Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
de paz en la familia.
La familia tiene que ser refugio y fortaleza, por lo que sus miembros han de buscar el
bienestar de los demás. Los esposos son fieles uno al otro y apoyan en todo momento
la educación y el desarrollo de los hijos.
En la familia se construye la identidad de la persona, se protege su autonomía y es la
base desde donde se proyecta en el ámbito social. Son los padres quienes, como
primeros responsables de la educación de los niños, protegen su intimidad y
promueven su desarrollo con base en los valores
Además de su función biológica y socializadora, la familia es la responsable de cuidar y
criar a sus integrantes, pues está obligada a satisfacer las necesidades básicas de
protección, compañía, alimento y cuidado de la salud de sus miembros.
Los valores familiares son el conjunto de creencias, principios, costumbres, relaciones
respetuosas y demostraciones de afecto que se trasmiten a través de generaciones;
fortalecen los lazos de unión, respeto y confianza.
• Formadora.
• Socializadora.
• Cuidados y protección.
• Seguridad y Protección Económica
• Afectiva.
Los valores familiares fortalecen los lazos de unión, respeto y confianza. Cuidar uno del
otro, respetar a las personas mayores, colaborar con las labores del hogar, ser
bondadosos y honestos, hace que las personas actúen como buenos ciudadanos en
cada uno de los grupos sociales de los que forma parte.
Temas muy básicos y muy importantes: hablar con respeto y no insultar, no pegar, no
robar, no meter drogas en casa, etc. Son normas obligatorias. Deben ser pocas normas
de este tipo, no muchas. Si se desobedecen afecta mucho a la familia.
De esta manera, las normas de convivencia están respaldadas por un conjunto de
valores tales como el respeto al otro y sus derechos, la honestidad, la igualdad, la
tolerancia, la solidaridad, la responsabilidad, el compañerismo, el sentido del deber, el
trabajo.
Conócete a ti mismo.
No podemos pretender cambiar nuestro entorno si, de inicio, no tenemos una noción
clara de quiénes somos. En particular, saber qué nos motiva a comportarnos de cierta
forma, nos permite identificar cuáles son nuestras virtudes y aptitudes. De este modo,
podemos explotarlas en pro de la contribución comunitaria, reconocer nuestras áreas
de oportunidad y trabajar en ellas.
Sé empático.
Detrás de toda paz, existe una base: la empatía. Y es que de ella parten el resto de
prácticas que permiten una sociedad próspera. Al practicar la empatía a gran escala
contagiamos a otras personas, motivándolas a interesarse por el prójimo.
Por ejemplo, la pandemia esto fue una muestra de la crisis de empatía a la que se
enfrenta nuestra sociedad. De haber pensado en otros, habríamos procurado el abasto
para todos, y no sólo el propio.
Respeta la diversidad.
Las redes sociales han contribuido a una interconexión social sin precedentes. Hoy día,
tenemos acceso a perspectivas, estilos de vida e información tan diversos como
podemos imaginar. Desafortunadamente, esto también ha generado incomprensión.
Cuida el planeta.
Por supuesto, practicar la paz no termina donde se encuentra el último ser humano. La
convivencia pacífica abarca al resto de habitantes de nuestro ecosistema, tal cual son
la flora y la fauna. Recordemos que todos son necesarios para el equilibrio natural.
Compromiso.
Finalmente, para conseguir un mundo donde la paz sea la norma, lo ideal es que cada
quien encuentre una causa. Un compromiso individual donde deposite todo su interés
genuino y sepa contribuir.
Así podemos encontrarlos en nuestra realidad diaria, en cualquier lugar: el trabajo, el
medio ambiente, los animales, la educación, las personas inmigrantes, las
diversidades, las personas con discapacidad, etc. Todo vale para hacer el bien.
Actualmente, nos encontramos viviendo en un entorno donde predomina lo imprevisible
y lo transitorio. Donde la saturación de información nos predispone al
desentendimiento. Por lo tanto, hace falta mantenernos activos en la promoción
constante de la paz.