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Riesgo Cardiovascular:

El Tabaquismo.
Por: Dr. Ricardo Mendoza G. Médico Cirujano.
   
Ricardo Mendoza G. Médico Cirujano. Maestría en Medicina
Biológica. Asesor Científico de la Asociación Internacional Americana
de Educación Nutricional (American International Association of
Nutritional Education). Profesor de Fisiología IUTEPAL- Puerto La
Cruz. Director Médico de la Revista Salud Sin Límite. Columnista de
los Diarios El Norte y El Metropolitano, de Anzoátegui, Venezuela.

"La maldad es creación del hombre, ya que no existe en


otra parte de la Naturaleza".
Anónimo.

"Nos han llegado de América dos plantas. Una planta


bendita, la papa, y una planta maldita, el tabaco".
Alejandro Von Humboldt.

    El tabaco es una droga y el tabaquismo una enfermedad que produce adicción,
habituación o dependencia, sufrimiento
y muerte.
    El tabaquismo (fumar cigarrillos o
tabaco), es el principal factor de riesgo
cardiovascular modificable, conocido.
A el se atribuye el 30% de las muertes
debidas a las enfermedades de las
arterias del corazón, que en nuestro
país superan los 23mil fallecimientos
cada año.
    En las personas fumadoras se
incrementa muy significativamente el
riesgo de presentar infartos y fallecer
debido a ellos. La relación entre
tabaquismo e infartos "prematuros" es
tan marcada, que se ha observado con
sorpresa, que de las personas
menores de 35 años que presentan un
infarto del miocardio, un 80% de ellas
son grandes fumadoras. Como era de
esperarse, dicha combinación
(tabaquismo - infartos) puede también
ser observada muy frecuentemente a
edades superiores. Al respecto, una
evaluación efectuada por el Consejo
de Revisión del ejército de los EEUU, demostró que el 99% de las personas de
edad media que sufrieron un infarto del miocardio, eran fumadoras. Debido a las
razones mencionadas, las enfermedades de las arterias del corazón y por ende
los infartos del miocardio, se producen con una frecuencia 5 a 7 veces mayor
entre los 35 y 44 años, en fumadores y en promedio 19 años antes que en los no
fumadores.
    Fumar, no sólo acelera la velocidad de desarrollo de las enfermedades de las
arterias, también altera las características y las manifestaciones de los infartos. En
esas personas, los infartos del miocardio son frecuentemente de aparición súbita y
sin los dolores precordiales que interpretamos como señales de aviso típicas.
    Otros efectos cardiovasculares del hábito de fumar, están relacionados con la
elevación de la frecuencia cardíaca y de la tensión arterial. Fumar un cigarrillo
puede incrementar la frecuencia cardíaca entre 20 a 25 latidos por minuto y elevar
significativamente la tensión arterial.
    El tabaquismo está vinculado con la mortalidad cardiovascular y con otras
numerosas causas de muerte. Según cifras del Centro para el Control y
Prevención de Enfermedades de EEUU, el tabaco fue la principal causa de muerte
en el año 2000, con 435 mil muertes, es decir, un 18.1% de los fallecimientos. Por
ello, toda estrategia de salud pública que busque la reducción de la mortalidad  en
general, y la cardiovascular en particular, debe incluir a las campañas antitabaco.
    Prueba de ello es la disminución en el número de muertes atribuidas a las
enfermedades cardiovasculares en la última década en EEUU. Dicha tendencia 
puede ser atribuida en su mayor parte, según Atkins, a la significativa reducción en
el consumo de cigarrillos, ya que en 1970 el
42% de todos los adultos fumaban y en 1996,
menos del 30% lo hacían.
    En Venezuela también se observó un
descenso en el consumo de cigarrillos, como
consecuencia de una fuerte campaña de
educación pública que se inició en 1983, la
cual incluyó la prohibición de todo tipo de
publicidad por radio y televisión. En los años
posteriores, según la OPS, el consumo per
cápita por año disminuyó de 1.950 en 1990–
1992 a 900 en 1994–1996.
    Nuestros legisladores pareciesen carecer
de la voluntad requerida y de la capacidad
para comprender la abrumadora evidencia
científica que demuestra, más allá de toda
duda, la nocividad de la práctica tabáquica,
para prohibir, de una vez por todas, el
consumo del mismo. En vez de ello,
conjuntamente con los políticos de turno,
parecieran considerar a este hábito
indeseable, como un mal necesario que
justifica su existencia debido a que le provee
al Estado mucho dinero. El impuesto sobre el
tabaco representa un promedio del 5% de los ingresos fiscales en todos los países
industrializados de occidente. En el año 2000, por ejemplo, Bigott fue la empresa
del sector privado que pagó mas impuestos, al entregar 228 millardos de bolívares
al fisco venezolano.
    No es difícil tener un negocio altamente rentable, cuando se comercia con una
sustancia que produce adicción y cuando se cuenta con los recursos para invertir,
según declaraciones de Beyer, presidente de Bigott para la fecha, 21 millones de
dólares en publicidad y mercadeo en el año 2001. Ello y el poder de una muy
efectiva y por desgracia muy perjudicial, campaña publicitaria explican el que las
utilidades de Bigott crecieran en un 30% en el 2001, con respecto al año anterior.
    Sólo un 20 a un 25% de los fumadores pueden liberarse de él, inclusive con
ayuda médica, ya que la habituación al tabaco y el atractivo que produce son muy
fuertes. Ese fenómeno corresponde al mismo cuadro que ocurre con otras drogas,
tales como el alcohol, la heroína, etc. Debido a la dificultad para liberarse de la
dependencia del tabaco, por parte de las personas adictas al mismo, la campaña
más eficaz es aquella realizada a nivel escolar promoviendo la negativa de los
jóvenes a vincularse con el perjudicial hábito del consumo de tabaco.
    Según Kousmine, el 85% de quienes comienzan a fumar a los 17 años, se
convierten en fumadores para toda la vida. Que el primer cigarrillo sea fumado por
los niños entre los 6 y los 10 años y por las niñas entre los 12 y los 13 años, es a
todas luces un craso error. En Alemania, en 1980, el 57% de los jóvenes y el 25%
de las niñas, habían empezado a fumar antes de los 10 años. En 1978, la tercera
parte de los norteamericanos de más de 17 años eran fumadores y más de la
mitad habían empezado antes de los 18 años.
    De cual información llegue primero, la pro-tabaco o la anti-tabaco, dependerá en
gran medida la salud de nuestros hijos. Ojala empecemos lo antes posible.
    El presente artículo fue publicado en la Columna Medicina Biológica y Antiestrés
de la Sección Viva Mas, en el Diario El Norte, el día 1 abril, con el título "Factores
de riesgo cardiovascular (VIII): El Tabaquismo" y será publicado en el Diario El
Metropolitano, en la columna homónima el día 27 abril.
    El 16% de los venezolanos de 18 a 65 años fuman en promedio 11 cigarrillos
diariamente y más de 4000 al año. Ese hábito tabáquico (fumar cigarrillos o
tabaco), es la conducta más nociva sobre la salud, que existe.
    Las enfermedades asociadas con el tabaquismo son: las enfermedades de las
arterias del corazón, las enfermedades pulmonares crónicas, la tuberculosis, la
osteoporosis, las úlceras gastroduodenales, los derrames y trombosis cerebrales
(ACV), las enfermedades circulatorias periféricas y muy especialmente, el cáncer
(de pulmón, laringe, cavidad oral, cuello de útero, páncreas, esófago y vejiga).
Fumar, incrementa el riesgo de estas enfermedades hasta en un 70% en hombres
y un 30% en mujeres.
    La salud cardiovascular se ve severamente comprometida en las personas
fumadoras. Tanto para el fumador activo, como para quién se encuentra cerca y
también aspira el humo (fumador pasivo), el riesgo de presentar enfermedades del
corazón se incrementa proporcionalmente con el tiempo de exposición a ese
perjudicial hábito.
    Se cree que la reducción en el número de muertes por enfermedades del
corazón en EEUU en la última década, puede atribuirse casi por completo, a la
significativa reducción en el número de fumadores en ese país.
    La mortalidad asociada con el tabaquismo es muy elevada. Guzmán, presidente
de la Sociedad Anticancerosa de Venezuela, estima que en los próximos años
ocurrirán 500 millones de muertes, en el mundo, por enfermedades relacionadas
con el cigarrillo. Solo en EEUU, el Centro para el Control de Enfermedades,
calcula que 435 mil muertes (mas del 18% de las) ocurridas en el año 2000,
pueden ser atribuidas directamente al tabaco. Eso la convierte en la principal
causa de muerte evitable y justifica el pago de los 35 billones de dólares que ha
hecho la industria del cigarrillo a las víctimas de las dolencias causadas por el uso
de sus productos en EEUU.
    Lograr disminuir el consumo de cigarrillos es una estrategia viable para reducir
el exagerado costo en vidas y en gastos sanitarios, causados por las
enfermedades asociadas con el tabaquismo.
    Según la Organización Panamericana de Salud "Las acciones para el control
del tabaquismo son interinstitucionales e interprogramáticas". Se hace énfasis en
que la población escolar secundaria evite el cultivo de ese hábito perjudicial para
la salud y en la disponibilidad de espacios libres de humo, especialmente en el
trabajo, como medida de protección de los no fumadores.

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