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CERCANÍA DE DIOS AMOR, STA. MARÍA DE GUADALUPE SU EPIFANÍA.

-P.Prisciliano Hernández Chávez, CORC.


Dios es Amor (1 Jn 4,16), como lo señala San Juan; en él llega al culmen de su
experiencia cercana a Jesús; se recostó en el pecho del Salvador, estuvo al pie
de la Cruz y contempló cómo después de la lanzada brotó sangre y agua. “El
que lo vio da testimonio de ello” (Jn 19, 334-35 )quien testifica el amor total de
Jesús. Jersús enseña a amar hasta la muerte e incluso hasta la muerte generosa
de la Cruz. La entrega total.
Desde el Génesis ( Gén 1, ss) conocemos la voluntad creadora de Dios;
hacernos según su imagen y su semejanza, -semel demunt, porque quiere
prolongar su familia; su acción creadora se orienta a hacernos sus hijos, no solo
sus criaturas.
Nos hace ‘cercanos’ y se hace cercano a nosotros. Empieza por prepararnos
una casa que es el Universo; una casa cósmica hermosa toda la tierra con un
techo de estrellas, el cielo sideral, espacio inconmensurable. Y vió Dios que
todo era ‘tov’ es decir bueno y hermoso, hermoso y bueno.
La palabra inicial de la creación con la cual se inicia el Génesis es BERESHIT
BARAH ELOHIM, al principio creó Dios, nuestra Casa. Curiosamente casa en el
hebreo antigüo se dice como la primera letra del alefato, BET; en el hebreo
moderno se dice BAIT. Es la palabra inicial que aprenden los párvulos en las
escuelas israelitas. Así Dios, al principio crea la realidad que habrá de
circundarnos: el PARAÍSO. Y Él es cercano. Los papás manifiestan esa cercanía
de Dios, a través de su amor y de su ternura; preparan la casa e incluso somos
su imagen y semejanza a niveles genéticos: somos su misma carne y su misma
sangre. Ellos en su modo maternal-paternal, hacen cercano y tierno a Dios
Madre-Padre.
Cuando se vive la misericordia, se es casa para los necesitados de ‘corazón’:
misericordare, dar el corazón al que se siente o es miserable desde su
psicología, sus vulnerabilidades físicas, económicas o sociales.
Otra palabra que empieza con BETA, es la palabra BERITH,- Alianza; Dios hizo
un Alianza con nuestro primero padres, a través del mandato: ‘No coman del
árbol de la Ciencia del Bien y del Mal’. Pero no obedecieron. Se pierde el Paríso
de cercanía con Dios y todo se torna un desierto: la ausencia de Dios. Pero aún
así Dios es compasivo, misericordioso y fiel con su obra amada, los seres
humanos; no los abandona a su suerte. Y progresivamente se adentra en la
historia ‘de muchos modos y de muchas maneras’, como lo dice la carta a los
Hebreos (1,1); particularmente a través de Abrahán, con quien hace una
Alianza, y se prolonga con los patriarcas y con Israel mismo.
Una Bertith,- Alianza con Israel a través de Moisés, como lo narra el Éxodo. Dios
les da el Decálogo, o su DEBARIM, Diez Palabras, que comportan dos columnas
que habrán de sostener la fe-esperanza y la justicia- santidad del Pueblo de
Israel, Pueblo de Dios, Familia de Dios, que difícilmente cumplieron la Alianza,
BERITH, Pacto. Para el Faraón egipcio, necio, Dios tiene DIEZ PALABRAS, que
son las diez plagas. Qué pena que a veces los gobernantes son azote para su
pueblo porque pisotean su dignidad humana. Usurpan el lugar de Dios; en lugar
de ser servidores de su pueblo, se convierten en ‘dioses’ que esclavizan y
atraen desgracias a sus naciones, como lo atestigua la historia reciente, del
siglo pasado.
A través de los Profetas, Dios manifiesta su EMETH Y su HESED, su Fidelidad y
su Amor, centrada en el Mesías; Él mismo es ese EMETH-Fidelidad y la
expresión viva y encarnada del HESED,-Amor misericordioso. Incluso san Pablo
llamará a Jesucristo, el Amén de Dios. Él mismo es la Plenitud de los tiempos:
compendia en sí la eternidad y la historia.
Dios que es EL SHADAY, el Dios Altísimo, el que mora en las montañas,
progresivamente se hará cercano hasta que Dios prepara y dispone su CASITA
en la tierra de Palestina, en Nazaret de Galilea. “Dios envió a su Hijo nacido de
una Mujer” (Gál 4,4-7).Pidió su consentimiento, a la Casita-María siempre
Virgen, llena de Gracias, para que fuera en el tiempo el vientre-casa inmaculada
de Dios Padre,-Casa santísima del Verbo eterno (Lc 1, 26 ss). Solo dice ‘hágase
en mi según tu palabra’; y el Verbo de Dios se hizo carne y a través de Santa
María, Tienda de Dios, puso Dios-Hijo su morada entre nosotros. Siempre lo
acompañó; siempre fue cercana: en Belén, en algunas correría misioneras de
su Hijo ; ahí está Canná, donde la Virgen Madre, GEBIRAH, la Madre del Rey,
interviene, para iniciar los tiempos mesiánicos de la abundancia, cifrados en el
vino para esa fiesta de los recién casados; hasta su cercanía-junto a la Cruz.
María, la mujer del silencio, donde el Padre Silencio eterno, escucha-engendra
a su Hijo, Logos, Verbo, Palabra, Dabar Yahvéh. Solo en el ‘sí’ y en el silencio de
nuestro corazón se puede engendrar-escuchar ‘misticamente’ al Verbo de
Dios, para que asuma progresivamente nuestra humanidad, y seamos también
hijos en el Hijo, hijos del Padre e hijos de María, su Familia, su Pueblo, Iglesia, el
‘sí’ de Dios en Cristo Jesús.
El Espíritu Santo, el beso y el abrazo del Padre y del Hijo, llenó de ternura
amorosa- la cubrió con su sombra fecunda; en Ella por el sí de Santa María el
Espíritu, Ternura y Abrazo de Dios, sigue haciendo fecunda a su Iglesia, para
que el Verbo-Palabra siga naciendo en los diversos espacios, tiempos y
contextos, por más adversos que sean.
En un contexto de tragedia por la conquista de México,-1521, y las pandemias;
según los expertos de veinte millones después, quedaron solo siete millones de
indígenas. Tragedia porque pareciera que su esfuerzo por mantener el ‘Quinto
Sol’, el equilibrio del universo, fue inútil porque ‘el Sol’ seguía saliendo. Qué
dolor y que vacío existencial que los llevó a decir en el ‘Nican Umpehua’,
“déjenos morir, ya no queremos vivir”. Diez años de acontecido esto como lo
narra el Nican Mopua,-testimonio oral de san Juan Dieguito Cuauhtlatoatzin
puesto por escrito posteriormente por Antonio Valeriano, aparece la gran
‘Señal de Dios’ (Ap 12, 1 ss) que es la Virgen Santísima en la colina del Tepeyac.
Ese desierto del corazón y del espacio se convierte en xochiltlalpan, como lo
dice san Juan Dieguito Cuauhtlatoatzin: hay flores, hay cantos de las más
variadas aves y la montaña, donde parece que escucha una armonía celestial a
coro, de flores, de cantos , de ‘In Xóchitl in Cuicatl’; ilhuicatlazocuicatl-el
precioso canto celestial. Ese escenario que es esa CASA CÓSMICA del Paraíso,
donde Dios va hacer nuevas todas las cosas, se da el encuentro de Dios a través
de Santa María de Guadalupe y de San Juan Dieguito, en representación de
todas las étnias y todos los amados de Nuestro Señor, aunque sean de las más
variadas razas y lugares.
Un encuentro con el protocolo propio de la nobleza mexica. Al Huey Tlatoani,-
el gran Jefe, se acercan los Tlatoanis, jefes menores y responsables de unas
demarcaciones territoriales, al llegar a la puerta, de la casa del gobernante
principal dicen ‘Señor’; entran de modo indirecto por respeto, dicen ‘mi Señor’
y al estar en su presencia inmediata lo llaman ‘mi gran Señor’.

La Santísima Virgen saluda a San Juan Dieguito con sumo respeto y ternura, con
los protocolos regios de los mexicas: Juanitzin, Juan Diegotzin,-Juanito, Juan
Dieguito; por la terminación ‘tzin’, implica el referencial de respeto ‘señor gran
Juan Diego; de ternura hijito Juan Dieguito y de la condición pobre, pobre y
vulnerable Junito, Juan Dieguito. Añade el término Noxocoyouh, ‘Hijito mío el
menor’, literalmente mi fructificación, mi fructuosidad. Es el hijo más pequeño
y más querido para la Virgen Santísima. El título afectivo y tierno será siempre
Noxocoyouh, hijo mío el más pequeño, el menor. A Ella, a la Virgen Santísima ,
san Juan Dieguiito Cuauhtlatoatzin, la llamará : Notecuiyoé, Señora mía,
Patroncita, Dueña mía; también la llama Cihuapillé, es decir Reina, Niña, Niña
mía; además la llamará Nochpochtziné, Mi muchachita, Muchachita mía
Virgecita mía, está en relación a Ichpochtli, Virgen, mujer joven como el hebreo
Almah, es decir, ‘mujer entera’, no betulah, virgen mayor o anciana.
Se presenta la Virgen como la Perfecta Virgen Santa María, Madre de
Ipalmenohuani,- el Dador de la Vida, del Nelli Teotl, del Dios verdaderísimo,
que tene ‘raíz’-tradición. Y ahora aparte de estos atributos de la teología
natural náhuatl, está lo digno de ser resaltado; este Dios, es in Tloque in
Nahuaque, Dueño de la cercanía y de la inmediación: EL QUE ESTÁ CERCA Y
JUNTO. Qué extraordinaria presentación; Ella es la ‘cercanía de Dios’ quien está
junto a Dios y ahora esta cerca y junto a Juan Dieguito.
Dentro de la lógica de imágenes, propia del lenguaje mexica, -que no
conceptual, se nos ofrece con las palabras,-aliento, palabras que proceden de
su corazón de Madre, su imagen y sus gestos, constituyen el sistema
pedagógico de los mexicas,- su paideia, que la Santísima Virgen asume, para
educar, a san Juan Diego y en él a todas las étnias, naciones y a nosotros hoy.
Ella es Casa de Dios y nuestra Casa; a través de Ella se tiene la auténtica y
efectiva cercanía con el Dios Vivo y Verdadero, el Emanuel, el Dios con
nosotros; pero tambén san Juan Diego, debe de ser su corazón -Casa de la
Virgen y casa de todos los hermanos. Aquí está reflejado en la imagen esa
BERITH, ALIANZA de San Juan Diego y la Santísima Virgen, para ser una realidad
de comunión, un solo ser una sola historia una sola carne. La Tilma-ayate de
Juan Diego, es el símbolo y prolongación de su persona; la Virgen toma las
flores preciosas, -Tlaxochitl, se identifica con ellas; Ella es la Flor Santa María,
que viene el Cielo y trae en sus entrañas el Cuicatl,- el Canto Jesús Cristo -Niño.
Se da ese abrazo tierno y delicado de la Madre con su hijo el menor, Juan
Dieguito, para vivir esa ALIANZA inconsutil. La Virgen toma a Juan Diego por
Casa y Juan Dieguito la toma a ella por su Casa-Hogar-Hoguera del amor divino-
humano, más bello y más verdadero: amor maternal, epifaniá de Dios en María
Santísima.
Cuando los mexicas fundaban un pueblo o ciudad, constaba en sus códices
pictograbados, como lo señala Miguel León Portilla. Por eso el Acta Fundacional
del nacimiento de México, es la Imagen de la Santísima Virgen María de
Guadalupe. Ahí nace nuestra nación, porque no hubo vencedor ni vencido, sino
un nuevo pueblo con el sello de las flores y de la ternura de Santa María
Nuestra Madrecita de Guadalupe. El Templo, su Casita, será un signo-
significante, cuya significación hemos de ubicarla en nuestro corazón: Estamos
en el Corazón de la Madre, en su mirada maternal, en su mamaluaztli, el
entrecruzamiento de sus brazos. Para Ella y para Jesús con Ella, somos tambien
su Casa. Ahí mora el Dios unitrino con Santa María y los Santos, san Juan
Dieguito Cuauhtlatoatzin para vivir en mutua inhabitación, en la tierra y
después en la gloria; solo cambia la dimensión. La realidad será la misma:
COMUNIÓN DE PERSONAS.
Ella viene a ser con sus palabras-aliento, con su imagen sacrosanta y con sus
acciones tiernas, LA EPIFANÍA DEL AMOR MATERNAL DE DIOS. Nosotros si
pensamos y actuamos como Santa María de Guadalupe y con Ella podríamos
ser esa ‘epifanía del amor verdadero y misericordioso de Dios Amor. Esta es la
verdadera y completa devoción a la Santísima Virgen María de Guadalupe.

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