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La Santísima Virgen saluda a San Juan Dieguito con sumo respeto y ternura, con
los protocolos regios de los mexicas: Juanitzin, Juan Diegotzin,-Juanito, Juan
Dieguito; por la terminación ‘tzin’, implica el referencial de respeto ‘señor gran
Juan Diego; de ternura hijito Juan Dieguito y de la condición pobre, pobre y
vulnerable Junito, Juan Dieguito. Añade el término Noxocoyouh, ‘Hijito mío el
menor’, literalmente mi fructificación, mi fructuosidad. Es el hijo más pequeño
y más querido para la Virgen Santísima. El título afectivo y tierno será siempre
Noxocoyouh, hijo mío el más pequeño, el menor. A Ella, a la Virgen Santísima ,
san Juan Dieguiito Cuauhtlatoatzin, la llamará : Notecuiyoé, Señora mía,
Patroncita, Dueña mía; también la llama Cihuapillé, es decir Reina, Niña, Niña
mía; además la llamará Nochpochtziné, Mi muchachita, Muchachita mía
Virgecita mía, está en relación a Ichpochtli, Virgen, mujer joven como el hebreo
Almah, es decir, ‘mujer entera’, no betulah, virgen mayor o anciana.
Se presenta la Virgen como la Perfecta Virgen Santa María, Madre de
Ipalmenohuani,- el Dador de la Vida, del Nelli Teotl, del Dios verdaderísimo,
que tene ‘raíz’-tradición. Y ahora aparte de estos atributos de la teología
natural náhuatl, está lo digno de ser resaltado; este Dios, es in Tloque in
Nahuaque, Dueño de la cercanía y de la inmediación: EL QUE ESTÁ CERCA Y
JUNTO. Qué extraordinaria presentación; Ella es la ‘cercanía de Dios’ quien está
junto a Dios y ahora esta cerca y junto a Juan Dieguito.
Dentro de la lógica de imágenes, propia del lenguaje mexica, -que no
conceptual, se nos ofrece con las palabras,-aliento, palabras que proceden de
su corazón de Madre, su imagen y sus gestos, constituyen el sistema
pedagógico de los mexicas,- su paideia, que la Santísima Virgen asume, para
educar, a san Juan Diego y en él a todas las étnias, naciones y a nosotros hoy.
Ella es Casa de Dios y nuestra Casa; a través de Ella se tiene la auténtica y
efectiva cercanía con el Dios Vivo y Verdadero, el Emanuel, el Dios con
nosotros; pero tambén san Juan Diego, debe de ser su corazón -Casa de la
Virgen y casa de todos los hermanos. Aquí está reflejado en la imagen esa
BERITH, ALIANZA de San Juan Diego y la Santísima Virgen, para ser una realidad
de comunión, un solo ser una sola historia una sola carne. La Tilma-ayate de
Juan Diego, es el símbolo y prolongación de su persona; la Virgen toma las
flores preciosas, -Tlaxochitl, se identifica con ellas; Ella es la Flor Santa María,
que viene el Cielo y trae en sus entrañas el Cuicatl,- el Canto Jesús Cristo -Niño.
Se da ese abrazo tierno y delicado de la Madre con su hijo el menor, Juan
Dieguito, para vivir esa ALIANZA inconsutil. La Virgen toma a Juan Diego por
Casa y Juan Dieguito la toma a ella por su Casa-Hogar-Hoguera del amor divino-
humano, más bello y más verdadero: amor maternal, epifaniá de Dios en María
Santísima.
Cuando los mexicas fundaban un pueblo o ciudad, constaba en sus códices
pictograbados, como lo señala Miguel León Portilla. Por eso el Acta Fundacional
del nacimiento de México, es la Imagen de la Santísima Virgen María de
Guadalupe. Ahí nace nuestra nación, porque no hubo vencedor ni vencido, sino
un nuevo pueblo con el sello de las flores y de la ternura de Santa María
Nuestra Madrecita de Guadalupe. El Templo, su Casita, será un signo-
significante, cuya significación hemos de ubicarla en nuestro corazón: Estamos
en el Corazón de la Madre, en su mirada maternal, en su mamaluaztli, el
entrecruzamiento de sus brazos. Para Ella y para Jesús con Ella, somos tambien
su Casa. Ahí mora el Dios unitrino con Santa María y los Santos, san Juan
Dieguito Cuauhtlatoatzin para vivir en mutua inhabitación, en la tierra y
después en la gloria; solo cambia la dimensión. La realidad será la misma:
COMUNIÓN DE PERSONAS.
Ella viene a ser con sus palabras-aliento, con su imagen sacrosanta y con sus
acciones tiernas, LA EPIFANÍA DEL AMOR MATERNAL DE DIOS. Nosotros si
pensamos y actuamos como Santa María de Guadalupe y con Ella podríamos
ser esa ‘epifanía del amor verdadero y misericordioso de Dios Amor. Esta es la
verdadera y completa devoción a la Santísima Virgen María de Guadalupe.