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Prehistoria e

y primeras civilizaciones ESPASA


C
on el nombre de Paleolítico, com- primeros vestigios humanos (-2,3 millones de años) hasta
puesto de dos vocablos griegos, pa- la época inmediatamente posterior a las grandes gla-
laiós (antiguo) y líthos (piedra), es ciaciones, en torno al año -8000, es decir, la mayor parte
decir, «piedra antigua», por la téc- de la Era Cuaternaria. Durante este largo período, el hom-
nica de percusión empleada en la talla de los útiles, se de- bre vivió a expensas de la naturaleza, como un depredador
signó al período más remoto de la historia de la Humani- más. Los principales medios de su subsistencia fueron la
dad, para diferenciarlo del Neolítico, o Edad de la Piedra caza de pequeños y grandes animales, la recolección de fru-
Nueva, cronológicamente posterior, y durante el cual los tos silvestres y toda una serie de plantas precerealistas
instrumentos Uticos se pulimentaron por fricción em- cuyas características y propiedades —incluso medicina-
pleando materiales abrasivos compuestos principalmente les— llegó a conocer a la perfección. Este tipo de vida lle-
por arenas duras mezcladas con agua. vaba aparejado un nomadismo obligado y circunstancial,
Se debe a Eduardo Lartet (m. en 1871), el continuador ya que las comunidades humanas agotaban con rapidez los
de los estudios de Boucher de Perthes (1788-1868), el cien- recursos naturales de las zonas en las que se asentaban.
tífico francés considerado como el fundador de la ciencia Conseguir el sustento diario suponía una constante rapi-
prehistórica, la fijación de este período. Hasta entonces, la ña, a la par que una situación de alerta permanente, para
Prehistoria, según la propuesta de los alemanes Daneil y evitar el ataque de las fieras, por lo que el abandono de los
Lisch y del danés Thomsen, se dividía en tres edades: la de asentamientos elegidos se producía siempre que las condi-
la Piedra, la del Bronce y la del Hierro, aunque ya en In- ciones ecológicas y climáticas se tornaban desfavorables.
glaterra sir John Lubbock había subdividido la Edad de la Los estudios realizados sobre el Paleolítico se han basa-
Piedra en Paleolítico y Neolítico, atendiendo a las dife- do, fundamentalmente, en los útiles de piedra que los
rencias técnicas y de factura apreciadas en los útiles líticos hombres usaban como herramientas y, en fases posteriores,
correspondientes a cada uno de estos períodos. en las huellas de sus a veces magistrales creaciones artísti-
La cronología del Paleolítico se extiende desde el cas, en estrecha vinculación con vivencias mágico-reli-
mismo momento en que pueden fecharse con seguridad los giosas que, desde el punto y hora en que afloraron en imá-

Caballo bicromo
Longitud, 180 c m .
MagdalenienseV
( 1 1 0 0 0 - 1 0 0 0 0 a. G ) .
Estilo IV ( L e r o i - G o u r h a n ) .
C u e v a d e Tito (Justillo
( R i b a d e s e l l a , Asturias).

PREHISTORIA Y PROTOHISTORIA
llar con otra —percutor duro— o con un trozo de madera
o hueso —percutor blando—, lo que daba como resultado
herramientas de facturas muy variadas, de acuerdo al uso
previsto.
Para el estudio del Paleolítico, atendiendo a los dife-
rentes tipos de útiles de piedra tallada que aparecen a lo
largo de los siglos que abarca, tres son los períodos en que
ha sido dividido: Paleolítico Inferior, Paleolítico Medio y
Paleolítico Superior.

E L PALEOLÍTICO I N F E R I O R
En el Paleolítico Inferior se distinguen en la actualidad
dos grandes períodos: el antiguo Chelense (por el yaci-
miento de Chelles, al este de París, cerca de la desembo-
cadura del Mame, que tiende a ser sustituido por el Abe-
villense) y el Achelense (por el yacimiento de Saint
Acheul, barrio de Amiens, en el valle del Somme). A l
final del primero, el Homo habilis, cuya capacidad cranea-
na se calculaba entre los 700 y los 800 centímetros cúbicos,
superó la pebble culture, así denominada por la utilización
de los guijarros trabajados: pebble-tools, choppers y chopping-
tools, e inició la fabricación de bifaces o hachas de mano,
los útiles característicos del Abevillense. En los nuevos úti-
les, muy toscos al principio, se advierte por vez primera la
noción de la simetría bilateral y bifacial, lo que denota un
notable progreso conceptual y técnico.
Durante el Achelense, período del que fue protagonis-
ta el Homo erectus (Pitecántropos, Sinántropos, Arcan-
tropos) y que coincidió con la fase final del interglacial
Mindel-Riss, la industria lítica se perfeccionó y enriqueció
sustancialmente, como lo atestiguan no sólo los bifaces de
experta factura y formas variadas (lanceoladas, amigdaloi-
des, discoidales), sino también el empleo generalizado de
lascas de tipos diversos: raederas, raspadores, puntas, den-
ticuladas, hendedores, etc.
Los sistemas de vida de los individuos de esta especie,
cuyo volumen cerebral había ascendido a los 870, e inclu-
so a los 1.075 centímetros cúbicos, debieron de ser muy pre-
Bifaz del Paleolítico Inferior genes, se convirtieron en los símbolos iniciales del lenguaje carios. Agrupados en familias naturales, ocuparon abrigos
procedente de Córdoba artístico. Por otro lado, los avances tecnológicos de exca- y cuevas siempre próximos a las orillas de los ríos y lagos,
Córdoba, Museo
vación y datación aplicados a la Prehistoria y la Arqueo- siendo su alimentación producto de la recolección de plan-
Arqueológico.
logía —estudios estratigráficos, carbono-14 (para fechas a tas silvestres, es decir, más herbívora que carnívora. Sin em-
partir de los -40000 años), potasio-argón (análisis de rocas bargo, a juzgar por los restos óseos de animales aparecidos
desde -500000 años), torio excedente, torio-uranio, pro- en sus lugares de habitación, pronto sus platos favoritos fue-
actinio-torio, palinología, etc.— han suministrado datos ron los derivados del botín de la caza mayor, sin desdeñar
muy fiables a la hora de establecer criterios cronológicos. en los momentos difíciles y de escasez la captura de anima-
Sin embargo, los materiales más significativos para com- les pequeños. La cultura Achelense se extendió por África
prender los avances artesanales y creadores del hombre si- (Etiopía, Tanzania y Argelia), Europa (península Ibérica,
guen siendo los útiles Uticos usados en su vida cotidiana. Francia, Bélgica) y Asia (Irán, India), con fórmulas de vida
En su fabricación, llegó a alcanzar una gran precisión y que alcanzaron su pleno desarrollo en etapas posteriores.
maestría, dando muestras no sólo de una gran habilidad, sino Culminó con la llamada fase Micoquiense, caracterizada
también de un gusto especial por la obra bien hecha, afán por el uso de bifaces de menor tamaño y una gran cantidad
que caracteriza al estadio cultural previo a la aparición de de lascas. Entre el Achelense canónico y el Paleolítico
las manifestaciones artísticas propiamente dichas. Los ma- Medio, aún se han señalado varios períodos intermedios,
teriales empleados, aparte de la piedra, fueron el hueso y marcados por el empleo de lascas variadas, cuyo perfeccio-
el marfil, sobre todo para la fabricación de figuritas y ob- namiento utilitario se produjo progresiva y aceleradamen-
jetos de adorno. Constituyen, en su conjunto, la llamada te. De entre ellos, merecen ser destacados el Clactoniense,
industria ósea o industria «osteodontoquerática» (según el Tayaciense y, sobre todo, el Levalloisiense, cuyos nom-
Dart). De los utensilios fabricados con madera, material bres se derivan, como todos los relativos a este período, de
que debió de utilizar con gran profusión y para múltiples importantes yacimientos franceses.
usos, no queda, obviamente, el menor vestigio. La cueva conocida con el nombre de la Caune de
Las piedras preferidas para la fabricación de las herra- l'Agaro, sita en los Pirineos orientales, a 19 kilómetros al
mientas fueron el sílex y la cuarcita, aunque también se noroeste de Perpiñán, puede servir de ejemplo para en-
usaron otras tales como la ofita e incluso las calizas loca- tender lo que debió de ser la vida cotidiana de los cazado-
les. El sílex ofrece una compacta estructura y la posibili- res paleolíticos, entre los -550000 y -440000 años, antes
dad de obtener en la pieza bordes afilados y cortantes, lo de la conquista del fuego. Instalados en el interior de la
que era esencial para un uso eficaz. La fabricación de estos cueva, a unos diez metros de la entrada, manipularon el es-
útiles se realizaba golpeando la piedra que se deseaba ta- pacio natural de su vivienda con objeto de obtener un

PREHISTORIA Y PRIMERAS CIVILIZACIONES


mayor bienestar. El suelo fue recubierto con un enlosado
de cantos, que sirvió de aislante contra la humedad, y
hasta el interior de la cueva se trajeron grandes bloques de
piedra, que cumplieron con la función de mesas de taller
para la fabricación de útiles, para el troceado de la carne y
la fracturación de huesos, cuando la ocasión lo requirió.
Hacia los -400000 años, la conquista del fuego marcó
un hito de importancia capital en la historia de la Huma-
nidad. En torno a esta fecha, el hombre aprendió no sólo
a usarlo, sino también a encenderlo y a mantenerlo. El do-
minio de este elemento, sólo conocido en un principio por
su potencia devastadora y mortífera, propició su transfor-
mación en uno de los agentes más dinámicos del proceso
civilizador, al modificar de modo sustancial los hábitos so-
ciales y de alimentación. El fuego se convirtió en el foco
esencial de la vida doméstica. Alrededor de los hogares
debió de girar la vida del grupo familiar o social, y cerca de
ellos se establecerían también las áreas de taller y de coci-
na, ya que el hombre pronto se acostumbró al beneficio de
su calor y a la cocción y braseado de los alimentos. Ade-
más, lo utilizó como sistema defensivo contra las fieras y
para otros muchos menesteres de orden práctico, tales
como el endurecimiento de las puntas de lanzas de made-
ra y otros útiles.
Los hogares preparados de Terra Amata (Niza), junto
con los de Vertesszóllós, en Hungría; los de Torre in Pie- tier (a orillas del río Vezére, Dordoña), que proporcionó R a e d e r a s y n ú c l e o s d e sílex
tra, en Italia, y los de Chukutien, en China, son los más en su momento uno de los conjuntos de restos óseos y lí- clactonienses procedentes
del y a c i m i e n t o d e U s e n
antiguos de cuantos se conocen, y sus fechas oscilan a par- ricos más significativos de este nivel prehistórico. En él (República C h e c a )
tir de los -500000 años. El yacimiento de Terra Amata hizo su aparición el hombre de Neanderthal, el Homo sa- Brno, M u s e o M o r a v o .
(Niza), asentamiento típico del Achelense (alrededor de piens neanderthalensis, cuya presencia se detecta desde co-
-380000), ofrece, como novedad, la presencia de restos de mienzos del Würm I (entre -110000 y -95000) hasta el
cabanas temporales, sostenidas por unos postes clavados tránsito del Würm I I al III (-35000), época en la que sus
en el suelo y cuyos agujeros se han podido encontrar en el huellas desaparecieron de modo brusco, por razones aún
transcurso de las excavaciones. Estas cabanas de planta hoy desconocidas. Los numerosos restos óseos de esta es-
oval, cuyas dimensiones oscilaban entre los 7 y los 15 metros pecie hallados hasta el presente (cráneo de Neanderthal,
de longitud por unos 4 ó 6 metros de ancho, presentaban cráneo de Gibraltar, restos de Spy, cráneo de Monte Cir-
la particularidad de tener en su centro un pequeño hogar, ceo, esqueleto de la Chapelle-aux-Saints, Le Moustier, La
sito en una oquedad excavada en la arena y protegida por Quina, etc.) han permitido reconstruir su apariencia físi-
medio de un múrete de piedras. ca, todavía muy lejos de la del hombre actual, aun cuan-
En la cueva de Lazaret (Niza), cuya profundidad alcanza do las diferencias existentes entre uno y otro están siendo
los 40 metros y su anchura los 20, ha podido detectarse la revisadas. Su estatura rondaba los 1,60 metros. Su tronco
construcción de una gran cabana (11 ( 3,50 m) adosada a achaparrado, sostenido por unas piernas musculosas y cor-
la pared oriental de la cueva. Este tipo de elemental v i - tas, mantenía erguido un cráneo grande y alargado, de pa-
vienda puede servir de ejemplo a la hora de imaginar los redes gruesas y con una capacidad media de 1.450 centí-
sistemas que el hombre empleó para un mejor aprovecha- metros cúbicos. Presentaba un marcado prognatismo, y su
miento del espacio interior de las cavernas, con el fin de frente, aplastada y huida hacia atrás, casi se perdía tras los
atenuar los rigores del frío y del viento. Los postes del ar- abultados arcos superciliares.
mazón se encastraban en círculos de piedra (siete en total), El descenso de las temperaturas provocó la desaparición
separados entre sí por tramos de un metro. U n múrete de de las especies animales de las tierras cálidas, predomi-
unos 50 centímetros de alto, orientado hacia la entrada de nantes en el período anterior, siendo sustituidas por otras
la cueva, servía de cortavientos. Posiblemente, las paredes capaces de adaptarse mejor a las condiciones de vida im-
de la cabana serían de pieles curtidas y su interior se di- puestas por las bajas temperaturas. El enfriamiento sufrido
vidió en dos estancias o compartimentos, separados por determinó, al mismo tiempo, el retroceso del bosque y la
una rudimentaria mampara, con objeto, tal vez, de dife- aparición de las grandes praderas. Los neandertales se
renciar la zona de estancia masculina o de taller de la de adaptaron al nuevo tipo de clima y al aprovechamiento de
dormitorio, donde las yacijas, hechas de algas, se recubrían su flora y de su fauna (herbívoros, cabras monteses, rino-
con las pieles de los animales abatidos. Restos de cabanas cerontes lanudos, gamuzas, etc.), extendiéndose por toda
semejantes, construidas en el interior de las grutas, se han Europa, Africa, Oriente Próximo, la India, Pakistán e in-
hallado en otros muchos yacimientos —tal es el caso de la cluso China. Tan amplia dispersión ha permitido, a través
cueva de la Baume-Bonne (Quinson, Francia)—, lo que de la localización de los yacimientos que atestiguan su pre-
demuestra que, desde esta época al menos (Riss II-III), el sencia, conocer sus sistemas de vida e incipiente cultura
hombre era capaz de adecuar sus campamentos de acuer- con bastante precisión.
do con unos principios elementales y prácticos de organi- Durante la primera parte del Würm antiguo, los nean-
zación y seguridad. dertales instalaron sus campamentos al aire libre, comen-
zando la ocupación de las cuevas en época posterior, al des-
cender las temperaturas. Grupos étnicos más numerosos
que los del Paleolítico Inferior ocupaban los territorios de
caza, estableciendo en ellos toda una serie de paraderos,
E L P A L E O L I T I C O MEDIO próximos a un campamento central, para poder seguir las
migraciones de los animales. Como ejemplo de este tipo de
El Paleolítico Medio se identifica con el llamado pe- asentamientos pueden servir los restos de Pech de l'Aze y
ríodo Musteriense, por el yacimiento francés de Le Mous- el abrigo de La Ferrasie, ambos en Dordoña, ya que en los

PREHISTORIA Y PROTOHISTORIA 7
Restos de enterramientos igualmente interesantes se ha-
llaron en Asia Menor, en tierras de Palestina, la India e in-
cluso China, coincidiendo con las rutas de emigración y dis-
persión de los neandertales. De entre todos los del área
oriental, ninguno tan interesante como el de la gruta de
Shanidar (Irak), donde fueron encontrados siete esqueletos
de épocas diferentes (entre -70000 y -45000). Además de
un hombre inhumado en un lecho de flores (anémonas,
múscaris, malvarrosas y hierba cana), se encontraron los res-
tos de otros seis individuos, de los que tres fueron, proba-
blemente, víctimas de un derrumbamiento de rocas o acci-
dente traumático. Uno tenía amputado el brazo derecho y
otro debió de morir aplastado cuando se estaba reponiendo
de unafracturade costillas. Por último, en Shanidar fue en-
terrado también un niño, junto al cual se encontró la deli-
cada ala de una mariposa.
Las industrias musterienses experimentaron también un
importante avance técnico. Gracias a los trabajos iniciados
por Francois Bordes, en 1947, en el sudoeste francés, se han
llegado a distinguir cinco grupos diferentes entre las indus-
trias de este período: 1) Musteriense de tipo Achelense.
2) Musteriense de tipo Quina o Charentiense (yacimiento
sito en La Charente). 3) Musteriense de tipo La Ferrasie
(Dordoña). 4) El Musteriense con denticulados. 5) El Mus-
teriense del tipo Le Moustier. Esta clasificación, referida
siempre a los yacimientos de Aquitania, es válida, no obs-
Cráneo d e Cibraltar, Homo dos se advierten claros indicios de acondicionamiento del tante, para todas las industrias de este período en la Europa
sapiens neanderthalensis, espacio interior. Restos de un importante conjunto de caba- occidental, donde se suelen repetir los mismos tipos de uti-
d e s c u b i e r t o e n 1 8 4 8 e n el
nas se han encontrado en Trécassats, en Vaucluse, pero la ca- llaje. Sin embargo, en la Europa meridional es frecuente la
y a c i m i e n t o d e Forbe's
bana mejor conservada del Musteriense final (-50000 años) aparición de modelos específicos. Así, en el norte de Espa-
Quarry d e Gibraltar
(de - 1 1 0 0 0 0 a - 3 5 0 0 0 artos) es la de Molodovo (Ucrania). De planta oval (10 x 7 m), es- ña se da una variante muy particular que ha recibido el
Paleolítico M e d i o . taba rodeada de huesos de mamut, omóplatos, pelvis, man- nombre de «Vasconiense».
Londres, M u s e o Británico. díbulas y huesos largos, excepto en las dos aberturas opues-
tas que sirvieron de puertas. Repartidos en su interior se
hallaron restos de hasta quince hogares.
En el orden espiritual, debieron de producirse igualmente
notables transformaciones. Los restos hallados demuestran EL PALEOLITICO SUPERIOR
que los neandertales practicaron la inhumación de los ca-
dáveres, lo que supone una clara conciencia del hecho de la En esta última etapa del Paleolítico, el protagonista es ya
muerte. Además, parece ser que existió un culto al cráneo el Homo sapiens sapiens, de características semejantes a las
(cráneo infantil de Teshik Tach, en Uzbekistán; cráneo de del hombre actual. Su aparición coincidió con los momen-
Guattari, en el monte Circeo, cerca de Roma, etc.) y, tam- tos finales de la última glaciación, el Würm IV, en torno a
bién, al oso (cueva de Montespan, Alto Garona). A l mismo los -40000 años. A partir de esa fecha, fueron muchas las
tiempo, los amontonamientos de restos óseos encontrados transformaciones socioeconómicas y culturales que se si-
en determinados yacimientos (Krapina, en Yugoslavia; guieron. Entre todas ellas, la más importante fue, sin duda,
cueva del Hortus, en Languedoc, Francia) presentan hue- la aparición de las primeras manifestaciones artísticas. Por sí
llas inequívocas de que, en ocasiones, se practicó el caniba- solas constituyen un testimonio inapreciable de la capacidad
lismo, tal vez un canibalismo de carácter ritual. intelectual y creadora de quien ya podía plasmar en imáge-
De entre los yacimientos que mejor documentan el in- nes el acervo de su mundo espiritual. A tenor de lo que fue-
cipiente culto a los muertos, se encuentran el de la Chape- ron sus creaciones artísticas, estuvieron los adelantos tecno-
Ue-aux-Saints (Corrége) y el del abrigo de La Ferrasie lógicos aplicados no sólo al acondicionamiento de las cuevas
(Dordoña), ambos en Francia. En el primero, los abates y lugares de habitación, sino sobre todo a la fabricación de
Bouyssonie y Bardon hallaron en 1908 el esqueleto de un útiles, cada vez más perfectos y especializados, tanto de pie-
hombre que fue enterrado en una fosa, acostado de lado, con dra como de hueso. Sin embargo, el arte mueble y el arte ru-
las piernas encogidas y giradas hacia la derecha. En su en- pestre son los temas de interés primordial en este período,
torno se encontraron fragmentos de huesos largos y la pata hasta el punto de que sitúan en un segundo plano muchos
posterior de un bóvido, posiblemente los restos de las piezas de los interesantes aspectos relacionados con los medios y sis-
de caza que se le ofrecieron para ser consumidas en su viaje temas de vida, siempre en constante evolución hacia formas
al más allá. El cráneo era muy voluminoso y, a pesar del de- más complejas, a pesar de losrigoresdel clima.
sarrollo del arco supraorbital, su capacidad craneana se ha El Homo sapiens sapiens no puede considerarse como una
calculado en unos 1.625 centímetros cúbicos, superior por evolución del Homo sapiens neanderthaiis, cuya desaparición
lo tanto a la media del hombre moderno, que está entre los progresiva se produjo por causas aún desconocidas. Tal vez
1.350 y 1.450 centímetros cúbicos. En el segundo, también fue toda una serie de graves trastornos los que afectaron sus
excavado en 1908, se encontró un depósito funerario com- habituales sistemas de vida, entre ellos un insuperable ais-
puesto por seis enterramientos de neandertales que conte- lamiento geográfico que determinó su extinción, o incluso
nían los restos de un hombre, una mujer, tres niños, un feto los límites intelectivos de la propia especie. Tan sólo en la
y otro niño de unos cinco años. Este importante conjunto zona de Palestina, a partir del -60000, la pervivencia de al-
funerario, tanto por la disposición de las fosas como por los gunos neandertales de características especiales permite su-
útiles de sílex aparecidos sobre los esqueletos y los huesos de poner un proceso de evolución progresiva hacia un típico
los animales, demuestra que las inhumaciones obedecían a físico de hombre semejante al actual.
ritos que reflejaban ya una clara inquietud por el trance de El Homo sapiens sapiens se ha considerado el resultado de
la muerte y la vida de ultratumba. una evolución a partir de un nivel paleantropoide, y su re-

PREHISTORIA Y PRIMERAS CIVILIZACIONES


laciva velocidad de expansión ha sido justificada por un rá-
pido crecimiento demográfico y por los continuos desplaza-
mientos de población, debidos a los cambios climáticos.
Según las más recientes teorías, se cree que en el Paleolíti-
co Superior estuvieron ya marcadas las diferencias esencia-
les de las razas actuales, aun cuando de forma más atenua-
da. La opinión más generalizada sostiene que todas ellas
procedían de un mismo linaje, originario de Asia central, y
que las causas del llamado fenómeno de diversificación ra-
cial es una consecuencia de las variaciones de clima y del
obligado aislamiento de los distintos grupos humanos, du-
rante las épocas de máxima inclemencia, en determinadas
áreas, donde la población se hizo cada vez más densa.
El clima de este período (segunda parte de la última
glaciación) estuvo caracterizado por la alternancia de fases
frías, de tipo ártico o de estepa, con otras más templadas
que el hombre debió de aprovechar para sus migraciones.
En la primera fase se desarrolló una fauna representada
principalmente por el mamut, el reno, el antílope, el buey
almizclero, el rinoceronte lanudo, el caballo, el glotón, el char al máximo la luz natural, aunque al abrigo de rudi- Figuras d e la c u e v a
zorro polar, etc., mientras que en los períodos más suaves mentarias tiendas o cabanas, instaladas junto a las bocas de C a r g a s
( A v e n t i g n a n , Hautes-
que se siguieron se vieron reemplazados por los jabalíes, de las cuevas o en los tramos inmediatos a la entrada. Pyrénées, Francia)
ciervos y conos. La estampa de todos ellos quedó grabada En estas áreas de estancia se han encontrado restos de ho- Paleolítico Superior, período
en la retina del hombre, capaz por entonces de reproducir gares de cocina en los que abundan los huesos de animales C r a v e t i e n s e ( 2 3 0 0 0 a. C ) .

su imagen y movimientos. Su cerebro no pesaba mucho pequeños y cantos de considerable tamaño, tal vez emplea-
más que el de sus predecesores, ya que el de algunos nean- dos como «piedras calientes» para múltiples usos, tal y como
dertales alcanzó una capacidad de hasta 1.650 centímetros se siguen utilizando hoy en día en tribus que aún viven en
cúbicos, pero en cambio la forma de su cráneo era com- estadios de cultura primitiva. En las zonas de talleres, donde
pletamente distinta. El amplio córtex frontal se hizo sede aparecen no sólo los restos de piezas trabajadas, sino también
de la conciencia lúcida, de la reflexión, de la previsión y los núcleos y lascas aún sin desbastar, había asimismo hoga-
del dominio de sí mismo. En Europa, es conocido con el res, con frecuencia alineados para ampliar el efecto calorífi-
nombre genérico de hombre de Cro-Magnon, en atención co en el lugar de trabajo. En dichos talleres, además de la
a los restos de un anciano, de hace unos -30000 años, ex- talla de la piedra, se procedería al raspado y curtido de las pie-
humados en 1868 en la Cueva de Cro-Magnon, en Les Ey- les para la confección de piezas de abrigo y vestido.
zies, en el municipio de Tayac (Dordoña, Francia). De crá- En el interior de las cuevas es fácil encontrar amonto-
neo dolicocéfalo y con una altura de 1,82 metros, pasó a namientos de huesos de animales, seleccionados según for-
convertirse en el prototipo del Homo sapiens sapiens, aun- mas y tamaños: costillas de caballo, defensas de mamut, etc.,
que los restos fósiles de esta especie sean muy numerosos lo que demuestra la capacidad clasificadora del hombre, a
y presenten entre ellos notables variantes. la vez que su sentido previsor al hacer acopio de materiales
Las culturas del Paleolítico Superior europeas son las básicos para su industria. Asimismo, se suelen hallar vesti-
más conocidas; sin embargo, el Homo sapiens sapiens ocupó gios de los enlosados o enguijarrados con que se pavimen-
también África (donde sus industrias pueden encontrarse taron las zonas próximas a las cuevas para evitar la hume-
a partir del -30000), Asia, India, China e, incluso, Japón dad, y restos de los basureros donde eran quemados los
(desde el -20000). Su entrada en tierras de América, a tra- sobrantes de comidas y otras materias orgánicas para pre-
vés del estrecho de Bering, se produjo en fechas aún muy servar la limpieza e higiene de los campamentos.
discutidas (-22000 a -7000), en oleadas sucesivas y en las La instalación más antigua de este período se encontró
épocas en que el nivel de los océanos tuvo que encontrar- en Arcy-sur-Cure (Francia), en un nivel chatelperronien-
se muy por debajo del actual. Sus principales restos fósiles se de la gruta del Reno. Varias losas calcáreas rodeaban una Sala de los toros d e la c u e v a
en Europa son: el hombre de Combe-Capelle (municipio superficie circular de 4 metros de diámetro, sobre la que se de Lascaux
de Montferrand) y el ya citado de Cro-Magnon, ambos en asentó una tienda de pieles, sostenida por defensas de (Montignac, Dordoña).
Paleolítico Superior.
Dordoña; los hombres de Grimaldi, cuyos restos aparecie- mamut. Restos de una gran cabana de 80 metros cuadra- Solutrense o Magdaleniense
ron en unas cuevas situadas en la Liguria italiana, junto a dos, posiblemente ya construida con ramas, se encontró en a n t i g u o ( h a c i a 1 5 0 0 0 a. C ) .
la frontera con Francia (cuevas de Cavillon, cueva de Baou- el yacimiento de Foumeau du Diable, en Dordoña. Estilo III ( L e r o i - C o u r h a n ) .

ssé da Torre, cueva de los Niños); los hombres de Chan-


celade (Dordoña); la mal llamada Red Lady de Pavilland
(País de Gales); los hombres de Predmost (Moravia), etc.

LA ORDENACIÓN DEL ESPACIO H A B I T A B L E

Los lugares de habitación del Homo sapiens dejaron de


ser simples guaridas donde protegerse del frío o del ataque
de las fieras, para convertirse en establecimientos acondi-
cionados y organizados de acuerdo con las exigencias de su
sistema de vida, basado principalmente en la caza. En
aquellos lugares en los que se ha podido detectar su pre-
sencia, se advierte una intencionada disposición del espa-
cio en áreas de distinta funcionalidad. El rigor del clima
obligaba a elegir las cavernas, situadas en laderas protegi-
das del azote del viento, aunque, a juzgar por los restos ha-
llados en el exterior de las mismas, es de suponer que la
vida cotidiana se desarrollase en dicha zona para aprove-
debió de estar dividida por paredes en tres sectores, en cada
uno de los cuales hubo tres fuegos. En el nivel XIX de este
mismo emplazamiento había una habitación cavada en el
suelo, y en ella, la fosa que comunicaba el hogar central
con el exterior hacía el oficio de chimenea horizontal.
Frente a las tiendas o cabanas de tipo ovalado o circu-
lar se encuentran las cuadradas de Timonovka (antigua
URSS). Profundamente hundidas en el suelo, eran prácti-
camente viviendas subterráneas, con techo de piel man-
tenido por el peso de los grandes huesos de animales que
sobre él se colocaban. En una de estas casas, una estancia
sin fuego central sirvió de despensa o almacén. En esta
zona, donde la madera escasea, no es de extrañar que los
huesos se empleasen a veces como combustible, y hasta es
posible que en las viviendas se dispusiese de un lugar ade-
cuado para su amontonamiento y reserva.
El yacimiento de Pincevent, en la confluencia de los
ríos Sena y Yonne (Montereau, Seine-et-Marne), fue hacia
el -10000 un campamento de verano desde el cual se do-
minaba el paso de Pincevent, camino obligado de los renos
y de los mamuts. En este tipo de instalaciones pasaban los
hombres del Magdaleniense los meses propicios para la
caza, dejando, como huella de su estancia en ellos, todas
las herramientas empleadas, generalmente de gran tama-
ño. El tipo de habitación, según las reconstrucciones lle-
vadas a cabo por Leroi-Gourhan, era de forma circular u
oval, de unos siete metros cuadrados, aproximadamente,
con un hogar en su entrada. Detrás se encontraba una zona
teñida con ocre, donde aparecieron gran cantidad de úti-
les, y otra, sin huellas de ocre, donde posiblemente estu-
vieron las yacijas. En la parte exterior, y delante del gran
hogar, el suelo aparecía plagado de carbones, piedras ca-
lentadas y lascas de sílex.
La casa de Mezhirich, reconstruida en el Museo de
Kiev, puede servir de ayuda a la hpra de intentar forjarse
una idea aproximada de lo que pudieron ser las moradas de
los cazadores paleolíticos. Su armazón era de grandes hue-
sos de animales, y sus techos y paredes, de piel.
Otros yacimientos europeos dignos de mención, dentro
del gran número de los hasta ahora estudiados, son el de Pla-
teau-Parrain, en Francia, en el que las cabanas, de planta
Industria lítica del Paleolítico En Dolni Vestonice, en Moravia (República Checa), se cuadrada, ofrecían asimismo huellas de pavimento interior,
S u p e r i o r (Solutrense)
han encontrado vestigios de un importante campamento, y el de Mal'ta (Siberia), fechable en el -9000 y notable por
procedente del yacimiento
d e N i s e n y O n d r a n i c e e n la
en las proximidades de un río, al pie de los montes Paulov, la separación de ambientes dentro del área habitable en
región d e M o r a v i a con muestras evidentes de una larga ocupación (-29000 a cada una de las seis tiendas detectadas. Alrededor del hogar
(República Checa). -19000). Una de sus más importantes habitaciones fue una que se encontraba a la derecha, no había más que punzones,
Brno, M u s e o M o r a v o .
de planta oval, de 15 ( 9 metros, que estuvo pavimentada agujas de ojo, raspadores y estatuillas femeninas; cerca del
con cantos rodados y circundada de postes. Los numerosos hogar de la izquierda, figuras zoomorfas, cuchillos y armas
restos de sílex aparecidos alrededor de los cinco hogares que de caza. Tal disposición hizo pensar en una división de es-
hubo en su interior demuestran que sirvió de taller. tancias en función del sexo de sus ocupantes. Como tipo de
A media pendiente, se construyó una terraza artificial des- poblados magdalenienses instalados ya al aire libre, puede
tinada al asentamiento de las tiendas domésticas, en cada citarse la reconstrucción que de una de las cabanas del ya-
una de las cuales pudieron vivir alrededor de veinticinco per- cimiento de Gónnersdorf (Alemania) hizo G. Bosinski.
sonas. Cerca del hogar central se encontraba una especie de
bovedilla de piedra ennegrecida por el fuego, que debió de
hacer las veces de homo. En sus alrededores se hallaron más LAS SEPULTURAS
de dos mil pedazos de arcilla cocida, fragmentos de figuritas
femeninas, una de las cuales estaba intacta, e incluso la ca- Los enterramientos del Paleolítico Superior se realiza-
beza modelada de un rinoceronte. En una marisma fósil, pró- ron en cuevas y abrigos, tanto en fosas individuales como
xima a este campamento, se recogieron los huesos de un cen- colectivas, incluyéndose en ellas el ajuar personal del di-
tenar de mamuts, lo que demuestra la abundancia de caza funto, lo que ha permitido conocer no sólo las prácticas
mayor en la zona y la importancia de estos poblados habita- funerarias, sino también la evolución del utillaje, objetos
dos por comunidades de cazadores. No lejos de Vestonice se de uso personal, indumentaria y adornos. Los cadáveres
encuentra el yacimiento de Paulov, con restos de once ca- eran depositados en las fosas tendidos o en posición fetal,
banas o tiendas ovaladas, en el interior de las cuales había recubiertos en la mayoría de los casos por ocre rojo y
varios hogares alineados sobre el gran eje y fosas no muy acompañados de su ajuar: armas, útiles de piedra, objetos
grandes que hicieron la función de hornos. de arte mueble, adornos, collares, etc. Los adornos más
En el valle del Don (antigua URSS) se encuentra el ya- usuales fueron los dientes de animales, conchas y caninos
cimiento de Kostienki (fechable entre el -20000 y el de ciervos. Estos últimos debieron de ser tan apreciados
-14000) con restos de suelos superpuestos, de planta ova- que hasta se hicieron imitaciones, tallándose caninos fal-
lada y amplia. En su nivel superior se pudieron apreciar las sos en cornamenta de reno (Arcy-sur-Cure, Francia). En
huellas de una importante instalación (34 x 15 m) que los ajuares solutrenses se depositaron guijarros llanos y

10 PREHISTORIA Y PRIMERAS CIVILIZACIONES


ovalados, figuritas zoomorfas de marfil y huesos tallados
con incisiones, y en los magdalenienses es frecuente la
aparición de arandelas de hueso que posiblemente sirvie-
ron de adorno cosidas a la ropa, y figuras de animales re-
cortados en este mismo material, y que tal vez se utiliza-
ron como colgantes de collar.
La indumentaria, a juzgar por los vestigios hallados,
debió de componerse de pantalones y chaquetas de piel,
semejantes a los utilizados actualmente por los esquimales.
Estas prendas se coserían con agujas y punzones, utilizán-
dose como hilo las crines de caballos, los nervios y tendo-
nes de animales e incluso finas tiras de cuero.
Aparte de los enterramientos que han proporcionado
los restos fósiles humanos más importantes y significativos
de este período —Pavilland (País de Gales); Solutré
(Saone-et-Loire); Cro-Magnon; Chancelade; Combe-Ca-
pelle (Dordoña); Grimaldi (Liguria); Predmost (Mora-
via), etc.—, especial atención merecen por sus caracterís-
ticas las dos sepulturas de Sungir, yacimiento sito cerca de
Vladimikov, en Bielorrusia. En la primera, bajo una gran
losa de piedra sobre la que se había colocado un cráneo fe-
menino, apareció el cadáver de un hombre de unos cin-
cuenta años que había sido depositado, en el momento de
su enterramiento, sobre un lecho de brasas incandescen-
tes y recubierto por abundante ocre. Su cuerpo aparecía
adornado con una veintena de brazaletes de defensas de pálmente en la evolución de los aspectos formales y ar- Collar realizado c o n
mamut, un collar de dientes de zorro y un colgante de pie- tísticos. moluscos marinos
Paleolítico Superior,
dra que apareció sobre su pecho. Su cabeza conservaba res- Las teorías de Breuil y sus seguidores han estado vigen- período Solutrense.
tos de una especie de corona o gorro, tal vez símbolo de su tes, con ligeras variantes, hasta los años cincuenta, en los C i r o n a , Museo Arqueológico.
rango social. Cosidas en sus ropas debieron de ir las 3.500 que los investigadores André Leroi-Gourhan y Anette La-
arandelas de marfil que se alineaban, en seis filas horizon- ming-Emperaire sentaron las bases de una nueva datación
tales, al nivel del tronco, rodillas y tobillos, puntos que in- fundamentada en el análisis pormenorizado de las obras.
dican las zonas de su aplicación. En la segunda se encon- Sus complejas y abstractas interpretaciones, aunque dis-
traron los cuerpos de dos jóvenes enterrados en posición cutibles y no admitidas por todos los prehistoriadores
opuesta y unidos por la cabeza. Cada uno de ellos tenía a (P. S. Ucko, A. Rosenfeld, etc.), despertaron un vivo inte-
su lado algunas lanzas de marfil macizo, piezas únicas, por rés y obligaron a una revisión completa de las teorías hasta
su tamaño y forma, en el Paleolítico. entonces consideradas casi como inamovibles, lo que ha
En la llamada cueva de los Niños de Grimaldi (Ligu- supuesto la aparición de nuevas y diversas hipótesis
ria), la presencia de los cuerpos de una mujer adulta y de (K. J. Narr, H . Müller Karpe, A . Marshacket, etc.) que han
un adolescente, en posición muy forzada y muy próximos dado lugar a la creación de varias escuelas científicas.
entre sí, parece indicar que fueron enterrados juntos, en El arte paleolítico es un fenómeno casi exclusivamen-
un único saco de cuero, detalle que evidencia la proyec- te europeo y abarca desde las grandes pinturas o grabados
ción de afectos y sentimientos en la vida del más allá. En parietales hasta todos los objetos de cualquier tipo suscep-
esta misma línea, ningún ejemplo puede ser más elocuen- tibles de ser transformados. Atendiendo a las obras que se
te que el que ofrece un singular enterramiento de Boge- han conservado y llegado hasta nosotros, se ha dividido en
bakken. En esta importante necrópolis paleolítica de Di- dos grandes apartados: arte rupestre y arte mueble.
namarca, fechada en el -5300, se encontró una doble
tumba que contenía el cadáver de una mujer muy joven,
y a su lado, el de un recién nacido que reposaba sobre un EL ARTE RUPESTRE
ala de cisne. La hoja de sílex depositada sobre su pecho in-
dicaba que se trataba de un varón. El arte rupestre o parietal comprende los grabados, pin-
turas y relieves con los que el hombre decoró los techos y
paredes de las cavernas y abrigos que habitó. Su área de di-
EL ARTE PALEOLÍTICO fusión es preferentemente la Europa atlántica: Aquitania,
Ardéche y Pirineos en Francia, y costa cantábrica en Es-
De entre todos los avances —prácticos y espirituales— paña. No obstante, también hay vestigios en la zona me-
alcanzados por el hombre en el Paleolítico Superior, nin- diterránea (penínsulas Ibérica e Itálica) y aun en lugares
guno es comparable, por su importancia y trascendencia, más alejados (Rumania, Rusia, etc.). Las representaciones
con la aparición de las primeras manifestaciones artísticas. figurativas aparecen, a veces, en rocas sitas al aire libre
Con ellas evidenciaba su capacidad de expresar ideas y (grabado de Segríes, paneles de Rocher Campone, en
emociones mediante la utilización de procedimientos téc- Francia; caballos de Mouzoco, en Portugal; Domingo Gar-
nicos: la pintura, el grabado y la escultura. Los vestigios cía, en España), en abrigos de escasa profundidad (Le Roe
más antiguos datan del Auriñaciense (-30000), y el mo- aux Sorciers de Anglés-sur-l'Anglin, Cap-Blanc, Laussel,
mento de plenitud se corresponde con el Magdaleniense Pair-non-Pair; Istúriz, Hornos de la Peña, etc.); pero las
(-13000). A lo largo de estos milenios se aprecia una pro- mejores creaciones se encuentran en el interior de las cue-
gresión continua en el dominio de las formas y en el em- vas, en algunos casos en salas muy alejadas de la boca o
pleo de los colores, lo que permitió en su día al abate Henri zona de habitación. Estas salas o camarines han sido con-
Breuil (1877-1961), ilustre arqueólogo e historiador fran- siderados como «santuarios» o lugares de culto, cuyo cabal
cés, y a sus seguidores (Salomón Reinach, Hugo Ober- significado aún se nos escapa. En ellos, el hombre pintó sus
maier, Henride Bégouén, H . Alcalde del Río, etc.) aven- paredes y techos con ayuda de luz artificial proporcionada
turar unas primeras interpretaciones de su contenido por lámparas fijas o transportables, alimentadas con grasa
temático y una clasificación cronológica basada princi- animal, como ha demostrado S. de Baume en recientes es-

PREHISTORIA Y PROTOHISTORIA 1 1
nula (reposo total), animación simétrica (gran movi-
miento), animación segmentaria (movimiento parcial) y
animación coordinada (movimiento de las cuatro extre-
midades).
Las figuras humanas son muy raras y singulares. Las
representaciones femeninas más antiguas son las vulvas
que aparecen grabadas en las rocas (Auriñaciense),
muestra evidente de un incipiente culto a la fecundidad
o a la maternidad, consecuencia directa de la observa-
ción reflexiva del parto de los seres vivos, el acto gene-
rador de vida si el proceso sigue su curso normal. Más
tarde hicieron su aparición las llamadas venus, estatui-
llas femeninas de voluminosos contornos, exentas o en
relieve. Los brujos o enmascarados son figuras antropo-
morfas con miembros o atributos zoomorfos, que se han
asociado a actos rituales o de magia propiciatoria, y que
forman parte de composiciones pictóricas fechables en
el Magdaleniense.
Los signos que, solos o mezclados con las figuras, se re-
piten constantemente a lo largo de todo el Paleolítico, son
de formas muy variadas: puntos, bastoncillos, de formas
Figura d e caballo tudios sobre este tema. Las lámparas portátiles eran de are- cuadrangulares o rectangulares, con divisiones internas, lí-
C u e v a d e Tito Bustillo nisca roja, y algunas presentan indicios de haber estado de- neas, cruces, etc. Se conocen con el nombre genérico de
( R i b a d e s e l l a , Asturias).
coradas, mientras que otras sólo conservan restos de ocre. tectiformes y sus interpretaciones han sido muchas y muy
Son varios los yacimientos en que han aparecido algunas diversas (cabanas, empalizadas o cercos, trampas, simples
de ellas: Le Moustier, Charente, La Mouthe, Altamira, etc. señales, etc.), sin que ninguna de ellas pueda ser conside-
Los materiales utilizados como colorantes fueron pig- rada como definitiva. Lo que sí es cierto es que algunos de
mentos naturales machacados en morteros de cuarcita con estos signos, por ser específicos de unas determinadas
ayuda de un machacador, y después extendidos sobre pa- zonas, han servido de indicadores cronológicos para fijar
letas de piedra (planas o redondas), en las oquedades óseas la facies cultural en la que aparecen.
de los grandes mamíferos o en simples conchas marinas. En el marco de las teorías propuestas por Leroi-Gourhan
Dichos pigmentos eran el ocre, que proporcionaba el rojo y Laming-Emperaire, fueron divididos en signos de carácter
y el pardo oscuro; el caolín y la caliza blanca; los óxidos de femenino y masculino y, en consecuencia, asociados a los
hierro (limonita y hematites), para los tonos naranja y rojo animales que, en cada caso, representaban a cada uno de
claro; el carbón vegetal y el bióxido de manganeso, para estos dos principios sexuales. Las figuras zoomorfas, a tenor
los negros. Como aglutinante se empleó el agua, la grasa de su frecuencia de aparición, fueron agrupadas por estos dos
animal o vegetal, ciertas resinas y la cola de pescado, lo- investigadores en cuatro grandes grupos: A ) caballos (prin-
grándose a veces una adherencia y una consistencia de gran cipio masculino); B) grandes bóvidos, bisontes y uros
calidad, capaces, en suma, de resistir el paso de los milenios. (principio femenino); C) ciervo y cierva, mamut, cabra
El dibujo de las figuras se realizaba con simples trazos montes o reno (carácter complementario); D) osos, felinos
lineales, continuos o discontinuos, o por medio de impre- y rinocerontes (carácter complementario). Atendiendo a
siones de puntos, probablemente realizados con los dedos estos principios básicos, los signos se asociaron de acuerdo
(técnica del tamponado). Los colores debieron de aplicar- con la organización espacial dominante, compuesta por ani-
se después con brochas o pinceles, hechos con pelos de males de los grupos A y B, rodeados por los correspondien-
animales o crines de caballos. Los grabados se realizaron tes a los C y D. Los signos dentados, los bastoncillos, líneas
por medio de incisiones, con las cuales se lograba, en mu- y puntos, fueron considerados de carácter masculino y, por
chos casos, un efecto de realce. En general, los relieves lo tanto, asociables o sustitutivos de los animales del grupo
sobre roca aparecen en la entrada de las cuevas, mientras A. Los triángulos, rectángulos, signos en forma de reja, ova-
que las figuras modeladas en arcilla se encuentran en salas les y claviformes, de carácter femenino, en corresponden-
más profundas, donde el grado de humedad hacía posible cia, por lo tanto, con los animales del grupo B.
su mejor y más prolongada conservación. Especial atención han merecido las huellas de manos
En su conjunto, los temas figurativos del arte paleolí- realizadas por impresión sobre las paredes rocosas de al-
tico presentan una aparente homogeneidad. El foco de gunas cuevas, es decir, con la mano impregnada en color
atención prioritaria fue, sin duda, el mundo animal, base y apoyada directamente sobre el paramento (manos posi-
de la subsistencia y economía de este período. Las imá- tivas), o silueteadas con un halo o utilizando plantillas
genes de los animales que el hombre cazaba, y con los que (manos negativas). Predominan las manos izquierdas, ge-
estaba familiarizado, poblaron su mente tanto en estado neralmente negras, y a muchas de ellas les faltan dedos o
de vigilia y acecho como en sus fases de sueño, convir- parte de ellos, particularidad que ha provocado numero-
tiéndose, a la postre, en su fuente de inspiración artísti- sas hipótesis, entre ellas la de posibles mutilaciones ritua-
ca. Los más frecuentes son los caballos y bisontes, segui- les o, incluso, la de padecimiento de una determinada en-
dos por los ciervos, renos y cabras monteses. Los fermedad (de Raymond) capaz de producir la necrosis de
rinocerontes, mamuts, osos y felinos aparecen en conta- las falanges. Ultimamente se ha barajado la posibilidad,
das ocasiones, y sólo en casos excepcionales, los pájaros más verosímil, de que se trate de dedos doblados, de acuer-
y los peces. Motivo de admiración sigue siendo, en cual- do con determinados códigos, para la transmisión de men-
quier caso, la exactitud anatómica de las representacio- sajes por medio del lenguaje manual (G. Luquet, Sainty-
nes de estos animales, fruto no sólo de la simple obser- ves, Leroi-Gourhan, etc.). Las representaciones de estas
vación cinegética, sino, principalmente, de las faenas de manos se encuentran en todo tipo de culturas. En Europa
desollado y despiece. Las figuras de animales pueden apa- se han localizado en una veintena de cuevas, destacando
recer en grupos, formando composiciones que a veces de- entre ellas las cuevas de Gargas, en el Pirineo francés, y
coran grandes paneles, o aisladas. Su actitud puede ser la la de Maltravieso, en Extremadura.
de reposo o la del más vivaz movimiento. Así, Leroi- Por lo que respecta a la evolución estilística del arte
Gourhan distingue cuatro tipos de animación: animación paleolítico, fue el abate Breuil (Quatre cent siécles d'art pa-

12 PREHISTORIA Y PRIMERAS CIVILIZACIONES


rietal, 1952) el primero en distinguir dos grandes ciclos to-
mando como base la evolución técnica y temática:

1. AURIÑACO-PERIGORDIENSE, caracterizado por mani-


festaciones muy sencillas (macarrones, dibujos impresos
hechos con los dedos sobre la arcilla), que poco a poco se
fueron enriqueciendo en contenido y expresión, como
puede apreciarse en las pinturas de Lascaux, ejemplo cul-
minante de la etapa final de este período.

2. SOLUTREO-MAGDALENIENSE, con dibujos negros y l i -


neales, relieves y pinturas polícromas, cuyo momento de
mayor madurez está representado por las composiciones de
Altamira.

Sin embargo, actualmente, en este como en otros mu-


chos aspectos, se ha impuesto la cronología establecida por
Leroi-Gourhan, fundamentada en las obras fechadas con
certeza y que pueden servir como puntos de comparación
y referencia. De acuerdo con su criterio, se distinguen cua-
tro estilos (precedidos de una fase prefigurativa), que abar- LOS GRANDES S A N T U A R I O S DE LA ERA Tiro d e c a b a l l o s
can del -35000 al -8000: CUATERNARIA Cueva de Lascaux
(Montignac, Dordoña).

PERIODO PREFIGURATIVO (Chatelperroniense, -35000 El descubrimiento de la cueva de Altamira abrió cami-


a -30000). Aparecen las primeras manifestaciones deco- no para la investigación del arte rupestre, y, años después,
rativas, muy simples, de trazo elemental. Son, por lo ge- Cartailhac, al garantizar su autenticidad, dio luz verde para
neral, incisiones grabadas en cantos, en piezas de hueso y, la búsqueda y estudio de nuevas pinturas prehistóricas.
posiblemente, en objetos de madera (hueso con incisiones Desde entonces, han sido muchos los hallazgos que se han
de Arcy-sur-Cure, guijarro de Laugerie-Haute, etc.). producido y numerosas las publicaciones aparecidas sobre
tan apasionante tema. De esta forma, poco a poco se han
ESTILO I (Auriñaciense, -30000 a -25000). Corres- ido acumulando datos de gran interés que han permitido
ponden a este período los primeros grabados sobre blo- matizar las interpretaciones de su contenido temático y afi-
ques o placas de piedra, de trazos poco diestros, con re- nar aspectos cronológicos, atendiendo no sólo a las va-
presentaciones zoomorfas reducidas al esbozo de sus trazos riantes de estilo y composición, sino también a la estrati-
elementales y contornos incompletos; símbolos femeninos grafía y materiales hallados en las propias cuevas. Algunas
e ideomorfos (grabado sobre bloque del abrigo de Cellier). eran conocidas desde fines del siglo X I X y comienzos del X X :
Otras se han ido descubriendo a partir de la Segunda Gue-
ESTILO I I (Gravetiense, -21000 a -18000). Las prime- rra Mundial y hasta fechas muy recientes.
ras representaciones zoomorfas grabadas sobre las paredes El arte rupestre es un fenómeno cultural casi exclusiva-
se realizan en zonas próximas a la entrada de la cueva. Las mente europeo. En Asia sólo se han hallado vestigios de arte
distintas especies animales son fácilmente reconocibles por mobiliar en el sur de Siberia, junto al lago Baikal (Mal'ta).
los detalles expresamente señalados: cuernos, cornamen- En África, las pinturas parietales conocidas no pueden fe-
tas, jorobas, barbas, etc.; mientras que las extremidades in- charse en esta época con seguridad, y en América y Ocea- Figura d e bisonte
feriores son trazadas aún con gran torpeza y los restos de nía no existen yacimientos rupestres cuaternarios. C u e v a d e La Pasiega (valle
pintura son escasos. En este período hacen su aparición las Las cavernas europeas que conservan en su interior res- del Pas), e n P u e n t e v l e s g o
(Cantabria).
primeras figuras de venus en bajorrelieve (grabados parie- tos de grabados o pinturas se extienden por una amplia zona
Solutrense evolucionado
tales de caballos de Pair-non-Pair). geográfica cuyo límite septentrional se encuentra en Nor- o Magdaleniense antiguo
mandía, cuencas del Garona y del Loira, y el oriental en la ( 1 5 0 0 0 a. C . )
ESTILO III (Solutrense y Magdaleniense I-II, -17000 a antigua Unión Soviética (yacimientos de Mezine, región de Estilo III ( L e r o i - G o u r h a n ) .

-13000). Se busca el modelado de las figuras por medio de


la pintura y se observa un mayor cuidado en los detalles.
Los animales presentan cuerpos voluminosos sobre miem-
bros cortos. La mayoría de las composiciones pictóricas se
realizan aún en la entrada de las grutas, aunque aparecen
ya algunas realizadas en lugares donde no llegaba la luz del
día (divertículo axial de Lascaux).

ESTILO IV ANTIGUO (Magdaleniense III-IV, -13000 a


-10000). Se alcanza la perfección de las proporciones de
las figuras y el modelado se realiza con manchas de pintu-
ra y rayado. Se advierten los primeros esbozos de movi-
miento y las escenas aparecen ya en las zonas más profun-
das de las cuevas (parte de la decoración de Lascaux,
Altamira, etc.).

ESTILO IV RECIENTE (Magdaleniense V-VI y Aziliense,


-10000 a -8000). Las representaciones alcanzan en estos
momentos su mayor realismo y movimiento. Los animales
se representan en grupos y en distintas actitudes: pastan-
do, saltando, etc. Aparece con frecuencia el reno y se ob-
serva un retroceso del arte parietal frente al mobiliar (gra-
bado de cabeza de Limeuil).
los grabados de vulvas femeninas y bastoncillos más antiguos
conocidos, realizados en plaquetas calcáreas. Cerca del abri-
go de la Ferrasie, utilizado como necrópolis por los cazadores
neandertales, se encuentran los de Belcayre, de Blanchard y
los de Laugerie (Haute y Basse), que, junto con el de La Ma-
deleine, han proporcionado las colecciones más abundantes
de arte mobiliar de todo el Paleolítico. La cueva de Laussel
es conocida a nivel popular por la llamada Dama del cuerno,
un relieve sobre roca que representa un desnudo femenino
semejante a los de las estatuillas de las venus paleolíticas, y
por la figura de un posible arquero, otro relieve también es-
culpido en la roca (Estilo II, Gravetiense).
La cueva de La Mouthe, descubierta en 1894, presenta
un notable conjunto de figuras zoomorfas grabadas y realiza-
das con color, algunas de las cuales alcanzan hasta un metro
de longitud. Las pinturas se reparten en varios ambientes:
Sala de los toros, Sala de los bisontes, Sala de la cabana, Sala de
los renos (Estilo III/1V). Contemporáneas parecen ser las pin-
turas que decoran la cueva de Font de Gaume (120 m de
longitud), cuya Capilla de los bisontes se ha relacionado con
la de Altamira. La cueva de Les Combarelles cuenta con más
de 300 representaciones: caballos, osos, renos, un mamut, una
leona e incluso figuras antropomorfas con máscara (Estilo
III/IV). Famoso es el Friso de los caballos, dibujos a línea del
abrigo de Cap-Blanc que ya fue excavado en 1909 (Estilo IV
Antiguo). En la cueva del Gabillon (valle del Isle), una larga
galería de 30 m de longitud descubierta en 1940, existe un
amplio repertorio zoomorfo en el que no faltan los felinos ru-
gientes y varias representaciones antropomorfas, entre ellas
la llamada Dama del anorak (Estilo III/IV).
A unos veinte metros de Les Eyzies se encuentra la fa-
mosa cueva de Lascaux, que es sin duda, junto con la de A l -
tamira, la más importante de todas las hasta ahora conoci-
das. Descubierta de modo casual en 1940 por unos jóvenes
que paseaban por el bosque de Montignac, en el mes de
julio de ese año, pronto fue visitada y estudiada por el abate
Breuil, que quedó maravillado ante el número y variedad
de las pinturas que en ella encontró. Para él, Lascaux re-
presentaba la culminación de su ciclo auriñaco-perigor-
diense. Cerrada al público desde 1963 para defenderla de
la acción antrópica, todo cuanto sobre ella se ha escrito y
estudiado se publicó en 1979, en la obra que lleva por títu-
lo Lascaux inconnu. Sus ya conocidas estancias están deco-
radas por magníficos conjuntos pictóricos: La Rotonda o
Bisontes heridos Kiev, Gagarino y Kostienki). El núcleo principal se extien- Sala de bs toros, en la que aparece la licome, un animal con
C u e v a d e N i a u x (Ariége, de por la denominada región franco-cantábrica, desde tierras dos extrañas antenas a guisa de cuernos; el Divertículo axial
Francia).
asturianas al Oeste, continuando por Cantabria, Pirineos, (20 m de longitud), donde se encuentran bs caballos chinos;
Magdaleniense medio
( h a c i a 1 2 0 0 0 a. C . ) para subir después por la margen derecha del Ródano. Puntos la Nave, con unfrisode ciervos; el Pozo, que reúne más de
Estilo IV A n t i g u o más o menos aislados se localizan en otros países europeos: 450 figuras, entre ellas la conocida escena del bisonte que,
(Leroi-Gourhan).
Italia (grupo de Mentón, Ventimiglia, Savignano, Polesini, vencido, pierde sus entrañas, frente al hombre que acaba
Romanelli; Grotta dell'Adaura, en Sicilia, cerca de Palermo, de abatir en su última embestida; el Camarín de los felinos y
etc.), Bélgica y Europa central (cueva de Cuciulat, en Ru- el Abside, con el único reno que aparece en Lascaux. Su
mania; Dolni-Vestonice, en la República Checa; Predmost, fecha, actualmente, se cree que corresponde a los años
Moravia; Gónnersdorf, en Alemania, etc.). -15000/-14000 (Estilo III, Solutrense-Magdaleniense).
En España existen asimismo otras cuevas en zonas ale- Otro singular conjunto es el de la gruta de Rouffignac,
jadas de la cornisa septentrional. Entre ellas cabe destacar sita a unos ocho kilómetros de Les Eyzies. Descubierta en
la cueva de Maltravieso (Cáceres), con su inquietante con- 1956, se la conoce con el nombre de cueva de los cien mamuts,
junto de manos mutiladas. Las de la provincia de Burgos porque en ella se han contabilizado hasta 150 representa-
—Atapuerca, Penches, Ojo Guareña— son, en cambio, ciones de estos paquidermos prehistóricos. Bisontes, caba-
las más próximas y afines a las cantábricas. En la meseta llos, rinocerontes, machos cabríos, serpientes, felinos y va-
central sobresalen las de la provincia de Guadalajara: Los rios antropomorfos se acumulan en el Gran techo, que se
Casares (Riba de Saelices) y La Hoz de Anguita (Santa encuentra a un kilómetro de la entrada (Estilo IV Antiguo).
María del Espino); la cueva de La Griega, en Pedraza (Se- Ya en el departamento de Gironda, no lejos de la de-
govia), y la de El Reguerillo, en Torrelaguna (Madrid). En sembocadura del Dordoña, se halla la cueva de Pair-non-
la región andaluza son dignas de mención las malagueñas Pair, excavada en 1896 por el prehistoriador Francois Da-
de La Pileta (con casi un centenar de figuras), La Cala, leau, que, asombrado ante los grabados que en ella
Ardales, Nerja y la gaditana de Palomas I . aparecían, comunicó su descubrimiento a Cartailhac. Fue
Dentro del área franco-española, región privilegiada es la tras su visita a dicha cueva cuando, rendido ante la evi-
de Aquitania, en los alrededores de Les Eyzies-de-Tayac y de dencia, entonó su arrepentido mea culpa por haber dudado
Sireuil, en la confluencia de los ríos Vezére y Dordoña, por- de las pinturas de Altamira. En sus paredes se agrupan un
que en ella se concentran un buen número de estaciones buen número de grabados de caballos, cápridos y bóvidos.
prehistóricas. En el abrigo de Cellier (Sergeac) aparecieron Por su peculiaridad, destaca el llamado Agnus Dei, una ex-

14 PREHISTORIA Y PRIMERAS CIVILIZACIONES


traña figura que no es en realidad más que el resultado de
dos figuras superpuestas: una cabra y un caballo (Estilo II).
En el departamento del Gard, en la región del Ródano y
al norte de Nimes, merecen ser citadas las cuevas de Bayol,
Chabot y Le Figuier, y en la zona del Ardéche, la de la Co-
lombiére. En el departamento de Lot, entre el Dordoña y el
Garona, destacan el Abri Murat, las cuevas de Sainte-Eula-
lie, Cougnac y la de Pech-Merle, la Grotte-temple con más
de 150 figuras, algunas tan curiosas como las llamadas mu-
jeres estilizadas y el hombre herido. La bella silueta de un íbice
grabado sobre roca y el Friso de los caballos tordos son tam-
bién pinturas muy famosas. Su fecha se corresponde con la
fase final del Magdaleniense (Estilo IV Reciente).
En los Pirineos, sobre todo al sur del Garona, en el de-
partamento de Ariége, se encuentran también un gran nú-
mero de yacimientos. De entre todos ellos sobresalen el
abrigo de Mas d'Azil, famoso tanto por sus pinturas y gra-
bados como por los objetos de arte mueble que en ella se
han encontrado, y las cuevas de Niaux, Trois Fréres y Le
Tuc d'Audoubert. quetas fechables en el Gravetiense y numerosos objetos de Pinturas d e la c u e v a d e N i a u x

La cueva de Niaux, sita en el valle del río Vicdessos, es arte mobiliar. En la región cantábrica, el número de cuevas (Ariége, Francia).
Magdaleniense medio
conocida desde el siglo X V I I I . Se compone de largas gale- localizadas en la actualidad casi llega al centenar. En As- ( h a c i a 1 2 0 0 0 a. C . )
rías y su estancia más célebre, descubierta por Cartailhac, turias se localizan unas cuarenta, otras tantas en Cantabria Estilo IV A n t i g u o
recibe el nombre de Salón negro. Tiene más de un kilóme- y alrededor de la docena entre el País Vasco y Navarra. De (Leroi-Gourhan).

tro de longitud, y en seis paneles decorados se presenta un las asturianas, en el valle del Nalón la más importante es la
variado repertorio zoomorfo: bisontes, caballos, cabras, etc. de San Román de Candamo, estudiada ya, en su día, por
Son figuras trazadas con contornos en negro y rodeadas de E. Hernández Pacheco. En su sala, conocida con el nom-
signos rojos (Estilo IV Antiguo). bre de El Camarín, aparecen seis zoomorfos: un bisonte, dos
La cueva de Trois Fréres se halla en Montesquieu- cabezas de caballo, un caballo, una yegua de abultado vien-
Avants, sobre el curso en parte subterráneo del río Volp. Es tre, posiblemente en estado de gravidez, y una cabeza de
conocida, sobre todo, por sus figuras antropomorfas de bru- toro. En un panel con grabados y pinturas destaca un cier-
jos o hechiceros que permiten intuir el mundo de la magia vo herido por venablos y un toro cuya longitud alcanza los
y el ritual del Magdaleniense. Es, en realidad, un laberinto dos metros (Estilo III). Junto al río Sella fue descubierta en Tectiformes y s í m b o l o s varios
de galerías, en las cuales aparecen unos 300 grabados. La 1968 la cueva de Tito Bustillo (o el Ramu). Es una larga ga- d e difícil y d i s c u t i d a
Galería del hemión, la Galería de las lechuzas y el Santuario son lería de unos 800 metros en foma de «Y», y varios diver- interpretación
C u e v a del C a s t i l l o (Puente
sus más valiosas dependencias. En esta última, es decir, en tículos. Cuenta con un gran panel de caballos y renos bicro-
Viesgo, Cantabria).
el fondo de la cueva, se encuentran los hechiceros o brujos, mos, grabados y pinturas dispersas, junto con varios signos Solutrense o Magdaleniense
junto con todos los símbolos de carácter masculino. Lucen sexuales, representados en el santuario (Estilo IV). La cueva antiguo ( 1 7 0 0 0 - 1 5 0 0 0 a. C . )
cornamenta de ciervo, cola de caballo y sexo de felino.
Aparte de las expresivas lechuzas de la sala a la que dan
nombre, las especies representadas son los rinocerontes, bi-
sontes, uros, asnos salvajes, etc. (Estilo III/IV).
No lejos de esta cueva se encuentra la de Tuc d'Audou-
bert. Es una larga galería, en zigzag, que fue descubierta por
los hijos del conde Henri de Bégouén, y en ella se conserva
uno de los más famosos modelados paleolíticos: son tres fi-
guras de bisontes (dos de ellos en posición de cópula), de
unos 61 a 63 centímetros de longitud (Estilo III/IV). En el
alto Garona se encuentra la cueva de Montespan, de la que
se ha hecho célebre el caballo grabado en arcilla y con el
cuerpo acribillado de agujeros, motivo de variadas interpre-
taciones. En opinión de Leroi-Gourhan, se trata de la ex-
presión de un ceremonial teatral, ya que los agujeros se prac-
ticaron detenidamente. En Aventignan (Hautes-Pyrénées),
la cueva de Gargas ofrece el repertorio más completo de si-
luetas de manos hasta ahora conocido. Todas ellas son me-
nores que las de un hombre adulto y, al parecer, fueron efec-
tuadas con plantilla, pasando un tampón de crin, empapado
de colorante, alrededor de los dedos. El número de huellas
de manos derechas es mayor que el de las izquierdas. Son
muchas las que sólo presentan el dedo pulgar, y también hay
otras en que, desde el índice hasta el meñique, aparecen
truncados a nivel de la articulación falange-falangina. Des-
cartadas en la actualidad las mutilaciones rituales (docu-
mentadas en algunos pueblos primitivos: sioux, bosquima-
nos, etc.) y la hipótesis de una enfermedad capaz de producir
la necrosis ósea, se piensa más bien en una comunicación
simbólica o, incluso, en posible representación, sobre las pa-
redes, de los animales cuyo nombre fuera designado con un
determinado gesto manual (Estilo III).
En tierras de Euskadi son importantes las cuevas de Et-
xeberri y la de Istúriz. En esta última se han hallado pla-
unas 40 figuras, entre las que destacan, por su cuidado tra-
zado, la serie de siluetas de ciervos de color negro (Estilo
III). En la provincia de Vizcaya la cueva más importante
es la de Santimamiñe, y en la de Guipúzcoa, las de Altxe-
rri y Ekain (Estilo IV todas ellas).

ALTAMIRA

La llamada «Capilla Sixtina del Arte Cuaternario» se


encuentra a 35 kilómetros de Santander, en el término de
Santillana del Mar, junto al prado de Altamira. Sus célebres
pinturas fueron descubiertas en 1879 por Marcelino Sanz de
Sautuola, en el transcurso de una visita que realizó a la
cueva (conocida desde 1868) en compañía de su hija María.
La niña fue precisamente quien reclamó su atención con la
ya conocida frase de: «¡Papá, mira, bueyes pintados!»
Apoyado por el prestigio científico de Juan Vilanova y
Piera, catedrático de Geología de la Universidad Central
Friso d e los c a b a l l o s tordos de Buxu (en Cangas de Onís) ofrece asimismo un buen nú- y miembro de las Reales Academias de Historia, Ciencias
rodeados d e impresiones de
mero defigurasde animales y signos cuadrangulares. En las y Medicina, publicó el resultado de sus hallazgos y estudio
manos
C u e v a d e Pech-Merle,
de la zona de Llanes y del valle del Cares, el animal predo- con el título de Breves apuntes sobre algunos objetos prehis-
Q u e r c y (Francia). minante es el bisonte, al igual que sucede en la del Pindal, táñeos de la provincia de Santander. En los cenáculos cien-
Solutrense o Magdaleniense situada ya en la zona costera (Estilo I V ) . tíficos, tanto nacionales como europeos, dicha publicación
a n t i g u o ( 1 7 0 0 0 - 1 3 0 0 0 a. C.)
En la zona oriental de Cantabria, aparte de la de Alta- fue recibida con gran escepticismo, debido, sobre todo, a
Estilo III ( L e r o i - G o u r h a n ) .
mira, es de gran interés la cueva de Chufín, con un san- la crítica negativa emitida por Cartailhac, catedrático de
tuario exterior y otro interior, ambos decorados con gra- Prehistoria de Toulouse. Sólo cuando, a partir de 1895, los
bados. Los del primero son muy sencillos, mientras que los hallazgos de las cuevas francesas con pinturas, que se ha-
del segundo muestran una mayor finura de trazo y el com- bían producido en cadena, le obligaron a retractarse y
plemento, incluso, de una pintura roja. Son dignas de des- rehabilitar la memoria de Marcelino Sanz de Sautuola
tacar también la cueva de Santián, en el valle del Pas, y la las posturas empezaron a cambiar con respecto a Altamira
del Pendo, en la región litoral; en el río Besaya, la de Hor- En 1902 Cartailhac publicó en la revista L'Anthropologie
nos de la Peña y, en el límite con Vizcaya, las del núcleo el artículo titulado: «Les cavernes omées. La Grotte de A l
de Ramales de la Victoria. Núcleo de especial significado tamira. Mea culpa d'un sceptique». Con tan valiente rec
es el cobijado por el monte del Castillo, que se alza en el tificación se abrió camino para la visita que realizó a la
pueblo de Puente Viesgo, situado a orillas del río Pas, y cé- cueva, en compañía del abate Breuil y María, la hija del ya
lebre por su balneario de aguas termales. La Cueva del cas- fallecido don Marcelino.
tillo, la de La Pasiega y la de Las Monedas constituyen una La cueva de Altamira mide unos 270 metros desde la
singular tríada, unida a la de Las Chimeneas, que también entrada al corredor final, y en ella se distinguen tres par-
se encuentra en la misma localidad. La cueva del Castillo tes claramente diferenciadas: sala de los polícromos, tramo
fue descubierta en 1903 por Alcalde del Río, estudiada por medio y corredor final. La Sala de las pinturas o Sala de los
Breuil, Obermaier y, más tarde, por Leroi-Gourhan. Ofre- polícromos se encuentra a la izquierda de la galería princi-
ce un complejo y variado conjunto de representaciones pal, a unos 30 metros hacia el fondo con respecto al vestí-
zoomorfas y signos abstractos correspondientes a dos fases bulo de entrada. De planta casi rectangular, mide unos 18 me-
distintas (Estilos III y I V ) . De entre ellas, destaca por su tros de largo por 9 de ancho. La altura, que al principio
peculiaridad el hombre bisonte, representado en una co- sobrepasa los 2 metros, desciende hacia la mitad a 1,70 me-
lumna estalactítica. En la cueva de La Pasiega, descubier- tros y disminuye en el fondo a 1,10 metros. Por esta razón,
ta en 1911 por Obermaier, Wernet y Alcalde del Río, el el artista o artistas pudieron decorar el techo con relativa
repertorio figurativo alcanza las 250 figuras (Estilo IV). La facilidad. Hay que tener en cuenta que el suelo actual está
de Las Monedas, descubierta en 1952 por A . García Lo- muy rebajado con respecto al nivel que tenía en el mo-
renzo, recuerda en algunas de sus pinturas a la de Niaux, mento de su descubrimiento. En su conjunto, las figuras
C a b e z a s de ciervos
sobre todo por las figuras de sus caballos y bisontes (Esti- pintadas representan animales de gran tamaño: bisontes
C u e v a de Lascaux
(Montignac, Dordoña).
lo IV/V). Por último, la cueva de Las Chimeneas contiene (uno con faz humana), ciervos, jabalíes, caballos, signos
claviformes, antropomorfos, etc. Entre ellos, la cierva mide
2,25 metros de longitud, mientras que los bisontes, las re-
presentaciones más espectaculares de todo el conjunto,
aparecen reducidos al 50 por 100 de su tamaño real apro-
ximadamente. El artista se valió de las rugosidades del
techo para realzar los volúmenes de las figuras, así como
del tono amarillento de la propia roca para simular sus fon-
dos, matizados con el ocre rojo y .amarillo, con la marga
blanca y grisácea y con el negro obtenido, fundamen-
talmente, del carbón vegetal. El binomio bisonte-caballo
de Leroi-Gourhan se rodea de otros complementarios: la
gran cierva acompañada de un pequeño bisonte y algunos
antropomorfos; a cada lado, jabalíes, y en el centro, una
cabeza dudosa de caballo.
Los últimos estudios realizados con el fin de fijar la cro-
nología de estas pinturas, datadas ya por el padre Carballo
en el Magdaleniense (-13000), en una fase que se deno-
minó altamrriense en su honor, han arrojado fechas que van
desde los -15000 (carbono-14) a los -13900 (análisis de
T e c h o d e la Sala de los
polícromos d e la c u e v a d e
A l t a m i r a (Santularia d e l Mar,
Cantabria)
Anchura aproximada,
u n o s 6 m.
M a g d a l e n i e n s e lll-IV ( 1 3 0 0 0 -
11000 a. C ) .
Estilo IV ( L e r o i - G o u r h a n ) .

las conchas de moluscos), lo que viene a coincidir con el cia en el acabado de las extremidades y en el trazado de los
Estilo IV, al que corresponden según opinión del propio rasgos faciales, responden a convenciones artístico-reli-
Leroi-Gourhan. Cerca de la entrada hay varias superficies giosas. Algunas de ellas presentan el vientre flaccido, tal y
llenas de «macarrones», y en el interior los grabados se como queda inmediatamente después del alumbramiento,
combinan con las pinturas, correspondiéndose los dibujos y otras, en pleno estado de gravidez. A veces presentan res-
negros con el Estilo III y los grabados con el IV. tos de un modesto tocado o gorro, atisbo incipiente de la
corona o tiara que lucirán siempre las diosas madres.
Hallazgos de estas figurillas se han producido en toda
EL ARTE MUEBLE Europa: Francia, Italia, Europa central y oriental hasta las
llanuras de Siberia. Faltan, sin embargo, en la península
De forma paralela al arte rupestre se desarrolló el arte Ibérica, donde hasta son discutibles los pretendidos ejem-
mueble, así llamado porque su soporte material es un am- plares de la cueva del Pendo y de La Pileta. Así pues, tres
plio y variado conjunto de piezas móviles, de hueso, mar- son las áreas que se distinguen a la hora de fijar su tipolo-
fil o piedra, elaboradas sin más instrumento que una sen- gía y difusión: a) la región occidental: Francia, Italia y
cilla hoja de sílex o un buril con punta cortante. Las Principado de Monaco; b) región renano-danubiana; c) re-
primeras figuraciones grabadas se realizaron sobre plaque- gión oriental o rusa. Estudiadas desde 1895 por Piette y
tas de piedra, con trazos muy esquemáticos (Estilos I y II más tarde por Vernau (1925), Luquet (1934) y Passemard
de Leroi-Gourhan). Las más antiguas representaciones es- (1938), Leroi-Gourhan (1965) y Delporte (1982), han
quemáticas son genitales femeninos y algunas cabezas an- sido objeto de varias clasificaciones tipológicas, en función
tropomorfas, pero poco a poco se fue produciendo un de su estructura física y rasgos peculiares, ya que en la ac-
abandono de estos signos sexuales ante el gusto creciente tualidad son más de un centenar las figurillas conocidas.
por las representaciones zoomorfas, tanto grabadas en pla- De las llamadas venus francesas, las más importantes son
cas como talladas en marfil, sobre todo en el Magdale- las de Brassempouy y Lespugue, ambas de marfil. La prime-
niense (Estilos III y IV). ra es una delicada cabeza de mujer, hallada en la gruta del
El capítulo más notable del arte mueble es el que co- Papa (Landas, Francia) por Piette y Laporterie en 1922. Sus
rresponde a las conocidas estatuillas femeninas, desnudas, rasgos apenas si están esbozados y su cabeza parece ser que
de contornos muy voluminosos y caracteres sexuales muy iba cubierta por una especie de peluca o tocado. La Venus
acentuados, que, por haberse considerado ídolos de fecun- de Lespugue se encontró en la Grotte des Rideaux (Alto Ga-
didad o primitivas representaciones de la diosa-madre, han rona). Representa a una mujer desnuda, gruesa, de cabeza
recibido el nombre genérico de venus. Antiguamente fe- pequeña, pechos colgantes y caderas anchas. Es, sin duda,
chadas en el Auriñaciense, en la actualidad se las incluye una de las más perfectas, de acuerdo con el ideal estético que
dentro del Perigordiense Superior. Realizadas en marfil, ca- preside su representación conceptual. Junto a estas escultu-
liza o esteatita, son figuritas de tamaño pequeño (entre 5 ritas hay que situar a la Venus de Laussel o Venus del cuerno.
y 25 cm) que muestran una apreciable esteatopigia (grasa Es un relieve de desnudo femenino, de 42 centímetros de
en las nalgas), lo que ha sido motivo de numerosas hipó- alto, realizado sobre una roca de esta cueva, próxima a Mar-
tesis, ya que tales deformaciones son frecuentes tan sólo quay (Dordoña). Tal vez sea el ejemplo más antiguo cono-
entre los hotentotes y bosquimanos. Por el momento, la cido de un santuario móvil, sito al aire libre. Junto a la fi-
opinión más generalizada es que tanto la acentuación de gura femenina, cuya cabeza se inclina hacia la derecha,
los pechos, vientre y pubis, como el descuido que se apre- como mirando el cuerno que sostiene con la mano levanta-

PREHISTORIA Y PROTOHISTORIA 17
Venus de Willendorf (Austria) hallazgos han permitido, en muchas ocasiones, fijar su cro-
Esculpida en piedra caliza,
e n e l l a s e o b s e r v a n restos d e
nología con gran exactitud.
coloración rojiza; Algunos de estos objetos, recortados, tallados o graba-
altura, 11 c m . dos, son de carácter funcional: propulsores, arpones, punzo-
Época Cravetiense-Solutrense
( 2 5 0 0 0 - 1 8 0 0 0 a. C ) .
nes, agujas, azagayas, etc. Sin embargo, otros cuya finalidad
V l e n a , M u s e o de H i s t o r i a y uso son menos claros, han dado origen a diferentes inter-
Natural. pretaciones: los llamados bastones de mando, los cantos con
incisiones, las placas decoradas, las esculturitas zoomorfas
con perforaciones, etc. Los ejemplares más antiguos se
remontan al Auriñaciense: bastones de mando de la Ferra-
sie, figuritas zoomorfas de Vogelherd (Westfalia), Dolni-Ves-
tonice (República Checa), etc., y las primeras plaquitas
decoradas, al Perigordiense (Estilos I y II): Cellier, La Fe-
rrasie, Arcy-sur-Cure (los grabados de vulvas más antiguos
conocidos), Laugerie-Haute (Dordoña), Istúriz, etc.
Durante el Solutrense se produjo un notable abando-
no de las representaciones de las figuras femeninas, al
tiempo que se prodigaron los bajorrelieves realizados
tanto en piedra como en hueso. A este período pertene-
cen las placas del Parpalló (Gandía), de caliza de Mon-
dúber (de 4 a 40 centímetros), en las que, con un buril
de sílex, se grabaron representaciones de animales o mo-
tivos geométricos. Se encontraron varios miles, rotas en
su mayoría, por lo que, desde un punto de vista artístico,
sólo algunas son válidas. Los animales representados son
ciervos, cápridos, una gamuza, caballos, bóvidos, jabalíes
y carnívoros. En algunas de ellas se aprecian grabados
que, con ciertas reservas, se han supuesto antropomorfos.
Además de estas placas grabadas, también las hay pinta-
das, en general con figuras zoomorfas. El color, casi siem-
pre rojo o amarillento, cubre en algunos casos la figura
completa, y en otros, sólo la cabeza, mientras que el resto
de la figura aparece diseñada con un simple trazado. En
esta serie los animales preferidos son los caballos, las ca-
bras, los ciervos y algunos toros, que en el período si-
guiente serán las figuras predominantes.
En el Magdaleniense IV, la industria ósea alcanzó su
mayor desarrollo, produciéndose los útiles y objetos de
adorno más finos del arte mobiliar (Estilos III y IV). Entre
las figuritas más conocidas, talladas en asta de reno, se en-
cuentran la cabeza de caballo relinchando, de Mas d'Azil; el
bisonte con la cabeza vuelta, lamiéndose el flanco, de La Ma-
deleine (Dordoña), tallada en el extremo de un propulsor.
Las dos cabras monteses enfrentadas, que adornan igual-
da, aparece la figura de un hombre, de menor tamaño, en mente el extremo de un propulsor hallado en la cueva de
postura que sugiere un acto ritual. Las representaciones de Trois Fréres (Ariége); el caballo de marfil de la cueva de La
la diosa madre en gargantas rocosas fueron muy frecuentes Espalungue (Lourdes, Hautes-Pyrénées); la cabeza de ca-
en épocas posteriores. Posiblemente sea la Venus de Laussel ballo de la cueva de Tito Bustillo (Asturias), etc.
uno de los primeros testimonios de este incipiente culto. Como consecuencia del empleo del percutor blando,
Del grupo italiano sobresalen la Venus de Onmaldx, tam- de asta de reno o de madera, con el que se consiguió que
bién conocida con el simpático nombre de Polichinela, por la técnica de retoque fuera de gran precisión, la industria
el curioso tocado puntiagudo de su cabeza; la de Baín Rossi lírica, al igual que la ósea, alcanzó en el Magdaleniense
y la de Savignano. En los tres casos, el material elegido fue una gran precisión y una certera funcionalidad. Ya en el
la esteatita. Solutrense aparecieron las admirables hojas de laurel, así
Del segundo grupo, el renano-danubiano, la más céle- denominadas por su finura de talla y forma alargada, que
bre es la Venus de Willendorf, descubierta a orillas del Da- a partir de entonces continuaron su evolución perfec-
nubio, por Obermaier, en 1908. Está esculpida en piedra cionista.
caliza y mide 11 centímetros de altura. De silueta achapa-
rrada y formas voluminosas, representa el prototipo de
estos ídolos paleolíticos. Importantes son también los
ejemplares de Vestonice y Moravany. Por último, en la re-
gión oriental o rusa son famosas las venus de Kostienki
Extremo de un propulsor
(varias figurillas), las de Gagarino (siete en total), las de
d e c o r a d o c o n u n a figura d e Mal'ta, Audeiv, Elissevici, etc.
u n b i s o n t e c o n la c a b e z a A l conjunto de las opulentas venus, la mayoría de ellas
v u e l t a h a c i a atrás l a m i é n d o s e
el f l a n c o
fechables en el Perigordiense III o Gravetiense, hay que
Talla e n asta d e r e n o sumar un gran número de placas grabadas, por lo general
(10,3 cm), procedente con siluetas de animales y diversos objetos de hueso o mar-
d e la c u e v a d e L a M a d e l e i n e
fil, de piedra e, incluso, de concha, fabricados a lo largo de
(Dordoña).
Saint G e r m a i n - e n - L a y e
todo el Paleolítico Superior, aunque su momento de apo-
(Francia), M u s e o de geo coincide con las fases avanzadas del Magdaleniense.
Antigüedades Nacionales. Su localización topográfica y el nivel estratigráfico de sus

18 PREHISTORIA Y PRIMERAS CIVILIZACIONES


E
1 Mesolítico o Epipaleolítico es el pe- El Aziliense tuvo su foco principal en el noroeste de
ríodo posglacial que precede al Neolí- España, donde se conoce con el nombre de Cultura astu-
tico. También se le denomina Azi- riense, desde que fue descubierta por el conde de la Vega
liense, sobre todo en su primera fase, del Sella. Es una cultura de tipo litoral, semejante a la de
ya que fue en la cueva de Mas d'Azil donde, en 1887, por los concheros, y que se extiende desde el Miño hasta el
encima de niveles magdalenienses, se descubrieron indus- fondo del golfo de Vizcaya. El instrumento Utico carac-
trias fechables en torno al -8500. Tales vestigios demos- terístico es el llamado pico asturiense, tallado en cantos
traban que los cazadores europeos permanecieron en sus rodados, muy eficaz para desprender los moluscos de las
habituales lugares de ocupación, adaptándose a las nuevas rocas, y las finas puntas de piedra y hueso, destinadas a
condiciones climáticas y sustituyendo la caza del reno por
la del ciervo. Los arpones azilienses, de base perforada y
cabeza unida a un sedal fijado a un mango, permitían la
caza con seguimiento del animal herido.
Además de ciervos, lobos y osos, cazaron castores, lin-
ces, gatos monteses, zorros y otros animales propios de las
zonas templadas. De esta forma se alternó la caza de pie-
zas mayores con la de otras de menor tamaño y de fácil
obtención diaria. Restos de perros, unos más grandes y
otros de menor alzada, semejantes a los de turbera, de-
muestran que ya debía de utilizarse a estos cánidos como
eficaces auxiliares en las batidas cinegéticas. Los caraco-
les y toda clase de moluscos completaban la alimentación
de los epipaleolíticos. Los grandes montículos de conchas
dan cuenta de la importancia de su consumo. Estos
amontonamientos conchíferos son los kjókkeri'módding
(«restos de cocina») de Dinamarca, los kaisuka de Japón,
los sambaqui de América del Sur y las caracoleras de
África del Norte y Europa occidental. El carbón vegetal
que emplearon los concheros procedía generalmente del
roble.
Las técnicas líticas son un desarrollo de las magdale-
nienses. Característicos son los arpones planos de corna-
menta de ciervo y unas piezas de sílex de tamaño muy pe-
queño, parecidas a las puntas de flecha, por lo que se ha
pensado que ya en torno al -8000 tal vez se utilizase el
arco.
Lo más característico de estos niveles son los llamados
cantos pintados azilienses. Aparecidos tanto en Mas d'Azil
como en otros yacimientos contemporáneos, presentan
una decoración muy singular realizada a base de ocre:
círculos, líneas, dibujos serpentiformes y abstractos, figuras
humanas muy esquematizadas, etc. Algunos autores han
señalado su similitud con algunos de los motivos orna-
mentales del arte esquemático del sur de España, y tam-
bién se han relacionado con los churinga de Australia y
Tasmania, las piedras del alma de los antepasados que cada
tribu guardaba como sagrado patrimonio. A l tiempo que A r p o n e s óseos h a l l a d o s
se multiplicaron los cantos pintados, se produjo, en cambio, e n e x c a v a c i o n e s e n la c u e v a
d e Tito Bustillo (Asturias).
una clara decadencia en la producción de utensilios de asta
Oviedo, Museo
y de hueso. Arqueológico.

PREHISTORIA Y PROTOHISTORIA 19
la vida de estos pueblos cazadores, que desarrollaron su ac-
tividad cinegética en períodos en los que el arco era ya una
pieza indispensable. Se encuentran escalonadas por las pro-
vincias catalanas de Tarragona y Lérida; por las levantinas
e interiores de Valencia, Teruel, Cuenca, Albacete y Mur-
cia, y las andaluzas de Almería, Jaén y Cádiz. A comien-
zos del siglo XX, se fecharon en niveles correspondientes al
Epipaleolítico, y posteriormente en el Neolítico e incluso
en la primera Edad del Bronce. Sin embargo, la tendencia
actual es la de considerarlas manifestaciones propias del
Mesolítico y, a lo sumo, del horizonte inicial del Neolíti-
co, sin descartar en algunos casos datas más tardías.
A l contrario de lo que sucede en la zona franco-can-
tábrica, las pinturas de la región levantina se encuentran
en abrigos naturales de poca profundidad y en paredo-
nes al aire libre. Los grabados son muy raros, y los colo-
res empleados fueron el pardo rojizo, el negro y, rara-
mente, el blanco. Las figuras de los animales son
pequeñas y representan a las especies más conocidas:
ciervos, cabras monteses, toros, caballos salvajes, jaba-
líes, algún que otro asno estepario y, en muy contadas oca-
siones, pájaros y peces. Las figuras humanas son las que
protagonizan, en estas composiciones pictóricas, las es-
Pinturas rupestres c o n sacar los caracoles de sus conchas. Otro foco importante cenas de caza y de guerra, así como las ceremonias de ca-
representación d e d a n z a s fue el de la costa septentrional de Cataluña. En Europa rácter ritual o religioso en las que participan, tanto en
rituales
se extendió por toda su zona occidental y, por el Este, grupos aislados como en compañía de los animales que
R o c a deis Moros (Cogull,
Lleida).
hasta los Alpes y región renana. Contemporánea de la constituían la base proteínica y tal vez totémica de las
cultura Aziliense fue la Capsiense en África del Norte y sociedades cazadoras.
en la España meditetránea. Desde aquí pasó a Francia, Los trazos son fluidos y expresionistas; los cuerpos se
donde es conocida con el nombre de Tardenoisiense conciben estrechos y alargados, evitándose la representa-
(Fére-en-Tardenois, departamento de Aisne), a Bélgica, ción de los rasgos faciales. Se advierte, en cambio, un de-
Inglaterra y Europa central. cidido interés por reflejar la indumentaria, los tocados y
Entre el -6800 y el -5500 (Protoneolítico) las tem- los adornos personales, que, aun siendo de corte muy pri-
peraturas subieron y el nivel de las aguas oceánicas sufrió mario y sencillo, son capaces de transmitir una indiscuti-
un considerable aumento. La pesca se practicó por enton- ble jerarquización social y de autoridad.
ces de modo habitual, por lo que aparecieron las primeras Los conjuntos más notables, agrupados por provincias,
balsas o piraguas, a la par que los primeros útiles adecua- de Norte a Sur, son los siguientes: Cogull (Lérida), con
dos para tal práctica: el anzuelo, las redes con pesas de ma- representación de danzas rituales, tal vez propiciatorias
dera y las nasas trenzadas con cortezas (maglemosienses de de la fecundidad. Se distinguen grupos de mujeres, ata-
Dinamarca e Inglaterra y epipaleolíticos de Kunda, al este viadas con faldas acampanadas y el pecho desnudo, que
de Finlandia). De hacia el -5500 son unas conocidas ca- bailan en torno a una figura masculina completamente
bezas humanas esculpidas, de Lepenski-Vir (Yugoslavia), desnuda. En Teruel se encuentran los abrigos de Val del
cuyos rasgos son muy parecidos a los del pez, tal vez el ani- Charco de Agua Amarga (cerca de Alcañiz), Calapatá,
mal totémico de los pescadores del Danubio. Por otra Roca de los Moros y Barranco deis Gascones (cerca de
parte, la extensión del avellano por tierras europeas per- Cretas), y los de Fuente del Cabrerizo: Callejón del Plau
mitió el aprovechamiento de este fruto seco, de un gran y Prado del Navazo (próximo a Albarracín). En Caste-
valor nutritivo. llón destacan tres de Morella la Vieja, decorados con es-
Los campamentos se instalaban a las orillas de los ríos cenas de guerra entre arqueros, y los once del Barranco
o mares. Las viviendas eran cabanas de madera o tiendas de Valltorta, de los cuales sobresale el abrigo de los Ca-
de pieles, y, en sus necrópolis, enterraban a los muertos en ballos, donde se encuentra una animada cacería de ciervos
postura fetal y recubiertos de ocre. Ciertos grupos los in- a ojeo. En Cuenca se halla el yacimiento de Villar del
humaban con la cabeza separada del cuerpo, y otros expo- Humo, cerca de Cañete; en Valencia, las cuevas de la
nían las descarnadas calaveras como objeto de culto a los Araña, cerca de Bicorp, en las que aparecen escenas re-
antepasados. ferentes a la recolección de la miel, el edulcorante esen-
cial de la antigüedad. En Albacete están los abrigos de
Alpera (cueva de la Vieja, cueva del Quejo, etc.), que
ofrecen vivaces secuencias, protagonizadas por cazadores
que lucen vistosos tocados y van armados con arcos y fle-
LAS P I N T U R A S D E L L E V A N T E chas, como testimonio de su destreza cinegética y gue-
rrera. Importantes son, también, los de Minateda, de ca-
ESPAÑOL racterísticas muy semejantes. En Murcia merecen citarse
Las pinturas rupestres de la región suroriental de la pe- las pinturas de Cantos de la Visera, cerca de Yecla. De las
nínsula Ibérica, realizadas entre el - V I I I y el - V I milenios, cuevas andaluzas, son notables algunas de las provincias
reflejan de modo elocuente aspectos muy interesantes de de Almería, Jaén y Cádiz.

20 PREHISTORIA Y PRIMERAS CIVILIZACIONES


E
1 Neolítico (neo, nuevo; Uthos, piedra) Atendiendo al desarrollo del proceso de neolitización
es el período siguiente al de las cultu- (-10000 al -3000), se ha establecido la siguiente periodi-
ras mesolíticas. Sus términos cronoló- zación cronológica: Protoneolítico (-XI a l - V I I I milenios),
gicos varían en función no sólo de los Neolítico Antiguo (—VIII al - V milenios), Neolítico
distintos continentes, sino también de las áreas territoria- Medio ( - V y - I V milenios) y Neolítico Reciente ( - I V
les donde se fueron estableciendo los primeros asenta- y - I I I milenios).
mientos de agricultores y ganaderos, ya que la sedentari-
zación no se produjo de forma uniforme, sino al compás de
la aplicación de los nuevos avances sociales y agrarios. Su
fecha final se sitúa, en cualquier caso, en el momento de
la aparición de los primeros vestigios del empleo artesanal A L D E A S Y PRIMEROS N U C L E O S
de los metales, punto de inicio, a su vez, del llamado URBANOS
Calcolítico o Edad del Cobre.
El descubrimiento de la agricultura y la domesticación Los sistemas de vida agraria determinaron una nueva 1

de los animales, con el posterior desarrollo de la ganade- configuración de los asentamientos humanos y de su siste-
ría y del pastoreo, fueron los factores impulsores de la trans- ma de viviendas, hasta el punto de que se ha repetido —y
formación de los sistemas de vida del hombre y de la apari- con razón— que fue en la aldea neolítica donde tuvo lugar
ción en cadena de una larga serie de innovaciones: la el nacimiento de la Arquitectura, la más social de todas las
fabricación de cerámica, el uso del telar, el pulimento y artes. Las cabanas o chozas se agruparon en aldeas prime-
perfeccionamiento de los aperos de labranza, y los inicios ro, y más tarde, en ciudades en las que, aparte de las casas
del comercio exterior. familiares, se aparejaron edificios capaces de satisfacer las
Los orígenes de la revolución neolítica, como la denomi- necesidades de la comunidad: silos para el almacenaje de
nó Gordon Childe, hay que buscarlos en Oriente Próximo, los excedentes de la cosecha y apriscos destinados a la es-
en el célebre arco del Creciente Fértil, que abarca las costas tabulación del ganado.
D o l m e n d e D o m b a t e , situado
de Siria y Palestina, hasta Turquía, y los valles de losríosTi- En el Protoneolítico, los poblados fueron simples con- e n la l o c a l i d a d
gris y Eufrates (Mesopotamia), en Irak e Irán, en zonas com- juntos de chozas, de planta oval o circular, de 5 a 8 metros de Bayo, A Coruña.

prendidas entre el mar Caspio y el mar Rojo. En esta zona,


en una fase calificada de transitoria, en torno al -10000, las
condiciones climáticas favorecieron el asentamiento de po-
blados semipermanentes que, todavía en niveles de cultura
acerámica, incorporaron los cereales silvestres a sus sistemas
de alimentación, principalmente la espelta, la escanda (an-
tecesores del trigo) y la cebada, al tiempo que iniciaban la
domesticación y cría de la oveja. Nacían así los núcleos em-
brionarios de una sociedad generadora de su base alimenti-
cia, capaz de regular su producción y consumo.
A l área del Creciente Fértil hay que añadir determinadas
zonas de Anatolia, donde, según los datos suministrados por
el carbono-14, las fechas del Neolítico inicial se sitúan en
torno al -7000. A partir de esta fecha, los nuevos sistemas
cetealistas se difundieron por Europa, donde, en ocasiones,
se practicó la previa deforestación de vastas superficies, para
conseguir los necesarios campos de cultivo. Las rutas de ex-
pansión fueron dos: la continental o danubiana, a través de
los Balcanes; la marítima o mediterránea, por islas y litoral,
merced al cabotaje o navegación costera. Con los adelan-
tos técnicos, y por idénticas rutas, se abrieron camino las
más ancestrales creencias en torno a la gran diosa madre,
de raíces agrarias, que aún sirven de soporte a los más pro-
fundos sustratos de las culturas mediterráneas.

PREHISTORIA Y P R O T O H I S T O R I A 21
En la zona de Palestina, Jericó es el prototipo de po-
blado de este período. Excavado, entre 1952 y 1956, por
la arqueóloga británica Kennyon, presenta dos niveles ace-
rámicos que demuestran que la agricultura y la ganadería
precedieron a la fabricación de cerámica. Las casas del ni-
vel A ( - V I I milenio) eran todavía de planta circular, y es-
tuvieron rodeadas por el primer recinto amurallado del que
se tiene constancia. Cimentado en una profunda zanja
practicada en la roca, se le ha calculado una altura de 8 a
10 metros, aunque el paramento de fábrica lítica no pasa-
ba de los 5 metros. Sobre él se alzaría un segundo tramo de
remate, construido con adobe. El nivel B es contemporá-
neo de la llamada fase Tahuniense (por la estación de
Wadi-Tahune, cerca de Belén) y sus vestigios hablan ya
de un poblado de casas de planta rectangular, con suelos de
tierra apisonada y paredes pintadas de tojo, crema y blan-
co. Novedad importante es, además, la posible presencia
de los primeros santuarios urbanos. Son edificios de plan-
ta rectangular, con nicho en uno de sus lados cortos, donde
aparecen con frecuencia restos de un pilar, tal vez un pri-
mitivo betilo (bethel, casa del dios), y de figuras de tama-
ño algo menor que el natural, probables representaciones
de una tríada divina. En ellos se hallaron también unas pe-
culiares calaveras humanas, desprovistas de la mandíbula
superior y modeladas en yeso, características de esta cul-
tura. En la propia Palestina, el poblado de Tell Behidah,
un centro comercial de gran importancia, con su configu-
ración específica de tiendas y almacenes, ha servido de
muestra para calibrar la importancia que por entonces
había alcanzado el mundo del intercambio y el comercio.
A partir de esta época, las rutas comerciales marcaron sus
rumbos y trazados en función de los centros exportadores
de las materias primas más apreciadas: obsidiana de Ana-
tolia; azufre, sal y bitumen del mar Muerto, etc.
En el norte de Irak se encuentra el yacimiento de Calat
Yarmo, excavado por Braidwood y fechable en el - V I mi-
lenio. Aquí, las casas, de planta rectangular, disponían ya
de varias habitaciones, lo que supone un gran avance en
Reconstrucción de una hoz de diámetro, asentadas sobre un zócalo de piedra rehundi- cuanto se refiere a la ordenación del espacio interior de las
neolítica p r o c e d e n t e del do en el suelo alrededor de 50 centímetros para asegurar viviendas.
Acebuchal (Carmona),
según Jorge Bonsor.
su cimentación. Las paredes y techos se fabricaron con ra- Los yacimientos anatólicos de Catal Hüyük y Hacilar,
Madrid, Museo Arqueológico majes o cañas entretejidas que posiblemente se revestían excavados por Mellaart, son de una importancia decisiva no
Nacional. de barro. El hogar interior solía ser una fosa circular, enlo- sólo por su estructura, calificada ya de protourbana, sino por
sada y rodeada de piedras planas. Las fosas cuadradas que la influencia expansiva de sus culturas en toda la cuenca me-
han aparecido próximas a los lugares de habitación, se han diterránea. El primero se encuentra en la Anatolia meri-
interpretado como rudimentarios graneros. Asentamien- dional, en la llanura de Konya. Alcanzó una superficie de
tos de este tipo fueron los de Wadi-el Natuf, en Palestina, unas 17 hectáreas y se considera el yacimiento de mayor ex-
y los de Shanidar, Zawi-Chemi y Karim-Sahir, en la zona tensión de Oriente Próximo. Sus niveles más antiguos se
comprendida entre Irak y Persia. remontan a mediados del - V I I milenio (-6700 a -5700) y
Estas primitivas aldeas estuvieron integradas por co- en ellos se ha detectado una disposición aglutinada de sus
munidades de ocho a veinticinco familias que, aun v i - caseríos, con viviendas apoyadas unas en otras, sin calles in-
viendo esencialmente de la caza y de la pesca, incorpora- termedias y sin más acceso que el de una entrada cenital en
ron los cereales silvestres a su sustento habitual. Los cada casa. Con esta estructura tenía asegurada su defensa,
primeros restos óseos de ovejas, aparecidos en Zawi-Chemi sin necesidad de murallas. A l parecer, el poblado estuvo di-
y Karim-Sahir, ponen de manifiesto el consumo de carne vidido en varios sectores, cada uno de ellos con su corres-
de este animal, aunque todavía no se hubiera producido su pondiente santuario, presidido por la imagen antropomorfa
domesticación. de la diosa madre: por lo general, un relieve mural policro-
En Egipto, la estación prehistórica de Heluan presenta mado. Las cabezas de toro modeladas en yeso, dentro de las
características semejantes a las natufienses. En el Neolíti- cuales se encontraban los cráneos de los animales sacrifica-
co Antiguo, sobre todo a partir del - V I milenio, estas pri- dos, y astadas con sus cornamentas naturales, se han inter-
mitivas aldeas se transformaron en núcleos protourbanos, pretado como símbolos o representaciones de la divinidad
en los que la aparición de auténticos graneros marcó el masculina, hijo o consorte de la diosa, profusamente repre-
paso de la fase de recolección a la del cultivo programado sentada en figurillas de arcilla o de piedra. El toro ocupaba
de los cereales: trigo (Triticum bocoticum, Triticum dicco- un lugar primordial en la religión de esta zona, como lo de-
cum) y cebada (Hordeum spontaneum, Hordeum hexasti- muestran no sólo las citadas cabezas, sino también las pin-
chum). La irrigación de los campos, cuyos primeros vesti- turas murales en las que aparece representado, a gran tama-
gios se han encontrado en Tell es-Sauwan (Mesopotamia ño, como figura central de las escenas de cacería.
central), permitió además aumentar la variedad de culti- La vivienda constaba de una habitación principal que
vos, entre los que destacaron los guisantes, las lentejas y servía a la vez de cocina (instalada en la pared meridio-
las algarrobas. A la domesticación del perro, como com- nal), cuarto de estar (sector oriental), dormitorio y tumba,
pañero de caza, y del gato, como eficaz enemigo de los ya que fueron frecuentes los enterramientos en el interior
roedores, le siguió la de la cabra en el - V I I milenio. de las casas, debajo del lecho ocupado por el difunto en

22 PREHISTORIA Y PRIMERAS CIVILIZACIONES


vida. U n edificio anejo servía de bodega y almacén, donde
el grano se conservaba en tinajas de barro.
Hacilar se encuentra en el suroeste anatólico, cerca de
la actual Budur, y sus niveles más antiguos datan del
- 6800, aunque su momento de máximo apogeo coincide
con el - V I milenio. En este poblado, las casas, de gruesos
muros, tuvieron dos plantas, patios de servicio y puertas de
acceso. A l estar separadas por calles, lo que facilitaba el
ataque de un posible enemigo, fue precisa la construcción
de una muralla de protección. De este yacimiento proce-
den un gran número de figurillas de la diosa madre, nota-
bles por su originalidad.
En Mesopotamia destacan los yacimientos de Tell es-
Sauwan, en la cuenca media del Tigris, y Hassuna, al sur
de Mosul, con restos de viviendas de varias habitaciones,
dispuestas en torno a un patio central. Los muros se refor-
zaron con pilares exteriores y se dispusieron dependencias
de almacenaje. Esta singular estructura es un claro ante-
cedente de lo que sería más tarde la típica casa de labor
agrícola, sobre todo en el ámbito mediterráneo. De época Estos poblados solían vallarse o delimitarse por medio Vestigios a r q u e o l ó g i c o s del
posterior (-5000) son importantes los de Tell Halaf, Sa- de simples cercas, por fosos y empalizadas, e incluso por só- y a c i m i e n t o neolítico iranio
de Sialk (Kashan),
maría y Arpachiya, especialmente conocidos por sus inte- lidas fortificaciones, como es el caso de Dímini, en Tesa- e x c a v a d o en 1933-37
resantes producciones cerámicas. lia. En ellos era frecuente la presencia de un aljibe comu- por R. C h i r s h m a n .
En el Neolítico mediterráneo, poblado importante fue nal y graneros colectivos, construidos sobre estacas
el de Jirokitía, en Chipre, con casas todavía de planta verticales con el fin de proteget los granos y semillas de la
circular, abovedadas y con óculo cenital para la salida de humedad y de los roedores. Trasunto en piedra de lo que
humos del hogar central. Los cimientos de piedra corres- fueron estos primitivos silos son los actuales hórreos galle-
pondientes a esta fase han permitido conocer el sistema gos y asturianos y las garayas vascas, que siguen siendo, pri-
empleado para aislar a las viviendas de la humedad del mordialmente, almacenes agrícolas de la España húmeda.
suelo. En Europa se conocen facies muy tempranas del La existencia de los famosos palafitos o viviendas lacus-
Neolítico, en particular en la zona balcánica. Sus restos tres, considerados como más representativos de este perío-
constituyen las célebres maguías macedónicas o tesalias, do, se encuentra en la actualidad en proceso de revisión. Este
semejantes a los tells de Oriente Próximo, es decir, coli- tipo de casas de madera, típicas de la Europa central (Suiza,
nas artificiales constituidas por la acumulación de los es- noroeste de Italia, el Véneto y la Emilia) y nórdica, se cons-
tratos de los diversos poblados que en ellos se establecie- truyeron, según parece, al borde de los lagos y lagunas, y no
ron. En Tesalia sobresalen los de Argisa, Nea N¡comedia sobre el agua. Curioso testimonio de una casa construida en
y Sesklo; en Bulgaria, los de Karanovo I y Starcevo; y, ya zona muy fría y escasa de madera es la recuperada en Skara
en el extremo meridional del Mediterráneo, el de Cam- Brae, en las Oreadas (archipiélago al norte de Escocia). Es
prafaud (Languedoc), en Francia, y el de Verdelpino una vivienda casi subterránea, de muros de piedra con arga-
A s e n t a m i e n t o n e o l í t i c o de
(Cuenca), en España. masa, y que contenía en su interior un mobiliario muy com- Skara B r a e ( 3 1 0 0 - 2 5 0 0 a. C . )
En el norte de África, la proximidad con el Creciente pleto y funcional, todo él igualmente de piedra. Islas O r e a d a s ( G r a n Bretaña).

Fértil y las condiciones especiales de las riberas del Nilo,


irrigadas anualmente por sus periódicas crecidas, favore-
cieron el desarrollo de los asentamientos neolíticos. En el
Bajo Egipto, yacimientos hoy excavados y conocidos son
los de El Fayum, Merimde-beni-Salame y Ma'adi. En todos
ellos, los restos óseos de la cabra se encuentran en torno al
-5000. En el Alto Egipto destacan el de Deir el-Tasa, que
ha dado nombre a la cultura Tasiense, así como el de El
Badari, que también se ha utilizado para significar a la de-
nominada Badariense. A partir de Sudán, el Neolítico afri-
cano evolucionó muy lentamente, debido a su alejamien-
to de los focos culturales del Mediterráneo.
Durante el Neolítico Medio y Reciente se produjo un
gran aumento demográfico y surgieron importantes núcleos
urbanos por toda Europa, tanto en su área mediterránea
como en la central y septentrional. Desde las regiones da-
nubianas y alpinas, los poblados neolíticos, muchos de
ellos amurallados, se extendieron rápidamente hasta al-
canzar el canal de la Mancha y el mar del Norte. De esta
forma su evolución y peculiar fisonomía estuvieron de
acuerdo con las características del paisaje y las condicio-
nes climáticas. En las zonas húmedas las viviendas apare-
cían aisladas en el centro de las tierras cultivadas. En las
más feraces y prósperas, lo normal era que se agrupasen en
poblados pequeños, constituidos por las unidades familia-
res que permitiera el grado de fertilidad del suelo, y siem-
pre próximos a las venas fluviales. Mientras que en el Cer-
cano Oriente el material preferido fue, primero, el barro
apisonado o amasado y, luego, el adobe (el ladrillo de
molde secado al sol), en las zonas mediterráneas se empleó
la piedra seca, y en el resto de Europa, la madera.
ídolo p l a c a neolítico Yacimientos europeos importantes de este período son
c o n decoración incisa y ojos
de lechuza
los de Cucuteni, en Rumania; Tripolje, en Ucrania; Cor-
Madrid, M u s e o Arqueológico taillod, en Suiza; Róssen y Michelsberg, en Alemania, y
Nacional. Lagozza, en Italia. En tierras catalanas, esta facies coinci-
de con la llamada cultura de los sepulcros de fosa.
En la Europa del norte, entre los pueblos de pescado-
res, el cultivo de la tierra se produjo en época tardía, razón
por la cual, cuando se adoptaron los nuevos sistemas de
vida imperantes en el resto de las regiones europeas, no se
hizo más que copiar puntualmente las técnicas importadas,
al igual que sucedió con el utillaje, dándose el caso de he-
rramientas líticas fabricadas a imitación de las metálicas
empleadas por sus vecinos meridionales.
En la estepa euroasiática la economía siguió siendo
eminentemente pastoril hasta muy avanzado el - I V mile-
nio. En el norte de China, el cereal cultivado fue el mijo;
y en la India, los agricultores se asentaron en el valle del
Indo al tiempo que ya hacía su aparición la metalutgia. En
cuanto a América, puede afirmarse que en México, en el
valle de Tehuacán, entre -5200 y -3400 ya estaban en
plena producción los cultivos de alubias, calabazas y maíz.

LA E S C U L T U R A
La escultura neolítica está relacionada desde los pri-
T o s c o ídolo n e o l í t i c o labrado
en piedra arenisca
meros momentos con el mundo funerario y el culto a la
A Coruña, Museo diosa madre. Los materiales empleados fueron principal-
Arqueológico. mente la arcilla, la piedra, el alabastro, el marfil, el hue-

so, etc. Tanto en las representaciones antropomorfas como


en las zoomorfas, se aprecia un notable alejamiento de las
corrientes naturalistas del Paleolítico final a favor de
las expresionistas, de carácter simbólico, subrayadas por
medio de la policromía.
Los cráneos humanos recubiertos de arcilla, con in-
crustaciones de conchas en las vacías cuencas de los ojos,
y rasgos sugeridos por medio de la pintura, son el primer
capítulo del retrato funerario, de ese culto a las imágenes
de los antepasados que aún sigue vigente en nuestros días.
Por otro lado, las representaciones de la diosa madre, ge-
neralmente desnuda, pero coronada por una especie de to-
cado o tiara, como atributo de su alto rango, se generalizó
en los poblados del Oriente Ptóximo y pasó más tarde a
Europa. Mención especial merece la serie de figurillas con
ojos y gorro de bitumen de Tell es-Sauwan (Mesopotamia
central) y los de Catal Hüyük y Hacilar en Anatolia. Del
primero sobresale una estatuilla (20 cm de altura) seden-
te en un trono flanqueado por felinos, los animales que a
partir de entonces serán los fieles acompañantes de la
diosa. Se la representa en el preciso momento de dar a luz.
La cabeza del feto aparece por entre sus piernas, mientras
los pliegues de su vientre flaccido, al perder su carga vital,
refuerzan la imagen del parto. Por sus formas voluminosas,
recuerda a las venus paleolíticas, y en cuanto a cómo fue-
ron sus rasgos personales nada puede decirse, ya que no
conserva la cabeza.
En Hacilar aparecieron asimismo variados tipos de figu-
ritas femeninas que sorprenden por su expresiva moderni-
dad. La diosa aparece representada de pie o sentada, sola o
acompañada de un cachorro de felino o de un adolescente,
hijo o amante, con el que juega o se aparea; en actitud de
parto, con el vientre pegado al suelo, o entronizada, inclu-
so, en el lomo de un felino. A veces cubre su pubis con una
especie de corta braga y suele llevar un gorro puntiagudo y
una larga trenza. Los ojos, expresivos y amigdaloides, son los
únicos rasgos pronunciados del rostro, ya que la boca ni si-
quiera aparece insinuada. Idolos representando a la diosa
madre se encuentran también en Chipre, islas del Medite- arcilla (céramos en griego), que el hombre aprendió a mol-
rráneo, Grecia (en especial en Dímini y Sesklo), Rumania dear y cocer al fuego, cuando, superada su etapa de nóma-
(Cernavoda), Bulgaria(Karanovo), etc. da, se asentó junto a sus campos de cultivo y cambió sus
Las figuras femeninas, estantes o sedentes, solas o acom- hábitos de alimentación y culinarios. Con anterioridad a
pañadas del dios-niño entre sus brazos (kourotrophos), son, la aparición de la cerámica, en los poblados protoneolíti-
con mucho, las más numerosas; sin embargo, no faltan al- cos (-XI a - X milenios), a buen seguro que se utilizaron
gunas masculinas, tal como la del llamado Pensador de Cer- para la fabricación de recipientes la piedra, la madera y la
navoda (Rumania), fechable en el - I V milenio, y que, cestería. En este caso, posiblemente recubierta de barro o
como otras muchas creaciones de esta época, recuerda, por bitumen para conseguir la contención de líquidos.
sus' volúmenes y concepción espacial, otras de la más re- Los niveles más antiguos de Wadi el-Natuf y de Jericó,
ciente actualidad. Una manifiesta abstracción en el trata- en Palestina, y de Yarmo, en Irak, demuestran que el ini-
miento de las formas y esquematización de los rasgos y de- cio del consumo de los cereales se produjo dentro de una
talles anatómicos dio, en los niveles correspondientes al facies cultural acerámica, ya que las vasijas más antiguas
- I I I milenio, (dolos de superficies planas, cabezas y cuellos hasta ahora conocidas son del - V I I milenio, fecha en la
unidos en un solo bloque que anuncian los llamados ídolos cual los centros más importantes fueron, entre otros, los
de violín de la cultura cicládica. de Catal Hüyük, en Anatolia; Ras Shamra, en Siria, y Nea
A g e s t a diosa mediterránea, de raíces asiánicas a la que Nicomedia, en Grecia.
veremos acompañada con frecuencia de felinos, se le sacri- Los primeros ejemplares, de formas muy sencillas
ficaban toros, el animal que por su fuerza y vitalidad se con- (cuencos de boca ancha, preferentemente), fueron mode-
virtió en símbolo de la fecundación sexual de la T i e r r a y, por lados a mano o por medio de moldes, y cocidos al aire libre
lo tanto, en símbolo también de la divinidad masculina, el directamente sobre el hogar, lo que producía cerámicas
hijo-amante de la diosa madre, cuya muerte y resurrección rojas, de pasta tosca y muy frágil. Sin embargo, pronto
anuales coincidían con el ciclo vegetal. Como recuerdo de aprendieron a mezclar con la arcilla arena, cenizas o paja
su ancestral origen y poder, en sus representaciones antro- que, actuando como desgrasantes, daban cohesión y plas-
pomorfas de épocas posteriores conservó en ocasiones su ticidad a la masa. De esta forma resultaba más fácil su ma-
tiara de cuernos. Tal es el caso de una conocida figurita mas- nejo y moldeado, y se lograba una mayor resistencia a la
culina de Enkomi (Chipre), fechada en el siglo X I I I a. C. cocción de 600 a 700 grados, que los alfareros neolíticos
llegaban a conseguir. El pulimento de las superficies ex-
ternas, primero, y su decoración, después, sobre todo con
motivos de tipo geométrico (espirales, meandros, grecas,
ángulos ya presentes probablemente en la labor de ceste- Vaso neolítico c o n
LA PINTURA ría), convirtieron a esta producción, de tipo doméstico y decoración cardial,
funcional, en un testimonio más de la inspiración artísti- p r o c e d e n t e d e la C o v a
d e l'Or, Ben¡arres (Alicante)
La pintura neolítica continuó el desarrollo de las téc- ca del hombre. Altura, 1 6 c m .
nicas pictóricas del período final del Paleolítico, como En Mesopotamia, las cerámicas más antiguas, sencillas Valencia, Museo

puede apreciarse en algunas composiciones rupestres fe- escudillas de base plana, se encuentran en una zona que se d e Prehistoria.

chables en este período. Se observa, no obstante, en ellas


una clara tendencia al esquematismo en el trazo de las for-
mas y una mayor animación en las escenas de grupo, tanto
de guerra como de caza, en las que los hombres y los ani-
males componen secuencias en un plano de igualdad.
A l Neolítico pertenecen algunas de las pinturas del
Levante español y norte de África (Hoggar, Tassili, Ferz-
zan, etc.). Sin embargo, el hecho más importante, desde el
punto de vista de la historia de la pintura, es su incorpora-
ción al mundo urbano, lo que acontece en Oriente Próxi-
mo, pasando a ser el principal ornamento de las paredes de
las casas y santuarios. Los motivos más frecuentes fueron
los de tipo geométrico, inspirados, probablemente, en los
esterones que servían para cubrir puertas y ventanas y en
las labores de cestería. Entre los figurativos, predominaron
los de caráctet zoomorfo, y en particular las especies salva-
jes de la llanura de Konya, en Anatolia: panteras, toros y
venados, fueron motivo de continua inspiración, como
puede apreciarse en los santuarios de Catal Hüyük, donde
aparecen asimismo escenas terribles relacionadas con la
muerte: la descarnación de los cadáveres bajo los potentes
picos de los buitres, las más voraces aves carroñeras.
Las técnicas coloristas y pictóricas encontraron un
campo complementario para su evolución en las tallas es-
cultóricas, sobre todo en las de arcilla y en los vasos cerá-
micos, entre los que son de destacar los antropomorfos de
carácter funerario o ritual.

LA CERAMICA Y OTRAS
INDUSTRIAS
La cerámica, considerada como la más artesanal de
todas las artes industriales, tiene como soporte la humilde

PREHISTORIA Y PROTOHISTORIA 25
nia), Chassey (Francia meridional), Sasso-Fiorano (Ita-
lia) y Danilo (Adriático) representan la facies más re-
ciente y evolucionada de esta modalidad que, desde el
- V milenio a la fase inicial del Calcolítico, se extendió
desde Hungría a Alsacia y Bélgica, pasando por Polonia,
Bohemia y Alemania.
En el Neolítico Reciente hizo su aparición una cerá-
mica negra, pulida, de influencia anatólica, que alternó
con otras de factura y calidad muy tosca, representantes de
la producción destinada al consumo doméstico. En Euro-
pa central la cerámica negra con motivos en blanco de
Vinca, la de Badén y la de Cucuteni-Tripolje, que se ex-
tendió por Rumania y Ucrania, ofrece tipos de formas
muy variadas, decorados con motivos geométricos y polí-
cromos que tuvieron una larga pervivencia. La aparición
del torno, a partir del - I I I milenio, en el Oriente Próximo
confirió a las cerámicas de esta zona una calidad y perfec-
ción que las culturas europeas tardaron en alcanzar.
La industria lírica, con la aplicación del pulimento, su-
puso un gran avance técnico y formal con respecto a las
etapas anteriores. Las labores exigidas en el cultivo del
Vaso cilindrico con extiende desde Tell Halaf, en Siria, hasta Susa, en el Elam. campo, así como la defotestación de vastas extensiones de
d e c o r a c i ó n d e rayas i n c i s a s Poco después apareció la de Hassuna (al sur de Mosul), terreno para su transformación en zonas agrícolas, impuso
irregulares, p r o c e d e n t e del
con un variado repertorio de cuencos, cazuelas y botellas el pulimento de la piedra, para evitar sobre todo que a las
f o n d o d e la c a b a n a del
H o s p i t a l d e San Pablo globulares decoradas con motivos geométricos, dibujados hoces y hachas se adhiriesen la tierra y la resina de los ár-
(Barcelona) en rojo sobre fondo claro. Le sucedió la cerámica de Sa- boles talados. Sin embargo, no todos los útiles se pulieron.
A l t u r a , 9 c m ; diámetro
marra, ciudad situada en la orilla izquierda del Tigris, al Las hojas de cuchillo y los buriles, en especial, conserva-
d e la b o c a , 12,3 c m .
Eneolítico Inicial
norte de la actual Bagdad, y que fue excavada por Herzfeld ron siempre sus cortantes aristas, y lo mismo sucedió en el
( 2 5 0 0 - 2 0 0 0 a . C.) en 1914. Se trata ya de una cerámica de gran calidad que caso de las puntas de flechas y lanzas, que se siguieron ela-
Barcelona, Museo de puede relacionarse con la persa de Tepe-Siyalk. De fondo borando con la técnica de retoque bifacial, en la que se
Arqueología de Cataluña.
crema y decoración pintada de tojo, pardo o negro, com- llegó a alcanzar una gran maestría y perfección.
bina temas geométricos, zoomorfos y antropomorfos en El material más empleado en el Oriente Próximo fue el
animadas composiciones, tendentes al esquematismo y a pedernal (petrinale, de perrinus), una variedad del cuarzo
los movimientos giratorios, efecto que le confiere un pe- que se compone de sílice con muy pequeñas cantidades de
culiar dinamismo. agua y alúmina, y que se caracteriza por su extrema dure-
Las cerámicas de Tell Halaf, localidad próxima a las za. En Anatolia, en cambio, la piedra más preciada fue la
fuentes del Jabur, donde se encuentra el conocido yaci- obsidiana (Obsidianum vitrum), también utilizada en las
miento que fue excavado en 1911 por Oppenheim, ha pro- culturas balcánicas, que la importaban de las Cicladas,
porcionado la cerámica de mejor calidad de todo el Neo- sobte todo de la isla de Milo. Se utilizaron también toda
lítico del Oriente Próximo, tanto por la composición de su una serie de piedras duras susceptibles de pulimento, tales
arcilla como por sus formas: búcaros de cuello estrecho y como la diorita, la serpentina, la fibrolita y el jade.
vasos panzudos, de cuello caliciforme, con decoraciones de Las piezas fabricadas según el nuevo procedimiento,
tipo geométrico, en las que el color rojo y el negro son los una vez tallado el bloque en función de la forma de la he-
dominantes. rramienta que se quería obtener, pasaban por dos fases con-
En la Europa del Neolítico Antiguo, y hasta principios secutivas de elaboración. En la primera, la pieza era some-
del - V I milenio, destacan las cerámicas de Argissa y Ses- tida a un pulimento inicial, sobre un pulidor fijo, con la
klo, en Tesalia; Karanovo I , en Bulgaria; y la del tipo Star- ayuda de sustancias abrasivas eficaces, en especial la are-
cevo, que se extendió por toda Centroeuropa (Bulgaria, nisca. Después, su acabado y pulimentado final se obtenía
Yugoslavia, Rumania y sur de Ucrania). En fechas que os- por medio de la frotación de la pieza sobre arena húmeda,
cilan en torno al -4500 se sitúa la aparición de la llamada de grano fino. Las hachas y otras piezas así trabajadas se
cerámica cardial, por realizarse su decoración con impre- enmangaban en astiles de madera, en los que se fijaban
siones alineadas, producidas por medio de una concha ma- con cuerdas endurecidas con resina, o practicando perfo-
rina, el Cardium eduk. Posiblemente originaria de Molfet- raciones (por medio de taladros en forma de arco) tanto
ta (sur de Italia), se extendió por cabotaje en todo el en la madera como en la propia piedra para asegurar su
Mediterráneo, costas de Liguria, Provenza, sureste de Es- contundencia. Hachas pulimentadas, hoces de mangos de
paña, Portugal y Mauritania. Hacia el -4000, en el suro- hueso, algunos tan bonitos como el de Kébarah, en los que
este de Francia, fue sustituida por otra de características si- se incrustaban y fijaban, por medio de resinas, microlitos
milares, pero con impresiones efectuadas con la uña o de borde retocados; los bastones de cavar y las azadas fue-
punzón. Nacía así la llamada cerámica incisa o punzona- ron los instrumentos utilizados en los trabajos del campo,
da, que más tarde se utilizó como base para la aplicación de suerte que están ptesentes en todos los niveles de las
de una pasta blanca que rellenaba los dibujos incisos, ge- culturas neolíticas y aun calcolíticas.
neralmente geométricos, practicados en las paredes exte- Para la caza, en los niveles más antiguos, se utilizó como
riores de las vasijas. flecha la cuchilla de pedernal apuntada, que más tarde (ni-
En el Neolítico Medio, Dímini, la cultura tesalia que veles tahunienses) fue sustituida por la punta de aleta y
sustituyó a la de Sesklo, impuso una cerámica polícroma pedúnculo, ya frecuente en otras culturas desde el Paleo-
en la que predominaban los motivos ornamentales de lítico Superior. El uso del arco, conocido desde el Epipa-
tipo geométrico, avance de algunos de los que aún per- leolítico, está documentado gtáficamente en las pinturas
viven en el mundo griego, tales como las espirales, las cinegéticas y bélicas, que gozaron de una especial predi-
grecas y los meandros. Por la Europa central o danubia- lección en este período. Armas contundentes fueron tam-
na se extendió la cerámica de bandas, así llamada por su bién las mazas enmangadas, los largos cuchillos de sílex ta-
decoración encintada, realizada Tanto con trazos lineales llado y las hojas de puñales, de notable perfección, cuyos
como a punzón. Cerámicas como las de Róssen (Alema- puños solían ser de marfil o hueso, muchas veces tallados,

26 PREHISTORIA Y PRIMERAS CIVILIZACIONES


como sucede en los ejemplares de Catal Hüyük o del pe- Giza. Afortunadamente, algunos de ellos han superado el
ríodo predinástico del Antiguo Egipto. paso del tiempo en un buen estado de conservación, a
Durante el - V milenio, la azada batcánica se extendió pesar de las heridas recibidas, principalmente por los bus-
por toda Europa, y en el siguiente se propagó el modelo de cadores de tesotos. En algunas localidades aún conservan
hacha-martillo, resultado del cruce de diversas corrientes. su carácter mágico y siguen siendo el foco de atracción de
Los raspadores, cuchillos y utillaje de microlitos, de uso romerías y fiestas populares, por lo general relacionadas
diario, con características específicas de cada región, com- con los solsticios, y en particular con el del verano, en cuya
pletaban el instrumental Utico utilizado en este período. víspera arden las hogueras de San Juan.
La industria del hueso y de asta de ciervo mantuvo su Según los datos suministrados por el C-14, los megali-
auge, produciéndose gran cantidad de objetos de usos y for- tos más antiguos hicieron su aparición a mediados del
mas variadas, de carácter ornamental y de adorno perso- - V milenio, manteniéndose en uso a lo largo de los dos
nal. Estatuillas antropomorfas y zoomorfas, mangos de siguientes. Para algunos investigadores (escuela difusionis-
hoces y puñales, anzuelos, peines, agujas, botones, cuentas ta), el megalitismo es la muestra patente de una nueva re-
de collares, amuletos y colgantes, etc. Parte de esta ingen- ligión (Gordon Childe); para otros, la simple manifesta-
te producción ha llegado a nosotros en un aceptable esta- ción del culto a los muertos propia de los pueblos agrícolas
do de conservación. y ganaderos del Mediterráneo oriental (Martín Almagro).
Novedad destinada a convertirse en una actividad pri- Hay quienes ven sus orígenes en los tholoi minoicos, otros
mordial, dentro del proceso de desarrollo cultural de las al- los consideran originarios de Escandinavia o, incluso, de la
deas agrícolas, fue la aparición de la industria textil. La península Ibérica. Hoy se prefiere hablar de convergencia
presencia de hilos, ovillos, cotdeles, cuerdas, trabajos de de corrientes, aunque es evidente que su mayor desarrollo
nudo, redes y hasta tejidos, pone de manifiesto que, desde se produjo en la fachada atlántica europea.
finales del Neolítico Antiguo, se sabía ya pteparar el lino Las construcciones megalíticas, que se extienden desde
y la lana de oveja y de cabra. Por entonces hay que situar Andalucía a Dinamarca, parecen estar asociadas con cul-
también el uso de los más primitivos telares. turas eminentemente marítimas, en las que la alimenta-
ción principal se basaba en los productos del mar (A. Blan-
co Freijeiro). De modo que las célebres aüées couvertes de
Bretaña, las mamóos gallegas y las cuevas andaluzas son un
conjunto homogéneo de monumentos funerarios, en al-
E L C U L T O A LOS M U E R T O S . gunos casos con grandes cámaras sepulcrales (restos de
LOS I N I C I O S D E L M E G A L I T I S M O hasta 200 individuos), que hicieron su aparición en Euro-
pa cuando ya el Neolítico había alcanzado fases muy avan-
En los poblados neolíticos fue un hecho frecuente que zadas en su desarrollo. Según John M . Howell, estos gran-
enterraran a los muertos bajo los lechos en los que habían des sepulcros colectivos pudieton servir de núcleo de
dormido en vida. Tal es el caso de Jericó, Yarmo y Catal conexión dentro del tipo de habitat que él denomina de al-
Hüyük. Los cadáveres se depositaban directamente en las deas expandidas, es decir, de caseríos aislados, rodeados de
fosas practicadas en la tierra, tendidos o encogidos, en- sus respectivas tierras de labor. Esta clase de núcleos rura-
vueltos a veces en un lienzo, en una estera o en una piel les fue el sistema de explotación agrícola generalizada en
de animal. Sin embargo, poco a poco se fueron imponien- la Europa atlántica del Neolítico Medio y Reciente.
do las sepultutas colectivas, situadas en zonas alejadas de Los nombres con los que se ha denominado a estos mo-
las aldeas. En Biblos, en el - I V milenio, los cadáveres se numentos son de origen bretón, aun cuando no sean ex-
enterraban en grandes tinajas de cerámica común, y en Pa- clusivos de Bretaña. El megalitismo es un fenómeno di-
lestina los huesos se colocaban en vasijas en forma de casas fundido prácticamente por el mundo entero, excepto por
que luego se depositaban en hipogeos excavados en la roca. Australia. Sus zonas de mayor difusión son Francia, la
En Hassuna (Tigris medio) y Sialk (meseta irania) los mayor parte de Europa y Asia, en áreas en las que se apre-
muertos se introducían, como en Biblos, en ánforas cerá- cian determinadas variedades morfológicas y notables di-
micas de grandes dimensiones, cuyo primer destino debió ferencias cronológicas. Los megalitos más antiguos, los del
de ser el de recipientes de almacén. También hubo sepul- Cercano Oriente, se levantaron en el - I V milenio, al igual
turas individuales, rodeadas o cubiertas de losas, o señali- que los de la península Ibérica. En la India no aparecieron
zadas por túmulos de grandes piedras. Este tipo de ente- hasta el - I milenio, y en el Asia del Noreste, hasta los si-
rramiento se generalizó, sobre todo, en Centroeuropa glos III a. C. y v i l de nuestra era.
(Hungría). Por otro lado, la creencia en el más allá, cada El megalito más simple, el mennir (men = piedra; hir =
vez más firme, se tradujo en el incremento de lariquezade larga) es un monolito de gran tamaño, hincado en la tie-
las ofrendas y ajuares funerarios. Los difuntos eran ente- rra en posición vertical. La agrupación de varios menhires
rrados con sus mejores armas, adornos personales, herra- en hilera se denomina alineamiento. Dispuestos en círculo, Círculo principal del
mientas de trabajo, vasos con alimentos, etc. semicírculo o elipse, forman un cromlech (crum = curva; m o n u m e n t o megalítico de
Stonehenge, Wiltshire
El culto a los antepasados se inició con la práctica de lech • piedra). La forma y la altura de los menhires es muy ( G r a n Bretaña).
la conservación de los cráneos, que ya vimos tuvo una gran variable, y su función, muy controvertida. Se los ha aso- II m i l e n i o a. C .

importancia en Jericó. Los rasgos del difunto se modela-


ban en yeso sobre la calavera y se ajustaban dos conchas
de cauri a las cuencas vacías, para simular los ojos. Tam-
bién en Hacilar (Anatolia) aparecieron toda una serie de
cráneos alineados sobre piedras llanas, posiblemente ex-
puestos a la veneración de los vivos por tratarse de perso-
najes de gran prestigio o alta alcurnia. Todas estas inquie-
tudes de carácter funerario culminaron con la construcción
de grandes moles pétreas conocidas con el nombre de me-
galitos (mega = grande; líthos = piedra), cuyo origen y sig-
nificado son aún discutidos. Envueltos en un halo de le-
yendas de sabor popular, que se han conservado a través
de los siglos, son los primeros monumentos funerarios de
dimensiones colosales construidos por la mano del hom-
bre, en fecha muy anterior a la de las grandes pirámides de
las figuras representadas son de trazos esquemáticos y no
siempre fáciles de descifrar. Los agujeros que a veces pre-
sentan se han interpretado como huecos rituales, destina-
dos a obtener por frotamiento el fuego nuevo en el trans-
curso de algún tipo de ceremonias, como las que se
practican hoy en día coincidiendo con el inicio de la pri-
mavera.
Los cromlechs tuvieron asimismo una función de ca-
rácter religioso, cuyo último significado se nos escapa. En
ellos, la planta circular debía de ser una imposición cul-
tual, y el hecho de que generalmente presenten una en-
trada orientada hacia el sol naciente ha permitido suponer
que fueran santuarios de carácter asttal, e incluso inci-
pientes observatorios astronómicos desde los cuales sería
posible la fijación del calendario y el seguimiento del rotar
de las estaciones. De entre todos ellos, ninguno tan in-
D o l m e n d e la c u e v a d e la ciado con cultos solares, al comprobar que determinados quietante y sorprendente como el de Stonehenge (Wiltshi-
H e c h i c e r a , El Villar ( Á l a v a ) . alineamientos aparecen orientados hacia los equinoccios re, Inglaterra). Construido a mediados del - I I I milenio
o solsticios. Sólo en contadas ocasiones se han encontra- (aunque con posteriores remodelaciones en el - I I ) , se com-
do en su base huesos humanos, y de forma tan esporádica pone de varios anillos de piedras concéntricas que abrazan
y desigual que no permiten que se les atribuya un carácter un peculiar recinto-santuario en forma de herradura, for-
funerario. Muy abundantes en la Bretaña francesa, Gran mado por cinco monumentales trilitos. El análisis petro-
Bretaña, Irlanda y otras zonas europeas, no existen prácti- gráfico de las llamadas piedras azules del doble círculo in-
camente en la península Ibérica. terior demostró que procedían de las Prescelly Mountains
Los alineamientos de Carnac (Bretaña), dispuestos en de Pembrokeshire, situadas en el sur de Gales, a 220 kiló-
fila ininterrumpida a lo largo de cuatro kilómetros, com- metros del lugar. El largo recorrido que hicieron en su día
ponen el más importante conjunto megalítico conservado da idea, por sí solo, del esfuerzo realizado en este tipo de
(2.934 menhires). Algunas de estas piedras-obelisco o es- construcciones y la fuerza espiritual que tuvo que animar
telas de culto, tal vez representación de la divinidad, lle- a sus artífices, capaces de conseguir el traslado de tan pe-
garon a alcanzar alturas colosales. Así, el menhir de Mané sados materiales, pot el sistema de tracción humana, desde
el Groan, de Locmariaquer (Morbihan), medía, antes de distancias que a simple vista parecen insuperables, te-
romperse y caer al suelo, 23,50 metros de altura, y llegó a niendo en cuenta los tecursos técnicos disponibles.
Menhir de Champ-Dolent.
pesar 300 toneladas. El menhir más alto aún en pie es el de De la función funeraria del chimen {dol = mesa; men =
A l t u r a , 9 , 5 m.
III-IV m i l e n i o a. C .
Plouarzel, que mide 12 metros. También se conservan es- piedra) no existe, en cambio, la menor duda. Fue una
D o l de Bretagne, Francia. tatuas menhires, como las de los Maurels (Francia), en que construcción destinada a enterramientos colectivos y de
inhumación. Se compone de varias piedras informes y de
gran tamaño, dispuestas vetticalmente, formando una
planta poligonal, sobre las cuales descansa otra gran pie-
dra colocada horizontalmente. Por lo general, el conjunto
solía recubrirse con un túmulo de tierra, lo que originaba
una cueva artificial. Las dimensiones son muy variables, lo
mismo que su tipología. Sin embargo, por la configuración
de su planta se suelen agrupar del siguiente modo:

a) D O L M E N S E N C I L L O : ES el que responde a la descripción


que acabamos de hacer. La planta puede set cuadran-
gular o rectangular. Aparece abierto pot uno de sus
lados para permitir el acceso al interior de la cámara.
b) S E P U L C R O D E C O R R E D O R : Se compone de una cáma-
ra de planta circular, poligonal o cuadrada, y de un
corredor de acceso.
c) S E P U L C R O S D E G A L E R Í A : Son aquellos en los que la
cámara y el corredor forman una única unidad, sin el
menor indicio de separación entre ellos.
d) D O L M E N B A J O T Ú M U L O : ES aquel que aparece recu-
bierto por un gran montículo de tierra, de suerte que
cumple la función de una cueva artificial.
e) C l S T A M E G A L Í T I C A : Es el dolmen simple de reduci-
das dimensiones.

Los auténticos dólmenes están construidos con grandes


losas de piedras verticales (ortostatos), aunque también los
hay construidos con piedras más manejables, propias de los
aparejos de mampuesto. Las techumbres pueden ser planas,
formadas por una, dos o más losas, sostenidas a veces por pi-
lares. También suelen adoptat la forma de la mal llamada
falsa cúpula o en saledizo, es decir, la aparejada mediante la
aproximación de hiladas horizontales de piedra o manipos-
tería, y rematada por una losa a modo de clave. Los sepul-
cros de galería o de corredor son, por lo general, muy irre-
gulares y de anchura y longitud muy diversas. Algunas de las
cubiertas presentan agujeros de un tamaño tal, que imposi-

i
bilitan el paso de un cuerpo humano, pero permiten, en
cambio, la introducción de ofrendas. Conocidos con el sig-
nificativo nombre de «fosos del alma», se ha pensado que
tal vez su función no fuese otra que la de asegurar al espíri-
tu de los difuntos su contacto con el mundo exterior.
En Europa, la cultura dolménica se concentra en las
áreas meridionales y occidentales. En el Cáucaso, los dól-
menes son muy numerosos. También se encuentran en
buen número en Dinamarca y Suecia. En Alemania se re-
parten por la zona Oeste, agrupándose principalmente en
las cercanas a Zwickau. Desde Hannover, se extienden
por el este de Holanda, mientras que en Bélgica son muy
escasos. Tampoco en Italia son abundantes, aunque dejan
sentir su presencia en tierras del mediodía y en las islas
de Córcega, Cerdeña, Malta y Gozo. En Francia se ha-
llan repartidos por todo el país, aunque la zona de mayor
concentración se encuentra en la línea que va desde el
oeste de Normandía a las bocas del Ródano. En Gran
Bretaña se extienden asimismo de Norte a Sur por toda
la isla. Del megalitismo de la península Ibérica se trata-
rá en el siguiente apartado.

E L NEOLÍTICO E N LA PENÍNSULA
IBÉRICA
El proceso de neolitización de la península Ibérica fue
lento, de tal forma que, en torno al año -4000 sus habi-
tantes aún utilizaban las cuevas como vivienda y como
lugat de enterramiento (cuevas de Nerja, en Málaga; de morfos de modestas dimensiones. Dólmenes, en cambio, Dolmen de San Vicente

los Murciélagos, en Córdoba; de la Sarsa, en Bocairente, se encuentran repartidos por varios puntos del territorio d e Alcántara (Badajoz),

en Valencia). Sin embargo, a partir de esa fecha se gene- hispano.


ralizaron las aldeas al aire libre, que hay que suponer de ca- El megalitismo peninsular sigue planteando numero-
racterísticas semejantes a las del área mediterránea. De sos problemas. El tema ha sido estudiado a fondo por
tales asentamientos apenas si se tienen vestigios; sirvan, Martins Sarmentó, por el matrimonio Leisner, Pericot,
no obstante, de ejemplo los localizados en Casa de Lara y Moraú, Arribas Palau, Almagro, Glyn Daniel, etc., tanto
El Arenal de la Virgen (Villena), correspondientes a los en sus aspectos generales como regionales, ya que dól-
niveles más antiguos. menes se encuentran prácticamente en todas las tegio-
Restos de aldeas neolíticas posteriores se han descu- nes, a excepción del Levante y algunos puntos de Casti-
bierto en varios puntos de la Península, sin que hasta el lla y de Aragón. En Andalucía, como luego veremos, se
ptesente se hayan podido conocer de modo preciso sus es- localizan los más representativos, aunque corresponden
tructuras y el tipo de las viviendas. Los datos más concre- a una fase cultutal más avanzada (Eneolítico). En tierras
tos los han proporcionado los yacimientos de El Garcel y lusas, los dólmenes más interesantes se sitúan entre el
Tres Cabezos, en la provincia de Almería. Las excavacio- Tajo y el Algarve.
nes realizadas en ellos han permitido recomponer la dis- El monumento megalítico más antiguo de la península
posición de las chozas, hechas con estacas de madera y ro- Ibérica es el de Orea dos Castenairos (-3800 al -3400). Le
deadas de muros defensivos. Tanto el poblado de El Garcel siguen los de Carapito I , en la sierra de la Estrella, en la
como el de Cantarranas (Madrid) se han fechado en una Beira Alta portuguesa (-3700) y la cámara occidental de
facies cultural correspondiente a los comienzos de la me- Praia das Macas, en el municipio de Sintra (-3700). En este
talurgia del cobre. dolmen se distinguen dos fases de construcción: una pri-
mera, a la que pertenece la cámara pequeña del sector oc-
cidental, con su correspondiente antecámara, y la segunda,
LOS M O N U M E N T O S MEGALÍTICOS de fecha muy posterior, en la que se le añadió la estancia
PENINSULARES transversal, la gran sala circular y el corredor de acceso. En
Galicia, el más célebre de todos es el de Dombate, sito en
Se considera cuna de la arquitectura dolménica a la la localidad coruñesa de Bayo; en Álava, el de Arrízala y el
zona portuguesa situada al norte del Tajo (Beiras y Tras-os- de Laguardia, etc. En la Meseta, restos de dólmenes se han
Montes). Según la vieja teoría de Bosch Gimpera, en la encontrado en la provincia de Guadalajara (Portillo de las
actualidad revalorizada, la cultura megalítica se extendió Cortes, Garbajosa), en la de Toledo (Azután) e, incluso, en
por zonas donde no existían cuevas naturales y abundaban, la de Madrid (Entretérminos, en Alpedrete), etc.
en cambio, las rocas cristalinas (cuarcitas y granitos) y las Cuestión por resolver es la secuencia cronológica y ti-
pizarras. En el caso del occidente peninsular, habría que pológica de los dólmenes hispanos. Aún queda por diluci-
suponer, en virtud de esta hipótesis, que las poblaciones dar si en la Península hizo primero su aparición el de falsa
neolíticas que alcanzaron la zona del Tajo, no pudiendo cúpula, origen en sus variantes degenerativas del dolmen
prescindir de sus viejos hábitos cavernícolas a la hora de simple, o si, pot el contrario, como parece lo más proba-
enterrar a sus muertos, a falta de cuevas naturales decidie- ble, el proceso fue el inverso. Es decir, que las primeras
ron construirlas de modo artificial. En nuestro suelo no hay construcciones dolménicas fueron las de tipo más simple,
huellas aparentes de cromlechs, ni de alineamientos. Men- evolucionando con el tiempo hacia formas más complejas,
hires sólo se encuentran en Cataluña y en Portugal. En Ex- incluidas las cupuliformes, tal vez consecuencia de nuevas
tremadura aparecen aislados algunos obeliscos antropo- aportaciones culturales mediterráneas.

PREHISTORIA Y PROTOHISTORIA
Pinturas rupestres Restos de la misma se han encontrado en Granada (cueva
e s q u e m á t i c a s d e la c u e v a
d e los Letreros
de la Carigüela, en Pinar), en Córdoba (cueva de los Mur-
Vélez-Blanco (Almería). ciélagos, en Zuheros) y en Almería (cueva de Ambrosio,
E d a d del B r o n c e . en Vélez Blanco). En la zona levantina, en la provincia
de Castellón de la Plana (cuevas de Petrolí y de la Selda),
en la de Valencia (cueva de la Sarsa, en Bocairente), en
la de Alicante (cova de l'Or, en Beniarrés), en la de Bar-
celona (cueva de Montserrat) y, próximas a la costa cata-
lana, también son varias las que han proporcionado cerá-
mica cardial (San Quirze de Gallineros, cueva Bonica, El
Payne, etc.).
La cerámica incisa, ya en el - I V milenio, supone un
avance técnico y formal. Aumentan los repertorios tipoló-
gicos, y los motivos decorativos más ricos y evolucionados
recuerdan a los modelos producidos en varios puntos del
área mediterránea (Malta, Chipte, norte de África, etc.).
La técnica de la incisión con punzón se combinaba, a
veces, con la aplicación de condones en relieve. La super-
ficie de los recipientes se solía tratar con un baño de alma-
gra (óxido rojo de hierro, arcilloso), y después se bruñía.
Sus áreas de difusión vienen a ser las mismas que las de la
cerámica anterior. Vestigios de esta variedad se han en-
contrado en las cuevas de la cordillera malagueña (cuevas
de Nerja), prolongándose por las provincias de Granada
(cueva de la Carigüela, en Pinar) y Córdoba (cueva de los
Murciélagos, en Zuheros). En otras, localizadas en torno al
estuario del Tajo, se han hallado abundantes restos.

LOS COMIENZOS DE LA P I N T U R A M A G I A Y R E L I G I Ó N : LOS ÍDOLOS


ESQUEMÁTICA FUNERARIOS

La evolución de la pintura, desde las formas naturalis- En este período se observa la presencia, aun en los más
tas del Paleolítico Superior hasta las estilizadas, reducidas modestos ajuares, de los primeros ídolos de carácter mági-
casi a simples esquemas geométricos, fue muy lenta. El arte co-funerario. Hechos por lo general de pizarra, son de for-
esquemático se inició ya en el período Aziliense (cantos mas muy simples y esquemáticas, y su decoración se redu-
polictornados) y alcanzó su apogeo durante el Neolítico y ce a sencillas incisiones, semejantes a las que aparecen en
Eneolítico (-6000 a -2000), perviviendo, incluso, en eta- los repertorios cerámicos. En su mayoría proceden de los
pas posteriores. dólmenes portugueses más antiguos, donde se hallaron,
En la Península se encuentran en abrigos o rocas al aire junto con puntas de flecha de formas variadas, cuentas de
libre. Son de color rojo ocre y de tamaño más bien peque- collar y alfileres de hueso. La aparición de estos ídolos
ño. Tanto las figuras humanas como las zoomorfas se ven pone de manifiesto que el guerrero y cazador del Neolíti-
reducidas a simples trazos geométricos, a veces de difícil co no sólo iniciaba su viaje al más allá acompañado de sus
interpretación. También aparecen signos puramente objetos personales y de uso (tobilleras, brazaletes, colgan-
decorativos: círculos, zigzags, ondas, peines, estrellas, so- tes, etc.), sino que también se proveía de un amuleto capaz
les, etc. Tal vez haya que suponer que estas pinturas estaban de servirle de salvoconducto y garantía de feliz término en
relacionadas con el culto a los muertos y que sus represen- su viaje al más allá.
taciones tenían un nuevo valor simbólico y abstracto, cuyo
último sentido se nos escapa.
Uno de los focos más interesantes de este tipo de pin-
turas se halla al norte del Tajo, en la sierra de Francia (Las
Batuecas), y se prolonga hasta alcanzar el Guadiana, donde
se encuentran las estaciones de Almadén y Badajoz. Im-
portantes son, sobre todo, las pinturas de Sierra Morena
(Aldeaquemada, Despeñaperros, Riofrío, Fuencaliente y
Horcajo). En la Baja Andalucía destacan las de la provin-
cia de Cádiz (Laguna de la Janda), y en Andalucía orien-
tal, las de Jaén y Almería (Vélez-Blanco), que enlazan con
las de Albacete (Minateda).

LA CERAMICA

La cerámica neolítica, por la técnica empleada en su de-


coración, responde principalmente a dos tipos: 1) cerámica
candial o impresa; 2) cerámica incisa. En la primera variedad,
los motivos ornamentales se trazaban, antes de la cocción,
con una concha marina, el Cardium eduk. En la segunda, por
C e r á m i c a neolítica c o n medio de incisiones continuas, hechas a punta de punzón.
decoración de cuerdas o
protuberancias, procedente
La cerámica candial (-5500), más antigua que la inci-
d e B a l m a d e l Segre (Lleida) sa, se encuentra en las zonas del Mediodía y Levante,
Solsona, M u s e o Diocesano. siendo en esta última donde alcanzó una mayor difusión.

30 PREHISTORIA Y PRIMERAS CIVILIZACIONES

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