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YO ESTOY CONTIGO

Se debe honrar a las personas ancianas. “Delante de las canas te


levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás
temor” Levítico 19:32

Son los que han trabajado toda una vida y acumulado


décadas de sabiduría y experiencia.
 Son los que han visto las modas venir e irse.
 Son los que han criado familias y han dirigido negocios.
 Son los que han sembrado muchos años y a los que se
les debería permitir cosechar.
 Cuanto más frágiles se vuelven, más cuidado y amor
deberían recibir.
Pero no es así como piensa nuestra sociedad chilena /
americana moderna.
La vida es para los jóvenes.
Para los bellos.
Para los atléticos.
Para los viriles.
La vida es para los que tienen cuerpos cincelados, no
arrugas.

Según los tiempos en los que estamos viviendo, podemos ver


que la época de la juventud es exaltada desmedidamente a
costa de las demás etapas de la vida. Tal vez, como dice el
verso: “juventud, divino tesoro”. Fíjense:
 los mejores trabajos,
 los mejores rostros,
 las mejores oportunidades,
 los mejores puestos son reservados para la gente joven.
Pero el problema radica en que la juventud es apreciada
únicamente en términos del potencial, de la belleza y fuerza
físicas, que se encuentran en su punto máximo durante esta
edad.
Por el contrario, la infancia, la edad adulta y la vejez-
principalmente ésta- no son tan bien vistas como ser joven.
 Gerente joven
 maestro joven
 pastor joven
 presidente joven
 etc. se oyen atractivos.

La película sentimental sobre una pareja que envejece


puede ser muy triste, pero preferimos ver a un superhéroe en
acción. ¡La vida es para los jóvenes!
Por supuesto, los jóvenes deben disfrutar de la vida. Hay
algunas cosas que puedes hacer cuando eres joven que no
puedes (o no querrías) cuando seas viejo. Hay cosas que
puedes aprender. Deportes que puedes disfrutar.
Pasatiempos que puedes abordar.
La vida puede ser maravillosa para los jóvenes, y debe ser
disfrutada tanto como sea posible. Vivamos todos, la vida al
máximo.

Pero…¡Siempre hay un pero!


 Hay una razón por la que el presidente tiene que tener al
menos 35 años. ¿Querrías un comandante en jefe de 20
años?
 Hay una razón por la que Alfred Gruenther se convirtió
en el general de cuatro estrellas más joven a los 53
años.
 Hay una razón por la que la gran mayoría de los
respetados académicos y científicos tienen más de 40
años.
 Hay una razón por la que los mayores enseñan a los
jóvenes en la universidad en lugar de lo contrario.
 Hay una razón por la que la edad promedio para
contratar a un CEO de Fortune 500 es de 57 años y la
edad promedio para un entrenador de la NFL es de 48
años.

Las cosas buenas llevan tiempo.

La sabiduría y el conocimiento no se obtienen de la noche a


la mañana.
Yo estoy a 3 meses y 13 días de cumplir 60 años, lo que
oficialmente me convierte en un “ciudadano mayor”.
Pero me siento tan vibrante, tan agudo mentalmente, tan
lleno de visión y energía como cuando tenía 20 años.
No pienso en reducir la velocidad, y estoy seguro de que, en
el Señor, tengo más que ofrecer hoy que en cualquier otro
momento de mi pasado.
Una de mis mayores alegrías es enseñar y orientar a los
jóvenes, y no hay nada más importante que unir las
generaciones.
Por lo tanto, necesitamos estar con y para los ancianos en nuestro
medio. Por los abuelos y bisabuelos. Por los pioneros y constructores.
Por aquellos que todavía tienen mucho que ofrecer y dar.

Honestamente, debemos reconocer que muy dentro de


nosotros existe un miedo y una resistencia a dejar esta etapa
joven de la vida
son pocos los adultos a quienes no les da pena decir su
edad. Es más, es considerado una falta de educación
preguntarle su edad a una persona que ya no se ve joven.

Lo curioso es que nos olvidamos que cuando éramos niños y


adolescentes queríamos que la gente pensara que teníamos
mayor edad de la que realmente teníamos.

En términos sencillos, nos resistimos a dejar de ser jóvenes.

Tan es así que a los ancianos ahora se les conoce como los
jóvenes de la tercera edad; se dicen frases como el alma
siempre es joven, joven de corazón, etc., coo un intento de
quedarnos al menos con algo de la juventud.

· Esta resistencia a dejar la juventud se observa:

 Aumento impresionante de cirugías plásticas y


reconstructiva tanto en hombres y mujeres: vean a los
artistas (rostros estirados, pero se tienen que cubrir el
cuello para tapar las arrugas)

 La propagación de cada vez más productos cosméticos


rejuvenecedores, o que detienen el envejecimiento.

 Al escoger nuestra ropa: usamos frases como: “te ves


muy señorón”, te vistes como señora”
 Actividades en la iglesia: semana de la juventud (¿de la
senectud?), ¿campamento de ancianos?

 Apreciamos un cumplido que nos dice que nos vemos


más joven. A nadie le haría gracia que le dijeran: ¡qué
viejo ya te ves!

· ¿Qué dice la Biblia sobre este tema?


Pero eso no significa que las vidas de los ancianos no
importen. Al contrario, desde una mentalidad bíblica, son los
ancianos los que deben ser especialmente estimados y
honrados.
I. DIOS ES EL DADOR DE LA VIDA

 La Biblia enseña claramente que los años de la vida, y por


consiguiente, vivir una larga vida es un don de Dios. Sólo él es
quien nos preserva o retira el aliento de vida.

 Este sencillo principio tiene muchas implicaciones. Por ejemplo,


mucha gente tiene un miedo oculto de llegar a viejo, pues sólo
se piensa en las dificultades que una persona anciana tiene que
enfrentar, principalmente la salud; sin embargo, como la vida es
un regalo de Dios, llegar a la etapa de la vejez debería ser vista
como la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios para quien
llega a ella. Como dice el dicho “Es triste llegar a viejo, pero
es más triste no llegar”.

 Si uno llega a la vejez, es porque Dios en su gracia y en su


sabiduría lo ha conservado hasta este tiempo. Recordemos que
nada de lo que Dios hace es sin sentido, sin propósito; y llegar a
la vejez también está lleno de significado, aun cuando haya
situaciones que la hagan parecer complicada.

 Entonces, debemos acercarnos a la vejez con gratitud, no con


temor; con esperanza, no con desesperación, con confianza en
el Señor, no en nuestra capacidad económica o de nuestros
hijos para mantenernos.

II. ENVEJECER Y MORIR SON RESULTADO DEL JUICIO DE DIOS


POR CAUSA DEL PECADO
Salmo 90:9 Porque todos nuestros días declinan a causa
de tu ira; Acabamos nuestros años como un
pensamiento.
Envejecer y morir nos recuerdan el juicio de Dios por el pecado. Uno
de los efectos del pecado es el desgaste de nuestra salud y vida
física. Las arrugas, el debilitamiento físico, la enfermedad, el
cansancio, nos debe hacer pensar en el juicio de Dios por la
desobediencia y el pecado.

Juan 21:18 De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más mozo,


te ceñías, é ibas donde querías; mas cuando ya fueres viejo,
extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará á donde no
quieras.

¡ATENCIÓN!
Una limitación de la vejez es la dependencia de los
demás. Y es aquí donde Dios nos llama a amarlos y
servirlos.

III. DIOS HONRA LA VEJEZ

Esto lo podemos apreciar en lo siguiente:

A. La figura de Anciano de Días

· Dan. 7: 9,13, 22 El Anciano de Días

9 "Estuve mirando hasta que fueron puestos unos tronos y se


sentó un Anciano de días. Su vestido era blanco como la nieve; el
pelo de su cabeza, como lana limpia; su trono, llama de fuego, y
fuego ardiente las ruedas del mismo .10 Un río de fuego procedía
y salía de delante de él; miles de miles lo servían, y millones de
millones estaban delante de él. Descarga este sermón con PRO

El Señor mismo usa la figura de un anciano para referirse a sí mismo,


como el eterno, por su autoridad. Vemos a Dios usando mucha figuras
para darse a conocer: león, águila, padre, pastor, guerrero, pero
también como un anciano. No se avergüenza en usar esta figura.

B. El trato digno que se le debe dar a un anciano

Las personas ancianas deben ser tratadas con respeto.

1 Timoteo 5:1-2 “No reprendas al anciano, sino exhórtale como a


padre… a las ancianas, como a madres”. 

Contrario a nuestros días, la edad avanzada es de alta estima a los


ojos de Dios.

Debemos mostrar respeto y honrar a los ancianos.

 Los hijos mayores debemos seguir obedeciendo el mandamiento


de honrarlos, no sólo escuchando sus consejos, siguiendo sus
amonestaciones, sino también manifestando un cuidado
sacrificial como el que ellos mismos tuvieron de nosotros cuando
nosotros éramos dependientes de ellos.

 Este respeto y cuidado que Dios nos exige a los hijos mayores
tendrá un impacto profundo en la actitud que tendrán nuestros
propios hijos hacia nosotros si llegamos a la vejez; nuestra forma
de tratar a nuestros padres mayores servirá de ejemplo para
ellos.

 Debemos honrarlos, respetarlos y demostrarles afecto. Una


manera práctica es escucharlos recordar sus éxitos y glorias del
pasado, que para muchos de nosotros es pesado y cansado.

Los ancianos deben ser valorados por su experiencia.

Proverbios 20:29
“La gloria de los jóvenes es su fuerza, y la hermosura de
los ancianos es su vejez”. 
IV. LA VEJEZ TODAVÍA ES TIEMPO DE OPORTUNIDADES

Salmos 92:14 “Aun en la vejez fructificarán; Estarán vigorosos y


verdes para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto. Y que en
él no hay injusticia”.

Salmos 71:18 “Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me


desampares, Hasta que anuncie tu poder a la posteridad, Y tu
potencia a todos los que han de venir”

Estos textos nos dejan ver que la vejez es también una edad oportuna
para dar testimonio del Señor, de su bondad en todos nuestros años
vividos.

Imaginémonos que hermoso es escuchar a una persona hablar de la


fidelidad de Dios a lo largo de toda una vida.

Hay en la Biblia unos salmos en los que parece que se trata


meramente de una síntesis de la historia de los israelitas. Sin
embargo, tenemos en esos pasajes un auténtico ejemplo de escuchar
cómo Dios ha sido fiel en el pasado para inyectarnos ánimo y
esperanza para confiar mañana en el mismo Dios.

Y los ancianos tienen esa hermosa oportunidad de compartir todos


esos años de luchas al lado del Señor.

TESTIMONIO

SILVIA FUE UNA conocedora de Dios desde su infancia. Siempre le


inculcó a su familia el temor y la santidad de Dios. Ya en edad
avanzada, falleció su esposo y, a pesar de su soledad, siempre servía
al prójimo, participaba en reuniones de tercera edad y asistía a la
iglesia, donde podía cobrar fuerzas para sobrellevar su vida. El dolor
que sentía en su corazón por la pérdida de su marido lo pudo soportar
al amparo de Dios y de su familia. Ella siempre decía que Dios era el
único que la acompañaba. Inculcaba a su familia el respeto y lo
sagrado de Dios.

“[…] el domingo [17 de mayo de 2015], los delegados definieron que


el Ministerio de la Tercera Edad […] dejará de ser un segmento
vinculado a la Secretaría Ejecutiva y pasará a la Asociación Ministerial.
Las estadísticas muestran que alrededor del 11% de los miembros
adventistas en 8 países sudamericanos tienen más de 65 años de
edad. Casi el 1% tiene más de 90 años”.

La edad adulta, en especial la tercera edad, en algunas partes de este


mundo es muy bien valorada. Incluso en países que no tienen raíces
cristianas, como China, en donde se considera al anciano como una
persona con mucha sabiduría y que puede ayudar mucho a los más
jóvenes dándoles consejos para su vida.

Cuando encontramos a una persona anciana que ha vivido cerca de


Dios, debemos disfrutarla al máximo, ya que puede ser una gran
bendición para nosotros. Por eso es necesario cuidar, respetar y
valorar a aquellos que han llegado a la llamada mejor edad.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

“Los ancianos también necesitan sentir la benéfica influencia de


la familia. En el hogar de hermanos y hermanas en Cristo es
donde mejor puede mitigarse la pérdida de los suyos. Si se los
anima a tomar parte en los intereses y ocupaciones de la casa, se
los ayudará a sentir que aún conservan su utilidad. Hacedles
sentir que se aprecia su ayuda, que aún les queda algo que hacer
en cuanto a servir a los demás, y esto les alegrará el corazón e
infundirá interés a su vida” (El ministerio de curación, p. 155).

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