Está en la página 1de 37

CURSO sobre:

GESTIÓN DE RESIDUOS RADIACTIVOS

Lección 1ª: Generación, tipos y clasificación de los residuos radiactivos.

Autor: Eduardo Gallego


GENERACIÓN, TIPOS Y CLASIFICACIÓN DE LOS RESIDUOS
RADIACTIVOS

Eduardo Gallego
UPM/ETSII

RESUMEN:

Se repasa el proceso de desintegración de los nucleidos radiactivos mediante la emisión de


diferentes tipos de radiación. También se expone la ley fundamental que rige dichos procesos
para nucleidos simples y cadenas de desintegración, así como el significado de diferentes
términos de uso frecuente, definiendo el concepto de actividad de una muestra radiactiva.

Posteriormente se describen las principales fuentes de radiactividad en la Naturaleza, ligadas a


la radiación cósmica y a los materiales que forman parte de la corteza terrestre. Entre los
radionucleidos producidos por reacciones nucleares artificiales, se destacan los que aparecen en
los reactores nucleares.

A continuación, se presentan los principales mecanismos de interacción de las radiaciones con


la materia y su atenuación a consecuencia de los mismos, tanto para el caso de partículas
cargadas, como para fotones y neutrones. Se indican seguidamente las clasificaciones de los
radionucleidos establecidas en grupos de análoga radiotoxicidad.

Por último, se muestran los criterios de clasificación de los residuos radiactivos empleados
internacionalmente y en España con fines prácticos y administrativos.

1-2
INDICE

1. INTRODUCCION............................................................................................................... 4

2. LA ESTABILIDAD NUCLEAR Y LA DESINTEGRACION RADIACTIVA. ............ 5

2.1. Ley fundamental de la desintegración radiactiva. ................................................... 6

3. NUCLEIDOS RADIACTIVOS NATURALES Y ARTIFICIALES. ........................... ..9

3.1. Radionucleidos naturales. ........................................................................................ ..9

3.2. Radionucleidos artificiales. ...................................................................................... 12

4. LA ACUMULACION DE PRODUCTOS RADIACTIVOS EN EL REACTOR


NUCLEAR. ................................................................................................................................ 14

5. INTERACCIONES DE LA RADIACION CON LA MATERIA. ................................ 18

5.1. Interacción de las partículas cargadas. ................................................................... 18

5.2. Interacción de los fotones. ........................................................................................ 19


Efecto fotoeléctrico. ............................................................................................................ 19
Efecto Compton. ................................................................................................................. 20
Efecto de formación de pares. ............................................................................................. 20

5.3. Interacción de los neutrones..................................................................................... 21

5.4. Atenuación de la radiación. ...................................................................................... 22

6. LA TOXICIDAD DE LOS NUCLEIDOS RADIACTIVOS. ........................................ 25

7. CLASIFICACIÓN DE LOS RESIDUOS RADIACTIVOS. ......................................... 26

7.1. Clasificación por periodo de desintegración........................................................... 26

7.2. Clasificación por actividad específica. .................................................................... 27

7.3. Propuestas del OIEA. ............................................................................................... 28

7.4. Clasificación europea y española. ............................................................................ 33

8. RESUMEN Y CONCLUSIONES. ................................................................................... 35

7. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS. ........................................................................... 36

1-3
GENERACIÓN, TIPOS Y CLASIFICACIÓN DE LOS RESIDUOS
RADIACTIVOS

Eduardo Gallego
UPM/ETSII

1. INTRODUCCION.

En un libro sobre gestión de residuos radiactivos parece obligado dedicar un capítulo a


la generación, características y clasificación de los mismos, que sirva precisamente para
establecer con claridad cual es su naturaleza y el origen de su peligrosidad.

Para ello, se comienza con un breve apartado descriptivo de los procesos que
intervienen en la desintegración radiactiva bajo sus diferentes formas, explicando la ley
fundamental y los parámetros que sirven para caracterizar matemáticamente la evolución
temporal de las sustancias radiactivas.

Posteriormente se presentan las principales fuentes de productos radiactivos en la


Naturaleza, tanto de origen cósmico como terrestre. Se analizan después las reacciones de
producción de radionucleidos artificiales, dedicando un apartado específico a la acumulación de
productos radiactivos en el reactor nuclear, tanto productos de la fisión nuclear como de la
activación del uranio y del refrigerante e impurezas de éste.

Un apartado posterior se ocupa de las interacciones de la radiación con la materia,


comentando los diferentes procesos que pueden sufrir las partículas cargadas, los fotones y los
neutrones a su paso a través de los medios materiales, e introduciendo el concepto de
atenuación de la intensidad de una radiación como resultado de tales interacciones.

Se presenta posteriormente la clasificación de los radionucleidos según su potencial


como radiotóxicos y por último se detalla la evolución de las clasificaciones de los residuos
radiactivos según su contenido de radionucleidos y la vida media de los mismos, tanto en el
ámbito internacional como en España.

1-4
2. LA ESTABILIDAD NUCLEAR Y LA DESINTEGRACION RADIACTIVA.

Del conjunto de nucleidos existente en la Naturaleza la mayoría presentan un exceso o


defecto de nucleones que los hace inestables. Así, si observamos un diagrama como el de la
Figura 1 (también llamado “Tabla de nucleidos”), que representa el conjunto de nucleidos en
función de su número de protones y de neutrones, puede distinguirse claramente una delgada
línea que corresponde a los nucleidos estables. Como se observa, la línea de estabilidad se
inclina en el sentido de un aumento mayor del número de neutrones que de protones, alejándose
por tanto de lo que podría ser un núcleo “simétrico” cuanto mayor sea su masa atómica. El resto
de nucleidos son radiactivos: por encima de la línea de estabilidad suelen ser emisores  + ; por
debajo emisores  - ; algunos nucleidos ligeros son emisores de neutrones y se encuentran en la
zona inferior del gráfico; por el contrario, los emisores de protones se encuentran en el límite
superior; los nucleidos más pesados presentan tendencia a la emisión de tipo  y algunos de
ellos a la fisión espontánea.

Figura 1.- Tabla de nucleidos con indicación de los tipos de emisión radiactiva que presentan.

En esencia, todo proceso radiactivo es una transición, desde un estado energético


inicial del núcleo a un estado final del mismo, que se produce espontáneamente debido a que la
energía final del sistema es menor que la energía inicial. La configuración final del núcleo será
más estable que la inicial, acercándose por tanto a la línea de estabilidad, y pertenecerá a la
misma especie nuclear que el originario si las partículas emitidas no poseen carga eléctrica

1-5
(radiación electromagnética o neutrones), y a distinta especie si las partículas emitidas están
cargadas (radiación tipo  ,  o protones). En los procesos de desintegración radiactiva existe
siempre una cierta reducción en la masa en reposo del sistema, que será transferida en forma de
energía cinética a la partícula emitida y al núcleo residual.

2.1. Ley fundamental de la desintegración radiactiva.

La radiactividad es un fenómeno de naturaleza aleatoria, y está caracterizada por el


hecho de que la probabilidad de desintegración de un núcleo radiactivo cualquiera en un
intervalo de tiempo dt, es independiente de cualquier influencia externa (presión, temperatura,
iluminación, etc.) y es directamente proporcional a dicho intervalo de tiempo dt. Así, si
llamamos P(dt) a esa probabilidad, para un dt suficientemente pequeño, será

P(dt) = λ · dt . [1]

La constante de proporcionalidad λ es llamada constante de desintegración radiactiva


y su significado es la probabilidad de desintegración de un núcleo radiactivo por unidad de
tiempo. Depende únicamente del tipo de nucleido y del modo de desintegración. Tiene unidades
de tiempo inverso ( s-1, min-1, h-1, etc.).

Si se considera una sola sustancia radiactiva que contenga inicialmente un número


suficientemente grande de átomos N(0), el número medio de átomos que se desintegrarán en un
intervalo de tiempo dt comprendido entre t y t+dt será igual al número de átomos presentes
multiplicado por la probabilidad de desintegración en dicho intervalo, es decir:

dN = - λ · N(t) · dt . [2]

Esta ecuación diferencial, integrada con la condición inicial N=N(0) para t=0, toma una
solución
N(t) = N(0) · e-λt , [3]

la cual constituye la ley fundamental de la desintegración radiactiva.

El tiempo al cabo del cual el número de átomos radiactivos se reduce a la mitad se


denomina período de semidesintegración T, y está relacionado con la constante de
desintegración mediante la expresión:

ln 2
T= . [4]

El período de semidesintegración es una característica propia de cada radionucleido, y
varía entre fracciones de segundo y millones de años. Conociendo el período se pueden hacer

1-6
cálculos rápidos sobre el decrecimiento de una sustancia radiactiva, ya que al cabo de K veces
el período, el número medio de átomos se habrá reducido por 2K.

Se llama vida media de una sustancia radiactiva al inverso de la constante de


desintegración:

1
τ= , [5]

y representa la esperanza media de vida de cada uno de los átomos radiactivos. Es una
magnitud poco utilizada en general.

En la Figura 2 se representa la evolución temporal del número de átomos de una


sustancia radiactiva según la expresión [3]. Se observa que después de cada período de tiempo
T, la cantidad de átomos se reduce a la mitad. Además, la tangente a la curva en t=0 corta al eje
t en el punto τ. Esta misma representación puede realizarse tomando logaritmos en la expresión
[3]

ln N(t) = ln N(0) - λt , [6]

con lo que se obtiene una recta de pendiente -λ, también incluida en la Figura 2.

Figura 2.- Representaciones de la ley fundamental de la desintegración radiactiva en escalas lineal y


logarítmica.

Al número medio de átomos que se desintegran por unidad de tiempo en una muestra
dada se le denomina actividad de la muestra. De la expresión [2] se deduce su valor

1-7
dN
A(t) = - =   N(t) . [7]
dt

Es decir que la actividad resulta ser el producto de la constante de desintegración, que


nos da la probabilidad de desintegración de un átomo por unidad de tiempo, por el número de
átomos presentes en la muestra en cada instante. La unidad natural para expresar la actividad,
que es la utilizada en el Sistema Internacional, es el Becquerel (Bq)

1 desintegra ción
1Bq = = 1 s-1 .
segundo

Dado que 1 Bq corresponde a una actividad muy pequeña, es habitual emplear sus
múltiplos. También se utiliza frecuentemente la unidad especial denominada Curio (Ci) y sus
múltiplos y submúltiplos:

desintegra ciones
1Ci = 3,7  1010 = 3,7  1010 Bq
segundo

La actividad de 1 Curio se corresponde aproximadamente con la que tiene 1 gramo de


Radio-226 en equilibrio con sus descendientes.

Para calcular la actividad I presente en una masa M en gramos de un nucleido


radiactivo cuya constante de desintegración sea λ y su masa atómica A , habría que utilizar la
equivalencia entre número de átomos y masa, a través del número de Avogadro:

M
I(Bq) =   N =    6,023  1023 [8]
A

Hay que hacer notar que para radionucleidos que puedan desintegrarse por varias vías o
procesos diferentes, la actividad suele estar referida al conjunto de dichos procesos.

Cuando un nucleido radiactivo en su desintegración conduce a la formación de un


nuevo nucleido radiactivo, se origina una cadena de desintegración radiactiva, que puede
constar de 3 o más miembros. Su estudio conduciría a un sistema de ecuaciones diferenciales
del tipo:

dN i (t)
=  i-1  N i-1 (t) -  i  N i (t) , [9]
dt

que habría que resolver con las condiciones iniciales correspondientes a la cantidad de átomos
de cada radionucleido para t=0. En el caso de dos radionucleidos padre e hijo, con cantidades

1-8
iniciales N1(0) y N2(0) respectivamente, la solución del sistema sería

N 1 (t) = N 1 (0) . e 1
- t
[10]

1  N 1(0) [ - 1t - - 2t ] .
N 2 (t) = N 2 (0)  e  2 +
- t
e e
 2 - 1

Especialmente interesantes son las cadenas radiactivas existentes en la naturaleza, así


como las originadas por los productos de fisión y los transuránicos que aparecen en el seno del
combustible de un reactor nuclear, que son comentadas posteriormente.

3. NUCLEIDOS RADIACTIVOS NATURALES Y ARTIFICIALES.

3.1. Radionucleidos naturales.

En la Naturaleza existen diversos elementos que emiten radiactividad espontáneamente.


Proceden fundamentalmente de dos fuentes:

a) De las radiaciones originadas en el lejano espacio interestelar y en el Sol, y que


constituyen la radiación cósmica.
b) De las transformaciones radiactivas de materiales que forman parte de la corteza
terrestre.

Bajo el término radiación cósmica se incluye la acción radiactiva producida por


partículas extraterrestres, en su mayoría originadas fuera del sistema solar. Parte de dicha
radiación cósmica es de origen solar y es lanzada hacia la Tierra por las explosiones de la
superficie del Sol, por lo que puede presentar grandes fluctuaciones coincidiendo con las
erupciones solares.

Aproximadamente 2·1018 partículas de radiación cósmica inciden cada segundo sobre


la atmósfera (ref. 2), siendo en su mayoría protones (86%) algunos de muy alta energía (mayor
de 1000 MeV): partículas α (12%) y núcleos más pesados (2%). Dichas partículas
interaccionan con los átomos de la atmósfera y producen una gran variedad de partículas
secundarias. Un protón de muy alta energía puede causar una ducha de cientos de millones de
partículas secundarias, incluyendo múones, electrones, fotones y algunos neutrones. Cuando su
energía sea relativamente baja, es posible que su interacción en la atmósfera provoque la
aparición de una única partícula a nivel del suelo (normalmente, un muón). A nivel del mar,
esencialmente todas las partículas originales habrán desaparecido, siendo las partículas
secundarias las que causan la exposición de la población.

1-9
Ningún lugar del planeta escapa a esta ducha invisible, que afecta de distinta manera a
unas partes del globo y a otras. En los polos se recibe un flujo mayor que en la zona ecuatorial,
al ser desviada la radiación por el campo magnético terrestre; con la altitud -factor de mayor
importancia que el anterior- aumenta la exposición, al disminuir la protección proporcionada
por el aire. La dosis anual media varía aproximadamente 3 μSv1 por grado de latitud a nivel del
mar, y unos 10 μSv por cada 35 m de altura en las capas inferiores de la atmósfera.
Especialmente significativo es el caso de los vuelos en avión a gran altitud. Así, a una altitud de
10 km, techo habitual de los reactores comerciales, la dosis recibida es unas 70-170 veces
superior a la del nivel del mar, y en el caso de los aviones supersónicos, que alcanzan una
altitud de unos 20 km, se recibe una dosis 400 veces la del nivel del mar.

Como resultado de las interacciones de la radiación cósmica con los núcleos de los
átomos de los elementos de la atmósfera, se generan diversos radionucleidos que se encontrarán
tanto en la atmósfera como en la superficie terrestre. Una lista de tales radionucleidos, con su
período de semidesintegración y el tipo de emisión radiactiva que producen se incluye en la
Tabla 1. De ellos, el 3H y el 14
C son los más importantes, por incorporarse a los tejidos
biológicos sustituyendo a los isótopos estables. Además, el contenido en 3H se ha intentado
utilizar para medir la edad de los vinos y el del 14C para datar productos fósiles y arqueológicos
diversos.

Tabla 1.- Radionucleidos producidos en la atmósfera por efecto de la radiación cósmica.

Radionucleido Periodo Tipo de desintegracion Radionucleido Periodo Tipo de desintegracion

3
H (tritio) 12,3 a ß- 33
P 25,4 d ß-

7 35
Be 53,3 d γ S 87,4 d ß-

10
Be 1,6 106 a ß- 36
Cl 3,01 105a ß+, ß-

14
C 5730 a ß- 39
Ar 269 a ß-

22
Na 2,6 a ß+, γ 81
Kr 2,1 105 a X, γ

32
P 14,3 d ß-

239
Incluso nucleidos tan peculiares como el Pu se encuentran en la naturaleza, al

1
El Sievert, abreviadamente Sv, es la unidad empleada para medir la dosis de radiación, tanto dosis
equivalente, como dosis efectiva. Sus definiciones más precisas se incluyen en la lección siguiente.
Equivalente a un Julio de energía impartida por cada kilogramo de masa, resulta ser una unidad muy
grande en general. Como referencia, la dosis promedio recibida por la población española es de 3,5 mSv

1-10
238
formarse por efecto de la radiación cósmica sobre el U natural, estimándose un contenido
medio de entre 1 y 6 x 10-5 microgramos por tonelada de corteza terrestre.

En cuanto a los radionucleidos presentes en la corteza terrestre, proceden de la


formación misma de la Tierra, cuya edad se estima en 4,5·109 años. Los nucleidos que tenían
períodos relativamente pequeños han desaparecido y no participan actualmente en la
radiactividad natural. Por el contrario, los que tienen períodos no despreciables frente a la edad
de la Tierra contribuyen todavía a esta radiactividad. En su mayoría pertenecen a una de las tres
series radiactivas naturales: del torio, del actinio y del uranio, que se representan en la Figura 3.
Los números másicos de los componentes de estas series se pueden expresar por medio de las
fórmulas:
A = 4n , para la del torio
A = 4n + 2, para la del uranio
A = 4n + 3, para la del actinio, siendo n un número entero.

Si analizamos estas cadenas, y en especial la del uranio, dada su mayor abundancia en


la corteza terrestre, encontramos la presencia de productos radiológicamente significativos,
226 222
como el Ra y su descendiente el Rn que, por ser gaseoso, puede pasar a la atmósfera
mediante difusión, causando una fracción significativa de la exposición natural del hombre.

La serie correspondiente a los elementos de masa A = 4n + 1, cuyo isótopo


237
identificador es el Np, no existe ya en la naturaleza, dado que sus períodos de
semidesintegración resultan breves al ser comparados con la edad de la Tierra. Precisamente, el
análisis del contenido de elementos que son productos de una cadena radiactiva natural,
efectuado sobre nuestras terrestres, es la base de interesantes métodos para la estimación de la
edad de la Tierra.

Además de los radionucleidos de las series radiactivas naturales existen un cierto


número de isótopos radiactivos naturales que no dan lugar a cadenas de desintegración. De
ellos, el más abundante es el 40K (1,28·109 años, ß--0'585 MeV, γ-1'461 MeV), que se encuentra
en los alimentos y el agua, y formando parte también del propio organismo humano. Su
cantidad varía significativamente dependiendo del tipo de suelo del que provengan las aguas a
los alimentos, estimándose el contenido medio del cuerpo humano en 0'1 microcurios. También
es importante la contribución del 87Rb (4,7·1010 años, ß--0'111 MeV).

al año, incluyendo todas las fuentes naturales y artificiales de radiación.

1-11
3.2. Radionucleidos artificiales.

Se pueden obtener núcleos radiactivos artificialmente mediante reacciones nucleares


provocadas. Una reacción nuclear es un proceso del tipo
a+Xb+Y [11]
abreviadamente X(a , b)Y

en donde los núcleos X (núcleos blancos) son sometidos a un bombardeo con partículas a
(partículas incidentes). Como resultado se producen núcleos Y, en general distintos de X, y se
emiten partículas b. Los núcleos Y pueden ser radiactivos.

1-12
Figura 3.- Las tres series radiactivas naturales, del Torio, el Uranio y el Actinio (energías de
desintegraciones α y ß dadas en MeV) (Ref.3).

1-13
Como ejemplo, cabe indicar la reacción que supuso el descubrimiento de la radiactividad
artificial por los esposos Jolliot- Curie en 1934:

 + 27
13Al  30
P + n .
15 [12]

El 30P se desintegra por un proceso ß+,γ con un periodo de 2,5 minutos.

Para describir cuantitativamente las interacciones de las partículas con los núcleos
atómicos se utiliza el concepto de sección eficaz. La sección eficaz microscópica  representa
la superficie efectiva por núcleo individual para la reacción considerada. Se mide en cm2, o en
una unidad especial denominada barnio (1 barnio = 10-24 cm2). Cuando sobre el material de
interés, que contiene N átomos -o núcleos- del tipo X por cm3, incida un flujo de partículas a
φa(partículas/cm2.s), la tasa de reacciones producidas por unidad de volumen se podrá expresar
como el producto

2
núcleos cm partículas
N( 3
). ( ). a ( 2
) . [13]
cm núcleo cm .s

Si se multiplica N por σ tendríamos la sección eficaz total por cm3 de material, que
recibe el nombre de sección eficaz macroscópica del material, para el proceso en cuestión. Se
representa por el símbolo Σ y tiene dimensiones de longitud recíproca (cm-1).

De especial interés resultan, lógicamente, las reacciones nucleares producidas en los


reactores nucleares, que son analizadas en el siguiente apartado.

4. LA ACUMULACION DE PRODUCTOS RADIACTIVOS EN EL REACTOR


NUCLEAR.

Los elementos naturales son utilizados en las centrales nucleares para la extracción de
la energía liberada al producirse la fisión de algunos de ellos. Se producen además reacciones
de captura radiante de neutrones que originan la transmutación de estos elementos en otros,
llamados transuránicos por tener números atómicos más allá del correspondiente al uranio. Este
tipo de reacciones son a veces buscadas, como en el caso de los reactores reproductores. La
dificultad reside en que la transmutación no es monodireccional, sino que se producen también:
elementos transuránicos, no fisionables; ciertos isótopos del uranio; así como neptunio,
plutonio, americio, curio, berkelio y californio de vida muy larga, que es necesario considerar
como residuos radiactivos, lo que crea problemas de almacenamiento y custodia.

La Figura 4 representa las cadenas producidas en el ciclo de uranio-plutonio. En ellas

1-14
239 241
aparecen isótopos con buenas características para su fisión, caso del Pu o Pu, así como el
237
Np, cabeza de la serie radiactiva ya agotada en la naturaleza.

Al suspenderse el flujo neutrónico presente durante la operación del reactor, y con él la


producción de nuevos núcleos de transuránicos, únicamente restará la vía de la desintegración
de los productos formados, siendo ésta extremadamente lenta en algunos de ellos ( 244Cm,
241
Am, 243Am, 239Pu, 240Pu, 242Pu, 237Np, 233U, 234U, 236U), y acabando por generarse de nuevo las
cuatro series ya conocidas, tal y como puede deducirse en la Figura 5.

Figura 4.- Generación de transuránicos en el ciclo U-Pu (ref. 4).

Otros productos de activación, aparte de los transuránicos, pueden generarse en el


exterior del combustible nuclear, pero dentro del reactor, ante la presencia de elevados flujos
neutrónicos. Así, pueden aparecer productos de activación del propio refrigerante, de las
impurezas que éste contenga, de los productos de corrosión arrastrados, y de las vainas y
materiales estructurales del núcleo.

1-15
Figura 5.- Cadenas radiactivas del 243Am, 237Np y 224Cm.

De todos éstos, merecen un interés especial el 3H y el 14C, dada su lenta desintegración


y su gran capacidad para incorporarse a los tejidos biológicos sustituyendo a los respectivos
isótopos estables. No obstante, la pequeña energía de su desintegración les confiere una
radiotoxicidad baja. El 14C se genera en los reactores de agua ligera por activación del aire que
pueda estar disuelto en el refrigerante, además de en el exterior de la vasija, si bien las
cantidades totales serán en general muy bajas. El 3H aparece como producto de activación a
partir de los aditivos (hidróxido de litio, ácido bórico) añadidos para controlar el pH y la
reactividad, fundamentalmente en los reactores de agua a presión, así como por activación del
deuterio natural presente en el agua.

Para completar el espectro de productos radiactivos que aparecen a lo largo del ciclo
del combustible nuclear, hemos dejado para el final aquellos que revisten una mayor
importancia en cuanto a la radiactividad total generada durante el funcionamiento de un reactor
nuclear: los productos de fisión. Como es sabido, éstos se producen al escindirse los átomos de
U o de Pu en dos nuevos átomos más ligeros, liberándose una importante cantidad de energía,
así como 2 o 3 neutrones. Los núcleos formados son inestables sin excepción y, en
consecuencia, radiactivos, dando origen a las correspondientes cadenas de desintegración.

La fisión del 235U se produce en más de 40 formas diferentes, originando así más de 80
distintos productos de fisión primarios. Su distribución porcentual, en función de su número
másico, se representa en la Figura 6, en la que aparecen también las relativas a la fisión del 233U
239
y del Pu. Como se observa, todas ellas están muy próximas, y presentan una acusada
tendencia a la asimetría en las masas de los productos que aparecen en una misma fisión, siendo

1-16
por tanto más probable obtener nucleidos de masas bien diferenciadas que de masas similares.
Estos productos contienen en general un número excesivo de neutrones, de modo que buscan la
estabilidad por emisión de sucesivas partículas  -, originándose así más de 200 radionucleidos
diferentes entre los productos de fisión primarios y sus descendientes.

Figura 6.- Rendimientos porcentuales obtenidos en la fisión del 233U, 235U y 239Pu (ref. 5).

También se producen en ocasiones fisiones ternarias, con la aparición de átomos de


tritio como productos de fisión, que en su mayor parte quedarán retenidos, al igual que el resto
de los productos de fisión, en el interior de las pastillas y vainas del combustible.

La composición del combustible nuclear dentro del reactor sufre un cambio continuo, a
lo largo del tiempo, a causa de las reacciones nucleares que allí se producen: fisiones, captura
neutrónica y desintegraciones de los productos de fisión y de los de activación. Mediante todos
estos mecanismos se presentan cientos de productos radiactivos, cuyo inventario ha de ser
considerado en todos los aspectos de gestión del combustible. En particular, respecto de la
gestión de residuos radiactivos, cabe indicar los siguientes, como más significativos:

 El diseño y blindaje de los sistemas de purificación del refrigerante primario y de los


residuos que se generan, que debe tener en cuenta las posibles fugas desde vainas de
combustible deterioradas.
 La extracción del calor residual generado por los productos de fisión una vez detenido el
reactor.

1-17
 La evolución temporal del contenido del combustible gastado a largo plazo.

Para estimar los inventarios de productos de fisión, actínidos y de activación en el


núcleo del reactor antes y después de la parada del reactor, se utilizan códigos de cálculo como
el ORIGEN2 (ref. 6). El código es de tipo puntual, haciendo una predicción del inventario del
núcleo para cada zona de recarga. Su utilización se extiende también al combustible ya extraído
del núcleo, e incluso a los residuos de alta actividad resultantes de la reelaboración.

5. INTERACCIONES DE LA RADIACION CON LA MATERIA.

Aunque bajo el término radiación se incluye todo el conjunto de partículas y fotones


energéticos emitidos como consecuencia de las reacciones y transformaciones nucleares
(partículas α y , fotones X y γ, neutrones, protones y productos de fisión), por su importancia,
en cuanto sigue consideraremos solamente a las partículas α y , a la radiación γ (de
comportamiento análogo a los rayos X), y a los neutrones que son las que revisten una
importancia muy superior desde el punto de vista del manejo de residuos radiactivos.

5.1. Interacción de las partículas cargadas.

Si bien el tratamiento detallado de las interacciones entre las radiaciones y los medios
materiales es un tema de extremada complejidad, puede afirmarse que la ley básica de
interacción será la Ley de Coulomb entre cargas eléctricas, la cual da lugar a dos fenómenos
elementales: la excitación atómica (o molecular) y la ionización. En el primero, representado
en la Figura 7, los electrones corticales son impulsados a un nivel superior, volviendo
posteriormente al estado inicial tras emitir fotones luminosos. En el segundo, los electrones son
expulsados del átomo o molécula, según se ilustra en la Figura 8.

Cuando una partícula cargada penetra en el campo eléctrico de un núcleo, experimenta


una aceleración (o deceleración) que hace que se emitan fotones luminosos, lo que se conoce
como radiación de frenado (o bremsstrahlung), siendo de mayor importancia cuanto menor
masa tenga la partícula y mayor carga el átomo, es decir que tendrá importancia para partículas
, especialmente con átomos de elevado número atómico Z. Dicho proceso se representa
esquemáticamente en la Figura 9.

1-18
Figura 7.- Proceso de excitación atómica (ref. 1). Figura 8.- Proceso de ionización (ref. 1).

Figura 9.- Proceso de emisión de radiación frenado (bremsstrahlung) (ref. 1).

5.2. Interacción de los fotones.

En el caso de los fotones, su energía puede ser absorbida por el medio mediante tres
procesos fundamentales: el efecto fotoeléctrico, el efecto Compton y la producción de pares
electrón-positrón. Todos ellos originan la aparición de partículas cargadas, con lo cual se
desarrollarían posteriormente las interacciones comentadas anteriormente.

Efecto fotoeléctrico.

El efecto fotoeléctrico supone la absorción de toda la energía del fotón (h) por el
átomo. Esa energía es transferida a un electrón cortical, que es expulsado del átomo, tal y como
se muestra en la Figura 10. La energía cinética con la que el electrón es expulsado valdrá

Ec = h - Ee [15]

donde Ee representa la energía de enlace del electrón en su capa atómica inicial. El proceso es
más probable para electrones de capas profundas, por lo que después de la vacante producida,
la reordenación electrónica del átomo irá acompañada de la emisión de rayos X característicos.
Al aumentar la energía de los fotones el proceso se hace menos probable, siendo mayor dicha
probabilidad para absorbentes con número atómico alto.

1-19
Figura 10.- Ilustración del efecto fotoeléctrico (ref. 1).

Efecto Compton.

El efecto Compton puede interpretarse como una colisión elástica del fotón incidente
con un electrón. Parte de la energía del fotón será transferida al electrón como energía cinética,
saliendo disparado el fotón en distinta dirección a la inicial, con menor energía y frecuencia
(mayor longitud de onda). El esquema del proceso se muestra en la Figura 11. Si la energía
inicial del fotón es grande comparada con la energía de enlace del electrón, puede ésta última
despreciarse y considerar que la energía cinética transferida al electrón valdrá

Ec = h - h' [16]

Figura 11.- Ilustración del efecto Compton (ref. 1).

El efecto es más probable para energías intermedias de los fotones (entre 0,5 y 10 MeV
aproximadamente), disminuyendo el rango de energías al aumentar el número atómico del
absorbente.

Efecto de formación de pares.

Por último, el proceso de formación de pares electrón-positrón se ilustra en la Figura

1-20
12. Consiste en la materialización de la energía de un fotón en un par de partículas (electrón-
positrón). El proceso solamente puede producirse dentro del campo eléctrico de un núcleo
atómico. La energía del fotón se transforma en energía de masa en reposo de las partículas
creadas (0,511 MeV + 0,511 MeV) y en energía cinética de las mismas, es decir

h = 1,022 MeV + E-e + E+e , [17]

con lo cual el proceso necesita al menos de una energía en el fotón de 1,022 MeV. Su
probabilidad aumenta rápidamente con la energía y es el proceso predominante para altas
energías y absorbentes de número atómico elevado.

Figura 12.- Ilustración del efecto de producción de pares (ref. 1).

5.3. Interacción de los neutrones.

Los neutrones son partículas sin carga eléctrica y, por tanto, no podrán experimentar la
interacción culombiana con los electrones atómicos. Solamente pueden interaccionar con los
núcleos de los átomos. Puesto que los núcleos ocupan una fracción ínfima del volumen total de
la materia, los neutrones podrán desplazarse distancias relativamente grandes antes de
interaccionar, resultando muy penetrante la radiación neutrónica.

Los procesos fundamentales de interacción serán los siguientes:

a) Colisiones de dispersión elástica. Similar al choque elástico de la mecánica clásica. El


neutrón cederá parte de su energía al núcleo con el que interacciona, con lo que se dice
que se va "moderando". Esta cesión de energía es mayor cuanto más ligero sea el
núcleo, y es máxima para el hidrógeno. En el choque neutrón-protón (núcleo de H) el
protón suele desprenderse del electrón cortical, quedando como protón libre, que es una
partícula cargada muy ionizante. Es decir, que los neutrones serán radiación
indirectamente ionizante.

1-21
b) Colisiones de dispersión inelástica. Parte de la energía del neutrón es cedida al núcleo
como energía de excitación y parte como energía cinética. Al desexcitarse, el núcleo
emitirá fotones γ. Es un proceso importante para neutrones rápidos (E > 10 keV) y
medios ricos en átomos de número másico intermedio.

c) Captura radiactiva. Se produce cuando el neutrón es capturado por el núcleo. El núcleo


compuesto se desexcita mediante la emisión de uno o más fotones gamma. Es la más
frecuente entre las inducidas por los neutrones lentos (E < 1eV) y térmicos (E  0,025
eV).

d) Reacción de transmutación. En ellas, el neutrón es absorbido por el núcleo y se forma


un núcleo compuesto inestable que, finalmente, emite partículas cargadas. Suelen ser
endoenergéticas, por lo que el neutrón habrá de poseer una energía superior al umbral
necesario.

e) Fisión nuclear. Son aquellas en las que se produce la escisión de un núcleo pesado en
dos o más fragmentos, acompañada de la liberación de unos 200 MeV de energía,
emitiéndose 2 o 3 neutrones y algunas radiaciones.

5.4. Atenuación de la radiación.

Cuando una partícula cargada atraviesa un medio material, va perdiendo su energía por
los procesos ya comentados. Un concepto útil para evaluar esta transferencia de energía al
medio es la llamada pérdida de energía específica o poder de frenado, que se define como la
pérdida de energía experimentada por la partícula por unidad de longitud recorrida en su
trayectoria (dE/dx) por la acción conjunta de la ionización, la excitación y la radiación de
frenado.

Para partículas pesadas (α y protones, excluyendo los electrones, que generalmente se


mueven a velocidades relativistas) el poder de frenado es directamente proporcional al
cuadrado de la carga e inversamente al cuadrado de la velocidad de la partícula. Por ello, la
cesión de energía y la ionización producida en el medio, no son constantes a lo largo de la
trayectoria (ver la Figura 13, llamada curva de Bragg para las partículas α), y son mayores
cuanto más lenta vaya la partícula. A la vez, el alcance en el medio material será muy limitado
y prácticamente igual para todas las partículas emitidas por un mismo radionucleido, ya que
poseen energías definidas. Esta combinación de una alta densidad de producción de iones y
corto alcance confiere a los radionucleidos emisiones α una gran peligrosidad intrínseca en el

1-22
caso de ser ingeridos o inhalados, ya que el daño celular resultante será muy intenso.

Figura 13.- Número de pares iónicos por mm en función del camino que falta por recorrer (alcance
residual) para partículas α en aire (ref. 7).

En el caso de las partículas  tiene una gran relevancia el poder de frenado por
radiación, especialmente para las que sean más energéticas. Además, como son emitidas con un
espectro continuo de energía, su alcance, para las emitidas por una misma fuente, será variable.
Dicho alcance, expresado en unidades másicas (g/cm2) es prácticamente independiente del tipo
de material atravesado, y suele tomarse como referencia el alcance en aluminio (como se ve,
por ejemplo, en la Figura 14).

Figura 14.-Absorción de las partículas ß del Fósforo-32 (ref.7).

1-23
Tanto en el caso de las partículas  como en el de los fotones, resulta útil emplear el
concepto de atenuación, el cual se refiere a la disminución del número de partículas o de
fotones a medida que un haz paralelo de radiación penetra en la materia. En general se rige por
una ley de tipo exponencial

N(x) = N(0)  e- x , [18]

en la que N(x) será el número de partículas que restan en el haz después de atravesar la
distancia x, cuando su número inicial era N(0). El coeficiente μ se denomina coeficiente lineal
de atenuación y representa la probabilidad de que una partícula o fotón sea absorbida al
recorrer una unidad de longitud. Es frecuente expresar la atenuación en unidades másicas,
introduciendo la densidad ρ del material,


x = ( ) , [19]

donde μ/ρ es el coeficiente másico de atenuación (cm2/g) y τ = ρ·x el espesor másico (g/cm2) o
densidad superficial del material.

Para caracterizar a los materiales de blindaje, en este caso, se suele emplear para su
espesor de semireducción, X o espesor de material necesario para reducir la intensidad del haz
de partículas a la mitad. Puede estimarse como

ln 2
X = , [20]

ln 2
en unidades de longitud, o bien X = , [21]
( / )
en unidades de espesor másico (g/cm2).

Lógicamente, los coeficientes másicos de atenuación son dependientes del tipo de


radiación, de su energía y del material de que se trate, tomando más o menos importancia cada
uno de los procesos de interacción ya descritos.

Por último, para el manejo seguro de fuentes emisoras de neutrones el blindaje


adecuado suele constar de varios centímetros de material hidrogenado (agua, parafina), en el
cual los neutrones rápidos se moderarán por colisiones elásticas fundamentalmente, seguido de
unos milímetros de Cadmio (en el que se produce la captura radiactiva de neutrones térmicos
con una alta probabilidad) o de unos centímetros de Boro (que experimenta una reacción de
transmutación del tipo 10
B(n,α)7Li, exoenergética y con muy alta probabilidad para los

1-24
neutrones térmicos), con lo cual la mayor parte de los neutrones serían finalmente absorbidos.
Dichos materiales suelen completarse con otros de elevado espesor másico, a fin de atenuar los
fotones emitidos en las diversas reacciones que provocan los neutrones.

6. LA TOXICIDAD DE LOS NUCLEIDOS RADIACTIVOS.

La toxicidad de un nucleido radiactivo que sea incorporado al organismo dependerá, en


primer lugar, de sus características radiactivas, así como de las de sus descendientes (partículas
emitidas y energía de las mismas, periodo de semidesintegración). Pero también influirán
notablemente su estado físico-químico y el metabolismo que dicha sustancia tenga en el
organismo o en un órgano determinado.

El Organismo Internacional de la Energía Atómica publicó hace años una clasificación


de los radionucleidos con arreglo a su toxicidad en caso de incorporación al organismo, basada
principalmente en los riesgos de inhalación (ref. 8), cuya utilidad práctica aún se mantiene. Esta
clasificación es aplicable a los laboratorios que manipulen fuentes no encapsuladas, y establece
cuatro grupos de radionucleidos; de mayor a menor toxicidad:

Grupo 1. Toxicidad muy alta. Principalmente radionucleidos emisores α (239Pu, 241


Am,
226
Ra, ...).

Grupo 2. Toxicidad alta. 45 radionucleidos (60Co, 90Sr, 125I, 126I, 131I, 238U, ...).

Grupo 3. Toxicidad moderada. 132 radionucleidos (32P, 59Fe, 99Mb, 190Ir, 198Au...).

Grupo 4. Toxicidad baja. 32 radionucleidos de energías débiles o periodos muy largos (3H,
51
Cr, 99Tc, 129I, 134Cs, 238U (nat),...).

Basándose en estas categorías, el OIEA estableció también una clasificación de las


instalaciones que trabajan con fuentes no encapsuladas en tres clases, según las cantidades a
manipular de los radionucleidos de cada grupo. Estas clasificaciones fueron la base de otras
análogas utilizadas en la legislación española en su día. Actualmente, en el Reglamento sobre
Instalaciones Nucleares y Radiactivas (ref. 9) solamente se establecen las cantidades que
quedan exentas de control para cada radionucleido o para mezclas de radionucleidos. Estas
cantidades están basadas en el criterio de que la dosis efectiva que se prevea sufrirá cualquier
miembro del público a causa de la fuente exenta sea del orden de 10 Sv o menos en un año
(ref. 10) bajo cualquier circunstancia previsible y con hipótesis conservadoras.

1-25
7. CLASIFICACIÓN DE LOS RESIDUOS RADIACTIVOS.

La clasificación de los residuos radiactivos ayuda en todas las etapas, desde la


generación hasta la gestión final de los residuos. Conceptualmente, es útil para diseñar
estrategias de gestión, planear y diseñar instalaciones para la gestión y para asignar los residuos
radiactivos a una técnica de acondicionamiento o a una instalación de almacenamiento
concreta. En los ámbitos legal y regulador, es necesaria en el desarrollo de legislación y
normativa y para el establecimiento de criterios y requisitos reguladores. A nivel operativo,
ayuda a definir operaciones y organizar el trabajo con los residuos, facilita el registro de
operaciones y es un indicador de los peligros potenciales asociados con los distintos tipos de
residuos. Desde el punto de vista de la comunicación, proporciona términos de referencia
comunes para todas las partes implicadas en la gestión de los residuos.

Hay una amplia variedad de residuos por lo que se pueden hacer muchas
clasificaciones, y de hecho las hay, definiéndose categorías de carácter práctico más o menos
extendido que, incluso, se basan en características no relacionadas con su contenido radiactivo,
por ejemplo, según su estado físico (gaseosos, líquidos y sólidos, que a su vez podrían
clasificarse en residuos compactables, incinerables, metálicos, etc.). Atendiendo a sus
propiedades radiactivas se pueden clasificar según el tipo de radiación que emitan (alfa, beta,
gamma, neutrones), el periodo de semidesintegración (vida corta o vida larga), su actividad
específica (actividad alta, media, y baja), etc.

Desde el punto de vista de la gestión, los criterios principales, atienden al nivel de


actividad específica y al periodo de decaimiento, ya que son los dos factores que más
condicionan el tipo de aislamiento que debe proporcionarse para su almacenamiento. Hay que
tener presente que, en la práctica, la adopción de un esquema de clasificación para los residuos
radiactivos dependerá en esencia del propósito buscado, no existiendo una clasificación única y
presentándose diferencias entre países.

7.1. Clasificación por periodo de desintegración.

Ateniéndonos al período de semidesintegración de su contenido radiactivo los residuos se


clasifican en:
 Residuos de vida muy corta, cuando decaen a niveles radiactivos no significativos al
cabo de meses o pocos años. Contienen principalmente isótopos con períodos de
semidesintegración del orden máximo de unos 90 días.
 Residuos de vida corta, cuando decaen a niveles radiactivos no significativos durante
un período en que se pude garantizar el mantenimiento de un control institucional sobre

1-26
el lugar donde se han situado (200-300 años como máximo). Sus principales
componentes radiactivos tienen períodos máximos de semidesintegración de unos 30
años. Este límite coincide con los valores del Cs-137 y Sr-90 que, a medio plazo, son
los isótopos que controlan el decaimiento de los residuos de los reactores si excluimos
los combustibles irradiados.
 Residuos de vida larga. Su decaimiento requiere periodos tan largos de tiempo que no
permiten garantizar el mantenimiento del control institucional. Contienen cantidades
significativas de isótopos con períodos de semidesintegración notablemente superiores
a 30 años (cientos, miles y hasta millones de años). Como esta es una característica de
los principales emisores alfa, suelen también denominarse residuos alfa y, por
exclusión los restantes suelen llamarse residuos beta-gamma.

7.2. Clasificación por actividad específica.

Por su actividad específica los residuos líquidos, sólidos o gaseosos se dividen en:
 Residuos de baja actividad. Son residuos que normalmente no requieren blindaje para
su manipulación y transporte si bien, como los de las restantes clases, deben
manipularse en sistemas de confinamiento que eviten su dispersión.
 Residuos de media actividad. Son residuos que tienen una actividad y potencia
calorífica menor que los residuos de alta, requiriendo blindaje para su manipulación y
transporte. Se suelen definir, por exclusión, como residuos que no son ni de baja ni de
alta actividad.
 Residuos de alta actividad. Esta categoría comprende los siguientes materiales:
o Líquidos acuosos generados en el primer ciclo de extracción de la etapa de
reelaboración y los resultantes de la solidificación de estos líquidos. Contienen
una alta concentración de productos de fisión y cantidades significativas de
elementos transuránidos.
o Los combustibles irradiados cuando se consideran residuos.
o Cualquier residuo con una actividad específica comparable a los materiales
anteriormente indicados. Los residuos de alta, debido a su elevado contenido
radiactivo, generan calor que hace que aumente su propia temperatura si no se
mantienen adecuadamente refrigerados. Deben manipularse a distancia y con
blindajes.

En esta clasificación cualitativa no existen unos valores aceptados internacionalmente


para definir los límites entre estos tipos de residuos y, en la práctica, para muchos aspectos,
suele hablarse de residuos de baja y media actividad como una clase única. Adicionalmente,

1-27
entre los residuos baja y media actividad, suele distinguirse entre vida corta y vida larga, tal y
como puede verse más adelante.

7.3. Propuestas del OIEA.

Para tratar de uniformar criterios respecto a límites entre las diferentes categorías, el
Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) propuso en 1970 (ref. 13) una
clasificación con el fin de crear un medio de comunicación preciso entre científicos, tecnólogos
e industriales. Esta clasificación que no llegó a imponerse en la práctica (ver tabla 2) contempla
límites numéricos de actividad específica para los líquidos (5 categorías) y gases (3 categorías).
Para los sólidos establece tres categorías basadas en su tasa de dosis en contacto y una cuarta,
para residuos alfa, en términos de actividad específica.

Tabla 2. Clasificación propuesta en 1970 por el OIEA (ref. 13).

Estado de los residuos


Sólidos
Categoría Líquidos Emisores β-γ Gaseosos
Emisores α
(GBq/m3) (mSv/h en (GBq/m3)
(GBq/m3)
contacto)
1 < 3,E-5 <2 - < 3,7E-9
2 3,7 E-5 a 3,7 E-2 2 a 20 - 3,7 E-9 a 3,7 E-5
3 3,7 E-2 a 3,7 E 0 > 20 - > 3,7 E-5
4 3,7 E 0 a 3,7 E+5 - Catego. única -
5 > 3,7 E+5 - - -

Asimismo, el OIEA ha propuesto esquemas basado fundamentalmente en la seguridad


de la gestión en el largo plazo de los residuos radiactivos ya acondicionados, según se sintetiza
en la tabla 3. Como puede verse, se admite que los residuos de baja y media, si son de vida
corta, pueden almacenarse en sistemas superficiales, pero si son de vida larga deben
almacenarse, como mínimo, en minas o cavidades adecuadas. Los residuos de alta deben
almacenarse en instalaciones construidas específicamente a profundidad en formaciones
geológicas adecuadas.

1-28
Tabla 3. Propuesta del OIEA con vistas al almacenamiento de los residuos (ref. 12)

Categoría residuo Características importantes Sistema almacenamiento


Radiactividad β-γ alta
I. Radiactividad alta. Radiactividad α significativa
Formaciones geológicas profundas
Vida larga. Radiotoxicidad elevada
Gran producción de calor
Radiactividad β-γ media
II. Radiactividad media. Radiactividad α significativa
Vida larga. Radiotoxicidad media
Pequeña producción de calor Formaciones geológicas profundas
Radiactividad β-γ baja Minas o cavidades naturales
III. Radiactividad baja. Radiactividad α significativa
Vida corta. Radiotoxicidad media
Insignificante producción de calor
Radiactividad β-γ media
IV. Radiactividad media. Radiactividad α insignificante
Vida corta. Radiotoxicidad media
Formaciones geológicas profundas
Pequeña producción de calor
Minas o cavidades naturales
Radiactividad β-γ baja
Sistemas superficiales
V. Radiactividad baja. Radiactividad α insignificante
Vida corta. Radiotoxicidad baja
Insignificante producción de calor

Posteriormente, con respecto a los límites entre las diferentes categorías, el OIEA
agregó una nueva categoría: la de los residuos que tienen una peligrosidad despreciable y que
de acuerdo con lo propugnado en documentos sobre exención de materiales radiactivos se
denominan "residuos exentos" (ref. 8). Los límites propuestos, que consideran tanto la
concentración de la actividad como la vida de los isótopos y la generación de calor, son los
siguientes, que se reflejan en la figura 15:
 30 años como valor de vida media para diferenciar los residuos de vida corta y vida
larga.
 Un contenido que se fija entre 400 y 4.000 Bq/g de emisores alfa de vida larga para que
el residuo deba ser considerado de vida larga.
 Una potencia calorífica superior a 2 kW/m3 para tener que ser considerado residuo de
alta (también se debe exceder el límite en emisores alfa de vida larga).

Según se puede observar en la figura 15, en sentido vertical se tienen en cuenta los
niveles de radiactividad que van desde insignificantes hasta concentraciones muy elevadas.
Según aumenta el nivel, viene a aumentar la necesidad de aislar los residuos de la biosfera y de
considerar las necesidades de blindaje y refrigeración del calor de desintegración. En sentido

1-29
horizontal, los periodos de decaimiento van desde muy cortos (segundos) hasta muy largos
(millones de años) y de forma similar, los residuos irán desde aquellos que contienen
cantidades pequeñas de radionucleidos de vida larga a los que contienen cantidades
importantes.

Figura 15. Clasificación de residuos radiactivos según la IAEA Safety Standard Series N 111-G-1.1
(1994, ref. 8).

En el esquema de 1994 aún existían ciertas limitaciones, puesto que no cubre todos los
tipos de residuos radiactivos y tampoco establece una conexión directa con las opciones de
gestión final. Por ello, en 2010 se ha propuesto un nuevo esquema que identifica seis clases de
residuos radiactivos (IAEA Safety Guide No. GSG-1, 2010, ref. 14), como se representa en la
figura 16 y se explica seguidamente.

1-30
Figura 16. Clasificación de residuos radiactivos según la IAEA Safety Guide No. GSG-1
(2010, ref. 14).

Tabla 4. Opciones de gestión de los residuos radiactivos y relación con su categoría según la
Guía IAEA Safety Guide No. GSG-1 (2010, ref. 14)

Opción Residuos
Exención o desclasificación RE
Almacenamiento y decaimiento RVMC
Eliminación en instalaciones tipo vertedero en superficie RBBA
Eliminación en instalaciones tecnológicas en superficie o a profundidades de entre unas RBA
decenas de metros

Eliminación en instalaciones tecnológicas a profundidad intermedia entre unas decenas y RMA


varios centenares de metros

Eliminación en instalaciones tecnológicas en formaciones geológicas estables a RAA


profundidades varios centenares de metros o más.

En el esquema de la Safety Guide No. GSG-1, verticalmente se tienen los niveles de


radiactividad, que van desde insignificantes hasta muy elevados. Cuanto mayor sea el nivel,
mayor es la necesidad de contener los residuos y aislarlos de la biosfera. En el rango más bajo
del eje vertical, por debajo de los niveles de desclasificación, la gestión de los residuos puede
efectuarse de modo convencional, sin necesidad de atender a sus propiedades radiológicas.

1-31
Horizontalmente, los periodos de semi-desintegración de los radionucleidos contenidos en el
residuo pueden ser desde cortos (segundos) hasta tremendamente largos (millones de años).
Desde el punto de vista de la seguridad de la gestión, un radionucleido con periodo inferior a 30
años se considera de vida corta.

El esquema de clasificación propuesto en la Guía se basa en la consideración de la


seguridad a largo plazo proporcionada por las distintas opciones de eliminación adoptadas o
bajo consideración en la actualidad. Se consideran las opciones de gestión mostradas en la tabla
4, de menor a mayor grado de contención y aislamiento en el largo plazo.

La clasificación consta finalmente de las seis categorías siguientes:


 Residuos Exentos (RE). Son residuos que contienen concentraciones tan pequeñas de
radionucleidos que no se hacen necesarias provisiones de protección radiológica.
Cumplen los criterios para la desclasificación, exención o exclusión del control
regulador.
 Residuos de Vida Muy Corta (RVMC). Residuos que pueden ser almacenados para que
decaigan durante un periodo limitado, de hasta pocos años, para posteriormente ser
desclasificados del control regulador permitiendo una gestión convencional, su
reutilización o su descarga. En esta clase entrarían residuos conteniendo
principalmente radionucleidos con periodo de semidesintegración muy corto (del orden
de 100 días o inferior), que se utilizan habitualmente en aplicaciones de investigación o
192 99
médicas (p.e. Ir y Tc). La clasificación de un residuo como RVMC depende
obviamente del instante temporal en el que su contenido radiactivo se evalúe. Por
decaimiento radiactivo, estos residuos acaban entrando en la categoría de residuos
exentos (RE).
 Residuos de Muy Baja Actividad (RBBA). Residuos que no satisfacen los criterios para
ser exentos, pero que no necesitan un elevado nivel de contención y aislamiento, y por
lo tanto se podrían depositar en instalaciones tipo vertedero, con un limitado control
regulador. En esta categoría entran cantidades sustanciales de residuos procedentes del
desmantelamiento de instalaciones nucleares, con niveles de concentración de actividad
del orden, o ligeramente por encima, de los especificados para la desclasificación del
material del control regulador. También pueden entrar en esta categoría otros residuos,
conteniendo radionucleidos naturales, que se originen en la minería o procesado de
minerales.
 Residuos de Baja Actividad (RBA). Residuos que están por encima de los niveles de
desclasificación, pero con cantidades limitadas de radionucleidos de vida larga. Tales

1-32
residuos requieren barreras de aislamiento robusto y contención por periodos de hasta
algunos centenares de años, siendo posible eliminarlos en instalaciones tecnológicas
cerca de la superficie. En esta categoría entran un rango muy amplio de radionucleidos,
incluyendo los de vida corta a niveles de concentración elevados, pero con niveles
relativamente bajos de concentración para radionucleidos de vida larga.
 Residuos de Media Actividad (RMA). Residuos que, debido a su contenido, en
particular de radionucleidos de vida larga, requieren un mayor nivel de contención y
aislamiento que el que se puede conseguir en instalaciones de eliminación en
superficie. No obstante, los residuos de esta categoría no necesitan provisiones, o solo
una capacidad limitada para disipar el calor durante su almacenamiento y eliminación.
Los RMA pueden contener radionucleidos de vida larga, en particular emisores alfa,
que no decaerán a niveles aceptables de concentración para su almacenamiento en
superficie en los periodos de tiempo en que se puede confiar que se mantengan los
controles institucionales. Por consiguiente los residuos de esta categoría requerirán su
eliminación a profundidades mayores, del orden de unas decenas a varios centenares de
metros. La eliminación a esas profundidades permite ofrecer un largo periodo de
aislamiento del medio ambiente accesible si las barreras naturales y las de ingeniería se
eligen adecuadamente.
 Residuos de Alta Actividad (RAA). Residuos con concentraciones tan elevadas de
radionucleidos tanto de vida corta como larga que, comparadas con los RMA, se hace
necesario asegurar un mayor grado de aislamiento de la biosfera, para garantizar la
seguridad a largo plazo. Además, los RAA generan cantidades significativas de calor de
desintegración y, normalmente, continuarán generando calor durante varios siglos. La
capacidad de contención y aislamiento puede obtenerse de la integridad y estabilidad de
las formaciones geológicas profundas, complementadas con barreras de ingeniería. La
capacidad de disipación de calor es un factor importante para el diseño de este tipo de
instalaciones. Los RAA incluyen al combustible usado de los reactores nucleares, así
como los residuos acondicionados resultantes del reproceso del combustible. Los
niveles típicos de concentración de actividad pueden rondar los 104-106TBq/m3.

Los criterios precisos para que un determinado residuo sea asignado a una categoría
particular dependerán de la situación específica en el Estado con respecto a la naturaleza del
residuo y las opciones de eliminación disponibles o en construcción.

7.4. Clasificación europea y española.

En Europa, en el Diario Oficial de las Comunidades Europeas del 13 de octubre de

1-33
1999 (ref. 9), se publicó la siguiente clasificación con el fin de corregir la falta de uniformidad
existente en los distintos países:
 Residuos radiactivos de transición. Los que decaen suficientemente tras un periodo
temporal de almacenamiento (se considera 5 años) y entonces pueden ser declarados
exentos. Principalmente son residuos de origen medico.
 Residuos de actividad baja e intermedia (LILW). No presentan problemas de
generación de calor para su almacenamiento definitivo y se dividen en:
 Residuos de vida corta (LILW-SL). Con nucleidos de periodo de semidesintegración
igual o menor de los del Cs-137 y Sr-90 (alrededor de 30 años) y menos de 4.000 Bq/g
en emisores alfa de vida larga en cada bulto considerado individualmente (400 Bq/g
como media en todos los residuos).
 Residuos de vida larga (LILW-LL). Con emisores de vida larga y emisores alfa que
sobrepasan los límites indicados.
 Residuos de alta actividad. Presentan problemas de generación de calor para su
almacenamiento temporal y definitivo. Están formados principalmente por los
combustibles nucleares gastados y residuos de su tratamiento.

En España no existe ninguna clasificación oficial de los residuos radiactivos, si bien en


el informe nacional a la Convención Conjunta sobre Seguridad en la Gestión del Combustible
Gastado y sobre Seguridad en la Gestión de Residuos Radiactivos (2008, ref. 17) se utiliza la
mostrada en la tabla 5, por lo que vienen utilizando las denominaciones del OIEA (baja, media
y alta actividad, con una subdivisión para vida corta y larga).

Tabla 5. Clasificación de los residuos radiactivos en España desde el punto de vista de su


gestión (ref. 17).

1-34
Para el almacenamiento de El Cabril, se han considerado dos clases generales de bultos
con residuos (ref. 15).
 Nivel 1. Son todos los que por tener una actividad inferior a los límites establecidos al
respecto. Se consideran aceptables para su almacenamiento si superan los valores
fijados de resistencia mecánica (30 Kg/cm2 de resistencia a la compresión) y
estabilidad bajo agua.
 Nivel 2. Son los que tienen una actividad comprendida entre dos límites establecidos.
Se consideran aceptables para su almacenamiento si superan una serie de
especificaciones fijadas, como garantía de su capacidad de confinamiento de los
nucleidos contenidos (resistencia a la flexión y compresión, tasa de lixiviación, etc.).

Recientemente (ref. 16) para almacenamiento en “El Cabril” se ha propuesto una nueva
categoría: la de residuos de muy baja actividad, cuyas actividades máximas dependen del
isótopo y son del orden de cientos de Bq/g. Su menor peligrosidad potencial permite que sean
menos exigentes los requisitos de calidad tanto de los bultos como del propio sistema de
almacenamiento.

8. RESUMEN Y CONCLUSIONES.

De lo tratado a lo largo del presente tema cabe establecer un resumen en los siguientes
puntos, a modo de conclusiones:

1. Sobre la desintegración radiactiva y las radiaciones. Se han estudiado los procesos


nucleares que conducen a la desintegración de los nucleidos radiactivos mediante la
emisión de radiación de tipo α,  y γ, analizando las diferentes transformaciones a que
dan lugar estas radiaciones, así como sus relaciones energéticas. También se ha
presentado la ley fundamental que rige dichos procesos para nucleidos simples y
cadenas de desintegración y el significado de los diferentes parámetros: constante de
desintegración, periodo de semidesintegración, y vida media de un radionucleido. Se ha
definido el concepto de actividad de una muestra radiactiva.

2. Sobre radionucleidos naturales y artificiales. Se han descrito las principales fuentes de


radiactividad en la Naturaleza, tanto las relacionadas con la radiación cósmica como las
ligadas a los materiales que forman parte de la corteza terrestre. Entre los
radionucleidos producidos por reacciones nucleares artificiales, se han destacado los
que aparecen en los reactores nucleares: productos de fisión, de activación y

1-35
transuránicos. Algunos de ellos con la particularidad de poseer una vida media muy
grande y acumularse en cantidades elevadas, lo cual causa el problema de la gestión de
los residuos de alta actividad.

3. Sobre las interacciones de la radiación con la materia. Se han presentado los


principales mecanismos de interacción de las radiaciones con la materia, tanto para el
caso de las partículas cargadas (excitación atómica, ionización y radiación de frenado),
como para los fotones (efectos fotoeléctrico, Compton y de formación de pares), y para
los neutrones (dispersión elástica e inelástica, captura radiactiva, transmutación y
fisión). Se ha estudiado la atenuación de la radiación en los medios materiales como
consecuencia de los procesos anteriores. En función del daño que estas interacciones
pueden provocar en el organismo humano, se han presentado las clasificaciones de los
radionucleidos en grupos de análoga radiotoxicidad.

4. Sobre la clasificación de los residuos radiactivos. De cara a la comunicación eficaz y


para facilitar su gestión, es conveniente clasificar los residuos radiactivos en diferentes
categorías. Destacan las clasificaciones del OIEA y la CE, en las que se atiende al
contenido en radiactividad, al periodo de decaimiento de la misma y a la potencia
térmica generada por la desintegración radiactiva en el residuo. Las clasificaciones no
son perfectas, y han evolucionado a medida que las políticas de gestión lo han ido
haciendo necesario.

7. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS.

1. Ortega M.R., Vidal-Quadras A. y Villar A. (1987), Elementos de Radioprotección.


Departamento de Física, Universidad Autónoma de Barcelona, Bellaterra.

2. Shapiro J. (1981), Radiation Protection. A Guide for Scientists and Physicians, 2nd Edition.
Harvard University Press, Cambridge, Massachusetts.

3. Klement A.W. (Editor), Brodsky A. (Editor jefe) (1982), CRC Handbook of Environmental
Radioactivity. CRC Press, Inc., Boca Ratón, Florida.

4. Alonso, A. (1980), Acumulación de los elementos transuránicos en los ciclos de combustible y


su importancia en el almacenamiento de los residuos radiactivos. Instituto de Estudios
Nucleares, Madrid.

5. Goded, F., Serradell, V., Martinez-Val, J.M y Oltrá, F. (1975, tomo I) (1981, tomo II), Teoría
de Reactores y elementos de Ingeniería Nuclear, J.E.N., Madrid.

6. Gauld, I.C., Hermann, O.W., Westfal, R.M. (2002), ORIGEN-S: SCALE System Module to
Calculate Fuel Depletion, Actinide Transmutation, Fission Product Buildup and Decay, and
Associated Radiation Source Terms. NUREG/CR-0200 Revision 7 Vol. 2, Sec. F7

1-36
ORNL/NUREG/CSD-2/V2/R7. Oak Ridge National Laboratory.

7. Barrachina M., Cerrolaza J.A., García J.M., Iranzo J.E., López B., López-Cotarelo J., Mínguez
E., Pascualena M.T., de la Poza A., Sáenz de Tejada L., Secades I. (1990), El libro de la
Energía, 2ª Edición, Fórum Atómico Español, Madrid.

5. Organismo Internacional de Energía Atómica (1973), Manual para la manipulación sin riesgos
de los radionúclidos. OIEA, Viena.

6. Ministerio de Industria y Energía (BOE 31-diciembre-1999), Reglamento sobre Instalaciones


Nucleares y Radiactivas. Real Decreto 1836/1999, de 3 de diciembre. Modificado por el Real
Decreto 35/2008, de 18 de enero de 2008 (BOE 18-febrero-2008).

7. Organismo Internacional de Energía Atómica(1997), Normas básicas internacionales de


seguridad para la protección contra la radiación ionizante y para la seguridad de las fuentes
de radiación, Colección Seguridad, nº 115. OIEA. Viena.

8. OIEA (1994). Classification of Radioactive Waste, A safety guide. Safety Series No 111-G-1.1.
OIEA, Viena.

9. Comisión Europea (1999), Recomendación de la Comisión de 15 de septiembre de 1999 sobre


un sistema de clasificación de residuos radiactivos sólidos. Diario Oficial de las Comunidades
Europeas, 13-Octubre-1999.

10. Comisión Europea (1996), Directiva 96/29/Euratom del Consejo, de 13 de mayo de 1996, por
la que se establecen las normas básicas relativas a la protección sanitaria de los trabajadores
y de la población contra los riesgos que resultan de las radiaciones ionizantes (Diario Oficial
de las Comunidades Europeas L 159 de 29-jun-1996).

11. Ministerio de la Presidencia (B.O.E. 26 julio 2001), Real Decreto 783/2001, de 6 de julio, por
el que se aprueba el Reglamento sobre protección sanitaria contra radiaciones ionizantes.

12. International Atomic Energy Agency IAEA Safety Standard Series N 54 (1981) “Underground
Disposal of RW: Basic Guidance”

13. International Atomic Energy Agency, Technical Reports Series N 101 “Standardization of RW
Categories”, IAEA, Vienna (1970).

14. International Atomic Energy Agency, General Safety Guide No. GSG-1 “Classification of
RW”, IAEA, Vienna (2010).

15. Ministerio de Industria y Energía, Quinto Plan General de Residuos Radiactivos, (julio 1999).

16. Ministerio de Industria y Energía, Sexto Plan General de Residuos Radiactivos, (julio 2006).

17. Reino de España, Convención Conjunta sobre Seguridad en la Gestión del Combustible
Gastado y sobre Seguridad en la Gestión de Residuos Radiactivos. Tercer Informe Nacional,
(octubre, 2008).

1-37

También podría gustarte