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Oraciones a la Virgen para lograr la alegría del interior

LA ALEGRIA DE VIVIR
Virgen María tu eres la fuente de la Vida. Enséñame a vivir con dignidad y a no
arrastrarla penosamente.
Que las adversidades y dificultades de mi existencia no me hagan perder de vista el
maravillosos y sorprendente don de la vida.
No permitas que desgaste mis fuerzas en la negatividad, el pesimismo y la tristeza.
Libérame, oh Virgen Madre, de toda queja y lamento inútil para poder disfrutar
serenamente de las personas y las cosas que me rodean.
Llena mi corazón de Alegría para que nunca pierda el entusiasmo y las ganas de
vivir.
Virgen de la sonrisa haz que brote de mis labios permanentemente una clara y
suave sonrisa que me ayude a vivir en plenitud.
Amén
Introducción
Nos dice el Papa Francisco:
“Hay que vivir con la alegría las pequeñas cosas de la vida cotidiana (…)
La verdadera alegría que se disfruta en familia no es algo superficial, no viene de las cosas,
de las circunstancias favorables… La verdadera alegría viene de la armonía profunda entre
las personas, que todos experimentan en su corazón y que nos hace sentir la belleza de
estar juntos, de sostenerse mutuamente el camino de la vida”.
“Ser alegres es buscar la armonía y la paz, elegir el buen humor, afrontar la dificultad con
optimismo, sonreír a menudo, buscar el lado positivo de la vida, evitar las críticas y las
quejas, celebrar los logros y poner “onda” ante los fracasos…”.
Es mi deseo
Que estas oraciones a la Virgen te ayuden a lograr y a sostener una serena alegría
en tu corazón.
P. Beto.
LA ALEGRÍA DE LA VOCACIÓN
Virgen María Dios te ha elegido para ser la Madre de su Hijo Jesús y tu respondiste
generosamente a este llamado.
Ayúdame a darle sentido a mi vida para que transmite mi camino con seguridad.
No permitas que caiga en la monotonía, en el acostumbramiento y el cansancio.
Que cada día disfrute de los momentos agradables y supere con Fe los momentos
adversos.
Que me entusiasme en mis trabajos y tareas y me sorprenda en el cotidiano de mi
hogar.
Que la conciencia del llamado de Dios a mi vida sea motor que me impulse a
seguir, a confiar, a esperar y a amar.
Amén.
LA ALEGRÍA DE LA FE
Virgen María derrama en mi interior tu humilde y profunda Fe.
Una Fe Dócil, que te hizo aceptar el Plan misterioso de Dios de ser la madre de su
Hijo.
Una Fe Valiente, capaz de superar los medios y temores propios de tu fragilidad
humana.
Una Fe Serena, para acompañar silenciosamente el misterio de tu hijo Jesús.
Una Fe Convencida, de que todos los acontecimientos de tu vida eran designios de
salvación.
Una Fe Firme, para estar de pie en el monte de la Cruz.
Una Fe Ofrecida, para sobrellevar la espada de dolor que atravesaba tu corazón de
Madre.
Una Fe Alegre, para compartir con tu hijo el triunfo de la Resurrección.
Amén.

LA ALEGRÍA DE COMPARTIR
Virgen María, muéstrame tu corazón inmaculado, donde guardaste
cuidadosamente los misterios de Jesús.
Allí conservaste en silencio la sabia voluntad de Dios en tu vida y la aceptaste con
serenidad y paciencia.
Enséñame tierna Madre a vivir con profundidad cada acontecimiento de la vida y
aprender a compartir con serenidad y transparencia todo lo que me pasa.
Ayúdame a no quedarme anclado en la soledad y en el individualismo
pretendiendo solucionar los problemas de mi vida lejos de tu ayuda e intercesión.
Madre Santa derrama el Espíritu Santo sobre mi persona para poder imitar tu
servicio y disponibilidad fraterna.
Concédeme la virtud de la humildad para dejarme enseñar, dejarme amar y guiar
por el camino del bien.
Amén.

LA ALEGRÍA DEL ENCUENTRO


Virgen María, mujer del Encuentro y de la amistad, siempre atenta a nuestras
necesidades y problemas.
Confiamos en tu amor de Madre; cercana y solidaria.
Intercede por nosotros para que salgamos de nuestro encierro, egoísmo e
individualismo y vayamos en búsqueda de nuestros hermanos que nos rodean.
No permitas, Madre mía, que mi corazón se vaya endureciendo y volviéndose rio y
distante.
Infunde en mi vida un espíritu generoso y solidario capaz de interesarme y
sensibilizarme de los dolores ajenos y crear vínculos de cercanía con gestos y actitudes de
caridad.
Amén.

LA ALEGRÍA DE LA PAZ
Virgen María. Reina de la Paz, despierta en nosotros el deseo de la verdadera paz,
deja nacer en nosotros a Jesús, para que Él pacifique nuestro corazón inquieto.
Oh Virgen Madre, manda al Santo Espíritu para que cure de raíz nuestras heridas,
nos libre de nuestros bloqueos y rompa las ataduras que nos esclavizan y torturan.
Virgen del Amor derrama tu suave y profundo amor sobre nuestro interior, llena
nuestros vacíos y carencias y calma todas las rebeldías, enojos y falta de Amor.
Concédeme un corazón reconciliado para construir relaciones sanas, maduras y
duraderas.
Amén.

LA ALEGRÍA DEL PERDÓN


Virgen María, mujer del Perdón y de la Paz.
Pacifica mi interior inquieto. Hay dentro de mis algunas perturbaciones causadas
por la falta de perdón.
He dejado crecer en mi corazón la hierba mala del resentimiento, del rencor y del
odio que me ha envenenado mi interior y no me dejan vivir en paz.
Pídele, oh Madre mía, al Espíritu Santo que toque en mi interior herido y lo sane y
lo libere de toda atadura espiritual para que pueda disfrutar y establecer relaciones sanas
y maduras con las personas que me rodean.
Tómame en tus brazos de Madre amorosa, quiero nacer de nuevo en tu corazón
renovado y reconciliado y comenzar una vida llena de paz, confianza y alegría.
Amén.

LA ALEGRÍA DE LA ESPERANZA
Virgen María, quiero contemplarte como mujer llena de Fe y de Esperanza.
Toda tu vida estuvo iluminada por esta virtud tan necesaria en el caminar de la
vida.

 Esperanza para seguir en un camino lleno de obstáculos.


 Esperanza para confiar en medio de los desafíos e incertidumbres.
 Esperanza para resistir en los momentos de prueba y dolor.
Concédeme, oh Madre Santa, la virtud de la Esperanza para no bajar los brazos y segur
con fortaleza de ánimo construyendo mi vida con entereza y dignidad.
No permitas que caiga en la depresión y el desánimo.
Cúbreme con tu suave manto y concédeme descanso en tu regazo de Madre.
Amén.

LA ALEGRÍA DEL AMOR


Oh Virgen del Amor hermoso llena mi corazón del verdadero Amor que plenifica y
da alegría.
Tu sabes, Virgen Santa, que mi corazón sufre las faltas de Amor, los menosprecios,
las indiferencias y frialdades de las personas que quiero y aprecio. Esto me lleva a
mendigar amor y arrastrarme detrás de las personas suplicando atención, buen trato o
simplemente que me quieran. Poco a poco voy perdiendo mi dignidad y cayendo en la
triste melancolía de un amor no correspondiente.
Enséñame Virgen Santa a no depender del Amor humano y a entregarme
enteramente al Amor Divino que da sentido y satisface toda la sed de Amor.
Amén.

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