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«Espero que el amor verdadero

y la verdad

sean finalmente

más grandes que cualquier infortunio».

-Charles Dickens

Las soledades vienen como olas de mar, son impetuosas y no se puede controlar su naturaleza
agresiva y desgraciada, pero, en esas mismas olas podemos encontrar formas y crear arte con su
belleza. No es en vano que la naturaleza de las pérdidas y las verdades vengan a nosotros en
cualquier día de cualquier mes y año en el calendario para enseñarnos a ser más que el aire que
exhalamos. Las soledades vienen acompañadas de vejaciones y supersticiones con las que no
encontramos maneras de enfrentarnos en el pasado, pero, que finalmente debemos afrontar en el
presente.
Sé que te sientes exhausta, que no hay murmullo que pueda reparar las ansiedades de un porvenir
incierto y desordenado, que hay llantos que no son solo tuyos y que hay caminos que se ven
destrozados porque un huracán los arrancó de su corazón con todas sus fuerzas. La mentalidad
del humano parece ser uniforme y parece que, además, se dispersa por el mundo como una
enfermedad la cual debes frenar, pues, aquellos en quienes confiaste toda tu vida ahora son
espejo de rabia y tristeza. Pero ¿qué sería del mundo, de ti misma, de mí y de aquellos sin sus
limitaciones y sus sombras? No podríamos contemplar un día bueno porque se parecería a todos
los demás, de esa forma la vida empezaría a carecer de sentido. El dolor te encuentra ahora para
complementar tus felicidades futuras y hacerlas aún más grandes y majestuosas.
El pasado sirve para traer la melancolía necesaria, reviviendo el cariño y la alegría que sentiste
en un pasado, auqnue, también puede jugar en contra, pues, cualquier esfuerzo por aferrarse al
pasado es innecesario, la vida está sucediendo a tu alrededor.
Ahora, te pido que reflexiones si todas las personas son como las que te han llenado de
melancolías, si es que tal vez nuestro amor se ha visto permeado por las realidades de tus
miedos, solo te pido que mires directamente dentro de mí y de todo los futuros posibles y reales
que te he ofrecido, sobre todo, te pido que contemples el presente, en el que estoy sentado a tu
lado, absorto de amor y de valentía para compartirte e intentar dejarte claro sin palabras que soy
parte de ti así como tú lo eres de mí, y que soy tu familia aún si ya no crees en ese concepto.
Puedes acudir a mí como refugio de tus lágrimas y de tu aflicción hasta que el vaso esté vacío y
sientas nuevamente la libertad de amar aún con todos los conocimientos dolorosos que adquiriste
al respecto. Todo se está transformando, el daño que sientes viene hacia ti como si de un edifico
derrumbándose se tratara, son solo los cimientos del futuro que puedes llegar a construir.
¿Cuándo va a terminar todo? Tal vez nunca, porque de esto se trata, de una convergencia eterna
entre lo que significa existir y estar para ti misma. Falta que examines dentro de ti para que sepas
que todo empeorará o mejorará si así lo decides. Busca en toda tu fuerza y tu voluntad hasta
encontrarte.
Para culminar, aférrate a lo que creas posible, a ti misma, a nuestro amor y a la libertad de poder
sentir o simplemente dejar de hacerlo. Todo se trata de aprender de lo que son los demás sin
aferrarte, solo conservando lo que te hace bien. Aquí seguiré siempre que me lo permitas y creas
que mis palabras puedan llegar a tu alma como un estabilizador de tus aflicciones.

Siempre tuyo:

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