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EL PROBLEMA DEL HOMBRE EN ARISTÓTELES

Aristóteles afirma en De Anima que el alma no es algo separado del cuerpo, sino
que cuerpo y alma constituyen una única sustancia y están relacionados entre sí
de la misma manera que la materia y la forma. El alma es la forma del cuerpo.
Como forma, el alma es el principio de toda la actividad del ser vivo, aquello por lo
que “vivimos, sentimos y pensamos”.
Por consiguiente, el alma no es el cuerpo, pero no puede existir sin él,
formando ambos una única sustancia.
Distingue tres tipos de alma,: alma vegetativa, propia de las plantas, que
tiene como función la nutrición; alma sensitiva, propia de los animales que,
además de la función de nutición posee las funciones de sensación, deseos y
movimiento<, y alma intelecyiva o racional, propia del ser humano, que además
de las funciones del alma vegetativa y del alma sensitiva , posee las funciones de
la reflexión racional y la voluntad libre. En consecuencia poseen alma las plantas,
los animales y los hombres, cada uno según su potencialidad.
Estos diferentes tipos de almas forman una serie jerárquica: intelectiva,
sensitiva y vegetativa ,según la cual la función superior (la propia del alma
intelectiva) presupone las inferiores, pero no a la inversa.
La doctrina aristotélica supone la negación de la inmortalidad del alma
humana, y por tanto, la adopción del punto de vista más frecuente en aquella
época (versus los pitagóricos y Platón.
Por otra parte define al hombre como animal político o social y concluye
que el bien supremo o la felicidad sólo es alcanzable dentro de una sociedad.
Aristóteles, frente a la consideración de los sofistas de que la sociedad es
producto de la convención, afirma que la sociabilidad es un rasgo esencial de la
naturaleza humana. La condición humana es intermedia entre las bestias y los
dioses. En efecto, la vida en sociedad es imposible para las bestias e innecesaria
para Dios, que es autosuficiente.
La vida en comunidad, para el ser humano, tiene lugar en distintos niveles:
en la familia, en la aldea, y, finalmente, en el Estado (polis), que es la forma más
perfecta de comunidad, ya que es autosuficiente y tiene como fin facilitar a los
ciudadanos una vida buena, digna y feliz. Sólo en el Estado puede el hombre
alcanzar su perfección y vivir una vida plenamente humana.

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