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Valdivia. Manual de Derecho Administrativo-286-298
Valdivia. Manual de Derecho Administrativo-286-298
PÁRRAFO 1. FUNDAMENTOS
DE LA REVISIÓN ADMINISTRATIVA
425. Un presupuesto básico de la formación del derecho consiste en que las
potestades no se agotan por su ejercicio, de modo que el titular puede ejercerlas
tantas veces como concurran los supuestos para hacerlo, mientras la potestad siga
siendo reconocida por el derecho (cf. § 185).
De esta idea deriva una segunda, consistente en que los actos jurídicos pueden
modificarse o, en el extremo, extinguirse mediante otros actos de la misma natu-
raleza (y siguiendo a priori el mismo tipo de procedimiento) del que los creó. Un
testamento puede ser revocado y modificado indefinidamente por el testador, así
como un contrato puede ser resciliado o enmendado por los contratantes; en el
derecho público ni el constituyente ni el legislador pueden congelar la evolución
del derecho (amarrando a las generaciones futuras), que puede progresar median-
te otros actos de reforma o revisión de la Constitución o de las leyes.
Estas ideas son extensibles al derecho administrativo. Por principio, la auto-
ridad administrativa puede volver sobre sus actos, modificarlos y extinguirlos,
en virtud de los mismos poderes que le permitieron dictarlo en primer lugar (cf.
§§ 269 y ss.).
Algunos autores, sin embargo, pretenden identificar una “potestad reviso-
ra” conceptualmente distinta de las potestades primarias de acción. Aunque
esta idea es discutible (en razón de lo antes expuesto), subyace a ella el afán
de reforzar la seguridad jurídica, que no puede descuidarse. En efecto, la mo-
dificación o extinción de actos estatales puede ser fuente de incertezas, que
son especialmente preocupantes cuando afecten los derechos de las personas.
Si las autorizaciones para el ejercicio de una actividad (como la instalación
de industrias o la edificación) estuvieran continuamente sujetas a revisión, la
seguridad jurídica se pondría seriamente en riesgo. Esta preocupación justifica
las cautelas que el derecho toma para la revisión de ciertos actos, cautelas que
son fundamentalmente de orden procedimental. Con todo, la especificidad de
los procedimientos de revisión no habilita necesariamente a hablar de potes-
tades de revisión.
Los procedimientos de revisión, los más significativos de los cuales son los
recursos administrativos, contemplan fundamentalmente dos particularidades:
plazos de iniciación y audiencia de los interesados. Los plazos (que están natu-
ralmente orientados a clausurar discusiones encerrándolas en un periodo limi-
tado de tiempo) son característicos de los recursos administrativos; pero algu-
nas manifestaciones de la revisión de oficio también están sujetas a límites de
tiempo, como ocurre típicamente con la invalidación. El trámite de audiencia
Título III. El procedimiento administrativo 287
PÁRRAFO 2. EL RESULTADO
DE LOS PROCEDIMIENTOS DE REVISIÓN
426. La revisión sólo puede concluir de tres maneras: confirmando, modifican-
do o extinguiendo el acto revisado.
• El recurso jerárquico
434. Este recurso tiene por objeto que el superior jerárquico del autor del acto
lo revise y, si lo acoge, corrija la decisión del inferior. El recurso jerárquico es ma-
nifestación de los poderes derivados de la posición de jerarquía (concretamente,
de la llamada “jurisdicción retenida”). Por eso, sólo procede en caso de que el
autor del acto se encuentre, en relación al acto, en situación subordinada respecto
de un órgano superior.
En este sentido, la LBPA da cuenta de una serie de actos respecto de los cua-
les el recurso jerárquico es improcedente, por provenir de una autoridad que es
superior jerárquico en la materia. La ley se refiere a los actos del Presidente de la
República, de los alcaldes y los jefes superiores de los servicios públicos descen-
tralizados.
Por razones análogas, pero sin texto expreso, tampoco procede el recurso je-
rárquico contra decisiones de órganos desconcentrados, respecto de las cuales
éstos han recibido poderes directamente de la ley. La exclusión del recurso jerár-
quico contra los actos de los Ministros de Estado puede justificarse por esta razón
al ser estas autoridades órganos desconcentrados del Presidente.
Título III. El procedimiento administrativo 291
• Inhibición recíproca
438. En seguida, el mecanismo de impugnación que haya escogido el interesa-
do tiene por efecto inhibir temporal o definitivamente al otro.
Si se interpone una reclamación ante la administración, el interesado no puede
deducir igual pretensión ante los tribunales, mientras no se resuelva expresa o
tácitamente esa reclamación. De este modo, mientras penden recursos administra-
tivos en contra de un acto no puede impugnárselo judicialmente (y si así fuera, las
acciones debieran rechazarse por extemporaneidad); la posibilidad de impugnar
judicialmente revivirá una vez resueltos los recursos administrativos, a menos que
el interesado se desista de ellos. Alguna doctrina ha sugerido que mientras penden
recursos administrativos el juez carecería de competencia para conocer de impug-
Título III. El procedimiento administrativo 293
naciones contra el mismo acto; pero la ley parece más bien haber restringido el
ejercicio de la acción judicial, antes que la competencia de los tribunales.
Inversamente, si el interesado opta por la vía judicial, la administración deberá inhi-
birse de conocer cualquier reclamación que éste interponga sobre la misma pretensión.
Naturalmente, una vez que la justicia se haya pronunciado sobre una reclamación, es
probable que la autoridad de cosa juzgada de la sentencia impida al interesado reflotar
sus pretensiones ante la administración mediante recursos administrativos.
pañol que, a su vez, se inspira del tradicional recurso procesal de revisión contra
sentencias firmes.
(a) Iniciación
448. Los procedimientos de revisión pueden iniciarse de oficio, siguiendo la
modalidad usual de iniciación de los procedimientos administrativos.
Su iniciación de oficio no excluye la intervención de eventuales interesados
también en la fase inicial. Es más, la apertura de un procedimiento de revisión
puede estar motivada en presentaciones de interesados que así lo requieran (por
cierto, sin forma de recurso administrativo propiamente tal). En tal sentido, la
LBPA expresa que la invalidación puede proceder “a petición de parte” (art. 53).
Es discutible que la “petición” a que se alude en este campo específico sea equiva-
lente a aquella que por sí sola tiene la virtud de iniciar un procedimiento conforme a
las reglas generales (art. 30). Mediante los recursos administrativos, los interesados
pueden provocar por sí solos la apertura de un procedimiento de revisión, de los
que surge una obligación de resolverlos para la administración. Si los recursos ordi-
narios están sujetos a plazo, vencido el cual el acto administrativo adquiere firmeza,
no se entendería muy bien que mediante una petición de instruir un procedimiento
de invalidación pudieren también provocar la apertura de otro procedimiento de
revisión, pues eso burlaría precisamente el régimen de recursos administrativos.
Parece más bien que la intervención de los interesados (así como de otros órganos
administrativos) en el origen de los procedimientos de revisión debe mirarse más ti-
biamente, como actos de “preiniciativa” (siguiendo a la doctrina italiana), análogos
a la denuncia. En suma, debe entenderse que en este campo los procedimientos se
inician rigurosamente de oficio, por la sola iniciativa del órgano público.
(b) Instrucción
449. Durante la fase de instrucción, siguiendo las reglas generales, pueden
practicarse diligencias probatorias o requerirse informes, si se lo estima oportuno
para esclarecer la decisión. Por cierto, el material de base para esta revisión es la
resolución revisada y el expediente en que incida.
Un requisito que debe tenerse por común a todos los procedimientos de revisión
iniciados de oficio es el de audiencia de los interesados, es decir, la notificación del
acto de inicio del procedimiento, que dé cuenta de las razones que lo motivan, a
fin de recoger su opinión u observaciones según convenga a sus interesados, dentro
de un plazo razonable. La ley contempla este trámite sólo respecto de la invalida-
Título III. El procedimiento administrativo 297
ción (art. 53), pero parece necesario observarlo, para respetar el derecho a defen-
sa, también en los procedimientos revocatorios. Por su naturaleza estrictamente
rectificadora, y no innovativa, podría dispensarse este trámite en la aclaración o
rectificación de errores manifiestos; pero en caso de dudas, es preferible practicarla.
(c) Finalización
450. La resolución del procedimiento puede intervenir en cualquier momento
si su contenido es aclarativo o rectificatorio o revocatorio. En cambio, la ley fija
un plazo para la adopción del acto invalidatorio; en el estado actual del derecho
chileno, este plazo es de dos años, contados desde la publicidad de la decisión. En
otros ordenamientos, plazos análogos para la invalidación de actos administrati-
vos suelen ser más breves.
La fórmula empleada por la ley impone un límite riguroso a la adopción del
acto invalidatorio. Para la jurisprudencia se trataría de un plazo de “caducidad”,
la que acaecería por el solo ministerio de la ley al vencimiento del plazo, sin
posibilidad de interrupción o suspensión. En consecuencia, un procedimiento ad-
ministrativo iniciado con el objeto de verificar eventuales vicios de legalidad del
acto, debería concluir al vencimiento de ese plazo, cualquiera sea el estado en que
se encuentre.
451. Esta es una solución completamente artificial (pues en principio las potes-
tades no perecen, salvo por disposición legal), que se justifica en consideraciones
de seguridad jurídica. La invalidación es conceptualmente una anulación del acto
administrativo de que se trata y, por consiguiente, tiene por efecto retrotraer las
cosas al estado anterior al acto invalidado; por su naturaleza misma, tiene por
ámbito de aplicación no sólo los actos de gravamen sino también (y en esto se di-
ferencia de la revocación) los actos favorables para un interesado. De aquí que su
uso siempre introduzca reticencias, ante la afectación a derechos pretendidamen-
te adquiridos o la defraudación de la confianza depositada en actos irregulares.
La fórmula por medio de la cual la ley ha buscado la seguridad jurídica de esos
derechos (irregularmente) adquiridos o esa confianza (irregularmente) generada
consiste en el establecimiento de un plazo de caducidad: transcurrido que sea, la
administración por sí sola no podrá alterar el statu quo provocado por el acto,
por irregular que este sea (aunque tal mecanismo no “blinde” a este acto frente al
control judicial).
Desde antiguo la jurisprudencia administrativa de la Contraloría ha sostenido
que la invalidación tiene como límite los derechos adquiridos en virtud del acto
invalidado. Con la dictación de la LBPA hubiera podido pensarse que, en cuanto
reduce la invalidación a una mera declaración de ilegalidad sin efectos retroacti-
298 José Miguel Valdivia
vos respecto de los actos favorables, esta jurisprudencia habría quedado supera-
da; sin embargo, aquel razonamiento antiguo parece negarse a desaparecer.
La LBPA dispone explícitamente que el acto invalidatorio será siempre im-
pugnable en procedimiento judicial sumario. En cambio, no se prevé una acción
judicial contra el acto que niegue lugar a la invalidación; esta disparidad de tra-
tamiento tiene sentido, pues la resolución desestimatoria de la invalidación tiene
por efecto confirmar el acto revisado, el cual podría estar firme. El procedimiento
de invalidación, a diferencia de los procedimientos recursivos, no produce por
sí solo el efecto de interrumpir el plazo para la impugnación judicial (plazo que
podría estar vencido al tiempo que la administración instruye el procedimiento
invalidatorio).
452. En el campo ambiental hay reglas especiales, que básicamente admiten
un reclamo judicial en contra de la resolución recaída en un procedimiento admi-
nistrativo de invalidación iniciado respecto de un acto administrativo de carácter
ambiental, cualquiera sea el resultado de ese procedimiento, favorable o adverso
al reconocimiento de la invalidación (Ley 20.600, que crea los Tribunales Am-
bientales, art. 17 N° 8). En el fondo, al procedimiento administrativo de invalida-
ción se asigna un tratamiento similar al de una especie de recurso administrativo,
cuyo plazo de interposición no está precisado por la ley, lo que ha generado una
jurisprudencia muy difícil de interpretar.
BIBLIOGRAFÍA REFERENCIAL
453. El trabajo más exhaustivo sobre el procedimiento administrativo chi-
leno bajo la vigente LBPA está conformado por los apuntes de clases (bastante
avanzadas) del profesor Jaime Jara, Apuntes sobre acto y procedimiento admi-
nistrativo, Ley N°19.880 (Santiago, U. de Chile, 2011). Para otra monografía
reciente, v. Claudio Moraga, Anotaciones sobre el procedimiento administrati-
vo según la jurisprudencia de los tribunales chilenos (Santiago, Legal Publishing,
2013). Entre los textos de divulgación de la legislación cabe destacar el libro de
Luis Cordero, El procedimiento administrativo (Santiago, Lexis Nexis, 2003) y
el del Min. Secretaría General de la Presidencia, Manual sobre procedimiento
administrativo (Santiago, Min. Secretaría General de la Presidencia, 2003). En el
campo práctico, un recuento jurisprudencial sobre la LBPA, en José Luis Lara y
Carolina Helfmann, Repertorio Ley de Procedimiento Administrativo (Santiago,
Legal Publishing, 2011). En fin, a propósito del décimo aniversario de la LBPA
la U. Católica compiló una serie de estudios pertinentes: Gabriel Bocksang y J. L.
Lara (coords.), Procedimiento administrativo y contratación pública. Estudios a