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Universidad Mariano Gálvez de Guatemala

Nombre:

Allison Jimena Valle Rivas

Catedrático:

Lic. EDVIN ANTONIO GONZÁLEZ MEJÍA

Curso:

Antropología General

Número de Carnet:

4401-22-9889

Fecha de entrega:

30/10/22
El género se refiere a los roles, las características y oportunidades definidos por la
sociedad que se consideran apropiados para los hombres, las mujeres, los niños,
las niñas y las personas con identidades no binarias. El género es también producto
de las relaciones entre las personas y puede reflejar la distribución de poder entre
ellas. No es un concepto estático, sino que cambia con el tiempo y del lugar.
Cuando las personas o los grupos no se ajustan a las normas (incluidos los
conceptos de masculinidad o feminidad), los roles, las responsabilidades o las
relaciones relacionadas con el género, suelen ser objeto de estigmatización,
exclusión social y discriminación, todo lo cual puede afectar negativamente a la
salud. El género interactúa con el sexo biológico, pero es un concepto distinto. En la
antropología podemos conocer cómo las personas denominan el género en lo
general, la importancia de ello es poder llegar a generar las acciones que se pueden
brindar en la comunidad Guatemalteca, ya que en ella se puede basar la comunidad
social y mas sin embargo la económica; pero mas sin embargo la base de ello
puede brindarse como recursos totalmente sociales, derechos humanos y lo que
todos buscamos es la libertad social. El género determina lo que se espera, se
permite y se valora en una mujer o un hombre en un contexto determinado. El
Género se refiere a los atributos sociales y las oportunidades asociadas a ser
hombre o mujer, y las relaciones entre mujeres y hombres, niñas y niños. Estos
atributos, oportunidades y relaciones se establecen y se aprenden en la sociedad,
son específicos al contexto o tiempo, y pueden cambiar, por ejemplo: el hecho de
que las mujeres hagan más tareas del hogar que los hombres. Las diferencias entre
un hombre y una mujer radican principalmente en los caracteres sexuales, pues
tanto uno como otro poseen las mismas capacidades y limitaciones, pero los
patrones de género tergiversan esta diferenciación y van más allá, proponiendo
moldes en que se debe adaptar el ser humano dependiendo del sexo que se tenga,
dando sólo unas pocas posibilidades de poder ubicarse. Prevalecido dentro de las
más importantes concepciones de cualquier cultura, háblese de la más remota tribu
hasta la sociedad más avanzada del planeta; estos constructos mentales y
culturales siempre se encuentran presentes delimitando y marcando las pautas de
cómo debe de ser un hombre y una mujer de acuerdo con el propio contexto
sociocultural y geográfico.
El mundo exterior puede incluir la política, el comercio, la guerra o el trabajo. A
menudo, cuando las esferas doméstica y pública aparecen claramente separadas,
las actividades públicas cobran mayor prestigio que las domésticas. Esto puede
promover la estratificación de género, porque los hombres tienen más probabilidad
de ser más activos en la esfera pública que las mujeres (vea “Valorar la diversidad”).
Transculturalmente, las actividades de las mujeres tienden a hallarse más cercanas
al hogar que las de los hombres. Por ende, otra razón para que los cazadores
recolectores presentan menos estratificación de género que los productores de
alimentos es que la dicotomía doméstico-público se encuentra menos desarrollada
entre los forrajeros.
Los hijos de todos los hombres del grupo pertenecen a éste. Se excluye a los hijos
de las mujeres del grupo; ellos pertenecen al grupo de sus padres. La ascendencia
patrilineal es mucho más común que la ascendencia matrilineal. Las sociedades con
grupos de ascendencia no sólo observan reglas de membresía; también poseen
reglas acerca de dónde deben vivir los miembros una vez que se casan.Las mujeres
tienden a hacer un poco más de cultivo en las sociedades matrilineales. Las
mujeres tienden a poseer estatus alto en las sociedades matrilineales y matrilocales
por varias razones. La membresía al grupo de ascendencia, el acceso a los puestos
políticos, la asignación de tierra y sobre todo la identidad social provienen de los
vínculos femeninos. Las iroquesas, por tanto, manejaban la producción y la
distribución. La identidad social, la sucesión a cargos y títulos, así como la
propiedad, venían a través de la línea femenina, y las mujeres eran prominentes en
los rituales y la política. Las tribus relacionadas constituían una confederación, la
Liga de los Iroqueses, con jefes y consejeros

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