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Una vez, en un lejano reino rodeado de montañas y ríos cristalinos, vivía un joven llamado Ethan.

Ethan era un soñador empedernido y cada noche, antes de dormir, se sumergía en mundos de
fantasía a través de los libros que leía. Pero había una historia en particular que anhelaba escuchar
una y otra vez: la historia de la Estrella de los Sueños.

Cuenta la leyenda que la Estrella de los Sueños era una estrella especial que aparecía solo una vez
cada cien años. Cuando brillaba en el cielo nocturno, tenía el poder de hacer realidad los sueños
más profundos de aquellos que la vieran. Ethan soñaba con encontrar la Estrella de los Sueños y
convertir sus sueños más queridos en realidad.

Un día, mientras Ethan se paseaba por el bosque encantado cercano a su hogar, encontró un
anciano sabio que vivía en una pequeña cabaña. El anciano parecía conocer todos los secretos del
reino y, al escuchar los anhelos de Ethan, le dijo que la única manera de encontrar la Estrella de los
Sueños era a través de un viaje de autodescubrimiento.

Con una mezcla de emoción y determinación, Ethan se embarcó en una aventura llena de desafíos
y aprendizajes. Cruzó mares tempestuosos y montañas imponentes, desafió a criaturas fantásticas
y superó obstáculos en su camino hacia la cima de la montaña más alta del reino.

Finalmente, después de mucho esfuerzo, llegó a la cima de la montaña. El cielo estaba claro y la
noche comenzaba a caer. Ethan miró hacia arriba y, en ese momento, vio una estrella brillante y
resplandeciente que se destacaba entre las demás. Era la Estrella de los Sueños.

Lleno de emoción, Ethan cerró los ojos y formuló su deseo más profundo. Pidió que todos los niños
del mundo pudieran tener acceso a la educación, sin importar su origen o circunstancias. Deseaba
que todos los niños tuvieran la oportunidad de perseguir sus sueños y lograr un futuro brillante.

Cuando Ethan abrió los ojos, se encontró de vuelta en su hogar, pero algo había cambiado. En todo
el reino, se construyeron escuelas y se contrataron maestros. Los niños sonreían mientras
estudiaban y aprendían, y las esperanzas y sueños llenaban el aire.

Ethan se dio cuenta de que la verdadera magia no residía solo en la Estrella de los Sueños, sino en
el poder de la creencia y la acción. Sabía que todos los sueños podrían hacerse realidad si uno
trabajaba duro y compartía sus anhelos con el mundo.
Desde entonces, Ethan se convirtió en un defensor de la educación y ayudó a establecer programas
para niños desfavorecidos. Cada noche, antes de dormir, miraba las estrellas y agradecía por haber
tenido la oportunidad de encontrar la Estrella de los Sueños y hacer una diferencia en la vida de los
demás.

Y así, querido amigo, mientras te acurrucas bajo las cálidas mantas, recuerda que tus sueños
también

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