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LA BATALLA DE TUMUSLA

Carlos Medinaceli Lizarasu Pedro Antonio Olañeta


La Batalla de Tumusla, realizada el 1º de abril de 1825, es consecuencia de la declaratoria de guerra que le hizo el
coronel potosino, Carlos Medinaceli Lizarazu al general Español Pedro Antonio Olañeta, 3 meses antes de abril, el 9 de
enero de 1825, en una carta que le dirige desde Talina (Potosí), donde textualmente le dice: “... Si. S. S. entra en razón y
rectifica su conducta, ya no intentando resistir más a la Emancipación de todos los partidos y las provincias de Charcas,
no habrá nada y no deberá temer usted., pero si insiste en su desconocimiento de Ayacucho (la Capitulación) y la
Libertad, traicionando aun a los Libertadores y la Patria, prepárense usted, para la guerra definitiva”.

Esta carta fue enviada con Casimiro Olañeta, sobrino del General, tanto al mariscal Sucre como al Gral. Olañeta que
estaban en Puno (Perú) y La Paz (Bolivia), respectivamente.

En otra parte de la carta, Medinaceli le recuerda a Olañeta: “Como charquino y patriota que soy, sobre todo nacido en
esta tierra de Chichas y de Charcas (el Gral. Medinaceli nació en Tuctapari, cerca de Otavi, provincia Linares de Potosí, el
4 de noviembre de 1779 y murió en La Paz el 28 de Febrero de 1841), el 1º de febrero proclamaré en la capital de
Chichas, en Cotagaita, la independencia total de esta Patria, de la Corona española y de los exvirreinatos, repúblicas hoy
de las provincias del Río de La Plata y del Perú”.

Pero como el Gral. Olañeta no escuchó las advertencias del coronel Medinaceli, éste empezó a preparar militarmente su
ejército en los campos, cerros y ríos de Talina, Chequelti, Cotagaita, Escara y Tumusla con la decidida participación de los
originarios de la “nación de los Chichas”, los famosos “cuicos” yurumeños, calcheños, vichacleños, toropalqueños,
viticheños, etc., para llegado el día escogido de Semana Santa, el 1º de abril de 1825, los alistados y preparados con el
ejército patriota y comandados por el coronel Medinaceli desde tempranas horas de ese día se ubiquen
estratégicamente en los cerros y río aledaños a Tumusla.

Entretanto, el ejército de Olañeta que venía en avanzada desde Potosí y llegado a Vitichi comenzó a descender, ese día
trágico del 1º de abril, hasta las riberas del río Tumusla. Olañeta quería castigar con una derrota la defección de su
exaliado.

La batalla comenzó a las 3 de la tarde y el militar español que quería dar ejemplo de bravura a sus soldados, montado en
su caballo e iracundo, sable en mano, peleaba junto a sus oficiales y soldados contra el enemigo. El río se teñía de rojo
en la lucha cuerpo a cuerpo: mientras de los cerros aledaños provenían los disparos de cañones, fusiles, hondazos y
flechazos que dejaban muertos y heridos por doquier. En el fragor de la lucha. el Gral. Olañeta cae malherido de su
caballo, después de varias horas de pelea, momento en que cesa la batalla y los sobrevivientes de su diezmado ejército
declaran al ejército vencedor de Medinaceli, su rendición. Los soldados y oficiales de Olañeta y de Barbarucho Valdés,
que también se rindieron en Chaquelti, en “llanto y sumisión” aceptan la Capitulación. Finalizada la batalla a las 7 de la
noche, el vencedor queda con todo el botín de guerra, incluida la imprenta y otros bienes. Olañeta es apresado y cerca
de la medianoche acepta la Capitulación de Tumusla. Olañeta muere el 2 de abril de 1825 y sus restos están enterrados
en Patirana Tumusla.

El parte de guerra fue enviado al mariscal Sucre, que estaba en Potosí, el mismo día 2. Éste recibió el día 3 (sábado) de
manos del Mayor Villegas... (Remitimos al lector leer el libro. “Recuerdos del Tiempo Heroico” de José Ma. Rey de Castro
que fue secretario privado del Mariscal Sucre).
En la sangrienta batalla de Tumusla estuvieron presentes 2 ejércitos: El patriota comandado por el ccronel, Carlos
Medinaceli Lizarazu, con 1.326 efectivos, entre jefes, oficiales y soldados. El Realista, con 1.732 efectivos, entre jefes,
oficiales y soldados, comandados por el Gral. Pedro Antonio Olañeta.

El ejército realista tuvo 509 muertos y 734 heridos. El ejército patriota tuvo 156 muertos y 270 heridos. Incluido el Gral.
Olañeta que murió el 2 de abril de 1825.

El detalle numérico de efectivos, muertos y heridos de ambos bandos demuestra las falsedades y tergiversaciones que
se han escrito respecto de esta batalla. En una total irresponsabilidad, los seudohistoriadores, desde Manuel Ma.
Urcullo, que por encargo de su compadre Casimiro Olañeta escribió sus “Apuntes para la Historia de la Revolución del
Altoperú”, donde indica que en esa batalla hubo un solo muerto: Olañeta. Para Mesa Gisbert, la batalla “facilitó la
penetración de las tropas colombianas a todo el Alto Perú, sin que se disparase un solo tiro”. Para historiadores como
Sotomayor Valdés y Enrique Finot, la insurrección de Medinaceli se efectuó el 2 de abril, etc. Alcides Arguedas, Augusto
Guzmán y otros historiadores nacionales y extranjeros hablan que en la batalla de Tumusla sólo intervinieron 300
efectivos en el ejército patriota y 700 en el ejército realista.

Para el historiador norteamericano Charles Arnade, la batalla de Tumusla “permanece aún en el misterio” y falsea la
verdad cuando habla de la región de Tumusla y dice que es un “campo helado” y para sus aserciones de la batalla se
basa en las opiniones malhadadas de Urcullo...

En fin, luego de la victoria de Tumusla que efectivamente dio Libertad e Independencia a Bolivia y a Latinoamérica, los
únicos “héroes” y beneficiados fueron los “dos caras” de la logia: Casimiro Olañeta, Urcullo, Uzín, Serrano, Rodríguez,
Calvimonte, Antequera, Urdininea, Alvarado, etc. 0A la que también pertenecían, dicen las malas lenguas, Sucre,
Arenales, Sánchez de Velasco y otros políticos de la época; y los “héroes prestados”, como el historiador cochabambino,
Franz Gustavo Morales, llama a Bolívar, Sucre, Burdett O´Connor, Braun; que mutuamente se ayudaban en sus comunes
errores, transfugios y tramoyas; en tanto el verdadero héroe de la batalla de Tumusla era desterrado como Gobernador
a Cotagaita, sin que haya sido invitado a los homenajes, fiestas, condecoraciones, bailes, brindis, ceremonias de los que
gozaban, los de la logia “dos caras” y los “héroes prestados”.

Las batallas de Junín y Ayacucho, no liberaron a Bolivia. lo hicieron al Perú. “Bolivia en el hecho mismo y concreto”, dice
el historiador orureño Marcos Beltrán Avila en su Libro: “El tabú Bolivarista”, no debe su libertad a ningún ejército
auxiliar, ni del norte Perú - colombiano, ni al del sur argentino.

La gran Colombia y el Perú no tuvieron participación en el país. Bolivia a ningún estado pidió favor para su
independencia”.

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