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PAIDÓS POSTALES DARDO SCAVINO

Director de colección: Marcos Mayer

l. D. Fisherman. La música del siglo xx


2. P. De Santis. La historieta en la edad de la razón
3. D. Scavino. LafUosofía actual

LA FILOSOFÍA ACTUAL
Pensar sin certezas

~11~
f:,

PAIDÓS
Buenos Aires • Barcelona • México
APÉNDICE
LA FILOSOFÍA Y LOS MEDIOS

El marketing filosófico

El período de la historia de la filosofía gue nos ig.-


~a. en este libro pareciera caracterizarse.) en algu-
nos casos, por un cambio en las relacignes de este pen-
samiento con los medios de comunicación masiva, no
sólo gráficos sino también radiales, televisivos o infor-
máticos. Hacia 19[7, por ejemplo, Gilles Deleuze lla-
maba la atención acerca de la "novedad" que repre-
sentaban los "nuevos filósofos" en Franc!ª' y lo hacía
en términos que describían con bastante precisión
una tendencia que se irá acentuando con los años en
otras partes del mundo: "Ellos introdujeron en Fran-:-
1cia el marketing literario o filosófico en lugar de ha@.
una escuela" (como sucedía todavía en los años '60
con las diversas "vanguardias" típicas de ese país). Es-
te marketing, aseguraba Deleuze, tiene sus .principios
particulares: "Es necesario gue se hable de un libro y
gue se haga hablar, más de lo que el libro mismo ha-
bla o tiene para decir. En última instancia, :es preciso
que la multitud de artículos de periódicos, de reporta-
jes, de coloquios, de emisiones de radio o de televisión
reemplacen al libro; que bien podría no existir." Es

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La filosofía actual La filosofía y los medios

por eso que, según este pensador, los "nuevos filóso" ¿Pero Lyotard había logrado hacer pasar su "men-
'fas" se J?reocupaban rnenos J?Or el libro propiarnent~ saje"? No cabe duda. Durante años su idea de un "fin
dicho gue por los artículos eeriodísticos gue se refie_:: de los grandes relatos", sobre todo del relato hegelia-
ran a él, las ernisiones a las gue deberían asistir, los no-marxista de la historia, se convirtió en un lugar co-
grandes reportajes a conceder o las mesas redondas en mún de las publicaciones culturales y de algunos me-
las cuales participar.La estrategia de marketing comien- dios de comunicación masiva. ¿Por qué se qut;jaría
za, por esos años, a desplazar las propias ideas filosófi- entonces Lyotard? Es que el malentendido comenzaba
cas. justamente aquí, hasta el punto que aquel "éxito" me-
Unos años más tarde, Fran~ois Lyotard proponía diático tiene todo el aspecto de un "fracaso", al menos
en la introducción a su libro El diferendo una evalua- desde una perspectiva estrictamente filosófica. Porque
ción semejante de la situación: "En el siglo próximo habría gue preguntarse si un mensaje mediático pue-
no habrá más libros. Demasiado largos para leer, cuan- de confundirse con un enunciado filosófico. Y es lo
do el éxito consiste en ganar tiempo. Se llamará libro que muchos filósofos, en nuestros días, se preguntan
a un objeto impreso cuyo 'mensaje' habrán difundido con mayor insistenci<t_. Intentemos ver, entonces, qué
primero los medios, un filme, un reportaje periodísti- tienen en mente, por lo menos a grandes rasgos.
co, una emisión televisada, una casete, junto con el En general, un mensaje es una proposición acerca
nombre y el título, y la venta gracias a la cual el editor de algo. Supongamos que le comunico a alguien:
(que habrá producido también el filme, el reportaje, "llueve". Como hubiera dicho Frege, este enunciado
la emisión, etc.) obtendrá un suplemento de benefi- es verdadero si efectivamente llueve en el momento
cio, porque la opinión será que hay que 'tenerlo' (lue- que transmitimos el mensaje. Por consiguiente, las
go, comprarlo) a riesgo de pasar por un imbécil, a ries- condiciones de verdad de ese enunciado dependen de
go de ruptura del lazo social,¡cielos!" una verificación. Desde esta perspectiva, una proposi-
Tal vez Lyotard haya escrito estas palabras irónicas, ción es verdadera o falsa si concuerda o no con un es-
pero también amargas, tras el notable "éxito" de su li- tado de cosas, como sucede con una noticia periodís-
bro La condición posmoderna. Pocas publicaciones filo- tica. Por supuesto, los filósofos del giro lingüístico
sóficas, en efecto, han tenido un eco mediático tan dirán, como vimos, que ese estado de cosas era, desde
amplio, pocas han sido tan discutidas, alabadas y vili- el principio, una interpretación. De manera que aquel
pendiadas, tema de artículos, comentarios, reportajes enunciado se refiere a una construcción previa yjamás
y mesas redondas, casi sin haber sido leído, hasta el a un hecho positivo. En este caso, ya no se dirá que el
punto que Lyotard publicará años más tarde, y con el enunciado es verdadero o falso sino verosímil o inve-
objetivo de despejar (inútilmente) el malentendido rosímil. Pero se refiera a un hecho o a una construc-
que rodeó su libro, una segunda versión, cuyo título ción, lo que se preguntan algunos filósofos como De-
asumía ya un tono más burlón: La posmodernidad expli- .leuze o Michel Meyer es si un enunciado filosófico
cada a los niños. puede concebirse como una proposición atómica y re-

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La filosofía ac~ual La filosofía y los. medios

fe.rencial de esta característica {y si las verdades filosó- . hay en la caja (si había dos, pone otros dos; como aho-
ficas pertenecen al orden de. la designación.· ra hay cuatro, pondrá otros cuatro, y así sucesivamen-
Los propios filósofos del lenguaje consideran ótra te, de modo que su trabajo avanza según una progre-
posibilidad. El enunciado "llueve" puede ser una res- sión geométrica: 2, 4, 8, 16 .. ., es decir, según la serie de
puesta a una pregunta, por ejemplo: "¿Salimos a dar las potencias de 2). La pregunta es: ¿en qué momento
un paseo?" Aquel enunciado, por consiguiente, ya no preciso la caja llegará a estar llena por la mitad? Para
es tanto una afirmación acerca de un estado de cosas resolver este problelll,ª habría que dejar de lado, en
sino una respuesta negativa a una cuestión (nótese primer lugar, una serie de datos irrelevantes: que el
que en este caso la respuesta "llueve" ya no implica un trabajo lo hace una persona, que se trata de paquetes
presupuesto o un prejuicio no tematizado sino una de cigarrillos, que cada uno tiene veinte unidades o
pregunta, un enunciado que en vez de ser una afirma- que estos cigarrillos son negros y rubios por partes
ción o una negación acerca de algo tiene la forma de iguales. Pero para eso hay q:ll.~ _C()!r.l.P.render, al mismo
un interrogante) . Justamente, en filosofía uno se pre- Jiempo, cuál~~ la incógnita q:µese tl,.OS pr:<;>pcme despe-
gunta cuál es el tema en cuestión: los enunciados acer- jar; es decir, el interrogante o la.<:;l!estión. Para re.solver
ca de ese tema son respuestas a una problemática, a el problema.1 en consecuencia, hay q:ue distinguir, en
una manera de interrogarse, Pero supongamos que!._q~ principio, cuáles son los datos relevantes y los irrele-
_ruamos el enunciado aislado o separado de la pregur1- vantes en función de la pregunt-ª:. El único dato inte-
ta a la cual responde, es decir, a la manera de un men- resante, aquí, es que a cada segundo la cantidad de pa-
_saje: lo másprobable es que lo confundam~s con u~~ quetes se duplica, y la pregunta, por supuesto, que nos
.afirrpación acerca de un estado de cosas, ya que nagª permite determinar el problema, como hubiera dicho
_ngs p,erll1iteadivi nar en él·ª qué pregunta está respo!!: Proclus. Por eso la respuesta a este problema es: la ca-
.ciiendo. Los enunciados filosóficos 1 dirán algunos, ,s()g ja estará llena por la mitad justo un segundo antes de
de este tipo: responden en general a un problema, o llenarse por completo. Ahora bien, __s1J.p2ngamos que
lo plantean. Ahora bien, lo importante, en este caso, _se nos com,:t!_º'-~-~<1:1.l:J()dos estos ciatos, l.os releyantesy Jo_~
ir.r_eley~~es, () inclus() JG\ ~()ll1ciÓn 1 sin q11~-~e nos plc:t.!!-
ya no es si ese enunciado concuerda o no con un esta-
.t~e ning(¡n problema: tod()s te:r:icirían la. II1ÍS_l!l<l impor-
do de cosas sino si responde o no a una problemática
t;ancia p()rqu.e.~!:rp.plemente n9 ~ªJ?ríCllllos pa.ra qué s~
precisa. A lo sumo habrá gue evaluar si ese enunciado,
_nos s:umin,i~t_r.aro~:.A lo sumo s§lo nos quedaría verifi-
considerado como la respuesta a un problema, es per-
car si esos datos son ciertos o 1'12· Incluso se nos puede
tinente o no, relevante o no.
preguntar nuestra opinión al respecto: ¿piensa que los
Para comprender mejor esto, supongamos que se
paquetes tenían veinte cigarrillos?, ¿piensa que una
nos plantea un problema de este tipo: una persona va
persona puede duplicar la cantidad de paquetes cada
llenando una caja con paquetes de veinte cigarrillos;
segundo?, etcétera.
la cantidad de cigarrillos negros y rubios es la misma;
La física dio un gran salto cualitativo, por ejemplo,
a cada segundo duplica la cantidad de paquetes que ya
el día que Galileo comprendió que el peso de las cosas

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La filosofíu. actu_al La filosofía y los medios

er.a un dato impertinente para resolver el problema de deten:ninado, es decir, en la singularidad concreta. De
la aceleración en la caída de los cuerpos. Sin embargo, ahí que la física de Galileo explique también nl1~stra
desde el punto de vista del sentido común, resulta evi- percep~ión cotidiana: sucede que, como todo cuerpo
dente que un trozo de plomo cae más rápido que una sumergido en un fluido, los cuerpos que caen en la at-
pluma. ¿Habría que decir que el enunciado del senti- mósf:ra terrestre obedecen, además, al principio de
do común es "falso"? No necesariamente, ya que pode- Arqmmedes, de modo que reciben un empuje de aba--
mos verificarlo en la vida cotidiana. Desde esta pers- jo hacia arriba igual al peso del volumen de aire desa-
pectiva, "falso" sería más bien el enunciado de Galileo, lojado, empuje que contrarresta la gravedad terrestre.
según el cual "todos los cuerpos, sin importar su peso, Podríamos decir entonces que un problema científico
se ven igualmente acelerados cuando caen". Justamen- está bien planteado cuando nos permite no sólo expli-
te, este enunciado sólo se vuelve "verdadero" bajo cier-
tas condiciones muy precisas (en el vacío, por ejem-
car ~n. fenómeno sino también entender por qué .fo
perobm~o~ de ?tro modo:'la ciencia y la filosofía, en
plo). Y sin embargo, el solo hecho de que Galileo
dos domm10s diferentes, nos permiten determinar ba-
cambiara los términos del problema, y en función de
jo Qué condiciones una opinión puede tornarse verda~
esto subestimara ciertos datos por considerarlos, en
~·De manera que no se trata simplemente de des-
principio, irrelevantes, permitió la fundación de la fí-
mentir las proposiciones de nuestro. sentido común
sica moderna. Pero si antes del descubrimiento de Ga-
sino de deci.r, además, de~de qué punto de vista pue~
lileo se hubiera organizado una encuesta de opinión,
den convertirse en enunoados verdaderos. Lo univer-
muy pocas personas habrían respondido que un trozo
de plomo y una pluma se veían igualmente acelerados sal no anula lo particular, por el contrario: lo expl~~~·
_Algo semejante sucede con los enunciados. filosófi-
al caer.
Ya Spinoza decía que una opinión no es necesaria- cos, y por eso no puede confundírselos con proposi-
mente "falsa" sino más bien "inadecuada", ya que igno- ciones aisladas que simplemente afirman algo sobre
ra bajo qué condiciones sus proposiciones resu.ltan , · ·un estado de cosas, es decir, con los mensajes. A lo su-
verdaderas, es decir, a qué problema responde_. Claro mo se puede evaluar si la manera en que se planteó un
que el trozo de plomo cae más rápido que la pluma, \ problema permite resolver un mayor número de in-
pero afirmamos esto simplemente porque la experien- cógnitas de un dominio determinado (cognitivo, éti-
cia nos lo dice: en realidad, no sabemos cuáles son las co; e~tético, político, etc.). Así el propio Lyotard mos-
condiciones para que esto se produzca. Por eso sole- tro como Karl Marx, y de una manera muy semejante
mos creer que esto se produce siempre. Si hay algo a la de Galileo, produjo el siguiente enunciado: "la
"falso" en la opinión, es más bien su falsa universali- fuerza de trabajo no es una mercancía". Ahora bien,
.daq. Por el contrario, la teoría de Galileo especifi~~ desde la perspectiva del sentido común, esto resultaba
bajo qué condiciones su enunciado es verdadero: la directamente "falso", porque podemos ver todos los
verdadera universalidad está en el caso perfectamente días cómo los obreros le venden su fuerza de trabajo a
los patrones y cómo éstos se la compran. En nuestras 1:
1

1!

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i'
La filosofía actual . La filosofía y los medios

sociedades, no cabe duda, la fuerza de trabajo es una <lían ser lanzados, alternativamente, como acusaciones
mercancía. y sin embargo, contra el sentido común y dirigidas a los adversarios. Sin embargo, basta con ob-
contra la propia legislación de las sociedades capitalis- servar que pensadores de lo más heterogéneos pasa-
tas, Marx intentó demostrar justo lo contrario. Simple- ron a formar parte de alguna de esas categorías, para
mente había que formular el problema de otra mane- ver hasta qué punto las opiniones suelen generar ideas
ra: en lugar de pensar el trabajo desde la perspectiva generales y abstractas. Y basta con recordar que Lyo-
del intercambio, había que hacerlo desde el punto de tard pone como ejemplo de "paralogía" y de "diferen-
vista del proceso productivo. A diferencia de la propo- do" al procedimiento crítico de Marx, para constatar
sición del sentido común, que se basa en la experien- cómo la vaga asociación de la "posmodernidad" con
cia empírica y en los hábitos culturales, la teoría de una suerte de reacción antimarxista puede resultar
Marx decía bajo qué condiciones su enunciado resul- inadecuada. Y sin embargo, la idea de un fin de los
.taba verdadero. Pero su teoría debía explicar también, "grandes relatos'', tal como lo propuso Lyotard, se con-
y no era menos importante, por qué en ciertas condi- fundió a veces con la idea de un "fin de las ideologías"
ciones podíamos percibir el trabajo como una mercan- o incluso un "fin de la historia", tal como la puso en
cía. circulación un ensayo del norteamericano Francis Fu-
Para volver al "mensaje" de Lyotard en la época de kuyama. A veces, es cierto, aguel afán polémico .!lf.~J~
La condición posmoderna, podría decirse que su enun- asimilarse a una actitud "crítica''.: Pero vimos a propó-
ciado filosófico se convierte en una opinión al ser se- sito de Galileo y de Marx que la actitud crítica, en
parado de la problemática de la cual formaba parte. ciencia y filosofía, pasaría más bien por darle la razón
Por eso se nos puede preguntar: ¿está de acuerdo con al adversario, es decir, por explicar bajo qué condicio-
la proposición: "el marxismo es un gran relato"? Cada nes, o desde qué punto de vista, el adversario llega a
uno de nosotros va a confrontar esta proposición con tener razón.
su propia idea acerca del marxismo y va a declararla
verdadera o falsa ("estoy de acuerdo" o "no estoy de
acuerdo"). Aun cuando no conociera los sondeos de El "affaire" Sokal
opinión, ya Hegel había observado este mecanismo de
alternativas igualmente generales y abstractas en su 1ª.-<::!l.e.stión d~. l()s enu11cia9-o~. cie.IJ.tíficos o filosófi-
ensayo ¿Quién piensa abstracto? En efecto, la opinión .cos_g!le ~()11. arbitrarianie11te sep<:tra,dos () abstrajdos de
pública se suele organizar en blogues opuestos en tor- las prqble.1!1.~ª~~§ <:1 las cuales responden, está en el
no a una proposición o un mensaje. Y estos bloques, a .centro·de un debate reciente, el que se generó en tor-
su vez, en identidades imaginarias: guienes están a fa- .no al llamado "affaire" Sokal, Este científicQ; recordé-
vor y guienes están en contra. Así el mensaje de Lyo- moslo, .escribió un artículo para la prestigiosa revis~
tard generó una polarización entre "modernos" y norteamericana Social text, de la universidad de Duke 1
"posmodernos'', hasta el punto que estos adjetivos po- a partir de un montaje de citas de científicos, filósofo~

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Lafilosofía ac_tual La filosofía y los medios

y teóricos sociales más o menos reputados. Al sacarlas Heidegger leía en un enunciado de Kepler la conse-
de "contexto:', como suele decirse, Sokal mostró cómo cuencia de una cierta mentalidad economicista y, po-
esas proposiciones podían ser utilizadas para ªPºY<l!. · dríamos decir, "burguesa", que comenzaba a tornarse
cualquier teoría y para afirmar, prácticamente, cual- dominante después del Renacimiento. El propio So-
quier cosa. En este caso, Sokal las utilizó para apoyar kal, por su parte, se complace en evocar la crítica "fe-
la tesis que buscaba precisamente combatir: la reali- minista" que Luce Irigaray realiza de la teoría de la re-
dad física, según rezaba el artículo, es "una construc- latividad de Albert Einstein.
ción lingüística y social". De modo que a los editores Sin embargo,_ Sokal parece invertir los términos del
de Social text, reflexionará más tarde Sokal, les bastó problema: piensa que este constructivismo lingüís!~c_9
con dos factores para publicar esta parodia como si se se basa en una serie de imposturas intelectuales 1 es c;l_e,~
tratara de una propuesta epistemológica rigurosa: una cir, en una utilización aberrante de los enunci(lc;los
"opinión" cercana a la de la revista y una acumulaciqn científicos, cuando en realidad la cuestión es más bi~p.
de citas o referencias a firmas célebr~s.. (más de cien en Ja inversa: son las hipótesis de ese COIJ§tructivismo lir:i:-
un artículo corto sin contar con la bibliografía kilomé- güístico las que permiten la utilización. aberrante d(':
trica). Más tarde, Sokal va a revelar esta impostura, aquellas proposiciones: Este constructivis~.~' diga-
mo~trando cómo la mayor parte de las proposiciones mos, sigue un razonamiento de este. tipo: una teor:ía
citadas nada tenían que ver con la utilización que ha- científica es un discurso; un discurso está necesa!'.i<:t:-
cía de ellas, hasta el punto que algunas decían justo lo mente redactado en un lenguaje social; un lengu(lje
contrario. Ahora bien, concluye Sokal: así opera desde social comporta ciertos prejuicios históricos; una ~~g­
hace algunos años una cierta filosofía "posmoderna" y ría científica, por consiguiente, está determinada po_r
mucha gente se la toma en serio. los prejuicios sociales de una époc:_<!• Un partidario de
.A través de esta parodia de las imposturas intele~::­ esta posición podría decir, a grandes rasgos: la natura-
_tuales, entonces, . Sokal apuntaba a un objetivo más leza no es "económica'', "economicistas" son los pre-
preciso: denunciar, como lo dice él mismo, "el relatj- juicios sociales de Kepler; la naturaleza tampoco es "fa-
.vismo posmoderno para el cual la objetividad científi:- locéntrica", "falocéntricos" son los prejuicios sociales
C:ª es una simple convención social", posición bastante de Albert Einstein. _Desde esta pers.pectiva1 entonces,
extendida en las universidades norteamericanas, so- '_'la objetividad científica es una simple convención s9.,-
bre todo en las de humari~dad~s, gr:acias a la influ~~- cial", enunciado que Sokal se propone justament:_e
cia de ciertos pensadores "frances~~" denunciados en combatir.
un libro posterior de Sokal: Imposturas intel,ectuales (es- _Ahora bien, filósofos como Alain Badiou 1 Michel_
crito en colaboración con Jean Bricmont). A Sokal le Serres o Etienne Balibar comprendieron que hab~a
parece aberrante que estos teóricos consideren la rea- que cuestionar la premisa a partir de la cual se erig§
lidad física como una "construcción lingüística y so- el constructivismo lingüístico. Justamente, si algo ca::-
cial". En efecto, ya en la primera parte vimos cómo racteriza a la ciencia moderna es que no está redact(l-

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·Lafilosofía actital La filosofía y los medios

da en el lenO'uaie de una comunidad


'-•' '•'o '
particular sino
_,.,,.,,.....v.,,.__,. ... M'>•~·~.:,~ .. ---ª·";..::;J.,,.,,,,.,,..._....,.,ff,<••.,.,_,,,.,,_.~.-"o°' _,,
' ' 0 • ~~-- _traer una serie de enunciados filosóficos o separarlos
e'n aquel otro, universal y necesario, de las ínatemáti' .d~ las problemáticas a las cuales respondían, para ter-
casi Sin embargo, no es en estos términos que Sokal minax por consid~rarlós, aisla.dos, ~()m() proposiciones
aborda el debate: defiende simplemente u11a,pg~i.ción aberrantes desde la perspectiva_defsentido COJI1ÚI1 Le:!~
."objetivista" contra el "relativismo posmoderno", sin un sentido comúri, en este caso, que considera verdª"-
preguntarse en ningún momento cuáles son los fünda- dero todo lo que provenga del dominio científico).
mentos de una y otra posición (incluso habría que pre- En efecto, basta con convertir las críticas al "giro
guntarse si una defensa de la verdad científica como la lingüístico" en un conflicto de opiniones, donde la lla-
emprendida por Sokal contra los argumentos relativis- mada "opinión pública" hace las veces de árbitro, para
tas no implica hoy, como vimos en la primera parte, un que este problema decisivo se transforme en un deba-
cuestionamiento de la categoría de "objeto" y, en con- .te mediático. Y en este punto, desde luego, quienes re~
secuencia, de ese "objetivismo" al cual no cesa de alu- ducen la filosofía a una serie de proposiciones o men-
dir). Dejadas de lado estas cuesti()~es; sin embargo,l~ sajes convincentes o atractivos, capaces de generar un
intervención de Sokal term!nóp,c>!'r:educirse a una P2.- cierto consenso, están ganando de antemano, aun
lémica donde ambas partes se arrojaron las acusaci()- cuando muchos "opinen" que están equivocados. De
nes de "impostores", "irracionales" u "oscurantistas''., ahí que el escándalo de Imposturas intelectuales haya ter-
por un lado, y de "normalizadores'', "etnocéntricos"~ minado por confundirse con la estrategia de marketing
"cientificistas", por el otro. Justo el tono de discusión de sus editores.
_qu<:_P()~Í<l hacer la delida de los medios. Y fue lo qu~ Hasta tal punto un pensamiento, en la complejidad
efectivamente sucedió. En octubre de 1997, el mes de inmanente de sus conceptos, puede llegar a ser des-
-la publicación de !;,,,posturas intelectuaks, Sokal y Bric- preciado para verse sustituido por su versión mediáti-
mont fueron invitados a la mayor parte de emisiones ca, que algunas disciplinas como la "mediología" (in-
culturales de Francia, tanto radiales como televisivas, teresante en otros aspectos) pretende reducir su
para que repitieran, en términos aun más vagos y abs- importancia al poder de los aparatos de transmisión
tractos, sus denuncias contra el pensamiento "posmo- que lo difunden y lo transmiten. Así en un trabajo re-
derno" (término igualmente vago y abstracto). Y no ciente, Transmitir, Régis Debray se preguntaba por qué
faltaron quienes aceptaron gustosos subirse al ring el "mensaje" del marxismo fue más "exitoso" que el de
preparado por los conductores para llegar a reducir la otros socialismos del siglo XIX. La respuesta es' que es-
discusión, en ciertos casos, a un enfrentamiento entre te "mensaje" se aseguró un medio institucional más
norteamericanos y franceses o a una disputa interna poderoso, el Partido, capaz de transmitir ese mensaje
de la izquierda universitaria de los Estados Unidos. En a lo largó de varias generaciones; medio institucional
síntesis, al convertir su denuncia de las imposturas in:- cuyo papel sería semejante al de la Iglesia con respec-
telectuales en un escándalo mediático, Sokal terminó to al Nuevo Testamento. Desde esta perspectiva, la uni-
por hacer lo mis~o que denunciaba~~-~~ libro: ab~ versidad habría cumplido una función similar en lo

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La filosofía actual La filosofía y los medios

que se refiere a los "clásicos" de la filosofía bccidental Sin embargo, lo que nos transmiten estas historias es
como Platón, Aristóteles, Descartes o Kant. Como de- siempre lo mismo: el llamado teorema de Tales. Las
cía Deleuze,_<1.quí el pensamiento deja de tener impar~ versiones podrán ser más o menos coloridas, en grie-
a,ncia por sí mismo y resulta desplazado por las estra- go, latín, español o japonés, pero en todas ellas, conti-
tegias de marketing que lo difunden.' Coherentes con núa Serres, "la matemática suministra la clave de la
sus principios, por supuesto, los mediólogos formaron historia y no la historia la clave de la matemática". "El
desde hace unos años una "escuela" con sus medios de esquema dice la finalidad del relato y no el relato el
difusión y sus instituciones de transmisión. ¿Pero lo origen del esquema -continúa este filósofo-. Saber,
único que sostiene esta disciplina es el poder de sus entonces, y, en este caso, saber el teorema de Tales,
medios de difusión y reproducción (y, en última ins- consiste en acordarse del cuento egipcio y enseñarlo,
tancia, el dinero para financiarlos), o la mediología, en contar el pseudo-mito del origen." Por eso, podría-
como ciencia, tiene una validez intrínseca? Es lo que mos agregar, el teorema de Tales se mantiene invaria-
los propios mediólogos no pueden preguntarse, por- ble más allá de sus interpretaciones, de sus versiones y
que las premisas de su propuesta les prohíben una de sus medios de transmisión. Claro que estos relatos
fundamentación rigurosa de su disciplina. permitieron difundirlo y conservar este recuerdo a
En su libro Los orígenes de la geometría Michel Serres través de los siglos para que llegara hasta nosotros co-
les responde, indirectamente, a los mediólogos evo- mo una suerte de memoria oral. Pero eh ningún caso
cando la historia del teorema de Tales. En efecto, Dió- son los relatos quienes le otorgan o no validez a ese
genes Laercio, Plutarco y otros filósofos a lo largo de teorema: "El pensamiento o el lenguaje de las mate~
los siglos nos transmitieron diversas versiones de una máticas -concluye Serres- no se propaga .por todas
anécdota o una leyenda, probablemente falsa, que nos partes ni perdurará para siempre gracias a una poten-
cuenta cómo Tales logró medir las pirámides de Egip- cia militar, económica o cultural de los pueblos que lo
to. El método era ingenioso: Tales habría medido la inventaron, ni contribuye, que yo sepa, a propagar sus
longitud de la sombra de la pirámide en un determi- costumbres por toda la tierra: la demostración pura se
nado momento y, al mismo tiempo, la longitud de la expande sin que una diferencia ocupe, por sí sola, el
. sombra de un bastón cuya altura él conoce. Suponga- lugar de las otras. Al contrario, sin ser dominante, ella
mos que el bastón tuviera un metro de alto y su som- resulta universal. Sean cuales fueren las diferencias
bra medio metro, Tales podía inferir entonces que la lingüísticas, religiosas, económicas o militares que se-
altura de la pirámide sería igual al doble de la longi- paran a los pueblos, seguramente todos, fuertes o dé-
tud de su sombra en ese mismo momento. Ahora bien, biles, han calculado, razonado y demostrado lo mis-
las versiones cambian: según Plutarco, Tales utilizó un mo, si se trata de medir [por ejemplo] la diagonal del
bastón; para Diógenes Laercio, su propio cuerpo; pa- cuadrado." Tal como lo planteaba Badiou para cues-
ra otros n.o fue Tales quien lo hizo; según algunos la tionar los argumentos de los relativistas culturales. una
invención sería egipcia (y es tal vez lo más probable). verdad es igual para todos porque resulta indiferente

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· La filosofía actual . L~ fllosojía y los medzos

a las ?iferen?ias; de modo gue no habría por'gué con- El regreso de los autores vivos
fundir lo umversal con lo dominante ni la verdad en
_consecutmcia, con los poderes gue eventualment~-¡; Pero Sokal decía que dos factores habían interveni-
difunden. • do para que los editores de Social text aceptaran pu-
En cambio, al reducir la verdad a una cuestión de blicar su parodia como si se tratara de un artículo ri-
consenso o de presupuestos culturales, el nihilismo fi- guroso: una "opinión" cercana a la de ellos y una
nisecular earece estar fascinado por la cuestión del po: acumulación de citas de autores prestigiosos. Hasta
der: eara hacer que ciertas eroposiciones se convier- ahora consideramos el roblema de la "o inión;~, e-
tan en una verdad histórica, hay gue darse los medios ro el segundo, el de las irmas , no es menos im or-
de difusión y proeaganda suficientemente poderoso~. ~· y hasta podnamos ecir que se complementan.
Goebbels, digamos, no pensaba algo distinto. De ahí En efecto, ya en aquella respuesta a los "nuevos filóso-
que el filósofo norteamericano Richard Bernstein di- fos" franceses, _J:)~l~uze también llamaba la atención
jera que "es difícil encontrar alguna diferencia que ha- _sobre este punto: justo en el momento en que la escri-
ga ~ealmente una diferencia entre la ironía de Rorty y tura y el eensamiento empezaban a abandonar la fun-
el cmismo de Mussolini". No porque Rorty sea un fas~ tión-autor ("¿qué importa quién hable?", decía Fou-
cista, por supuesto: nunca dejó de defender los valores cault en los '60), los medios de comunicación insisten
democráticos, la libertad individual, la solidaridad so- en reponerla, llevándola casi al paroxismo: "Diga lo
cial, y siempre dijo que la crueldad era lo peor que le que diga, lo importante es finalmente guién habla".
Como sucede con otros intelectuales, un filósofo con
podía pasar al ser humano. Incluso en sus últimos es-
cierta reputación puede ser convocado por los medios
c~itos va a defender, contra algunos de sus colegas ra-
para opinar acerca de casi todo:.Ja ciencia, la política,
dicales de los Estados Unidos demasiados apurados
los problemas ecológicos, el último estreno cinemato-
por renegar del marxismo, la vieja idea de una lucha
gráfico, la situación de las minorías, el estado de la li-
de clases. No, no es en este aspecto que Bernstein
teratura, etcétera. Se trata de un nuevo tipo del pensa-
compara a Rorty con Mussolini. Es debido a su con-
miento, explicaba Deleuze en el '77: "pensamiento-
c~pción de _1~ ve~dad entend!da como una "redescrip- entrevista, pensamiento-repo rtaje, pensamiento-minu -
oon metafonca que logra imponerse en la opinión to "}!y como suele suceder cuando un filósofo no tiene
pública, concepción que se acerca peligrosamente a la oportunidad, ni el tiempo, para desarrollar un pen-
las "ideas-fuerza" de Sorel, el inspirador de Mussolini samiento, plantear un problema o construir un con-
y de Goebbels. En este aspecto, sustituir los aparatos cepto, estas opiniones resultan a menudo tan genera-
.cie propaganda del partido por las estrategias de mar~ les y abstractas como las de cualquier otro "o,inador
faeting no cambia demasiado las cosas. --
profesional"; Pero poco importa en este caso; \g inte¡
resante, tiesde la perspectiva mediática, es gue lo hant
dicho "él" (dos actitudes serán por otra parte aprecia-
das: el ejercicio de la sentencia ocurrente y de la i,E?-

218 219
,,,
111'

;f
1

Lá filofojía actual La filosofia y los medios

nía olémic a ;"'Es cierto, ya quedan pocas entrevi stas Las consec uencias de este curioso star system filosó-
· e tipo maestro , háblen os del hombr e" o "cómo ve el fico, científi co o literari o recread o por ciertos medios
futuro de la human idad'', pero se generó una suerte de comun icación , pueden observa rse tambié n en un
de roceso autorre ferenci al: los.inte lectuale s son con- fenóme no editoria l de alguno s años atrás: mientra s los
voca os por os me ios para comen tar las noticia s pro-
escritos autobio gráfico s de Louis Althuss er tuviero n
ducidas por esos mismos medios~
una amplia resonan cia en las revistas y los suplem en-
Desde luego, esta reapari ción del autor no es para
tos cultura les del mundo entero, y fueron objeto de
nada casual. Spinoz a hubier a dicho que una opinión
emision es en la radio y la televisión frances as, y hasta
no habla acerca de algo sino acerca de los efectos gue
de una películ a (lamen table), sus ensayos filosóficos
algo produc e en nosotro s: una sensaci ón, una im12n~-
inédito s, apareci dos casi al mismo tiempo , pasaro n sin
.§j.ón, una aprecia ción subjetiva. De manera que, agre-
gaba este filósofo, la opinión nos dice más sobre noso- pena ni gloria. Los primero s, por ejempl o, gozaro n de
tros mismos , sobre nuestra constit ución fisica o una pronta traducc ión al españo l, mientra s que los se-
mental , sobre nuestro s prejuic ios o nuestro s hábitos gundos todavía esperan un editor que se arriesg ue a
de pensam iento, que sobre el tema en cuestió n' De realizarla. Demas iado largos y demasi ado comple jos
.'ilhí que, la mayor parte de la veces, las opinion es emi- para alguien cuyo pensam iento "pasó de moda". Y ade-
tidas por alguien en una entrevi sta o en un reporta je más, ¿a quién pueden interes arle estos escritos cuando
tiene la posibil idad de inmiscu irse en las jugosas cir-
~ean una manera de "definir;; quién es ese person aje
dónde se ubica dentro del llamad o "campo intel~c­
o cunstan cias que lo llevaro n al asesina to de su esposa?
ttt_aj". Esto, por supues to, en el mejor de los casos, por- De ahí que incluso alguno s comen tadores hayan pre-
que suele sucede r que simple mente califiqu en a un in- ferido sustitui r la lectura crítica y riguros a de la filoso-
dividuo desde el punto de vista de sus inclina ciones fía althuss eriana por una rápida psicolo gía de sobre-
person ales (o de su viveza para desenv ainar algunas mesa: ese trágico episodi o, llegó a decirse , habría
frases ocurren tes). Así hay quiene s buscaro n en labio- simboli zado la muerte del marxis mo ...
grafia de Michel Foucau lt los motivo s que lo habrían Y es que _tal vez la cuestió n de la desapa rición de la
llevado a interes arse por los dispositivos de poder, los función "autor" haya genera do una serie de malent endi-
. castigos corpora les y los sistemas carcela rios. En lugar ·_dos a partir d~ los '60. La firma? en efecto, no es para
de situar un enunci ado filosófico en el seno de un nada indifer ente. No porgue remita a una subjetiv idad
pensam iento, en vez de conceb irlo como una respue~­ o a una autorid ad sino porgue permit e situar un enun:
ta a una problem ática precisa , se remite su valor de, ciado o un concep to en el seno de un pensam iento o
verdad a la subjetiv idad del autor, al "sucio secretit o" de un sistema . Lo import ante, por ejempl o, no es que
como lo llamab a D. H. Lawren ce, esa verdad confesi(l- el enunci ado "el trabajo no es una mercan cía" lo haya
~que, según el propio Foucau lt, habría sido inven- dicho Marx. Por supues to, existió una tenden cia, casi
tada junto con la pastora l cristian a. religiosa, a consid erar que los enunci ados que brota-
ran de su pluma tenían el valor de verdad es indiscu ti-

220 221
Lá jilofofía actual La filosofía y los medios

das. Y es verdad que muchos intelectuales podían ci- manera de señalar ba' o ué condiciones un enuncia-
. tarlo para autorizar sus opiniones, del mismo modo º se torna universa necesario.
que hoy, diría Sokal, citan a Heisenberg, Mandelbrot, -·· gunO§ e os autores denunciados por Sol<,.ª:!' sin
Lacan o Derrida. Pero no se trata de eso: la firma era embargo, parecen proceder de manera inversa. En
una manera de señalar que un concepto filosófico per- primer lugar, subestiman la firma de un enunciado, lo
tenecÍa a un sistema y que por eso no podía confundír- descontextual izan o lo abstraen de las condiciones ba-
_selo c<2!! el término 9ll:,e lo nombraba. Así el concepto jo las cuales se torna universal y necesario, Simple-
de "idea" es diferente en Platón, Descartes o Kant, por mente lo citan, como se cita una sentencia o una má··
tomar sólo tres nombres. Cuando un filósofo habla de xima,. para ~poyar o refutar una tesis, o como quien
la idea platónica, cartesiana o kantiana, lo hace para invoca el adagio latino "el hombre es el lobo del hom-
dejar claro que se refiere al concepto y no a la palabra bre" para autorizar su escepticismo político o su cinis-
o el significante. De la misma manera, los científicos mo moral. Pero por supuesto, esas personas necesitan
hablan de un "espacio euclidiano" y de otro "no-eucli- que esta cita tenKa una cierta autoridad, que la hay(;l
diano", o bautizan los teoremas de la geometría o los dicho alguien reconocido en un cierto medio o un au-
principios de la física ("teorema de Tales", "teorema .tor "de moda", de manera que vuelven, en segundo lu-
de Pitágoras", "principio de Arquímedes'', etc.), aun- gar, a introducir el nombre del autor, aunque esta fir-
que es poco probable que ellos hayan sido en realidad ma cumpla ahora una función completamen te
sus "autores". Pero el cuadrado de la hipotenusa segui- diferente. Así el concepto de "relatividad" einsteniano
rá siendo igual a la suma del cuadrado de los catetos, puede ser invocado para apoyar una tesis relativista, en
lo haya dicho Pitágoras o no. Y un cuerpo sumergido el sentido nihilista de este término, aunque la teoría fí-
en un fluido va a continuar recibiendo un empuje de sica del científico alemán no autorice en ningún mo-
abajo hacia arriba igual al peso del volumen desaloja- mento esta extrapolación vertiginosa.
do, más allá de si este principio lo enunció Arquíme- En síntesis, la relación entre la filosofía y los medios
des o cualquier otra persona. En este aspecto, como no se transformó solamente porgue estos últimos in-
decía Foucault, no importa en realidad quién hable. crementaron como nunca su poder; cambió también \ '
_La firma de esos conceptos, teoremas o principios se porgue un nuevo estilo filosófico se puso en marcha,
torna importante, sin embargo, como una manera de hecho de aforismos, apreciaciones , sentencias, frag--
_recordar que esos enunciados están inscriptos en un mentos y citas de autores célebres:'El collage-pop, pen-
sistema de pensamiento preciso, que resultaría impo: .s~i_ento-clip: Incluso la propia invocación de un "sis-
sible repetir cada vez que se los cita.. No se trata, por tema" filosófico resultó cuestionada, ya que remitía ti
consiguiente, de meras opiniones de ciertos autores !;;~ idea de una "t~talidad" y ésta, a su vez, tenía reso-
célebres: Es lo que distingue un enunciado filosófico o ~~cias ,;t~t~itarias";; La idea de un "montaje" van-
científico de una sentencia de un autor, clásico, mo- _guardi~ta, de una filosofía-cadáver-exquisito o pensa~
derno o "posmoderno ". La firma, justamente, es la _Illiento-video-clip, comenzó a resultar bastante más

222 223
Lá jilosdfia actual

. atractiva.:: Convertidas en imágenes o figuras' más o me- CONCLUSIÓN


nos seductoras, los conceptos filosóficos, o incluso
científicos, adquieren un valor estético (el "rizoma" o
la "desterritorialización" de Deleuze y Guattari, los
"fractales" de Mandelbrot, las "catástrofes" de .Thom,
pero también ciertos procedimientos vanguardistas
como los "injertos" de Derrida). Y estos objetos estéti-
cos -que conforman un cotillón terminológico visto-
so- se convierten rápidamente en imágenes publicita-
rias atractivas desde la perspectiva del marketing
editorial. De ahí que muchos filósofos se pregunten
hoy si la filosofía podrá sobrevivir a la desaparición de La filosofía siempre tuvo sus rivales, ciertos discur-:
la idea de sistema, de totalidad concreta o incluso de SOS, prácticas O disciplinas que quisieron suplantarla
verdad. Hacia el final de su vida, Deleuze le dedica un desde sus inicios. En tiempos de Platón, lo vimos, eran
libro a Leibniz, el gran pensador de los sistemas, y en la sofística y la retórica, con su arte de persuadir a los
su último libro se dice que el concepto de sistema po- ciudadanos; en el medioevo, fueron más bien la teolo-
drá cambiar pero que la filosofía fue siempre sistemá- gía y la exégesis bíblica. "Más cerca de nosotros -dirán
tica. Algo semejante diría también Badiou para opo- Deleuze y Guattari-, la filosofía se ha cruzado con mu-
nerse a la creciente estetización de la filosofía. Michel chos nuevos rivales. Primero fueron las ciencias del
Meyer, por su parte, termina por demostrar hasta qué hombre, particularmente la sociología, las que preten-
punto la idea de un sistema, donde los elementos dieron reemplazarla [ ... ] Después les llegó el turno a
mantengan relaciones de determinación recíproca o la epistemología, a la lingüística, e incluso al psicoaná-
de implicación mutua, sustituye a la antigua causali- lisis ... y al análisis lógico." Podríamos agregar, tal vez,
dad lineal, no sólo en filosofía sino también en las otros nuevos pretendientes a ocupar su lugar: la teoría
ciencias naturales y sociales. Y Toni Negri, de algún literaria, los estudios culturales, la ciencia de la comu-
modo, reinterpreta en estos términos el concepto spi- nicación y hasta la propia historia intelectual. Lo cier-
nociano de substancia..Habría que ver entonces si el to es que _la aparición de estos rivales no resulta ca.2!:!:-
giro mediático de ciertas imágenes filosóficas, y si la es- .chosa, dirán aquellos autores. Al identificar el
tetización de sus conceptos, será un fenómeno dura~ pensamiento con los lenguajes culturales, en sus ver-
. ble desde la perspectiva de la historia de la filosofía, y siones estructuralistas o pragmáticas, o incluso con la
realmente decisivo para su futuro, o si se trata simple- interpretación de textos, tanto e:q su variante desconS-
. mente de una moda pasajera. tructiva como hermenéutica, la filosofía del giro lin-:
güístico parecía legitimar el camino de su autodisol11-
ción, hasta tal punto que la llamada "era posmetafísica"

224 225
'.

La filosofía actual . · Conclusión

. a veces se distingue difícilmente de una "era: posfilosó- lo at6mico que vemos en los manuales, las revistas y la
fica". televisión es una manera imaginaria, figurativa, de
A fin de cuentas, ¿qué nos dice Richard Rorty? La presentar algo, una manera de volverlo comunicáble.
filosofía y la ciencia se parecen a la poesía, inventan Y en este sentido no difiere mucho de las imágenes de
nuevas "redescripciones metafóricas" del mundo, fic- la divinidad expuestas en ciertos templos religiosos.
ciones más o menos convincentes y útiles, imágenes Rorty parece tener razón en este punto: se trata de
atractivas y nada más. La ciencia, por ejemplo, nos imágenes o de metáforas. Lo mismo sucede con el Big
propone un modelo atómico. Todo el mundo lo ha vis- Bang, con las ondas y los corpúsculos o, más reciente-
to alguna vez en los manuales escolares, en alguna que mente, con la teoría de las "cuerdas". Y es probable
otra revista o en ciertos documentales de la televisión: que la ciencia no pueda prescindir de estas imágenes,
es una especie de sistema solar, con un núcleo forma- lo que no significa que se reduzca a ellas. Sucede que
do por protones y neutrones, y un conjunto de electro- nos resulta difícil imaginar una "masa", por más pe-
nes que giran alrededor. A más de uno le habrá llama- queña que sea, sin asociarla con un "cuerpo" y, por
do la atención la semejanza con un sistema planetario. consiguiente, con algo extenso.
Curioso, ¿no?, que la Naturaleza o Dios -lo mismo da- Pero de este problema, los filósofos de la comuni-
ría en este caso- hayan repetido el mismo esquema a cación extraen un corolario discutible. Si existiera al-
nivel estelar y a nivel microfísico. Así presentado, pare- go fuera del lenguaje, debería presentarse ante noso:"
ciera que existiera una suerte de inteligencia universal tros "en persona"; la presentación, sin embargo, es un
que amara este tipo de simetrías. hecho lingüístico o figurativo, una consecuencia de l:i
Pero detengámonos a pensar un poco. La materia, . representación (el "retrato" del átomo en este caso).
nos dice la ciencia, está formada por esos átomos. Pe- Pero si las cosas no se presentan fuera del lenguaje,
ro si esto es así, ¿cómo es posible que el átomo esté entonces no hay nada fuera del lenguajd' De modo
compuesto por una serie de "bolitas" o de "pedacitos" que este pensamiento parte del mismo presupuest?
de materia? Justamente, al hablar de "partículas" suba- metafísico que pretende discutir: el ser sólo existe ba-
tómicas la ciencia no nos diría algo distinto: se trata de jo la forma de la presencia. Si no hay presencia, no hay
"pedacitos". No obstante, si esto es así, no habríamos ser. Las cosas acerca de las cuales hablamos sólo exis-
explicado nada, diríamos simplemente que la materia ten en el lenguaje y éste, además, es esencialmente co:--
está compuesta de pedacitos de materia. Quedaría por municativo, ya que se prop_one prese11tarle a los demás
explicar entonces de qué están formados esos pedaci- los distintos objetos que él mismo creó o figuró.
tos. ¿De pedacitos más pequeños? Evidentemente, hay Sin embargo, cuando el científico calcula la masa
algo aquí que no funciona. ¿Porque no funciona en la de una partícula, en sus fórmulas no aparece en nin-
ciencia? No, porque no funciona en nuestro sentido gún momento una variable que sea la extensión o la
común o porque nuestra imaginación suele jugarnos corporalidad, no aparece ni siquiera la dichosa partí-
malas pasadas. A decir verdad, la ilustración del mode- cula. Cuando Newton escribe la fórmula f = m.a, es de-

226 227
La filosofía actual · Conclusión

dr, la fuerza es directamente proporcional al produc- piense que con un microscopio suficientemente po-
to de la masa por la aceleración, ninguno de los térmi- tente podríamos llegar a ver ese átomo y verificar si se
nos hace referencia a cosas tales como las partículas u parece o no a la figura o a lo que dice el enunciado.
otras entidades imaginables (existen, digamos, masas Sin embargo no es así, porque el átomo no es una co-
inextensas). Es más: nos hemos acostumbrado· a ha- sa que podamos simplemente ver. Pero no porque re-
blar de fuerza, de masa y de aceleración, pero difícil- sulte demasiado pequeño. Tampoco podemos ver la
mente podamos imaginarnos qué son todas esas "co- aceleración, aunque percibamos la piedra que cae a
sas". Y sin embargo, la ciencia no cesa de pensar a simple vista. Y sin embargo, podemos graficar perfec-
partir de esas variables o factores que se definen m.ªt.~­ tamente esa aceleración, tanto como podemos grafi-
máticamente por sus relaciones recíprocas. La ciencia, car las "ondulaciones" de la luz, lo que no significa
en este aspecto, nunca concibió el ser como lo presen- que la luz sea una onda. Al igual que la curva de la ace-
table o lo imaginable; al contrario, el ser de las cosas leración, la onda no es una imagen de la luz sino una
resulta, desde una perspectiva científica, radicalmente gráfica sobre ejes cartesianos de las fórmulas que per-
impresentable o inimaginable: la ciencia no habla miten pensarla. Que un osciloscopio grafique directa-
acerca de lo que aparece., no habla acerca de la apa- mente las ondas electromagnéticas , como si se tratara
riencia, y esto fue lo que siempre intentó determinar de una imagen televisiva, significa simplemente que
la metafísica desde los tiempos de Platón: ¿cómo pue- ese aparato puede traducir inmediatamente una serie
de pensarse el ser de las cosas sin confundirlo con su de datos en una figura, de la misma manera que los
apariencia? Por eso no existe una incompatibilidad diarios nos presentan las curvas de las alzas y bajas de
entre física y metafísica: la primera piensa aquello que la bolsa. Unos y otros, sin embargo, grafican fórmulas
no se presenta mediante fórmulas matemáticas; la se- y no ~'<::o§ªs''..
gunda intenta pensar qué es, al fin de cuentas, eso que Ahora bien, una fórmula rompe con la idea <!~
no se presenta (y que la tradición filosófica llamó .substancia, de identidad o de estabilidad de las esen-
"ser"). cias. Por eso el tiempo, el espacio, la velocidad, la ace-
Por supuesto, se puede graficar la aceleración de leración, la masa o la fuerza ya no son cosas sino va.:_:r:~.~­
un cuerpo en un sistema de coordenadas cartesianas bles. La velocidad es una determinada relación entre
donde uno de los ejes sea el tiempo y el otro el espa- el espacio y el tiempo, pero éstos tampoco pueden
cio. El resultado es una curva, una parábola más pre- pensarse independienteme nte de la velocidad, como
cisamente. Pero esa parábola no reproduce, por ejem- lo demostró Albert Einstein a principios de este siglo.
plo, el movimiento de una piedra, ya que ésta cae, La masa ya no es una propiedad de un cuerpo inde-
como se sabe, en línea recta. Algo semejante sucede pendiente de la fuerza y de la aceleración, y la propia
con el modelo atómico. El enunciado: "El átomo es co- aceleración es relativa a la masa y a la fuerza. Justa-
mo un sistema solar con un núcleo y electrones que gi- mente, .cuando Einstein habla de una fisica relativista,
ra en torno a él...", ¿es verdadero o falso? Tal vez se este término nada tiene que ver con un relativismo et-

228 229
La fllosofía aetual. Conclusión

,nológico o con una suerte de conf)tructivismo radicfl'.1 ·esa· concepción del lenguaje que lo entiende com9
donde todo depende del lenguaje utilizado o de los va- una clasirtcación o una representación de los seres (in-
lores. personales del observador; :ff~lativista significa cluso si esos seres no existen fuera de la representa-
aquí relacional, en el sentido de que existe una deter- ción, como dicen los filósofos del giro lingüístico )-fil
minación recí .roca de todas las variables ue ;nin u- pensamiento filosófico convierte las ideas generaJs_s
22.ª pue e pensarse como una cosa aislada con su id.~!1- en ideas adecuadas, transmuta los nombres generales
_tidad eropia. Filósofos como Bergson, Brunschvicg o en singularidades, hace con los términos, si se quier,e,
Whitehead no decían en la primera mitad de siglo al- lo que las fórmulas matemáticas hacían con las letras:
go demasiado distinto: no existen términos simples las convierte en variables (o en ''variaciones", como las
gue podrían ser aislados gracias al análisis de lo com- llaman Deleuze y Guattari a propósito del concepto fi-
plejo porque cada término es, ya, una relación: si un<? losófico). Y una variabJ~, como sucede con el tiempo,
deshace la totalidad orgánica a la cual pertenece~, el espacio o la velocidad, no sólo carece de referente
esos términos desaparecen o se transforman en otra sino también de imagen, de figur~ ¿·de ilustración. De
cosa. Sucede simplemente que, para retomar el len- modo que asociar la verdad a una proposición atómi-
guaje bergsoniano, seguimos teniendo una imagen ca de sujeto y predicado, como lo hizo la lógica desde
mecánica de lo real, como si se tratara de un motor Aristóteles hasta Frege, no nos saca de la ilusión sus-
donde cada pieza puede ser separada del resto. Algo tancialista u objetivista. Sólo nos mantenemos en el
semejante sostendrá en estos años Michel Serres, al plano pre-filosófico o pre-científico de las generalida-
decir que el término griego lagos remitía, en la tradi- des en la medida que seguimos creyendo en la gramá-
ción científica y filosófica, a la idea de una relación, se- tica. Y por eso las singularidades no pueden ser pensa-
mejante a la que la hipotenusa mantiene con los cate- das en este plano.
tos, y no a una suerte de metáfora ode interpretación. _No obstante, cada vez que nos proponemos comll-
Como se ve, aquella concepción relacional se ase- nicar algo, o hacer que otra persona se lo pueda i.J!!lt-
meja muchísimo a la idea que Spinoza se hacía de una ginar, debemos apelar a las figuras o a las metáforas.
singularidad a la cual nos referimos en la tercera par- Cosificar, si se quiere, una fórmula o una idea adecua-
. te: una suerte de cooperación o de determinación re- da. El problema es que las iil1ág(:nes p\lecian result.i,j-
cíproca entre individuos o entre ideas.' Y una "idea ~ngañosas, ya que nos inducen a confundirlas con. lo

_adecua~~'.', según este filósofo, era un pensa~iento d~ _figur(l42:. Es algo que ya sabían los iconoclastas: si~-~~
este tipo. Por esoJas ideas adecuadas se distinguían de . pre se corre el riesgo de que la imagen se convie~ta e~
las "ideas generales" del tipo Lluvia, Virtud, Estado, _un ídolo o un fetich_~. ¿Esto significa callar acerca.de
Crueldad, Hombre, etc. Estas generalidades obedecen eso que no se puede comunicar? De ningún modo, la
precisamente a la lógica de la nominación o de la da~ ciencia no ha dejado de hablar acerca de la fuerza, la
sificación. De modo que las ideas adecuadas no pue- masa, la aceleración, la energía, la velocidad, incluso
den confundirse con el lenguaje, o por lo menos con el espacio y el tiempo mediante fórmulas o ideas ade-
cuadas.

230 231
La jiiosofta actual Conclusión

. Tomemos, justamente, el problema del tiempo, ¿es científico, y ni siguiera .el artístico, con la idea de u:qa
que podemos comunicarle a alguien de qué se trata? "conversación democrática universal''. Lo gue no sig-
Para hacerlo, debemos recurrir a ciertas imágenes. nifica 9ue la filósoffa sea "antidemocrática" por natu-
Una de las más antiguas fue la que propuso Heráclito raleza. En primer lugar, porgue ni siguiera es evidente_
de Efeso: el tiempo es como un río. Otros lo imagina- gue la democracia pueda reducirse a la comunicación
ron como un animal invisible que devora todas lasco- _y el conseuso. Estos pueden ser factores de conviven-
sas, y fue el caso de Quevedo. Es algo que sucede en la cia no-violenta, es cierto, y hasta contribuir a la !l-rn;s>-
vida cotidiana: cuando nos preguntamos qué es una nía social, como suele decirse. Pero sería erróneo, in-
cosa, intentamos responder a través de una imagen cluso peligroso, confundir esa armonía con la
sensible de la cosa en cuestión, una analogía o una democracia. El propio Vattimo lo reconoce cuando
metáfora. Pero el tiempo no es ni un río ni un animal sostiene que "las dictaduras modernas le dan un lugar
hambriento, y es por eso que Platón desconfiaba de cada vez más importante a las técnicas de organización
los poetas y los artistas: aunque lo hagan de manera del consenso", ya que el "poder de dominación, si pa-
novedosa, original, ellos recurren a mecanismos seme- sa por el consenso, es más seguro y estable". Pero ql}~
jantes a los del sentido común o la doxa. Es cierto, tal esto "humanice el ejercicio del podes incluso el más
vez el arte y la poesía no sean esto, y en este siglo mu- despótico'', no convierte a una dictadura en una de-
chos teóricos de la literatura y el arte intentaron de- mocracia. Por supuesto, el consenso resulta mil veces
mostrar que la experiencia poética y artística no es preferible al terror, como la paz es preferible a la gue-
esencialmente comunicativa. Es lo que dicen tanto Ba- rra, pero ni la convivencia pacífica fl.i la aceptación
diou como Deleuze, sin ir más lejos. Pero cuando mayoritaria de un sistema pueden ser asimilados a una
Rorty nos habla de una "redescripción metafórica" si- democracia: Así pues, el filósofo no se ,convierte en un
gue pensando, en el fondo, como Platón, aun cuando individuo autoritario por el solo hecho de uegarse a __
invierta su evaluación y rehabilite a los poetas, hasta el plegar el pensamiento a la opinión o a la comunica:
punto que intenta convertir a científicos y filósofos en ción.
"poetas vigorosos", capaces de imponer nuevas figuras ---rs probable que ni la filosofía ni la ciencia puedan
y transformar así el imaginario corriente o el sentido sustraerse del todo al sentido común de una época y a
común de una comunidad. ciertas imágenes demasiado pregnantes. Es lo que
Como lo plantean Deleuze y Guattari, "la filosofía Gaston Bachelard llamaba los "obstáculos epistemoló-
no encuentra amparo último de ningún tipo en la co- gicos". Incluso hay que ser cuidadoso cuando se habla
municación, gue en potencia sólo versa sobre opinio- de "obstáculos", porque esto no significa que esas imá-
nes, paraKrear 'consenso' y no concepto'~ (y sépase genes no puedan servirnos para elaborar una teoría
que el "concepto" deleuziano no es sino la "idea ade: en un determinado momento. Así la mecánica clásica
cuada" spinociana). Según estos filósofos, entonces, reducía la realidad a cuerpos sustanciales cuyas carac-
no puede confundirse el pensamiento filosófico o terísticas eran, según Newton, "la extensión, la dureza,

232 233
La)ilosofía actual. Conclusión

.la impenetrabilidad y la inercia". Se trataba de una una "casi-nada", lo que le valió las críticas de D'Alam-
"imagen" de la materia estrechamente ligada al senti- bert y Berkeley: ¿cómo podía haber algo que fuera ca-
do común (y sigue siendo la imagen que nos hacemos si nada? Pero también la física nos habla hoy de anti-
de los átomos: nos cuesta imaginarnos una materia materia, de partículas virtuales, de geometrías
que no sea extensa a pesar de que la física, h9y, nos no-euclidianas o simplemente de azar. Se dirá que a
permite pensarla). Pero esta imagen no fue un obstácu- nadie le cuesta pensar el azar. Sin embargo, nuestro
lo para que Newton desarrollara su física. Sólo se con- sentido común sigue obedeciendo a aquella máxima
virtió en un "obstáculo" cuando ya no permitía pensar leibniciana, "nada ocurre sin razón". Aun así, la cien-
fenómenos como el electromagnetismo y, por supues- cia nos propone hoy argumentos perfectamente racio-
to, todos aquellos ligados a los seres vivos, hasta el pun- nales para demostrar la existencia del azar. Es más,
to que la biología resulta inseparable de una ruptura hasta se atreve a decir en algunos casos que "todo exis-
con la imagen mecanicista de la materia. Sin embargo, te por azar", por encuentros fortuitos o mutaciones
ya la fórmula de la gravitación universal de Newton aleatorias, como sucede con la evolución de las espe-
prescindía de esas imágenes, que sólo volvían cuando cies.
este físico se proponía explicar, en el sentido de volver También la filosofía acuñó conceptos gue ya no_t~;
comunicable o ilustrar, lo que sus fórmulas "querían nían el estatuto de las sustancias corporales o de la "es-
decir". tabilidad de las esencias", según la expresión de Vatti-
Justamente, el principal obstáculo del pensamien- mo, o de las cosas, en fin, tal como suele imaginarl~s
..!2.:. dirían hoy algunos filósofos como Balibar o Bá- puestro sentido común. Y es en este sentido gue se ha~
diou, no es el absurdo o el sinsentido sino, por el con- bló de metafísica. Tal vez no sea casual, entonces, gue
_trario, el propio sentido~ De ahí que el pensamient~ la metafísica sea condenada hoy en nombre de la co~
no se confunda con la comprensión: uno puede llegar municación. Para la metafísica,justamente, el sentido
a ciertas conclusiones por medio del razonamiento o común y las opiniones originarias, ligadas siempre ~
las demostraciones matemáticas, y estas conclusiones una imagen cosificada y a generalidades lingüísticas,
pueden ser verdaderas, lo que no significa que uno lle- nunca podían ser el suelo donde creciera el pensa-
gue a comprender o a representarse cómo puede ocu- miento. Por el contrario, dirían guienes se oponen al
rrir eso "en la realida.2:"· Badiou, como vimos, insiste giro lingüístico, se piensa a pesar de estas opiniones y
mucho sobre este aspecto en su crítica del giro lingüís- creencias y jamás gracias a ell~, ya que uno comienza
tico: las matemáticas siempre trabajaron con el cero, a pensar cuando logra sustraerse a las evidencias coti-
el infinito, los números negativos, los imaginarios, los _dianas y las significaciones ~stablecida..~. ¿No se co-
irracionales, y nadie puede imaginarse, o representar- mienza a pensar, si se quiere, en el límite de lo incom~
se, "cosas" semejantes. Ya Leibniz había tenido proble- prensible? Por eso a la filosofía le cuesta tanto comenzar
mas para comunicar qué podía ser un "infinitesimal", y hasta hizo de este problema uno de sus temas prefe-
y no tuvo más remedio que proponer la imagen de ridos. ¿Descartes no buscaba ese enunciado verdadero

234 235

.........
11

l
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LajUosofía qctual Conclusión

que ya nó se apoyara en el sentido común? ·¿No inten- lósofo belga Michel Meyer acaba de publicar un ensa-
. tó comenzar por una verdad que ya no se confundiera yo donde aborda este problema. Pero ya Badiou había
con un prejuicio? El "pienso luego existo" no propone publicado su Manifiesto por la filosofía donde se concen-
ninguna imagen ni es una ilustración de lo que sería traba particularmente en discutir las tesis del giro lin-
el pensamiento o la existencia. Es cierto, no siempre la güístico y la "edad de los poetas".En todos estos traba-
filosoña buscó ese punto arquimédico a partir del cual jos, comienza a vislumbrarse la idea de que la filosoña
sostener todo un sistema. Hoy diríamos más bien que debe romper con el giro lingüístico para poder pr9!,e-
la filosoña se ve forzada a pensar cuando se encuentra . guir con su tarea específicft. El antiguo problema pla-
con lo incomprensible, con el sinsentido o el absurdo, tónico de una diferencia entre la doxa y la episteme, que
es decir, con todo aquello que se sustrae al sentido co- las filosoñas del giro pretendían disolver, se reformu-
mún y la opinión. Como vimos, Marx ya no buscó una laría hoy en estos términos: ¿existe un pensamiento
verdad indubitable a la manera cartesiana sino que se que pueda sustraerse a la comunicación y el consenso?
encontró con la paradoja de esa "parte que no es una Para Deleuze y Guattari, la filosoña crea conceptos
parte"; Heidegger comenzó por ese ser que no es un que no pueden confundirse, en ningún caso, con las
ente; Sartre por una conciencia que no es algo. El pen- proposiciones del discurso. Para Michel Meyer, por su
samiento siempre comienza por estas para-doxas gue parte, la filosoña plantea problemas y éstos no tienen
pueden ser formuladas como un problema: ¿cómo es una estructura proposicional. Para Badiou, finalmen-
posible que exista una parte que no es una parte? te, la filosoña piensa acontecimientos innombrados
De manera que no habría por qué reprocharle a la por la comunicación o el consenso de una época.
filoso:qa, pero tampoco a la metafisica, haber propues" En síntesis, Ja inflación de imágenes y de comunic~:
to la "Unica Descripción Correcta", como dice Rorty, a _ción que caracteriza nuestra cultura se llevan bastante
partir de la cual habría condenado todas las demás. Y _mal con ese pensamiento sin imágenes ni ilustracio-
no habría por gué hacerlo en la medida gue la filoso~ nes, poco amigo de la comunicación y el consenso que
ña, en principio, nunca se habría propuesto "descri" fue, desde siempre, la filosofü!~_Y no se tra~a, claro es-
bir" nada y mucho menos inventar metáforas atracti- tá, de maldecir esas tendencias sociales y culturales co~
. vas capaces de seducir a sus contemporáneos o .ll1º si se tratara de un flagelo qu_e acecha nuestro mun"
imponerles una visión oficial del mundo: Que algunos _do. Simplemente se trataría de aceptar la existencia de
poderes hayan utilizado la filosoña en este sentido, y una dimensión diferente 1 incluso irreductible 1 de un
que lo sigan haciendo, no nos obliga a redactar un jui: .pensamiento gue sólo puede plegarse a las exigencias
do sumario contra este pensamief!to. de comunicación y a la "conversación democrática
_pe ahí que en los últimos años hayan aparecido universal" al costo de renunciar a sí mismo: Es lo qut:
.una serie de libros que se preguntan, una vez más, qué piensan hoy muchos filósofos, los que se niegan a con.-
es la filoso,fía: El ensayo de Deleuze y Guattari ya men- .vertirse en formadores de opinión o en difusores de
cionado es uno de ellos. Con un título idéntico, el fi- .ciertos valores éticos y políticoJ!, aun cuando formeQ

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'l,
La fllosdfía actual . Conclusión

parte de sus convicci ones cotidian<;t~_: Lo que ·no signi- .ras. heredad as, de ciertas opinion es establecida~ _g~r~
fica tampoco un retiro convent ual en la torre c,le mar- continu ar haciend o eso que la filosofia, aparent emen-
fil de la academi a y su consecu ente renunci a a los pro- te, nunca dejó de hacer: crear concepto~, fo_!~"!!!~r
blemas de nuestro tiempo, ya sean político s, problem as o co.~struir sisteJE~~
científicos, artístico s o éticos. Es más, alguien como
Badiou diría que estos problem as son el suelo en don-
de crece la filosofia. Pero que esté anclada en su épo-
ca, en lo que permane1:e impensa do en una situació n,
no significa, para estos filósofos, que las creencia s y los
mitos de su tiempo constitu yan las condicio nes irrevo··
cables de los discursos filosóficos. Por el contrari o, se
trataría más bien de unos "obstáculos", tal como los
entendí a Bachela rd, con los cuales la filosofia se ve
siempre confron tada.
En fin, como intentam os verlo a lo largo de este tra-
bajo, ho ueden reconoc erse dos tendenc ias diver-
entes en filosofia. Por un lado, los 1 osofos del iro
mgmstic o cons1 eran que la "era metafisica" ha llega-
do a su fin, y le dan este título a toda filosofia gue no
se ro on a como una crítica ló ica, descons tructiva
o hermen éutica) de los enguaje s sociales! La aprecia-
ción de Vattimo r¿;'ulta acertada en este aspecto: estas
posicion es forman una suerte de koiné filosófica ~
. de siglo, una tendenc ia, podríam os decir, mayorit aria
o hegemó nica. Por el otro, sin embargo , están guienes
. no se identific an con esta propues ta y que constitu yen
un grupo heterog éneo y difícil de identifi cadUn de-
nomina dor común~ sin embargo , parecier a empare~.:.
tarlos: para ellos se trata de seguir haciend o lo que la
filosofia hizo desde siempre , se lo llame metafisi ca o
no, .Y donde la sistema tiddad resulta insoslayable, a
. riesgo de caer en la vagueda d de las opinion es o los
simples parecere s. Su problem a, en efecto, consiste en
.desemba razarse de ciertos obstácul os, de ciertas figu-

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