento de
pena: 1º En el caso de acusación o querella del marido, cuando la mujer pruebe que él
también, en el año anterior al hecho, había cometido el delito especificado en el artículo
395, o había obligado o expuesto a la mujer a prostituirse o excitado o favorecido su
corrupción. 2º En el caso de acusación de la mujer, cuando el marido compruebe que ella
también durante el tiempo arriba indicado, ha cometido el delito a que se contrae el artículo
394».
Debe observarse que, en el primer caso, la mujer deberá comprobar el concubinato del
marido, bien porque mantiene concubina en la casa conyugal, y entonces no se requerirá la
notoriedad del hecho, o que la tiene en cualquier otra parte notoriamente. Y es bueno
advertir que para que el hecho sea notorio no es necesario que cause escándalo. Aunque
acaso resulte superfluo, debe advertirse también que la frase adverbial no significa que el
adulterio del querellado haya debido ocurrir en el año astronómico anterior, sino que debe
haberlo cometido en alguno de los trescientos sesenta y cinco días inmediatamente
anteriores al en que se haya promovido la acusación, como que, si para esta última fecha ha
transcurrido un año desde que el cónyuge ofendido tuvo conocimiento del adulterio
cometido, no será admisible la querella, conforme a lo que establece, en su primer aparte, el
artículo 397.
ELEMENTOS DEL ADULTERIO
El objetivo: constituido por la consumación del acto sexual de un cónyuge con persona
distinta del consorte,
El subjetivo: de contenido psicológico, que consiste en el propósito deliberado de un
cónyuge de mantener relación sexual con un tercero fuera del matrimonio.
EL DELITO DE BIGAMIA
Bigamia es palabra derivada del adjetivo bígamo, y este vocablo es compuesto de dos
voces: una latino: bis, que significa dos, y otra griega: gamos equivalente a casamiento,
matrimonio.
Según el articulo 400, comete el delito de bigamia «cualquiera que estando casado
válidamente, haya contraído otro matrimonio, o que, no estándolo, hubiere contraído, a
sabiendas, matrimonio con persona casada legítimamente». La pena señalada para este
delito es de prisión por tiempo de dos a cuatro años. Será de tres a cinco de presidio «si el
culpable hubiere inducido en error a la persona con quien ha contraído matrimonio,
engañándola respecto a la libertad de su propio estado o el de ella». Y será castigado con
una u otra de las penas predichas aumentadas de un quinto a un tercio, «el que, estando
válidamente casado, haya contraído matrimonio, a sabiendas de que el otro contrayente era
también legítimamente casado».
La acción consiste, por tanto, en contraer matrimonio estando casado válidamente; o sin
estar casado, si sabe que la persona con quien lo contrae está casada legítimamente. Se
requiere, pues, para que se cometa el delito de bigamia, la existencia de un matrimonio
anterior que no haya sido disuelto conforme ala Ley. Elmatrimonio anterior ha de ser
válido.  
Se requiere además que el culpable contraiga un segundo matrimonio formalmente válido,
es decir, celebrado de conformidad con las disposiciones legales que lo rigen, aunque sea
nulo o anulable, y así será, en todo caso, el matrimonio de una persona ya casada. Si el
nuevo matrimonio se contrajere ante un individuo que simula ser uno de los funcionarios
antes mencionados, o si se omiten los requisitos formales del contrato en referencia, no
podría hablarse de bigamia; pero la persona casada cometería adulterio, si bien tratándose
del marido seria indispensable que hiciera vida marital notoriamente con la coautora.
Para la perpetración de este delito basta con la celebración del segundo matrimonio.
En cuanto a la participación, es admisible en todas sus formas, aunque Rodríguez Devesa
advierte que «auxiliador necesario es, sin embargo, nada más que el contrayente doloso».
Está plenamente justificada la circunstancia agravante que consiste en haber el culpable
«inducido en error a la persona con quien haya contraído matrimonio, engañándolo
respecto de su propio estado o el de ella», porque además de haber delinquido él, ha
determinado con su engaño al otro contrayente a cometer el delito. Lo mismo debe decirse
del aumento de un quinto a un tercio de la pena establecido en el aparte final del artículo
citado, para el que, «estando válidamente casado, haya contraído otro matrimonio a
sabiendas de que el otro contrayente era también válidamente casado». Es la llamada doble
bigamia, la cual entraña un doble desacato de las normas que regulan el matrimonio en
nuestra legislación civil.
«Los reos de bigamia deberán ser condenados, por vía de indemnización civil, a mantener
la prole menor de edad; y si la contrayente inocente es soltera y no se ha hecho constar que
no es honesta, deberán ser, además, condenados a dotada», dispone el artículo 401 del
Código Penal. No hay manera de explicar por qué el legislador, rompiendo su costumbre,
se refiere en este texto legal a todos los reos de bigamia, y no a cada uno de ellos. La
consecuencia es el absurdo de la parte final del mismo, en la que se prescribe que «si la
contrayente inocente (singular) es soltera y no se ha hecho constar que no es honesta,
deberán ser, además, condenados (plural) a dotarla». Parecería que en cada caso en que se
trate de una contrayente inocente y soltera, de la que no se haya hecho constar que no es
honesta, todos los reos de aquel delito deben ser condenados a dotarla. Aunque no como
dote, porque no habría lugar a ella, parece justo que también las viudas y las divorciadas
inocentes, cuando no se haya hecho constar que no son honestas, deben también ser
indemnizadas.
Según el artículo 402, «la prescripción de la acción penal por el delito previsto en el
artículo 400, correrá desde el día en que se haya disuelto uno de los dos matrimonios, o
desde el día en que el segundo matrimonio se hubiere declarado nulo por causa de
bigamia».
Así queda resuelta de modo expreso por el legislador la cuestión relativa a la instantaneidad
o permanencia del delito, la cual todavía se debate. En virtud del anterior señalamiento del
día desde el cual correrá la prescripción de la acción penal, el delito de bigamia es
permanente.
Faltaría señalar ahora el bien jurídico que la bigamia lesiona; o lo que es lo mismo: el bien
jurídico protegido por el artículo 400 del Código Penal. En nuestra América existen cuatro
maneras distintas de resolver este problema. En efecto, algunos códigos penales
hispanoamericanos consideran que el bien jurídico protegido es el estado civil, tales son los
de República Argentina y Costa Rica; y en esos países habrá que definir previamente el
concepto de estado civil, acerca del cual no se han puesto de acuerdo los tratadistas; otros,
como los de Bolivia y Haití aprecian que son las buenas costumbres las protegidas; algunos
otros, entre los cuales están los de Cuba y Panamá, aprecian que los bienes amparados son
dos: la familia y las buenas costumbres; y aún hay alguno -el dela República Dominicana-
que tiene la bigamia como un delito contra la honestidad, como consecuencia de estimarla
como delicta carnis. La clasificación correcta parece ser, sin embargo, la de delito contra
las buenas costumbres y el buen orden de las familias como aparece en el Código Civil
venezolano, puesto que afecta los dos intereses sociales al mismo tiempo por perturbar el
régimen jurídico del matrimonio, que en los pueblos civilizados es de tipo monogámico.
ELEMENTOS DE LA BIGAMIA
SUJETO ACTIVO DETERMINADO/CONYUGE
SUJETO PASIVO DETERMINADO/CONYUGE
OBJETO MATERIAL PERSONA HUMANA
LAS BUENAS COSTUMBRES Y EL
OBJETO JURIDICO
BUEN ORDEN DE LAS FAMILIAS

Qué es un aborto.

El aborto es la pérdida del embarazo "en un momento en el que el feto o embrión no es


viable, es decir, que no es capaz de sobrevivir fuera del útero materno".

Se puede producir tanto de forma espontánea como inducida. Sea cual sea el caso, el aborto
concluye con la expulsión del feto a través del canal vaginal.

Delito de aborto

Artículo 430. La mujer que intencionalmente abortare, valiéndose para ello de medios
empleados por ella misma, o por un tercero, con su consentimiento, será castigada con
prisión de seis meses a dos años.

Elementos del aborto:

Estado de embarazo: es necesaria la existencia de una mujer embarazada, careciendo de


relevancia que a tal estado se haya llegado a través de un proceso natural o por vía artificial
(inseminación). El estado de embarazo (cuya realidad presupone la existencia de un feto)
constituye un elemento del tipo objetivo que debe ser comprobado a través de la prueba
pericial médica. Los llamados falsos embarazos o embarazos aparentes, deben ser
considerados atípicos por falta de objeto material.

b) Vida del feto: el delito presupone la exitencia de un feto, sin que importen sus
condiciones de viabilidad extrauterina, vale decir, su capacidad de vivir fuera del clautro
materno. Si el feto está muerto al momento de realizar la acción, el hecho es atípico. Las
maniobras abortivas realizadas sobre una mujer que no está embarazada (inexistencia de
feto) son atípicas, salvo la responsabilidad por las lesiones que las maniobras pudieren
haber causado en el cuerpo de la mujer. La viabilidad intrauterina, entendida como la
aptitud para desarrollarse fisiológicamente dentro del seno materno, hasta que se produzca
el nacimiento, condiciona la existencia del delito.
c) Muerte del feto. El delito se perfecciona con la destrucción del producto de la
concepción, con o sin expulsión del seno materno. La muerte del feto es el resultado
exigido por el tipo penal.

D) El consentimiento es el acuerdo, permiso o autorización que la mujer embarazada da a


otra persona para que ésta practique sobre su cuerpo un aborto Artículo 430. La mujer que
intencionalmente abortare, valiéndose para ello de medios empleados por ella misma, o por
un tercero, con su consentimiento, será castigada con prisión de seis meses a dos años.

El Abandono de Personas Incapaces en Venezuela En Venezuela, el legislador


venezolano distinguió tres espacios delictuosos:

a) abandono de niños y personas incapaces por enfermedad intelectual o corporal;

b) abandono de niños recién nacidos por causa de honor, y

c) omisión de asistencia y socorro.

Abandono de incapaces

A) El tipo básico.- El artículo 435 del Código Penal establece lo siguiente.

El que haya abandonado un niño menor de doce años o a otra persona incapaz de proveer a
su propia salud, por enfermedad intelectual o corporal que padezca, si el abandonado
estuviese bajo la guarda o al cuidado del autor del delito, será castigado con prisión de
cuarenta y cinco días a quince meses. Si del hecho del abandono resulta algún grave daño
para la persona o la salud del abandonado o una perturbación de sus facultades mentales la
prisión será por tiempo de quince a treinta meses; y la pena será de tres a cinco años de
presidio si el delito acarrea la muerte. a) Acción.- La acción consiste en abandonar al sujeto
pasivo.

El sujeto activo que tiene bajo su guarda o a su cuidado al sujeto pasivo (un niño menor de
doce años u otra persona Incapaz de proveer a su propia conservación, por enfermedad
intelectual o corporal que padezca) deja librado a su suerte a dicho sujeto pasivo, es decir,
se desentiende del cuidado que debe prestarle. Existe una importante diferencia entre el
abandono, que es un delito, y la exposición, que no tiene carácter delictivo. Antes de
establecer tal diferencia, hemos de dar una idea de aquello en que consiste la exposición.

Hay exposición cuando el sujeto activo coloca en un lugar determinado a la persona que
tiene bajo su guarda o a su cuidado y, a distancia, vigila a la persona expuesta, en espera de
que un tercero, condolido por la situación de desamparo en que se encuentra el incapaz, lo
tome a su cuidado o bajo su guarda.

El expositor se retirará solamente cuando se asegure de que el tercero ha tomado al incapaz


a su cuidado. Si, en cambio, nadie se compadece de la persona expuesta, el expositor
volverá al lugar donde la ha colocado y se la llevará consigo. Sintéticamente, podría decirse
que la exposición es un abandono condicional.

La diferencia existente entre el abandono y la exposición, puede sintetizarse así: en la


exposición subsiste la vigilancia sobre el incapaz; en el abandono, no.

b) Sujeto activo.- En el delito de abandono, el sujeto activo es la persona imputable que


ejerce la guarda o el cuidado sobre el incapaz abandonado.

c) Sujeto pasivo.- Es el incapaz abandonado.

d) Naturaleza.- El delito de abandono es un delito de peligro individual, ya que se expone a


peligro a una persona determinada (el incapaz abandonado).

e) Culpabilidad.- Para que exista el delito en estudio, es menester que el agente actúe con
dolo de abandonar, y no con dolo de lesionar o de matar. Si el abandono es, solamente, el
medio empleado para lesionar o para matar al sujeto pasivo, no existe delito de abandono,
sino delito de lesiones o delito de homicidio, respectivamente.

f) Proceso ejecutivo.- Como es lógico, el delito de abandono no admite el grado de


frustración. En cambio, sí es posible la tentativa. Acertadamente, escribe Ricardo C. Núñez
que habrá tentativa cuando los actos del agente demuestren que ha comenzado a ejecutar su
propósito de dejar en desamparo a la víctima. Por ejemplo, antes de que el autor se aleje
totalmente del lugar donde ha, dejado a la víctima, por temor regresa a su lado y la recoge.

g) Penalidad.- En principio, la pena aplicable es de prisión de cuarenta y cinco días a


quince meses.

Si del hecho del abandono resulta algún grave daño para la persona o la salud del
abandonado o una perturbación de sus facultades mentales, la prisión será de quince a
treinta meses; y la pena será de tres a cinco años de presidio, cuando el delito acarrea la
muerte del sujeto pasivo. Estas últimas penas se aplican cuando el agente tiene la intención
de abandonar al sujeto pasivo, y no la de lesionarlo ni la de matarlo.

El Abuso en la Corrección o Disciplina

Este delito está tipificado en el artículo 439 del Código Penal, en los siguientes términos: El
que abusando de los medios de corrección o disciplina, haya ocasionado un perjuicio o un
peligro a la salud de alguna persona que se halle sometida a su autoridad, educación,
instrucción, cuidado, vigilancia o guarda, o que se encuentre bajo su dirección con motivo
de su arte o profesión, será castigado con prisión de uno a doce meses, según la gravedad
del daño. Para que exista este delito, es menester que el sujeto activo le haya ocasionado al
sujeto pasivo un daño, o siquiera un peligro, a la salud. Es necesario advertir que se
requiere que el agente no tenga intención de matar ni de lesionar al sujeto pasivo, porque si
obra con tales intenciones, habrá homicidio o lesiones. En el delito que se estudia, el agente
obra con la intención de corregir o disciplinar al sujeto pasivo, pero del abuso del medio
disciplinario se deriva el resultado dañoso o peligroso para la víctima.

El sujeto activo de este delito es el superior (padre, tutor, maestro), es decir, la persona que
tiene al sujeto pasivo bajo su autoridad, guarda o cuidado. El sujeto pasivo es la persona
subordinada a la autoridad del agente.

Para que se dé el delito en estudio, es indispensable que el sujeto activo se valga de un


medio disciplinario. Es obvio que si el agente emplea un medio que no lo es (por ejemplo,
un revólver), está revelando que no pretende disciplinar o corregir al sujeto pasivo, sino
matarlo o lesionarlo.

La sevicia en las familias

Este delito está tipificado en el artículo 440 del Código Penal, de las siguientes maneras: El
que, fuera de los casos previstos en el artículo precedente, haya empleado malos
tratamientos contra algún niño menor de doce años, será castigado con prisión de tres a
quince meses. Si los malos tratamientos se han ejecutado en un descendiente, ascendiente o
afín en línea recta, la prisión será de seis a treinta meses.

El enjuiciamiento no tendrá lugar sino por acusación de la parte ofendida, si los malos
tratamientos se han empleado contra el cónyuge; y si éste fuere menor, la querella podrá
promoverse también por las personas que, a no existir el matrimonio, tendrían la patria
potestad o la autoridad tutelar sobre el agraviado.

Existe el delito en estudio cuando el sujeto activo emplea malos tratamientos bien contra un
niño menor de doce años, bien contra un ascendiente (el hijo contra el padre, por ejemplo),
bien contra un descendiente (el padre contra el hijo, por ejemplo), bien contra un afín en
línea recta (el yerno o la nuera contra los suegros, o a la inversa), o por último, contra el
cónyuge.

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