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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación

U. E. Colegio “María Auxiliadora”

Edo. Lara – Barquisimeto

Reseña Histórica de la Comunidad “La Playa”

Alumno: Benjamín Escalona

Prof.: Jackson Duran

Año y Sección: 4to año “A”

Barquisimeto, 17 de marzo del 2023


Reseña Histórica de la Comunidad “La Playa”

El sector “La Playa”, Parroquia El Cují, Municipio Iribarren, Barquisimeto, Estado


Lara. Ubicado en la zona norte de la ciudad, específicamente en la autopista intercomunal
vía Duaca fue fundada en el año 1920, en plena dictadura del General Juan Vicente Gómez.
El nombre de este sector se le atribuye gracias a las semejanzas compartidas con las orillas
del mar: superficie plana y arenosa, predominada por la vegetación xerófila como el cují,
las tunas, el semeruco y el cardón, que cada vez se encuentran menos a la par que sube la
población en esta comunidad.

Las familias fundadoras del sector fueron: La familia Sivira, Ribas y Rodríguez,
cuyos métodos de subsistencia se encontraba en la cría de caprinos y aves de corral,
sembraban y cosechaban maíz, yuca y otros rubros. Sus hogares eran construidas en base
del bahareque con techos de paja y apenas existían 7, propiedad de Emilia Sivira, Petra
Ribas, Hermelinda Almao, Faustino Capdevilla, Mencho Salcedo, Felipe Arrieche y
Socorro Ribas.

Años más tarde, ya por 1946 el número de habitantes había crecido grandemente,
entre las generaciones en auge y la llegada de nuevas personas bien recibidas por los
vecinos hicieron posible la consolidación de este sector, que ha sido representada por
figuras como la Señora Simona Albertina Mendoza, quien a sus 93 años de edad elabora
vinos de frutas y dicta cursos de manualidades. Esposa del Señor Felipe Neri Ribas (en su
honor el Estadio ubicado en la Intercomunal Vía a Duaca km 8 lleva su nombre) e hijo de la
Señora Socorro Ribas y Andrés Terán.

En la misma fecha, el señor José Puerta Virguez y su esposa Petra Peraza de Puerta
compraron la casa del señor Faustino Capdevilla ubicada donde hoy se encuentra la
Estación de Servicio “Llano Petrol”, sus vecinos eran la señora María Palma y Andrés
Mediomundo propietario de la única bodega existente en esa época, ambos fallecidos.

Incluso en aquellos días se presentaban complicaciones que vemos actualmente en


nuestra sociedad, y para hacer explicación de mi afirmación está el señor Hermenegildo
Justino Riera (Merejo, fallecido), casado con la señora María Alfonsa Prieto (Foncha)
quienes llegaron al sector en 1960. El señor Hermenegildo en un principio trabajó en los
“Pilones de maíz” en Barquisimeto, en vista de la distancia entre el sector y el centro de la
ciudad, decide dejar el trabajo y dedicarse a la cría, sacrificio y venta de marrano, chivos y
ovejos. Y este punto de inflexión podríamos preguntarnos el por qué la decisión de
construir una comunidad alejada del centro de la ciudad. Recapitulando un poco se fundó
en el pleno desarrollo del latifundista con más tierra en la historia de Venezuela, propietario
de los hatos más inmensos del país y la mayoría de sus tierras en estado de ociosidad, dicho
esto, cabe la posibilidad de que los campesinos ante estas circunstancias, fueran en busca de
espacios donde fueran proclamadas “tierra de nadie” y de esta manera seguir con su
esperanza de vida.

En un principio, el agua era cargada en tinajas desde una laguna que los pobladores
llamaron Pozo Rojo debido a que cierto día apareció allí el cuerpo de un hombre apuñalado
y su sangre mancho el agua de dicha laguna, según cuenta la señor María de Gámez.
Décadas más tarde, adecuándose a las necesidades de nuestra realidad el Ministerio de
Obras Públicas construye un tanque el cual serviría como depósito de agua para surtir del
preciado líquido a los habitantes del sector, con la conexión de la tubería de agua potable
éste ya no era necesario, se descuidó y era utilizada como vertedero, por lo que la señor
Nancy Álvarez hizo diligencias y compró en el año 2000 este terreno al Instituto Agrario
Nacional donde construyó un local, actualmente funciona allí un restaurant.

En 1990 existió un Programa de alimentos, cooperativa de 20 socios


aproximadamente en la casa del señor Reinaldo Meza, solamente funcionó 3 años.

Luego a partir de las organizaciones comunales el sector “La Playa” fue dividido en
4 sub-sectores: Sub-sector La Laguna, Sub-sector El Estadio, Sub- sector Rancho Lindo y
el Sub-sector Llano Petrol-Zanjón Leandro. Playa III.

En su posteridad, fueron bautizadas las señalizaciones del subsector “Llano Petrol”


de la siguiente: Av. Las Palmas, la calle 1 Cesario Vázquez, la calle 2 calle Germán
Arrieche, la calle 3 calle Romero Gómez, la calle 4 calle Los Guaros y la calle 5 calle La
Cruz, al Zanjón Leandro se le llamaba “La Quebrada”, hasta la fecha se desconoce el
porqué de su nombramiento.

Hoy en día el sector sufre de la realidad social que vive toda la nación, con asuntos
resueltos y otros no. Algunos servicios que están en la disponibilidad en el subsector son:
postes de alumbrado eléctrico en condiciones aceptables, redes cloacales, asfaltado en
decadencia y aún por terminar desde mí llegada a la comunidad (2009), líneas telefónicas,
cableado de televisión disponible para quien pueda pagarlo (cuota de 30$ en una comuna
donde el hambre está presente), bodegas y un aseo urbano irregular.
Reseña histórica de la comunidad “La Playa”

(Actividad económica)

En el sub-sector Playa III del Cují, en los más adentro de sus calles se encuentra un
negocio de abasto de todo tipo, desde repuestos para bicicletas hasta productos de primera
necesidad donde es atendida por el Sr. Rafael con 83 de edad, junto con su esposa que
administran ambos el local desde hace más de 20 años en nuestra comunidad, que en lo
personal ha sido partícipe en el ejercicio de complacer mis caprichos cuando era un
pequeñuelo junto con mi abuelo José Isabelino, y ésta ha sido la historia que nos dio a
conocer.

El local nació en el año 1998 a la edad de 58 años y explicó que el surgimiento del
mismo se debió a la falta de empleo que existía (y que perdura) para las personas de la
tercera edad, y por más que haya sido en una época donde la tensión política estaba a flor
de piel y donde se decidiría el nuevo rumbo que tendría el país, es más por cosa de su
gente.

En sus inicios era conocida como una “venta de víveres y quincallita”. Los
participantes de la obra no eran nada más ni nada menos que su esposa y su hijo, que para
en aquel entonces tendría la edad de 15 años, quien a regresar del liceo, ayudaba a sus
padres prestando sus servicios con una buena atención al cliente. Sus tiempos prósperos
llegaron más temprano que tarde: la realidad de Venezuela era distinta a comparación con
la que tenemos hoy en día, y se ha visto reflejado en varios aspectos, como la reducción de
compras y ventas de mercancía y el incremento del precio en los productos de tercera
calidad y de primera necesidad. La manutención de su familia y de sí mismo sin
aprovecharse de la situación económica de otros siempre han sido sus ideales con su
empresa.
En sus años dorados (2004-2006) ha ido incrementando su catálogo de mercancía
progresivamente, siempre acorde a las demandas de los usuarios y su atractivo por el
ciclismo, pero a causa de la inflación monetaria y la dolarización de la gasolina ha tenido
que ingeniárselas para no borrarse en el mapa, recortando sus gastos a exclusivamente
alimentos y primeras necesidades. Sin embargo, no fue sino en la época del 2009-2010 que
sufrió una pérdida de capital más significativa en su negocio a causa de las devaluaciones
de la moneda y la inutilidad que era guardarla en los bancos, explicando que al momento de
retirar en efectivo solo disponían cifras que oscilaban entre los 300bs-500bs cuando se
tenían registrado en la cuenta millones de bolívares. En la tercera devaluación llegó a
perder 8.000.000.000bs, llevándolo prácticamente a la quiebra.

Después de escuchar estas fuertes declaraciones le pregunté: “¿Cuál fue la clave


para perdurar con el paso del tiempo?”. “Mi edad”. Replicó sin ningún apuro. “Fui un
hombre prospero, y la única manera de seguir era dejar los gastos suntuosos”, fue su
respuesta ante aquella compleja situación en la que se encontraba.

Hasta el sol de hoy, el negocio le ha servido, palabras más palabras menos, para su
pan de cada día, luego de haber conseguido todas sus pertenencias, que remarcó que solo
eran su casa, construida hace cuarenta años y su vehículo adquirido hace veinticinco años.
Y ha contado con la tristeza de no poder vivir experiencias hace más de 15 años a causa de
este dicho suceso, incluyendo viajes, comidas, excursionismo, entre otras. Con 25 años en
su carrera como comerciante, ha dejado siempre una imperturbable impresión con sus
clientes, convirtiéndose así en uno de los personajes más queridos de nuestra comuna.

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