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Siempre se ha dicho que los aportes revisionistas de los sucesos mundiales son injustos y
vienen cargados de razonamientos imposibles de anticipar para la época de los hechos. En
terrenos como el que aquí nos ocupa, la intervención internacional en el conflicto y crisis
humanitaria de Somalia en los años noventa, sin embargo, podemos encontrar fuertes
críticas por parte de teóricos de las Relaciones Internacionales y campos afines que
mostraron inmediatamente su posición al respecto y otras que se fueron construyendo con
el tiempo, como se evidenciará a continuación.
De igual manera, Clark señaló que se tenía que revisar y presentar una reforma para la
asistencia humanitaria. Tal empresa, comentó, solo podía ser realizada por Estados Unidos,
dado su liderazgo en el campo, en la que se revisara entre otras cosas el doble rasero que
tenía la ONU para actuar con diligencia en determinados casos y en otros no (comparando
Irak y Somalia).
Las críticas en este punto de la historia se refirieron a las formas o elementos que se
deberían tener en cuenta para realizar una adecuada intervención bajo la sombrilla de la
ONU y el liderazgo norteamericano, pero no a su legitimidad o pertinencia. Este primer
acercamiento teórico a la intervención fue formal al formular críticas endógenas al proceso.
Como es natural, las opiniones académicas no concluyeron ahí, pues, además de tener en
cuenta que las tropas estadounidenses se retiraron el 31 de marzo de 1994, y que el final
del mandato de la ONUSOM II solo llegó a su fin en marzo de 1995, hay que considerar que
el territorio sigue siendo blanco de violencia, hambruna e intervenciones regionales como la
Misión de Transición en Somalia (ATMIS por sus siglas en inglés) que sostiene la Unión
Africana.
Adekeye Adebajo (2003) señaló que el liderazgo de Estados Unidos en esta intervención,
en el marco de las Naciones Unidas, se debió principalmente al interés de mostrarse
igualitario frente a las intervenciones realizadas en países ricos en petróleo como Kuwait,
además de querer hacer gala de su victoria en la guerra fría en un territorio en el que se
desdibujaba el fantasma comunista pero empezaba a aparecer en su radar por hacer parte
de los países musulmanes.
Más recientemente Stephanie Carvin (2022) en un análisis general sobre las intervenciones
de los estadounidenses evidenció el enfoque militar de resolución de conflictos y sus
erróneas conclusiones sobre las lecciones que debería aprender con las operaciones hasta
ahora llevadas a cabo. Así, señaló que en vez de acercarse a un enfoque menos
guerrerista, Estados Unidos apuesta cada vez más por el desarrollo de mejoras militares
tecnológicas como estrategía de seguridad internacional.
Estas últimas críticas, están llenas de reproches sobre la legitimidad de Estados Unidos y la
ONU para actuar en intervenciones internacionales en las que ocultó sus verdaderos
intereses y sobre la idea misma de lo humanitario de sus operaciones, denunciando lo
inhumano y poco resolutivo que resultan las incursiones armadas para los conflictos
pasados y presentes. Estas, pueden ser catalogadas como críticas exógenas o sustantivas.
Referencias
Clark, Jeffrey. (1992). “Debacle in Somalia”. En Foreign Affairs, Vol. 72, No. 1, America and
the World 1992/93 (1992/1993), pp. 109-123.
Stevenson, Jonathan. (1993). “Hope Restored in Somalia?” En Foreign Policy, No. 91, pp.
138-154.
Adebajo, Adekeye. (2003). “In Search of Warlords: Hegemonic Peacekeeping in Liberia and
Somalia”. En International Peacekeeping, Vol.10, No.4, pp.62-81.
Carvin, Stephanie . (2022). “How not to war”. En International Affairs 98: 5, 1695–1716.