humanos, sencillos, buenos, tiernos, llenos de calidad, campo de ilusiones; también débiles. Y queréis ser sacramento de Dios, lámpara encendida, flores repartidas, matrimonio cristiano, hoy y aquí. En su nombre, yo os bendigo: vivid, gozad, amaos, cread... y miraos todas las noches a los ojos. ¡Nada más y nada menos!