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ETICA PARA ADMINISTRADORES

1210736 – C

“VALOR DE LA JUSTICIA”

ELABORADO POR:
WILMER ALEXIS ARENAS DUARTE – 1215009
LEGNA MAYLIN RAMIREZ PEÑARANDA - 1215013
ANGELICA DURAN VERA – 1215029
YERSYL MENDOZA CACERES - 1215297

PRESENTADO A:
HAROLD DE JESUS RAMIREZ MORENO

UNIVERSIDAD FRANCISCO DE PAULA SANTANDER


FACULTAD DE CIENCIAS EMPRESARIALES
ADMINISTRACION DE EMPRESAS - DIURNA
CUCUTA, NORTE DE SANTANDER
2023-1
• ¿Qué es la justicia?
La justicia es la virtud de dar a cada uno lo que le corresponde. Es un término que proviene del
vocablo latín iustitia y que tiene diferentes acepciones de acuerdo a la cultura, los valores propios
de cada comunidad y el ámbito de aplicación del término.
Dentro del ámbito judicial, este concepto se utiliza para hacer alusión a las reglas y normas que
condicionan los accionares de las personas e instituciones y que suelen ser formuladas y puestas
por escrito por los miembros del poder legislativo de cada distrito.
Es también utilizada la palabra «justicia» para hacer alusión al poder judicial, uno de los tres
poderes del Estado.

• Justicia como valor


La justicia es uno de los valores fundamentales del ser humano, a través de ella se busca que
cada individuo reciba lo que le pertenece independientemente de sus condiciones, lo que implica
un reconocimiento y respeto total por los derechos humanos. La justicia pone a cada individuo en
el lugar que se merece, sin discriminar y respetando sus libertades individuales.
Es la base de muchas otras virtudes, por lo que es considerada la virtud universal por excelencia
que se debe inculcar al individuo en la primera infancia y a lo largo de toda la vida.
Toda sociedad debe basarse en la justicia, los actos injustos vulneran los derechos de la persona
quitándole libertad. Es importante que los individuos y la sociedad en conjunto luchen en contra
de las injusticias que pueden darse en ámbitos tales como el social, laboral, familiar, entre
muchos otros.

• Tipos de justicia
Dentro de una sociedad existen diferentes tipos de justicia que regulan las interacciones entre los
miembros. Son:
o Justicia distributiva: Busca la distribución justa de los bienes y recursos dentro de una
sociedad para garantizar el bienestar y una vida digna a todos los ciudadanos.
o Justicia procesal: Busca la imposición y posterior cumplimiento de las normas por parte
de todos los miembros de una sociedad, sin distinción ni privilegios de ningún tipo.
o Justicia retributiva: Busca que los individuos sean tratados de la misma forma en que
ellos tratan a los demás, de modo que toda persona que infrinja un daño a otra tendrá una
sanción o castigo.
o Justicia restaurativa: Busca subsanar el daño causado por un tercero a un individuo
particular en miras a que recupere su bienestar.
• Características de la justicia

✓ Es una virtud o cualidad humana.


✓ Busca el bien común.
✓ Busca garantizar el orden y la paz en una sociedad.
✓ Supone la igualdad ante la ley.
✓ Puede explicarse desde distintos puntos de vista.
✓ Cuenta con un fundamento cultural (de acuerdo al consenso social) y un fundamento
formal (de acuerdo a normas codificadas).
✓ No es arbitraria.
✓ Actúa de manera equitativa.

• El símbolo de la justicia
La justicia es representada por una balanza, que significa el trato justo, equilibrado y exacto de
cada hecho o situación.
También es representada por la estatua de la justicia, que fue inspirada en la diosa griega Themis
y que simboliza el orden, los juramentos, la justicia y la equidad.
Temis tiene los ojos vendados, lo que significa que la justicia es imparcial y no hace diferencias.
Tiene en una mano la balanza y en la otra una espada, símbolo del castigo que se impondrá al
que no cumpla lo que es justo.
Caso Yuliana Samboní: cómo el brutal asesinato de una niña
indígena a manos del conocido arquitecto Rafael Uribe enfrentó a la
vieja y la nueva Colombia.
En la mañana del domingo 4 de diciembre de 2016, Rafael Uribe Noguera salió en su camioneta
de su residencia en el barrio de Chapinero Alto en dirección a Bosque Calderón, una humilde
barriada de construcciones informales situada a unos pocos kilómetros de distancia.
Al llegar allí, aparcó, abrió la puerta de su auto y entabló conversación con Yuliana Samboní,
quien estaba jugando en la calle junto a su primo.
La niña de 7 años vivía en ese lugar con su hermana pequeña y sus padres -Juvencio y Nelly-,
quienes meses atrás habían decidido mudarse a la gran ciudad desde el empobrecido
Departamento del Cauca -en el oeste del país- en busca de una vida mejor.
Tras intercambiar unas palabras, Uribe Noguera agarró a la Yuliana por el brazo y la introdujo a
la fuerza en su camioneta, abandonando el lugar a toda velocidad.
Nada más producirse el rapto, los familiares de la pequeña contactaron a la policía, que inició
una extensa operación de búsqueda.
Gracias a las descripciones de vecinos de Bosque Calderón y a las grabaciones de unas cámaras
de seguridad, se pudo identificar al dueño del automóvil en el que la niña había sido secuestrada.
Las indagaciones que se realizaron en las horas posteriores llevaron a la policía hasta un
apartamento propiedad de Rafael Uribe Noguera en el edificio Equus 66, situado en Chapinero
Alto.
No se trataba de la vivienda habitual del arquitecto, que quedaba a unas pocas cuadras, sino de
un departamento dúplex de su familia que se encontraba vacío y en proceso de arriendo, en el
que en la noche del domingo 4 de diciembre se halló el cuerpo sin vida de Yuliana.
Según reveló la autopsia, había sido violada, torturada y asfixiada hasta la muerte.
Pero Rafael Uribe Noguera, quien no contaba con antecedentes penales, no estaba en la escena
del crimen.
Al día siguiente de producirse el crimen, tras hacerse públicas las identidades de la víctima y de
su asesino, surgió un clamor popular exigiendo que se hiciera justicia, con miles de ciudadanos
pidiendo en la calle y en las redes sociales que la muerte de la niña no quedara impune.
Muchos creían que Rafael Uribe Noguera -un hombre apuesto, soltero y de buena familia- podría
eludir su responsabilidad, como había sucedido en el pasado en Colombia en tantos otros casos
que involucraban a personas de clase alta "bien conectadas".
El hecho de que se señalara a los hermanos del asesino -Francisco y Catalina- como encubridores
(todavía deben ser juzgados) y que el guarda de seguridad del edificio en el que murió Yuliana se
suicidara en extrañas circunstancias a los pocos días de la muerte de la niña, no hizo sino
aumentar los temores de que no se llegara a esclarecer lo sucedido.
El escrutinio sobre la labor de las autoridades en las horas y días posteriores al asesinato fue tal
que hasta el presidente colombiano Juan Manuel Santos -en cuyo círculo cercano se encontraban
personas vinculadas a los Uribe Noguera- se pronunció para condenar lo ocurrido y exigir
justicia.
Muchos vieron en este caso una batalla entre dos países.
Por un lado, la "vieja Colombia", en la que, como todavía sucede en muchas otras naciones de
América Latina, las clases pudientes, gracias a su cercanía con el poder, hacen y deshacen a su
gusto, y actúan con impunidad, cerrando filas para proteger a los suyos.
Por el otro, la "nueva Colombia", un país que, tras más de medio siglo de conflicto armado y
pese enfrentar todavía grandes problemas de violencia y desigualdad, se encuentra en plena
transformación política, económica y social.
Pronto quedó claro que la ciudadanía no iba a permitir que el crimen de Yuliana quedara impune.
Tras ofrecer diferentes versiones de lo ocurrido, a mediados de enero de 2017 Rafael Uribe
Noguera se declaró culpable y tres meses después fue condenado a 51 años de cárcel, pena que a
principios de noviembre le fue aumentada hasta los 58 años.

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